1. ¿Dónde queremos estar como Familia Empresaria?
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¿Dónde queremos estar? ¿En la mayoría de familias que pierden la empresa, y muchas
veces, también afectando la dinámica y la economía familiar?, o ¿En aquellas que han
logrado éxito en la continuidad o generación de riqueza para la Familia Empresaria?
Estas preguntas las realizó un empresario
a sus hijas en una de las sesiones de
trabajo que tuvimos como parte de nuestra
consejería; como es evidente, la respuesta
unánime fue “queremos estar en el grupo
de las familias que han logrado éxito”.
Elegir esta alternativa es la racional, sin
embargo para lograr este cometido hay que
tomar algunos asuntos en consideración;
por lo que para aquellas familias
interesadas, les sugiero:
“Fomentar adecuados niveles de
comunicación y coordinación que
logren que los miembros de la familia se
transformen en un equipo de trabajo”.
Para esto hay que implantar una Junta de
Familia, la que debe regularse por un
Protocolo que haya formalizado objetiva y
voluntariamente, la interacción entre la
familia y sus empresas; pero consideren
que este instrumento es el inicio de una
nueva etapa en la historia de la interacción
entre familia y empresa; recuerde; ¡El
Protocolo no es un fin por si mismo!.
“Constituir a los miembros de la familia
en Socios”. Como menciona el profesor
Bernhoeft “muchos grupos familiares están
profesionalizando exclusivamente la
gestión de sus negocios, los están
internacionalizando comercial y
tecnológicamente, pero no están teniendo
la misma preocupación en profesionalizar
las relaciones entre los socios; o sea, de
nada sirve una gestión internacional con
accionistas sin una mentalidad societaria y
con problemas domésticos que pueden
destruir todo”.
Formar a los miembros de una familia en
un equipo de socios requiere de
preparación y de adecuar el estatuto de la
sociedad a los principios recomendados
para negocios de propiedad familiar.
“Implantar un Directorio”. Entendido como
aquel órgano colegiado de administración
que tiene la misión de velar por la
continuidad y por la maximización del valor
de la empresa y en beneficio de todos sus
socios; siendo necesario que la familia se
prepare y capacite para incorporar a
directores externos independientes.
“Profesionalizar la Empresa”. Este
concepto debe entenderse como un
proceso y requiere que se implanten las
prácticas de gestión que correspondan a
las necesidades del caso, entre estas
pueden estar: contar con estructura
organizativa formal y alineada al plan
estratégico, definir objetivos y metas
empresariales, establecer procesos de
control interno, analizar e interpretar los
resultados financieros, conocer el valor de
la empresa, etc.