Evangelio y vida - cuadernos bimestrales - septiembre - octubre - 2012

Comentarios a los evangelios de
septiembre ~ octubre • 2012,
escritos por el pbro. leonés Juan de Sil
México D.F.
Evangelio y Vida
evangelio y vida 25/6/12 18:05 Página 1

Evangelio y Vida
Cuadernos bimestrales
con reflexiones sobre el evangelio de cada día
Dirección: Honorio López Alfonso, cm
Avenida San Fernando 154
14000 Tlalpan, D .F.
Diseño: Miguel Ángel Díaz Lagunas
Administración y contacto para suscriptores,
dirigirse a:
Catalina Ramos Rodríguez (Caty)
Calle del 57 Nº 30, Col. Centro
Deleg. Cuauhtémoc
06010- México, D.F.
Teléfono: (0155) 55 12 62 20
Depósito de donaciones en:
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N° de Cuenta: 7 9 6 8 2 1 3
a nombre de: Jaime Reyes M.
Para comentarios por correo electrónico
avalsagua@yahoo.com.mx

Un saludo y una súplica
Saludo con gratitud y muy cordialmente a las lectoras
y lectores de Evangelio yVida. Por diversas circunstancias,
la publicación de estos cuadernos se durmió, y queremos
despertarla y reiniciarla. No sin dar las gracias, antes,
por sus labores y esfuerzos, a su anterior responsable, el
P. Jaime Reyes, C.M. Igualmente doy las gracias a los
muchos que echaban en falta los comentarios y
reflexiones de Evangelio y Vida, y tuvieron paciencia en
su espera.
Como podrán advertir, el formato ha cambiado y
crecido, los interiores van a dos colores, las páginas
aumentan a 68 y el diseño es distinto. Son sólo algunas
mejoras de las que se merecen los fieles lectores y lectoras
de estos cuadernos. Me alegraré, si estos cambios son de
su agrado. Y quedo a su disposición para recibir las
iniciativas y evaluaciones que usted quiera enviarme,
bien sea por medio de la Administración –cuya dirección
está en este número– o bien por medio del correo
avalsagua@yahoo.com.mx
Evangelio y Vida es una ayuda a la lectura del
evangelio de la misa de cada día, es un medio de
evangelización y es, y ojalá lo logre, una animación para
3
Juntos
podemos
extender el
fuego del
Evangelio

la oración diaria de sus lectoras y lectores. El Señor Jesús
nos sigue mostrando su amor y su palabra desde las
lecturas bíblicas. O, mejor, él se nos muestra en ellas.
Desde ellas nos bendice y nos reta y nos invita. Y la
Palabra y las heridas de los pobres son dos fuentes
seguras y complementarias para meternos en el
seguimiento.
Dado lo anterior, seguramente que no les extrañará, a
las queridas lectoras y distinguidos lectores, mi súplica
de hoy. ¿Puede usted promover la lectura de Evangelio
y Vida? ¿Quiere ayudar a que otras muchas personas
conozcan y deseen usar estos cuadernos y beneficiarse de
ellos? ¿Se compromete a utilizar estos comentarios de
Evangelio y Vida como un medio de evangelización
entre sus grupos, comunidades, parroquias o familias?
Ellos se lo agradecerán y yo, de todo corazón, les doy
también las gracias. Y, mucho más importante, con
seguridad el Señor Jesús bendecirá su esfuerzo y su vida.
Gracias.
P. Honorio López Alfonso, cm.
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La ayuda de Esteban Langton
No sé si a usted le sucede, pero de ordinario, cuando
llego a un lugar, no me acuerdo de preguntarme quién hizo
el camino por el que he llegado. Sin embargo, alguien sudó
para dejarlo hecho. Hay mucha gente –viva o muerta– a la
que le debemos favores, aunque no lo sepamos o nos
olvidemos de ellos.
En estos cuadernos de Evangelio y Vida, los comentarios
de cada día van encabezados por las lecturas de la misa. Es
del todo ayudador y recomendable que, antes de leer las
reflexiones, leamos esos pasajes, en especial el del evangelio.
Por ejemplo, el primer día de septiembre
de este año, va precedido de estas citas:
1 Cor 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30. Es
decir, primera Carta a los Corintios,
capítulo 1, versículos del 26 al 31 y
evangelio según san Mateo, capítulo
25, versículos del 14 al 30.
Originalmente, el texto de los libros
de la Biblia venía escrito todo seguido
y sin ninguna división. ¿Quién dividió
los libros en capítulos y los capítulos en
versículos? Si usted va a la capital de
Francia, puede llegarse a la Calle
Richelieu 58, entrar al edificio de la
Biblioteca Nacional de París y pedir
–con el número 14417– la Biblia que
utilizaba Esteban Langton (1150 a 1228).
En ella encontrará las anotaciones
hechas por este cardenal inglés en su trabajo de dividir, por
primera vez, los libros de la Biblia en capítulos. Esta tarea la
realizó en sus años de destierro en París. Esteban Langton
había sido elegido y confirmado por Inocencio III como
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arzobispo de Canterbury, pero al rey inglés del tiempo,
Juan sin Tierra, le pareció demasiado independiente y no
comprable, y le impidió, bajo graves amenazas, la entrada a
Inglaterra. Gracias a este destierro le debemos a Esteban
Langton la división de los libros bíblicos en capítulos.
Cuando citamos hoy un capítulo o lo buscamos para leerlo,
estamos utilizando su ayuda y su trabajo para hacerlo.
También le debemos la secuencia de Pentecostés “Veni,
Sante Spiritus”, “Ven, Espiritu Santo...Ven ya, padre de los
pobres... fuente de todo consuelo... mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro…”. Más tarde, siendo ya reconocido
como Primado católico de Inglaterra, lideró a los barones
para hacer firmar, a Juan sin Tierra, la Carta Magna de las
libertades inglesas, una de las raíces de la democracia
moderna.
¿Cómo llegamos a los versículos? La división en capítulos
la hizo hacia el año de 1214. Tres siglos después, hacia el
1527, el inventor de la división de los capítulos en versículos
fue el fraile dominico Santes Pagnini (1470–1541). Además,
compuso un gran diccionario de hebreo, fue profesor de
lenguas orientales y siempre, un celoso proclamador de la fe
católica. Santes Pagnini murió antes de completar su
invención a toda la Biblia. Su obra fue continuada, con
acierto, por el gran biblista y editor protestante Robert
Etienne, hacia 1555. Y, gracias a estos personajes y a su
trabajo, hoy seguimos usando lo que ellos nos trasmitieron.
Cuando buscamos y leemos 1 Cor 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30,
somos deudores de estos personajes. Además, estas formas
de división pasaron luego a otros libros famosos de la
literatura universal.
Alfonso Valsagua, cm
Nota: Estos y otros datos y pormenores, los puede usted encontrar en el folleto:
La Biblia, libro de los católicos, de la colección Misión XXI.
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Lecturas: 1 Cor 1, 26-31; Sal 32; Mt 25, 14-30
“Tuve miedo y escondí en tierra tus dones”
Jesús de Nazaret hablaba a la multitud y les contó
esta parábola: Sucede con el Reino de Dios lo mismo
que en la historia de los tres parroquianos que
recibieron diversas capacidades. El primero y el segundo,
sin importarles el qué dirán los demás, las emplearon en
hermosos compromisos con sus comunidades. El tercero,
por miedo al fracaso o a ser criticado, nunca se comprometió
en nada, y se quedó en “católico” pasivo y apagado. O en
miembro de una familia en la que
vive como si fuera huésped de hotel.
Cuando lo invitaban a participar
en algún servicio en favor de los demás, siempre se
excusaba con inventadas razones. Él, sin embargo, sabía
que eran falsas, y que todas sus excusas eran producto
de sus miedos. (El miedo es un mastín que, cuando más
lo dejamos, más territorio invade y amenaza. Es el
heraldo de la flojera, de los complejos y la muerte).
Y este último parroquiano, por miedo, hizo un hoyo y
enterró sus dones. El Señor lo llama, en la parábola,
“malo y perezoso”, holgazán irresponsable. Con su
miedo, se había inventado un falso dios y había
falsificado su propia vida. A los dos primeros les dice:
“Siervo bueno y fiel, fuiste de fiar en lo poco, te confiaré
lo mucho, ¡entra en el gozo de tu Señor!”. El flojo, en
cambio, fue expulsado “a las tinieblas exteriores”. La
diferencia no está en si tienes más inteligencia o más
salud que yo; está en cómo y para qué empleamos la
que tenemos.
¿Qué hacemos nosotros con los dones recibidos?
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1 septiembre
sábado 2012

Deut 4, 1-2, 6-8; Sal 14; Sant 1, 17-18. 21-27; Mc 7, 1-8, 14-15. 21-23
“Lo que sale del hombre,eso es lo que contamina al hombre”
No son la moronga y el smog ambiental los que intoxican
el alma; son las malas intenciones e ideas y los malos
deseos y su prole y retahíla de perniciosas acciones. No
son los zapatos los que te llevan por malos caminos, sino
los pies que los calzan y el corazón que los dirige. El
remedio no lo consiguen las prohibiciones. De nada
sirve cambiar de sombrero, si no cambiamos la cabeza.
En el evangelio de hoy, Jesús llama perversidades a
“a los malos razonamientos, las inmoralidades sexuales, los
robos, asesinatos, adulterios, avaricias, obscenidades, engaño,
libertinaje, envidia, maledicencia, arrogancia, insensatez”.
Y nos asegura que todo eso contamina a las personas.
La sociedad del consumo y el espectáculo, en la que
vives, a todas estas formas de egoísmo las llama proeza,
valentía, estar al día, libertad, progreso… Quiere,
además, que nos las colguemos las exhibamos como
prestigiosas condecoraciones.
Decía el bien humorado Chesterton que “la única
herejía imperdonable en nuestro tiempo es la ortodoxia”. La
ortodoxia verdadera está en aprender a pensar y actuar
como Jesucristo. Y, con él, llamar mal al mal y al bien,
bien. En nuestra propia persona y vida; también fuera
de ella. La “ortodoxia” de las telehistorias y las modas
es la contraria. Te venden una víbora disfrazada de
bufanda. Pero no hay lobos vegetarianos, ¿o sí?
Limpia y renueva, Señor, mi corazón, y no dejes que la
propaganda me engañe con sus seducciones y disfraces.
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2 • septiembre • domingo • 2012

I Cor 2, 1-5; Sal 118; Lc 4, 16-30
“Me ha ungido para anunciar a los pobres la buena noticia”
Nos inventamos mil excusas y acomodos para cambiar la
misión de Jesús y no continuarla. Él nos dijo: “Como el
Padre me envió, así los envío a ustedes”. Y proclamó, ante
sus vecinos de Nazaret, que él vino para dar la buena noticia
a los pobres. No para justificar a los esclavizadores, sino
para librar a los cautivos; no para propagar la ceguera
y sus disfraces, sino para dar la vista a los ciegos; no
para aplaudir a los opresores, sino para liberar a los
oprimidos. “Y para anunciar el año de gracia del Señor”.
Los vecinos de Nazaret oyeron de Jesús
este hermoso anuncio, y se enojaron, y
lo echaron fuera del pueblo. Su mezquino patrioterismo
no soportaba que Jesús recordara a extranjeros y paganos,
–la viuda de Sarepta y Naamán el sirio–, como favorecidos
de Dios. Y, sobre todo, no le perdonaban que suprimiera
de su anuncio “el desquite” del Señor, tal como aparecía
en el profeta. Pero éste es el origen de la Buena Noticia:
que Dios no es desquite ni venganza, y que es compasión y
amor universal; que no se parece a los poderosos y expertos
de este mundo –que humillan y oprimen a los pobres–, sino
que Dios los ama de modo primero y especial.
Y todas las malas noticias del mundo contra los pobres,
nunca podrán apagar ésta: Jesús vino a darles y a ser la
buena Noticia del amor de Dios para ellos. Y, en adelante,
para seguir a Jesús, es preciso ser, con él, buena Noticia para
los pobres. Y que no se puede usar la fe para justificar las
injusticias de los sistemas, sino para cambiarlos en su favor.
La gloria de Dios y los derechos de Dios florecen allí donde los
pobres tienen vida y son reconocidos.
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4 • septiembre • martes • 2012
1 Cor 2, 10-16; Sal 144; Lc 4, 31-37
“Cállate y sal de él.Y el demonio salió de él sin dañarlo”
Thomas Jefferson fue el tercer presidente de Estados Unidos.
Fue además fundador del Partido demócrata y dueño de un buen
número de esclavos.Hacia el 1820,seis años antes de su muerte,se
empeñó en una tarea“ejemplar”. Abrió los evangelios, agarró unas
tijeras y se puso a cortar y pegar.Seleccionaba las perlas y tiraba al
suelo los cascajos. Separaba las palabras inaceptables de Jesús de
lo que Jesús habría dicho, sin duda alguna, si hubiera querido ser
citado o bien visto por el propio Jefferson y sus teístas,humanistas
y modernos amigos. Era Jefferson quien tenía autoridad sobre la
Escritura;él era el juez y el evangelio era el juzgado por Jefferson.
Entreloscascajosyescombros,¿cómonotiraralosdemonios
quesalenenlosevangelios?¿Cómocreerhoyqueexisteeldiablo?
Jesús se dejaría llevar,opinaba,del sentir común de su tiempo y
confundió le epilepsia, por ejemplo, con la posesión diabólica.
¿Será así y en todos los casos? Aunque, además, ¿quién ha
demostrado que un epiléptico no pude ser sujeto de posesión?
El Jesús que rompió no sólo la opinión mayoritaria, sino la
Ley, el que tocó al leproso, el que llamó a su seguimiento “por
ciudades y aldeas” a las mujeres y rompió los esquemas
machistas, el que “descuidó” el sagrado sábado, el que levantó
un largo proceso sobre las falsas imágenes de Dios propias de la
opinión de su tiempo… ¿Este Jesús, que rompió con la
mentalidad de su tiempo, éste se acomodaría, en cambio, a
hablar de los demonios como los demás, aunque no existieran
los demonios? ¿Será así porque lo digan las tijeras de algún
actual Jefferson o de alguno de sus apresurados alevines?
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5 • septiembre • miércoles • 2012
1 Cor 3, 1-9; Sal 32; Lc 4, 38-44
“La gente lo buscaba,y querían retenerlo”
Jesús, en Cafarnaún, curaba, oraba, evangelizaba…
Así nos lo dice el evangelio de hoy. A la suegra de Pedro
la levantó de su fiebre; ponía sus manos sobre otros
enfermos y éstos quedaban restablecidos; a otros más
los liberaba de los malos espíritus. Pero, Jesús no se
olvidaba, en medio de su actividad compasiva, de
buscar un tiempo especial para dialogar su vida y
misión con su Abbá Dios. Y luego anunciaba la buena
noticia; una vez re-incendiado en el amor del Padre, lo
derramaba sobre las muchedumbres.Y éstas lo querían
retener para sí, nombrarlo hijo predilecto del pueblo,
poder decir “es sólo nuestro”…
Gracias, Señor Jesús, por ser libre y no dejarte
enjaular en aquella población de la costa del lago;
gracias por ser universal y no permitir que nadie te
atrapara sólo para sí; gracias porque quisiste ir a otras
poblaciones que también necesitaban tu evangelio;
gracias por no ser un hombre domesticable ni
manipulable; gracias porque eres siempre una sorpresa;
porque no eres un sistema doctrinal, sino Alguien que
nos pide un encuentro, un encuentro para saberte y
sabernos, en el que nos curas y nos retas con tu vida y
tu anuncio. Y, desde ese encuentro, también nos dices:
Hay otras poblaciones, otras personas, muchedumbres
empobrecidas que necesitan la Buena Noticia, y el
amor, el pan y la justicia. Danos, Señor, que nos
metamos en tu misma misión.
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6 • septiembre • jueves • 2012
1 Cor 3, 18-23; Sal 23; Lc 5, 1-11
“Rema mar adentro,y echen sus redes para pescar”
Galilea, orilla del lago de Genesaret. Las cabezas de
la multitud parecen apretujadas uvas de un solo racimo.
Todos están pendientes de Jesús. Éste, para abrir el
espacio, se sube a una barca. Había dos, pero se subió a
la de Pedro, y desde ella enseñaba a la multitud.
¿Cómo era la barca de Pedro? No, desde luego, como
el Titanic, ni llena de lujos para un club selecto de
vacacionistas. Pobre y sencilla y al servicio de la pesca;
así era.Y Jesús no se sentó a enseñar desde otra barca,
sino desde la artesanal barca de Pedro.
Y, desde esta misma barca sigue enseñando y dando
vida nueva año tras año y siglo tras siglo. Desde la
católica iglesia o barca de Pedro. Si la miras desde
fuera, te puede llamar la atención su frágil arboladura
o algunas de sus tablas casi carcomidas. Tiene rincones
salpicados y sucios y, vista desde la costa, aparece
pequeña y débil para surcar las revueltas olas. Pero,
desde dentro, su espacio es ilimitado. Y en ella, está su
Señor Jesucristo, y la empuja el viento de su Espíritu.
Pasa muchas y duras tormentas, pero no sabe naufragar.
Y el Señor les dice a quienes van en ella: no tengan
miedo, remen mar adentro y echen las redes…
No recibí a Jesucristo del Estado, ni de la universidad,
ni del sindicato, ni de la psicología o la química; me lo
dio y me lo sigue dando esta madre-barca, esta Iglesia
que lleva ya más de veinte siglos trasportado gente
hacia la salvación. Y, a pesar de tantas persecuciones y
de tantos pecadores en su interior, el mal no puede con
ella. ¡Gracias, Señor, por esta barca donde acoges acoge a
los pecadores para salvarlos!
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7 • septiembre • viernes • 2012
1 Cor 4, 1-5; Sal 36; Lc 5, 33-39
Las leyes, los ayunos, los sistemas, los ritos… y sus
guardianes. Está bien, a veces necesitamos andaderas.
El problema surge cuando las convertimos en ídolos. Se
inventaron para ayudarnos a caminar, no para detenernos
a hacerles reverencias. Y cuando ya no son ayuda para
el camino, ¿hay algo más saludable que dejarlas?
La vida cristiana es un encuentro con Jesucristo, no
un sistema. Podemos ayunar para pedirlo y fortalecerlo
o, si lo hemos perdido, para reencontrarlo. El encuentro
también se verifica en la persona de los pobres; por eso
existe un ayuno muy saludable para que ellos puedan
comer. Además, y a veces, es muy útil el ayuno como
manifiesto público para denunciar el hambre y la injusticia
que sufren los empobrecidos por los sistemas.
Ayunar sin motivos y sólo
porque hoy toca, no ayuda al
encuentro.Es ritualismo vacío.No ayunar porque estamos
en el siglo XXI, es ser más escasos y superficiales que la
espuma. Es otra forma de ritualismo a la moda. Ayunar
cuando el corazón está de fiesta porque hay boda, sería
como sacarse un ojo porque el paisaje es sumamente
hermoso. “Cuando les haya sido quitado el novio…”,
dice Jesús,cuando lo hayan perdido por su culpa,entonces
ayunen. Cuando nuestra vida cristiana sea superficial,
vacía, llena de leyes y de ritos, cuando hayamos perdido
a Jesucristo… entonces hemos de ayunar. Cuando los
pobres para su comida necesiten de nuestro ayuno,
también entonces habríamos de ayunar. Y, sobre todo,
hemos de ayunar todos los días de comer prójimo. Éste
es ayuno saludable.
Dame, Señor, festejar contigo, y ayunar, si te he perdido.
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“Cuando les sea quitado el
novio,entonces ayunarán”

Rom 8, 28-30; Sal 12; Mt 1, 18-23
“Canten hoy, pues nacéis vos, / los ángeles, gran Señora,/ y
ensáyense, desde ahora, /para cuando nazca Dios”.
Alégrate, corazón, hoy celebramos la Natividad de la
Virgen María. Ya se ha asomado el alba y tenemos con
nosotros la prenda y anuncio de la venida del sol. “La
sombra se retira ente la llegada de la luz y la gracia
sustituye a la letra de la Ley”. (S. Andrés de Creta).
Si todo lo relativo a Jesucristo nos interesa, ¿cómo
no nos va a interesar aquella que lo dio a luz?
Hoy festejamos su natalicio. Una niña se nos ha
dado. Dios la modeló según la imagen
de su Hijo. Y, como buen arquitecto,
no ha permitido que el enemigo entrara en esta
morada. Déjenla que crezca ante Dios y entre los
suyos, y pronto dará un Sí tan asombroso que la
Palabra se hará carne de su carne. Y ella le dará
cobijo, código genético, amor, alimento y habla. Y
dará vida al que es nuestra Vida y le enseñará a
andar al que es nuestro Camino. ¿Cómo nos va a
extrañar que la Iglesia fuera introduciendo esta fiesta
entre las alegres fiestas de su calendario? Pocos años
después del Concilio de Éfeso, la iniciaron los cristianos
de Siria y, en pocos siglos, se propagó a la mayoría de las
comunidades. Y nosotros hoy alabamos a Dios como
aquellos antiguos cristianos y le damos gracias por
ofrecernos a la Virgen María y, sobre todo, por Aquél
que por ella vino a traernos redención y vida nueva, y
que nos la dio como madre.
¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros!
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Is 35, 4-7; Sal 145; Sant 2,1-5; Mc 7, 31-37
“Se le abrieron los oídos y se le soltó la traba de la lengua”
¡Mira, Señor, cuántos somos sordos y mudos, cuántos
tenemos nublado el nervio auditivo para escucharte y coja
la lengua para testimoniarte! Tú alejaste al sordomudo
de la multitud para curarlo. Lo alejaste de la presión de
los demás para que pudiera escuchar, y lo apartaste del
qué-dirán para que pudiera hablar.Y así, una vez curado
del contagio de los demás, ya podría servirlos.Y podría
escuchar sus necesidades y compartir una palabra
distinta y ayudadora. Así lo hizo también tu servidor
Federico Ozanam, cuya fiesta celebramos hoy.
Tú sabes, Señor, cómo somos de frágiles, cómo nos
influye la opinión políticamente correcta de la mayoría,
la ideología de moda y las justificaciones que todos dan
para ser permisivos con nosotros mismos y escasamente
generosos para con los demás.
Ozanam desafió la moda intelectual de su tiempo,de su
universidad, la siesta de su Iglesia, y la mentalidad social
discriminadora hacia los pobres.Y se puso a servirlos.
Tú sabes cuantos, llamados cristianos, somos tan
aburridos que sólo sabemos decir lo que dicen todos,
hacer lo que hacen todos, escuchar los mismos programas
y chismes que oyen los demás. Intentamos ser como el
mundo para que el mundo no nos margine. Nos importa
más el qué dirá el mundo que lo que tú nos dices. Pero,
así, privamos al mundo de la palabra más original que es
la tuya y lo privamos de vidas llamativas y cuestionadoras
para bien del mundo, como la vida de Federico Ozanam.
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1 Cor 5, 1-18; Sal 5; Lc 6, 6-11
“Había un hombre que tenía su mano derecha tullida”
El evangelista nos presenta a Jesús enseñando. Es
sábado y estamos en la sinagoga.Luego vemos a un hombre
que tiene tullida su mano derecha. A continuación la
cámara del evangelista enfoca los rostros de algunos
fariseos y letrados. Tienen una fría mirada de espías y
delatores. Todo, pues, está preparado para el conflicto:
el escenario sagrado (sábado-sinagoga), los antagonistas:
Jesús y los fariseos, y el asunto en disputa: el hombre
enfermo y el sentido del sábado.
¿Qué va a suceder? De pronto,
oímos a Jesús decirle al enfermo:
“Ponte ahí, en medio”, y el hombre
se puso en medio de los asistentes, en medio del sábado,
en medio de la comunidad reunida para dar culto a
Dios.Y Jesús les pregunta a los fariseos leguleyos y dela-
tores, ¿para qué es el sábado? Nos pregunta: ¿Para qué
sirve una religión que no tiene “en medio” al pobre o al
enfermo?
¿Para qué un seguidor, una familia, una comunidad,
una institución, si no sirve para el bien de los demás?
Y Jesús curó al hombre de la mano paralítica. Y los
fariseos se irritaron. Ellos hubieran quedado contentos con
un hermoso discurso, con unos caros arreglos de flores para
la sinagoga. Con un Dios, con una religión que no desafía,
que no cura, que no denuncia, que no intranquiliza, que
no reanima. Pero un sábado indiferente a la suerte de
los pobres no es el sábado de Dios, y una fe indiferente
a su causa, ¿es acaso cristiana?
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10 septiembre
lunes 2012

11 • septiembre • mar tes • 2012
1 Cor 6, 1-11; Sal 149; Lc 6, 12-19
“Y pasó la noche en oración…Y,cuando se hizo de día,escogió
a doce y los nombró apóstoles”
Perdona, Señor, mi desconcierto. Toda la noche en
diálogo con el Padre para escoger ¡a estos doce…! El
primero, Simón Pedro, te negó; otro –Judas– te vendió
por unos centavos, y los demás se especializaron en no
comprenderte y en abandonarte. ¿No había nada mejor
para escoger? El mundo busca, para sus empresas,
hombres fuertes, a prueba de dudas, personas confiables
y prestigiosas. Y tú, Señor, ¿a estos simples, débiles e
ignorantes seguidores?
Y, sin embargo, qué agradecido me siento por esto
que hiciste tras una noche de oración. Cómo te doy las
gracias. Por esa misma “sinrazón” me pudiste escoger a
mí para ser cristiano. No porque fuera fuerte, sabio,
intachable; no porque lo mereciera, sino porque lo
necesitaba. No nos llamas porque seamos buenos, sino
para hacernos, poco a poco, buenos contigo. Cuando,
después de tu pasión, descubrieron qué débiles eran,
comenzaron a ser fuertes, pues ya no buscaron apoyarse
en sí mismos o en su valentía, sino en ti.Y, contagiados
de tu Resurrección, se convirtieron en bravos testigos
tuyos, hasta dar su vida por tu causa y anuncio.
Así lo hizo san Juan Gabriel Perboyre, martirizado en
China en 1840. Hoy celebramos su fiesta. Él escribía: “No
podemos alcanzar la salvación, si no nos conformamos a
Jesucristo. Al final no se nos preguntará si hemos sido sabios,
si hemos ocupado cargos distinguidos, se nos preguntará si
hemos imitado a Jesucristo”.Y para eso mismo nos llama a
nosotros: para acoger y vivir su vida y darla a los demás.
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1 Cor 7, 25-31; Sal 44; Lc 6, 20-26
“Bienaventurados los pobres, porque suyo es el Reino de Dios”
¿Está Jesús en contra de los bienes terrenos? Él sabía que son
creación de Dios,“y vio Dios que eran buenos”(Gen 1),y nunca alabó
a los flojos. Nada tenía contra los alimentos, “¿dónde podríamos
comprar pan para dar de comer a todos estos?” (Jn 6,5),y comía con
los pecadores y con aquellos que le invitaban. ¿Tendría Jesús algo
en contra la alegría? Él“se estremeció de alegría”(Lc 10, 32), y regala
elvinonuevodelreino(Jn2)ycontemplabacongozohastalabreve
hermosura de los lirios del campo. Tampoco justificó a los
perseguidores ni aprobó sus fanáticos razonamientos. ¿Por qué,
entonces, las cuatro bienaventuranzas y las contrapuestas cuatro
malaventuranzas del evangelio de hoy?
Dichosos los pobres,los que ahora tienen hambre,los que ahora
lloran, los hoy perseguidos por causa del Hijo del Hombre. Pero,
malaventurados los ricos, los ahora saciados, los alabados por el
mundo.Cuatro formas de dicha y cuatro maneras de desdicha.
¿Malaventurados por qué? Por las riquezas mal habidas, mal
usadas y no compartidas con los pobres; por la super-hartura a
costa de los hambrientos, por sus risas obtenidas a costa de las
lágrimas ajenas, por la persecución y dolor impuestos sobre los
hombros de los sencillos discípulos. Mas, bienaventurados los
pobres porque son especialmente amados por Dios y porque él los
destinó al Reino;porque no se apoyan en sí mismos,sino en el amor
de su Dios,confían;bienaventurados porque Jesús está de su parte
ynadaninadielosarrancarádeestapredilección,yporqueyanadie
puede justificar la explotación.Ellos son los vicarios de Jesucristo y
los jueces de nuestros sistemas. Compartir con ellos, crear
oportunidades justas,buscar la revolución que pide el Reino (no la
francesa) para que los pobres reciban también hoy buenas noticias,
es una forma de acoger y creer en las bienaventuranzas de Jesús.
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1 Cor 8, 1-13; Sal 138; Lc 6, 27-38
“Amen a sus enemigos,hagan bien a quienes los odien”
Gracias, Señor, por lo que me enseñas sobre el amor a
los enemigos, pero dame tu gracia para que lo practique.
Comprendo que devolver mal por mal es imitar el mal y
repetirlo, pero no por saberlo tengo fuerza para evitarlo.
Sé que el círculo de la violencia es la forma más eficaz
de amargarse la vida y de amargarla a los demás, pero
no por tener conciencia de su desdicha ya por eso me
libro de ella. Creo en ti y quiero hacerte caso, y te
agradezco que creas tanto en nosotros como para pedirnos
tanto. Los demás piensan que nunca podremos lograrlo.
Tú nos lo pides y, si te dejamos, nos das la fuerza para
hacerlo.
A Jesús Ma. Pedrosa lo asesinaron el 4 de junio del
año 2000. Llevaban ya dos o tres años amenazándolo.
Pero él era un hombre confiado. Tras rematarlo, el
asesino llamó a la familia del asesinado para mofarse.
Su viuda se llama Mari Carmen Hernández. Hace unos
meses, acudió a la cárcel y se entrevistó con el asesino.
Nada más verlo, se abrazó a él. Cuando luego le
preguntaron por qué hacía eso, dijo que tenía gran
amor al Sagrado Corazón de Jesús y “es mi fe la que me
mueve, gracias a la fe, el odio no está en mí, puedo haberme
hecho muchas preguntas sin respuesta, pero no sé odiar…
El perdón no es una obligación, no es olvido, no es una
expresión de superioridad moral ni es una renuncia al derecho.
El perdón es un acto liberador.” Así nos lo enseñó Jesús y
así lo vivió… ¿Cómo agradecerle el perdón que nos da,
sin compartirlo con los demás?
19

1 Cor 9, 16-19. 22-27; Sal 83; Lc 6, 39-42
“¿Podrá un ciego guiar a otro ciego?”
Somos como somos, pero podemos cambiar. Hay
horizontes que nos reclaman una vida más alegre y renovada.
Y tenemos un Maestro que quiere enseñarnos. Pero, en el
día a día, nos encontramos con no pocos obstáculos. Uno de
ellos nos lo señala el evangelio de hoy.Es la manía de fijarnos
en los defectos ajenos.
Somos así, nos decimos, porque los demás son toscos,
agresivos,sin detalles,porque mis familiares,mi comunidad…
Sólo nos falta echar las culpas al Popo y al calentamiento
global para justificarnos. Y, como nos fijamos más en los
defectos de los demás que en sus necesidades, de ahí el
empeño de limpiarles las pelusas de sus ojos o de su vida
antes que arrancar los nubarrones de los nuestros. Y, si no
cambiamos de mirada, ¿cómo cambiaremos de vida? Si los
demás son los culpables de mi manera de ser, entonces
nada puedo hacer yo, sólo son ellos los que han de cambiar
y cambiarme.
Pero, nos empeñamos en guiarlos para que cambien.
Mas, si un ciego guía a otro ciego, ¿no caerán los dos en el
mismo pozo de la mediocridad? ¿No tenemos que comenzar,
ya sin más prórrogas, por nosotros mismos? Para conseguirlo
tenemos un Maestro. Se llama Jesucristo. Mas, para ser
discípulos y cambiar, hemos de escucharlo, querer hacerle
caso y pedirle la fuerza y el ánimo necesario. Sólo desde el
cambio propio tendremos la experiencia para llevar a otros
al cambio que necesitan y que el Señor les pide. Y orar y
orar y dar el ejemplo de una vida más alegre y apasionante.
¿No te parece?
20

15 • septiembre • sábado • 2012
1 Cor 10, 14-22; Sal 115; Lc 2, 33-35
“Y a ti misma una espada te atravesará el alma”
Si tienes amigas que se llamen Dolores, no te olvides de
encomendarlas. Hoy celebramos a la Virgen como Nuestra
Señora de los Dolores.Y, en verdad, que es un título muy conforme
a una parte de su vida. Tuvo gozos indecibles, pero también,
terribles sufrimientos. ¿Cómo designarla cuando ve que su niño
es perseguido por los esbirros de Herodes, sino Nuestra Señora
de los Dolores? ¿Qué terribles preguntas se haría? ¿Cómo llamar,
de otra manera, a esta joven madre cuyo hijo está después lejos
y entre continuos peligros? ¿Cómo describirla cuando sabe que
Jesús es tercamente perseguido? ¿Qué otro nombre le daríamos
cuando la vemos al lado de la cruz de aquél a quien más ama?
Ay, Señor Jesús, en cuantas pruebas y desconsuelos anduvo
aquella a la que amabas como un hijo único. ¿Por qué me quejaré
yo de las pequeñas dificultades que me salen al encuentro? Al
lado de las de ella, ¿qué peso tienen?
¿Quién entiende el misterio del sufrimiento? ¿Quién aprende
a encontrar en él la perla preciosa? Miro a Jesús de Nazaret y a
su bendita madre y más misterioso me resulta. ¿Por qué ellos,
los más inocentes? ¿Por qué han de sufrir ellos la ceguera y el
egoísmo ajeno? “Y a ti una espada te atravesará el alma”, se le
profetiza a María, cuando aún llevaba en brazos a su niño. Era
la parte dolorosa del Sí dado al ángel. Dios nos muestra, en la
cruz de Jesús, que sufre en nuestros sufrimientos. Así nos ama.
No nos ofrece discursos, nos ofrece compañía. Y la Virgen
María está al lado de Jesús, ofreciéndose al mismo tiempo que
lo ofrece. Ella también nos acompaña. Y, con ellos, nosotros
podremos encontrar la perla preciosa en las oscuras cuevas de
los variados sufrimientos. ¡Ampáranos, Madre, para que, como
tú, sepamos en el dolor permanecer junto a tu Hijo!
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domingo 16 • septiembre • 2012
Is 50, 5-9; Sal 114; Sant 2, 14-18; Mc 8, 27-35
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo”
Vamos ascendiendo por el evangelio de Marcos y, en
su mitad, nos sale Jesús al paso y nos hace la pegunta
clave: ¿Quién es, para ti, el Hijo del Hombre? ¿Quién y
qué es, para tu vida, Jesucristo?
Y, siglo tras siglo, cada uno de sus seguidores estamos
llamados a responderla. Pero aquí, no sirven los discursos
aunque sean acicalados. Un tartamudo pude responder
mejor que el orador más aplaudido, y la ancianita iletrada
acaso saque mejor calificación que el último Premio
Nobel, y el sacristán, mejor que su obispo.Tampoco nos
sirven las hábiles excusas o los disfraces; es cuestión de
la verdadera verdad o mentira de nuestra vida.
Y, cuando quiero responder a la pregunta de Jesús, me
sale, antes de nada, pedirle perdón y darle gracias. Es el
que me perdona y el que me sostiene. Sé que he distraído
la mirada de él, aunque no se me olvida el aviso:
“Corramos la carrera que tenemos delante, fija la mirada
en Jesús, autor y consumador de nuestra fe” (Heb 12, 1-2).
Es el que me permite, me hace posible y me invita a
vivir y rezar el Padre nuestro con él.Y todo sentido divino
y toda la fraternidad están ahí reunidos e inseparables.
Todo lo que creo y lo que quiero vivir es él, y él es la
esperanza que me queda. Es el país en que nací a la
vida nueva y es mi patria y el camino hacia ella. No
tengo a nadie más que me libere y salve. Pero, ¡qué
maravilla de Salvador se me ha dado! Me amó y se
entregó por mí, ¡qué maravilla!
22

lunes
17 • septiembre • 2012
1 Cor 11, 17-26; Sal 39; Lc 7, 1-10
“No soy digno de que entres en mi casa”
El centurión de Cafarnaún no había jubilado su razón,y la
tenía perspicaz,y tan grande como su fe. Si él podía mandar
a este soldado que hiciera algo, y lo hacía, y al otro que
arreglara algún aparejo, y lo arreglaba; si Jesús de Nazaret
quería, ¿por qué no iba a poder mandar a la enfermedad
que se fuera, obedeciéndole ésta? ¿Qué o quién podría
impedírselo? ¿Acaso la distancia sería obstáculo? Por eso,
cuando Jesús va de camino a su casa, el centurión le envía
unos amigos a decirle que no es preciso que vaya.
“No soy digno de que entres bajo mi techo, y ni siquiera me
considero digno de salir a tu encuentro…pero di una palabra
y mi criado quedará sano”.Lleno de fe,de amor y de humildad,
así se muestra el Centurión. No pide para sí, pide para su
criado.Y pide sin condiciones, sin alegar méritos, como un
pobre que necesita. Sufre con el dolor de su sirviente, y
para él implora la salud. Y lo hace con esa humildad que
sabe a lucidez y a verdad. Ni siquiera se atreve a presentarse
ante Jesús. Le habla a través de sus enviados.
He aquí un maravilloso encuentro realizado en el hueco
de la ausencia; en la fe y en el “no me considero digno de
salir a tu encuentro”, ahí se da el encuentro. Y Jesús se
quedó admirado del centurión romano y lo alabó ante la
multitud: “¡Ni en Israel he encontrado una fe tan grande!”
Y en la casa del centurión se desató la alegría: el
enfermo había sido curado. Cuando la fe (en Jesús) y el
amor (al pobre) se encuentran, desaparecen las fronteras
(judío-pagano) y se disuelven las barreras (amo-criado), y
florece la salud y la alegría, y Dios es una fiesta sin
discriminaciones. ¡Gracias!
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1 Cor 12, 12-14. 27-31; Sal 99; Lc 7, 11-17)
“Joven, a ti te lo digo, levántate”
Estamos en Naín, a poca distancia de Nazaret. Rodeada de la
gente del pueblo, una mujer y viuda y huérfana de su hijo (tres
veces pobre) camina llorando hacia el cementerio. Van a enterrar
a su hijo. En ese momento, Jesús, sus discípulos y una
muchedumbre de acompañantes están entrando al pueblo. Y
Jesús, al ver a la mujer, le dice: “No llores”. Después, toca el
féretro, detiene la comitiva funeraria y le dice al hijo difunto:
“Joven, yo te lo digo, levántate”. Y se le entregó vivo a su madre.
Y lo que era un funeral, se convirtió en una fiesta, ¿Te imaginas?
Los sabios de la Ilustración o los de la Revolución o Nietzsche,
Darwin, Freud, Marx, Bertrand Russel y demás fundadores de
la modernidad, ¿por qué todos ellos y sus clérigos alevines
resultan tan machistas en hechos y escritos al lado de Jesús de
Nazaret? Y tampoco ellos están solos. ¿Cuánta culpa tuvieron y
tenemos los oficiales seguidores y seguidoras de Jesús?
No menospreció a las mujeres adulándolas; las trató y les
exigió igual que a los demás, porque para él son igual que los
demás. Dialogó con ellas en privado y en público, les prestó
atención e importancia, las llamó a su seguimiento “por
ciudades y aldeas”, y ni las canonizó ni nunca les pidió que se
hicieran varones. Y, entre sus seguidores, ellas fueron las más
amorosas y más fieles. Las duras horas de la Pasión lo
testimonian. A una le manifestó ser el Mesías “Yo soy, el que
habla contigo” (Jn 4, 26), a otra le reveló “Yo soy la
Resurrección” (Jn 11, 25) y otra fue la primera a quien, tras la
muerte, se le mostró resucitado (Mc 16, 9). Y hoy, en este
evangelio, como en otros pasajes, una mujer necesitada es
atendida y apoyada por Jesús.
¡Señor, mira hoy cuántas madres tienen a sus hijos muertos por
la droga, la violencia o el sinsentido, ayúdalas como a ésta!
24

19•septiembre•miércoles•2012
1 Cor 12, 31-13. 33; Sal 32; Lc 7, 31-35
“Glotón, borracho y amigo de pecadores”
Las mariposas son libres y, no menos, las avispas. Pero
éstas nos clavan su aguijón y se hincha la piel con su veneno.
Por ejemplo, “glotón y borracho” son palabras-avispa
lanzadas contra el rostro de Jesús, como otras que tú o yo
podemos lanzar contra este familiar o aquella vecina. Hay
gente especializada en palabras-avispa.
Aquí, se las dirigen a Jesús y lo atacan para defenderse.
¿De qué? De las señales y acusaciones con que nos saluda
nuestra realidad. Vino Juan el Bautista, que andaba más
flaco que la radiografía de una interjección, y ya tuvimos
disculpa para taparnos los oídos y la conversión. ¡No exagere,
señor;Diosesmásnormalitoynopidetalesayunosypenitencias!
Viene Jesús, que convive y es compañero (comparte el pan y
el vino con los demás), y ya tenemos nueva disculpa. ¿Cómo
Dios va a venir tan normalito, tan como los demás? Y por
si acaso, a eso de tomar el pan con el otro lo llamamos
“glotón”, y a tomar el vino, le llamamos “borracho”. Así la
disculpa para no escucharlo queda más eficaz.
Si alegre toca la flauta, le decimos que se calle; si entona
cantos tristes, le acusamos de aguafiestas. Si denuncia, le
llamaremos metiche o acto político; si se calla, le diremos
cómplice. Si nos convoca a la promoción social de un grupo
de necesitados, le diremos que necesitamos unos Ejercicios
espirituales; y si nos invita a unos Ejercicios, le diremos
que queremos meternos en la promoción social. El caso es
tener excusas para no hacer nada.
Señor, ya me puse demasiadas capas pluviales de
disculpas, quiero quitarlas y que me llegue directa la
intensa lluvia de tu gracia. Amén.
25

1 Cor 15, 1-11; Sal 117; Lc 7, 36-50
“Y con sus lágrimas le mojaba los pies y con sus cabellos se
los secaba”
(Entre paréntesis, si usted puede, ponga especial atención a
la primera lectura de hoy, nos da en esencia el credo primero y
sus razones históricas o testigos primeros. Más adelante, ojalá
pueda aprenderse de memoria el texto de 1 Cor 15, 14-16. Sólo
dos versículos para alegrar las neuronas).
Pasamos al evangelio. ¿Quiénesestamujerdelperfumeydelos
fértiles gestos de cercanía y llanto? ¿Por qué llora,porqué baña con
sus lágrimas los pies de Jesús, por qué usa su larga cabellera para
secárselos y luego se los unge con el perfume? No es la mujer de la
quenoshablanlosotrostresevangelios(Mc14,3-9;Mt26,6-13yJn12,
1-8). Haysemejanzas,peroclarasdiferencias.LamujerdeLc7aparece
durante el ministerio de Jesús en Galilea;la otra aparece en Betania,
en los días previos a la Pasión de Jesús. La de este evangelio de
Lucas muestra signos de dolor y arrepentimiento y es señalada
como pecadora pública;a la otra sólo la acusan de despilfarro por el
costedelperfume,peroenellanohaylágrimas.Deéstadelevangelio
de hoy, no se refiere el nombre; de la otra sabemos, por el cuarto
evangelio,que se trata de María,la hermana de Marta.En este caso,
Jesús la defiende perdonándola (reconociendo por eso sus pecados);
a la otra la defiende porque“ha hecho una obra buena”o hermosa
queseñalaoprefiguralasuncionesquerecibirádespuéssucadáver.
Pero más importante que distinguirla de la otra mujer de la
unción y el perfume, es ahondar en los gestos de esta mujer,
versículos 36-37. Y ahondar en la diferente lectura que de estos
gestos hacen el fariseo y Jesús.El fariseo no revisa lo que él no hizo
como anfitrión y se escandaliza de que Jesús permita esos gestos a
la mujer, dado quien es; Jesús los permite precisamente porque
sabe quién es esta mujer y sabe qué primavera necesita para su
vida. ¡Así nos acoge él!
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Ef 4, 1-7, 11-13; Sal 18; Mt 9, 9-13
“No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”
Al publicano, pecador y colaboracionista Mateo,
Jesús le dijo: Sígueme. No era ningún angelito de
primera división. Y lo llamó allí, en su trabajo y
circunstancia. Y Mateo no le pidió un año sabático
para pensar si Sí o si No. Lo siguió de inmediato.Y, con
sus cuates, le organizó una fiesta.
De nada sirve colocarse medallas, condecoraciones,
exhibir músculo o méritos. Si te fijas, él no compra
esas baratijas. Nos conoce. Si se trata de cuentas,
todos, como Mateo, estamos en números rojos. Si te
crees rebosante de fortaleza, él vino para los enfermos.
Quedas fuera. Si te crees un dechado de bondad y
justicia, él vino para los pecadores. Quedas fuera. Si te
crees por encima de los demás, él nos llamó a servirlos
desde abajo. Quedas fuera. La competencia y la
exhibición de méritos nos alejan de los otros; las
heridas nos unen.
Y, ahí, donde estamos, necesitados, pecadores,
heridos, poca cosa, ahí nos dice Jesús: Sígueme. Y no
nos llama a la costumbre o a la honorabilidad o a la moral
que da réditos, o a desempeñar oficios prestigiosos,
nos llama a lo máximo, a dejar nuestro pecado y
seguirlo a él para ser misericordiosos y perfectos como
el Padre celestial (Lc 6, 36; Mt 5, 48).
¡Nadie nos pide tanto, porque nadie nos da, ni se nos
da tanto! ¿Cómo no hacer fiesta para darle gracias?
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22 • septiembre • sábado • 2012
1 Cor 15, 35-37. 42-49; Sal 55; Lc8, 4-15
“Y otra parte de la semilla cayó en tierra buena…”
Las dos lecturas de hoy nos hablan de la semilla. La primera
plantea la pregunta de san Pablo, ¿con qué cuerpo vuelven los
muertos a la vida?Ynos habla del grano (actual cuerpo humano)
que se siembra en la tierra y que resucitará transformado y
glorioso, a imagen de Jesucristo. Si te muestro una semilla de
encina (y tú no conoces esa planta), ¿cómo podrías imaginar la
clase de árbol que llegará a ser? Pero, sabes que aquella futura
encina será continuación y desarrollo de esta semilla, y que no
es algo arbitrario. Quienes hablan de una resurrección sólo en
espíritu, no se toman en serio la encarnación de Jesucristo. Su
cuerpo sería sólo como la camisa humana que abandonó en el
sepulcro. Y volvemos así al docetismo o cuerpo aparente de los
primeros herejes, hoy envuelto en ropaje más ilustrado. Ya
decía Tomás de Aquino que el alma inmortal “ni es hombre ni
es persona”. En cualquier caso, no creemos en la resurrección
de las almas, sino en la resurrección de los muertos. En
Jesucristo y al modo de Jesucristo, y según el grano sembrado.
Y sabiendo que “en la resurrección, las cosas no serán como
ustedes se las imaginan” (Mc 12, 25), como se lo explicaba Jesús
a los saduceos de su tiempo.
La segunda lectura, la parábola del sembrador, nos pregunta
muchas cosas. ¿Qué clase de tierra somos para acoger al
Sembrador y su Palabra? ¿Caminos trillados y blindados a su
novedad? ¿Tierra pedregosa y superficial? ¿Campo lleno de
malas hierbas que se comen la semilla? ¿O somos tierra sencilla
y buena que va dando frutos cada día más abundantes y mejores?
¡Que así seamos, Señor, como la tierra buena!
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Sab 2, 12, 17-20; Sal 53; Sant 3, 16–4, 13; Mc 9, 30-37
“Caminando por Galilea…iba enseñando a sus discípulos”
Asíerestú,Señor,buenoparaenseñar,ynosotros,expertosen
no aprender.Te llamamos Maestro,pero le prestamos más oídos
y atención al televisor que a ti.Y más al pontificado del NewYork
Times o a sus imitadores,que al de tu servidor Benedicto XVI.O
escuchamos más al teologuillo o al moralista de turno que a tus
evangelios. O le damos más importancia a un rasguño en
nuestra imagen que a tu crucifixión. Como tus inmediatos
discípulos, les anuncias tu Pasión, no cualquier cosa, pero
ellos están embebidos en sus batallitas sobre quién tiene un
ego más orondo y meritorio. No escuchan,
no oyen,no miran,no ven.Y no acompañan;
no están contigo, aunque vayan a tu lado.Y, en esto, Señor,
nosotros los imitamos con demasiada frecuencia. ¡Qué solo
te dejamos en el oficio de salvarnos y de salvar a los demás!
Pero, después de ver a tus discípulos tan distraídos y
alejados durante el camino, aún tienes humor y paciencia
para sentarlos a tu alrededor y decirles: Si quieres ser el
principal, el más importante, el primero de la lista, ánimos,
está bien,empéñate en ello.Pero,aparte de las importancias de
bisutería y apariencia, no olvides que sólo hay una manera de
ser importantes: consiste en ser el de amor más gratuito en
servir a los demás;el que lo hace de forma más humilde y eficaz,
por mejores motivos, de modo más amoroso y creativo,
implicando a los demás y sin buscar agradecimientos o rentas y
prestigios.Es decir:“Si uno quiere ser el primero, sea el último y
el servidor de todos”.
¡Qué bien te explicas, Señor! Y qué tardos, nosotros, en empeñarnos en ser
importantes al modo que nos dices,y qué prontos en meter brillos y alimañas de
otras importancias.
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23 septiembre
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24• septiembre• lunes • 2012
Prov 3, 27-34; Sal 14; Lc 8, 16-18
Si enciendes una lámpara, es para que alumbre. Un
cristiano es una lámpara encendida en el cirio pascual de
Cristo. Y el mismo Jesús que dijo de sí “Yo soy la luz del
mundo” (Jn 8, 12), también nos dijo: “Ustedes son la luz del
mundo, (Mt 5, 14).
Esta comparación de la lámpara se encuentra, sin
embargo, con dos básicos obstáculos. El primero proviene
de nosotros, cuando escondemos la luz y nos convertimos
en testigos mudos y acomplejados. Éste dice que es católico,
pero ¡qué bien lo disimula! Por eso Jesús nos advierte que
hemos de ser luz encendida para alumbrar a los demás y no
lámparas escondidas debajo de la cama. ¿Quién levantará
su mano ante el Padre para decir que tu vida ha sido
lámpara y luz para la suya?
La otra dificultad viene de fuera, del mundo política-
mente correcto. Arturo puede amar todo lo que quiera a
Hildegarda, con tal de que de ninguna manera lo ponga de
manifiesto... Tú puedes creer y amar cuanto quieras a
Jesucristo, con tal de que no se manifieste al exterior, a la
sociedad. Ni como confesión, ni como culto, ni como
asociación ayudadora y menos como público anuncio y no
censurada denuncia. Hoy el llamado progresismo se reviste
de cristofobia porque ve en el cristianismo la única
resistencia a su sedición cultural, especialmente en los
temas de la vida, como aborto, eutanasia, ideología de
género, pena de muerte, etc. Por eso nos quiere encerrar a
todos los cristianos en la sacristía. Ellos, tan democráticos,
nos dan permiso para rezar el Padre nuestro en la sacristía.
Hasta ahí llega su tolerancia.Y, además, nos piden que les
estemos agradecidos. Es la persecución que está llegando…
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31
Prov 21, 1-6, 10-13; Sal 118; Lc 8, 19-21
“Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan
la Palabra de Dios y la ponen por obra”
Esta sentencia de Jesús tiene como contexto la llegada de
“su madre y sus hermanos que no podían allegarse hasta él
a causa de la multitud”.Y, si usted me lo permite, haré dos
observaciones. La primera, con respecto a “los hermanos”. El
Nuevo Testamento habla de “los hermanos de Jesús”, nunca
de los“hijos de laVirgen María”.Esto último es invento de dos
o tres autores antiguos y de algunos escolares modernos.Y, de
éstos, el uno cita al otro y el tercero al anterior sin aportar
pruebas que avalen su opinión. Decía Chesterton que un
católico es tan inteligente que es capaz de pensar que otros
son más inteligentes que él, especialmente el conjunto de la
Iglesia. Y nosotros, con la Iglesia, seguimos confesando que
María sólo fue madre física de Jesús. ¡Bendita sea su santa
y única maternidad!
La segunda observación es sobre el gentío o multitud.
También aquí, igual que en otros textos evangélicos, aparece
como obstáculo o barrera para acercarse a Jesús. A quien, hoy
como entonces, se deje llevar por la masa y su “qué-dirán”,
le será muy es difícil conocer, acercarse y seguir a Jesús. Y
más difícil aún testimoniarlo. No hay manera de dar una
respuesta personal si nos diluimos en lo que los demás dicen
o hacen. Nadie puede suplir tu conciencia.
Y, desde luego, la sustancia del evangelio de hoy es más
importante que todo lo anterior. El código genético cristiano
no se hereda. Ni por ser la madre física de Jesús ni por ser
sobrino de un santo jesuita. La nueva familia de Jesús no se
rige por las leyes del parentesco. Es cuestión de escuchar la
palabraydeponerlaenpráctica”.Ésosson“madreyhermanos”
de Jesús. Así lo vivió también la Virgen María.

Prov 30, 5-9; Sal 118; Lc 9, 1-6
Jesús convoca a los Doce, les da autoridad y los envía a
proclamar el Reino.Autoridad especial“para expulsar demonios
y para curar enfermedades”. Y ellos efectuaron el programa,
“recorrieron los pueblos anunciando la Buena Nueva y curando”.
También les previno contra la trampa de los medios materiales.
Comienzasporunaspocascosasrazonablesy,sinotienescuidado,
puedes terminar pensando que necesitas un jet particular.Y,por
el camino,se pierde uno entre las coas y se pierde el anuncio.
Jesús nos llamó,como a los Doce,a estar con él y a evangelizar
y a curar. ¿Cómo vivimos nuestra misión? Si nos hacemos
preguntas elementales sobre la evangelización, y no damos
nada por supuesto, acaso nos acerquemos más a la realidad,
para mejorarla.Por ejemplo:
1. Las personas de tu comunidad, familia, grupo, parroquia,
diócesis, ¿crecen realmente en su vida de fe? ¿Son mejores
cristianos a medida que pasa el tiempo? ¿Se advierte,entre esas
personas,un cierto y creciente gozo de comunión?
2. Desde que tú estás, ¿los pobres son atendidos de una
manera más digna y creativa? ¿En qué aparece esta mejoría?
3.¿Sonmuchaslaspersonasalejadasque,comoconsecuencia
de la comunidad, parroquia, etc., abrazan la vida cristiana con
alegría y ansias de compartirla? ¿Cuántas?
Este año pasado de 2011, las comunidades católicas de
Corea del Sur evangelizaron, bautizaron y comprometieron en
grupos o movimientos a católicos a 109,000 adultos. ¿Y
nosotros? ¿Nos hemos perdido en organigramas y activismos,
perosinevangelizarycurar?¡Ojaláquepodamosdargraciaspor
haber evangelizado y servido de verdad como Jesús nos pide!
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Is 52, 7-10; Sal 39; 1 Cor 1, 26, 31–2, 1-2; Mt 5, 1-12
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el
Reino de los cielos”
En febrero estaba ya muy enfermo, pero hasta dos de
días antes de su muerte aún dictaba cartas para el bien de
los pobres. Falleció el 27 de septiembre de 1660. Se llamaba
Vicente de Paúl. Había nacido en 1581. Desde los lugares
más variados (Roma o África por ejemplo) llegaron sentidos
mensajes de condolencia.Vicente de Paúl había cambiado
la Iglesia de Francia y había puesto la semillas para la
renovación de toda la Iglesia. Las Bienaventuranzas fueron
su programa de vida.
Como nadie nace santo, también él,
después de un largo viaje alrededor de sí
mismo, buscó y se dejó encontrar por su
Señor Jesucristo.Y lo encontró, en especial,
en las heridas de los pobres. Evangelizarlos
y curarlos fue su apasionada tarea. “Los
pobres son nuestros amos y señores…
ayudándolos practicamos la justicia, no la
misericordia… Jesucristo tuvo, como trabajo principal, asistir
y cuidar a los pobres…ellos son nuestros intercesores delante de
Dios… somos culpables de los sufrimiento de los pobres, si no
hacemos lo que está en nuestras manos…Para reinar con
Jesucristo en el cielo, hemos de compadecer como él a sus
miembros que están en la tierra”.
Niños abandonados, galeotes, locos, gente devastada por
las guerras, misiones, Caridades, congregaciones… todo
para bien de los pobres. En contacto con él, miles decidieron
repartirles el pan y la palabra, la misión y la caridad.
¿También nosotros?
33

Ecl 3, 1-11; Sal 143; Lc 9, 18-22
“Le quitarán la vida y, al tercer día, resucitará”
El evangelio de hoy tiene cuatro puntos: la oración de
Jesús, la pregunta a los discípulos sobre quién es para
ellos el Hijo del Hombre, la respuesta de Pedro y el
anuncio de la muerte y resurrección de Jesucristo. El
pasado 16 de septiembre comentamos la pregunta de
Jesús sobre el Hijo de Hombre. Ahora podemos releerla.
Hoy nos fijamos en el anuncio de la pasión-resurrección.
En este mismo capítulo (Lc 9, 43-45) encontraremos, por
segunda vez, el mismo anuncio.Y en Lc 18,31-34 lo oiremos
por tercera vez. Podemos, por eso, leer y meditar los tres
textos seguidos. El primero sucede antes de iniciar la
subida a Jerusalén; los dos últimos están ya en distintos
momentos de esa subida. En Mateo y Marcos también
encontramos por tres veces el anuncio. El tema pesaba
en el ánimo de Jesús (¿cómo no iba a ser así?). (Y no se
trata de un dicho acomodado por los evangelistas una vez
sucedidos los hechos; ellos nos trasmiten el previo anuncio
de la pasión realizado por Jesús. La hipótesis opuesta
parte de ordinario del viejo prejuicio de la Ilustración
que, como el mítico Procusto, recorta de Jesús lo que no
cabe en su litera mental).
Jesús veía y sopesaba lo que estaba sucediendo. Los
distintos grupos y las personas influyentes se unían
cada día más en su contra.Hasta un tuerto o un “ilustrado”
podría advertirle a Jesús que, si no desistía, la tormenta
caería sobre él. Y Jesús sabía más que un tuerto o un
ilustrado. Pero no desistió; por nosotros y por nuestra
salvación, siguió su camino. El camino querido por el
Padre. En saber que vendría la pasión y seguir adelante,
nos muestra el amor salvador de Dios.
34

sábado
29 • septiembre • 2012
Apc 12, 7-12; Sal 137; Jn 1, 47-51
“Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar
por el Hijo del Hombre”.
El cielo no tiene murallas.Todos estamos predestinados
a la vida. Hay una puerta infinitamente abierta que se
llama Jesucristo. (Jn 10, 7). Por la llaga de su costado
(Jn 19, 34), podemos acceder al cielo que es Dios. Nadie
ha sido excluido de antemano, nadie está rechazado.
Dios quiere la salvación de todos (1 Tim 2, 4-6) y a todos
la ofrece. Pero no es un dictador, no la impone.
Un cielo sin libertad no sería cielo; sería más bien un
obligatorio campo de concentración. Somos libres, y
sólo cada uno de nosotros podemos excluirnos o rechazar
la salvación. Dios no me condena, pero yo puedo
condenarme. Es terrible esa posibilidad, pero es parte
de la grandeza y el riesgo de nuestra libertad. Se nos dio
ésta para acoger la salvación y para colaborar en salvarnos,
pero podemos usarla para lo contrario.
El antiguo sueño de Jacob se cumple en Jesucristo. El
es esa “escalera que arrancaba del suelo y tocaba el
cielo, por donde los ángeles de Dios subían y bajaban”
(Gen 28, 11-27). La cruz, donde fue elevado el Hijo del
Hombre (Jn 3, 14) es la escalera que se nos da “para que
todo el que crea tenga vida eterna”. A él y por él suben
los seguidores y en él experimentan el amor salvador,
para regresar después a sus hermanos y compartirles lo
que sus ojos vieron, sus oídos oyeron y sus manos
palparon acerca del Hijo de Dios y sobre lo que Dios
tiene preparado para quienes aceptan su salvación.
Concédenos, Señor, hoy y por siempre, dejarnos salvar
por ti y ser salvadores contigo. No permitas que tanto amor
tuyo fracase en nosotros. Amén
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Núm 11, 25-29; Sal 18; Sant 5, 1-6; Mc 9, 38-43, 45, 47-48
“Hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y
se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros”.
Termina septiembre, el mes de las fiestas patrias. Ojalá nos
haya dejado llenos de amor a nuestros compatriotas y dispuestos
a sacrificarnos para que a todos llegue el evangelio y la Iglesia que
Jesús nos dio. ¿Qué mejor remedio frente al sinsentido de tanta
violencia, de tantas víctimas llenas de lágrimas? Nos llamamos
pueblo católico guadalupano, pero ¡cuánto hemos de empeñarnos
para que eso sea una alegre verdad en nosotros y en los demás! En
la segunda lectura le oímos decir a Santiago: “El jornal defraudado
a los obreros… está clamando contra vosotros”. ¿Cuándo podremos
celebrar el día de la Independencia de los oprimidos?
El evangelio de hoy nos habla de la apertura de Jesús (y
la cerrazón del discípulo), de la recompensa por los humildes
gestos hacia quienes necesitan,del escándalo a los pequeños
en la fe y de las exigencias del Reino, al que es mejor
entrar manco o tuerto que irse acicalados y enteritos a la
perdición. Si meditamos con Jesús estos puntos, hallaremos
que también son palabra viva para nosotros.
El discípulo que quiere impedir al extraño que eche los
demonios en nombre de Jesús, alega que “no es de nuestro
grupo”. Este discípulo hubiera sido un buen representante
de la celotipia ante los dones de los otros, de la mezquindad
de los inseguros. La típica persona que piensa que todos le
hacen sombra, aquel cuya dicha consiste en el mal nombre
de los demás. Pero Jesús no se muestra partidario de
semejante espíritu. Todos están invitados. Todos los dones
son necesarios. Somos complementarios, y “el que no está
contra nosotros,está por nosotros”. Católico significa universal
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octubre
1 • lunes 2012
Job 1, 6-12; Sal 16; Lc 9, 46-50
“El más pequeño de entre ustedes, ése es el mayor”.
La vidaTeresa del Niño Jesús, que hoy celebramos, es
un hermoso comentario al evangelio del día. No fue
gobernadora, ni cardenal, ni siquiera abadesa. Y, frente
a los importantes, ella confiesa: “Yo soy un alma
minúscula, que sólo puede ofrecer pequeñeces a nuestro
Señor.”. Y, en medio de los grandes y necesarios
creadores, dice: “En el corazón de la Iglesia, yo seré el
amor”. En sólo 24 años de vida (1873-1897), y en medio
de sus noches oscuras, y del dolor por sus hermanos
pecadores, supo vivir la alegría pascual.
Caras largas, angustia, tristeza, pleitos, traiciones,
agobio, celos, ansia de puestos, de poder, y continuo
aumento de psiquiatras, fármacos y más fármacos, miles
de libros de autoayuda… pareciera que el ciudadano
normal está enfermo. Y busca la alegría como si ésta se
pudiera adquirir en un DVD, en una orgía o unas
botellas. ¿Dónde estás, felicidad?
Y aparece esta joven Teresa y vemos cómo se ríe y se
goza en las adversas o amigas circunstancias. Si le
preguntas cual es el origen de su felicidad,responde que
la fidelidad; si la preguntamos por su autoimagen, nos
dice que es la que su amigo Jesucristo tiene de ella; si le
preguntamos cómo ha logrado desasirse de sí, nos dice
que sólo se debe a que puso en su centro y amor a
Jesucristo.Y si le objetas que ese amor no la ha librado
de su enfermedad, te responde “No me arrepiento de
haberme abandonado al Amor; muy al contrario…quiero
pasar mi cielo haciendo bien en la tierra…quisiera ser
misionera hasta la consumación de los siglos”. “El más
pequeño entre ustedes, ése es mayor”
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2 • octubre • martes • 2012
Job 3, 1-3. 11. 12-23; Sal 87; Mt 18, 1-5, 10
“Si no cambian y se hacen como los niños, no entrarán
en el Reino de los cielos”.
¡Qué cosas tienes, Señor! Pones a un niño en medio, y
nos dices que él es modelo para entrar en tu Reino.
¿Quieres, acaso, que nos volvamos infantiles? ¿No nos
pides, por el contrario, una fe adulta, consciente y
consecuente?Ya sé que no nos hablas de esos niños que
tienen complejo de emperador. Pero, aunque nos hables
de los niños sanos, ¿en qué son nuestros modelos hacia
el Reino?
Sin embargo,escuchándote,Señor,te comprendo mejor.
Un niño tiene algunas cosas importantes. Acepta, confía,
es transparente, ayuda y no se da importancia. Acepta
cariño, compañía, regalos, alimento. Confía en sus
papas, y por eso duerme bien. Se fía y está seguro de
que mañana amanecerán en la casa con él y le darán los
buenos días y hasta un sabroso desayuno. Ayuda en
algunas cosas que le piden. Si la mamá le dice “yo lavo
los platos y tú, a mi lado, los vas secando”, así lo intenta,
aunque la mamá sabe que los dejará salpicados y húmedos.
No se da importancia,no alega méritos,sino necesidades.
No dice “dame de comer porque lo merezco”; dice
“dame de comer porque tengo hambre”.
Ahora entiendo, Señor, que así es con nuestro Padre
Dios y con el Reino. Las actitudes de los niños son las
que hemos de tener en la vida para aceptar, confiar,
ayudar y no presumir de nosotros, sino de ti, que nos
revelas a nuestro Abba, nuestro maternal Padre.
Gracias, Señor, por ponernos a los niños como ejemplos
de cómo hemos de recibir y vivir el Reino.
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3 • octubre • miércoles • 2012
Job 9, 1-12. 14-16; Sal 87; Lc 9, 57-62
“El Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza”
De lugar en lugar, hoy aquí y mañana en otra aldea,
como los peregrinos. Hoy admitido y mañana expulsado,
como los pordioseros. Ahora admirado y poco después
insultado, como los disidentes. Seguido por las
multitudes, y único y solo entre ellas. Aplaudido, pero
incomprendido. Nacido en una cueva y condenado en
un palacio. Sus amigos quieren seguirlo pero lo
abandonan.Y dicen que no lo conocen.Y estos pueblos
que ayer, apoyados en él, luchaban por conocerlo y
vivirlo, hoy lo dejan por un cantante o por un
funcionario de la ONU. ¿Dónde apoyará su cabeza el
Hijo del Hombre?
Y todas las pruebas sobre él, son menores que él; su
cabeza no reposa en ellas. Este exégeta se cree con razón
para tratarlo como si fuera un viejo trozo de papel, y
este oficial de su Iglesia llega a suplir a Jesús con sus
propias teorías. Y no pocos que, por su Nombre, se
apellidan cristianos ya no saben qué hacer con su figura.
Y su Iglesia, que nos lo da, no lo abarca y, con frecuencia,
lo abarata,como si lo gratuito pudiera abaratarse.“El Hijo
del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”
(Mt 17, 22). ¿Dónde apoyará su cabeza?
Y él, sin embargo, continúa llamándonos:Tú, sígueme,
y deja que los muertos entierren a sus muertos. Dame
cobijo en tu corazón, en tu mente y en tus manos, y vete
a anunciar el Reino de Dios. Muchos más me necesitan.
Y anúncialo también en la tarea de cada día.
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4 • octubre • jueves • 2012
Job 19, 21-27; Sal 26; Lc 10, 1-12
“Rueguen al dueño de la mies que envíe más obreros”
Como son muchos, de seguro tienes algún familiar o amigo
llamado Francisco o Paco; no nos olvidemos hoy de felicitarlos.
Este santo de Asís se tomó en serio lo de rogar, lo de la mies es
mucha y lo de los obreros. Y cuando ya llevaba años, cantos,
obras y frutos, decía: Hermanos, comencemos a servir, pues lo
que hemos hecho hasta ahora es poco y nada.Y, en pobreza y
simplicidad, con amor y dulzura lo mismo predicaba ante los
campesinos que ante el Sultán de Egipto o ante el lobo de
Gubia.La mies es mucha.
En su tiempo,la Iglesia estaba descuidada,llena de intrusos y
depreladosaltivosyobesosderiqueza.Franciscooyódelcrucifijo:
Francisco, ve y repara mi iglesia, que se
está cayendo en ruinas. Y Francisco
comenzó la reconstrucción de San
Damiano. Y, pidiendo ayuda al que se
dejaba,los fue implicando en reconstruir,
ya no sólo la capilla, sino la Iglesia. Y no
clamaba desde la amargura, sino desde
un corazón limpio,amoroso y desposado
con la pobreza y la alegría.
La mies es mucha, ¿por dónde comenzamos? ¿Por dónde
quieres comenzar tú? Ahí, donde vives, hay tantas necesidades
depanydeevangelio,¿pordóndecomenzarocómorecomenzar?
Francisco de Asís no se excusó con los malos ejemplos o la
desidia de los muchos, escuchó a éste único que también a
nosotrosnoshablaynosdice:Orenaldueñodelamiesparaque
envíe obreros a su mies.Y también nos pregunta: ¿Por qué aún
están aquí parados? (Mt 20,6-7).
¡Vayan también ustedes a trabajar a mi viña!
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Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5; Sal 138; Lc 10, 13-16
“Habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para ustedes”
Tiro y Sidón eran ciudades paganas. No habían visto ni
oído ni conocido a Jesús de Nazaret. No estaban bautizadas,
ni confirmadas, ni podían leer el evangelio, ni alimentarse
de la Eucaristía. Pero, las poblaciones de Corazoín,
Betsaida o Cafarnaún habían presenciado la palabra y los
signos de Jesús. Sin embargo, no se habían convertido.Y el
Señor se queja de ellas, porque, aparte de aplaudirle y
llevarle enfermos, en nada habían cambiado. Por eso
Jesús les dice que, en el juicio, serán tratadas con rigor.
Y, ¿en nuestro caso? Si en lugar de esos nombres de
Corazoín, Betsaida y Cafarnaún, escribimos
los nuestros, ¿qué nos dirá Jesús? Te di todas
las oportunidades, conoces que te amé y me entregué
por ti, te regalé el don de la fe cristiana, te di por Padre
a mi Padre, en tu corazón puse mi Espíritu, te ofrecí,
por medio de mi Iglesia, los evangelios, los sacramentos,
la palabra, por madre te di a la mía, te revelé que lo que
hagas a los pobres a mí me lo haces y lo que con ellos
omitas conmigo lo omites… Y, sabiendo de tu barro
débil, te ofrecí el perdón y la posibilidad de comenzar de
nuevo y de reanimarte como los árboles que dejan el invierno
y se renuevan de verdor y de frutos. ¿Qué más podía hacer
que no haya hecho o que no siga haciendo para tu bien y
para que también tú te alegres y lo repartas?
Pero hubo un árbol que no respondió a la primavera.
Cuando ésta llegó y los demás se ataviaron de flores, él
siguió vestido de invierno y de ceniza. Lo animaban los
demás, pero él ya no oía, se había endurecido de
pesimismos y excusas…
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05 octubre
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6 • o c t u b r e • s á b a d o • 2 0 1 2
Job 42, 1-3. 5-6. 12-16; Sal 118; Lc 10, 17-24
“Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo”
¿Por qué está hoy Jesús tan alborozado y jubiloso?
Porque el Padre ama con amor especial a los pequeños,
a los “nepiois”, que no tienen voz ni voto y porque a
ellos les revela los secretos del Reino. Y uno de los
secretos del Reino es que “nadie conoce al Padre, sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.Y por eso,
Jesús, lleno de gozo, rompió a dar gracias en el Espíritu:
“Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra…”.
Míralos y verás qué te dicen sus ojos. Confían, aman,
tienen un radar especial para las cosas de Dios y para
las necesidades ajenas. Son éstos que no pueden hablar,
o que, si hablan, no son escuchados; estas personas
especiales y minusvaloradas por las mayorías, como
esta amiga Dawn; estos otros cargados y humillados que
han descubierto el lugar de la esperanza y al Dios que
es misteriosamente fiel. Estas personas a quienes el
mundo no pude seducir con sus lujosas baratijas,
porque saben del dolor y de la otra alegría. Míralos,
¿cómo no alegrarnos por ellos y dar gracias con Jesús
porque el Padre les revela el Reino?
Y, al mismo tiempo, lejos de ellos, ahí están los sabios
y entendidos,metidos en ellos mismos y en su importancia.
Ansiosos de más brillo y poder y bienes y placeres. Y,
¿dónde nosotros hoy?
Danos, Señor Jesús, que acojamos los secretos
del Reino con sencillez y gratitud y que contigo
bendigamos al Padre.
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Gén 2, 18-24; Sal 127; Heb 2, 8-11; Mc 10, 2-16
“¿Puede el marido repudiar a su mujer?”
Unos varones fariseos preguntan a Jesús si un marido pude
divorciarse de su mujer.Por supuesto,no inquieren si una mujer
puede repudiar o divorciarse de su marido. Tampoco le
preguntan, ¿qué podemos hacer para amar más a la esposa y
para vivir una fidelidad creciente? Las preguntas que hacemos
también nos avisan de las que no hacemos.
Jesúsnoseatienealoslímitesmachistasdesusinterrogadores.
Primero, anula la ley del Antiguo Testamento sobre el divorcio
(Deut24);segundo,lesrecuerdaelplande
Dios sobre el matrimonio indisoluble; y
tercero, declara que “lo que Dios unió,
no lo separe el hombre”(ni la mujer) y,en consecuencia enseña,
tanto para el hombre como para la mujer:“Quien repudie y se
case con otra,comete adulterio,y si ella repudia a su marido y se
casa con otro,comete adulterio”.
Nunca fue fácil,es políticamente incorrecto,no lo ven bien ni
los polígamos ni los prodivorcistas,ni la Unión Europea,pero así
lo dice Jesús. Y lo dice para el bien de todos. El matrimonio
cristiano parece el peor de los sistemas,si exceptuamos a todos
los demás.El divorcio,además de otros muchos sufrimientos,es
una de las causas comunes de pobreza. Como lo señalaba
W.Bradford Wikcox, de la Universidad de Virginia: “Cuando un
matrimonio se rompe, los costes judiciales suben, los niños
tienen más probabilidades de fracasar en el colegio y más tarde
en su trabajo, se necesita más policía para manejar a los
delincuentes juveniles, etc”. Y los abogados engordan y el
Estado se va apoderando de las familias rotas con los impuestos
quitados a los ciudadanos.Y así sucesivamente,Una familia rota,
es mucha gente rota y dolorida.
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7 • octubre
domingo • 2012

8 • octubre • lunes • 2012
Gál 1, 6-12; Sal 110; Lc 10, 25-37
(Los próximos días vamos a estar leyendo, como primera
lectura, la Carta a los Gálatas, la carta de la fidelidad y de la
libertad cristiana. Ojalá le prestemos especial atención).
¿Acaso nuestra mente se cansaría si decidimos retener
esta cita de Lc 10, 25 ss? Seguro que no. Es el evangelio de
hoy, es la parábola del buen Samaritano. Es un espejo, un
reto, una animación, un mandato, una gran pregunta.Y es
muchas cosas más. Es la biografía de Jesús en píldora (él es
el Buen Samaritano), es la parábola de las relaciones
humanas y es, sobre todo, la descripción de los pobres y
asaltados y de nuestras actitudes ante su padecido asalto.
Hay en ella asaltantes, asaltados,
neutrales y hay comprometidos con
las heridas ajenas. Los asaltos se
pueden hacer atracando, legislando,
corrompiendo, permitiendo la
impunidad que daña a los asaltados,
emitiendo películas y mensajes
contrarios al bien de las personas (sobre todo, indefensas),
y de otras muchas maneras que usted conoce. Los neutrales,
ante las heridas ajenas, tienen las manos vacías y cómplices,
la conciencia deformada y cobarde, y el corazón lleno de
excusas. Hay algo peor que ser un asaltante, consiste en ser
parte de esas mayorías que no hacen nada por evitarlo, y
callan. La valentía del sistema de los asaltantes está hecha
de la cobardía de los neutrales.
Jesús nos ofrece otro camino, el del buen Samaritano.
¿Quién soy, quienes somos en esta gran parábola?
44

Gál 1, 13-24; Sal 130; Lc 10, 38-42
“Yendo de camino, una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa”
Estamos en camino hacia Jerusalén. El evangelista san
Lucas va colocando los materiales por los que Jesús enseña
el camino a sus seguidores. Entramos en poblado, y Jesús
toca a la puerta de una casa. ¿Lo recibirán? Pronto, se
asoma una mujer de media edad. Se llama Marta.
Escucha, saluda y le dice: ¡Sea bienvenido! Y Jesús se
adentra en el hogar de Marta. Además, en la casa, hay
otra mujer más joven, es hermana de la anfitriona, y se
llama María. Pocas veces una casa ha reunido a tres
personas como éstas. Y el evangelio de hoy, acaso nos
esté preguntando ya si acogemos a Jesús en nuestra casa
y cómo lo acogemos. ¿Sólo como una imagen o pintura?
Y la casa es también nuestra vida.
Marta lo recibió del todo y como ella era. Pronto se
puso a realizar los quehaceres domésticos para atender
por su medio a su huésped. Era la dueña, la activa, la
hacendosa, acaso celotípica y algo desconsiderada, como
para sentirse con derecho a quejarse a Jesús de que la
habían dejado sola. María lo acogió también del todo y
como ella era. ¿Cómo iba a distraerse con otras cosas,
cuando tenía a Jesús a su alcance? Por eso, “se sentó a los
píes de Jesús y escuchaba su palabra”.
Jesús respondió con ternura a los reclamos de Marta.
Y a ella y a nosotros nos dice, a través de estas lindas
hermanas, que una sola cosa es necesaria en todo lo que
hacemos.
¿No deberemos juntar a Marta y María en nuestro
modo de acoger a Jesús? ¡Que él nos lo conceda!
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Gál 2, 1-2. 7-14; Sal 116; Lc 11, 1-4
“Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos”
Hay dos palabras que, con total certeza y seguridad
histórica, pronunció Jesús, y las repitió con frecuencia.
Ningún exégeta, perito o historiador –creyente o no
creyente– las ha negado. Éstas son: Abba y Reino, Padre
y Reino o Reinado. Si el Padre nuestro es el resumen de
la vida y la enseñanza de Jesús, Abba y Reino son su
entraña y sustancia. ¡Padre, venga a nosotros tu reino!Y
ahí están las demás peticiones recapituladas.
Abba es la palaba que, por fidelidad a Jesús, nos
conservaron los primeros cristianos en lengua aramea.
Significa Padre, pero dicho con la ternura y cercanía de
un hijo pequeño. Jesús nos enseñó a llamarle Padre y
nuestro, pues la filiación se da en la fraternidad. Y
Reino es el modo de vida, las actitudes y relaciones tal
como Dios las quiere para el bien de sus hijas e hijos.
Abba y Reino no se pueden separar; la una, sin la otra,
pierde su sentido. El Reino manifiesta a Dios como
Abba (Padre), y la paternidad de Dios da consistencia y
razón del Reino. Y no se pude hallar a Dios sin buscar
su Reino y, ¿cómo hallar su Reino sin buscar a Dios?
Cuando los hombres hemos querido construir un
paraíso aquí, y a nuestro modo, sólo hemos logrado el
paraíso totalitario, es decir, un infierno de carceleros
crueles y maniáticos.
Y Jesús me enseñó a orar y a vivir con él el Padre
nuestro. En él y con su vida nos constituyó hijos, y con
él y, por su Espíritu, anhelamos: ¡Abba, Padre, venga a
nosotros tu Reino!
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Gál 3, 1-5, Sal (Lc 1, 68); Lc 11, 5-13
“Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá”
Hoy iniciamos,con gratitud,alegría y ánimo,el AñodelaFe. Hoy
celebramos también el 50 aniversario de la apertura del Concilio
Vaticano II. La celebración del Año de la fe concluirá el 24 de
noviembre del 2013, fiesta de Cristo Rey. Y seguramente que las
primeraspreguntas,quenosvienenalcorazón,suenanalgoparecidas
a éstas: ¿Qué vas a hacer en tu persona y vida para celebrarlo de
forma práctica? ¿Qué vamos a hacer en nuestra familia, grupo,
comunidad, parroquia y con quienes
esperan que les llevemos la Buena
Noticia de la fe en Jesucristo? Pero,
acaso antes de la pregunta sobre qué
hacer, esté la cuestión, ¿dónde vamos
a poner nuestro corazón?
“La puerta de la fe (Hch 1, 27), que introduce en la vida de
comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre
abiertaparanosotros.SecruzaeseumbralcuandolaPalabradeDios
seanunciayelcorazónsedejaplasmarporlagraciaquetransforma.
Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la
vida…”. Así lo enseña el Papa Benedicto XVI en sus primeras
líneas de su carta “Porta fidei”. Y más delante, nos dice: “Como la
samaritana, también el hombre actual pude sentir de nuevo la
necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a
creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente”.
Y acaso podemos comenzar por agradecer el don de la fe
cristiana y por conocerla y valorarla,para vivirla y ser testigos que
animen a otros. ¿Cuántas veces hemos hecho una celebración
festiva (en la familia, comunidad o parroquia) para agradecer
nuestra fe cristiana?
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Año de la Fe

12 • octubre • viernes • 2012
Gál 3, 7-14; Sal 110; Lc 11, 15-26
“Si yo expulso los demonios, es señal de que el Reino de Dios
ha llegado a ustedes”
Nuestros prejuicios son nuestros traductores.Ven las
cosas, los hechos, las relaciones, y los interpretan. Si
tengo un buen prejuicio contra ti, ¡ya puedes hacer
milagros!, diré que eres un comediante. Si te esfuerzas,
¡es apariencia!; si rezas, ¡un hipócrita santurrón!; si
haces algo por los demás, ¡algo buscas con tu aparente
desinterés! Si sobresales en algo, ¡es para hacerme
sombra! Y así por los siglos de los siglos…
Jesús acaba de curar a un poseso, “y la gente se
admiró”, pero no los fariseos que estaban allí como los
demás. Ellos no se admiraron. No podían negar los
hechos, pero podían retorcerlos para hacerles decir lo
contrario de lo que decían. Para eso tenían el chip de su
prejuicio a punto, que ayuda a decir: De acuerdo, ha
expulsado a un demonio, ha curado a un poseso, pero lo
hizo con el poder del demonio. Y se quedaron tan
orondos con su sandez.
¡Líbranos, Señor, de nuestro tontos y dañinos
prejuicios! Líbranos de de los malos triglicéridos y de la
diabetes mellitus, pero antes, líbranos de nuestro pre-
juicios. Son los virus que se comen la salud de nuestra
mente y la claridad de nuestras pupilas. Líbranos de las
malas relaciones con los demás, pero antes, líbranos de
estos venenosos gérmenes que las provocan y sostienen.
¡Danos, Señor, mirar con tu mirada y caminar en tu
camino! Amén.
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sábado
13 • octubre • 2012
Gál 3, 21-29; Sal 104; Lc 11, 27-28
“Más dichosos aún los que escuchan la Palabra de Dios y la
cumplen”
Una mujer del pueblo alzó su voz, entre la multitud,
y dijo a Jesús: “Dicho el seno que te llevó y los pechos que
te criaron”. Y la mujer estaba llena de gozo y de razón.
Jesús es la gloria de su madre, y María es bendecida a
causa de Jesús. Y así lo será por las generaciones y los
siglos.
La joven Vivien Betland no lo reconocía hasta hace
pocos meses. Esta estudiante de enfermería en la
Universidad de Minneota había crecido en un hogar
apagado. No sabe si sus padres creían en Dios, pero sabe
que nunca le hablaron de él. Luego entró en una iglesia
protestante y, además de cosas buenas, la llenaron de
prejuicios contra la Eucaristía y contra laVirgen María.
Más tarde, un hermano suyo la invitó a leer y reflexionar
el capítulo 6 de san Juan y el primero de san Lucas. Y,
en éste último, encontró el “te llamarán bienaventurada
todas las generaciones”.Vivian Betland entró de lleno en
la Iglesia Católica en la pasada Pascua de este año de
2012. Y esta otra mujer del evangelio de hoy inició el
llamar bienaventurada a la Virgen María por ser la
Madre de Jesucristo.
Pero, la Virgen María, aún goza de otra y más
importante bienaventuranza que la sola maternidad
física.Así lo señala Jesús en respuesta a la alabanza de
la mujer: “Más dichosos aún los que escuchan la Palabra
de Dios y la cumplen”.
Que también nosotros seamos de los citados “dichosos”.
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domingo
14 • octubre • 2012
Sab 7, 7-11; Sal 89; Heb 4, 12-13; Mc 10, 17-30
“¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?”
Eran un hombre joven, según lo precisa el texto
paralelo de san Mateo (Mt 19, 20). Estaba inquieto y se
había cuestionado muchas veces sobre cómo heredar a
la vida eterna. Ahora tuvo ocasión de preguntárselo a
Jesús. Éste le recordó el camino de los mandamientos.
Los he cumplido, desde joven, le respondió a Jesús, pero,
“¿qué más me falta?”.
Joven, inquieto, rico, inteligente, honrado, interesado
por el sentido de la vida y ansioso de la eterna, pero,
“¿qué más me falta?”.Y “Jesús lo miró con amor”.Y, por
eso, le dijo: “Vende lo que tienes, dalo a los pobres… y
ven y sígueme”. ¿Dónde está tu corazón? ¿En quién o
en qué lo tienes puesto? Has caminado bien, es el
momento de dar el salto, ¿te atreves? No has sido
llamado a lo poco, ¿te aventuras con los pobres y
conmigo?
A veces, la historia es triste. Como diría santa
Teresa de Ávila “estos que iban para santos se
quedaron en canónigos”. Nuestro joven no se atrevió a
dar el salto. “Se marchó entristecido, porque tenía
muchos bienes”, y el corazón en ellos. Éstos o éstas, que
cada día reciben la llamada a la hoguera de la fe, se
quedan en gente honorable, decorosos cristianos,
amarrados a sus dignas costumbres, pero no
incendian. Si la cuerda nos encadena, es igual que sea
de algodón o que sea de acero.
¡Líbranos, Señor, de seguir repitiendo esta tristeza!
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Gál 4, 22-24. 26-31– 5, 1; Sal 112; Lc 11, 29-32
“La reina del Sur vino de los confines de la tierra a oír la
sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón”
Mayor que Jonás, más sabio que Salomón, tan
verdadero como la verdad, más salvador y libertador
que todos los demás juntos, más misericordioso que la
misericordia que conocemos, más revolucionario que
las muecas de todas las revoluciones. Así y más es
Jesucristo. Y un cristiano normal así lo reconoce y lo
confiesa. ¿Significa eso que está atento a él, que lo
tiene en su corazón como centro, que invierte tiempo y
empeño en mejor conocerlo, más amarlo y mejor
servirlo en los demás?
Mira, Señor, que somos pecadores, incoherentes, y
que una cosa son nuestras palabras y otro distinta
nuestra vida y sus contradicciones. Este cristiano, que
te confiesa como su Señor, invierte más tiempo en la
televisión o en los chismes, que en ti. Este otro, ya
mayor, dice que aún no tuvo tiempo de leer de seguido
ninguno de los evangelios.Y el otro, o la otra vecina, le
hace más caso a un añejo rencor que a tu mandato y
ejemplo de perdonar. Y si alguien corre la noticia o el
bulo de que no sé qué imagen se apareció en una
piedra o en un árbol, somos capaces de fletar
autobuses, pagar cientos de pesos y peregrinar largas
distancias hasta el lugar indicado.
¿Por qué, Señor Jesús, no te atendemos, te dejamos
solo y seguimos diciéndote: Tú eres mi Señor?
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Gál 5, 1-6; Sal 118; Lc 11, 37-41
“Ustedes limpian lo de fuera, mas por dentro están llenos
de rapiña y maldad”
“Para ser libres nos ha liberado Cristo”, nos recuerda
la primera lectura de hoy. Pero, ¡qué difícil liberarse de
la egoteca personal, de las apariencias, del ídolo del
pensamiento imperante, de lo que mande la señora
actualidad, de la moda y sus consumos y chismes!
Alguien lo relató con extrañeza. Me contó: No te lo
puedes imaginar, hoy vino al grupo la señora X y nos
dijo: Me ven hermosa, acicalada, atractiva. Es todo
lo que he buscado: llamar la atención.
Pero por dentro, no tengo alma o la tengo
asfixiada. ¿Me pueden ayudar? (Bueno, la cosa fue
más larga, pero éste es el resumen).
La ventaja de esta señora, sobre muchos de
nosotros, no es pequeña. Ella sabe y reconoce dónde
está. Hasta ahora había limpiado lo de fuera, como
los fariseos del evangelio, ahora ya ha entrado por
su interior y lo ha descubierto sucio y vacío.
Además, ha pedido ayuda. En adelante, con gracia de
Dios y esfuerzo, podrá tirar por la ventana el ídolo de
las apariencia. Hasta ahora ha buscado que la admiren
y consideren y la aplaudan los demás para sentirse viva;
ahora ya sabe que necesita ser querida no por sus apa-
riencias, sino por lo que es. De ahí a abrirse a aquél que
“me amó y se entregó por mi”, ya sólo hay un paso. Y
ningún amor más fuerte, más purificador y liberador
que el de Jesucristo.
¡Quiera él que también nosotros, junto con ella,
demos ese paso!
52
16 octubre
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Gál 5, 18-25; Sal 1; Lc 11, 42-46
“Ay de ustedes… que dejan a un lado la justicia y el amor de Dios”
Es una dicha encontrarnos,de vez en cuando,con alguno de
los Padres de la Iglesia. Se les llama así a un amplio grupo de
cristianos de los primeros siglos (escritores, pastores o laicos)
cuya enseñanza y ejemplo son básicos para la confesión y
vivencia de la recta fe de la Iglesia.Son un tesoro que la mayoría
de nosotros desconocemos y, por eso, descuidamos. Hoy nos
sale al paso san Ignacio de Antioquía, a quien los paganos
echaron a las fieras. Conservamos de él
siete de sus cartas, escritas mientras lo
llevaban encadenado hacia su martirio
en Roma (hacia el año 107). Son textos
llenos de ardor, de franqueza y del aire
fresco de una fe bien centrada en
Jesucristo. (Si puedes entrar en Google y
escribes Textos/EpIgnacio.htm podrás
darte el gusto de leerlas).
Si Jesús en el evangelio subraya hoy
los contravalores del Reino, san Ignacio nos recuerda “No dejéis
de rogar por los demás,pues hay en ellos esperanza de conversión,
para que se encaminen hacia Dios. Dadles, pues, ocasión de
aprender de vosotros,al menos por medio de vuestras obras”.
El rostro del Reino es Jesucristo e Ignacio lo anhela y lo
anuncia con su entrega.“Que ninguna cosa visible o invisible me
encandile ni me estorbe el camino para llegar a Jesucristo. Fuego,
cruz, manadas de fieras…crueles tormentos del diablo vengan
sobre mí con tal de que yo llegue a Jesucristo”.
Vive el Reino, anuncia el Reino para que todos los acojan, y
deja que tu alegría sea vivir en Jesucristo.
53

2 Tim 4, 9-17; Sal 144; Lc 10, 1-9
Vayan, curen a los enfermos y anuncien el Reino
Hoy celebramos la fiesta de san Lucas. San
Lucas fue misionero con san Pablo, cofundador y
animador de varias comunidades cristianas.
Además nos escribió uno de los evangelios –el
tercero– y el libro de los Hechos de los Apóstoles.
La misericordia de Dios, la actuación del Espíritu
Santo, la infancia y la humanidad de Jesucristo, la
atención a los pobres, la igual relación de Jesús con
las mujeres que con los hombres, la especial
atención a la figura de la Virgen María… son
algunas de las características y acentos de los
escritos de san Lucas.
Podemos mostrarle nuestro agradecimiento de
una manera práctica: leyendo sus escritos y
luchando por parecernos a él. Y podemos escribir
un evangelio sencillo con la propia vida; puedes
ser, como él, testigo de Jesucristo y evangelizador
de los demás. Y para lograrlo tenemos el alimento
de la Palabra de Dios en sus escritos. ¿Qué más
necesitamos?
“El Señor eligió a otros setenta y dos discípulos y los
envió… a las ciudades y lugares a donde él debía ir”…
Gracias, Señor, porque también a nosotros nos
elegiste para ser tus testigos, nos has enviado a
compartir el evangelio de la misericordia. ¡Gracias!
54

Ef 1, 11-14; Sal 32; Lc 12, 1-7
“Nada hay oculto que no haya de saberse”
Hemos sido tatuados con el sello del Espíritu, y
tenemos así las arras o la garantía de nuestra
herencia (nos dice la primera lectura). No
necesitamos otros tatuajes ni adornos. Éste es el
más hermoso y el mejor.
Jesús, en el evangelio de hoy, nos hace tres
advertencias. La primera es contra la levadura de
los fariseos, su mundo de hipocresía y de lo inútil
de guardar las apariencias con secretismos; la
segunda es sobre el verdadero objeto del temor,
que más que en perder el cuerpo, está en perder la
vida o en perdernos; en la tercera, el Señor Jesús
nos anima a no tener miedo, a vivir en la confianza,
pues, si ni siquiera “uno de los pajarillos está
olvidado de Dios”, ¡cuánto más ustedes! Así pues,
“no teman”.
Luciano de Samosata, pagano del siglo segundo
y enemigo de los cristianos, escribía sobre ellos en
“La muerte del peregrino”, y decía: “Estos infelices
se han llegado a persuadir que han de vivir por
tiempo sin fin. De ahí que menosprecien la muerte o
aún se entreguen voluntariamente a ella. Su legislador
primero les hizo creer que todos son hermanos”. No
tienen miedo.Y, una vez que renuncian a los dioses,
“adoran a aquel sofista que murió puesto en un
palo y viven según las leyes que él les diera”.
¡Danos, Señor, la misma fidelidad de nuestros
primeros hermanos y su misma confianza en ti ante
la persecución o la muerte!
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19•octubre•viernes•2012

20 • octubre • sábado • 2012
Ef 1, 15-23; Sal 8; Lc 12, 8-12
“Quien se declara en mi favor ante los hombres, también el Hijo
del Hombre se declarará en su favor ante los ángeles de Dios”
En el bosque hay árboles que dan más árboles y hay
otros que acaban con sus vecinos. Los primeros son
fecundos, los segundos, depredadores. Y algo parecido
sucede en el bosque de la Iglesia: Hay cristianos que
ayudan a que otros se hagan cristianos, y hay
“cristianos” que impiden que otros se conviertan en
cristianos, o logran crear un cristianismo “líquido”,
lleno de complejos y pasteurizado. Y en él no hay
anuncio, no hay confesión de fe, no hay comunidad viva,
no hay servicio cristiano a los pobres,no hay conversiones.
Puede que sea una Universidad o un club de teólogos o
una congregación o una población campesina, pero allí
al Jesucristo vivo no se le facilita tener atracción, ofrecer
sentido y dar vida nueva.
Hoy, sin embargo, hay grupos, corrientes de nueva
evangelización, movimientos juveniles, catecumenados
de adultos alejados o de no cristianos, comunidades de
más servicios que manifiestos, redes sociales muy
activas y bien elaboradas… Frente a la gris apostasía de
no pocos, hay una nueva primavera de fe, llena de
gracia y de testigos. Frente al nuevo paganismo oficial
de pueblos antes cristianos, ha surgido por todas partes
el hambre de Jesucristo y el claro anuncio de Jesucristo.
¿Y nosotros? ¿Confesamos a Jesucristo ante los demás y
los atraemos hacia él o nos preocupamos sólo de nosotros y
de nuestras pequeñas batallitas?
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21 • octubre • domingo • 2012
Is 56, 1. 6-7; Sal 66; 1 Tim 2, 1-8; Mt 28, 16-20
“Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos”
¿Qué sucedería si, de pronto, se suprimieran en el
mundo todas las obras de las misiones? ¿Cuántos millones
de pobres se quedarían sin escuelas, sin dispensarios,
sin leproserías, sin hogares de niños huérfanos o de
ancianos, cuántos pequeños proyectos de ayuda agrícola,
de pozos de agua o de escuelas superiores y seminarios?
Más aún, ¿cuántos millones se quedarían sin conocer a
Jesucristo y sin poder saborear y vivir su Buena
Noticia?...El mundo sería más oscuro y los pobres tendrían
un nuevo y grande motivo de llanto.
Pero, si apoyas estas obras, eso no sucederá. Nadie
podrá cerrarlas. Y no es suficiente un apoyo de ayuda
económica y de oración en este día. Eso es necesario, pero
no nos contentamos con eso.Y menos en este Año de la
Fe. Hoy, Domingo Mundial de las Misiones, comenzamos
por dar gracias a Dios por el don de nuestra fe y gracias a
todas aquellas y aquellos que nos la trasmitieron.Además,
nos comprometemos a ser discípulos y misioneros
nosotros, allí donde estamos, y a reanimar nuestras
familias y comunidades a ser misioneras.Y, desde luego
damos gracias a Dios por tantos y tantas que dejan todo
por anunciar el evangelio. Y les damos las gracias
apoyándolos con nuestra oración y con nuestra ayuda
económica, una ayuda –hoy– de esas en que no damos
de lo que nos sobra, sino de lo que necesitamos.
Millones de pobres nos la piden.
(Puedes entrar en: org/omp/conoce-las-omp).
57

Ef 2, 1-10; Sal 99; Lc 12, 13-21
“Así le sucede al que amontona riquezas
para sí y no es rico a los ojos de Dios”
Yo, mi, mis bienes, para mí…Jesús nos dibuja en esta
parábola a un rico sin nombre, y que sólo sabe declinar
el pronombre posesivo. Y este hombre tiene un gran
problema: no dispone de bodegas suficientes para
guardar sus cosechas o riquezas. ¿Ha pensado, por un
momento, en los demás? ¡Ni de milagro! Y como sólo
tiene un problema se decide a solucionarlo. Destruiré
mis almacenes actuales, levantaré otros más grandes y
meteré en ellos todas las cosechas. Me darán para vivir
años y años y años sin cansar un músculo.
Ya sabes cómo termina no infrecuentemente esta
historia. Por la noche, nuestro señor el acumulador, no
durmió bien, angustiado por los nuevos proyectos.
Hacia la mañana, le dio un ataque al corazón, y al poco
lo enterraron con muchas y aburridas coronas de flores.
Y, no mucho tiempo después, sus dos nietos derrocharon,
en antros, drogas y otros apuros colaterales, los caudales
acumulados por el muerto.
El único inconveniente de esta parábola de Jesús es
que habla de ti y de mí y de nosotros. ¿Qué hacemos con
nuestros bienes, tiempo, salud, evangelio, preparación,
fe cristiana, familia, inteligencia y de los otros variados
dones?
Dice Jesús que, al igual que a este rico insensato e
insolidario, “así sucederá al que amontona para sí
mismo y no es rico a los ojos de Dios”.
58

Ef 2, 12-22; Sal 84; Lc 12, 35-38
“Mantengan encendidas sus lámparas…”
No sirve para nada. No maldigas. Hay oscuridad en
mi persona, en mi familia, en mi comunidad cristiana, y
montañas de ella entre tanta injusticia, violencia y
corrupción en mi sociedad. Pero, ¿para qué maldecir y
murmurar? ¿A quién ayuda? Mejor, buscar la luz, pedirla
y abrirse a ella. Jesús nos dijo: “Yo soy la luz del mundo”.
Y, como la vela en el cirio, a su lado y en él, puedo
encenderme.Y, encendido, podré iluminar algo a otros,
para que también ellos encuentren
la luz verdadera que es Jesucristo.
Juntos, podremos animarnos en
luchar por la justicia del Reino, por
un mundo menos inhumano.
Las palabras de Jesús en este
evangelio nos piden la perseverancia
en la luz. Estar atentos, vigilantes y
preparados para el encuentro mayor,
como los sirvientes que aguardan a que su señor regrese
de unas bodas. ¡Con las lámparas encendidas! No sabes
cuando llega el Señor con su gracia, su llamada y sus
sobresaltos. La señora Asia Bibi, después de trabajar en
el campo con sus compañeras paquistaníes, no esperaba
ser llevada a los tribunales. Pero estaba preparada: “Si
te conviertes al islam, te perdonaremos la vida”, le dijo
el juez. Ella testimonia: “He sido juzgada por ser
cristiana… Si el juez me condena a muerte por amar a
Dios, estaré orgullosa de entregar mi vida por él”.
Felices quienes estén en vela y no dormidos cuando el
Señor llegue y llame. Y, ¿no llama cada día a la puerta de
nuestra libertad?
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Ef 3, 2-12; Sal-Is 12; Lc 12, 39-48
“Al que se le ha confiado mucho, se le exigirá mucho”
Hoy, en continuación con el evangelio de ayer, Jesús
habla del criado puesto al frente de los demás, para
repartirles “la ración de trigo”. Todos hemos sido
puestos, como él, para “repartir las raciones” de amor,
de cuidado, de evangelio y ayuda a los demás. Y tu
familia no espera otra cosa de ti; como tú lo necesitas de
los demás, ellos lo necesitan de ti. ¿Quién, el prudente
servidor o servidora que, después de recibir dones,
salud o encargos se dedica a servir a los demás?
Miro a las familias, a los grupos y comunidades y me
quedo admirado ante tantas personas que, con fidelidad
y sabiduría, sirven, lideran, ayudan, reaniman o levantan
del suelo a los caídos. ¡Gracias, Señor, por darnos, por su
medio, ejemplo, ánimos y retos!
También, a veces, se observa lo contrario. Figuras
paternas o maternas descuidadas o ausentes. O hermanos
que dan un rodeo y pasan de largo. O líderes caciquiles
y más dedicados a lucir su ego que a reanimar a sus
comunidades. Pueden parecer amables, pero “no dan la
comida a su tiempo”.Y, cuando al fin se ven obligados a
darla, ya está pasada o descompuesta.
“Ése eres tú”,le dijo el profeta al rey David (2 Sam,12).
Y acaso cada uno de nosotros podemos entender lo poco
que hemos respondido y lo mucho que se nos pedirá.
¿Podremos animarnos a servir mejor y a dar a los demás
“la ración” que se nos encargó y necesitan?
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Evangelio y vida - cuadernos bimestrales - septiembre - octubre - 2012

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