3. 3
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
Introito (Julio Tamayo)……………………………………………….5
Dedicatoria……………………………………………………...……9
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
Los Hombres y las Cosas……………………………………………11
La Mujer y las Mujeres……………………………………………...23
El Amor y el Matrimonio………………………..……………….…41
Las Jovencitas……………………………………………………….51
La Risa y los Risueños…………………………………………...…57
Diversos Sentimientos refinados y complejos………………………61
La Felicidad…………………………………………..…………..…69
Los Amigos y la Amistad…………………………………………...71
La Moral y la Virtud………………………………………………...79
La Necedad y la Vanidad………………………………………..…..87
La Muerte y la Vida……………………………………………...….91
El Arte y los Artistas……………………………………………...…95
Esto y Aquello………………………………………………….….105
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INTROITO
No confundir con Marie Régnier, la famosa icono lésbico, en
realidad Marie de Heredia, hija de españoles. Aquí hay más sutileza
francesa, parisina, que pasión latina. Como su tocaya lesbiana, Marie
Régnier, nacida Marie-Sidonie Serrure, también utilizó un seudónimo
para firmar sus obras, Daniel Darc (Daniel Darcey, René Darcy), nada
que ver con el cantante francés, el siglo XIX era más misógino que el
XVIII. En este caso no servía para ocultar obras en exceso escabrosas,
sino más bien insulsas novelas rosas no demasiado subidas de tono
(“El pecado de una virgen”, “¡He aquí el placer, Señoras!”, “Una
aventura de invierno”). Lo mejor son sus dos libros de pensamientos,
de máximas, esa tradición tan francesa, tan germana, que reverdeció
Cioran en el siglo XX. Como a esas alturas, mediados del XIX, el
género aforismos estaba bastante pasado de moda, los dos libros
(“Breviario del parisino” y “Sabiduría de bolsillo”) pasaron bastante
desapercibidos, que tuvieran tiradas ridículas de menos de 100
ejemplares también influyó. Poco más se sabe de esta buena mujer, de
la que no hay ni retrato, que era amiga epistolar de Flaubert, que
nació y murió en París, 1840-1887, que se casó con un médico,
Raoul-Emmanuel Régnier, y que escribía periódicamente crónicas
para el periódico Figaro (“Las mujeres inquietantes”). Esta colección
de aforismos, de pensamientos, estaba inédita en español (lo mismo
que “Breviario del parisino”, ahora ya no), como casi todo el resto de
su obra (solo se publicó en 1904, en una editorial chilena, “Fiebre
azul”), como casi toda la gran literatura francesa escrita por mujeres.
«Los franceses tienen envidia de las francesas, y no les falta razón.
Un italiano tiene más talento que una italiana, un inglés tiene más
talento que una inglesa, un ruso tiene más talento que una rusa; pero
una francesa tiene más talento que un francés.» Madame Girardin
9. 9
A MI QUERIDO SUEGRO
EL SEÑOR A. - L. REGNIER
Os ofrezco, querido y venerado padre, este pequeño libro, donde
he consignado, tan pronto alegremente, como con un poso de
melancolía, mis menudas observaciones sobre las personas y las
cosas.
Entre nosotros, tengo un poco de miedo, de que estas pobres notas,
sin pretensión, me hagan daño en los dedos por las severas críticas,
que supondrán quizás que haya pretendido, tras La Rochefoucauld,
La Bruyère y Pascal, hacer, pobre de mí, una obra de «moralista».
Semejante aspiración sería risible, en efecto, y mi audacia, ¡a
Dios gracias! no es tan grande.
Sobre el borde del vasto campo, quebrado por la poderosa mano
de los maestros y picoteado, después de ellos, por nombres menos
ilustres, he espigado, a mi vez, algunas hierbas salvajes, con algunas
espigas olvidadas… ¿No es el derecho del pobre?…
Por bien segado, además, que haya sido el surco, la mies, y
crezcan, eternamente vivaces, las pasiones y las debilidades
humanas, siempre permanecen y en todas partes las mismas, pero su
expresión varía según los tiempos y los medios, alimentando así al
observador y al artista, perpetuas renovaciones.
Así pues, tras tantos otros, he ligado también mis gavillas, y si no
son tan fuertes, ni tan preciosas, la culpa no es de la naturaleza,
siempre fecunda, sino del torpe obrero que no lo ha sabido hacer
mejor.
¡Recíbalo, a pesar de todo, con indulgencia, mi querido padre!
La indulgencia os es habitual. Armoniza con vuestros dulces cabellos
blancos, con vuestra amable y verde vejez, con esa serenidad
reluciente, que admiramos en vos, y que parece el reflejo de vuestra
pura y laboriosa vida.
DANIEL DARC
Marzo 1885
11. 11
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LOS HOMBRES Y LAS COSAS
Así es como de lo alto de un balcón, la sabiduría mira, sin
extrañeza ni indignación, desfilar, bajo sus ojos, los ridículos, las
pequeñeces, las vanidades y los vicios de su tiempo:
—Vaya, se dice, cómo me comporto cuando estoy abajo...
*
El mundo se divide en dos categorías desiguales: los Engañadores
y los Engañados. Es más ventajoso, ser de la primera, pero es más
propio ser de la segunda.
*
Se ve a muchos seres del sexo masculino; pero hombres,
¿cuántos hay?…
*
¡Cuánta gente cree haber sufrido, por qué han hecho sufrir!
*
Los perezosos se toman más trabajo y molestias, para vivir de
expedientes, que el que deberían tomarse para ganar honestamente su
pan.
*
12. 12
Hay personas cuya existencia entera se pasa perdiendo el tren.
*
Los ingenuos se rompen la cabeza, cuando les pides un consejo,
con el fin de considerar los pros y los contras y dar una opinión
razonada. Harían mejor en decir simplemente a su interlocutor:
«¿Qué es lo que tienes ganas de hacer?...»
*
Hay falsos tímidos como hay falsos necesitados. Se va en ayuda
tanto de los unos como de los otros, porque se les cree dignos de
lástima: simplemente son muy astutos.
*
Rasgad la epidermis de un escéptico, casi siempre encontraréis
debajo, los nervios doloridos de un sentimental.
*
El heroísmo realmente difícil, es el que no tiene otro testimonio
que la conciencia.
*
Si eres feliz, cállate; ¡te envidiarán! Si eres desgraciado, cállate;
¡te harían pedazos!
*
13. 13
Nos habituamos a todo, al parecer, incluso a los golpes de
bastón…
¿No será los que los dan los que hacen correr ese rumor?…
*
Hay seres tan maravillosamente egoístas, que incluso cerca de su
amigo agonizante, o de su amante temblorosa de amor, encuentran el
medio de no hablar más que de ellos mismos y de no inquietarse más
que por su propia persona.
*
Nos indignamos encantados de una preferencia de la que no somos
el objeto.
*
El mundo está lleno de gente que hace, a tontas y a locas, un gran
alarde de voluntad. ¿Surge un peligro apremiante, una dificultad
imprevista?… Imposible arrancarles una decisión.
*
Raros son los que juzgan imparcialmente.
*
Los ancianos, asintiendo con la cabeza van repitiendo:
¿En qué tiempos vivimos?… ¿Todo era mejor antaño?…
—¡Pues no, buena gente! Nada ha cambiado… solo vosotros.
*
14. 14
Los juicios de los hombres son con frecuencia injustos, porque
apenas se toman la molestia de formularlos con conocimiento de
causa. Encuentran más cómodo y pronta a aceptar, sin control, una
etiqueta hecha, y colgársela a la espalda de un ser de fantasía
bautizado con un nombre real: —¿Tal? ¡Un egoísta!… —¿La Sra. X?
Una descerebrada. —¿Y. Z.?… ¡Un muchacho muy fuerte! Y ya está
un asunto comprendido. Esto dispensa del aburrimiento de estudiar y
simplifica el esfuerzo del necesario razonamiento.
Y además, ¿a quién le importa ser justo?… ¿Eso aportaría algo?…
¡Rápido una etiqueta y pasemos a otro asunto!...
*
Ciertas personas confunden la sinceridad con la necesidad de decir
espontáneamente a su prójimo cosas desagradables.
*
Al envejecer, pecadores y pecadoras se vuelven puritanos.
Querrían que a sus sucesores les disgustara la manzana bermeja, en la
cual ya no pueden morder.
*
¿Habéis observado, qué pocas personas entienden lo que escuchan,
ven lo que miran, hacen lo que anuncian, y responden a la cuestión
que les han planteado?
*
Es mucho más fácil decir la verdad a los otros, que expresártela a
ti mismo.
*
15. 15
La pena que nos golpea, nos parece siempre más cruel y más
inmerecida que la que alcanza a nuestro vecino.
*
Hay seres tan afortunados, que incluso las tonterías que hacen se
vuelven en su beneficio.
*
¡Qué de personas cuya gran sabiduría consiste en no haber tenido
jamás la necesidad de manifestarse!
*
Es fácil razonar sobre un hecho complejo e indicar, a posteriori,
la conducta que cada uno debería haber tenido.
*
El coraje no es absoluto. Casi siempre es parcial y relativo:
así, personas muy bravas ante una espada, o la boca de un cañón,
emprenderán la fuga ante una epidemia; lo mismo el que hubiera
luchado heroicamente contra la miseria y el dolor, temblará de miedo
ante la idea de encontrarse cara a cara con un muerto; o ese otro,
al que ningún temor material u oculto hubiera plegado, no podrá
soportar la divulgación de un ridículo íntimo o una enfermedad
secreta. ¡Se matará por temor al escarnio!
*
16. 16
Existen espíritus viciados así como existen monstruos. Hay que
compadecerles y evitar su contacto; pero odiarlos sería demasiado.
*
Se haría un libro bien cómico con las pequeñeces de los grandes
espíritus.
*
Cuando un coloso cae, los perros acuden corriendo y le ponen la
pata encima.
*
Suprimid la vanidad, la debilidad, el interés, y contad con que
quedarán personas listas para obligar a sus semejantes…
*
Nos creemos con gusto el eje del mundo y, cuando triunfamos,
consideramos que todo está bien.
*
Los optimistas indignados, son los peores misántropos.
*
Los desollados gritan más fuerte que los obligados; por eso el
número de malvados parece prevalecer mucho sobre el de personas
honestas.
*
17. 17
Los hombres, en apariencia más violentos, son los más fáciles de
llevar: basta con persuadirles de que son ellos los que quieren lo que
les haces hacer.
*
Un hombre absolutamente y notoriamente malo, es menos temible
que un hombre débil: al primero le evitamos, mientras somos
engañados sin cesar o víctimas del segundo.
*
Las personas mediocres logran todo, porque no inquietan a nadie.
*
Es más fácil exponer tu vida en un impulso generoso, que
entregarla día tras día, silenciosamente, y sin ninguna satisfacción de
la vanidad.
*
Los caracteres débiles solo muestran decisión cuando se trata de
hacer una tontería.
*
¡Prestad atención a las pequeñas enemistades! No es solamente en las
fábulas, donde se ha visto que las picaduras múltiples del mosquito
pueden agotar el coraje del león.
*
18. 18
Llegamos a encontrar meritoria, cuando es nosotros quien la
hemos hecho, la acción que nos parecería reprobable y casi criminal,
cometida por nuestro vecino.
*
En la vida, como en los grandes concursos, hay seres que obtienen
accésits en todo, ¡y que jamás se llevarán un primer premio!
*
Regla general sin excepción: Cuando hacemos una tontería,
siempre estamos convencidos de que la culpa es de alguien.
*
El tiempo pasa; los entornos y los hábitos se modifican; solo la
humanidad permanece siempre y en todas partes la misma.
*
En la familia, al igual que en política, cuando hay grandes
disputas, infaliblemente hay agravios de una parte y de otra.
*
Se confunde de buena gana la violencia de ciertos hombres con la
verdadera fuerza. Es un gran error: la violencia no es más que la
forma aguda de la debilidad.
*
19. 19
Soportamos más de buena gana ser odiados o calumniados, a ser
identificados con un ridículo.
*
Un hombre terrible el Sr. X… a la menor contrariedad,
se enrabieta… ¿Su zapatero le falta la palabra? Es un alboroto que
perturba a toda la vecindad. ¿Su cocinera ha dejado quemar el asado?
La vajilla y la cubertería vuelan a través del apartamento, y hasta por
encima de las ventanas…
¡Un hombre terrible la verdad! su gente le aborda temerosos;
su mujer palidece de terror cuando escucha el ruido de sus pasos en la
escalera; sus niños permanecen ante él como hipnotizados…
Pero en cuanto se encuentra súbitamente con una voluntad
netamente formulada y fríamente sostenida, de inmediato veréis
desvanecerse esta fantasmagoría de violencia, ¡y a nuestro fanfarrón
de despotismo volverse súbitamente más dócil y más maleable que un
perro apaleado!
*
Un poco de lógica, Señores, ¿de gracia? Reprocháis a las mujeres
—y no sin razón—, el lujo excesivo de sus ajustes; pero solo os
suscitan homenajes de admiración aquellas que os arruinan por sus
prodigalidades.
*
Nos equivocamos al creer que la timidez es una prueba de
modestia. Existen seres muy tímidos, que tienen de ellos mismos y de
su mérito, una muy alta opinión. Solo les falta el coraje de imponer
esta manera de ver a su prójimo. Esta es la verdad. Son fatuos
avergonzados.
*
20. 20
Nadie es tan belicoso en tiempo de guerra, como el buen burgués,
instalado, en ropa de cama, al lado de su chimenea, con los pies sobre
los morillos y su casquete guateado en la cabeza...
¡Este no puede comprender las vacilaciones de nuestros
generales!… ¿Cómo no atacamos a semejante cuerpo de armada? ¡Es
increíble que no hayan pensado todavía en invadir tal capital!… ¿Por
qué no asaltan el fuerte del Sur? ¿Y la flota, os lo ruego, que hacéis
con la flota?…
Un mapa sobre sus rodillas, este invencible guerrero combina
marchas geniales. Planta en los lugares correctos, formidables
alfileres y con el extremo de su índice, con una serenidad heroica,
envía a la muerte a centenares de miles de hombres.
Está sorprendido, y porqué no decirlo, indignado, de las pocas
entrañas que le pone la gente al irse a hacerse ametrallar… ¡se deben
a la patria, pardiez!
Mientras se afana, un obús explota a cien metros de allí…
¡De golpe, nuestro general en ropa de cama siente desvanecerse…
se pone pálido… le tiemblan todos sus miembros! ¡Y si la diversión
recomienza, corre a refugiarse bajo su lecho!
*
En amor como en política, y en arte, como en religión, el hombre
que se enamora de un ídolo nuevo, experimenta generalmente la
necesidad de arrojar el antiguo por la ventana.
*
Políticos, mis queridos hermanos, perdéis vuestro tiempo en
agitaciones estériles: no es tal punto o tal soberano, ni tal o cual
fórmula, la que os dará la concordia, la abundancia y la alegría; es
únicamente el sentido de la justicia, el sentimiento del deber y el amor
al trabajo.
*
21. 21
Nada aquí abajo es absolutamente bueno, ni absolutamente malo.
Ver todo negro es una estupidez, como ver todo color de rosa, una
estafa.
*
¿La humanidad?… Un puñado de perlas dispersadas en una
montaña de barro.
*
23. 23
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LA MUJER Y LAS MUJERES
Las mujeres, son como las olas del Océano: siempre las mismas;
jamás semejantes.
*
Le falta a la mujer más honesta, un átomo de coquetería, como a la
fresa, un grano de pimienta para desplegar su sabor.
*
Se reprocha a las mujeres no ser sinceras. Lo son… ¡en el
momento!
*
Las mujeres tienen un talento maravilloso para atribuir sus propios
errores a aquellos que tendrían el derecho de quejarse de ellas.
*
¡Ironía de las metáforas!… Es siempre en el momento preciso en
que una mujer se decide a dar sus arras al diablo, cuando su amante la
llama «¡querido ángel!»
*
24. 24
Sanar a un herido, dar limosna a un desgraciado, coser ropita para
los huérfanos, —obviamente acciones meritorias—. Pero ayudar a
una culpable a levantarse, echar una mano a una amiga, cuyos
triunfos irritan tu amor propio, callarse, cuando bastaría una sola
palabra para asesinar la reputación de una rival… ¡Esta es, Señora, la
verdadera bondad, la verdadera caridad, la única que cuenta!
*
Cuando una mujer está a punto de caer, adereza su caída con tantas
buenas razones, que parece que todo el mundo sea culpable de su
falta, excepto ella.
*
Cuanto más se aleja una nación del estado salvaje, más adquiere la
mujer influencia y su lugar: pues la mujer no es un ser tan inferior
como se pretende.
*
Una mujer quizás perdonará una calumnia que estropeará su
reputación; pero a quien hable mal de su talle, o critique su rostro,
le guardará un implacable rencor.
*
25. 25
Cuando el Señor Diablo avise de que va a gobernar la Tierra, hará
venir a su corte, una delegación de mujeres de todas las naciones
civilizadas, y habiéndolas pasado revista, decretará que en amor:
La italiana dará su corazón,
La alemana, su fecundidad,
La inglesa, su vigor,
La rusa, su ciencia,
La americana, su iniciativa,
La polaca, su gracia,
La suiza, su simplicidad,
La española, su fiebre,
La francesa, su alegría,
¿Y la parisina? El Diablo, habiendo registrado ya sus bolsillos, no
encuentra nada; y va a despedirla, sin más, cuando se vuelve:
—Parisina, amiga mía, dice, me conviene que te vuelvas con las
manos vacías: ¡por qué a falta de un don verdadero, te concedo la
facultad de dar, a ti sola, la ilusión de las cualidades de todas tus
rivales juntas!… La Parisina se fue, muy satisfecha de su lote; y el
Diablo, que sabía muy bien lo que acababa de hacer, no estaba menos
encantado de haber conquistado, tan fácilmente, ¡una maravillosa
aliada!...
*
AXIOMA: Cuando vuestra mujer o vuestra amante, os hace, sin un
motivo serio, una escena de celos, os desafía… Quiere adormecer
vuestra vigilancia, o legitimar ante sí misma represalias anticipadas.
*
26. 26
Hay mujeres muy bellas de las que te olvidas una hora después de
haberlas adorado.
Hay otras, muy ordinarias, de las que no te despegas jamás…
¿Por qué?
Porque las primeras exigen que las rindas culto, mientras que las
segundas tratan como Dios a quien las ama.
*
Una mujer bonita que sea un hombre honesto; ¡supremo ideal!
*
Cuando escucho a una mujer afirmar a toda costa su virtud, no
puedo evitar pensar en las pequeñas linternas plantadas en los hoyos,
y que significan: «¡Cuidado!»
*
La belleza sin la bondad se parece al rayo estéril de la luna;
ilumina y no calienta.
*
El hombre ha inventado el odio;
El diablo ha inventado el amor;
La mujer ha encontrado la ternura.
*
Las mujeres sueñan despiertas demasiado; y ya que la realidad casi
jamás está al nivel de sus quimeras, ¡están fatalmente condenadas a
ser desgraciadas o inconstantes!
*
27. 27
Atribuimos a las mujeres defectos que les vienen de los hombres,
y no las honramos por las cualidades que ellos les deben.
*
El hombre se enamora por los sentidos; la mujer por la
imaginación: es lo que hace que un hombre cuanto más desea a una
mujer, más frecuentemente la vea. Alejado de ella, su pasión
disminuye y termina, tarde o temprano, en el olvido.
La mujer, por el contrario, se exalta en la soledad; y de tal modo
que, quien cerca de ella, en cualquier momento, le haya podido ser
indiferente, ocupará su vida entera desapareciendo a propósito.
*
Se dice a menudo de las mujeres son seres que se mueven por
sensaciones; por… tentaciones más bien...
*
¡Qué felicidad para los hombres que las mujeres no se entiendan
entre ellas!
*
Hay algunas mujeres que aman, y muchas más que creen amar…
Pero sobre todo hay muchas que se aburren...
*
La verdadera superioridad de la mujer, es la de apegarse a los que
sufren.
*
28. 28
Hay tres categorías de mujeres igualmente insoportables:
Las mujeres-muñeca;
Las mujeres-hembra;
Y: ¡las mujeres con barba!… ¡con barba moral, sobre todo!...
*
—Soy el Maestro ha dicho el hombre, porque soy el más fuerte; en
consecuencia ¡quemaré, lapidaré, ahogaré, y decapitaré a la débil
criatura que pretenda sustraerse a mi autoridad!
Y sonriente, la mujer, pensando para sí misma:
—Seré la amante del Maestro.
E hizo como había dicho.
*
Si las mujeres tuvieran en mente no tener corazón, la posición del
hombre ya no sería sostenible.
*
¡Juventud y Belleza! ¡Qué abuso de poder!...
*
El hombre y la mujer no han sido creados el uno para el otro,
sino más bien… ¡el uno contra el otro! Son dos fuerzas intentando
equilibrarse, contenerse, y a veces combatirse, a fin de impedir que
uno de los dos adquiera, aquí abajo, demasiado poder.
*
29. 29
Aceptamos con sumo gusto la fealdad como una patente de
sensatez…
¡Error profundo!
La belleza espera los homenajes, los acepta como un legítimo
tributo y apenas se detiene en ellos; mientras que la fealdad, teniendo
que triunfar sobre su propia desgracia, busca todos los medios
posibles de provocar la atención, de atraer la curiosidad, de probar por
último, a sí misma y a los otros, ¡que puede inspirar amor!
*
En muchas mujeres, la dulzura de actitud y de lenguaje es un
estuche de terciopelo, que encierra una lámina de acero.
*
Una mujer consiente voluntariamente en decir algo bueno de otra
mujer, cuando se encuentran allí, para escucharlo, una o varias buenas
amigas, para quienes este elogio será desagradable. Es una forma de
compensación, que equilibra su caridad mediante una malicia.
*
Las mujeres solo se unen verdaderamente cuando se trata de
conspirar contra su enemigo común: el hombre.
*
La mujer que no sabe envejecer es una torpe: desperdicia, a golpe
de encubrimiento y cosméticos, los restos de una belleza que la edad
habría vuelto majestuosa y serena.
*
30. 30
La mujer caída aspira, por encima de todo, a ser tratada con una
apariencia de respeto.
La mujer honesta se dedica a copiar los andares y los modos de las
que desprecia; su sueño, el de ella, es ser deseada, en vez de
respetada.
*
La dificultad de conocer bien y definir bien a la mujer, radica
sobre todo en que, muy raramente, posee una personalidad absoluta.
Lo más frecuente, es que solo sea el reflejo, exagerado de un director
intelectual (párroco, padre, madre, amigo o amante), del que asimila
las ideas y las opiniones, y del que vienen, momentáneamente,
cualidades y defectos sin raíces.
*
He conocido bellezas lacrimosas y sentimentales, que pasean a
través de todos los alborotos mundanos, la melancolía de sus hombros
ampliamente descubiertos, ¡y que se lamen con gran acompañamiento
de fuagrás su incurable herida!
*
Ved la Génesis: el hombre peca por glotonería, es decir por el
cuerpo y las aspiraciones materiales; la mujer por curiosidad, es decir
por el espíritu y la necesidad del más allá...
*
Admirable armonía de la naturaleza que produce al insecto para
ser la presa del pájaro, a la comadreja para devorar a la rata, al
hombre para destruir al tigre y a la mujer para… ¡neutralizar al
hombre!
*
31. 31
El hombre es una fuerza, pero está en poder de la mujer aniquilar
esta fuerza y volverle más débil que un niño… ¡Tan frágil es la
superioridad que deja semejante imperio al esclavo!...
*
No me indigna ver a un salvaje crujir a su padre o a su madre,
más que ver a ciertas criaturas miserables entregarse al primer
llegado, por un trozo de pan: la ignorancia y la miseria te vuelven
inconsciente. Lo que me provoca horror: ¡un hombre astuto y una
mujer egoísta!...
*
Porque tengo en muy alta estima a la mujer, me enrabia ver que la
estupidez y la vanidad la vuelven a menudo inferior a lo que podría
ser.
*
Es verdad que la sinceridad no es una virtud común en las mujeres;
pero si reflexionamos que les ha hecho falta, desde la infancia,
habituarse a comprimir sus aspiraciones más inocentes, a disimular
sus impresiones, hasta volverlas invisibles al más clarividente,
convendremos en que se necesitaría una franqueza robusta para
resistir a semejante tratamiento.
*
¿Qué es más molesto, un hombre afeminado, o una mujer que
imita, torpemente, los andares, los trajes y los hábitos viriles?...
*
32. 32
¿Volver a las mujeres electoras? ¿Por qué hacer eso?… ¿Es que
imagináis que no votarán?… ¡Y más bien tres veces que una!...
*
Quizás habría hombres fieles, si las mujeres emplearan,
para conservarlos, la cuarta parte del esfuerzo que se toman para
despegarlos de ellas.
*
¡Mejor contar las gotas de agua del mar, que los deseos de una
mujer!
*
El hombre se deshace en insultos contra el retorcimiento de la
mujer. ¿Pero cuando, por ventura, encuentra una perfecta? Le vuelve
la espalda.
*
Se ama más o menos ligeramente a una mujer bonita.
Se adora a una mujer fea que amamos.
*
Una mujer necia es una mayor calamidad que un hombre necio,
porque generalmente habla mucho más.
*
33. 33
Los muchachos siguen siendo niños hasta que son hombres (y a
veces incluso después…) Las muchachas ya son mujeres en cuanto se
quitan la camiseta.
*
¡Que una mujer sea rubia o morena, qué importa! ¿Bonita? No es
indispensable; fina de espíritu y de lenguaje, con formas armoniosas y
una mirada expresiva, esto es mejor…
Podemos desear además que tenga al menos veinticinco años,
y que no sobrepase los cuarenta; ser elegante de formas, simple de
andares y de carácter; suficientemente coqueta, para merecer la pena
complacerla, pero sin que su dignidad jamás pueda ser alcanzada;
siempre bien puesta, pero con la apariencia de no ser pensado, y lo
bastante espiritual como para saber callarse a propósito.
Pero todas estas gracias no serán nada, si no se le añaden aún una
bondad inagotable y una devoción que nada pueda detener. Es verdad
que entonces tendréis ante vosotros: la verdadera mujer.
*
En resumidas cuentas, el defecto más grave de las mujeres,
¡es volverse suegras!
*
Meditad este axioma, Señoras mías: ¡La edad que quieres tener
estropea la que tienes!
*
Para la mayor parte de los Franceses, dar vueltas alrededor del
fruto prohibido es mucho más divertido que morderlo...
*
34. 34
La fuerza prima sobre el derecho… ¡Sea! ¡Pero la destreza prima
sobre la fuerza!
¡Hombres fuertes! ¡¡¡desafiaos!!!...
*
El hombre razona.
La mujer cree.
El hombre cambia.
La mujer busca…
El hombre aprende.
La mujer adivina.
*
¡Ciertas mujeres hacen pagar bien caro a su marido, lo que ellas
llaman su virtud!
*
Hay por el mundo muchas mujeres que saben darle la vuelta a un
cumplido. ¿Cuántas hay que tengan verdaderamente la intención de
complacer a aquella a la que se lo dirigen?...
*
Lo que es absolutamente raro y encantador: una señora mayor
amable.
*
La mujer se da, pero se entrega menos completamente que el
hombre.
*
35. 35
Las mujeres se perdonan una falta, más fácilmente que un acierto.
*
Muchas mujeres serían incapaces de desear que un hombre
muriera de amor por ellas; ¿y habría alguna que no se sintiera
involuntariamente halagada, si el acontecimiento se presentara?
*
El punto esencial, para una mujer que quiera adquirir una
reputación de inteligente y espiritual, no es tanto demostrarlo,
ni siquiera serlo, sino persuadir a los que charlan con ella, que son
prodigiosamente inteligentes y espirituales.
*
Para ciertas mujeres, de apariencia delicada, la salud es una mina
de concesiones, que explotan con maravillosa destreza.
*
Las mujeres muy feas tienen una disposición singular a creer
prendados de ellas, a todos los hombres que se les aproximan; se diría
que la naturaleza les compensa con esta ilusión de los crueles rigores
de la realidad.
*
Una mujer astuta se guarda de mostrar la influencia que ha sabido
conquistar. Es haciéndose muy pequeña, y manteniéndose
escrupulosamente en la sombra, como más de una Inés ha hecho girar
el mundo al cabo de su uso.
*
36. 36
Una mujer, que quiere crear un salón político, debe aprender
primero a escuchar, después a no entender, y por encima de todo a
callarse.
*
¡Se ve a muchas mujeres espirituales cometiendo tonterías,
mientras mujeres carentes de genio lo logran todo!
*
Hay algunas mujeres que aman a un hombre; pero las hay más que
aman los peligros, los secretismos, las emociones, en una palabra,
la novela del amor.
*
La cualidad esencial de la mujer, y casi su razón de ser: es la
bondad. Una mujer egoísta, por bonita e instruida que sea, es un error
de la naturaleza, algo como una disonancia moral y física.
*
—Señor, dice Chrysale, frunciendo la nariz, ¿me garantiza que mi
mujer será perfecta, ya que la ha enseñado a pensar, a razonar, y a
darse cuenta de una cantidad de cosas que ignora?…
—No, Señor, no os garantizo nada parecido, porque la perfección
no es de este mundo. Pero si, como todo hace suponer, vuestra mujer
es inteligente y bien dotada, os garantizo que los conocimientos de los
que tiene tanto miedo, harán de ella una buena mujer, una buena
madre, y una buena francesa, lo que vale más que ser únicamente una
bella esposa que sirve solo para enriquecer a las modistas y
costureras.
*
37. 37
—Señor, sigue diciendo Chrysale, adelantando esta vez su labio
inferior, temo que mi mujer, cuando sepa tantas cosas bellas, me tome
por un imbécil, ya que no sabré más que ella.
—Señor, ¡nos injuria a ambos! Una mujer, cuyo marido fuera lo
que dice, lo percibiría muy bien, aunque ignorara la historia y la
geografía. No se inquiete; la Señora sabe, desde hace tiempo, a que
atenerse en su caso; y si, como quiero creerlo, usted es inteligente e
instruido, ¡ella os apreciará mejor!
*
Las mujeres se quejan de que se habla mal de su virtud; ¡pero más
ofendidas se sienten cuando ya no se piensa mal de ellas!
*
Casi todas las mujeres confunden la sentimentalidad con el
sentimiento.
*
¿Quieren un buen consejo? ¡Cuídense de las mujeres que hablan
sin cesar de su excelente corazón y de su sublime desinterés!...
*
Podéis, oh legisladores sagaces, encerrar a una mujer. ¡Podéis, oh
maridos y amantes celosos, vigilarla estrechamente noche y día,
espiar su mirada, supervisar su correspondencia, sus amistades y hasta
su sueño!
¡Pero qué importará todo eso, si no encuentran también el medio,
de mantenerla entre vuestros brazos, y vuestra boca en su boca,
e impedirla que no piense en otro que ustedes!
*
38. 38
Es en los terrenos sin cultivar donde crecen los cardos y las malas
hierbas…
En tanto se deje en barbecho el cerebro de las mujeres, crecerá en
él las locuras.
*
Una mujer no debe exceder la atención ni por su aseo, ni por sus
discursos: basta con que le atraiga y lo mantenga, sin parecer que le
presta atención.
*
¡Dios os guarde de una mujer que se crea perfecta!
*
Las mujeres son excelentes en el arte de darle la vuelta a un bonito
cumplido que, bajo un envoltorio de terciopelo, deja penetrar la fina
punta arponada de un escarnio, o la garra rosada de un pérfido
sobreentendido.
*
Ciertas mujeres, realmente hábiles, pasan su vida haciéndose
imponer por su marido lo que ellas se mueren por hacer.
*
Una mujer demasiado coqueta y una mujer que no lo es para nada,
demuestran igual despreocupación por su marido.
*
39. 39
Suprimid la ociosidad, la coquetería y la curiosidad, las tres
virtudes teologales del diablo, y veréis como ya solo habrá mujeres
fieles.
*
¿Sus vicios, mi querido Señor?… virtudes contrariadas o…
exasperadas; ¡nada más!
*
Una mujer que ama no admite que su marido, o su amante, haga
otra cosa que adorarla. Considera como una victoria, hacerle perder
una cita seria, o abandonar, para complacerla, un trabajo prometido y
esperado.
*
Conclusión:
Jamás se dirá de las mujeres ni todo lo malo ni todo lo bueno que
merecen.
*
41. 41
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
EL AMOR Y EL MATRIMONIO
El amor es un duelo sin merced, donde a veces hay dos vencidos y
la mayoría de las veces dos fugitivos.
*
Hay amas de casa perfectamente felices, igual que hay un premio
gordo entre quinientos millones de boletos… ¡para tentar a los
indecisos!
*
El amor que piensa en sí mismo no es amor.
*
Si, de golpe, un maligno encantador se propusiera transformar en
esposos, a los amantes que se desmayan en brazos el uno del otro,
jurándose amor eterno, sería placentero contemplar el singular
aspecto que tendrían la mayor parte de entre ellos.
*
42. 42
Cuando se piensa en todo lo que haría falta reunir, buscar y
conjuntar, tanto en simpatías y caracteres, como en gustos, hábitos,
temperamentos, educación, para osar ligar indisolublemente a dos
seres, con alguna suerte de verles soportar sin demasiadas heridas,
toda su vida; y cuando, por otra parte, se ve con qué ligereza, qué
inconsecuencia, a veces incluso, qué ceguera, se procede, entre
nosotros, a este tan difícil y delicado asunto del matrimonio, todavía
sorprende, encontrar por aquí y por allá, algunos hogares no
separados.
*
El amor es un manto mágico, con que el amante adorna al ser
amado y que, de inmediato, comunica al que está revestido con él,
irresistibles seducciones.
*
Pretender obligar al amor que jamás se desaloje del corazón donde
un día eligió domicilio, es tratar de encerrar el aire en una jaula,
e indignarse acto seguido de que pase entre los barrotes...
*
Una barrera atravesando una corriente no impide que la fuente
fluya. La intercepta en un momento de su curso, la contiene, la irrita y
la hace saltar más violentamente, una vez franquea el obstáculo.
*
Toda pasión es una corriente; toda ley una barrera.
*
43. 43
El calendario del amor:
A los quince años, se sueña;
A los veinte años, se canta;
A los treinta años, se causa;
A los cuarenta, se profesa;
A los cincuenta, se recoge;
A los sesenta… se cuentan las batallitas.
*
El amor se parece al vino de Borgoña: al envejecer, su aroma se
desvanece.
*
El amor no vive de la moral: vive de esperanzas y de deseos.
Esto explica el porqué las mujeres notoriamente virtuosas no inspiran
ninguna pasión duradera.
*
En una pareja ideal, el marido debe ser a la vez el amante, el
compañero, el amigo y el protector de su mujer. La mujer debe ser la
inspiradora, el sostén, la amante, la hermana y el amigo de su marido.
*
El torrente salta, grita, espúmea, se revuelca, destroza y trastorna a
su paso. Pero pasa. El río es apacible; cava profundamente su lecho y
no deja la ribera que una vez adoptó...
Hay amores-río y amores-torrente.
*
44. 44
Cuestionad, escuchad, mirad, meditad, y llegaréis a esta
conclusión: que nueve de cada diez veces, en el adulterio, el amor es
el pretexto; el amante… el medio; el aburrimiento la causa; la
decepción el hecho; la lasitud el desenlace; el lamento el epílogo...
*
El corazón es un seudónimo del que se abusa en muchas
cuestiones en las que no tiene nada que ver.
*
Cuando el amor no es una sublime locura, es una estupidez.
*
Hay personas fieles por pereza y otras por empecinamiento.
*
El amor, incluso cuando es relativamente feliz, es una perpetua
lucha: cuando ya no combate para conquistar, le hace falta combatir
para conservar lo que previamente ha conquistado. ¿No tiene que
defenderse contra los posibles rivales, contra el tiempo, contra el
aburrimiento, contra lo imprevisto y contra sí mismo?...
*
Es tan difícil, en el mundo, ser el marido de una mujer demasiado
bella, como de un monstruo de fealdad.
*
45. 45
Hay en la primera efusión del amor, como en ciertos esbozos,
una fogosidad, una intensidad de sensaciones y de vida, que ya no se
encuentran al final de la ejecución de la misma obra.
*
Se ve, por el mundo, muchos maridos celosos que no aman para
nada a su mujer y del mismo modo esposos infieles que adoran a la
suya...
*
El amor convierte en bestias a personas espirituales; ¿por qué no
se debería producir el milagro inverso?...
*
Un matrimonio perfecto es una sinfonía, en la que, por turno y al
mismo tiempo, deben cantar, vibrar y fundirse, las sensaciones, las
aspiraciones, las ideas y los hábitos de dos seres esencialmente
disímiles.
Cuando el acuerdo se establece, la armonía que resulta de ello es
lo más sublime que se pueda soñar. Pero, a menudo, los virtuosos
impacientes o inhábiles se desaniman con los primeros esfuerzos…
Y así es como, para una sinfonía ejecutada a voluntad, nos
apoyamos, ¡por desgracia! ¡en tantos alborotadores lamentables!...
*
46. 46
Si estuviera casado, y viera a mi mujer acoger, con afabilidad, a
uno de mis amigos, y hacer completamente a propósito un elogio
suyo y tomar en consideración las opiniones que le haga sobre sus
vestidos, me diría: «¡Atención!»
Pero el día en que, súbitamente, parezca tomar ojeriza al
privilegiado de la víspera, y simule encontrarle solo de refilón, me
diré: «La torre ha sido jugada».
*
Algunos matrimonios, que han comenzado siendo una cadena,
acaban por volverse un vínculo.
¡Lo más frecuente es el efecto inverso!
*
Un hombre, por prendado que esté, no debe hacer jamás a una
mujer el sacrificio de una convicción.
*
¡No es constancia lo que hace falta! Sino gente capaz de inspirarla
a quienes carecen de ella.
*
47. 47
En amor, el ser amado es una pura entidad, una ficción,
un pretexto; algo así como un maniquí vivo, revestido, por la
imaginación del amante, de perfecciones morales y bellezas físicas,
absolutamente imaginarias.
En tanto que dura el encantamiento, el feliz mago se deleita en su
ilusión; pero si fatalmente se desgasta el encanto… La saciedad, poco
a poco, despoja de sus adornos prestados al ser todavía ignorado, que,
de golpe, aparece tal como la naturaleza le ha creado… A menudo
también bien; a veces mejor; pero otro.
Y estupefacto, el amante, que ya no reconoce a su sueño, grita
traición… o bien, pensativo, se sumerge en una contemplación estéril,
buscando, sin conseguirlo, explicarse el secreto de esta extraña
metamorfosis. No comprende que él es el único que ha cambiado.
*
Al comienzo de una pasión, buscamos ocultar que amamos.
Al final, nos afanamos en ocultar que ya no amamos...
*
Hablando de matrimonio, convendría meditar profundamente el
proverbio turco: «¡Antes de entrar, piensa en la salida!»
*
Un marido traicionado por su mujer solo tiene que vengarse…
El amante será suficiente.
*
¡Es preferible el dolor de amar sin esperanza, que el suplicio de
sufrir un amor que ya no se comparte!
*
48. 48
No es cómodo, el rol de marido:
Celoso, es engañado;
Crédulo, es burlado;
Déspota, es odiado;
Débil, es despreciado;
Demasiado expansivo, fatiga;
Indiferente, ofende;
Apasionado, es ridículo;
Inconstante, provoca represalias.
Queda en su haber una sola suerte: la de ser amado por su mujer,
en cuyo caso podrá, según su buena voluntad, ser bueno o sombrío,
grotesco o distinguido, delicado o brutal, amoroso o voluble…
Todo le será contado como virtud.
*
¿El amor? ¡Un dios que tiene la frente en las nubes y los pies en el
barro!
*
Nuestro sistema de educación quiere que se mantenga a las
jóvenes en la ignorancia completa del acto fundamental del
matrimonio. ¡Probablemente no invitaríamos a escoger lentes de
gafas, que no podría cambiar enseguida, bajo ningún pretexto, a una
ciega, cuyos ojos, próximamente, iban a ser abiertos, sin haber visto
una gota en su vida!
¡Cuántos hogares tristes han resultado de estos irreparables
malentendidos!
*
49. 49
El amor no es, muy a menudo, más que una atracción, suscitada o
exaltada por una ocasión.
*
¡Desgraciado el marido que, en el duelo conyugal, ha dejado una
sola vez entrever que no era invencible!
*
Cuando dos enamorados buscan lo que podrían decirse, es que sus
corazones han cesado de hablarse.
*
El olvido, a veces es una suprema limosna.
*
En amor, amar mucho, es no amar.
*
Se puede odiar todo siendo amante del amor.
*
El amor es como el sol: cuando cesa de subir al horizonte, decrece.
*
50. 50
A menudo he observado que los hombres que huyen del
matrimonio para conservar su independencia, son infinitamente
menos libres que los esclavos legales...
*
El peligro del matrimonio, es que pretende reglamentar el amor y
el amor tiene, por esencia, horror a cualquier restricción.
*
En el matrimonio, como en el amor, ¡evitad los embrollos!
¡Las reconciliaciones son ruinosas!
*
Con todos sus inconvenientes, y a pesar de sus detractores, el
matrimonio subsistirá en tanto no se encuentre algo mejor; —o, hasta
aquí, las falsificaciones y las innovaciones han sido mediocres—;
peores inconvenientes y ventajas menores… Entonces, ¿no es, tanto
como resignarse del todo?...
*
Y además, entre nosotros… convengamos una cosa: si el
matrimonio fuera defendido, rápido le descubriríamos mil dulzuras.
*
51. 51
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LAS JOVENCITAS
Toda joven es una esfinge, pero al revés que la de la fábula,
ignora la palabra del enigma que está encargada de revelar.
*
Las jóvenes, la mayor parte del tiempo, saben demasiado o no lo
suficiente: demasiado, para ser tan completamente ignorantes como
nos las figuramos; no lo suficiente, como para dirigirse y mantenerse.
*
Una joven que habla de amor se parece a esos extranjeros que,
conocen imperfectamente una lengua, y se sirven, a tontas y a locas,
de expresiones de las que no pueden apreciar el alcance.
*
No me gustan las jóvenes que exageran sus escrúpulos púdicos.
Eso me hace dudar de la inocencia de su espíritu.
*
La joven es un agua estancada que recela de las tempestades.
*
52. 52
La audacia de las jóvenes, en materia de amor, es casi siempre una
prueba de su ignorancia del peligro.
*
El amor de una joven no es, la mayor parte del tiempo, más que un
deseo de amar.
*
Las jóvenes ignoran demasiado lo que ganarían mostrándose
francamente como son, en lugar de aplicarse convenciones y
sentimientos que suenan falsos.
*
Una joven casadera es una trampa: las ganas de triunfar en
encontrar el ser indispensable en su preparación, la especie de
vergüenza que, soterradamente, entre nosotros, se aferra a la idea del
celibato, la curiosidad de lo que se le oculta, el vértigo de lo
desconocido, la impaciencia de encontrar su lugar en el mundo, todo
esto inconscientemente y concurrentemente, la empujan a engañar y a
engañarse. Su padre, su madre, sus amigos, le ayudan a dar lo mejor
de sí. Presumimos cualidades que no tiene; travestimos en virtudes
sus defectos… Escuchadla discurrir: el mundo le aburre; la danza
choca con sus íntimos pudores… ¿y en cuanto al aseo?…
¡Una verdadera pesadilla!
Registrad estas confidencias y repasadlas seis meses después del
matrimonio…
Ya me contaréis las novedades…
*
53. 53
La intuición de las jóvenes para las cosas de amor es de una
singular agudeza. Su curiosidad, sin cesar agudizada por el misterio
donde tratan de mantenerlas, les comunica algo de la sagacidad del
salvaje, para quien el menor indicio es suficiente para llegar al
conocimiento de un hecho ignorado.
*
Hay ciertas jóvenes cuya virginidad circunspecta y sabia casi
hacen desear que fuesen menos puras y más castas.
*
El amor maternal es innato en la mujer y se manifiesta
tempranamente, en casi todas las jóvenes, por una atracción
totalmente instintiva, que les lleva a mimar, a consentir, a abrazar a
todos los niños que ven; aunque exageran esta atracción, cuando están
en presencia de testigos. Es para ellas, como una ingeniosa manera de
reclamo: —¡Ved, parecen decir, seré una buena madre de familia!...
*
Si mañana suprimimos el vestido de satén con cola, los oropeles,
los botones de diamante, los regalos, los invitados, y todos los
volantes que hacen de la ceremonia del matrimonio una especie de
representación triunfal, donde brillan y se desvanecen, a la vez, todas
las vanidades de la mujer, ¡cuántas jóvenes estarían menos prontas a
aceptar el marido que se les presenta!
*
54. 54
Al lado de las de una Inés de quince años, que trata de adormecer
la vigilancia inoportuna de su madre, con el fin de yacer de amor con
su primito, ¡qué son las sabias combinaciones de los más retorcidos
diplomáticos!
*
Una vieja dama, —enemiga de los internados—, formula así los
motivos de esta aversión:
Las jóvenes son como las manzanas; cuando se tocan de demasiado
cerca se estropean.
*
La amistad de las jóvenes entre ellas, es una adulteración del amor,
en la que se desahoga el exceso de sus efusiones latentes… Eso les
ayuda a ser pacientes.
*
Dos muchachas no se abrazan con tanta pasión, como cuando un
hombre (y sobre todo un joven) asiste a este despliegue de ternura.
Sospechan muy bien que este espectáculo de Tántalo incitará al
testigo el deseo de participar, y esta idea excita su malicia.
*
Si me quisiera casar, las cualidades que buscaría principalmente en
una joven, serían la bondad, un juicio recto, un espíritu juguetón, y,
por encima de todo, ¡la naturalidad!
*
55. 55
Un padre, que no se preocupaba de dotar a su hija, le citaba esta
frase de San Agustín:
«Casarse está bien; no casarse está mejor.»
—¡Estoy harta! padre mío, replicó la jovenzuela, ¡hacer siempre el
bien… hará que puedas con lo mejor!
*
¡Es, para un futuro marido, una cosa aterradora y exquisita una
verdadera joven!
*
57. 57
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LA RISA Y LOS RISUEÑOS
¡Enséñame cómo ríes y te diré quién eres!
*
La risa es el sol de las conciencias claras. Desconfiemos de las
almas y de las casas cuyas persianas estén siempre bajadas.
*
En amor, la sonrisa es un cebo y la risa una licencia.
*
La mujer que se enfada con una declaración de amor, a veces está
bien cerca de desfallecer; la que se calla, desea escuchar más; la que
llora, demanda ser consolada… la que ríe, desconcierta el ataque,
trastorna a su agresor y se vuelve invulnerable.
*
¡Hay que haber llorado mucho, para llegar a reír del todo!
*
La gravedad a menudo no es más que la nariz falsa de la estupidez.
*
58. 58
La alegría da miedo… la risa también, algunas veces…
*
Los intrigantes y los débiles acuñan dinero con sus lágrimas;
los orgullosos mueren sin quejarse y con la risa en los dientes.
*
¡Cuánto orgullo hay a veces, en una carcajada!
*
Se pueden remediar todas las desgracias físicas, salvo una risa
tonta.
*
¿Conocéis una injuria más sangrante que cierta sonrisa?...
*
Escucho al Sr. Prudhomme que grita: —¡Más entusiasmo! ¡más
principios!… ¡El respeto ha muerto!… ¡La sociedad está perdida!…
¡la risa ha derribado todo, desflorado todo, empañado todo!…
¡Por desgracia! señor mío, las cosas que dice son bastante risibles.
*
El verdadero dolor es púdico y se oculta. La risa, por el contrario,
es una divisa de alegría, buena para arrojar a la cabeza de los
indiferentes y los curiosos.
*
59. 59
La risa de ciertos filósofos recuerda a ese cilicio, recubierto de
brocados y pedrería, que llevaba una reina de Francia: afuera,
centellea y brilla; en interiores, desgarra.
*
Tal risa, sonora y franca, proyecta a su alrededor como un contagio
de alegría…
Tal otra, cortante y seca, da un pequeño escalofrío.
*
En el hogar, la alegría de una mujer es un tesoro más precioso que
los diamantes y las perlas.
*
La risa es la salud del espíritu, como el ejercicio es la salud de los
músculos.
*
Después de un largo periodo de tristeza, tanto las naciones como
los individuos, experimentan una irresistible necesidad de alegría
ruidosa.
*
Algunas veces nos reímos muy fuerte por algo que no vale la pena,
porque es lo debido, por mantener la seriedad, un momento antes,
ante una verdadera tontería. Es lo que se podría llamar: «La risa
sustitutiva».
*
60. 60
Es frecuente ver a personas muy alegres en el mundo, tener en sus
casas un humor sombrío y casi feroz.
*
¡Poneros en guardia ante la mujer que ríe siempre y ante el hombre
que no ríe jamás!
*
Cuando ya no se ría en Francia, a Europa se le desencajará la
mandíbula.
61. 61
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
DIVERSOS SENTIMIENTOS
REFINADOS Y COMPLEJOS
¿No es singular que sintamos, por las cosas, pasiones infinitamente
más absorbentes y más duraderas que por los seres dotados de
vida?… Comparad, en efecto, el amor inspirado por una criatura por
perfecta que sea, con el sentimiento exclusivo, insaciable y siempre
grandilocuente, del anticuario, por una vieja medalla revestida con un
verde grisáceo secular, —del coleccionista, por un Delfft astillado—,
¡o con la ternura emocionada, celosa, perturbada, del horticultor por
cierta «rosa negra de pistilos amarillos y pétalos latifoliados!...».
*
¡No me gusta la gente que razona con su corazón y que
sentimentaliza con su espíritu!
*
Sembrad bendiciones; recogeréis ingratitud. Pero más vale al final
de la vida, haber hecho cien ingratos que un solo desgraciado.
*
La indiferencia es una pereza del corazón.
*
62. 62
No faltan las personas serviciales. Las que saben obligar por el
contrario son muy raras.
*
A veces es más complicado discernir tu deber que desempeñarlo.
*
Que de gente se estima sincera, porque descargan en los otros las
mentiras que primeramente se han hecho a sí mismos.
*
Hay que tener cuidado de no volver oneroso nuestro perdón,
a quien ya ha sufrido la penosa obligación de solicitarlo o sufrirlo.
*
Cualquiera que sea la importancia del servicio que solicitan de
vosotros, no olvidéis que es más duro aún tener que pedirlo que
hacerlo.
*
Las almas rectas prefieren el dolor de ser traicionadas al suplicio
de desconfiar.
*
¿Es impresión mía que se experimenta, en medio de una gran
multitud, una sensación de aislamiento más intensa que en una
completa soledad?
*
63. 63
La virtud más rara, es la imparcialidad; pero no lo lamentamos
demasiado, porque la imparcialidad engendra fatalmente el
escepticismo, que mata el entusiasmo, sin el cual ya no hay lucha,
por lo tanto, ya no hay vida.
*
Ciertas personas tienen el arte de persuadir de que han prestado un
servicio obligados. Es lo que se podría llamar la ingeniosidad de la
delicadeza; ¡flor sutil y rara!
*
Los celos son algunas veces una prueba de amor, y más a menudo
una prueba de amor propio. Hay también casos en que no prueba nada
de nada, salvo un mal carácter.
*
Deberíamos ser indulgentes con los demás y severos con nosotros
mismos y, es generalmente lo contrario lo que tiene lugar.
*
Un servicio prestado vincula más estrechamente a ciertos seres a
los que han tenido la alegría de socorrer, mientras que enfría
visiblemente el afecto de ciertas otras. El primero parece ser un
reconocimiento a quien ha dado la ocasión de ejercer la bondad de su
corazón, mientras que el segundo se pone en guardia por anticipado
ante una reincidencia: «Pase por esta vez, parece decir; ¿pero sabe?,
¡no vuelva más!»
*
64. 64
Cada cosa a su tiempo: el mechón que os encanta, situado sobre
vuestro corazón en un medallón de oro; suscitaría aversión a ese
mismo corazón, si lo encontrara en el fondo de su plato.
*
En religión, como en amor, creemos sobre todo en lo que
deseamos.
*
¡Qué sutil casuística la de una conciencia que desea capitular!
*
La discreción es una de las cualidades más raras y preciosas que
existen; sin embargo es una de las que más raramente se piensa en
recompensar, precisamente porque se mantiene siempre al margen.
*
Hay personas que olvidan tan fácilmente sus propios errores,
que se sorprenden completamente al ver que los otros se acuerdan de
ellos.
*
Buscamos con agrado la compañía de los que triunfan:
inconscientemente, esperamos beneficiarnos de su vecindad, de su
éxito o de su fortuna.
*
65. 65
Muchas personas son capaces de tomar espontáneamente una
resolución generosa; ¡pero apenas quienes puedan durante mucho
tiempo, y sin lamentos, soportar las consecuencias!
*
¡Los grandes de este mundo no han hecho pocos esfuerzos para ser
proclamados amables, generosos! ¡excelentes! Estamos dispuestos a
tenerles en cuenta el más ligero avance como una acción destacable y
rara.
*
La indulgencia, esa cosa exquisita, que está hecha de un mucho de
piedad y de un poco de desprecio.
*
Cocina psicológica:
Para hacer un perfecto escéptico, coged un joven sentimental y
muy tierno. Flambeadle ligeramente al fuego de las pasiones y
hacedle blanquear en un caldo de lágrimas… Abrid entonces al
animal; aplanadle, arrancadle el corazón y picarlo con un relleno bien
especiado; volvedle a meter en su lugar la víscera así tratada, poned la
bestia en una parrilla, a fuego lento, y darle la vuelta hasta que
adquiera buen color; regadlo con un bonito agraz de ironía…
Salpimentadlo con sal… ática, en cantidad suficiente. Dejadlo enfriar.
¡Y degustadlo con cuchillo!
*
A medida que el tiempo transcurre, el recuerdo del servicio
prestado crece a ojos del benefactor y disminuye a ojos del
beneficiado.
*
66. 66
El perdón no implica el olvido:
Solo sabemos olvidar la ofensa cuyo daño no nos ha alcanzado.
*
Recordar con mansedumbre, es lo que se llama perdonar.
*
A menudo tienes que desconfiar de ti mismo; pero hay que tener
cuidado de no comunicar esta desconfianza a los demás.
*
No digáis que se puede ser, a la vez, bestia y bueno. Son
excluyentes. La bondad, la verdad, exigen discernimiento y voluntad.
En cuanto a esa molicie indolente y beata, que cede por temor o por
apatía a todas las solicitaciones, y que confundís con la bondad, no os
fiéis: seréis su víctima mañana, después de haberle beneficiado hoy.
*
Algunas veces nos complace exagerar, cara a cara ante una persona
que amamos, las obligaciones que podemos tener hacia ella. El
reconocimiento es entonces para nosotros como la consagración del
sentimiento que nos llevaba hacia ella.
*
Nada es tan fácil como despreciar las riquezas… cuando eres rico.
*
67. 67
¡Dicen amar la verdad, y solo se apasionan por la mentira!
*
La alegría más grande que puede experimentar un corazón bueno,
es prestar servicio a un amigo. Solo hay una que se le puede
comparar: la de encontrar la ocasión de demostrar eficazmente ese
reconocimiento a quien un día nos hizo un bien.
*
Creemos no tener ya más ilusiones; sin embargo con el desgarro
que sigue a cada nueva decepción, nos apercibimos de que todavía las
poseíamos.
*
La desgracia que nos golpea casi nunca es la que esperamos; y por
eso mismo, nos trastorna más.
*
El ofensor denomina pecadillo a la falta que el ofendido llama
crimen abominable.
*
Nuestras convicciones más robustas se ablandan y se vuelven
maleables, cuando se encuentran en oposición flagrante con nuestros
intereses.
*
El gran mal de la traición es que mata la confianza.
*
68. 68
Digamos, con motivo, que ninguno de entre nosotros es lo bastante
impecable como para mostrarse inflexible.
*
El odio debe ser perezoso y la bondad activa.
*
La suprema diplomacia consiste a veces en decir la verdad.
*
Dar un consejo, es decidir que quien lo reciba haga lo que quiera;
en efecto, o vuestra opinión reforzará la suya, corroborándola;
o fortalecerá, por la discusión, la opinión contraria.
*
¡No nos apresuremos en blasfemar! Puede suceder que ciertos
hechos, en apariencia reprensibles, hayan sido motivados por una
causa justa que ignoramos.
*
Negar lo que se ignora es tan temerario como afirmar aquello de lo
que no se tiene prueba. La sabiduría mira, escucha y espera.
*
Hay que temer escrutar demasiado el fondo de las cosas;
¡llegaríamos al desencanto de todo esfuerzo!
*
69. 69
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LA FELICIDAD
La felicidad es como nuestra sombra: nos acompaña sin cesar.
¿Estiramos la mano?… Solo agarra el vacío.
*
El mejor medio de ser feliz, es hacer felices; ¡pero quien podría
usarlo apenas piensa en ello!
*
Una buena mujer, una buena lámpara y una buena chimenea, he
aquí las tres condiciones fundamentales de la felicidad íntima. Pero
uno posee la lámpara perfecta y una mala mujer; el otro una mujer
excelente y su chimenea humea; el tercero una chimenea modelo,
con una mujer a la par; ¡pero su lámpara carboniza y no ilumina!
Y así es como sobre la tierra hay tantas personas descontentas con
su suerte.
*
Una gran desgracia procede de una alegría rota. Buscando bien,
casi siempre encontraremos en los escombros, algo con que
reconstituir una más pequeña, que todavía será dulce...
*
70. 70
Cerca de la chimenea que reluce, en un bonito interior bien
cerrado, el marido, la mujer y los niños charlan alegremente rodeados
de sus amigos. Son ricos, considerados, sanos. Parecen unidos;
exclamamos hablando de ellos: ¡He aquí gente feliz!…
Sin embargo una circunstancia fortuita te lleva incluso a leer de
golpe en el corazón de cada uno de ellos, ¡y reculas de espanto!
*
Algunas veces he visto a gente feliz; pero gente que se considere
feliz, ¡todavía no he encontrado a ninguna!
*
La felicidad, es lo que se desea o lo que se lamenta...
*
Buscamos la compañía de personas felices, como si la felicidad
pudiera, como la fiebre, ganarse respirando el mismo aire.
*
Existe gente lo bastante rica como para poder dar sin contar, y que
se lamentan de su suerte.
Qué entienden ellos por: ¡ser feliz!
*
La felicidad no reside en tal o cual fórmula: reside en nuestra
imaginación.
No somos felices; nos vemos felices.
*
En resumen, la felicidad, ¿no será quizás no ser absolutamente
desgraciado y contentarse con ello?...
*
71. 71
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LOS AMIGOS Y LAAMISTAD
El amor es una atracción de los sentidos; la amistad una atracción
del espíritu.
*
La amistad tiene deberes; el amor solo derechos.
*
Estamos descontentos con nuestros amigos, porque les pedimos
una delicadeza, un celo y una devoción, que solo demostramos
nosotros mismos, de vez en cuando.
*
Hay personas cuya amistad es embarazosa y torpe, hasta el punto
de hacernos desear que cesen de amarnos.
*
Enunciamos de buen grado sabios lugares comunes sobre el
egoísmo y la ingratitud de los hombres. ¿Somos verdaderamente
traicionados o abandonados por un amigo? Explosiones de sorpresa e
indignación… ¡Todo menos escepticismo clemente o más filosofía!
*
72. 72
Hay que desconfiar de las exageraciones de la amistad,
manifestadas por ciertas naturalezas exaltadas. Los antojos del
corazón, igual que los del estómago, indican un temperamento poco
sólido.
*
Hay personas que es como si conociéramos desde hace veinte años
al segundo encuentro; otras que veremos como por primera vez,
durante toda nuestra vida.
*
Hablar mal del que ha cesado de ser nuestro amigo, es achicarte a
ti mismo.
*
Con frecuencia es más ventajoso ser el enemigo de un hombre que
llega al poder, que ser su amigo: para conquistar lo primero, al
hombre que llegue le costará mil esfuerzos, mientras que lo segundo
es una tarea doméstica, la fidelidad y la devoción son adquiridas por
anticipado.
*
73. 73
La amistad, es como el amor, en su luna de miel: así como los
amantes, los nuevos amigos no pueden dejarse; las expansiones no se
agotan; se ven a todas horas; se escriben al menor incidente. Un
placer ya no lo es, si no se degusta en compañía; la pena que te
golpea, le alcanza con el mismo golpe. Todo es común: proyectos,
esperanzas, ambiciones, recuerdos; una entente tan perfecta asombra
a la sociedad. ¡No vayas a emitir la suposición de que pueda
modificarse algún día! ¡Semejante pensamiento sería considerado por
los interesados, como una injuria!
Sin embargo los meses pasan, y he aquí que nuestra gente se
sorprende del todo al encontrar que ya no tienen nada que decirse…
Descubren entonces mil razones para no verse. Cuando antaño tenían
que verse sin cesar.
¡Y con eso bastaba!
*
Casaros con los indiferentes si os van bien; ¡pero ahorrároslos
como amigos!
*
Puede haber amor sin estima. No puede haberlo en la amistad.
*
Hay personas para las que la amistad es simplemente el derecho a
decir a la víctima, gratificada por darles el título de amigo, cosas
hirientes que no se atreverían a decir a un simple conocido.
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74. 74
Tu amigo te ofende: le perdonas. ¿Le guardas rencor?… ¡No!
¡Es él quien jamás te podrá perdonar tener que haber bajado la cabeza
ante ti!
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Me guardo de los asesinos y de los ladrones… Pero de los amigos
patosos, ¿quién me preservará?...
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¡Los amigos! siempre están cuando se trata de prestarles servicio.
*
El azar y las circunstancias tienen a menudo más que ver,
sobre nuestras amistades, que nuestro propio comportamiento.
*
¡Y qué! ¿estáis todos estupefactos por qué vuestro mejor amigo os
ha traicionado?… Es su fidelidad lo que habría debido sorprenderos.
*
Concedemos más fácilmente homenaje al mérito de un
desconocido que al de un amigo. ¿Con qué derecho, en efecto, este
señor Tal o Cual, que hemos conocido «poco más alto que esto» se
revela así de golpe como pintor, músico, poeta u hombre de estado,
mientras que nosotros, que le hemos sonado los mocos, no somos
nada de todo eso?… ¡Esta pretensión es chocante si se piensa bien,
y de cerca se parece mucho a una impertinencia!
*
75. 75
Hace falta, para que la amistad pueda ser recíproca y duradera,
que el interés no haya tenido nada que ver.
*
Entre todas las calamidades que le pueden asaltar a un hombre
honesto, el Amigo-Garrapata es una de las más temibles:
Aquel que ineludiblemente cae en tu casa, en medio de una efusión
íntima, o en el desarrollo de una escena de matrimonio… En lugar de
no ver nada y largarse rápidamente, se muestra desolado… se excusa,
insiste; agrava, con su torpeza, lo embarazoso de la situación.
¡Además, lleno de celo! Queriendo a toda costa, y a pesar tuyo,
lograr tu felicidad; pidiendo a tus espaldas, y obteniendo para ti,
la mano de una joven que no tenías la menor gana de esposar;
preparando sin advertirte, un encuentro fortuito con un antiguo amigo,
que jamás desearías volver a ver; solicitando en tu nombre, a uno de
tus enemigos políticos, acordar una situación que no querrías aceptar
a ningún precio; metiéndose donde no le llaman, de la mañana a la
noche, para comprometerte en irreparables torpezas; y literalmente
desesperándose, si le muestras una frialdad muy explicable, o si tratas
de refrenar su deseo inmoderado de serviros.
¡Os ama tanto! Y lo peor, es que es sincero.
*
Más rápidamente que la peste, la desgracia hace el vacío alrededor
de a quien visita. Nuestro egoísmo se resiste a tomar del dolor de los
otros, una parte onerosa o demasiado viva.
¿Somos golpeados a nuestra vez? El aislamiento en que nos deja
nos sorprende y nos indigna.
*
76. 76
Hay ciertos amigos devotos a los cuales hay que evitar recurrir,
con el fin de prolongar la ilusión con la cual nos acunan. Se parecen a
esos frágiles puentes rústicos, situados en un decorado, para el placer
visual, pero sobre los cuales sabes que no podrías arriesgarte a poner
un pie.
*
La intimidad es a la amistad lo que la posesión al amor: aprieta
algunos vínculos hasta volverlos indisolubles y desata rápidamente la
mayor parte de los otros.
*
Para ciertas personas, el amigo es una especie de hucha donde se
recaudan, durante un tiempo más o menos largo, las buenas formas y
las efusiones, con la segunda intención bien clara de reencontrar los
ahorros en un futuro.
*
Hay amistades de conveniencia y amistades por afinidad: las
primeras, —poco exigentes por una parte y por otra—, pueden durar
mucho tiempo, incluso siempre. Es la mayor parte de las veces una
cuestión de hábito. Las segundas, más apasionadas, proceden de
buena gana del enamoramiento y son casi siempre de corta duración.
Las que persisten son deliciosas: es el matrimonio por amor de dos
corazones.
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77. 77
He visto amigos, que desde hace tiempo ya no se aman,
permanecer ligados por una especie de respeto humano, y también,
porque no tenían el coraje de sacudirse del hábito adquirido.
*
Al día siguiente de un éxito, todos tus amigos lo habían predicho.
La víspera, dudaban de ello con la misma unanimidad.
*
El día en que nuestro mejor amigo se encuentra entre nosotros y la
posición, la fortuna o la mujer, que codiciamos, le descubrimos
espontáneamente una multitud de defectos que no habíamos, hasta
entonces, sospechado su presencia.
*
Ciertos amigos nos hacen tonterías de tan buena gana, que nos
privan hasta del derecho de tomarlas en consideración.
*
Hay gente que entabla amistad con celebridades, como quien elige
sastre o fotógrafo; manteniendo un repertorio de anécdotas sobre su
gran hombre. Nadie, escuchándolos, parece conocerles como ellos.
Lo explican, lo detallan, lo estrujan, lo exprimen, lo estiran y lo
elaboran, con infatigable indiscreción. Generosamente, le prestan sus
opiniones, sus antipatías, sus admiraciones y su propia estupidez.
Y aún así todavía tiene que estar contento, si el honesto amigo así,
amificado, no es gratificado, a mayores, con alguna enfermedad
secreta o algún vicio encantador; porque lo que le importa, ante todo,
al emprendedor de confidencias, es probar, a todo el mundo, hasta que
punto ha penetrado en la intimidad de su gran hombre.
¡Este amistoso comercio procura, además, toda clase de pequeños
beneficios, sin hablar del honor!...
*
78. 78
¿Quieres saber si un hombre es digno de ser tu amigo?
Pregúntate si querrías ser su deudor...
*
¿Los que se quejan a menudo de no tener amigos, se preguntarán
alguna vez si son ellos mismos el amigo de alguien?
*
¡Qué simpatías inspira de golpe el amable indiferente de ayer,
inopinadamente proclamado ministro!
Gente que apenas le saludaba, pronto se acuerdan, con
enternecimiento, haber ido al colegio con él. ¡Otros están encantados
pensando que han nacido en el mismo barrio! Los hay que se
enorgullecen de tener idéntica edad… «¡Este querido tal!» Siempre
habían predicho que llegaría lejos…
Es verdad que al primer favor rechazado, el entusiasmo se
modifica: entonces estos extraños amigos sacuden la cabeza… ¡Están
indignados!… ¡y despotricarán con amargura, contra la ingratitud
«del advenedizo»!...
*
¡Lo que más nos gusta de nuestros amigos es casi siempre nosotros
mismos!
*
¿Ilusión, la amistad?… Sea… La luz de una lámpara también solo
es la ilusión de la claridad del día. ¡Qué sería sin embargo de
nosotros, si no las tuviéramos, para iluminar, más bien que mal,
la oscuridad de nuestras largas noches!...
*
79. 79
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE LO QUE SE HA CONVENIDO EN LLAMAR
MORAL Y VIRTUD
No hacemos el bien; creemos hacer el bien.
*
En realidad, el vicio y la virtud, como la fealdad o la belleza, solo
existen relativamente en las tradiciones recibidas, en los usos
admitidos, y en medio de los cuales se vive.
*
Hay dos clases de virtudes: la que se predica, es sublime y ruda,
la que se practica, acolchada con los más esponjosos ajustes.
*
La virtud la mayor parte de las veces, no es más que una falta de
ocasión… o de decisión.
*
¿La moral? Es muy simple:
Todo lo que es divertido está prohibido. Todo lo que es aburrido
está, no solamente permitido, sino incluso, ¡ordenado!
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80. 80
A distancia, los juicios se modifican. Ninguna mujer, —quiero
decir, entre las que se preocupan por su dignidad—, querría cambiar
su condición con la de la más brillante de las cortesanas modernas,
mientras que quizás no haya una, que se enfadara, pero que se
enfadara seriamente, por haber sido, en una existencia anterior,
Aspasie, Laïs, o Ninon de Lenclos.
*
Los vicios tienen esto de bueno, que nutren a cantidad de personas
virtuosas que, sin ellos, morirían de hambre.
*
El perdón es la virtud de los fuertes: la única que sabe el precio de
la victoria, y es indulgente para los débiles.
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Quien desea, después de haber hecho el bien, obtener una
recompensa, no la merece.
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81. 81
Escala social:
¿Un señor mal vestido se permite consultar la hora en vuestro
bolsillo? Pasa por la policía correccional: es un bandido.
¿Un segundo, más comunicativo todavía, penetra en vuestra casa,
en vuestra ausencia, y verifica con allanamiento de morada, el estado
de vuestra caja de seguridad? Se le expide a galeras: es un ladrón.
Un tercero os demanda en un rincón de un bosque, ¡la bolsa o la
vida! Será condenado a la guillotina: ¡es un asesino!
Pero he aquí un cuarto, más prudente, avalado por un bello traje,
con un sombrero de plumas plantado sobre la cabeza que invita a un
millón de hombres a seguirle; subido sobre un caballo muy bello (que
no ha pagado), entra con su séquito, en un pueblo inofensivo,
incendia, roba, mata, viola, saquea y para cansado de masacrar y
saciado de botines…
¡El nombre de este está en todas las bocas! Los poetas riman
versos en su alabanza; muchachas, vestidas de blanco, se reúnen para
ofrecerle coronas; las poblaciones entusiasmadas le aclaman a su
paso; la posteridad le levanta estatuas; ¡es un conquistador!
*
Si las mujeres honestas de cincuenta años pudieran ser sinceras
sobre ciertos temas, sería curioso conocer su particular opinión sobre
lo que hemos convenido en llamar: ¡la virtud!
*
Ciertas personas, digamos virtuosas, se parecen a esos árboles
espinosos, ante los cuales todo el mundo inclina la cabeza…
¡por miedo a pincharse!
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82. 82
Entre un flamante y hermoso millón y la policía correccional,
a menudo no hay, para un hombre de finanzas, otra distinción que el
éxito o el fracaso de su traje.
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Amamos mucho la virtud… ¡en los demás!
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La virtud no es desagradable por sí misma; lo que la vuelve a
menudo exasperante, son las personas virtuosas.
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Entre un deseo y un lamento, casi siempre hay lugar para las
tonterías.
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La virtud, en muchos casos, no es más que el calzón del diablo.
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83. 83
¿Quién de entre nosotros, lealmente, osaría comprometerse a no
dejarse llevar jamás en espíritu o carne, por una tentación grande o
pequeña?
¿Quién podría responder, en tal circunstancia, que no estaría sujeto
a ninguna influencia material o moral?…
Y admitiendo que esta heroicidad se produjese, admitiéndolo, a
costa de qué crueles pruebas, de qué sublimes sacrificios, se afirmaría
la fuerza de su alma; admitiendo que ni el grito de sus entrañas
hambrientas, ni la molesta plegaria de un niño agonizante, ni el besar,
largamente deseado, de dos labios tocando los suyos, ni su orgullo
burlado, ni su reputación echa pedazos, ni la miseria, ni el amor, ni la
prueba que fuera, pudiese violar ni someter esta conciencia de puro
diamante, ¿me respondería todavía que un día, sin saberlo, y aunque
no fuera más que por un minuto, no podría ser la víctima inconsciente
y dócil de una ilusión mórbida de su cerebro?… ¿Respondería de las
consecuencias de un acceso de ardiente fiebre, o de una congestión
parcial de su médula, que aniquilaría de golpe su voluntad y
pervertiría su entendimiento?…
Así que por consiguiente, mis muy queridos hermanos seamos
clementes con los pobres pecadores. ¡Quizás son héroes… que están
mal de la cabeza!
*
—Según su opinión, querida, preguntaba una amable viuda a una
de sus contemporáneas, que pasaba por experimentada, ¿vale más,
a nuestra edad, arrepentirse de haber o no haber pecado?…
—Me parece, mi Buena Amiga, repuso la vieja dama, así
consultada, que la Iglesia misma, ha zanjado la cuestión, pues ha
hecho del arrepentimiento una virtud capaz de abrir las puertas del
paraíso a los más grandes pecadores, ¡mientras que ni en este mundo
ni en el otro, jamás los lamentos han servido de nada!
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84. 84
Hemos visto a la virtud ser la última etapa del vicio.
*
¿Cuál es en el fondo, para la mayor parte de los humanos,
el verdadero móvil de la virtud, es decir, de la resistencia a los
instintos?…
¡El miedo al gendarme!
Tal se abstiene de robar a su vecino, porque conlleva la prisión;
y este otro respeta la vida del hombre que pasa, cargado de riquezas,
por miedo a la guillotina; por no hablar de más de una complaciente
molinera que sería menos cruel, si la perspectiva de tener los huesos
rotos por su molinero, no le incitaran a la prudencia…
¿Sin la amenaza del infierno y de las horcas del compadre Satán,
cuantas monjitas no arrojarían con gusto, por encima de los
campanarios, su toca blanca?…
Gendarme terrestre o gendarme cornudo, es todo uno; y el efecto es
el mismo.
¿Pero y la pasión del bien por el bien?… ¿de la virtud… por la
virtud?… yo la busco…
*
Nada se teme tanto como cometer una injusticia, porque la
injusticia vuelve malo a quien la sufre y pervierte incluso a quien le
beneficia.
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¿Hay quizás en la virtud de los héroes propuestos para nuestra
admiración, como en los triunfos de los grandes capitanes, más azar
de que lo que nos figuramos?
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85. 85
¡La mayor parte de las mujeres y también algunos hombres,
confunden, de manera equivocada, la virtud con la mojigatería!
*
La civilización es la puesta en relación de los vicios con la
humanidad. La Moral sirve para redactar los panfletos.
*
Hay virtudes que se parecen a las castañas: el interior es bueno,
pero para llegar a extraerlo, ¡hay que pincharse cruelmente los dedos!
*
La naturaleza y la moral son dos hermanas enemigas, que la
sociedad pretende poner de acuerdo, engañándolas mutuamente.
*
¡Es muy raro que por virtud sea uno virtuoso!
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Una virtud que no ha sido jamás tentada no es una virtud: es una
hipótesis.
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La verdadera virtud, —y la más rara—, es olvidarse de uno mismo
por los demás.
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87. 87
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LA NECEDAD Y LA VANIDAD
¡Se condena a muerte a los asesinos, y se deja circular libremente a
los imbéciles!… ¡curiosa legislación!
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Existen personas tan perfectamente satisfechas de sí mismas, que
los seres y las cosas que les pertenecen, pronto adquieren a su vista un
valor particular, que es como un reflejo de su propio mérito:
Su caballo es de más pura raza que cualquier otro caballo; el olfato y
el pelaje de su perro no tienen parangón en la especie canina;
su bodega es la mejor bodega del barrio; sus cuadros no pueden
compararse con ningún cuadro; y sus azulejos son los únicos
auténticos y curiosos… Su digestión no se parece a ninguna
digestión; y en cuanto a las migrañas, para qué contar… ¡el creador
las ha creado expresamente para su cabeza!
*
Si se suprimiera la vanidad de la mayor parte de las pasiones
humanas, y sobre todo de las que tienen por móvil aparente, el honor,
la devoción y el coraje, no quedaría ni un solo héroe de pie.
*
Habría que ser justo, incluso con los adversarios: burlarse de los
ridículos descerebrados y de los pedantes es de justicia; pero parecen
olvidar que también hay en el mundo, un bonito número de fatuos
ridículos y de insoportables pedantes; y esto es menos honesto.
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88. 88
Si la estupidez consistiera en ser simple, se volvería conmovedora
y merecería nuestra atención; lo que la vuelve execrable, es la
pretensión.
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Un hombre que encuentra la muerte al realizar, por una bravata,
una acción inútilmente audaz, no vale ni lo que nos conmueve su
pérdida; es por los héroes oscuros de la devoción y del deber por
quienes hay que guardar nuestras lágrimas y reservar nuestras
admiraciones.
*
Es peligroso tener razón contra alguien más poderoso que
nosotros… ¡Sobre todo ante testigos!
*
¡Existen seres tan furiosamente necesitados de reclamo y de
atención, que preferirían que se les arrojase al barro, antes que no
hablar de ellos!
*
¡La de pequeñeces que hay que realizar, antes de pasar a ser un
gran hombre!
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Si las personas espirituales también se mezclan con los vanidosos,
¿que le quedará a los ignorantes y a los necios?…
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89. 89
El mérito de una bella acción parece crecer o disminuir, no según
su importancia y los riesgos corridos para acometerla, sino según el
lugar ocupado en el mundo por su autor.
*
La multitud ama por instinto la mediocridad; es para ella un espejo
complaciente, en el que se reconoce, se congratula y se admira.
*
Se ve a bellas damas inscribirse con entusiasmo en listas de
caridad, cubiertas de nombres pomposos o brillantes. ¡Otras en
atavíos milagrosos, mendigan calurosamente por los pobres! o bien,
interpretan en su beneficio, en comedias frívolas, los papeles más
arriesgados; —e incluso consienten— siempre con el loable fin de
acudir en ayuda de los inundados, incendiados y apestados, en honor
de los cuales se organizan estos asaltos caritativos, aparecer en traje
de baño color carne, en medio de las pinturas más vívidas del
mundo… Se las ha visto hasta vender besos, ¡para vestir a la gente sin
abrigo! ¡Y si hubiera sido necesario, tanto las apremia el ardor del
sacrificio, se hubieran hecho improvisadas escuderas, sonámbulas en
una feria, o domadoras de fieras!...
¿Pero cuántas, de entre estas alocadas de la beneficencia, serían
capaces de privarse de un sombrero nuevo, de una joya deseada, o de
su butaca en el Teatro, —un día de gran estreno—, para verter en la
mano tendida de un verdadero indigente, una silenciosa limosna?...
*
Regla sin excepción:
¡Jamás bromees con personas espirituales! Los demás no os
comprenderán, o se imaginarán que os mofáis de ellos.
*
90. 90
Hay vicios que se admiten; incluso de los que te vanaglorias. Pero
nadie consiente en ser reconocido como egoísta, avaro o cobarde...
*
Nos extraña que todos los necios se crean espirituales; pero si
fuera de otro modo, ya no serían necios, lo propio de la necedad es
precisamente descargar, con fatuidad, perogrulladas e impertinencias.
*
El orgullo bien comprendido es un digno sentimiento de justicia
que guarda de toda bajeza.
La vanidad no es más que la mueca del orgullo; una mueca
ridícula y estéril.
*
Los intrigantes han sido creados para devorar a los vanidosos,
lo mismo que las arañas para engullir a las moscas.
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No hay matemático capaz de medir la estupidez humana…
¡Es insondable como el infinito!
*
91. 91
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
LA VIDA Y LA MUERTE
¿Qué es la vida?… Un viaje incómodo, para el cual no se da billete
de vuelta.
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¿Qué es la muerte? El epílogo de un libro más o menos divertido,
del cual cada día ha sido una página.
*
La muerte es parecida a esos grandes insectos de los que los niños
tienen miedo, mientras no los han visto de cerca, y con los cuales
juegan, en cuanto han osado tocarlos.
*
Amar es sufrir; sufrir es vivir. ¡Felices quizás, los que mueren sin
haber vivido!
*
Morir bien es infinitamente más fácil que vivir bien; sin embargo
estamos tan asustados por la muerte, que casi perdonamos sus
fechorías al sinvergüenza que marcha con determinación a la
guillotina.
*
92. 92
«Mucho ruido para nada».
¿No es el epígrafe de la vida?...
*
Tememos a la muerte… ¡Cuando es la vida la que debería darnos
miedo!
*
El sufrimiento tiene su razón de ser: demasiado felices, no
podríamos soportar la idea de la muerte y todas nuestras alegrías
serían envenenadas; nuestras penas, por el contrario, nos la hacen
considerar como un reposo envidiable y saludable.
*
Los necios balan que el suicidio es una cobardía: esto es verdad,
ya que el que se mata se sustrae, por la muerte, a un deber no
acabado, o a dificultades cuyo peso recaerá sobre los otros, pero no
cuando fatigado de la vida, y no teniendo hacia uno mismo ni
ataduras, deber, ni creencia en una existencia mejor, un ser humano
resuelve adelantar su hora, como se dejaría, antes de la caída del
telón, un espectáculo que disgusta.
Puede darse el caso, y la cosa tiene precedentes, que el suicidio
implique la estima y apele al respeto, cuando redima el honor
comprometido, o cuando expíe una falta sin salida.
*
Se ha visto a heroicos Garabatos suicidarse por miedo a la muerte,
que prefieren acabar mejor de inmediato con este espantapájaros,
que tener que aprehender sin cesar.
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93. 93
La muerte ha hecho más por la gloria de ciertos grandes hombres,
que lo que hubiera podido hacer una larga y honesta vida.
*
Sobrevivirse es la peor de las muertes.
*
Pensad por un momento en el espantoso disgusto que engendraría
la inmortalidad, y bendeciréis este entreacto necesario, que permite,
entre dos comienzos, olvidarlo todo.
*
En lugar de estimular desde la más tierna infancia el temor a la
muerte, y hacer todo lo posible para escapar de ella el mayor tiempo
posible, deberíamos hacer lo contrario, habituarnos a aceptar con una
serenidad razonada y tranquila este desenlace ineludible. El dolor de
perder los que amamos, sería amortizado de antemano por esta
manera de ver; y a mayores ganaríamos, estar liberados de los
sentimentalismos de encargo, de las exageraciones, de las banalidades
y de todo un fárrago de odiosas hipocresías.
*
Hay algo más desolador que el viento que aúlla y la lluvia que
golpea los cristales, mientras agoniza, cerca de nosotros, el amigo de
nuestra juventud o la mujer adorada; y es un cielo pimpante y la
naturaleza festiva, mientras que, con el alma destrozada, escoltáis a
uno de ellos al cementerio.
*
94. 94
¡Ciertas naturalezas alejan de ellas, con una especie de terror
egoísta, todo lo que reaviva su dolor, recordando al amigo perdido!
¿Qué quedará pues de estos pobres muertos si nos asustamos de vivir
en su sombra?...
*
El hombre que ya no está sostenido en la vida por un deseo, por
una creencia o por un deber que cumplir, está maduro para la muerte.
*
Los únicos verdaderos muertos son los olvidados.
*
95. 95
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
EL ARTE Y LOS ARTISTAS
No hay una fórmula absoluta de Belleza.
Hay manifestaciones diversas del arte, que agitan, más o menos
directamente, nuestro temperamento y nuestros nervios.
*
Muchas personas se creen artistas porque aman los aplausos.
*
El artista se parece a la mujer: tiene sus exquisitas sutilezas,
las delicadezas temblorosas, los impulsos apasionados y generosos,
así como el despotismo, la inconstancia, los celos y las
susceptibilidades agudas.
*
A pesar de todo, hay artistas inaccesibles a la envidia, a la vanidad,
y a todas las pueriles o mezquinas preocupaciones. Los que viven
liberados de nuestras miserias, en la gloria apacible y radiante de su
obra. Solo están devorados por una pasión única: ¡ser mejores!
¡Son los Maestros!
Y los reconoceréis por esta marca infalible: Simplicidad y Bondad.
*
¡El enemigo que más teme el artista, es el silencio!
*
96. 96
Axioma literario: Quien frasea demasiado, describe mal.
*
En una obra de arte, el tiempo y el esfuerzo dispensados importan
poco. Solo cuenta el resultado.
*
¡Muchas veces, creyendo inventar, no hacemos otra cosa que
recordar!
*
La loa de un compadre sería muy apacible para el artista, si
pudiera asegurarse de su sinceridad; pero siempre debe aprehender
que no sea una banal cortesía, arrojada, como una limosna, a su
mediocridad, o que no encierre bajo su apariencia aduladora, una
ironía, mil veces más cruel de lo que podría ser la crítica más brutal.
*
Una reacción de cólera o de envidia es a veces un cumplido muy
halagador.
*
Una cosa infinitamente más difícil que encontrar la cuadratura del
círculo o la dirección de las balas, es alabar a un artista de una manera
que le satisfaga completamente.
*
97. 97
Todo artista es un monomaníaco inteligente.
*
¡Si no sentís en vosotros el coraje, la paciencia y la voluntad de un
mártir, no deseáis ser artistas!
*
Solo hay un momento realmente divino para el artista: ¡en el que
crea!
*
Mucha gente pretende amar a los artistas, cuando solamente
tienen curiosidad.
*
A menudo el éxito llega cuando el talento se aminora; la multitud
entonces pone por las nubes obras, incluso inferiores, de aquel al que
desdeñaban su talento, cuando verdaderamente merecía ser admirado.
*
Vemos en arte personalidades que recuerdan al pato autómata de
Vaucanson: estos sorprendentes bípedos realizan a la perfección su
oficio; cantan, baten las alas, hacen volteretas; y los espectadores
aplauden extasiados gritando: ¡Cómo es esto! Sin embargo, la chispa
que, verdaderamente, define al elegido, les falta y les faltará siempre.
¡Son autómatas! y por más maravillosos que sean; artistas, ¡jamás!
*
98. 98
Un artista no debe enorgullecerse de la alabanza de un ignorante,
ni debe afligirse por la crítica de un envidioso.
*
En arte, no es, el primer éxito el más duro de obtener; es el
segundo.
*
Saber aburrir al público de una cierta manera, es una fortaleza.
Así se han formado celebridades sin la menor solidez; a las que se
admite, por no tener que conocerlas.
*
El genio es inconsciente. El autor de una obra maestra muere,
la mayor parte de las veces, sin sospechar que ha producido una.
*
Hay éxitos demasiado precipitados, que seguramente matan más
hombres que una serie de fracasos.
*
Hay gente que se cree observadora, y nos da, como resultado de su
pretendida experiencia, las fantasías y las quimeras de su propio
cerebro. Se parecen a los ciegos deliberados que pretenden razonar la
pintura, pasando, con los ojos cerrados, ante una serie de cuadros.
Por casualidad, alguna vez podrán dar en el clavo; pero, la mayor
parte del tiempo, se quedarán en el tema.
*
99. 99
La obra perfecta es aquella que reúne bastante humanidad como
para ser accesible a los ignorantes, y lo suficientemente virtuosa como
para interesar a la casta privilegiada de los conocedores.
*
Hay semi-talentos, que, al primer intento, y de una sola vez, han
dado todo de lo que son capaces. Han hecho su agosto; han cosechado
admiraciones, con las que creen poder contar en el futuro… ¡Ilusión!
detrás de este cohete luminoso, orgullosamente lanzado al éter, el
ramillete esperado no se ha encendido…. Es el penoso aborto de un
fuego de artificio mojado; la bancarrota de un falso millonario, cuya
bolsa ha sido agotada desde la primera gota y que, más necesitado y
más carente que el último de los mendigos, de ahora en adelante se
dedicará a golpear el bombo, en memoria de su primer y único éxito.
*
La ausencia de sentido común y el horror al jabón no son ni una
prueba de talento ni una consecuencia lógica de la inspiración.
Incluso sucede frecuentemente que son pruebas de todo lo contrario.
*
100. 100
Al pueblo francés, que, con sumo gusto, se califica de Ateniense,
le falta sin embargo el verdadero sentido artístico: lejos de buscar el
descubrimiento de talentos desconocidos y personalidades todavía
ignoradas, tiende generalmente al rigor con unos y no se digna, la
mayor parte del tiempo, a aplaudir a los otros que después de todo son
sus vecinos. Vanamente una minoría inteligente y audaz trata de
iluminarlo. El buen Francés rehúsa y alza los hombros.
Los visos independientes, y a veces brutales, del genio tienen
particularmente el don de desagradarle y de excitar su verbo burlón.
Así el pueblo más espiritual de la tierra (así lo asegura modestamente)
comenzó negando, rechazando y ridiculizando a Beethoven, a
Berlioz, a Wagner, a Stendhal, a Hugo, a Courbet, para adorarlos a
continuación, con la frente en el polvo, cuando el renombrado que
viene de fuera, impone su admiración a estos nuevos dioses
despreciados la víspera. ¿Esto quiere decir entonces que los ha
comprendido mejor?… ¡Para nada! Pero lo ha gritado con todas sus
fuerzas, con el fin de persuadirse de que estaba convencido.
*
Nos creemos pintores, músicos, poetas… Partimos, cantando, para
el país de las Estrellas y nos despertamos una mañana, transidos y
estupefactos en el sillón de cuero de jefe de despacho, ¡o detrás del
mostrador de una charcutería cualquiera!… ¡El destino nos ha
cambiado la ruta! Las fuerzas están agotadas; la fe perdida…
La muerte ya golpea a la puerta. Todo está dicho. ¡Y de buen o mal
grado, donde la suerte nos ha conducido, nos resignamos a quedarnos
y a morir!
*
El público es un niño grande no el invisible dios que mantiene las
lindes.
*
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Morir es, para el artista, el mejor medio de que le hagan justicia.
¡Y ni tan siquiera con eso se puede contar!
*
En arte, los nuevos admirados, muy a menudo, solo son un
ingenioso pretexto para exterminar a los antiguos.
*
Un recién llegado a la pintura, a la música, a la literatura, se
imagina, que porque ha hecho un cuadro, una ópera, un libro, donde
se revela el don sagrado, va a ser acogido con los brazos abiertos, por
todos los adeptos de su arte. ¡Error ingenuo! Con pocas excepciones,
sus mayores lejos de animarle, mostrarán una frialdad premeditada,
cruel, implacable: ante él, y por así decirlo, por encima de su cabeza,
ellos mantienen este arte, que es también el suyo, pero del que creen
poseer únicamente los secretos. Ni siquiera se dignan en asociarlo,
con la mirada, a su misteriosa conversación. Son como los levitas que
conversarían en lengua sagrada, ante un débil mortal. Si lo necesita
absolutamente, le arrojarán con la boca pequeña, como una limosna,
un cumplido banal. ¿No le harán ni el honor de discutirle, ni de
tratarle como un pequeño personaje?… Prefieren ignorarlo. Y tanto
como realmente sea posible, continuarán, mirando con aire
sorprendido, a la gente que pronuncia el nombre del recién llegado,
hablando de sus tentativas. ¡Un fulano! parecen decir… ¿Quién se
cree que es este fulano?… ¿Es que existe?…
Este sistema, a veces, ha logrado detener en seco a un rival a
medio-eclosionar, y devolverle magullado y apenado, a su nada…
impidiéndole ser… Y sin confesárselo, con la energía feroz del
asediado que teme introducir en el lugar una boca más, los
hambrientos de gloria tratan de repeler y de descorazonar al novel
asaltante, todo salvo resignarse y cerrar filas, si el “pequeño” se
obstina en penetrar en la Ciudad Santa, y conquistar su lugar en el sol.
*
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En el arte como en el amor, la cuestión del dinero es degradante.
Sin embargo es justo que el artista, una vez acabada su obra, trate
de sacarle beneficio, porque debe vivir; y por otra parte, el público
solo cree en lo que paga.
Pero mientras trabaja, absorto por su obra, olvida esta mezquina y
absorbente necesidad, para preocuparse solo de alcanzar, tan cerca
como sea posible, el ideal estético entrevisto en sus sueños. Su
tiempo, su pena, su salud, la obra diez veces destruida y recomenzada,
con la esperanza de un resultado mejor, nada contará, nada deberá
desanimarlo; y so pena de ser más vil que la prostituta que se vende
en la esquina de la estación, o el turbio comerciante que falsifica su
vino azul, no liberará su obra hasta el día en que su conciencia de
artista esté convencida de que ya no puede añadir nada o cortar sin
destrozarla.
*
El hombre de genio no sabría estar sometido al mismo criterio que
los seres ordinarios: es —es preciso que lo sea—, una especie de
monstruo sublime, egoísta hasta la crueldad, inconsciente como el
rayo, encantado perpetuamente por la flamante visión de la obra
entrevista; es preciso que siga su ruta, sin contar con los obstáculos,
sin preocuparse si los que aplasta en el camino son sus amigos o sus
parientes.
Vanamente correrán sobre sus manos las lágrimas de una madre en
apuros. Vanamente la mujer amada anudará alrededor de su cuello,
sus brazos acariciantes. Vanamente sus hijos, con crisis de angustia,
le pedirán el pan de cada día. Impasible como los alucinados de
Jaggernaut, continuará marchando hasta el fin misterioso, ¡solo por él
conocido! ¡Amigos, familia, niños… qué le importa todo eso!
¡Pertenece a un dios exclusivo, insaciable, terrible! Y para
satisfacerlo, arrancará, si le es necesario, su corazón y hasta sus
propias entrañas...
*
103. 103
Cuando la reputación de un artista no está consagrada todavía por
el éxito, apenas el público se digna a prestar a su obra, una atención
negligente o distraída. Las bellezas que se puedan encontrar pasan
desapercibidas para la mayor parte; y si alguna buena alma consiente
en formular un elogio, será como una forma de limosna, arrojada
discretamente y furtivamente…
¡Talento! ¿Este pequeño señor?… ¿Y con qué propósito?…
¿Quién le conoce? ¿Solamente presentado por un prescriptor de la
moda?… Aunque solo fuera por eso, quizás podrían concederle un
poco de benevolencia...
Diez años transcurren… «El pequeño señor» se ha vuelto
«¡El gran… el Maestro!» Su fotografía resplandece en las vitrinas de
los marchantes de imágenes; su nombre está en boca de todo el
mundo; sus obras priman, se agolpan, se apresuran, para admirarlas…
¡Y qué estrépito! ¡Qué exclamaciones, cuando en un salón, bajo el
fuego de los candelabros, un joven principiante con aire fatal o una
graciosa ingenua de seductora sonrisa, declama Tarde de abril o
Casada de ayer!… Las damas inclinan de lado sus bonitas cabezas,
como trastornadas de emoción… los hombres intercambian entre
ellos miradas afirmativas y se escuchan, en los lugares adecuados,
temblorosos murmullos de admiración. Todo el mundo ha sido
conquistado, fascinado, pasmado… La menor fineza es por él
subrayada; las más inocentes malicias, declaradas rasgos de genio.
¡Hasta las torpezas y las impertinencias, si le placen al “Maestro”
cometerlas, ahora pasarían por gracias sin parangón!
*
A fuerza de gritar a los cuatro vientos las propias alabanzas,
hay personas que sin tener en realidad, ni espíritu ni talento, logran,
algunas veces, ser tomadas en serio por el público.
*
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Espíritus bien dotados, siguen siendo aún así unos mediocres
artistas, porque creen poder suplir gracias a la facilidad el trabajo
serio, obstinado, sin el cual no existe el arte verdadero.
*
Por la resistencia que a menudo se le opone al principio, es como
convendría medir el verdadero mérito de un pintor, de un literato o de
un músico.
*
No se debe confundir a los seres privilegiados, dignos del sublime
nombre de artista, con ciertos negociantes en productos artísticos que
únicamente abordan el tribunal del comercio.
*
Hay una manera cruel de halagar a un compadre, que consiste en
dejar de lado, hablando de su obra, lo que merecería ser loado,
para exaltar al contrario sin medida alguna baratija que no merece ser
citada...
*
El verdadero artista quizás podrá llegar a satisfacer a la multitud;
pero jamás se satisfará a sí mismo, porque su ideal se eleva a cada
nuevo esfuerzo.
*
105. 105
PELLIZCOS DE VERDADES
SOBRE
ESTO Y AQUELLO
La palabra le ha sido dada al hombre para hacerle conocer el
precio del silencio.
*
Para ciertas naturalezas, una esquina de cielo y de rosas es tan
indispensable como el pan.
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En política, prever está bien; prevenir está mejor; triunfar lo es
todo.
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Los directores espirituales prohíben generalmente a sus fieles,
la lectura de autores que podrían socavar sus creencias. Se parecen,
en esto, a los esposos musulmanes que juzgan la virtud de sus mujeres
a salvo, a condición de no dejarlas aproximarse a ningún hombre.
¡Triste fe y triste fidelidad, la que permanece sin tacha, solamente
por faltar la ocasión de fallar!
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Qué es más triste: ¿tener hambre y no tener nada que cenar, o tener
de cenar y no tener ya hambre?
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106. 106
Lo que se busca, la mayor parte del tiempo, en una discusión,
no es esclarecer, sino avergonzar al adversario y reducirle al silencio.
Parece que hemos ganado todo, cuando a fuerza de dialéctica, hemos
logrado oscurecer completamente una cuestión, que en principio solo
era un poco problemática.
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Bizarrerías de la civilización:
Un hombre que acepta las liberalidades de una mujer es puesto en
solfa. Sus padres reniegan de él, y los que eran sus amigos miran para
otro lado cuando le encuentran.
Pero suponed a otro hombre, tan pobre como Job, que se esposa,
por su dote, con una joven fea y hosca, le felicitarán y se honrarán de
conocerle.
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Los peores enemigos de la Religión son sus intérpretes. Si yo fuera
Dios Padre, denunciaría por difamación a la mayor parte de devotos.
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Hay un punto común en todas las religiones y que es recomendado
por igual por todos los clérigos: ¡la ofrenda!
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¿Qué es, en el fondo, la fe en Dios? Un deseo violento de sentirse
protegido por un Ser todopoderoso, y que nos gusta imaginar
accesible.
¿Qué es la plegaria? Una esperanza apasionada.
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107. 107
La palabra más elocuente de un discurso es a veces la que no se
pronuncia.
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Porque una cosa no ha llegado todavía, concluimos de buena gana
que es imposible.
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Soñamos en verso, vivimos en prosa.
*
Consolador pensamiento de un financiero:
«No siempre basta con ser deshonesto para triunfar.»
Próximo a este axioma de un pesimista: «El vicio puede, algunas
veces, no ser recompensado, pero la virtud es siempre castigada.»
*
Viendo como a menudo es difícil llegar al conocimiento exacto de
un hecho contemporáneo, y escuchando el número de versiones
diferentes que son dadas por personas igualmente convencidas y
dignas de fe, nos preguntamos con legítimo escepticismo ¿de cuántas
mentiras se compone «la Historia»?...
*
Hay casos en que el adjetivo, bien lejos de reforzar el
pensamiento, lo disminuye; así, diremos de un hombre amable y
bueno: ¡Es un bravo hombre! de un hombre corajudo: Es un hombre
bravo; pero si queréis hacer entender que posee esas cualidades y
otras más todavía, diréis simplemente: ¡Es un hombre! Y eso
expresará todo.
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108. 108
Aquel que se jacte de ser un verdadero hombre de Estado, debe
tener la vista pronta, la espalda flexible y la conciencia tapizada de
compromiso.
*
Nos dejamos emocionar demasiado fácilmente por la menor
manifestación:
No hay que olvidar que diez críos chillando en medio de una calle,
hacen más ruido ellos solos que cien mil hombres silenciosamente y
sabiamente ocupados en su trabajo. Sin embargo ignoramos la fuerza
apacible de estos, y nos preocupamos por diez energúmenos cuyos
clamores llenan la villa...
*
Suficientemente revestida de palabras, no hay acción ni
pensamiento que no pueda ser presentada al mundo, y que no sea
tratada con honor.
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Variaciones y observaciones lexicográficas, sobre las diferentes
acepciones del verbo hablar:
Un mocoso: tartamudea.
Una jovencita: balbucea.
Una bella mujer: charla.
Una joven: chismorrea.
Un amigo: conversa.
Una amiga: chorrea.
Un amante: se calla...
Una amante: ¡suspira!
Un marido: ronca.
Una esposa: murmura.
Una suegra: grazna.
Un periquito: parlotea.
Un predicador: truena.
Un «venerable pariente»: repite.
Un periodista: bromea.
Un provinciano: chismorrea.
Un académico: divaga.
Un abogado: debate.
Un pedante: perora.
Un entusiasta: aúlla.
Un descontento: brama.
Un fraseador: declama.
Un «vendedor»: ladra.
*
¡La moda! decía una vieja dama llena de espíritu, ¡consiste en dar
la vuelta a tus cajones cada diez años!
Bien, pero... ¿y la política? ¡Es absolutamente lo mismo!
*