Un recorrido por la época medieval y la expresión del cristianismo
1. Un recorrido por la época medieval y la expresión del cristianismo.
1. El contexto histórico: Es un tiempo durante el cual se desarrollan hechos relacionados
con las condiciones en que se vive la religión. Particularmente, un universo de confusiones.
El Cristianismo aparece como doctrina un tanto estancada. Sumida en contradicciones y
expresiones no resueltas. Algo así como un tipo de vacío en el cual predomina la necesidad
de nuevas opciones en el conocimiento de lo vivo de la doctrina. Una crisis, en la cual es
manifiesta la defensa de la creencia, por la vía de imponer las enseñanzas, antes que
entenderlas y difundirlas de una manera en la cual predominara la convicción. Esto explica
la institucionalización de la religión. Fundamentalmente en la identificación del poder divino
como inspiración de competencia de los reyes y su nexo con el poder de los Papas.
A partir de ahí, entonces, se entiende la organización un ejército que trascienda lo
territorial geográfico y se postule como cruzada en la obligación de imponer el cristianismo
como única opción religiosa. Pero, en sí, lo que más resalta es la ausencia de una teoría
teológica sólida.
2. San Agustín. Es en este escenario en el cual aparece Agustín. Un católico converso;
quien había tenido una juventud mundana. Alejada de cualquier esfuerzo y sacrificio en
procura de apuntalar posición religiosa alguna. Su conversión al cristianismo se efectúa, tal
vez, como producto de un “llamado” no explicado de manera lógica y convincente. Pero, a
vuelo, se asume su teoría como declaratoria de la creencia indispensable. Como una
reafirmación de la Fe dogmática en el Dios propio y cuyo heredero fundamental fue Jesús.
En una prolongación del Catecismo soportado en el Nuevo Testamento. Su obra
fundamental “Las Confesiones de San Agustín”, constituye un entramado que retoma el
postulado básico y simple de la doctrina. En un ejercicio de Fe como instrumento perenne.
Una búsqueda, en sensatez posible, de los orígenes y su reafirmación. Todo, como dije
antes, en ese escenario de confusión; en el cual predominaba la imposición a sangre fuego,
antes que la didáctica flexible. El texto es, pues, una jerarquización de lo divino y su
relación con el sujeto hombre que debe aprender y acatar los mandatos de Dios, a través
de las enseñanzas de quien se hizo discípulo tardío. La obra fue escrita entre los años 397-
398, cuando Agustín tenía 40 años. Está compuesta de 13 libros. Y desarrolla, en extenso,
la intención de equi8librar filosofía y teología. En un tiempo, insisto en ello, destacado por
la confusión. Cuando no quedaba claridad acerca de cuando empezaba y donde terminaba
el poder de las monarquías relacionadas con el poder de los Papas.
2 Santo Tomás de Aquino. A diferencia de Agustín, Tomás de Aquino siempre fue un
exégeta. Con un conocimiento pleno de los registros bíblicos. Un estudioso de la filosofía
aristotélica. Principalmente de la escolástica. Como doctrina básica que pretende hacer
compatible la explicación y convencimiento teológico, a partir de los conceptos aristotélicos. Es
algo así como una postulación de equilibrio entre filosofía y teología. En el cual aparece el
sujeto hombre como impulsor de su propia lógica y creencias. Tomás vivió entre los años 1224
y 1274. Su obra fundamental “Predicaciones” es un texto que se ha convertido en algo así
como el soporte de la teología, en ese mismo periodo agustiniano conocido como la Edad
Media. Sin embargo, a diferencia de Agustín, su semblanza fue la de un docto en las ciencias
religiosas. Particularmente en ese oficio de darle un soporte erudito a la Religión Católica. Fue
un universalista, en el sentido que esto tiene de acicalar sus escritos con la teoría filosófica. Su
conocimiento de Aristóteles, está centrado en el discurso que se aviene con la tentativa de
explicar la naturaleza, como desarrollo de una especie de proyecto único, articulado. Como
secuencias unívocas que dan fuerza a la creencia de una figura supra histórica y divina. En eso
consistió su esfuerzo. Y, a decir verdad, logró un influencia teórica indispensable y necesaria en
el proyecto teológico católico. Es por esto que su doctrina se conoce como de “La Teología
Sistémica y Metafísica”. Es de anotar, además, que lo entendido de la Metafísica,
precisamente, es la estructuración de un bagaje teórico. Siendo, como en efecto es, la
2. Metafísica una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y
principios fundamentales de la realidad. Es decir que: aborda problemas centrales de la
filosofía; de la estructura de la realidad y el sentido y finalidad última del ser. Todo esto en una
posición un tanto pasiva del sujeto que se ve remitido a un entendido de la vida y de la
naturaleza en sí, como algo que, en último término, no puede ser descifrado.
Todo lo anterior es lo que le da vida y fundamento de ser a la Escolástica, como sumatoria de
teorías acerca del conocimiento; pero en un instructivo para la vida, que no trasciende el
universo de las cosas, los saberes y, fundamentalmente, acerca del conocimiento del sujeto
hombre en sí. Entonces, la filosofía tomista no es otra cosa que la extensión de los postulados
aristotélicos.
3. La Patrística Hace parte del lenguaje y contenido en la acción de defensoría y desarrollo
de la Doctrina Católica. Corre paralela a las enseñanzas teológicas. Pero hace mucho más
concreta la opción cotidiana de los fieles, de los creyentes que buscan la comprensión y la
explicación de la Fe. Tuvo un desarrollo constante, coincidente con las conjugaciones de las
doctrinas agustinianas y tomistas. Es, por esta vía, que se erige la necesidad de superar la
ambivalencia teórica-teológica. Y de situar las enseñanzas con un lenguaje preciso y
entendible.
4. La Razón y La Fe: Precisamente se trata de una relación contradictoria, en veces. Porque,
a decir verdad, la Razón se entiende como la expresión de los hechos y la vida como tal, a
partir de verlo y palparlo. De poder entenderlo a partir de la existencia física. En cambio, la
Fe, remite a lo intuitivo de la creencia. Al reconocimiento que los hechos y la vida, tienen
su explicación en la existencia de una divinidad que convoca a ser aceptada, sin ningún
tipo de duda.