2. Nuestra vida es un don de Dios y debe emplearse
para servir a los demás
Existe… mucha pobreza y necesidad extrema
por todo el mundo, muchísima rebelión y
mezquindad, muchísima suciedad y sordidez,
muchísimos hogares rotos y familias
destrozadas, muchísimas personas solas que
llevan una vida incolora y sin esperanza,
muchísima angustia por todas partes.
Por lo tanto, les suplicaré algo. Les ruego que,
además de buscar la prosperidad material,
también den de ustedes mismos para hacer del
mundo un lugar mejor
3. Para que el mundo mejore, es indispensable
que el proceso del amor cambie el corazón de
los hombres. Eso podremos lograrlo si nos
olvidamos de nosotros mismos para dar
nuestro amor a Dios y a los demás, y si lo
hacemos con todo nuestro corazón, con toda
nuestra alma y con toda nuestra mente.
El Señor ha declarado en la revelación
moderna: “Y si vuestra mira está puesta
únicamente en mi gloria, vuestro cuerpo entero
será lleno de luz y no habrá tinieblas en
vosotros
4. • Al mirar con amor y gratitud hacia Dios, al servirle con
la única mira de glorificarle, se alejarán de nosotros las
tinieblas del pecado, las tinieblas del egoísmo, las
tinieblas del orgullo. Sentiremos un amor más grande
por nuestro Padre Eterno y por Su Hijo Amado, nuestro
Salvador y Redentor. Adquiriremos mayor conciencia
del servicio a nuestros semejantes, pensaremos menos
en nosotros mismos y más en ayudar al prójimo.
• Este principio del amor es el ingrediente básico del
evangelio de Jesucristo
5. Muchos de nosotros utilizamos nuestra vida como
si fuera enteramente nuestra. Es nuestra la elección
de malgastarla si lo deseamos, pero con ello
traicionamos una grande y sagrada confianza. El
Maestro lo aclaró perfectamente cuando dijo:
“Porque el que quiera salvar su vida la perderá;
pero el que pierda su vida por causa de mí y del
evangelio la salvará” (Marcos 8:35
Mis amados hermanos y hermanas, el desafío es
grandioso y estamos rodeados de oportunidades.
Dios desea que llevemos a cabo Su obra, y que lo
hagamos con energía y alegría. Esa obra, según Él
la definió, consiste en “socorre[r] a los débiles,
levanta[r] las manos caídas y fortalece[r] las rodillas
debilitadas” (D. y C. 81:5).
6. Mi mensaje para ustedes hoy… es que tomen la
determinación de dedicar una parte de su tiempo, a
medida que planifican su trabajo en la vida, a los
afligidos y necesitados, sin albergar ninguna
expectativa de recompensa. Necesitamos sus
habilidades, sean cuales sean. Sus manos
auxiliadoras levantarán a alguien de la ciénaga de la
angustia. Su voz firme ofrecerá aliento a alguien que
de otro modo se habría dado sencillamente por
vencido. Sus habilidades podrán cambiarle la vida,
de manera notable y extraordinaria, a los que
caminan en la necesidad. Si ahora no, ¿cuándo? Si
usted no, ¿quién?
7. Creo que, para la mayoría de nosotros, la mejor
medicina para la soledad es el trabajo y el servicio
en beneficio de los demás. No minimizo sus
problemas, pero no dudo en decir que hay muchas
otras personas cuyos problemas son más graves
que los suyos. Procuren servirles, ayudarles,
animarles. Hay muchísimos jóvenes y jovencitas
que fracasan en los estudios por carecer de un poco
de atención personal y de ánimo. Hay muchísima
gente mayor que vive en la tristeza, la soledad y el
temor, a quienes una simple conversación llevaría
un poquito de esperanza y luz…
8. Hay muchísimas personas que se han visto
lastimadas y que necesitan de un buen samaritano
que les vende las heridas y les ayude en su camino.
Un pequeño acto de bondad puede suponer una gran
bendición para alguien afligido, y un dulce sentimiento
para el que se haga su amigo11.
Ustedes pueden aligerar la carga de muchísimas
personas. Estamos rodeados de personas sin hogar,
que pasan hambre y que son indigentes. Hay
ancianos que se encuentran solos en asilos. Hay
niños discapacitados, jóvenes enganchados a la
droga, personas enfermas y confinadas en casa que
claman por una palabra bondadosa. Si no lo hacen
ustedes, ¿quién lo hará?
9. El servicio es prestar asistencia a
quienes necesitan ayuda. El servicio
cristiano nace del amor genuino que
se siente por el Salvador, y del amor y
la preocupación por quienes Él no sólo
nos da la oportunidad de ayudar, sino
de guiar en la vida. El amor es más
que un sentimiento; cuando amamos a
los demás, deseamos ayudarlos.
10. El presidente Spencer W. Kimball dijo: “Al
prestar servicio a los demás, nos
convertimos en mejores personas, en
personas de más valía. Ciertamente, es
mucho más fácil ‘hallarnos’, ¡porque hay
mucho más de nosotros para hallar!”
(Enseñanzas de los presidentes de la
Iglesia: Spencer W. Kimball,
11. Algunos de nosotros sólo prestamos
servicio a quienes se encuentran a
nuestro alrededor y evitamos
hacerlo con otras personas; sin
embargo, Jesús nos mandó que
amáramos y sirviéramos a todos.
Hay infinidad de oportunidades de
prestar servicio
12. conclusión
• Podemos hacer un mundo mejor si prestamos
servicio a las personas que nos rodea
• “El que quiera ser el más grande entre
vosotros, que sea vuestro servidor”
• Recuerda que cuando abandones esta tierra, no
podrás llevar contigo nada de lo que has recibido,
solamente lo que has dado: un corazón enriquecido
por el servicio honesto, el amor, el sacrificio y el
valor.