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INVIERNO CRIPTO

20 de May de 2022
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  1. INVIERNO CRIPTO. Manfred Nolte Desde que el criptoactivo Bitcoin fue adquiriendo una cierta notoriedad en 2010, la línea argumental sostenida en estaspáginas respectoal asunto ha permanecido invariable en sus conclusiones. La lúdica creación en 2008 de Satoshi Nakamoto, rodando sobre tecnología blockchain, erapoco más que el desarrollo de un gadget de emisión limitada -21 millones de unidades máximo- que podía tentar a sus adquirentes de talante más deportivo sobre la base de su escasez pero que en todo caso carecía de valor subyacente alguno. Si acaso podía considerarse como tal el coste del minado para su obtención, lo que llevaría su precio a unos centenares de dólares. La posterior eclosión en su precio debida a un efectobandada de peces carecía de fundamento y se identificaba con un juego de casino donde el especulador juega al alza pensando que puede obtener un beneficio en capital, como otros antes que él. Se trata de activos imaginarios, por no decir esquemas Ponzzi, incursos en un ambiente de síndrome NQQF, estoes ‘no quiero quedarme fuera’. La fiebre bitcoin se ha extendido a líderes y gobernantes. El Salvador lo ha proclamado moneda de curso legal con lo cual ha propiciado la entrada masiva al país de bitcoins inconfesables que se blanquearán contra dólares, esquilmando de paso las reservas del país. También la República Centroafricana. Dos ciudades americanas, Miami y Nueva York, han introducido sus propias criptomonedas, con el apoyo entusiasta de sus alcaldes. El resultado es que MiamiCoin ha bajado más del 90 por ciento desde su punto máximo, y NewYorkCityCoin más del 80 por ciento. Bitcoin, añadidamente, está dotado de un componente críptico que lo hace atractivo como refugio de ciberdelitos y otros crímenes de la economía sumergida. La conclusión remite a la necesidad de la regulación de su operativa y funcionamiento, garantizando la trazabilidad de sus operaciones y el origen y destino de sus fondos. Ello conduciría previsiblemente a un recorte en su precio de mercado muy alejado de las estratosféricas cotizaciones a las que ha llegado a cotizar. El notable desplome -un 50%- que han sufrido recientemente los precios
  2. de Bitcoin o de Ethereum no son objeto específico de este comentario, perose ha traído a colación para asociarlo a otros tipos de criptoactivos que gozan presuntamente de un subyacente, de un determinado valor intrínseco, que sí nos competen hoy aquí. La cosa ha sido mucho peor para otras criptos: Cardano, Poligon, Litecoin, Solana, Shiba, Avalanche o Doge han perdido entre un 85 y un 90% de lo que llegaron a valer.La cotización de la plataforma online Coinbase, en la que se pueden comprar, vender y depositar criptomonedas, ha caído de 350 a 63 dólares. Y van saliendo día a día a la superficie los restos del naufragio de las criptomonedas: el fondo de capital riesgo Hashed Wallet, domiciliado en Corea del Sur, ha perdido 3.500 millones de dólares por el colapso de Luna. La destrucción de valor descrita equivale al PIB español de un año. Trataremos ahora la siniestralidad que ha acompañado días atrás a otro tipo de criptoactivos que ruedan en idéntica tecnología blockchain y que reciben el nombre de ‘altcoins’ una combinación de ‘alternative’ (alternativa) y ‘coin’ (moneda), término usado para incluir a todos los criptoactivos distintos de Bitcoin. Valga como inciso mi frontal objeción a que estos artilugios utilicen el nombre de ‘moneda’, sencillamente porque no lo son. La diferencia entre ambos colectivos reside en que los Altcoins, que hoy sometemos a escrutinio pretenden superar la desmesurada volatilidad de Bitcoin mediante la paridad de su valor con una referencia externa. De ahí que también reciban el nombre de ‘stablecoins’ o monedas estables, ya que prometen mantener estable el valor del criptoactivo en una variedad de modos y maneras, según el activo colateral que utilicen para estabilizar el valor de su gadget. Tether, Terra y TrueUS son algunos de las stablecoins más populares. Algunas se ligan al dinero fiduciario de curso legal, como el dólar de los Estados Unidos, otras se vinculan al precio del orou otros metales preciosos, o commodities como el precio del petróleo. Estas reservas se mantienen bajo una custodia independiente y están sujetas a una auditoria periódica. Otrastercerasestáncriptocolateralizadas, es decir usan criptoactivos terceros para su colateral. Finalmente, unas cuartas no utilizan reservas, pero controlan su propia oferta a través de un algoritmo, esencialmente un programa informático que sigue una fórmula predeterminada. De esta manera ofrecen presuntamente garantías de su valor a sus compradores. Dicho lo cual, el precio de Terra, una stablecoin algorítmica, y su activoLuna que es el token de Terra se desplomó un 99%, cotizando a 0,11 dólares. Estamos hablando de activos que a principios de mayo tenían en manos de los inversores un valor de circulación de 50.000 millones de dólares y que hoy se acerca a cero. No sería de extrañar que este siniestro significase el derrumbe de los stablecoins algorítmicos. En otra dimensión, el valor global de Tether, el mayor stablecoin del planeta, ligado colateralmente al dólar USA ha caído un 9%. La salida de fondos provocó el que la cotización del Tether cayera a 95 céntimos de dólar a mayo 16. Parece poco, pero es mucho. Es algo así como si nos comunicaran de nuestro banco que los 100.000 euros que tenemos en la cuenta solo valen 95.000. Varias son las razones que han conducido a la reciente debacle de los criptoactivos. La primera es la creciente interconexión entre este mundo y el de las bolsas de valores, en especial de las tecnológicas. El índice S&P 500 ya pierde
  3. en el año un 17,7%, lo que representa la segunda peor caída en las 95 primeras sesiones de año desde 1932. Nvidia y Facebook ha recortado un 50% y Netflix y Shopify un 80%. Peroel Nasdaq, más mimético con los criptogadgets, ha perdido en seis meses un 28%, aunque siga representado la mitad que el 50% de Bitcoin o de Ethereum, la segunda en importancia, que juntas acaparan el 61% del valor de todas las 20.000 criptomonedas activas. Una segunda explicación es que carecen del pretendido escudo inflacionario que los fanáticos del gremio han proclamado sin fundamento alguno. Sin cobertura de este y otros riesgos los analistas han exigido una mayor transparencia en la inversión en contrapartidas de estos artilugios y han encontrado más secretismo y más dificultades de las esperadas, en especial en el segmento de stablecoins. Un tercer argumento, crucial, radica en la falta de regulación del sector. Los aires de libertad y descentralización con los que nacieron los criptoactivos llevan como contrapartida su mala reputación moral y nula protección a los inversores. Sobre todo, los criptoactivos tienen un notable tufo piramidal. Los que están animan a invertir a los que no están para mantener los precios, pero eso es Ponzzi puro y duro. Crear una ciudad financiera sin semáforos en las calles promueve el caos rodado. ¿Estamos, en consecuencia, ante un escenario que exigirá grandes transformaciones en la concepción y trazabilidad de estas imaginarias monedas? Nadie puede alegrarse de las pérdidas sufridas por miles de inversores, muchos de ellos con el sello de incautos. Perolo ocurrido es un aldabonazo sobre el sector que requiere largo estudio y mayor transparencia.
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