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INTRODUCCIÓN
Los anestésicos locales son agentes químicos que inte-
rrumpen la conducción nerviosa en una zona localizada,
de forma transitoria y reversible.
El uso de preparados farmacológicos para producir anes-
tesia local data de las civilizaciones incas cuando al emplear
hojas de coca masticadas, como estimulante, las personas
notaban insensibilidad en la boca y en la faringe. A pesar de
ello, hasta el siglo XIX no se extrae el principio activo de la
cocaína (Niemann, 1860) y, con posterioridad, se empieza
a utilizar como anestésico para realizar intervenciones en la
cavidad oral y en la córnea. Algo después se usará en for-
ma de infiltración subcutánea y en bloqueos regionales,
aunque los que la utilizaban terminaron haciendo uso de la
misma por su propia adicción a la sustancia.
A principios de siglo XX son habituales el uso de la je-
ringa y la aguja para realizar la anestesia local (la jeringa
metálica se descubre 50 años antes en Irlanda y el Reino
Unido), y se buscan otros preparados con menos efectos
colaterales. Así, se descubre la procaína y con posterioridad
aparecen la tetracaína y la clorprocaína que se utilizan con
mucha asiduidad en los años cincuenta. En esos años se
descubre la lidocaína (Lofgren y Lundqvist, 1943) que has-
ta hoy sigue siendo el anestésico local de referencia por su
potencia, buena penetración y escasa toxicidad. A partir de
ella se han desarrollado nuevos preparados (mepivacaína,
prilocaína, bupivacaína, etc.).
MECANISMO DE ACCIÓN DE LOS ANESTÉSICOS
LOCALES
La fibra nerviosa
Los nervios transmiten sus impulsos por un mecanismo
químico y eléctrico. La membrana celular (estructura lipo-
proteica con polo externo hidrofílico y polo interno hidro-
fóbico) que rodea los axones es la pieza más importante
que condiciona la conducción nerviosa. Existen determi-
nadas categorías de fibras nerviosas (A, B y C) que, según
los diferentes tipos de composición de la mielina y del ta-
maño, tienen una función específica (motora, propiocepti-
va, táctil, dolor, temperatura, vasoconstricción, etc.) y una
velocidad de conducción determinada (tabla 1). Éstas y
otras peculiaridades van a limitar el tipo, la intensidad y la
velocidad de la anestesia, así como los tipos de anestésicos
utilizados y en qué cantidad y concentración.
Secuencia en la acción de los anestésicos locales
Los anestésicos locales provocan bloqueo de la transmi-
sión del potencial de acción y, por tanto, evitan la trans-
misión nerviosa específica de dicha fibra anestesiada (ta-
bla 2).
Actúan sobre los axones bloqueando el canal de sodio
de la membrana y disminuyendo la tasa de despolariza-
ción del potencial de acción, lo que impide que se propa-
gue el impulso nervioso a través de la fibra nerviosa (blo-
queo reversible).
La secuencia de anestesia clínica, en general*, es por es-
te orden:
1. Bloqueo simpático (vasodilatación y aumento de tem-
peratura).
2. Pérdida de sensibilidad dolorosa y térmica.
3. Pérdida propioceptiva
4. Pérdida de la sensación de tacto-presión.
5. Parálisis motora.
Farmacocinética
Los anestésicos locales son bases débiles escasamente hi-
drosolubles. Su estructura química está formada por un
anillo aromático y una amina terciaria. El anillo aromático
confiere liposolubilidad a la molécula, mientras que la
amina es la parte hidrosoluble.
SEMERGEN 471
Anestesia local y locorregional
en cirugía menor
J.M. Arribas Blancoa, N. Rodríguez Pataa, B. Esteve Arrolab y M. Beltrán Martínc
Grupo de trabajo de Cirugía Menor en Medicina de Familia.
aMédico de Familia. Centro de Salud Universitario “Cerro del Aire”. Majadahonda. Unidad Docente de Medicina de Familia. Madrid.
bAnestesióloga. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares. Madrid.
cAnestesióloga. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid.
Correspondencia: Dr. J.M. Arribas Blanco.
Berlín, 4, portal 2, 3.o B.
28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid.
SEMERGEN: 2001; 27: 471-481.
*Excepciones: bupivacaína, ropivacaína + bloqueo diferencial (es decir,
no suele conseguirse la pérdida de sensación de tacto-presión ni parálisis
motora a pesar de utilizar dosis altas) y la etidocaína - bloqueo diferencial
(es decir, se consigue la parálisis motora inmediatamente desde casi el
inicio de la actuación).
tema centralcirugía menor (II)
Entre el anillo y la amina, existe una cadena hidrocar-
bonada; su unión (con la amina) se hace por un grupo és-
ter o un grupo amida. Esta característica química es la que
clasifica a los anestésicos locales en dos grupos: ésteres y
amidas (fig.1 ).
La acción de los anestésicos locales depende de los si-
guientes factores:
1. Solubilidad a los lípidos.
2. Unión a proteínas.
3. pKa.
4. Actividad vasodilatadora intrínseca.
5. Difusibilidad en los tejidos de la zona a anestesiar.
La liposolubilidad determina la potencia del anestésico lo-
cal. La membrana axonal está formada por un 90% de lí-
pidos, por ello los anestésicos locales más lipofílicos ten-
drán una rápida entrada y un duradero efecto.
La unión a proteínas determina la duración del efecto
anestésico.
El pKa determina la velocidad de inicio (cuanto más cer-
cano al fisiológico serán más rápidos [los anestésicos loca-
les tienen un pka ligeramente básico, algo superior al fisio-
lógico: pka 7,7-8,9]). Se llama pka al pH al cual se en-
cuentra ionizada al 50%. Las moléculas ionizadas son
incapaces de atravesar la membrana celular, por ello el pH
del tejido influye mucho sobre la eficacia de los anestésicos
locales. Así, en los tejidos a infiltrar con pH ácido (infecta-
dos o la mucosa oral) los anestésicos locales tienen menor
efecto y es preciso utilizar mayores concentraciones de
anestésicos o anestésicos con una constante de disociación
más baja (p. ej., benzocaína con pKa de 3,5 y pH bajo).
Casi todos los anestésicos locales tiene capacidad vaso-
dilatadora intrínseca, excepto la cocaína. In vivo la lidoca-
ína tiene mayor vasodilatación que la mepivacaína.
La localización de la zona a anestesiar determina tam-
bién la rapidez y potencia de la anestesia. Así, si está muy
irrigada (cara y cuero cabelludo), producirá absorción rá-
pida y, por tanto, rapidez en el inicio de acción. Al contra-
rio ocurre en las extremidades inferiores.
TIPOS DE ANESTÉSICOS LOCALES
Como se ha dicho anteriormente, una pequeña diferencia
química clasifica a los anestésicos locales en dos grupos:
– Ésteres: procaína, tetracaína, clorprocaína, benzocaína,
cocaína... Inestables en solución, en plasma son metabo-
lizados por la seudocolinesterasa y otras esterasas plas-
máticas. Uno de los productos de la hidrólisis es el ácido
paraaminobenzoico (PABA), que le confiere un alto po-
der de hipersensibilización. Por esta razón, cayeron en
desuso.
– Amidas: lidocaína, mepivacaína, bupivacaína, prilocaí-
na, etidocaína, ropivacaína. Estables en solución y se me-
tabolizan en el hígado. Su desarrollo supuso un incre-
mento notable de la seguridad en todas las intervencio-
nes donse se utilizan anestésicos locales. En la tabla 3 se
presentan los principales anestésicos locales y sus carac-
terísticas.
Preparados comerciales
Los anestésicos locales se presentan en forma de sales de
hidrocloruro pH = 6, esto explica la sensación de escozor
y quemazón que producen al infiltrarlos. Cuando llevan
vasoconstrictor (adrenalina) el pH es de 4-5,5, debido a
agentes estabilizantes del vasoconstrictor.
La concentración del preparado se expresa en porcenta-
je. Debemos saber que una concentración al 1% significa
que en 100 ml hay 1 g y en 10 ml de la solución hay
100 mg del anestésico. Para calcular la concentración en
mg/ml bastará con multiplicar el tanto por ciento por 10:
así, al 2% tendremos 20 mg/ml de la solución.
Dosificación
Varía según el tipo de anestésico, el peso del paciente y su
enfermedad de base, la vía de administración y la asocia-
ción de un vasoconstrictor. Las dosis máximas son:
Con adrenalina mg/kg Sin adrenalina mg/kg
Procaína 14 7
Tetracaína 2 1,4
Lidocaína 6-7 3-4
Mepivacaína 7 4,5
Bupivacaína 2-2,5 2
Los más usados
Lidocaína: ampollas de 10 ml al 1% (100 mg), al 2% (200
mg) o al 5% (500 mg).
– Inicio de acción: 2-4 min.
– Duración: 1-2 h, según cantidad y amplitud de la zona.
– En adultos, usar la concentración al 1% y no más de 30 ml.
– En niños, usar al 0,25-0,50%, no más de 4 mg/kg de peso.
Dosis Sin vasoconstrictor Con vasoconstrictor
3-4 mg/kg: máximo 7 mg/kg: máximo 500 mg
300 mg (3 ampollas al 1%) (5 ampollas al 1%)
Volumen 27, Número 9, Octubre 2001
472 SEMERGEN
Tabla 1. Clasificación de las fibras nerviosas
Tipo de fibra Diámetro Velocidad Función
A-alfa 10-20 µm 70-120 ms Motor/propioceptiva
A-beta 5-12 µm 30-70 ms Presión/tacto
A-gamma 4-8 µm 15-30 ms Propioceptivo/dolor
A-delta 1-4 µm 12-30 ms Dolor/temperatura
B 1-3 µm 3-15 ms Vasoconstricción
C 0,5-1 µm 0,5-2,5 ms Dolor/temperatura
Tabla 2. Secuencia de acción de los anestésicos locales
1. Inyección del anestésico local
2. Difusión a través de la membrana del nervio
3. Equilibrio de formas ionizadas-no ionizadas en axoplasma
4. Fijación del anestésico con su receptor de membrana
5. Bloqueo del canal del sodio
6. Disminución del punto de despolarización
7. Inhibición en la progresión del potencial de acción
8. Bloqueo anestésico
Mepivacaína: ampolla de 10 ml al 1% (100 mg) y de 2 ml
al 2% (40 mg).
– Inicio: 2-5 min.
– Duración: 1-1,5 h, según cantidad y amplitud de la
zona.
– En adultos usar la concentración al 1% y no más de
40 ml.
– En niños usar al 0,25-0,50%, no más de 7 mg/kg de
peso.
Dosis Sin vasoconstrictor Con vasoconstrictor
400 mg (4-5 mg/kg) 500 mg (7 mg/kg)
VASOCONSTRICTORES Y ANESTESIA LOCAL
El uso de vasoconstrictores junto con los anestésicos loca-
les está justificado por la mejora del perfil de seguridad del
anestésico y también por la mejor visualización que pro-
porcionan al campo quirúrgico. El más empleado es la
adrenalina y la fenilefrina.
La dosis máxima de adrenalina (como vasoconstrictor)
no debe sobrepasar los 200-250 mg en el adulto o los
10 mg/kg en el niño. La concentración recomendada es a
una dilución de 1:100.000 o 1:200.000 (óptima) que se
prepara mezclando 0,1 mg de adrenalina (0,1 ml de adre-
nalina al 1:1.000) en 9 ml de suero salino, para tener una
dilución del 1:100.000.
Ventajas
– Prolonga la duración del efecto y aumenta la intensidad
del bloqueo.
– Desciende la velocidad de absorción, por lo que aumen-
ta la dosis máxima (disminuye la toxicidad sistémica) y re-
duce el sangrado del campo quirúrgico.
Inconvenientes
– Riesgo de necrosis por vasospasmo y retraso en la cica-
trización.
– Disminuye el pH (los excipientes hacen que tenga un pH
más ácido para evitar la labilidad de las catecolaminas) con
el consiguiente aumento de dolor al realizar la infiltración.
– Riesgo de arritmias, HTA e infarto de miocardio.
Contraindicaciones
– HTA moderada-grave, coronariopatías, diabetes, embarazo.
– Tratamientos con IMAO, antidepresivos tricíclicos o fe-
notiazinas.
– Hipertiroidismo, feocromocitoma, esclerodermia.
– En zonas acras: dedos de las manos y de los pies, nariz,
oreja o pene.
– Piel desvitalizada o traumatizada.
EFECTOS ADVERSOS DE LA ANESTESIA LOCAL
Los efectos adversos pueden producirse de forma local y
sistémica:
– Local: dolor, equimosis/hematoma, infección, le-
sión del tronco nervioso, lesión de la estructura subcu-
tánea.
– Sistémica: la mayoría de los efectos secundarios se pro-
ducen por sobredosificación, generalmente por inyección
i.v. accidental. Existe una mayor toxicidad a mayor poten-
cia, a mayor velocidad de administración, de absorción y
difusión, y a mayor toxicidad intrínseca del anestésico lo-
cal (p. ej., la bupivacaína tiene mayor toxicidad intrínseca
que la lidocaína, aunque su velocidad de absorción en el
punto de inyección es más lenta).
Derivados de la toxicidad por sobredosificación
Aparece cuando se superan las dosis máximas recomenda-
das (sobredosificación absoluta) o por dosis correctas apli-
cadas de forma intravascular (sobredosificación relativa).
La clínica se produce por toxicidad en el sistema nervioso
central (SNC) y en el cardiovascular (CV):
Sistema nervioso central: más sensible que el miocardio.
Clínica más precoz de intoxicación.
– Leve: acufenos, sabor metálico, parestesias, náuseas,
vómitos, vértigo, inquietud.
J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor
SEMERGEN 473
Amida
NHCOCH2
CH3
CH3
Éster
COOCH2CH2
H2N
C2H5
C2H5
N
C2H5
C2H5
N
Figura 1. Estructura química de los anestésicos locales: ésteres y amidas.
Tabla 3. Características más importantes de los anestésicos
Grupo Inicio de acción Duración Propiedades. Efectos secundarios
Procaína Éster Lento Corta Alergénico, vasodilatación
Tetracaína Éster Lento (> 10 min) Larga (> 60 min) Elevada toxicidad sistémica
Lidocaína Amida Rápida (2-4 min) Intermedia (40-60 min) El más habitual. Vasodilatación moderada
Mepivacaína Amida Rápida (2-4 min) Intermedia (40-60 min) Similar a la lidocaína, vasodilatación leve
Prilocaína Amida Rápida (2-4 min) Intermedia (40-60 min) La amida con menor toxicidad sistémica.
Metahemoglobinemia a dosis altas
Bupivacaína Amida Intermedia (> 10 min) Larga (> 60 min) Separación del bloqueo sensitivo del motor
– Moderada: nistagmo, alucinaciones, fasciculaciones,
temblor y convulsiones.
– Grave: apnea y coma.
Sistema cardiovascular: hipotensión (primer signo),
arritmias, shock y parada cardíaca en asistolia.
Derivados de la reacción alérgica
Son poco frecuentes con las amidas. La clínica consiste en
picor, urticaria, eritema, náuseas, vómitos, dolor, diarrea,
tos, disnea. Cuando es grave, todo esto se complica con
edema de glotis, broncospasmo, hipotensión y shock.
Derivados de la reacción psicógena
Son los más frecuentes. La clínica tiene como origen el es-
tado de ansiedad previo a la intervención y durante ella,
por lo que lo más común es que la clínica aparezca una vez
terminada la intervención, y consiste en sensación de ma-
reo al levantarse de la camilla, palidez, sudación, náuseas,
bradicardia, hiperventilación y síncope.
Tratamiento de las reacciones locales
Medias para evitar el dolor
– Explicar el procedimiento o emplear una preanestesia tópica.
– Utilizar agujas de calibre fino.
– Explicar al paciente la sensación de “pinchazo”, “pi-
cor”, antes de que se produzca.
– Hacer manipulación física (presión en la zona del pin-
chazo).
– Insertar la aguja en un poro cutáneo.
– Efectuar la técnica de forma cuidadosa, no moviendo
la aguja lateralmente.
– Realizar una reinserción imbricada, si es posible.
Medidas para evitar la irritación tisular
La inyección debe ser lenta y en tejido subcutáneo e in-
yectar el menor volumen posible. Además, se deben rea-
lizar bloqueos nerviosos siempre que exista indicación
para ello.
Tratamiento de las reacciones sistémicas
En caso de una sobredosificación:
– Leve-moderada: diazepam 1-2 mg i.v. diluido en
10 ml de suero salino y oxígeno.
– Grave: oxígeno, soporte ventilatorio (intubar si hay ap-
nea), diazepam (0,1 mg/kg) y aumentar de 5-10-15 mg
i.v. lentamente, tiopental 100-150 mg, en caso de con-
vulsiones, fluidoterapia i.v. y traslado urgente a la UCI.
En caso de una reacción anafiláctica:
– Leve: adrenalina s.c. 0,3-0,5 mg/20 min.
– Grave: oxígeno, adrenalina 0,5 mg i.v. diluida/5-10
min y traslado a la UCI.
En caso de una reacción psicógena: es una reacción vasova-
gal frecuente y tan sólo se tratará con posición de Trende-
lenburg, tranquilizando al paciente, y la aplicación de me-
didas preventivas al levantarse de la camilla tras la inter-
vención, indicándole que lo debe hacer lentamente y tras
permanecer sentado durante unos segundos. A veces, es
preciso: fluidoterapia y atropina, 1/2-1 ampolla (i.v.).
Prevención de las complicaciones en la anestesia local
Para evitar las posibles complicaciones descritas anterior-
mente, siempre tendremos en cuenta las siguientes reco-
mendaciones:
– No sobrepasar las dosis máximas y usar concentracio-
nes del 1%.
– Esperar el tiempo de latencia previo a intervenir qui-
rúrgicamente (5-10 min).
– Preguntar por alergias (indagar sobre procedimientos
dentales previos).
– Desinfectar generosamente la zona a infiltrar.
– Aspirar la jeringa “siempre” antes de presionar el ém-
bolo, y presionar suavemente. Si aparece aspiración san-
guínea, interrumpir la anestesia presionando levemente la
zona con una gasa estéril y desechar la jeringuilla, conti-
nuando la infiltración con una nueva.
– Si en el momento de la punción apareciera un dolor
intenso y generalmente irradiado, es porque hemos lesio-
nado una terminal nerviosa; en este caso, hay que retirar
un poco la infiltración perineural y continuar infiltrando
en otra zona.
– Preguntar a menudo al paciente para valorar precoz-
mente cualquier complicación.
– Evitar hacer comentarios inapropiados que asusten al
paciente y mantener siempre contacto verbal con él.
PROCEDIMIENTOS DE ANESTESIA LOCAL
Existen tres tipos de anestesia local: a) tópica (epidérmica,
mucosa); b) local por infiltración (percutánea), y c) por
bloqueo regional (nervio periférico menor o mayor). Va-
mos a describir estas modalidades y las peculiaridades de
cada procedimiento:
Anestesia tópica
La anestesia local tópica (AT) consiste en la aplicación di-
recta del agente anestésico sobre la piel o las mucosas pro-
duciendo una inhibición de los estímulos dolorosos, tácti-
les y térmicos. En la tabla 4 se resumen los tipos, indica-
ciones y propiedades de estos anestésicos.
Vamos a detenernos en los siguientes: anestesia ocular,
uso del EMLA® y crioanestesia.
Anestesia ocular oftálmica
La anestesia tópica eliminar el dolor y permite una explo-
ración cómoda, al eliminar el blefarospasmo y el lagrimeo;
por ello, resulta de extrema utilidad en la valoración de:
– Laceraciones y abrasiones corneales.
– Quemaduras oculares, originadas por agentes físicos o
químicos.
– Úlceras corneales, sobre todo las producidas por cuer-
pos extraños y lentes de contacto.
Volumen 27, Número 9, Octubre 2001
474 SEMERGEN
La técnica se realizará siempre tras la valoración senso-
rial y visual:
1. Se indica al paciente que dirija la mirada hacia arri-
ba.
2. Se aplican 2 gotas del colirio anestésico en la con-
juntiva tarsal inferior (fondo de saco). La tetracaína (coli-
rio anestésico) tiene una latencia de 3-4 min y su efecto
permanente durante 30-40 min.
EMLA®
Está compuesto por lidocaína 25 mg y prilocaína 25 mg,
junto con excipientes de polyoxietileno y carboxipolimeti-
leno. El efecto anestésico (menor que con lidocaína infil-
trada) se alcanza al cabo de una hora de su aplicación y su
duración es de una hora. Se presenta en forma de crema o
parches autoadhesivos de 4 cm de diámetro.
Tiene una tolerabilidad favorable, aunque en niños me-
nores de 6 meses puede producir metahemoglobinemia,
capacidad atribuida al metabolito de la prilocaína (ortoto-
luidina). Sus indicaciones más habituales son:
– Desbridamiento de úlceras.
– Preanestesia por infiltración.
– Para procedimientos en los niños (junto con sedación):
• Aspiración de médula ósea.
• Reparación de laceraciones.
• Punción lumbar.
• Manipulaciones ortopédicas.
• Examen en abusos sexuales.
• Desbridamiento de heridas.
Crioanestesia
Es otro tipo de anestesia local tópica que, mediante el frío,
inhibe el impulso nervioso. El efecto criógeno la producen
diferentes compuestos químicos: Cloretilo® (el más utiliza-
do), Fluoretilo® (efecto más prolongado). Su forma de apli-
cación generalmente es en aerosol, que se accionará a unos
5 cm de la lesión durante más de 5 s; de esta forma se con-
seguirán de 2-5 s de anestesia. No se deben emplear para los
ojos ni inhalarlos, ya que son muy tóxicos e inflamables.
La indicación más habitual de la crioanestesia es como
preanestesia:
1. Previa punción o incisión (abscesos, infiltración arti-
cular).
2. Complementaria a otra modalidad anestésica (de
una infiltración subcutánea).
Anestesia por infiltración
Es de elección en la mayoría de las intervenciones de ciru-
gía menor. El agente anestésico se infiltra extravascularmen-
te en el tejido subcutáneo y en la dermis. Allí actuará sobre
las terminaciones nerviosas, inhibiendo su excitación. Exis-
ten tres formas para la infiltración del anestésico local.
J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor
SEMERGEN 475
Tabla 4. Anestésicos locales tópicos, clasificación y propiedades
Anestésicos Presentación Superficie Indicación Observaciones
Tetracaína Gingicain® (nebulizador) Mucosa oral Orofaríngea y procesos
Topicaína® (nebulizador) dolorosos de la cavidad oral
Lubrificante urológico Mucosa Colocación de sondas
genitourinaria
Colicurí anestésico® Cornea y Exploraciones oftalmológicas
Colirio anestésico conjuntivas en procesos dolorosos
Poca penetrabilidad en
Oculos (laceraciones, abrasiones,
la superficie epidérmica
quemaduras y cuerpos
extraños)
Benzocaína Dentispray® Boca
gel 5%
Lidocaína Curadent® gel 2-5% Boca Cuadros dolorosos de Poca penetrabilidad en la
Xylocaína® 2% gel mucosas o piel superficie cutánea.
Intervenciones cortas Se utilizan muy poco
sobre ellas
Xylocaína® 3% pomada Piel
Xylonibsa aerosol® 10%
(con vasoconstrictor) Mucosas
Xylonibsa aerosol 2%
(sin vasoconstrictor)
Asociaciones
EMLA® Mezcla de Cutáneo-mucosa
lidocaína al Escasa toxicidad
2,5% y Intervenciones (aprobada por la FDA)
prilocaína al quirúrgicas Cura oclusiva 1 h antes
2,5% (crema) Laserterapia de la intervención
TAC® Mezcla de Principalmente piel Procedimientos Mayor poder anestésico
tetracaína al instrumentales y larga duración
0,5%, en niños (45 min)
aderanalina al Reparación de heridas Poder vasoconstrictor
1:2.000 Toxicidad y reacciones
y cocaína al alérgicas aumentadas
11,8% (solución)
}
} }
1. Infiltración angular.
2. Infiltración perifocal o perilesional.
3. Infiltración lineal.
La elección depende del tipo de intervención, del tama-
ño de la zona a anestesiar y de las características de la lesión:
– Las lesiones superficiales (nevos, dermatofibromas)
son susceptibles de la infiltración angular.
– Las lesiones subcutáneas como quistes, abscesos o le-
siones vasculares se deben infiltrar con la infiltración peri-
lesional. Esta forma es también útil para las lesiones su-
perficiales, pero no es aconsejable realizar la angular en las
descritas en este apartado, por el riesgo de puncionar el
quiste, absceso, etc.
– Las laceraciones de la piel se infiltrarán siguiendo los már-
genes de la misma de forma lineal perilesional o intralesional.
Procedimiento
Para realizar la técnica de anestesia por infiltración nece-
sitamos los siguientes materiales: guantes y gasas estériles,
povidona yodada, jeringas desechales (1, 2, 5, 10 ml),
agujas desechales subcutánea 25 G e intramuscular 21 G.
1. Previa antisepsia, se realiza la primera punción (en
un poro cutáneo) con una aguja de calibre fino (las pun-
ciones son menos dolorosas). Se produce un primer ha-
bón dérmico (aguja inclinada 45o respecto a la piel) o in-
traepidérmico, que es menos doloroso, con 0,5-1 ml de
anestésico. Sobre este habón se aplica un ligero masaje
para que el anestésico se extienda entre los tejidos.
2. A partir del punto de entrada, se efectuará la infiltra-
ción subcutánea de campo, para lo que se empleará una
aguja de mayor calibre y más larga (i.m. de adultos o de
niños) que se introducirá por el habón inicial, con una an-
gulación inferior a 30o.
La introducción del anestésico se hará preferentemente
“en retirada de la aguja” (fig. 2):
– Se introduce la aguja hasta la profundidad deseada.
– Se aspira para confirmar que no estamos en un lecho
vascular.
– Se retira lentamente mientras se presiona el émbolo de
la jeringa.
Otra modalidad (fig. 3) consiste en introducir el anesté-
sico a la par que la aguja. Esto tiene algún riesgo de intro-
ducir en un vaso el líquido anestésico, por lo que es más
segura la anterior modalidad.
Se pueden seguir tres patrones de infiltración subcutá-
nea de campo: a) angular; b) perilesional, y c) lineal.
Infiltración angular
A partir del punto de entrada, se infiltra el anestésico si-
guiendo tres o más direcciones diferentes, a modo de aba-
Volumen 27, Número 9, Octubre 2001
476 SEMERGEN
Figura 2. Infiltración subcutánea de campo “en retirada”: se presiona el ém-
bolo a la vez que se extrae la aguja.
Figura 3. Infiltración subcutánea de campo “a la par”: se presiona el émbo-
lo a la par que se introduje la aguja.
Figura 4. a) Infiltración angular “en abanico”. b) Infiltración angular “en una
sola punción”.
a
b
nico. Para cambiar la dirección, la aguja saldrá del punto
de entrada con el fin de evitar laceraciones de los tejidos.
En cualquier lesión cutánea se hará la infiltración a par-
tir de dos puntos de entrada, cada uno situado a un lado
de la lesión, de manera que una línea que una ambos pun-
tos coincida con el eje mayor de la lesión (fig. 4a). Son
aconsejables márgenes amplios para no tener que admi-
nistrar de nuevo anestesia antes de finalizar la interven-
ción. Se calculará la longitud de la aguja según el tamaño
de la lesión y la modalidad de la infiltración. Otra alterna-
tiva consiste en puncionar una sola vez (fig. 4b). En este
caso se pincha, además, dentro de la piel que se va a reti-
rar, con lo que la lesión tisular, dependiente de la aneste-
sia, es la menor posible.
Infiltración perilesional
A partir de cada punto de entrada se infiltrará el anestési-
co en una única dirección, de manera que se rodea la le-
sión mediante diferentes infiltraciones, cada una con su
propio punto de entrada, formando una figura poliédrica
y dejando un margen de seguridad amplio para no pun-
cionar la lesión que se pretende bloquear (fig. 5).
Las punciones sucesivas se superponen, es decir, se van
realizando sobre tejido, ya impregnado el anestésico, con
lo que el dolor de la punción dérmica será mayor sola-
mente en la primera punción.
Se empleará, como en el caso de la técnica angular, la
longitud de la aguja que se desee con respecto al punto de
entrada.
Infiltración lineal
Si la lesión que se va a intervenir es una laceración cutá-
nea, se infiltrará siguiendo la línea del corte de forma li-
neal e imbricada (fig. 6).
Si la herida es limpia, se puede realizar la inyección en sus
labios, mientras que si es contusa y tiene bordes irregulares,
es preferible utilizar una técnica perilesional desde la zona
no lesionada (fig. 7), siguiendo linealmente los márgenes de
la herida para no introducir contaminación microbiana.
Anestesia locorregional
Esta modalidad de anestesia local se caracteriza por el blo-
queo de un nervio periférico con el objetivo de obtener
anestesia en el territorio inervado por el mismo.
Las ventajas son:
– Mayor duración de acción.
– Ausencia de distorsión de la zona que se va a inter-
venir.
Sus inconvenientes consisten en:
– Riesgo de daño neural directo (neuritis por punción
neural) o por compresión a partir de hematomas.
– Mayor latencia de acción.
Estos inconvenientes se minimizan si tenemos un buen
conocimiento de la anatomía junto con una habilidad téc-
nica depurada.
Existen múltiples aplicaciones de la anestesia regional
(anestesia epidural, etc.), aunque en el ámbito de la medi-
cina de familia son los bloqueos digitales los más habitua-
les y, sólo excepcionalmente, otros bloqueos en los cuales
se requiere un conocimiento anatómico preciso del trayec-
to del nervio y la suficiente experiencia en la realización de
la técnica.
Bloqueos digitales
El bloqueo digital consiste en el bloqueo de los nervios inter-
digitales. Suelen utilizarse mepivacaína 1% o lidocaína 1%.
Indicaciones
– Lesiones de los dedos (laceraciones, desbridamiento de
heridas, panadizo, cuerpos extraños).
J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor
SEMERGEN 477
4
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1
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3
Figura 5. Infiltración perilesional.
Figura 7. Infiltración lineal intralesional y perilesional.
Figura 6. Infiltración lineal imbricada.
– Patología de la uña (paroniquia-absceso subungueal, uña
encarnada, biopsia ungueal).
En ambos casos está contraindicado el uso de vaso-
constrictor.
Los nervios interdigitales están situados a cada lado de
la faringe y se dividen en dos ramas, palmar (localizados
en las 5 h y 7 h), y dorsal (a las 10 h y a las 2 h) (fig. 8a).
Procedimiento
Previa antisepsia, se introduce una fina aguja en la base
de la falange proximal, en una localización laterodorsal.
La aguja penetra hasta el punto en el que se calcula que
está situado el nervio colateral digital palmar y, previa as-
piración, se inyecta 1 ml de anestésico. A continuación,
se retira la aguja hasta inmediatamente por debajo de la
piel, a la vez que se aspira de nuevo y se inyecta una ron-
cha subcutánea a lo largo de la cara lateral (fig. 8b). De
la misma manera, se realiza en el otro servicio colateral.
El volumen total inyectado no debe superar los 4 ml, de-
bido a que volúmenes mayores pueden comprimir los
vasos digitales. Antes del procedimiento, esperaremos de
10 a 15 min para que se difunda el anestésico y el blo-
queo sea completo.
Bloqueo digital intermetacarpiano
Se emplea en la mano para reparar laceraciones complejas de
los dedos y para reducir fracturas de cualquier dedo. Se rea-
liza inyectando el anestésico en la base del dedo para blo-
quear los nervios a su paso entre los metacarpianos. Para ello
se introduce la aguja 2 cm por encima de la comisura inter-
digital hasta llegar al espacio intermetacarpiano. Al inyectar
el anestésico local (1-2 ml) notaremos que se rellena. Esto
anestesia los lados adyacentes de los dedos. Para bloquear un
dedo completo hay que infiltrar el espacio vecino.
Bloqueos en cabeza y cuello
El conocimiento de algunos bloqueos tronculares del área
facial es de gran utilidad en la mayor parte de los procedi-
mientos de cirugía menor en la región facial, así como el
tratamiento de las heridas producidas en dicha área.
El bloqueo troncular facial presenta, respecto a la infil-
tración local, además las ventajas propias de la anestesia
locorregional:
– Resulta menos dolorosa.
– Requiere menos cantidad de anestésico para áreas ma-
yores.
Volumen 27, Número 9, Octubre 2001
478 SEMERGEN
Figura 8. a) Bloqueo digital: situación de las dos ramas dorsales y las dos
ventrales de los nervios digitales. b) Bloqueo digital: infiltración de la rama
dorsal y ventral de un lateral del primer dedo del piel.
a
b
V1
V2
V3
C2
C3
C2
C3
C4
V1
V2
V3
Figura 9. Inervación sensitiva derivada de las 3 ramas del trigémino y de las
ramas cervicales C2 y C3.
Supraorbitario (I)
Infraorbitario (II)
Mentoniano (III)
Figura 10. Alineación de los orificios de salida de los nervios supraorbitario,
infraorbitario y mentoniano.
– No distorsiona el tejido que se va a tratar, no alteran-
do los márgenes de las lesiones.
– El punto de bloqueo se encuentra alejado de las áreas
a tratar, hecho importante en heridas contaminadas.
– Ahorra tiempo.
– Permite trabajar sobre áreas extensas, con menos ries-
go que la anestesia general.
– La vía intraoral resulta muy cómoda para el paciente
y para el médico.
Ello es así siempre que el médico tenga adecuado cono-
cimiento anatómico y experiencia. La inervación sensitiva
cervicofacial corresponde principalmente al quinto par
craneal (nervio trigémino) y a ramos sensitivos del plexo
braquial (C2 y C3) (fig. 9).
Resulta de especial interés la alineación anatómica del
agujero o de la escotadura supraorbitaria, el agujero infra-
orbitario y el agujero mentoniano, en una línea vertical tra-
zada desde la pupila hasta la comisura oral (fig. 10). Esta
línea permite situar la topografía de los nervios supraorbi-
tario-supratroclear, infraorbitaio y mentoniano.
Bloqueo supraorbitario y supratroclear
Materiales. Se recomienda utilizar lidocaína o mepivacaína
al 1% con o sin vasoconstrictor, con jeringa de 2 cm3 y
aguja subcutánea.
Indicaciones:
– Intervenciones en la región frontal.
– Heridas profundas y abrasiones en la frente (no acon-
sejable ante fracturas).
– Tratamiento de dolor postraumático en la región frontal.
Localización. Unión del tercio medial con el central de la
arcada supraorbitaria. Esta infiltración permite anestesiar
la mayor parte de la frente.
– Nervio supratroclear: se inyectará un habón de líqui-
do (1-2 ml) anestésico por encima de la raíz nasal, avan-
zando en el plano subcutáneo hacia la ceja.
– Nervio supraorbitario: tras palpar la arcada supraor-
bitaria se dirige la aguja hacia el agujero supraorbitario
(2,5 cm lateralmente a la línea mediosagital, en el borde
superior de la órbita) y se inyecta 1 o 2 cm3 de anestésico.
Se consigue la anestesia de la región frontal lateral, palpe-
bral superior y conjuntiva (fig. 11).
Bloqueo infraorbitario
Materiales. Igual que en el anterior.
Indicaciones:
– Procedimientos en labio superior, mejilla y región la-
teronasal.
– Diagnóstico diferencial en casos de neuralgia.
– Intervenciones odontoestomatológicas.
Localización. Unión del tercio medial con el tercio central
del reborde infraorbitario y a 0,5-1 cm por debajo del mis-
mo. Su bloqueo puede hacerse de dos maneras (fig. 12):
1. Intraoral. Se palpa la porción central del reborde or-
bitario inferior con el dedo medio y se desciende 1 cm, lo-
calizando el agujero infraorbitario. Tras levantar y evertir el
labio superior, se inyecta 1-3 ml del anestésico a través de
la mucosa del vestíbulo.
2. Extraoral. Se inyecta el anestésico por vía percutánea.
Está indicada en casos de trismo o de dificultad para la
apertura oral por edema o traumatismo.
Bloqueo mentoniano
Indicaciones:
– Intervenciones quirúrgicas en el área mentoniana y la-
bio inferior homolateral.
– Intervenciones odontoestomatológicas.
Localización. Emerge a través del agujero mentoniano,
situado a 1-1,5 cm por encima del borde inferior de la
mandíbula, la altura del primer premolar. Inerva la región
mentoniana y el labio inferior de cada lado. Su bloqueo
puede hacerse de dos maneras (fig. 13):
1. Intraoral. Tras levantar y evertir el labio inferior, se in-
yecta 1-3 m el anestésico a través de la mucosa del fondo
del vestíbulo, previa aspiración, hacia el agujero mento-
niano.
2. Extraoral. Se infiltra el anestésico por vía percutánea hacia
el punto topográfico correspondientes. Es más doloroso y está
indicado en casos de trismo o de dificultad para la apertura oral.
Bloqueo auricular
Indicaciones:
– Reparación de laceraciones del pabellón.
– Extirpación de lesiones en el pabellón.
– Reparación del desgarro del lóbulo.
Localización. El pabellón auricular recibe inervación
sensitiva en su cara posterior y en el tercio inferior de la ca-
J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor
SEMERGEN 479
Bloqueo
supratroclear
Bloqueo
supraorbitario
Figura 11. Bloqueo supraorbitario: nervio supraorbitario y supratroclear.
ra anterior a partir de los nervios auricular mayor y occi-
pital menor (ramos del plexo cervical, C2-C3). El nervio
auriculotemporal (rama del nervio trigémino, división man-
dibular) recoge la sensibilidad de los dos tercios superio-
res de la cara anterior del pabellón. La pared posteroinfe-
rior del conducto auditivo es inervada por el ramo auricu-
lar del nervio vago (ganglio yugular).
Suele realizarse una infiltración subcutánea, en forma de
rombo (fig. 14), siguiendo el contorno del pabellón auri-
cular con la aguja “muy plana” inmediatamente debajo de
la piel:
1. Nervio auriculotemporal: la aguja se inserta en la par-
te posterior del arco cigomático.
2. Nervios auricular mayor y occipital menor: se proce-
de a la infiltración en V o en abanico partiendo del polo
inferior del pabellón.
ANESTESIA EN PEDIATRÍA
En el uso de anestésicos locales en los niños, se valorarán
algunas peculiaridades:
– No realizar anestesia local en los lactantes de menos
de 3 meses de edad.
– Se debe obtener el consentimiento de los padres o tu-
tores.
– Es útil utilizar una sedación previa al anestésico para
disminuir su ansiedad, lo que permite, en muchos casos,
no tener que emplear anestésicos.
Los anestésicos más frecuentemente empleados en pe-
diatría son:
– Lidocaína al 1%, cuya vida media es de 2-3 h en neo-
natos y niños. La dosis pediátrica máxima a emplear es de
4,5 mg/kg en solución al 0,25-0,5%. Se puede diluir en
suero fisiológico al 0,9% hasta obtener la concentración
deseada.
– Mepivacaína al 1-2%. Su vida media se prolonga en los
niños hasta las 9 h. Su dosis máxima es de 5 mg/kg y debe
calcularse de manera individual según el peso y la edad del
paciente. En lactantes y niños menores de 3 años se emplea
una concentración del 0,2-0,5%. Si son mayores de 3 años
o pesan más de 14 kg se emplea mepivacaína al 0,5-1%.
La adrenalina se puede emplear como vasoconstrictor
siempre que no existan contraindicaciones en su uso.
Sedación
Existen distintos fármacos empleados en la sedación del pa-
ciente pediátrico. El más utilizado por su fácil manejo y
aplicación con un mínimo de efectos secundarios es el mi-
dazolam intranasal (Dormicum®) [benzodiacepina miorre-
lajante, ansiolítica, hipnótica, anticonvulsiva y amnésica an-
terógrada]. Se emplea en la inducción de la anestesia tanto
de forma ambulatoria por vía oral o intranasal como para la
anestesia general por vía intramuscular o intravenosa. Se
presenta en ampollas de 5 mg/5 ml y 15 mg/3 ml, sin diluir.
La dosis empleada en pediatría es de 0,2-0,4 mg/kg, que
se aplica la mitad de la misma en cada cavidad nasal con
una jeringa de insulina (sin aguja).
El fármaco comienza a actuar a los 10-15 min y tiene
una duración de 20-30 min. Los efectos secundarios son
la depresión respiratoria (10 veces más que el diazepam),
la somnolencia y la marcha inestable y son transitorios
Volumen 27, Número 9, Octubre 2001
480 SEMERGEN
Intraoral
Extraoral
Figura 12. Bloqueo infraorbitario: vía intraoral y extraoral.
Intraoral
Extraoral
Figura 13. Bloqueo mentoniano: vía intraoral y extraoral.
J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor
SEMERGEN 481
Figura 14. Bloqueo “en rombo” de la oreja.
(durante unas horas que no suele dejar efectos residuales).
Durante su uso se controla la presión arterial, la frecuen-
cia cardíaca y el resto de las constantes vitales.
GUÍA PARA RECORDAR EN LOS ANESTÉSICOS
LOCALES
– No sobrepasar las dosis máximas recomendadas (cargar
personalmente la jeringa).
– Esperar el tiempo de latencia de 7-15 min.
– Usar vasoconstrictor, si no existe contraindicación.
– Preguntar por alergias.
– Aspirar la jeringa siempre antes de presionar el émbolo.
– Disponer siempre de material y medicación de reani-
mación cardiopulmonar.
– En los bloqueos regionales es imprescindible el cono-
cimiento de la anatomía local.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Arribas JM. Cirugía menor y procedimientos en medicina de familia.
Madrid: Jarpyo Editores, 2000.
Arndt K, editor. Manual of Dermatologic Therapeutic (5.a ed.). Boston:
Little Brown, 1995.
Bull MJV, Gardiner P. Surgical procedures in primary care. Oxford Uni-
versity Press, 1995.
Camacho F, De Dulanto F. Cirugía dermatológica. Madrid: Grupo Aula
Médica, 1995.
Ferrera PC, Chadler R. Anestesia en servicio de urgencias (parte 1 y 2).
Am Fam Physician (ed. esp.) 1995; 229-242.
John L, Pfenninger Grant C, Fowler. Procedures for primary care phy-
sicians. Mosby Year Book, Inc., St Louis: 1994.
Lask GP, Moy RL. Principles and techniques of cutaneous surgery. Mc-
Graw-Hill, 1996.
Roenigk R, Roenigk H, editores. Dermatologic surgery. Principles and
practice (2.a ed.). Nueva York: Marcel Dekker, Inc., 1996.
Sobbotta. Atlas de anatomía humana, Putz R, Pabst R, editores (21.a
ed.). Madrid: Editora Panamericana, 2000.
Taddio A, Stevens B, Graigk et al. Efficacy and safety of lidocaine-pri-
locaine cream for pain during circumcision. N Engl J Med 1997;
336: 1197-1201.
Vija K Sodera. Minor surgery in practice. Cambridge: Cambridge Uni-
versity Press, 1994.
Material docente del Grupo de Trabajo de Cirugía Menor en Medicina
de Familia1.
Cirugía menor y procedimientos en medicina de familia on line: curso
de cirugía menor por Internet dentro del portal: www.medifusion.
com. Madrid, 2001.
Curso Multimedia de simulación en cirugía menor SimCim2, en so-
porte CD-ROM desarrollado por Software de Medicina,
http://www.softmed.com. Madrid, 1999.
Curso básico de cirugía menor en medicina de familia. Grupo de Tra-
bajo de Cirugía menor en medicina de familia. Madrid, 1997.
Curso avanzado de cirugía menor en medicina de familia. Grupo de
Trabajo de cirugía menor en medicina de familia. Madrid, 1999.
Multitalleres cirugía menor. Arribas JM et al. Grupo de Trabajo de Ci-
rugía Menor en Medicina de Familia. Madrid, 2001.
Página Web: www.cirugiamenor.org.
Las figuras y tablas de este artículo están basadas en los capítulos 35-39
(Sección anestesia: tópica, local y regional) del libro: Cirugía menor y
procedimientos en medicina de familia. J.M. Arribas. Madrid: 2000.
Jarpyo Editores.
Con permiso de autores y editores.
1Fundado en 1995, el Grupo de Trabajo de Cirugía Menor de Familia se
promueve para crear instrumentos y métodos de enseñanza de las
técnicas y procedimientos de cirugía menor, para los profesionales que
trabajan en la atención primaria. La filosofía de esta enseñanza es la
ausencia de tedio y el énfasis en las prácticas monitorizadas.
El grupo ha desarrollado diferentes actividades de orden científico, como
los cursos de cirugía menor (curso básico de cirugía menor, curso
avanzado en cirugía menor y multitalleres de cirugía menor) impartidos
en todas las regiones de España (6.500 alumnos) y diferentes trabajos
formativos en publicaciones, sistemas multimedia y por Internet.

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Anestesia local: mecanismo de acción y tipos de anestésicos

  • 1. INTRODUCCIÓN Los anestésicos locales son agentes químicos que inte- rrumpen la conducción nerviosa en una zona localizada, de forma transitoria y reversible. El uso de preparados farmacológicos para producir anes- tesia local data de las civilizaciones incas cuando al emplear hojas de coca masticadas, como estimulante, las personas notaban insensibilidad en la boca y en la faringe. A pesar de ello, hasta el siglo XIX no se extrae el principio activo de la cocaína (Niemann, 1860) y, con posterioridad, se empieza a utilizar como anestésico para realizar intervenciones en la cavidad oral y en la córnea. Algo después se usará en for- ma de infiltración subcutánea y en bloqueos regionales, aunque los que la utilizaban terminaron haciendo uso de la misma por su propia adicción a la sustancia. A principios de siglo XX son habituales el uso de la je- ringa y la aguja para realizar la anestesia local (la jeringa metálica se descubre 50 años antes en Irlanda y el Reino Unido), y se buscan otros preparados con menos efectos colaterales. Así, se descubre la procaína y con posterioridad aparecen la tetracaína y la clorprocaína que se utilizan con mucha asiduidad en los años cincuenta. En esos años se descubre la lidocaína (Lofgren y Lundqvist, 1943) que has- ta hoy sigue siendo el anestésico local de referencia por su potencia, buena penetración y escasa toxicidad. A partir de ella se han desarrollado nuevos preparados (mepivacaína, prilocaína, bupivacaína, etc.). MECANISMO DE ACCIÓN DE LOS ANESTÉSICOS LOCALES La fibra nerviosa Los nervios transmiten sus impulsos por un mecanismo químico y eléctrico. La membrana celular (estructura lipo- proteica con polo externo hidrofílico y polo interno hidro- fóbico) que rodea los axones es la pieza más importante que condiciona la conducción nerviosa. Existen determi- nadas categorías de fibras nerviosas (A, B y C) que, según los diferentes tipos de composición de la mielina y del ta- maño, tienen una función específica (motora, propiocepti- va, táctil, dolor, temperatura, vasoconstricción, etc.) y una velocidad de conducción determinada (tabla 1). Éstas y otras peculiaridades van a limitar el tipo, la intensidad y la velocidad de la anestesia, así como los tipos de anestésicos utilizados y en qué cantidad y concentración. Secuencia en la acción de los anestésicos locales Los anestésicos locales provocan bloqueo de la transmi- sión del potencial de acción y, por tanto, evitan la trans- misión nerviosa específica de dicha fibra anestesiada (ta- bla 2). Actúan sobre los axones bloqueando el canal de sodio de la membrana y disminuyendo la tasa de despolariza- ción del potencial de acción, lo que impide que se propa- gue el impulso nervioso a través de la fibra nerviosa (blo- queo reversible). La secuencia de anestesia clínica, en general*, es por es- te orden: 1. Bloqueo simpático (vasodilatación y aumento de tem- peratura). 2. Pérdida de sensibilidad dolorosa y térmica. 3. Pérdida propioceptiva 4. Pérdida de la sensación de tacto-presión. 5. Parálisis motora. Farmacocinética Los anestésicos locales son bases débiles escasamente hi- drosolubles. Su estructura química está formada por un anillo aromático y una amina terciaria. El anillo aromático confiere liposolubilidad a la molécula, mientras que la amina es la parte hidrosoluble. SEMERGEN 471 Anestesia local y locorregional en cirugía menor J.M. Arribas Blancoa, N. Rodríguez Pataa, B. Esteve Arrolab y M. Beltrán Martínc Grupo de trabajo de Cirugía Menor en Medicina de Familia. aMédico de Familia. Centro de Salud Universitario “Cerro del Aire”. Majadahonda. Unidad Docente de Medicina de Familia. Madrid. bAnestesióloga. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares. Madrid. cAnestesióloga. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid. Correspondencia: Dr. J.M. Arribas Blanco. Berlín, 4, portal 2, 3.o B. 28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid. SEMERGEN: 2001; 27: 471-481. *Excepciones: bupivacaína, ropivacaína + bloqueo diferencial (es decir, no suele conseguirse la pérdida de sensación de tacto-presión ni parálisis motora a pesar de utilizar dosis altas) y la etidocaína - bloqueo diferencial (es decir, se consigue la parálisis motora inmediatamente desde casi el inicio de la actuación). tema centralcirugía menor (II)
  • 2. Entre el anillo y la amina, existe una cadena hidrocar- bonada; su unión (con la amina) se hace por un grupo és- ter o un grupo amida. Esta característica química es la que clasifica a los anestésicos locales en dos grupos: ésteres y amidas (fig.1 ). La acción de los anestésicos locales depende de los si- guientes factores: 1. Solubilidad a los lípidos. 2. Unión a proteínas. 3. pKa. 4. Actividad vasodilatadora intrínseca. 5. Difusibilidad en los tejidos de la zona a anestesiar. La liposolubilidad determina la potencia del anestésico lo- cal. La membrana axonal está formada por un 90% de lí- pidos, por ello los anestésicos locales más lipofílicos ten- drán una rápida entrada y un duradero efecto. La unión a proteínas determina la duración del efecto anestésico. El pKa determina la velocidad de inicio (cuanto más cer- cano al fisiológico serán más rápidos [los anestésicos loca- les tienen un pka ligeramente básico, algo superior al fisio- lógico: pka 7,7-8,9]). Se llama pka al pH al cual se en- cuentra ionizada al 50%. Las moléculas ionizadas son incapaces de atravesar la membrana celular, por ello el pH del tejido influye mucho sobre la eficacia de los anestésicos locales. Así, en los tejidos a infiltrar con pH ácido (infecta- dos o la mucosa oral) los anestésicos locales tienen menor efecto y es preciso utilizar mayores concentraciones de anestésicos o anestésicos con una constante de disociación más baja (p. ej., benzocaína con pKa de 3,5 y pH bajo). Casi todos los anestésicos locales tiene capacidad vaso- dilatadora intrínseca, excepto la cocaína. In vivo la lidoca- ína tiene mayor vasodilatación que la mepivacaína. La localización de la zona a anestesiar determina tam- bién la rapidez y potencia de la anestesia. Así, si está muy irrigada (cara y cuero cabelludo), producirá absorción rá- pida y, por tanto, rapidez en el inicio de acción. Al contra- rio ocurre en las extremidades inferiores. TIPOS DE ANESTÉSICOS LOCALES Como se ha dicho anteriormente, una pequeña diferencia química clasifica a los anestésicos locales en dos grupos: – Ésteres: procaína, tetracaína, clorprocaína, benzocaína, cocaína... Inestables en solución, en plasma son metabo- lizados por la seudocolinesterasa y otras esterasas plas- máticas. Uno de los productos de la hidrólisis es el ácido paraaminobenzoico (PABA), que le confiere un alto po- der de hipersensibilización. Por esta razón, cayeron en desuso. – Amidas: lidocaína, mepivacaína, bupivacaína, prilocaí- na, etidocaína, ropivacaína. Estables en solución y se me- tabolizan en el hígado. Su desarrollo supuso un incre- mento notable de la seguridad en todas las intervencio- nes donse se utilizan anestésicos locales. En la tabla 3 se presentan los principales anestésicos locales y sus carac- terísticas. Preparados comerciales Los anestésicos locales se presentan en forma de sales de hidrocloruro pH = 6, esto explica la sensación de escozor y quemazón que producen al infiltrarlos. Cuando llevan vasoconstrictor (adrenalina) el pH es de 4-5,5, debido a agentes estabilizantes del vasoconstrictor. La concentración del preparado se expresa en porcenta- je. Debemos saber que una concentración al 1% significa que en 100 ml hay 1 g y en 10 ml de la solución hay 100 mg del anestésico. Para calcular la concentración en mg/ml bastará con multiplicar el tanto por ciento por 10: así, al 2% tendremos 20 mg/ml de la solución. Dosificación Varía según el tipo de anestésico, el peso del paciente y su enfermedad de base, la vía de administración y la asocia- ción de un vasoconstrictor. Las dosis máximas son: Con adrenalina mg/kg Sin adrenalina mg/kg Procaína 14 7 Tetracaína 2 1,4 Lidocaína 6-7 3-4 Mepivacaína 7 4,5 Bupivacaína 2-2,5 2 Los más usados Lidocaína: ampollas de 10 ml al 1% (100 mg), al 2% (200 mg) o al 5% (500 mg). – Inicio de acción: 2-4 min. – Duración: 1-2 h, según cantidad y amplitud de la zona. – En adultos, usar la concentración al 1% y no más de 30 ml. – En niños, usar al 0,25-0,50%, no más de 4 mg/kg de peso. Dosis Sin vasoconstrictor Con vasoconstrictor 3-4 mg/kg: máximo 7 mg/kg: máximo 500 mg 300 mg (3 ampollas al 1%) (5 ampollas al 1%) Volumen 27, Número 9, Octubre 2001 472 SEMERGEN Tabla 1. Clasificación de las fibras nerviosas Tipo de fibra Diámetro Velocidad Función A-alfa 10-20 µm 70-120 ms Motor/propioceptiva A-beta 5-12 µm 30-70 ms Presión/tacto A-gamma 4-8 µm 15-30 ms Propioceptivo/dolor A-delta 1-4 µm 12-30 ms Dolor/temperatura B 1-3 µm 3-15 ms Vasoconstricción C 0,5-1 µm 0,5-2,5 ms Dolor/temperatura Tabla 2. Secuencia de acción de los anestésicos locales 1. Inyección del anestésico local 2. Difusión a través de la membrana del nervio 3. Equilibrio de formas ionizadas-no ionizadas en axoplasma 4. Fijación del anestésico con su receptor de membrana 5. Bloqueo del canal del sodio 6. Disminución del punto de despolarización 7. Inhibición en la progresión del potencial de acción 8. Bloqueo anestésico
  • 3. Mepivacaína: ampolla de 10 ml al 1% (100 mg) y de 2 ml al 2% (40 mg). – Inicio: 2-5 min. – Duración: 1-1,5 h, según cantidad y amplitud de la zona. – En adultos usar la concentración al 1% y no más de 40 ml. – En niños usar al 0,25-0,50%, no más de 7 mg/kg de peso. Dosis Sin vasoconstrictor Con vasoconstrictor 400 mg (4-5 mg/kg) 500 mg (7 mg/kg) VASOCONSTRICTORES Y ANESTESIA LOCAL El uso de vasoconstrictores junto con los anestésicos loca- les está justificado por la mejora del perfil de seguridad del anestésico y también por la mejor visualización que pro- porcionan al campo quirúrgico. El más empleado es la adrenalina y la fenilefrina. La dosis máxima de adrenalina (como vasoconstrictor) no debe sobrepasar los 200-250 mg en el adulto o los 10 mg/kg en el niño. La concentración recomendada es a una dilución de 1:100.000 o 1:200.000 (óptima) que se prepara mezclando 0,1 mg de adrenalina (0,1 ml de adre- nalina al 1:1.000) en 9 ml de suero salino, para tener una dilución del 1:100.000. Ventajas – Prolonga la duración del efecto y aumenta la intensidad del bloqueo. – Desciende la velocidad de absorción, por lo que aumen- ta la dosis máxima (disminuye la toxicidad sistémica) y re- duce el sangrado del campo quirúrgico. Inconvenientes – Riesgo de necrosis por vasospasmo y retraso en la cica- trización. – Disminuye el pH (los excipientes hacen que tenga un pH más ácido para evitar la labilidad de las catecolaminas) con el consiguiente aumento de dolor al realizar la infiltración. – Riesgo de arritmias, HTA e infarto de miocardio. Contraindicaciones – HTA moderada-grave, coronariopatías, diabetes, embarazo. – Tratamientos con IMAO, antidepresivos tricíclicos o fe- notiazinas. – Hipertiroidismo, feocromocitoma, esclerodermia. – En zonas acras: dedos de las manos y de los pies, nariz, oreja o pene. – Piel desvitalizada o traumatizada. EFECTOS ADVERSOS DE LA ANESTESIA LOCAL Los efectos adversos pueden producirse de forma local y sistémica: – Local: dolor, equimosis/hematoma, infección, le- sión del tronco nervioso, lesión de la estructura subcu- tánea. – Sistémica: la mayoría de los efectos secundarios se pro- ducen por sobredosificación, generalmente por inyección i.v. accidental. Existe una mayor toxicidad a mayor poten- cia, a mayor velocidad de administración, de absorción y difusión, y a mayor toxicidad intrínseca del anestésico lo- cal (p. ej., la bupivacaína tiene mayor toxicidad intrínseca que la lidocaína, aunque su velocidad de absorción en el punto de inyección es más lenta). Derivados de la toxicidad por sobredosificación Aparece cuando se superan las dosis máximas recomenda- das (sobredosificación absoluta) o por dosis correctas apli- cadas de forma intravascular (sobredosificación relativa). La clínica se produce por toxicidad en el sistema nervioso central (SNC) y en el cardiovascular (CV): Sistema nervioso central: más sensible que el miocardio. Clínica más precoz de intoxicación. – Leve: acufenos, sabor metálico, parestesias, náuseas, vómitos, vértigo, inquietud. J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor SEMERGEN 473 Amida NHCOCH2 CH3 CH3 Éster COOCH2CH2 H2N C2H5 C2H5 N C2H5 C2H5 N Figura 1. Estructura química de los anestésicos locales: ésteres y amidas. Tabla 3. Características más importantes de los anestésicos Grupo Inicio de acción Duración Propiedades. Efectos secundarios Procaína Éster Lento Corta Alergénico, vasodilatación Tetracaína Éster Lento (> 10 min) Larga (> 60 min) Elevada toxicidad sistémica Lidocaína Amida Rápida (2-4 min) Intermedia (40-60 min) El más habitual. Vasodilatación moderada Mepivacaína Amida Rápida (2-4 min) Intermedia (40-60 min) Similar a la lidocaína, vasodilatación leve Prilocaína Amida Rápida (2-4 min) Intermedia (40-60 min) La amida con menor toxicidad sistémica. Metahemoglobinemia a dosis altas Bupivacaína Amida Intermedia (> 10 min) Larga (> 60 min) Separación del bloqueo sensitivo del motor
  • 4. – Moderada: nistagmo, alucinaciones, fasciculaciones, temblor y convulsiones. – Grave: apnea y coma. Sistema cardiovascular: hipotensión (primer signo), arritmias, shock y parada cardíaca en asistolia. Derivados de la reacción alérgica Son poco frecuentes con las amidas. La clínica consiste en picor, urticaria, eritema, náuseas, vómitos, dolor, diarrea, tos, disnea. Cuando es grave, todo esto se complica con edema de glotis, broncospasmo, hipotensión y shock. Derivados de la reacción psicógena Son los más frecuentes. La clínica tiene como origen el es- tado de ansiedad previo a la intervención y durante ella, por lo que lo más común es que la clínica aparezca una vez terminada la intervención, y consiste en sensación de ma- reo al levantarse de la camilla, palidez, sudación, náuseas, bradicardia, hiperventilación y síncope. Tratamiento de las reacciones locales Medias para evitar el dolor – Explicar el procedimiento o emplear una preanestesia tópica. – Utilizar agujas de calibre fino. – Explicar al paciente la sensación de “pinchazo”, “pi- cor”, antes de que se produzca. – Hacer manipulación física (presión en la zona del pin- chazo). – Insertar la aguja en un poro cutáneo. – Efectuar la técnica de forma cuidadosa, no moviendo la aguja lateralmente. – Realizar una reinserción imbricada, si es posible. Medidas para evitar la irritación tisular La inyección debe ser lenta y en tejido subcutáneo e in- yectar el menor volumen posible. Además, se deben rea- lizar bloqueos nerviosos siempre que exista indicación para ello. Tratamiento de las reacciones sistémicas En caso de una sobredosificación: – Leve-moderada: diazepam 1-2 mg i.v. diluido en 10 ml de suero salino y oxígeno. – Grave: oxígeno, soporte ventilatorio (intubar si hay ap- nea), diazepam (0,1 mg/kg) y aumentar de 5-10-15 mg i.v. lentamente, tiopental 100-150 mg, en caso de con- vulsiones, fluidoterapia i.v. y traslado urgente a la UCI. En caso de una reacción anafiláctica: – Leve: adrenalina s.c. 0,3-0,5 mg/20 min. – Grave: oxígeno, adrenalina 0,5 mg i.v. diluida/5-10 min y traslado a la UCI. En caso de una reacción psicógena: es una reacción vasova- gal frecuente y tan sólo se tratará con posición de Trende- lenburg, tranquilizando al paciente, y la aplicación de me- didas preventivas al levantarse de la camilla tras la inter- vención, indicándole que lo debe hacer lentamente y tras permanecer sentado durante unos segundos. A veces, es preciso: fluidoterapia y atropina, 1/2-1 ampolla (i.v.). Prevención de las complicaciones en la anestesia local Para evitar las posibles complicaciones descritas anterior- mente, siempre tendremos en cuenta las siguientes reco- mendaciones: – No sobrepasar las dosis máximas y usar concentracio- nes del 1%. – Esperar el tiempo de latencia previo a intervenir qui- rúrgicamente (5-10 min). – Preguntar por alergias (indagar sobre procedimientos dentales previos). – Desinfectar generosamente la zona a infiltrar. – Aspirar la jeringa “siempre” antes de presionar el ém- bolo, y presionar suavemente. Si aparece aspiración san- guínea, interrumpir la anestesia presionando levemente la zona con una gasa estéril y desechar la jeringuilla, conti- nuando la infiltración con una nueva. – Si en el momento de la punción apareciera un dolor intenso y generalmente irradiado, es porque hemos lesio- nado una terminal nerviosa; en este caso, hay que retirar un poco la infiltración perineural y continuar infiltrando en otra zona. – Preguntar a menudo al paciente para valorar precoz- mente cualquier complicación. – Evitar hacer comentarios inapropiados que asusten al paciente y mantener siempre contacto verbal con él. PROCEDIMIENTOS DE ANESTESIA LOCAL Existen tres tipos de anestesia local: a) tópica (epidérmica, mucosa); b) local por infiltración (percutánea), y c) por bloqueo regional (nervio periférico menor o mayor). Va- mos a describir estas modalidades y las peculiaridades de cada procedimiento: Anestesia tópica La anestesia local tópica (AT) consiste en la aplicación di- recta del agente anestésico sobre la piel o las mucosas pro- duciendo una inhibición de los estímulos dolorosos, tácti- les y térmicos. En la tabla 4 se resumen los tipos, indica- ciones y propiedades de estos anestésicos. Vamos a detenernos en los siguientes: anestesia ocular, uso del EMLA® y crioanestesia. Anestesia ocular oftálmica La anestesia tópica eliminar el dolor y permite una explo- ración cómoda, al eliminar el blefarospasmo y el lagrimeo; por ello, resulta de extrema utilidad en la valoración de: – Laceraciones y abrasiones corneales. – Quemaduras oculares, originadas por agentes físicos o químicos. – Úlceras corneales, sobre todo las producidas por cuer- pos extraños y lentes de contacto. Volumen 27, Número 9, Octubre 2001 474 SEMERGEN
  • 5. La técnica se realizará siempre tras la valoración senso- rial y visual: 1. Se indica al paciente que dirija la mirada hacia arri- ba. 2. Se aplican 2 gotas del colirio anestésico en la con- juntiva tarsal inferior (fondo de saco). La tetracaína (coli- rio anestésico) tiene una latencia de 3-4 min y su efecto permanente durante 30-40 min. EMLA® Está compuesto por lidocaína 25 mg y prilocaína 25 mg, junto con excipientes de polyoxietileno y carboxipolimeti- leno. El efecto anestésico (menor que con lidocaína infil- trada) se alcanza al cabo de una hora de su aplicación y su duración es de una hora. Se presenta en forma de crema o parches autoadhesivos de 4 cm de diámetro. Tiene una tolerabilidad favorable, aunque en niños me- nores de 6 meses puede producir metahemoglobinemia, capacidad atribuida al metabolito de la prilocaína (ortoto- luidina). Sus indicaciones más habituales son: – Desbridamiento de úlceras. – Preanestesia por infiltración. – Para procedimientos en los niños (junto con sedación): • Aspiración de médula ósea. • Reparación de laceraciones. • Punción lumbar. • Manipulaciones ortopédicas. • Examen en abusos sexuales. • Desbridamiento de heridas. Crioanestesia Es otro tipo de anestesia local tópica que, mediante el frío, inhibe el impulso nervioso. El efecto criógeno la producen diferentes compuestos químicos: Cloretilo® (el más utiliza- do), Fluoretilo® (efecto más prolongado). Su forma de apli- cación generalmente es en aerosol, que se accionará a unos 5 cm de la lesión durante más de 5 s; de esta forma se con- seguirán de 2-5 s de anestesia. No se deben emplear para los ojos ni inhalarlos, ya que son muy tóxicos e inflamables. La indicación más habitual de la crioanestesia es como preanestesia: 1. Previa punción o incisión (abscesos, infiltración arti- cular). 2. Complementaria a otra modalidad anestésica (de una infiltración subcutánea). Anestesia por infiltración Es de elección en la mayoría de las intervenciones de ciru- gía menor. El agente anestésico se infiltra extravascularmen- te en el tejido subcutáneo y en la dermis. Allí actuará sobre las terminaciones nerviosas, inhibiendo su excitación. Exis- ten tres formas para la infiltración del anestésico local. J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor SEMERGEN 475 Tabla 4. Anestésicos locales tópicos, clasificación y propiedades Anestésicos Presentación Superficie Indicación Observaciones Tetracaína Gingicain® (nebulizador) Mucosa oral Orofaríngea y procesos Topicaína® (nebulizador) dolorosos de la cavidad oral Lubrificante urológico Mucosa Colocación de sondas genitourinaria Colicurí anestésico® Cornea y Exploraciones oftalmológicas Colirio anestésico conjuntivas en procesos dolorosos Poca penetrabilidad en Oculos (laceraciones, abrasiones, la superficie epidérmica quemaduras y cuerpos extraños) Benzocaína Dentispray® Boca gel 5% Lidocaína Curadent® gel 2-5% Boca Cuadros dolorosos de Poca penetrabilidad en la Xylocaína® 2% gel mucosas o piel superficie cutánea. Intervenciones cortas Se utilizan muy poco sobre ellas Xylocaína® 3% pomada Piel Xylonibsa aerosol® 10% (con vasoconstrictor) Mucosas Xylonibsa aerosol 2% (sin vasoconstrictor) Asociaciones EMLA® Mezcla de Cutáneo-mucosa lidocaína al Escasa toxicidad 2,5% y Intervenciones (aprobada por la FDA) prilocaína al quirúrgicas Cura oclusiva 1 h antes 2,5% (crema) Laserterapia de la intervención TAC® Mezcla de Principalmente piel Procedimientos Mayor poder anestésico tetracaína al instrumentales y larga duración 0,5%, en niños (45 min) aderanalina al Reparación de heridas Poder vasoconstrictor 1:2.000 Toxicidad y reacciones y cocaína al alérgicas aumentadas 11,8% (solución) } } }
  • 6. 1. Infiltración angular. 2. Infiltración perifocal o perilesional. 3. Infiltración lineal. La elección depende del tipo de intervención, del tama- ño de la zona a anestesiar y de las características de la lesión: – Las lesiones superficiales (nevos, dermatofibromas) son susceptibles de la infiltración angular. – Las lesiones subcutáneas como quistes, abscesos o le- siones vasculares se deben infiltrar con la infiltración peri- lesional. Esta forma es también útil para las lesiones su- perficiales, pero no es aconsejable realizar la angular en las descritas en este apartado, por el riesgo de puncionar el quiste, absceso, etc. – Las laceraciones de la piel se infiltrarán siguiendo los már- genes de la misma de forma lineal perilesional o intralesional. Procedimiento Para realizar la técnica de anestesia por infiltración nece- sitamos los siguientes materiales: guantes y gasas estériles, povidona yodada, jeringas desechales (1, 2, 5, 10 ml), agujas desechales subcutánea 25 G e intramuscular 21 G. 1. Previa antisepsia, se realiza la primera punción (en un poro cutáneo) con una aguja de calibre fino (las pun- ciones son menos dolorosas). Se produce un primer ha- bón dérmico (aguja inclinada 45o respecto a la piel) o in- traepidérmico, que es menos doloroso, con 0,5-1 ml de anestésico. Sobre este habón se aplica un ligero masaje para que el anestésico se extienda entre los tejidos. 2. A partir del punto de entrada, se efectuará la infiltra- ción subcutánea de campo, para lo que se empleará una aguja de mayor calibre y más larga (i.m. de adultos o de niños) que se introducirá por el habón inicial, con una an- gulación inferior a 30o. La introducción del anestésico se hará preferentemente “en retirada de la aguja” (fig. 2): – Se introduce la aguja hasta la profundidad deseada. – Se aspira para confirmar que no estamos en un lecho vascular. – Se retira lentamente mientras se presiona el émbolo de la jeringa. Otra modalidad (fig. 3) consiste en introducir el anesté- sico a la par que la aguja. Esto tiene algún riesgo de intro- ducir en un vaso el líquido anestésico, por lo que es más segura la anterior modalidad. Se pueden seguir tres patrones de infiltración subcutá- nea de campo: a) angular; b) perilesional, y c) lineal. Infiltración angular A partir del punto de entrada, se infiltra el anestésico si- guiendo tres o más direcciones diferentes, a modo de aba- Volumen 27, Número 9, Octubre 2001 476 SEMERGEN Figura 2. Infiltración subcutánea de campo “en retirada”: se presiona el ém- bolo a la vez que se extrae la aguja. Figura 3. Infiltración subcutánea de campo “a la par”: se presiona el émbo- lo a la par que se introduje la aguja. Figura 4. a) Infiltración angular “en abanico”. b) Infiltración angular “en una sola punción”. a b
  • 7. nico. Para cambiar la dirección, la aguja saldrá del punto de entrada con el fin de evitar laceraciones de los tejidos. En cualquier lesión cutánea se hará la infiltración a par- tir de dos puntos de entrada, cada uno situado a un lado de la lesión, de manera que una línea que una ambos pun- tos coincida con el eje mayor de la lesión (fig. 4a). Son aconsejables márgenes amplios para no tener que admi- nistrar de nuevo anestesia antes de finalizar la interven- ción. Se calculará la longitud de la aguja según el tamaño de la lesión y la modalidad de la infiltración. Otra alterna- tiva consiste en puncionar una sola vez (fig. 4b). En este caso se pincha, además, dentro de la piel que se va a reti- rar, con lo que la lesión tisular, dependiente de la aneste- sia, es la menor posible. Infiltración perilesional A partir de cada punto de entrada se infiltrará el anestési- co en una única dirección, de manera que se rodea la le- sión mediante diferentes infiltraciones, cada una con su propio punto de entrada, formando una figura poliédrica y dejando un margen de seguridad amplio para no pun- cionar la lesión que se pretende bloquear (fig. 5). Las punciones sucesivas se superponen, es decir, se van realizando sobre tejido, ya impregnado el anestésico, con lo que el dolor de la punción dérmica será mayor sola- mente en la primera punción. Se empleará, como en el caso de la técnica angular, la longitud de la aguja que se desee con respecto al punto de entrada. Infiltración lineal Si la lesión que se va a intervenir es una laceración cutá- nea, se infiltrará siguiendo la línea del corte de forma li- neal e imbricada (fig. 6). Si la herida es limpia, se puede realizar la inyección en sus labios, mientras que si es contusa y tiene bordes irregulares, es preferible utilizar una técnica perilesional desde la zona no lesionada (fig. 7), siguiendo linealmente los márgenes de la herida para no introducir contaminación microbiana. Anestesia locorregional Esta modalidad de anestesia local se caracteriza por el blo- queo de un nervio periférico con el objetivo de obtener anestesia en el territorio inervado por el mismo. Las ventajas son: – Mayor duración de acción. – Ausencia de distorsión de la zona que se va a inter- venir. Sus inconvenientes consisten en: – Riesgo de daño neural directo (neuritis por punción neural) o por compresión a partir de hematomas. – Mayor latencia de acción. Estos inconvenientes se minimizan si tenemos un buen conocimiento de la anatomía junto con una habilidad téc- nica depurada. Existen múltiples aplicaciones de la anestesia regional (anestesia epidural, etc.), aunque en el ámbito de la medi- cina de familia son los bloqueos digitales los más habitua- les y, sólo excepcionalmente, otros bloqueos en los cuales se requiere un conocimiento anatómico preciso del trayec- to del nervio y la suficiente experiencia en la realización de la técnica. Bloqueos digitales El bloqueo digital consiste en el bloqueo de los nervios inter- digitales. Suelen utilizarse mepivacaína 1% o lidocaína 1%. Indicaciones – Lesiones de los dedos (laceraciones, desbridamiento de heridas, panadizo, cuerpos extraños). J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor SEMERGEN 477 4 5 6 1 2 3 Figura 5. Infiltración perilesional. Figura 7. Infiltración lineal intralesional y perilesional. Figura 6. Infiltración lineal imbricada.
  • 8. – Patología de la uña (paroniquia-absceso subungueal, uña encarnada, biopsia ungueal). En ambos casos está contraindicado el uso de vaso- constrictor. Los nervios interdigitales están situados a cada lado de la faringe y se dividen en dos ramas, palmar (localizados en las 5 h y 7 h), y dorsal (a las 10 h y a las 2 h) (fig. 8a). Procedimiento Previa antisepsia, se introduce una fina aguja en la base de la falange proximal, en una localización laterodorsal. La aguja penetra hasta el punto en el que se calcula que está situado el nervio colateral digital palmar y, previa as- piración, se inyecta 1 ml de anestésico. A continuación, se retira la aguja hasta inmediatamente por debajo de la piel, a la vez que se aspira de nuevo y se inyecta una ron- cha subcutánea a lo largo de la cara lateral (fig. 8b). De la misma manera, se realiza en el otro servicio colateral. El volumen total inyectado no debe superar los 4 ml, de- bido a que volúmenes mayores pueden comprimir los vasos digitales. Antes del procedimiento, esperaremos de 10 a 15 min para que se difunda el anestésico y el blo- queo sea completo. Bloqueo digital intermetacarpiano Se emplea en la mano para reparar laceraciones complejas de los dedos y para reducir fracturas de cualquier dedo. Se rea- liza inyectando el anestésico en la base del dedo para blo- quear los nervios a su paso entre los metacarpianos. Para ello se introduce la aguja 2 cm por encima de la comisura inter- digital hasta llegar al espacio intermetacarpiano. Al inyectar el anestésico local (1-2 ml) notaremos que se rellena. Esto anestesia los lados adyacentes de los dedos. Para bloquear un dedo completo hay que infiltrar el espacio vecino. Bloqueos en cabeza y cuello El conocimiento de algunos bloqueos tronculares del área facial es de gran utilidad en la mayor parte de los procedi- mientos de cirugía menor en la región facial, así como el tratamiento de las heridas producidas en dicha área. El bloqueo troncular facial presenta, respecto a la infil- tración local, además las ventajas propias de la anestesia locorregional: – Resulta menos dolorosa. – Requiere menos cantidad de anestésico para áreas ma- yores. Volumen 27, Número 9, Octubre 2001 478 SEMERGEN Figura 8. a) Bloqueo digital: situación de las dos ramas dorsales y las dos ventrales de los nervios digitales. b) Bloqueo digital: infiltración de la rama dorsal y ventral de un lateral del primer dedo del piel. a b V1 V2 V3 C2 C3 C2 C3 C4 V1 V2 V3 Figura 9. Inervación sensitiva derivada de las 3 ramas del trigémino y de las ramas cervicales C2 y C3. Supraorbitario (I) Infraorbitario (II) Mentoniano (III) Figura 10. Alineación de los orificios de salida de los nervios supraorbitario, infraorbitario y mentoniano.
  • 9. – No distorsiona el tejido que se va a tratar, no alteran- do los márgenes de las lesiones. – El punto de bloqueo se encuentra alejado de las áreas a tratar, hecho importante en heridas contaminadas. – Ahorra tiempo. – Permite trabajar sobre áreas extensas, con menos ries- go que la anestesia general. – La vía intraoral resulta muy cómoda para el paciente y para el médico. Ello es así siempre que el médico tenga adecuado cono- cimiento anatómico y experiencia. La inervación sensitiva cervicofacial corresponde principalmente al quinto par craneal (nervio trigémino) y a ramos sensitivos del plexo braquial (C2 y C3) (fig. 9). Resulta de especial interés la alineación anatómica del agujero o de la escotadura supraorbitaria, el agujero infra- orbitario y el agujero mentoniano, en una línea vertical tra- zada desde la pupila hasta la comisura oral (fig. 10). Esta línea permite situar la topografía de los nervios supraorbi- tario-supratroclear, infraorbitaio y mentoniano. Bloqueo supraorbitario y supratroclear Materiales. Se recomienda utilizar lidocaína o mepivacaína al 1% con o sin vasoconstrictor, con jeringa de 2 cm3 y aguja subcutánea. Indicaciones: – Intervenciones en la región frontal. – Heridas profundas y abrasiones en la frente (no acon- sejable ante fracturas). – Tratamiento de dolor postraumático en la región frontal. Localización. Unión del tercio medial con el central de la arcada supraorbitaria. Esta infiltración permite anestesiar la mayor parte de la frente. – Nervio supratroclear: se inyectará un habón de líqui- do (1-2 ml) anestésico por encima de la raíz nasal, avan- zando en el plano subcutáneo hacia la ceja. – Nervio supraorbitario: tras palpar la arcada supraor- bitaria se dirige la aguja hacia el agujero supraorbitario (2,5 cm lateralmente a la línea mediosagital, en el borde superior de la órbita) y se inyecta 1 o 2 cm3 de anestésico. Se consigue la anestesia de la región frontal lateral, palpe- bral superior y conjuntiva (fig. 11). Bloqueo infraorbitario Materiales. Igual que en el anterior. Indicaciones: – Procedimientos en labio superior, mejilla y región la- teronasal. – Diagnóstico diferencial en casos de neuralgia. – Intervenciones odontoestomatológicas. Localización. Unión del tercio medial con el tercio central del reborde infraorbitario y a 0,5-1 cm por debajo del mis- mo. Su bloqueo puede hacerse de dos maneras (fig. 12): 1. Intraoral. Se palpa la porción central del reborde or- bitario inferior con el dedo medio y se desciende 1 cm, lo- calizando el agujero infraorbitario. Tras levantar y evertir el labio superior, se inyecta 1-3 ml del anestésico a través de la mucosa del vestíbulo. 2. Extraoral. Se inyecta el anestésico por vía percutánea. Está indicada en casos de trismo o de dificultad para la apertura oral por edema o traumatismo. Bloqueo mentoniano Indicaciones: – Intervenciones quirúrgicas en el área mentoniana y la- bio inferior homolateral. – Intervenciones odontoestomatológicas. Localización. Emerge a través del agujero mentoniano, situado a 1-1,5 cm por encima del borde inferior de la mandíbula, la altura del primer premolar. Inerva la región mentoniana y el labio inferior de cada lado. Su bloqueo puede hacerse de dos maneras (fig. 13): 1. Intraoral. Tras levantar y evertir el labio inferior, se in- yecta 1-3 m el anestésico a través de la mucosa del fondo del vestíbulo, previa aspiración, hacia el agujero mento- niano. 2. Extraoral. Se infiltra el anestésico por vía percutánea hacia el punto topográfico correspondientes. Es más doloroso y está indicado en casos de trismo o de dificultad para la apertura oral. Bloqueo auricular Indicaciones: – Reparación de laceraciones del pabellón. – Extirpación de lesiones en el pabellón. – Reparación del desgarro del lóbulo. Localización. El pabellón auricular recibe inervación sensitiva en su cara posterior y en el tercio inferior de la ca- J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor SEMERGEN 479 Bloqueo supratroclear Bloqueo supraorbitario Figura 11. Bloqueo supraorbitario: nervio supraorbitario y supratroclear.
  • 10. ra anterior a partir de los nervios auricular mayor y occi- pital menor (ramos del plexo cervical, C2-C3). El nervio auriculotemporal (rama del nervio trigémino, división man- dibular) recoge la sensibilidad de los dos tercios superio- res de la cara anterior del pabellón. La pared posteroinfe- rior del conducto auditivo es inervada por el ramo auricu- lar del nervio vago (ganglio yugular). Suele realizarse una infiltración subcutánea, en forma de rombo (fig. 14), siguiendo el contorno del pabellón auri- cular con la aguja “muy plana” inmediatamente debajo de la piel: 1. Nervio auriculotemporal: la aguja se inserta en la par- te posterior del arco cigomático. 2. Nervios auricular mayor y occipital menor: se proce- de a la infiltración en V o en abanico partiendo del polo inferior del pabellón. ANESTESIA EN PEDIATRÍA En el uso de anestésicos locales en los niños, se valorarán algunas peculiaridades: – No realizar anestesia local en los lactantes de menos de 3 meses de edad. – Se debe obtener el consentimiento de los padres o tu- tores. – Es útil utilizar una sedación previa al anestésico para disminuir su ansiedad, lo que permite, en muchos casos, no tener que emplear anestésicos. Los anestésicos más frecuentemente empleados en pe- diatría son: – Lidocaína al 1%, cuya vida media es de 2-3 h en neo- natos y niños. La dosis pediátrica máxima a emplear es de 4,5 mg/kg en solución al 0,25-0,5%. Se puede diluir en suero fisiológico al 0,9% hasta obtener la concentración deseada. – Mepivacaína al 1-2%. Su vida media se prolonga en los niños hasta las 9 h. Su dosis máxima es de 5 mg/kg y debe calcularse de manera individual según el peso y la edad del paciente. En lactantes y niños menores de 3 años se emplea una concentración del 0,2-0,5%. Si son mayores de 3 años o pesan más de 14 kg se emplea mepivacaína al 0,5-1%. La adrenalina se puede emplear como vasoconstrictor siempre que no existan contraindicaciones en su uso. Sedación Existen distintos fármacos empleados en la sedación del pa- ciente pediátrico. El más utilizado por su fácil manejo y aplicación con un mínimo de efectos secundarios es el mi- dazolam intranasal (Dormicum®) [benzodiacepina miorre- lajante, ansiolítica, hipnótica, anticonvulsiva y amnésica an- terógrada]. Se emplea en la inducción de la anestesia tanto de forma ambulatoria por vía oral o intranasal como para la anestesia general por vía intramuscular o intravenosa. Se presenta en ampollas de 5 mg/5 ml y 15 mg/3 ml, sin diluir. La dosis empleada en pediatría es de 0,2-0,4 mg/kg, que se aplica la mitad de la misma en cada cavidad nasal con una jeringa de insulina (sin aguja). El fármaco comienza a actuar a los 10-15 min y tiene una duración de 20-30 min. Los efectos secundarios son la depresión respiratoria (10 veces más que el diazepam), la somnolencia y la marcha inestable y son transitorios Volumen 27, Número 9, Octubre 2001 480 SEMERGEN Intraoral Extraoral Figura 12. Bloqueo infraorbitario: vía intraoral y extraoral. Intraoral Extraoral Figura 13. Bloqueo mentoniano: vía intraoral y extraoral.
  • 11. J.M. Arribas Blanco et al.– Anestesia local y locorregional en cirugía menor SEMERGEN 481 Figura 14. Bloqueo “en rombo” de la oreja. (durante unas horas que no suele dejar efectos residuales). Durante su uso se controla la presión arterial, la frecuen- cia cardíaca y el resto de las constantes vitales. GUÍA PARA RECORDAR EN LOS ANESTÉSICOS LOCALES – No sobrepasar las dosis máximas recomendadas (cargar personalmente la jeringa). – Esperar el tiempo de latencia de 7-15 min. – Usar vasoconstrictor, si no existe contraindicación. – Preguntar por alergias. – Aspirar la jeringa siempre antes de presionar el émbolo. – Disponer siempre de material y medicación de reani- mación cardiopulmonar. – En los bloqueos regionales es imprescindible el cono- cimiento de la anatomía local. BIBLIOGRAFÍA GENERAL Arribas JM. Cirugía menor y procedimientos en medicina de familia. Madrid: Jarpyo Editores, 2000. Arndt K, editor. Manual of Dermatologic Therapeutic (5.a ed.). Boston: Little Brown, 1995. Bull MJV, Gardiner P. Surgical procedures in primary care. Oxford Uni- versity Press, 1995. Camacho F, De Dulanto F. Cirugía dermatológica. Madrid: Grupo Aula Médica, 1995. Ferrera PC, Chadler R. Anestesia en servicio de urgencias (parte 1 y 2). Am Fam Physician (ed. esp.) 1995; 229-242. John L, Pfenninger Grant C, Fowler. Procedures for primary care phy- sicians. Mosby Year Book, Inc., St Louis: 1994. Lask GP, Moy RL. Principles and techniques of cutaneous surgery. Mc- Graw-Hill, 1996. Roenigk R, Roenigk H, editores. Dermatologic surgery. Principles and practice (2.a ed.). Nueva York: Marcel Dekker, Inc., 1996. Sobbotta. Atlas de anatomía humana, Putz R, Pabst R, editores (21.a ed.). Madrid: Editora Panamericana, 2000. Taddio A, Stevens B, Graigk et al. Efficacy and safety of lidocaine-pri- locaine cream for pain during circumcision. N Engl J Med 1997; 336: 1197-1201. Vija K Sodera. Minor surgery in practice. Cambridge: Cambridge Uni- versity Press, 1994. Material docente del Grupo de Trabajo de Cirugía Menor en Medicina de Familia1. Cirugía menor y procedimientos en medicina de familia on line: curso de cirugía menor por Internet dentro del portal: www.medifusion. com. Madrid, 2001. Curso Multimedia de simulación en cirugía menor SimCim2, en so- porte CD-ROM desarrollado por Software de Medicina, http://www.softmed.com. Madrid, 1999. Curso básico de cirugía menor en medicina de familia. Grupo de Tra- bajo de Cirugía menor en medicina de familia. Madrid, 1997. Curso avanzado de cirugía menor en medicina de familia. Grupo de Trabajo de cirugía menor en medicina de familia. Madrid, 1999. Multitalleres cirugía menor. Arribas JM et al. Grupo de Trabajo de Ci- rugía Menor en Medicina de Familia. Madrid, 2001. Página Web: www.cirugiamenor.org. Las figuras y tablas de este artículo están basadas en los capítulos 35-39 (Sección anestesia: tópica, local y regional) del libro: Cirugía menor y procedimientos en medicina de familia. J.M. Arribas. Madrid: 2000. Jarpyo Editores. Con permiso de autores y editores. 1Fundado en 1995, el Grupo de Trabajo de Cirugía Menor de Familia se promueve para crear instrumentos y métodos de enseñanza de las técnicas y procedimientos de cirugía menor, para los profesionales que trabajan en la atención primaria. La filosofía de esta enseñanza es la ausencia de tedio y el énfasis en las prácticas monitorizadas. El grupo ha desarrollado diferentes actividades de orden científico, como los cursos de cirugía menor (curso básico de cirugía menor, curso avanzado en cirugía menor y multitalleres de cirugía menor) impartidos en todas las regiones de España (6.500 alumnos) y diferentes trabajos formativos en publicaciones, sistemas multimedia y por Internet.