1. UNIVERSIDAD NACIONAL MICAELA BASTIDAS
DE APURÍMAC
FACULTAD DE INGENIERIA
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE INGENIERÍA
AGROINDUSTRIAL
TEMA: Alimentación y Nutrición madre gestante
Dra: Candida Lopez Loayza
ESTUDIANTE:
Willma Contreras Ccorimanya 191078
Luis Alfredo Huamani Quispe 182087
Rocio Sancho Martinez 182106
Rosalinda Caytuiro Tuiro 182072
ABANCAY – Apurímac
2023
2. Resumen
La alimentación tiene un papel fundamental en el desarrollo el futuro bebe durante el embarazo. Inmediatamente
después después de la concepción, el organismo materno inicia una serie de procesos fisiológicos, bioquímicos y
metabólicos de adaptación que requieren el incremento de las necesidades nutricionales para la gestación. El no
cubrir estas necesidades nutricionales se relaciona a problemas de prematuridad y morbimortalidad neonatal.
La mujer gestante no obesa debe tener un aporte calórico adicional de 85, 285 y 475 kcal/día para el primer,
segundo y tercer trimestre respectivamente, la cual representa durante todo el periodo gestacional un total de 77
000 kcal adicionales aproximadamente. Redondeando estas cifras a efectos del cálculo estimado para nuestra
población en estos casos especiales, se recomendó que las madres gestantes debieran incrementar su ingesta
alimentaria en 360 kcal/día en el segundo trimestre y de 475 kcal/día en el tercer trimestre. Mientras que para las
mujeres gestantes con baja ganancia de peso se recomienda un consumo adicional de 675 kcal. (MINSA, 2015).
Según la recomendación del Comité Consultivo de Expertos FAO/OMS/UNU 2001, las mujeres bien nutridas con
una adecuada ganancia de peso gestacional deberían incrementar su ingesta alimentaria en 505 kcal/día para los
primeros 6 meses de lactancia. Mientras que para las gestantes con algún grado de desnutrición o insuficiente
ganancia de peso gestacional, debería adicionarse a sus demandas energéticas 675 kcal/día durante el mismo
periodo. Por otro lado, desde la edad de los 6 meses en adelante, cuando los infantes son parcialmente
amamantados y la producción de leche es en promedio 550 g/día, el costo de energía adicional recomendado por
lactancia deberá ser de 460 kcal/día. (MINSA, 2015)
I. Introducción
Un inapropiado estado nutricional en la etapa preconcepción, durante el embarazo y posterior al mismo,
impacta de forma negativa sobre la salud la madre y el niño, generando riesgos como una inadecuada
ganancia de peso gestacional y anemia en la madre; en el caso del niño, incrementando el riesgo de bajo
peso al nacer, prematuridad, anemia, así como posibles riesgos nutricionales durante los primeros meses de
vida. En ese sentido, la evaluación del estado nutricional y, por consiguiente, la consejería nutricional, se
constituyen en intervenciones desarrolladas en el marco de la atención integral de salud de la gestante y
puérpera, que contribuyen a prevenir un conjunto de riesgos asociados a la inadecuada alimentación y
nutrición de la madre. (Aguilar, 2006)
Son muchos los errores y mitos que rodean las recomendaciones alimentarias de la mujer gestante. No es
verdad que se deba ‘comer por dos’ ni que sean necesarios los suplementos de algunos nutrientes, que en
determinados casos pueden ser tóxicos. Por otro lado, una nutrición inadecuada de la futura madre puede
relacionarse con problemas de prematuridad y morbimortalidad neonatal, y la obesidad también puede
resultar peligrosa para la salud del futuro bebe. La mujer gestante requiere ser vista no solo como alguien
que está formando un ‘producto’, sino como alguien a quien hay que cuidar integralmente, pues en cada
3. período gestacional está mermando sus reservas. Refiriéndonos a la realidad peruana, la Encuesta Nacional
de Consumo del 2003 realizada por el CENAN-INE, estima que las mujeres en edad fértil cubren solo el
67,2% de sus necesidades energéticas. De otro lado, UNICEF halla que gestantes del área rural no
disminuyen su carga laboral y no incrementan su consumo alimentario durante este período. Cada gestante
tiene necesidades particulares, que obedecen a sus hábitos alimentarios y costumbres, y deben adecuarse a
los malestares propios del estado fisiológico que atraviesan y a sus preferencias o ‘antojos’. Los malestares
que suelen presentarse durante los primeros meses de gestación, tales como náuseas y vómitos, le impiden
una adecuada alimentación. El objetivo de la alimentación de la gestante es proteger el buen estado de
salud y nutrición de la madre, incrementar las posibilidades de una mejor calidad de vida para el nuevo ser
humano y disminuir las probabilidades de morbimortalidad materna e infantil. (Cereceda & Quintana,
2018)
II. Revisión bibliográfica
La importancia de la nutrición en relación con el embarazo comienza ya antes de la concepción. Para
asegurar la fertilidad debe existir una correcta alimentación desde la infancia, que permita un desarrollo
somático y puberal adecuados. Ejemplos clásicos de la importancia de la alimentación desde la infancia es,
por ejemplo, el déficit de vitamina D, que provocaba raquitismo y por ello displasias pélvicas que impedían
la gestación y/o el parto, o, actualmente, la anorexia nerviosa, que puede impedir la fertilidad si provoca
hipogonadismo. Por otro lado, es indudable la importancia de una nutrición adecuada, tanto cuantitativa
como cualitativamente, durante la gestación. (RUANO, 2016)
2.1 Alimento
Es toda sustancia o producto que, en su estado natural o elaborado, presenta características que lo hacen
apto y agradable al consumo humano. Los alimentos aportan energía y nutrientes que el organismo humano
necesita a fin de satisfacer sus necesidades nutricionales, realizar sus diferentes funciones y mantener su
salud.
2.2 Alimentación
Es la ingestión de una serie de sustancias que tomamos del mundo exterior y que forman parte de nuestra
dieta. La alimentación es un acto voluntario y consciente que aprendemos a lo largo de nuestra vida y
puede estar influenciada por diversos factores como los sociológicos, culturales, económicos, religiosos,
comunicacionales, entre otros.
Un aspecto importante a tomar en cuenta es que las adolescentes son gestantes de riesgo alto, que al estar
aun desarrollándose y no haber completado su madurez fisiológica, sus necesidades nutricionales son
mayores que los de la mujer adulta, más aún cuando se asocian con una ganancia de peso insuficiente,
4. anemia y consumo deficiente de nutrientes. También son de riesgo alto, por edad, las gestantes mayores de
35 años, quienes tienen mayores riesgos de su salud que nutricionales.
2.3 Alimentación saludable
Es una alimentación variada, preferentemente en estado natural o con procesamiento mínimo, que
aporta energía y todos los nutrientes esenciales que cada persona necesita para mantenerse sana,
permitiéndole tener una mejor calidad de vida en todas las edades.
2.4 Alimentación preconcepción / pre-gestacional
Es el conjunto de intervenciones y actividades de atención integral, realizada en un establecimiento de
salud por el profesional calificado, que se brinda a una mujer o a una pareja, con el fin de planificar
una gestación y/o preparar a una mujer para el embarazo.
Se espera que la mujer que se embarace lo haga contando con un buen estado nutricional, es decir, con
peso saludable definido como un IMC entre 18,5 y 24,9, adecuada composición corporal y con reservas
suficientes de nutrientes. La ganancia de peso insuficiente durante el embarazo es el predictor más
significativo de peso bajo al nacer (BPN) y de restricción del crecimiento intrauterino (RCIU).
(Caicedo, y otros, 2013)
Para prevenir la anemia materna, la sepsis puerperal, el bajo peso al nacer y el nacimiento prematuro se
recomienda que las embarazadas tomen un suplemento diario por vía oral de hierro y ácido fólico con
entre 30 y 60 mg de hierro elemental y 400 µg (0,4 mg) de ácido fólico. (OMS, 2016)
2.5 Alimentación y nutrición durante el embarazo
Se ha observado que la nutrición de la madre determina la condición nutricional de su hijo. Asimismo,
su estado nutricional está condicionado por la cantidad de reservas tisulares, es decir por el estado
nutricional previo al embarazo, así como, por el nivel de ingesta durante el mismo y durante la
lactancia. Información disponible refiere que la desnutrición materna afecta, tanto el crecimiento como
el desarrollo fetal, lo que se refleja en el retardo de crecimiento intrauterino y por consiguiente en el
bajo peso al nacer, implicando limitaciones de sobrevivencia infantil, de igual manera afecta la
cantidad y la calidad de la leche producida. ( Tarquino, 2013)
La nutrición de la madre durante la lactancia amerita un especial cuidado, no sólo para lograr el éxito
de la lactancia materna y por ende el crecimiento optimo del niño, sino también para reponer las
pérdidas de nutrientes durante el embarazo, para garantizar una adecuada nutrición durante la lactancia
que le permita realizar sus actividades rutinarias sin riesgo y estar preparada para enfrentar nuevos
eventos fisiológicos, como ser un nuevo embarazo. ( Tarquino, 2013)
5. Madres con estado nutricional normal pueden producir alrededor de 400ml de leche por día las
primeras semanas después del parto, incrementándose hasta 800 ml. Por día entre las 6 y 8 semanas.
Mientras que madres con déficit nutricional o bajo nivel de vida, producen menor cantidad,
aproximadamente 200 a 250 ml. menos. Esta diferencia puede deberse en parte a que hijos de madres
con desnutrición presentan bajo peso de nacimiento y la menor capacidad de succión de estos niños se
correlaciona con el volumen de leche materna. En cambio, la desnutrición marginal no afecta
claramente el volumen de la leche materna. ( Tarquino, 2013)
No se conoce con precisión el efecto de la práctica de la lactancia sobre el estado nutricional de las
mujeres púberes, no obstante, se sabe que es importante poner especial atención al menos en dos
aspectos; la pérdida de peso y la demanda de calcio. ( Tarquino, 2013)
Se ha informado, que las adolescentes que amamantan tienen una pérdida de peso significativamente
mayor que las adultas, en la misma situación, lo que haría suponer que las necesidades de energía son
más altas entre las primeras, por lo tanto, requieren de una mayor ingestión de alimentos; sin embargo,
no existen recomendaciones para este grupo de mujeres. ( Tarquino, 2013)
El Comité de Expertos de la FAO/OMS/NU, 2004, recomienda que las mujeres saludables y bien
nutridas debieran ganar ente 10 y 14 kg durante el embarazo, para incrementar la probabilidad de un
infante a término de un peso promedio de 3,3 kg y para reducir el riesgo de complicaciones maternas y
fetales. Sin embargo, también reconoce que la ganancia de peso debe ser adecuada al peso pre-
gestacional. Es lógico que una mujer que inicia su embarazo con sobrepeso no deba ganar el mismo
peso que otra mujer delgada (figura 1). La ganancia de peso materno debe ser acorde a la talla de la
madre; en mujeres de talla baja, una ganancia de más de 12 kg puede asociarse a desproporción céfalo
pélvica, por lo que se recomienda una ganancia de peso gestacional equivalente al 20% del peso ideal.
(Cereceda & Quintana, 2018).
Figura 1: Ganancia de peso durante el embarazo, según el peso pregestacional
6. Existe un aumento en la capacidad de absorción intestinal durante la gestación. Pueden aparecer
vómitos, náuseas. Otras veces aumenta el apetito. Son frecuentes los antojos, las variaciones en las
apetencias alimentarias. Suelen aparecer sensaciones de ardor en el Figure 1: Ganancia de peso durante
el embarazo, según el peso pregestacional estómago. Es necesario adaptar las frecuencias y volúmenes
de las comidas frente a estos casos. Se recomienda tener 3 comidas principales y una dos colaciones o
refrigerios. El número de colaciones dependerá de la tolerancia de la gestante. (Cereceda & Quintana,
2018)
2.6 Necesidades de energía y nutrientes en gestantes
2.6.1 Energía
El costo energético del embarazo ha sido estimado en 80,000Kcal totales, que divididas entre
los nueve meses de embarazo (270 días aproximadamente) significa un incremento promedio
de 285Kcal por día, estas pueden distribuirse en 150Kcal/día durante el primer trimestre y
350Kcal/día durante el segundo y tercer trimestre. Sin embargo, con fines prácticos de cálculo
la Tabla de Recomendaciones para Bolivia, considera un incremento de 285Kcal durante todo
el embarazo. Estas estimaciones parten del supuesto de que la mujer embarazada tiene un peso
adecuado para su talla y no consideran condiciones en las cuales aumenta el gasto energético,
tales como proceso de crecimiento materno como sucede en adolescentes embarazadas y como
es el caso de intensa actividad física, o embarazo gemelar, los cuales requieren mayor
incremento energético. ( Tarquino, 2013)
2.6.2 Proteínas
El aumento total de proteínas durante el embarazo, calculado por los sitios de depósito de
proteínas en la madre y en el feto alcanza en promedio 925g. (2,3), sin embarga la tasa de
acumulación no es constante, por ello se aconseja una dosis suplementaria de 1.2g, 6.1g, y
10.7g por día en el primero, segundo y tercer trimestre respectivamente; algunos autores
aseguran que la mayor acumulación se da en los tres primeros meses, con lo que la distribución
podría resultar arbitraria. Tomando en cuenta la calidad o utilización biológica de la proteína,
la cual es dada por la concentración de aminoácidos esenciales, las proteínas de origen animal
son consideradas óptimas, por lo que una proporción de 30 a 50% de origen animal es lo
recomendado. ( Tarquino, 2013)
2.6.3 Vitaminas y Minerales
Actualmente se recomienda que si la mujer tiene una ingesta adecuada no necesitará
suplementación con vitaminas ni minerales, a excepción del hierro y del ácido fólico, los
cuales se aconseja administrar en forma sistemática a todas las embarazadas. (Benito & Nuin,
2017)
7. 2.6.3.1 Ácido fólico
El ácido fólico es importante antes y durante el embarazo, para la formación del sistema
nervioso del producto, puede ayudar a prevenir defectos de la columna vertebral, como la
espina bífida, y la anencefalia. La espina bífida se produce cuando no se cierra el extremo
distal del tubo neural resultando en un desarrollo anormal de la médula espinal y de la
columna vertebral, quedando expuestas en grado variable las estructuras implicadas. La
anencefalia es una condición letal, producida porque no hay cierre del extremo proximal
del tubo neural, lo que ocasiona que el cerebro no se desarrolle o lo haga parcialmente.
Cerca del 50% de los afectados fallece el primer mes de vida y los que sobreviven, lo
hacen con grandes discapacidades físicas y/o mentales que requieren de una rehabilitación
larga y costosa. (Benito & Nuin, 2017)
Durante el desarrollo embrionario del sistema nervioso central, la formación y cierre del
tubo neural ocurre entre los días 15 y 28 después de la concepción, de manera que está
completamente formado en el momento en que recién la mujer sospecha su embarazo, por
lo que las medidas preventivas deben ser aplicadas desde antes de la concepción. Múltiples
estudios han demostrado que el consumo de ácido fólico en el período periconcepcional,
desde dos meses antes del embarazo y los primeros dos meses de gestación, disminuye en
más del 70% el riesgo de tener un hijo con defectos del tubo neural, así como la
disminución en la aparición de otras malformaciones congénitas: fisuras labiopalatinas,
malformaciones del tracto genitourinario, y algunos defectos cardiacos. La recomendación
de ácido fólico se ha calculado en 0.4mg/ día, para toda mujer en riesgo de embarazo y que
no tenga antecedentes de hijos con defectos del tubo neural. Esta dosis debe ser
incrementada a 4 mg/día en mujeres con antecedentes de hijos con estas malformaciones
congénitas. (Benito & Nuin, 2017)
Por otra parte, la presencia frecuente de anemia megaloblástica en mujeres embarazadas se
debe a una deficiencia de ácido fólico. Asimismo, se ha comprobado que la deficiencia de
folato puede causar infertilidad y aún esterilidad. La recomendación es de 400 μg. para
satisfacer la necesidad del embarazo y proveer adecuados depósitos del mismo. Para
asegurar esta ingesta es aconsejable la utilización de comprimidos que contengan esta
dosis. En los casos de anemia la adición de 300 μg. de folato a la terapia con hierro
aumenta sustancialmente el éxito del tratamiento. (Benito & Nuin, 2017)
2.6.3.2 Vitamina A
Es uno de los nutrientes cuyo requerimiento no se incrementa demasiado respecto a
mujeres adultas en edad fértil. Se aconseja aumentar la ingesta diaria de Vitamina A para
8. satisfacer las necesidades del almacenamiento fetal, a 800 μg. de retinol diario. Cantidades
excesivas pueden causar efectos teratogénicos. Por lo tanto, es aconsejable cubrir las
necesidades mediante la alimentación adecuada y no recurrir a dosis altas. (Valdés &
Rozo, 2000)
Recomendaciones diarias de nutrientes de la mujer no embarazada y durante el Embarazo,
según trimestre
2.7 restricciones de consumo
Las mujeres embarazadas deben evitar consumir sustancias tóxicas, ni alcohol, ni tabaco, ya que las
bebidas alcohólicas pueden llegar a producir daños graves en el feto. Es pues comportan un efecto
perjudicial para su salud y la del bebé. (MDS, 2019)
III. CONCLUSIONES
La gestación y el nacimiento de un niño o una niña son una gran oportunidad para que la familia revise sus
hábitos alimentarios, con el propósito de que todos adopten o adapten una alimentación sana y en equilibrio
con el medio ambiente. Con un requerimiento energético aproximado de 2285kcal.
En este sentido se debe fomentar acciones con mayor énfasis en la promoción de la salud, acordes a las
necesidades de las madres gestantes. Se debe educar sobre la importancia de que la alimentación, en
cualquier etapa de la vida, cumpla en lo posible con las siguientes leyes: completa (que aporte todos los
nutrientes), equilibrada (en una proporción apropiada de nutrientes), suficiente (en cantidad para satisfacer
las necesidades de nutrientes) y adecuada (de acuerdo a la edad y las condiciones individuales y culturales),
tal como se expone en los diferentes capítulos de este documento.