El documento define los periodos literarios como formas de estudiar la literatura dividiéndola en períodos según características compartidas por los autores de cada época en términos de formas de pensar, sentir y contexto histórico. Menciona algunos ejemplos de periodos literarios como la literatura clásica griega y latina, la literatura medieval, renacentista y barroca, y describe brevemente algunos rasgos del modernismo como movimiento literario latinoamericano que surge entre 1880-1916.
1. Para entender a qué se
refiere con esta palabra
debemos definir qué son
periodos literarios.
Los Movimientos Literarios o Periodos
literarios son una forma de estudiar
la literatura, dividiéndola en períodos
o corrientes, según características de
los autores que componen cada uno
de esos períodos, formas de pensar y
de sentir del hombre, y con la
condición de que hayan compartido
una misma época histórica. En otras
palabras son tendencias artísticas
que surgen en diferentes épocas, de
3. Martín Fierro (José
Hernández)
Cuentos (Horacio
Quiroga)
Himno
s Sonatina – Lo fatal –
(Rubén Darío)
Sábato – Cortázar –
Borges – Benedetti –
Neruda – Vargas
Llosa, I. Allende, etc
Literatura Clásica
Literatura Griega
(Homero)
La Ilíada y La
Odisea Literatura
Latina
La Eneida
(Virgilio)
Literatura Medieval
El Mío Cid
(Anónimo)
Literatura
Renacentista
Romeo y
Julieta (Shakespeare)
Literatura Barroca
El Quijote
(Cervantes)
4. Horacio Quiroga
(Salto, Uruguay, 31 de diciembre de 1878 – Buenos Aires,
Argentina, 19 de febrero de 1937), Cuentista, dramaturgo y
poeta uruguayo. Fue el maestro del cuento latinoamericano,
de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos breves
retratan a la naturaleza como enemiga del ser humano bajo
rasgos temibles y horrorosos.
Criollismo Naturalismo
in
Interés por
lo
americano
in
Medio
natural
hostil al
hombre
in in
Determi
-nismo
geográ-
fico
Person
ajes
anóma-
los
6. Cuentos leídos en clase
La gallina
degollada
El almohadón
de plumas
A la deriva
Narrador 3era persona omnisciente.
Toma perspectiva del personaje
“Desde el primer
disgusto
emponzoñado,
habíanse perdido el
respeto, y si hay
algo a lo que el
hombre se siente
arrastrado con cruel
fruición es, cuando
ya se comenzó, a
humillar del todo a
una persona.”
“Sin duda hubiera
deseado ella menos
severidad en ese
rígido cielo de amor,
más expansiva e
incauta ternura; pero
el impasible
semblante de su
marido la contenía
siempre.”
“No sentía ya
nada, ni en la
pierna, ni en el
vientre. ¿Viviría
aún su compadre
Gaona, en Tacurú-
Pucú?”
7. Persona
jes
• Matrimonio
Mazzini
• Los cuatro hijos
varones
• Bertita
• Jordán
• Alicia
• Doctor
• Empleada
• Paulino
• Dorotea
• Compadre
Padres culposos
Hija malcriada. Hijos
enfermos,
abandonados.
Esposo indiferente,
frío, distante. Mujer
depresiva, triste,
enferma.
Paulino impasible,
resignado, herido,
débil.
Estilo de
H.Q
Personajes con
rasgos anómalos,
enfermizos o
viciosos: “Pero en el
vigésimo mes
sacudiéronlo una n
oche convulsiones
terribles, y a la
mañana siguiente no
conocía a sus
padres.”
Personajes librados a
su destino, sin opción
a elegir: “En la última
consulta Alicia yacía
en estupor mientras
ellos la pulsaban,
pasándose de uno a
otro la muñeca inerte.”
El medio natural se
enfrenta al hombre y
lo doblega:
“El paisaje es
agresivo y reina en
él un silencio de
muerte”
8. Clima Tenso -
amenazante
Sombrío – frío Amenazante
Indicios de
anticipa-
ción del
desenlace
Capacidad de
imitación
Color rojo
“Entre sus
alucinaciones, hubo
un antropoide,
apoyado en la
alfombra sobre los
dedos, que tenía fijos
en ella los ojos.”
“El bienestar
avanzaba, y con él
una somnolencia
llena de recuerdos.
No sentía ya nada ni
en la pierna, ni en el
vientre.”
Participa-
ción de los
personajes
Los personajes nada pueden hacer frente a los hechos, en general
son víctimas de los sucesos.
Participa-
ción del
lector
El autor busca involucrar al lector en la historia, ejemplo: “Estos
parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a
adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre
humana parece serles particularmente favorable, y no es raro
hallarlos en los almohadones de pluma.”
9. Características del MODERNISMO
Primer movimiento literario
que es auténticamente
americano
Rasgo
distintivo
Cuándo
Ferrocarril
S XIX Surgimiento de la
Industrialización
Teléfono
Telégrafo
Cine
Avión
Automóvil
Surge entonces
1880 - 1916
Por un lado reacciona
como un sentimiento
de disconformidad
ante lo consagrado
Busca libertad y originalidad en la creación
10. Por otro, reacciona frente a lo transitorio y fugaz por
lo tanto se vuelve a los mitos y a lo americano.
Influencias
Dos corrientes estéticas
provenientes de Francia
Parnasianismo Simbolismo
Búsqueda de la
perfección formal.
Interesa más las
imágenes que los
sentimientos
Exalta la
sonoridad y
musicalidad
de las
palabras
Impresionismo
Toma el gusto
por las
sensaciones,
por la
impresión de
los sentidos.
11. Carac
terísti-
cas
“Arte por el arte”
sin intenciones
didácticas ni
políticas.
Arte
combinatorio:
trasposiciones
estéticas
Vocabulario culto ,
sofisticado,
inaccesible al lector
común
Actitud elitista y
evasiva: poetas de
la “torre de
marfil”
12. Autores modernistas
1era Generación
2da Generación
José Martí (Cuba)
Manuel Gutierrez Nájera (Méjico)
José Asunción Silva (Colombia)
Rubén Darío
(Nicaragua)
Leopoldo Lugones (Argentino) 1874-1938
R. Darío 1867-1916 iniciador y máximo
representante del movimiento con su
libro de cuentos Azul.
13. Etapas del Modernismo
Preciosista
(1era etapa)
Mundonovista
(2da etapa)
• Búsqueda de la perfección formal
• Musicalidad de las palabras.
• Trasposiciones estéticas –arte
combinatorio-
• Inaccesible para el lector común
• Vocabulario culto y sofisticado.
• Actitud elitista y evasiva
• Cosmopolita
• Temas relacionados con los
problemas de América y por la
identidad latinoamericana
• Ven a EE.UU como una amenaza.
• Miran hacia el pasado aborigen y
denuncian, protestan y critican
• Más accesible para el lector común
14. La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro;
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe del Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
S
O
N
A
T
I
N
A
15. ¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
16. ¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!
17. SONATINA
La/ prin/ce/sa es/tá/ tris/te/... ¿qué/ ten/drá/ la/ prin/ce/sa? 15-1= 14
Los/ sus/pi/ros/ se es/ca/pan/ de/ su/ bo/ca/ de/ fre/sa, 15-1= 14
que ha/ per/di/do/ la/ ri/sa/, que ha/ per/di/do/ el/ co/lor. 16-2= 14
La/ prin/ce/sa/ es/tá/ pá/li/da/ en/ su/ si/lla/ de o/ro, 15-1= 14
es/tá/ mu/do el/ te/cla/do/ de/ su/ cla/ve/ so/no/ro; 15-1= 14
y en/ un/ va/so, ol/vi/da/da/, se/ des/ma/ya u/na/ flor. 17-3= 14
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe del Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
Evasión a
lugares
alejados
18. ¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa a
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, a
tener alas ligeras, bajo el cielo volar, b
Aguda
ir al sol por la escala luminosa de un rayo, c
saludar a los lirios con los versos de mayo, c
o perderse en el viento sobre el trueno del mar. b
Aguda
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, a
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, a
ni los cisnes unánimes en el lago de azur. b
Aguda
Y están tristes las flores por la flor de la corte; c
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, c
de Occidente las dalias y las rosas del Sur. b
Aguda
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
19. ¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la
crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está
pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe
existe
(La princesa está pálida. La princesa está
triste)
más brillante que el alba, más hermoso que
abril!
¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!
Vocabulario exótico
20. Sinfonía en gris mayor
El mar como un vasto cristal azogado
refleja la lámina de un cielo de zinc;
lejanas bandadas de pájaros manchan
el fondo bruñido de pálido gris.
El sol como un vidrio redondo y opaco
con paso de enfermo camina al cenit;
el viento marino descansa en la sombra
teniendo de almohada su negro clarín.
Las ondas que mueven su vientre de plomo
debajo del muelle parecen gemir.
Sentado en un cable, fumando su pipa,
está un marinero pensando en las playas
de un vago, lejano, brumoso país.
21. Es viejo ese lobo. Tostaron su cara
los rayos de fuego del sol del Brasil;
los recios tifones del mar de la China
le han visto bebiendo su frasco de gin.
La espuma impregnada de yodo y salitre
ha tiempo conoce su roja nariz,
sus crespos cabellos, sus bíceps de
atleta,
su gorra de lona, su blusa de dril.
En medio del humo que forma el tabaco
ve el viejo el lejano, brumoso país,
adonde una tarde caliente y dorada
tendidas las velas partió el bergantín...
22. La siesta del trópico. El lobo se aduerme.
Ya todo lo envuelve la gama del gris.
Parece que un suave y enorme esfumino
del curvo horizonte borrara el confín.
La siesta del trópico. La vieja cigarra
ensaya su ronca guitarra senil,
y el grillo preludia un solo monótono
en la única cuerda que está en su violín.
23. COLÓN (Etapa mundonovista)
¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.
Un desastroso espíritu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.
Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.
24. Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.
Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semiespañola,
día a día cantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmañola.
Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montañas daban las flechas! .
25. Ellos eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!
Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.
¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!
26. Libre como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.
Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.
La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.
27. Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.
Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!
28. A Roosevelt
¡Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman,
que habría que llegar hasta ti, Cazador!
Primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
29. Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.
Y domando caballos, o asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de energía,
como dicen los locos de hoy.)
Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción;
en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.
Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant le dijo: «Las estrellas son vuestras».
30. (Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta...) Sois ricos.
Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.
Mas la América nuestra, que tenía poetas
desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran
Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
31. la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!