El documento describe cómo Jesús revela la naturaleza de Dios. Jesús manifiesta el amor infinito de Dios al entregar su vida en la cruz para salvar a la humanidad. Su resurrección confirma que él es Hijo de Dios y que, a través de él, los seres humanos pueden alcanzar la salvación y la vida eterna. El Espíritu Santo completa la revelación de Dios como un Dios de amor y comunidad.
2. Dios, sale al encuentro del hombre, haciéndose su interlocutor.
Cristo ha utilizado todos los recursos humanos para hacerse
comprender.
Dios mismo es quien habla a los hombres y manifiesta su plan de salvar
al género humano por medio de Cristo.
Jesús es la realización y cumplimiento de la Revelación.
El carácter histórico de la Revelación es el acontecimiento histórico de
Cristo en un tiempo y lugar concretos.
Cómo nos
revela a Dios
Al empezar su vida pública, al inicio no entienden su
mensaje, necesitan acompañarlo para ir
descubriendo.
Solo lo perciben los que han decidido seguirle, los
que lo ven todos los días: Jesús, comprende el
corazón del hombre; es bondadoso y tierno, audaz,
hace brillar la luz de Dios, tiene dominio sobre la
naturaleza, enseña con autoridad, hacer milagros.
La convivencia con Jesús, participar de su vida, ser
testigo de sus palabras, van descubriendo un nuevo
rostro de Dios.
3. Mensaje de
Jesús: el
Reino de
Dios
Jesús se presenta con el anuncio del reino: “está cerca el
reino de Dios”. Características:
a. Máximo valor para el hombre: merece la pena perder todo lo demás.
b. Este reino, lo realiza Dios mismo, lo ofrece gratis por su bondad.
c. El reino sufre una tensión temporal: “ya, pero, todavía no”
d. Jesús manifiesta una exigencia radical, el hombre debe tomar una
decisión.
4. Relación entre el reino de Dios y Jesús.
El reino de Dios, anunciado por Jesús es inseparable del mismo Jesús.
La salvación de Dios llega a los que le rodean, hace presente el reino
con su propia presencia..
Jesús se presenta como que el trae la salvación del reino – expulsa
demonios con el dedo de Dios.
El reino de Dios, anunciado por Jesús es inseparable del mismo Jesús.
Se concreta:
a.Milagros a favor de los menesterosos.
b.Come y se relaciona con los pecadores,
haciendo llegar la misericordia de Dios y
restableciendo su dignidad.
c.Libera a los oprimidos, manifestando un
poder absoluto sobre él y sus demonios.
d.Enseña la Ley y a todos y la interpreta con
autoridad, desde su verdadero sentido
haciéndola liberadora.
5. Rasgos originales de Jesús:
El “yo enfático” de Jesús al interpretar la palabra de Dios: yo os
digo. Se presenta como alguien capaz de corregir al mismo Dios; solo
Dios podría hacerlo. La revelación es progresiva.
El característico “amén”, acude a sí mismo, se apoya en su propio
ser, en su yo, como si fuese la fuente de la sabiduría.
Algunas parábolas “escandalosamente” la necesidad de acoger el
reino de Dios.
Pretensión de perdonar los pecados.
El sábado, es una institución más sagrada, Jesús tiene libertad para
interpretarlo y actuar conforme a la voluntad de Dios. . Solo
corresponde a Dios.
Se presenta como alguien más importante que Salomón y más que
Jonás.
Se coloca por encima de la ley y Templo e identificarse con el
Templo de Dios.
Pretensión absoluta de seguimiento, solo Dios ha tenido esa
pretensión.
Esta pretensión, de tener rasgos divinos escandaliza a muchos. Todos los
que están cerca, intuyen que es muy especial.
6. La mayoría descubre que Jesús es salvación para los que le
rodean.
Unos pocos descubren que el misterio de Jesús y de su identidad
radica en la relación que Jesús tiene con Dios. Habla, de Dios
como quien lo conoce a profundidad.
Tiene una realidad filial con Dios, razón última de su autoridad,
rasgo original de Jesús.
La intimidad con su Padre Dios es el único que explica el misterio
de quién es Jesús.
En Jesús se revela el verdadero rostro de Dios es el amor,
manifestado en su determinación por salvar a los hombres. Dios no
es un ser solitario sino una comunidad de Amor.
Culmen de la revelación: Misterio Pascual de Jesús
Jesucristo es al mismo tiempo manifestación de la eterna paternidad de Dios.
Con esta revelación del Padre y del E.S. se explica el sentido de la cruz y de la
muerte en cruz. Se revela como Dios de la Redención, fiel a sí mismo, fiel a su
amor al hombre y al mundo. Dios es amor, siempre dispuesto a aliviar y a
perdonar.
7. El escándalo de las pretensiones de Jesús, hizo que se
le condenara a muerte, por blasfemo.
Durante su pasión y muerte, Jesús revela que el amor
de Dios no tiene límites, es infinito.
En el misterio pascual no solo se nos revela quién es
Dios, también quién es el hombre y cuál es su misterio.
Invita a cada hombre a vivir con él una intimidad y
comunión que da sentido a la existencia. El misterio de
cada hombre es acoger el amor de Dios en Jesús.
La resurrección nos revela que Dios es fiel a su amor,
confirmación definitiva por parte de Dios, de que él es
el Padre.
Es una acción trascendente de Dios en la historia,
revelando cuál es el destino último del hombre,
participación gloriosa e incorruptible.
8. ¿Qué supuso para los discípulos de Jesús?
a. Es la mayor acción salvífica de Dios en toda la historia.
b. Experiencia profunda de que Jesús es el único camino del
hombre para llegar a Dios.
c. Experimentan la veracidad de todo lo dicho por Jesús, es el
camino hacia la casa del Padre, la verdad y la vida.
d. Obtuvieron conciencia de que Dios se había revelado
definitivamente en Jesús.
e. Han sido testigos de que Dios ha hablado como nunca antes
por medio del Hijo.
f. Experimentan que en Jesucristo se da al hombre la salvación
definitiva, merece perder la vida por ella.
g. La felicidad y plenitud depende de la resurrección y se
actualiza cuando se reúne para celebrar “la fracción del pan”
9. Deducen la vinculación de Cristo con la creación a partir de
la resurrección, como revelación definitiva; dos razones:
porque en los planes de Dios siempre hay correspondencia
entre las acciones del principio y del final y la muerte de un
hombre y su resurrección solo puede tener un valor
universal.
Por eso pueden afirmar y garantizar la universalidad y
validez definitiva de la salvación de Cristo.
Descubren la divinidad del Hijo de Dios, del hombre Jesús
de Nazaret, al ser testigos de la resurrección.
La revelación de Dios concluye con el envío del Espíritu Santo, unido al
misterio Pascual.
El Espíritu Santo, pertenece a la intimidad de Dios, Jesús nos revela a Dios
como comunidad de amor de tres personas.
10. Lo más propio de Jesús es llamar a Dios Abbá, es el rasgo propio de su
divinidad y lo llama de ese modo, porque el Espíritu Santo habita en él.
La revelación es completa, cuando llega a nuestros
corazones y hace brotar en nosotros la vida divina. No
es mera transmisión de un conocimiento, sino auto
comunicación y entrega de Dios al hombre.
El Espíritu desciende sobre los doce, reunidos en
oración con María el día de Pentecostés.
La misión del Hijo y la del Espíritu Santo son
inseparables y constituyen una única economía de la
salvación.
El E.S. sostiene e inspira a la iglesia en la tarea de
anunciar la palabra de Dios y en la predicación de los
apóstoles; inspira a los autores de la sagrada
escritura.
11. Los que no participan del Espíritu no obtiene
de la iglesia, la vida, no reciben nada de la
fuente, que brota del cuerpo de Cristo; la
Palabra de Dios llega a nosotros en el cuerpo
de Cristo, en el cuerpo eucarístico y en el
cuerpo de las Escrituras.
San Juan Crisóstomo, afirma que, la escritura necesita de la
revelación del Espíritu, para descubrir el verdadero sentido de las
cosas.
San Jerónimo, señala que no podemos llegar a comprender la
Escritura sin la ayuda del Espíritu Santo que la ha inspirado.
San Gregorio Magno, destaca la obra del mismo
Espíritu en la formación e interpretación de la
Biblia..
12. Ricardo de san Víctor, recuerda que se
necesitan “ojos de paloma” iluminados e
ilustrados por el Espíritu para comprender el
texto sagrado.
No se puede comprender el sentido de la Palabra si no se tiene en
cuenta la acción del Paráclito en la Iglesia y en los corazones de los
creyentes.
No se puede comprender el sentido de la Palabra si no se tiene en
cuenta la acción del Paráclito en la Iglesia y en los corazones de los
creyentes.