1. La zona rosa.
Cristóbal, era él un hombre callado y serio, sin mucho por contar una vida tranquila, nada
extraño, vivía con sus padres y su perro, una casa pequeña en Zamora, un chico humilde,
pobre, pero sin nada que envidiar, ojos verdes y cabello negro alto y flaco, pero quien
pensaría que una persona como esta le gustaría tanto estar en la “zona rosa”.
La zona que el más frecuentaba, la que más le gustaba, el olor, ese suave pero intenso
olor a rosas, estas rosas que frecuentemente llegaban a este hermoso lugar.
Le gustaba todo lo que había y veía en esa zona aunque era tan vacía y sola, para el esto
era perfecto, tan lindo, tan cálido, tan cursi, le encantaba sentir esta zona.
Lo hacía sentir tan seguro, confiado, querido, le encantaba ir todas las noches, cuando
podía iba en las tardes, pero era imposible ir en las mañanas, nunca quería irse.
Se sentía como en su casa, con tanto cariño como sus familiares.
Le encantaba estar con ella y besar sus hermosos labios que lo hacían sentir en su zona
rosa.