Algunas veces, cuando un analista realiza una serie de mediciones repetidas, es muy frecuente encontrarse con la situación en que uno (o posiblemente más) de los resultados que obtienen de un conjunto de medidas difiera del resto de forma inexplicable, incluso que parece estar fuera del grupo. A estas medidas se denominas resultados anómalos (outliers) o atípicos. Entonces, el analista deberá decidir si descarta ese resultado para una consideración posterior. En algunos casos, un resultado anómalo puede atribuirse a un error humano. En el trabajo científico es aceptado como regla general que una medición se rechaza en forma automática cuando se sabe que se ha cometido un error. Como una forma de prevenir una preferencia inconsciente en las mediciones es rechazar cada resultado en el que se sabe que se ha cometido un error, a pesar de que concuerden con los otros. Es incorrecto (pero también del todo humano) rechazar resultados que estuvieron sujetos a errores conocidos cuando parecen ser discordante, es decir anómalos.