El documento describe cómo el crecimiento exponencial de la población humana ha aumentado la demanda de agua y ha reducido la disponibilidad de agua dulce per cápita debido a mayores necesidades de consumo y a procesos industriales y de producción que requieren grandes cantidades de agua. A medida que continúa creciendo la población y cambiando los hábitos de consumo, se agotarán los recursos hídricos a menos que se adopten medidas para reducir el desperdicio de agua y mejorar la sustentabilidad
1. Huella Hídrica
Nuestro propio consumo
Desde los inicios de los tiempos, la población humana ha consumido agua para
sobrevivir, ya sea para beber, regar sus cosechas, bañarse, u otras necesidades
básicas. En épocas antiguas el agua consumida era proporcional a la cantidad de
habitantes que había, y, las personas al tener poca facilidad para conseguirla, la
apreciaban más, por ende no había un gasto innecesario por parte de la mayoría de
los ciudadanos.
Con el pasar de los años la población humana ha crecido considerablemente, no bien,
el agua potable del planeta. La cantidad de agua del planeta se divide en tres
proporciones, 97% salada, 2% congelada, y un 1% dulce, que es la que podemos
consumir. A medida que la población humana crece, la cantidad de agua potable
disponible para nuestro consumo si no se ve disminuida, al menos, se mantiene
constante, lo que es completamente problemático si consideramos que la población
humana últimamente crece a tasas exponenciales, la transición demográfica nos ha
llevado a tener una baja tasa de natalidad y una baja tasa de mortalidad, por lo que
nuestra población crece desmesuradamente. Al haber más gente en el planeta (sin
contar el crecimiento de otras especies), y además, en el mejor de los casos (sin
contar la contaminación de las aguas), el agua potable se mantiene constante,
entonces cada vez hay menos agua para cada ser humano viviente.
La explosión de nuestra población, es debida a los grandes avances tecnológicos que
últimamente han mejorado mucho la calidad de vida. La población actual demanda
más productos, el consumo de agua se ha triplicado con respecto a antiguas
generaciones, el acceso al agua de la población urbana es mucho más fácil, por tanto
su valoración es considerablemente menor, y su desperdicio incalculable.
La maquinaria pesada, los procesos de producción mecanizados, el alcance a
distintos territorios, hacen de la industrialización un hito esencial para localizar las
causas de nuestro crecimiento poblacional. Es por esto que si antes se consumía
carne, ahora el consumo es considerablemente mayor, lo mismo con cada uno de los
productos en el mercado, y lamentablemente, la mayoría de los productos para el
consumo requiere grandes litros de agua para su producción, ya sea directamente
consumiéndola (huella de agua azul), agua evaporada (huella de agua verde) o para
diluir contaminantes con el agua misma (huella de agua gris). En la misma línea la
creación de maquinaria, los residuos de los complejos problemas de producción y la
alteración de territorios naturales, también han reducido el agua disponible para
nuestro consumo, por lo que si la tendencia se mantiene hacia el futuro, la humanidad
no tendrá agua que consumir, y probablemente se convertirá en el bien más preciado
de la tierra.
Por lo tanto, no podemos quedarnos indiferentes frente a lo que está pasando,
nuestro planeta está perdiendo recursos que a este ritmo de crecimiento no puede
renovar. Nuestras propias acciones nos llevarán a agotar el agua disponible para el
consumo. El cambio parte en cada uno, cada pequeña acción para reducir el malgasto
2. de agua es valiosa, y poco a poco nuestra huella hídrica cambiará, cambiando
nuestros hábitos, buscando nuestro beneficio comunitario, y haciéndonos cargo de
nuestras acciones, podremos lograr un futuro sustentable.