El documento resume el expansionismo colonial europeo y la ocupación y reparto de África entre las potencias europeas a finales del siglo XIX. Explica que inicialmente la ocupación europea en África se limitó a las zonas costeras, pero que para evitar conflictos por el territorio, en 1885 la Conferencia de Berlín definió las zonas de influencia de cada potencia. Como resultado, Gran Bretaña, Francia, Portugal, Alemania e Italia se repartieron el continente africano, estableciendo sus respectivas colonias en diferentes regiones.