Los signos vitales son manifestaciones de vida de lo que está ocurriendo internamente en la persona. Estos signos se pueden observar, medir y vigilar para evaluar el nivel de funcionamiento fisiológico de un individuo. Los signos vitales comprenden el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria, la temperatura y la presión arterial, estos se expresan de manera inmediata a los cambios funcionales que suceden en el organismo, cambios que pueden ser cualificados y cuantificados. Los signos vitales normales cambian con la edad, el sexo, el peso, la tolerancia al ejercicio y la enfermedad. En la valoración de los signos vitales es importante recordar que cada persona tiene su propio ritmo circadiano (diurno), o reloj bilógico de 24 h que regula los acontecimientos diarios de su vida. El ritmo es evidente en funciones biológicas como la temperatura corporal, el sueño y la presión arterial, usted deberá observar que los signos vitales de sus pacientes cambian según la hora del día. Por ejemplo, normalmente la temperatura de una persona es más baja en las primeras horas de la mañana y más alta al final de la tarde o al principio de la noche. En la mayoría de los individuos, la presión arterial también es más alta cuando ya han estado activos una parte del día.