5. 5
Lema
El destino de lo que alguna vez fue
es no perdurar en su pesantez.
Es volver a ser en nuestras existencias
oculta, profunda y misteriosamente.
Rilke.
7. 7
Parábolas. El rico y el pobre,
el ama de casa que pierde el dinero,
el pequeño grano de mostaza.
Bienaventuranzas. Lágrimas e ira.
Nacer bajo tierra, morir bajo el cielo
sin un techo humano cobijando el misterio.
El amor en hechos, la verdad en palabras.
8. 8
Me gustaría que alguien decidiera por mí
lo que debiera hacer en una hermosa tarde
de Otoño madrileño. Si ir a pasear por el
Parque del Oeste. O si quedarme en casa, con la ventana
abierta, sentada en una mecedora, recordando a la abuela.
O hacer una “maxi” a mi niña tercera,
o leer el cuento, que aún tengo yo a medias,
de Tomás Mann, que me cuesta un esfuerzo,
pues mi buen alemán sólo me llega a Göethe.
O dormir una siesta. O hacer las croquetas de la cena barata.
O irme a arreglar la tapa de la olla y sacar de nuevo
la tarjeta del economato, que se me ha perdido.
O escribir mis memorias. ¿Pero puedo escribir ya memorias
teniendo 45 años?, cuando me acuerdo de que lo que aprendí
en el colegio todavía me sirve.
El colegio alemán. El colegio tan extraño en formas,
aunque no de palabras, de los años treinta. Y después
el “Heil Hitler” y el “Viva Franco” de los años 40.
Pues, mira: ni recuerdos, ni agujas, ni libros,
ni añoranzas. Sólo escribo esto, aprisa en mi máquina nueva
y tocaré en mi piano una música vieja.
9. 9
Carmela
Como el trazo de una cierva
y el reflejo inesperado de los juegos de un delfín.
Una translúcida nube en el ardor del verano,
lejana espuma cortando la infinitud de la mar.
Y la vida y la muerte confundiéndose en ti.
10. 10
Me gusta andar por el pasillo de mi casa,
dormir y despertarme a cualquier hora
sin que me mire nadie con ojos asustados.
Si necesito ayuda, ya os la pido.
Pero quiero hacer algo difícil:
un mundo pequeñito, donde pueda libremente
ver realizados todos mis amores.
11. 11
Si mis abuelos fundieron
en hornos altos el hierro,
¿no he de poder fundir yo,
con mi corazón, el hielo?
Si con un metal inerte
hicieron río de fuego,
¿no he de poder hacer nube
con el inestable hielo?
Si con una masa oscura
tiñieron de rojo el cielo,
¿no podré ponerlo blanco
con transparencia de hielo?
Si de la dureza hicieron
mil cosas útiles luego,
¿no podré yo volver lluvia
la fragilidad del hielo?
12. 12
...y mira, mira, que sólo quiero
que quien lea despacio lo que escribo
encuentre la esperanza que yo tengo.
Si no lo consigo, seguiré quemándome,
quizá porque sepa que mis cenizas se volverán aire
y mi alma verá esa verdad que ahora me da miedo.
13. 13
Es hermoso vivir. Dolor y gozo.
Aunque a veces sólo el ver unos ojos tristes
me hace desear dejar de seguir siendo.
Es que reír es fácil. Pero sonreír, si lloras
tú por dentro, te llega a hacer perder las fuerzas para todo.
14. 14
Un tímido ruiseñor
canta todas las mañanas
y golpea suavemente
el cristal de mi ventana.
Apenas oigo sus trinos,
apenas siento sus alas.
Pero, el verlo, ya me alegra
y me llena de esperanza.
15. 15
Quisiera poder explicaros
lo que para mí es el viaje que estoy preparando.
Me voy pasado mañana
con mi hija Maite en avión, a Alemania.
Hoy es nueve de diciembre
y Julia canta: “Pero mira cómo beben
los peces en el río”, y yo estoy tomando
mi copa de jerez de la mañana.
Esperad un momento, que está nevando
y tengo que salir con unas botas viejas
muy feas y calientes
(me las he puesto porque no está
mi hija mayor, tan elegante)
a comprar los avíos de la comida y de la cena.
Bueno, ya hemos comido
y son las seis y media.
Ya están preparadas las perdices escabechadas
de mañana.
Comeremos perdices y seremos felices
porque vamos a Bonn
a oír a Beethoven.
Y, además, vendrá con nosotras la vecina.
Estamos en Adviento.
Es el tiempo de la esperanza.
Solo puede sentirse esperanza,
cuando te canta en la sangre la vida.
16. 16
Aunque, en algún momento no tiene peso mi cuerpo
y el pensamiento se escapa de mi frente,
pronto vuelvo a sentirme aquí y ahora.
Esta es mi circunstancia; a veces duele.
Pero sé que si quiero
vivir infinitud de espacio y tiempo,
he de aceptar alegre, humildemente,
que aún no es hora
de mirar la Verdad sin que me ciegue.
17. 17
Yo soy muy rica. Verdad que no he guardado
unos papeles que dicen son acciones.
Yo no las hice. Esas acciones eran,
parte de la vida de otros, no de la nuestra.
Guardo lo que sí era mío, lo que a nadie
he quitado: mi amor a la verdad y a la belleza.
18. 18
Todos tenemos un eje
de diamante. Cuídalo,
que se quema sin residuo.
Pero, si lo pules,
será un brillante.
19. 19
Seis niños y cinco niñas;
os voy a contar un cuento.
Al bautizo de los once
hadas generosas fueron.
Les entregaron sus dones
con largueza y sonriendo:
amor, belleza, talento,
gracia, salud y dinero.
Pero...
Siempre hay un pero en la vida
y también lo hay en los cuentos.
Invisible, allí acudió
un personaje siniestro,
que no quiere que los niños
duerman y crezcan contentos.
Sin que lo notara nadie
en el alma de uno de ellos,
dejó una sombra de miedo.
No pudieron ser felices
los once niños del cuento.
Claro que aún no ha terminado:
los niños siguen viviendo.
Seguro que ya muy pronto
el hada del valor se acuerda de ellos.
20. 20
Abre las ventanas
y que el viento nos preste sus alas.
Papeles, ideas,
volarán como palomas mensajeras.
Las que se pierdan,
ni nacieron en casa ni eran nuestras.
21. 21
El mal no es un principio.
Es el efecto que causa
La ausencia del amor en nuestras vidas.
La falta de esperanza en nuestras almas.
22. 22
Yo empecé a escribir mis versos
cuando me saqué una muela
y ya me peinaba canas.
¿Qué es lo que haré cuando tenga
la dentadura postiza
peluca sobre mi calva?
24. 24
Yo no quiero que mis versos suenen
a batir de cadenas ni a aletazos de pájaro en la jaula.
Pero quiero que tengan armonía interna.
Quiero que acaricien como brisa fresca
las frentes ardientes de rabia y de pena.
25. 25
Y los hombres soberbios
aún no saben que ser feliz es fácil.
El secreto, vosotros lo sabéis: Las dos manos abiertas.
El corazón, en la izquierda, siempre dando.
La mente, comprendiendo, en la derecha.
26. 26
Siento miedo cuando me parece
estar viviendo en un mundo
cerrado a la luz y al aire nuevo.
Ya sé que la luz muy brillante a veces duele
y que el aire muy puro te deja
helada la frente. Pero aún es peor
creerte ciego y sentir que la sangre
se te queda parada en las venas.
28. 28
Mi mentira piadosa. Eres como una rosa.
Y qué importa
que tus pétalos, marchitos, pronto caigan
si quien junto a ti pasa, sólo ha visto
tu color y belleza y ha sentido
un dulce y fresco aroma bañar su alma?
Florecen sin temor cuando te miren
unos ojos vacíos de esperanza.
29. 29
Mi medida del tiempo se ha perdido.
¡Qué bien se está sin reloj!
Así yo no sé si es hora
de alejarme de mi amor.
30. 30
Lo que pienso, digo en prosa.
Con música, lo que siento
y tengo que escribir versos
para expresar a la vez
sentimiento y pensamiento.
31. 31
Yo aún creo en los milagros
y las cosas más hermosas de mi vida
han pasado en Adviento.
Nací un 14 de octubre.
Cuando pude oír y ver la vida,
ya era Adviento.
Me casé un 31 de enero.
Mi boda y mi dote las tuve que preparar
también en Adviento.
Un 16 de diciembre me nació el primer hijo.
También era Adviento.
Y es ahora, también Adviento,
cuando todos aceptan, gracias a mi
alegría por este viaje, que
yo no renuncie ni a Beethoven,
ni a Cristo, ni al “Heil Hitler”
de mis trece años.
32. 32
Ven. Tengo helada la frente
y la espalda, cansada, me duele.
Necesito el calor de tus labios
y verme, en tus ojos, segura en tus brazos.
33. 33
El corazón se me escapa.
Mi pájaro corazón!
Me pareció tener alas
cuando escuché su canción.
34. 34
Si tú me miras, amor,
con tus ojitos de ciego,
verás como me transformo
en un ser como del cielo.
Parecerá una gacela
mi cuerpo delgado y feo.
Mis mentiras, poesía,
y mi carácter, tan duro,
flexible temple de acero.
35. 35
No quería el sol dejar así la tierra.
La nieve la cubría y el cielo
era una fría capa de grisáceo hielo.
Una franja de fuego brilló en el horizonte.
No cambió nada. Pero la tierra supo
que podría volver a ser verde y caliente.
36. 36
He visto en el puro cielo
azul de Soria, una tarde de invierno,
tantos matices de brillantes rosas,
que la parda tierra parecía aurora.
También mi cara sintió correr la sangre.
Que tu corazón lata con fuerza
cuando tus ojos le lleven la belleza.
37. 37
Te entregué mi corazón.
¿Por qué lo apretaste tanto?
¿No viste tú que temblaba
y que parecía un pájaro?
Al querer latir más fuerte
se te voló de las manos.
38. 38
Hondos pensamientos,
con palabras leves.
Profundo sentir,
con palabra alada.
Fealdad y mal,
con palabra opaca.
Amor y belleza,
con palabras claras.
39. 39
“Mamá, ¿cómo se hace un verso?”
“Primero, tú sientes algo.
Luego, te preguntas qué.
Después, cuando ya lo sabes,
palabras bellas, sencillas,
escribes en un papel.”
40. 40
Escúchame, mi Dios: pues me alimentas
con la sal y la miel de tus amores,
haz Tú que siempre, con dulzura y gracia,
exprese lo que siento y mis temores,
mi alegría, dolor y mis vivencias.
41. 41
Un caballo desbocado
ha galopado en mi frente.
Sus cascos me la han marcado
con dos surcos indelebles.
Que seas Pegaso leve
cuando vuelvas otra vez,
Que tus alas me acaricien
y a tu lado soñaré.
42. 42
Vuelvo a ser tu hermana, Ignacio.
Quiero arder como una llama.
Quiero vivir en poesía.
Música hacer con palabras.
Vuelve tú a ser mi armonía,
aunque no me digas nada.
43. 43
¿Por qué no entendiste cuando dije
que quería con filosofía hacer mis versos?
Yo creo que filosofía es el deseo
de conocer la verdad. Y la verdad,
no es belleza? ¿Y desear, sentimiento?
Poesía es como una armonía
que se quiere alcanzar con la frente y la mano.
Filósofo, belleza, verdad, poeta...
Palabras. Pero puedo llamarlas conceptos.
44. 44
Verde: esperanza.
Azul: la fe.
Rojo: el amor.
Ocre: la tierra,
y blanco, el alma.
Cinco colores.
¿Me bastarán
para una vida
bella pintar?
45. 45
Primero, se cree en Dios Padre.
Luego, se espera en Dios hijo.
Después, Espíritu Santo
te da su Amor infinito.
46. 46
Madrid, el milagro de España:
la provincia, con empaque de reina moderna,
en el centro estepario;
jardines, flor y árbol
y río y césped que verdea.
Aire azul que te envuelve
y te hace perder la sensación de ser tú solo.
Madrid, sería casi cielo,
si no fuera tan humano y tan inmenso.
47. 47
Versos para andar por casa,
Pero en una casa llena
de puertas y de ventanas
siempre abiertas para el sol
los amigos y quien quiera
alguien con quien compartir
sus alegrías y penas.
48. 48
Nunca he podido
describir el brillo de las perlas.
No se le puede llamar nacarado
porgue el nácar es impuro comparado con ellas.
Si las tocas, te resultan después
muy ásperos los guijarros del río.
Si las miras, encuentras fea la forma
hasta de las dulces frutas
y demasiado grandes los pintados huevos
de los diminutos pájarosmosca.
¿Y el color de las perlas?
Pueden ser rosadas como las rosas de incipiente
aurora. Doradas como las distintas leyes del oro.
Tienen azulados blancos de nieve recién caída.
Y, además, las perlas se mueren
si después de arrancadas de su concha
y de su verde mar, frío, inquieto y salado
no viven sobre una piel caliente
por una sangre roja.
Sólo puedo deciros que no sé
por qué tiene ese encanto
el misterioso brillo de las perlas.
49. 49
¿Sabes lo que es hacer un verso?
Haber roto, antes del primero,
muchas hojas. Y, después,
seguir escribiendo.
Hasta que al fin, te gusta
lo que has querido decir.
Te tiene que gustar su forma
igual que el sabor que, paciente
reposa, esperando, en un barro,
caliente y ya sin fuego.
50. 50
Si yo tuviera dinero
levantaría una torre
con cal, piedras y cemento
para poder estar cerca
de la luna y los luceros.
Durante el día, vería,
la tierra azul y pequeña
llena de dolor y miedo.
Por la noche, sueños de amor
en el cielo.
Mi torre ahora es de nubes,
de palabras y deseos.
51. 51
Me gusta andar por el pasillo de mi casa,
dormirme y despertarme a cualquier hora
sin que me mire nadie con ojos asustados.
Si necesito ayuda, ya os la pido.
Pero quiero hacer algo difícil:
un mundo pequeñito, donde pueda libremente
ver realizados todos mis amores.
52. 52
Necesito sentirme rodeada de ráfagas de luz,
de los hornos altos que tiñen de rojo
el gris esmeril de mi paisaje vasco,
del blanco de la cal, de un cielo azul
y de la verde mar. De un vino alegre
chispeando en un vaso y de volutas de humo
danzando en mi mano. De hombres y mujeres
que lloren la muerte y llenen con sonrisas
vacíos de vida y miren a las dos
como los niños miran, con los ojos
abiertos de asombro y sintiendo
que las dos son amigas.
53. 53
Leandro
Es tan cierto que el silencio es oro
y también que la palabra es plata.
Pobres palabras. Las tienen tan brillantes
en tu mente y se quedan tan empañadas en el aire.
Calla. Calla. Calla.
Habla sólo cuando estés seguro
que lo que piensas
no debiera hacer falta decirlo.
Todos los que te escuchan, lo sentían.
54. 54
Mujer, si cuando te cases
y te pregunten por qué,
puedes dar cien mil razones
que sólo tú claras ves...
hombre, si en el mismo caso
tú contestas: “Porque así es”,
yo te digo, desde ahora,
que muy felices seréis.
Cuando todo haya cambiado
en la vida de los dos
tú, mujer, recordarás
que te guió tu razón.
Tú, hombre, estarás seguro,
que sólo sentiste amor.
55. 55
¿Sabes cuál es la diferencia
entre la angustia y el miedo?
Yo nunca he tenido motivo para sentir miedo.
Pero he tenido muchas veces angustia.
Miedo y Angustia a veces se confunden.
Es la misma sensación de querer seguir siendo.
56. 56
Tengo ya tanto miedo a las palabras,
que ya no quiero ni oírlas ni leerlas.
Sólo me gustan los hechos y la vida,
que me dejen tranquila
jugando yo sola, con una, sólo mía,
un rato muy corto, pero todos los días,
dulce, graciosa y fácil poesía.
57. 57
Ni c de capitalista ni r de rica
encuentro yo en poesía.
Mucho me estoy yo temiendo
que con estas dos letritas
sólo se puede hacer churros:
desayuno de gente trasnochada
y de ibérico hirsuto que no aprecia
el encanto del té y de las tostadas.
58. 58
No me escapo de la realidad como creéis;
sólo quiero liberarme los miedos.
Lo que pasa es que ver a una persona sin temores,
hace ver claro a las mentes atenazadas de prejuicios.
Y los prejuicios, a veces, parecen principios.
No confundas el temor con los valores.
59. 59
Aunque tu hijo piense que su madre es pesada,
pero su pelo, después, brilla como el oro,
verás que merecía la pena el esfuerzo
cuando sólo intentabas conseguir
un poco de belleza.
60. 60
Soy una burguesa. Pero mi orgullo es
haber vivido con abuelos
que tenían a gala
haber pasado hambre y sudado al sol
y temblado de frío muchas noches.
61. 61
Cuatro adolescentes y un glorioso día
de julio y el Mediterráneo.
Precisión de un Omega,
armonía, sofrosine griega,
sabiduría en unos ojos verdes.
¿Y por qué el encanto, como de efebo, en esa cintura?
62. 62
Trigo maduro, la fértil tierra.
Tu pelo rubio, mi piel morena.
Sol, mar, vino, amigos, niños,
y miles de palabras y claras carcajadas.
Me queda una sonrisa
cuando miro ahora la brújula y el reloj
que yo olvidaba. ¿Sabes tu ya por qué
y dónde y cuándo?
63. 63
Todos sabemos, que sólo los poetas
mueven los pueblos.
Yo me pregunto, ¿es muy seguro
que los grandes líderes de ahora,
excepto uno, escriben versos?
Porque de algunos sólo se oyen
los trompetazos. Y eso ya suena mal.
A unos les da risa, peor a otros, miedo.