La leyenda de la huaca del sol y la luna en trujillo
1. La Leyenda de la Huaca del Sol y la Luna en Trujillo, Perú
Ubicado a 5 kilómetros al sur de Trujillo, el Complejo Arqueológico Huacas del
Sol y de la Luna se muestra colmado de misticismo y encierra historias
legendarias que sus pobladores crearon para dar significado a tan portentoso
monumento arquitectónico. (Incluye vídeo con animación apto para niños).
Perteneciente a la Cultura Mochica, este sitio arqueológico tiene un referente
impresionante formado del boca a boca de sus pobladores, dándonos una idea
mágica del por qué se construyó este templo ceremonial donde solo los
privilegiados podían ingresar.
Se dice que en la época cuando se daba culto a los dioses, dos hermanos
caminaban por los campos de un pueblo asentado en el lugar.
Durante su recorrido, los muchachos encontraron una serpiente pequeña con
dos cabezas. Los jóvenes quedaron asombrados de ver al peculiar ofidio con
tales características poco usuales, así es que al llamar su atención, deciden
llevarlo consigo rumbo a su hogar.
Los jóvenes estuvieron prendados de su nueva mascota, no cesaban de jugar
con el animal, le daban de comer mucho y la serpiente crecía con suma rapidez.
Era algo imparable e inexplicable pues el animal cada día se mostraba más
amenazador. Ante ello, los pobladores y vecinos, les reclamaron abiertamente
a los hermanos pues la serpiente estaba demasiado grande y podría ser un
peligro para la comunidad y los conminaron a llevársela del pueblo.
Muy a su pesar, los hermanos tuvieron que llevar a la serpiente lejos de la
zona, así que la metieron a un saco y la llevaron caminando hacia el mar.
Tuvieron que caminar cerca de 5 kilómetros de donde estaban hasta llegar al
mar..
Una vez en el lugar los jóvenes dejaron el paquete con la serpiente dentro y
se marcharon.
Al poco rato, la víbora logra escapar de su encierro y se sabe sola en el mar, así
que regresa siguiendo los rastros que dejaron los hermanos.
En el camino, el enfurecido reptil iba comiéndose a los animales que
encontraba, incluso a personas que se cruzaban en su camino. La bestia crecía
cada vez más y se volvía aún más fiera e incontrolable. Poco a poco se acercaba
al pueblo de los hermanos.
En medio de todo este desastre uno de los pobladores alcanza ver a la enorme
criatura y da la alerta a los vecinos, y los hermanos también recibieron
la desastrosa noticia y deciden huir con su familia y grupo de pobladores.
Raudamente toda esa muchedumbre se dirigió a las faldas de un cerro que
actualmente se le conoce como Cerro Blanco, pero no advirtieron que la
descomunal serpiente se había dado cuenta de sus movimientos y fue tras ellos.
2. El pueblo estaba en un pánico total, era un infierno lo que estaban viviendo. Los
hermanos y sus vecinos llegaron al cerro y justo cuando la enorme serpiente
estuvo a tiro de piedra de comérselos, el cerro se abre
mágicamente dejando ingresar a los pobladores para ponerlos a salvo.
Finalmente luego del extraordinario suceso la montaña cierra la enorme entrada.
Actualmente se puede notar en el Cerro Blanco, una gran franja negra que sería
la cicatriz que le quedó al cerro luego de abrirse y cerrarse, según cuenta la
leyenda.
Es por eso que los antiguos pobladores en honor al Dios de la montaña que
había salvado al pueblo, le construyen lo que ahora es el templo de la huaca.
Muy al margen de lo fantástico de esta historia, el complejo arqueológico
Huacas del Sol y de la Luna de la cultura Moche, encierra muchos misterios
que puedes conocer bajo la orientación de guías y arqueólogos que han hecho
los hallazgos.
La leyenda del entierro en el cerro Campana
“En el cerro Campana queda frente a la cumbre, en el camino a Trujillo, saliendo
de Chicama. En tiempos no muy remotos, hubo también un palenque de
ladrones, los que detenían a los viajeros y los desvalijaban, guardando en aquel
cerro, los tesoros que reunían con sus robos.
“Acabó con los ladrones el enérgico General Suárez, cuando fue Prefecto de La
Libertad (1860-62). Hasta ahora muchos recuerdan la figura austera y resuelta
de quien, como intendente de Lima, también cobró fama opor su afán de meter
en regla a toda clase de contraventores. Tiempo hubo en Lima en que las gentes
de cierta condición temblaban cuando se oía el grito de “allí viene el intendente”.
“Fue el General Suárez quien acabó con los ladrones, dando una tremenda
batida en los alrededores de Trujillo y en Ascope, que por estar rodeado de
encañadas y desfiladeros se prestaba para las maniobras y escapatoria de los
bandoleros, pero al extinguir a la banda de ladrones, no pudo acabar con la
creencia general de que en los cerros existían tesoros dejados por los ladrones”.
“Allá, por los años 50 un tal Manuel Mendo, yendo para Huanchaco en compañía
de José Nazarero y José Manuel Alcántara, conversó sobre entierros y bandidos
con sus compañeros de arrieraje, porque los tres se dedicaban a esa clase de
negocio, que hoy a languidecido por razón del progreso. Nazarero conocía la
versión de que existía un gran tesoro en el cerro y propuso a Mendo buscar
juntos, pero Mendo no aceptó; Alcántara en tanto se mantuvo silencioso, como
quien oye llover, y nada dijo”.
3. “Pasaron los días y el tal Alcántara se hizo acompañar por su sobrino, mozo y
resuelto, y buscando, y buscando encontró el entierro (por lo menos uno de ellos)
y salió de pobre, dejó el arrieraje, y al poco tiempo después compró el fundo
llamado “Alcantarilla” y comenzó a señorear como hombre de posición
acomodada. Hasta hoy hay gente que señala ese lugar y afirma que todavía
quedan monedas y valijas de oro y plata en el cerro Campana”.
“Además de esta versión, también otro de nuestros literatos contemporáneos, el
señor Max Linder, nos ofrece una sugestiva leyenda, sobre la tradición que
prevalece en el pueblo de Huanchaco, acerca de la existencia de una campana
de oro macizo, que sin duda, perteneció a los Chimus, sepultada en la
cavernosidad de dicho cerro, que siempre sirvió como guía o punto de
orientación a los navegantes”.
La Leyenda del Hombre que Vendió su Alma al Diablo
Don José Ignacio Chopitea fue propietario de la Casona de los Leones. Sobre él
se cuenta esta leyenda.
Una noche de invierno de hace muchos, pero muchos años cuando el pueblo de
Laredo era apenas la suma de un centenar de viviendas vivía en las afueras del
poblado un vendedor de baratijas llamado José Ignacio Chopitea. Su vida
transcurría apaciblemente y con algunas limitaciones que le impedían llevar una
vida con holgura.
Cierta mañana mientras caminaba junto a la acequia vio desde el otro lado de la
calle una hermosa mujer, alta y de cabellos rubios, que cautivó su atención. La
miró fijamente, prendado por su belleza y su caminar garboso. Cruzó el
empedrado y pudo contemplarla con mayor detenimiento: tenía los ojos azules y
un rostro dulce y rosado, sus labios brillantes como la luna y un cuerpo como
jamás había imaginado.
-Buenos días, dijo José Ignacio, esperando respuesta.
Pero ella ni siquiera lo miró y siguió su camino calle arriba. A poca distancia y en
medio de las cavilaciones más extrañas José Ignacio la siguió. La vio entrar en
una casona con dos arcos en la entrada hasta que desapareció por completo
tras unas rejas blancas y un pequeño bosque de tulipanes.
Más tarde lo supo. Era Ximena, la hija menor de don Juan Miranda y Rodríguez
que tenía extensos sembrío de caña de azúcar y algodón lo que lo hacía uno de
los hombres más ricos de Trujillo.
Las noches siguientes a su encuentro fortuito no pudo conciliar el sueño y
despertaba pensando en Ximena y abrigando la esperanza que algún día pudiera
compartir con ella los últimos años de su existencia.
4. José Ignacio tenía 40 años y nunca había tenido una relación que lo hiciera
pensar en el matrimonio, los hijos y un hogar donde ser feliz. Así que la tarde del
miércoles 13 de noviembre se puso su mejor traje, eligió la mejor corbata de
pajarita y el mejor perfume que le abriera las puertas del corazón de Ximena.
Salió de casa rumbo a la mansión de los arcos, tocó la aldaba y lo recibió el
criado. Pidióhablar con don Juan Miranda y Rodríguez. Minutos después estaba
dentro de la casa: amplios salones con cortinas de seda y muebles color púrpura,
jarrones chinos y alfombras persas. Toda la casa destilaba elegancia y buen
gusto. Por el pasillo apareció el hacendado que lo miró de pies a cabeza y
cuando José Ignacio le pidió licencia para empezar a visitar a su hija, don Juan
Miranda lanzó una soberbia carcajada que lo dejo helado.
-¿Cómo se atreve a pretender a mi hija si no tiene donde caerse muerto?, le dijo
rojo de cólera.
Tembloroso y con la voz entrecortada le explicó que desde el primer momento
en que la conoció no puede conciliar el sueño y que hará todo lo humanamente
posible para hacer feliz a su hija.
Don Juan Miranda no esperó que termine de hablar y lo invitó a salir de su casa.
-Y no vuelva usted siquiera acercarse a mi hija porque le costará caro.
Desde ese momento José Ignacio se apostaba todos los domingos después de
la misa junto a los árboles del parque para verla pasar y en el verano sufría
contemplándola dar su paseos vespertinos por la caja de aguas junto a sus
criadas.
-Daría todo, incluso mi vida, por su amor, se dijo para sí.
Una tarde casi al anochecer cuando las luces de los faroles se empezaban a
prender se le apareció de pronto un hombre alto vestido de blanco, con largos
bigotes y una voz gruesa y filuda.
-¿Qué hace José Ignacio?, le dijo. Dime que es lo que te entristece, que te hace
sufrir.
Se sorprendió de que supiera su nombre pero luego no le dio importancia y se
sentó junto a él en una de las bancas del parque.
-Es el amor, le respondió, el amor de Ximena que no puedo alcanzar. Le
respondió.
-Yo podría ayudarte, yo podría conseguir que obtengas eso y mucho más. El
amor de Ximena y de todas las mujeres que quieras y mucho pero muchísimo
más dinero que el que tiene su padre y todos los hacendados de Trujillo.
-Eso es imposible, sonrió José Ignacio.
-No hay nada imposible para el diablo, le contesto lanzando una enorme sonrisa.
Lo único que te pido a cambio es tu alma, por supuesto luego que hayas
disfrutado de todos los placeres de la vida.
José Ignacio lo miro incrédulo y le pidió una muestra de su poder.
-A ver, si lo que dices es cierto, quiero en mi casa un baúl lleno de monedas de
oro y piedras preciosas.
5. -Hecho, dijo el diablo y caminaron a su casa.
Cuando abrió su puerta encontró en la sala varios baúles: uno contenía monedas
de oro, el otro perlas, zafiros y diamantes y el tercero sortijas y caderas de oro.
-También tendrás el amor de Ximena y de todas las mujeres de la comarca, le
dijo el diablo antes que José Ignacio pudiera emitir palabra. Pero ya sabes quiero
tu alma luego de 50 años de gozos y felicidad.
Días después José Ignacio compró una hermosa huerta con una mansión de
muchas habitaciones, caballos de paso, contrató los servicios de criados y poco
a poco se fue haciendo dueño de casi todas las tierras de Laredo con la que
fundó su propia hacienda. Su fama y su fortuna creció así que para fiesta de año
nuevo don Juan Miranda no tuvo reparos en ofrecer la mano de su hija Ximena
que aceptó gustosa casarse en una fecha que ellos mismos pactaron luego de
bailar el primer vals.
A la fiesta asistieron centenares de invitados y por supuesto también el extraño
hombre de blanco y de largos bigotes que ofició de padrino.
Cuando la fiesta terminaba y José Ignacio marchaba con Ximena a su luna de
miel, el padrino le recordó al oído:
-No lo olvides, después de 50 años de gozo tu alma será mía.
Pasaron los años y José Ignacio no sólo tuvo a Ximena sino a cuanta mujer se
le atravesó en el camino y disfrutó de riquezas hasta que murió antes de
cumplirse el plazo. Por ello es que, con muchos años de anticipación, mandó
construir en el cementerio de Trujillo un enorme mausoleo con mármol de
Carrara y gruesas cadenas a su alrededor y en el frontis una enorme cruz para
que el diablo no pudiera ingresar y apoderarse de su alma.
El mausoleo hasta ahora existe, pero ya no las cadenas ni las puertas de bronce.
Tan sólo queda la enorme cruz que aún protege el alma de José Ignacio
Chopitea.
La ciudad norteña de Trujillo tiene mucho por ofrecer a sus visitantes, tradiciones
y costumbres expresadas en la celebración de sus festividades, así como en su
exquisita gastronomía. En sus restaurantes, así como también en los llamados
“huariques”, se preparan deliciosos potajes cuyas recetas han pasado de
generación y generación. A continuación, Marca Perú te presenta 5 platos típicos
que no puedes perderte si visitas la ciudad de la eterna primavera:
El Shambar
Considerado el plato bandera de Trujillo, es consumido por tradición solo los días
lunes. Este plato típico consiste en la conjunción de diferentes menestras como
frijoles, lentejones, garbanzos, trigo morón y habas; además de pellejo de
chancho, jamón y unas ramas de hierbabuena, lo que hace fundirse en un
inigualable sabor. Se dice que se consume los lunes por la gran cantidad de
nutrientes de las menestras; esto habría dado más fuerza a los peones que
antiguamente trabajaban en las haciendas trujillanas, ellos consumían esta sopa
6. para iniciar la semana con mucha fuerza en el trabajo. Es acompañado por una
porción de cancha serrana.
Sopa Teóloga
Esta sopa trujillana tiene procedencia colonial y se preparaba en los antiguos
conventos. Este platillo elaborado en base a caldo de gallina y res es típico del
distrito de Moche y es consumido en la semana santa, específicamente durante
el domingo de ramos, costumbre que se ha mantenido hasta la actualidad. La
sopa teóloga es bastante pedida por los comensales, especialmente por los
turistas. Sus principales ingredientes son pan remojado, papa, leche y queso.
Frito Trujillano
Como su mismo nombre lo dice, este es un plato típico de la ciudad de Trujillo.
Se prepara en base de panceta o costillas de cerdo, las cuales deben estar
horneadas y condimentadas con chicha de jora, ají mirasol, ají panca y ajo. La
compañía ideal para el frito trujillano es yuca sancochada y una especial salsa
criolla preparada con cebolla, ají mochero, pimienta, limón y sal. Es importante
destacar que los lugares más tradicionales para consumir este potaje están en
el Centro Histórico de Trujillo.
Seco de Cabrito
El seco de cabrito es también conocido como cabrito a la norteña. Es un sabroso
guiso del animal macerado con vinagre y chicha de jora. En Trujillo suele ser
acompañarlo con yucas o frejoles aderezados. Es sin duda, uno de los platos
más importantes del Perú y generalmente se sirve en eventos sociales.
Cebiche Trujillano
Plato bandera de nuestro país, y por supuesto, típico también de la ciudad de
Trujillo. Se dice que los chimúes ya disfrutaban de este potaje y que el pescado
lo cocían con el tumbo. Es importante destacar que Trujillo tiene uno de los
mejores limones del mundo, que en conjunto al ají mochero, hacen que comer
cebiche en esta parte del país se convierta en un placer único. Además, este
plato es complementado con insumos como el camote, la yuca, cancha serrana,
lechuga y algas marinas como el yuyo.
COSTUMBRES y tradiciones de Trujillo
COSTUMBRES
1. En Trujillo, algunas personas tienen un cráneo de muerto en su casa, y lo
velan para que cuide de los ladrones y no roben.
2. También colocamos la escoba de cabeza, detrás de la puerta para que no
vengan visitas indeseables.
3. También se acostumbra plantar una planta de "San Pedro" en el jardín de la
casa, porque dicen que no deja entrar ladrones a la casa.
TRADICIONES
7. 1. Fiesta de Virgende la Puerta de Otuzco que se celebra en el mes de Diciembre
de todos los años.
Se realizan verbenas, procesiones de la Virgen por Otuzco, también carrera de
burros, tocan las bandas de músicos y la gente adoran a la Mamita.
2. Corridas de Toros en Trujillo. Que se celebra en febrero, en la plaza de Toros
cerca de la urbanización Palermo.
3. Los carnavales de Huanchaco (Trujillo) en el mes de febrero. En la ciudad de
Trujillo, algunos vecinos hacen una fiesta en la calle y ponen un árbol adornado
con regalos, que le llaman PALO CILULO y bailan alrededor de éste.
4. Pelea de Gallos en Cartavio. Mi papás me contaban que en Cartavio, los
hombres llevan sus gallos al coliseo para hacer pelear a sus gallos.
5. Artesanía de Huanchaco en Trujillo. En Huanchaco, cerca a la playa hay un
lugar donde los artesanos venden adornos, collares, pulseras, aretes, llaveros,
etc, de conchas de mar, piedras como cuarzo, amatista, etc.
También venden pequeños caballitos de totora de adorno, iguales a los grandes
caballitos de mar.
6. Caballos de Totora en Huanchaco - Trujillo. Están hechos de carrizo, y los
pescadores huanchaqueros los usan para pescar artesanalmente. Ellos pescan
para alimentarse y vender ese pescado, para mantenerse.
7. En Gastronomía, Trujillo es famoso por el SHAMBAR que es una sopa
muy espesa de menestra y pellejón de chancho. Mi mami lo vende en su
restaurant. Sólo se come los LUNES.
En la sierra de Otuzco, se come el rico cuy frito con ajiaco de papa y ensalada
de cebolla.
En Moche - Trujillo se come la SOPA TEÓLOGA en Semana Santa, en el mes
de Abril.
8. Caballos de Paso en Trujillo. Se celebra en Setiembre por el festival de la
Primavera.
9. Festival de la Primavera en Trujillo. Se celebra en Setiembre. Vienen reinas
de varios países, waripolas, y se realiza el CORSO PRIMAVERAL con carros
8. alegóricos adornados con flores, donde van las reinas. también tocan las bandas
de música y pasean por las avenidas de Trujillo.