Un pequeño análisis sobre 2 contextos cruciales en la historia petrolera mexicana y en la actualidad.

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Granados Castañón Miguel Ángel
Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla
DHTIC
Horario 5:00 – 7:00 pm
Profesor Miranda Quiroz Manuel
“Petróleo, Nación y Legislación”

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Introducción
El petróleo ha sido un tema de múltiples semblanzas por parte de los interesados a
explotar y manejar este hidrocarburo en tierras nacionales desde su descubrimiento
y su posterior ejecución de procesos de refinamiento y utilización del mismo.
México ha sido un país explotador de este recurso fósil desde hace poco más de un
siglo pero no fue reconocido como suyo hasta hace apenas 78 años con la
Expropiación Petrolera decretada por el entonces Presidente y General Lázaro
Cárdenas del Río el 18 de marzo de 1938; cabe destacar que desde tiempos del
General Porfirio Díaz la concesión a las explotaciones de este recurso estuvo
englobado únicamente a empresas extrajeras, inglesas y norteamericanas por
ejemplo, dejando rezagado todo tipo de ayuda económica para los obreros
nacionales, haciendo cabida a una fuga de capital para el país.
De igual forma presentemos un segundo acontecimiento nacional en tiempo sexenal
del Presidente José López Portillo, tiempo en el cual se presentaron múltiples
problemáticas pecuniarias en los contextos internos y externos, así como los
sociales que repercutieron en manera sustancial la explotación del petróleo
nacional. Ante una clara crisis del Modelo de Sustitución de Importaciones, llegó
una etapa de bonanza inesperada, producto del hidrocarburo y su precio por barril
disparado ante los mercados internacionales que a consecuencia atrajo múltiples
inversiones extranjeras y a la vez, de una brecha despilfarradora por parte del
gobierno de López Portillo que entró como parte de los programas y medidas de
desarrollo nacional.
Ahora en pleno Siglo XXI, México se vuelve a enfrascar de una manera tan
insipiente a una nueva crisis relacionada a la producción y venta del crudo nacional,
la volatilidad de las bolsas bursátiles internacionales y la oscilación en los rangos
de los precios de cambio entre moneda nacional (pesos) a dólares que no tiene ni
tendrá una pronta detención ni corrección a la misma, la responsable de una severa
decadencia económica en el seno de la Federación.

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Recalcado esto, entramos de lleno al planteamiento inherente a los demás
antecedentes, el cual se presenta a la indagación de reglamentaciones,
legislaciones, decretos, procedimientos y medidas aplicadas en relación a los
contextos y coyunturas que afecten de lleno a las consecuencias de dichas
maniobras.
Podremos exhortar y proponer posibles medidas aplicables al sistema político y
económico de México para poder sobrellevar esta crisis mundial sin resignarnos a
un quiebre total y nefasto del país.
Tener presente parte de los acontecimientos y contextos nacionales sobre el
petróleo entre la Expropiación Petrolera de 1938 y la Crisis Petrolera en el sexenio
de López Portillo, ayudará para una decisión pronta, actualizada y eficaz por parte
de las autoridades.
Expropiación Petrolera de 1938
Ahora bien, empecemos por definir la palabra expropiar que, según la Real
Academia Española (RAE) explica:
Es un dicho de la Administración, es privar a una persona de la titularidad de un bien
o de un derecho, dándole a cambio una indemnización. Se efectúa por motivos de
utilidad pública o interés social previstos en las leyes.
Ahora entendido esto, podremos remontar el antecedente que se viene datando
desde antes de la Revolución Mexicana, en épocas del Porfiriato en las cuáles el
Presidente Porfirio Díaz tenía concesionadas las obras de extracción y explotación
de este este hidrocarburo, principalmente por empresas extranjeras, como la
Compañía Mexicana El Águila que era filial de Royal Dutch Shell o Huasteca
Petroleum Co. filial de Standart Oil Co. reduciendo así a una mínima participación a
los relacionados trabajadores petroleros nacionales, dejando a merced de estas
industrias el porvenir de sus obreros, limitando seriamente sus condiciones mínimas
dentro de este trabajo sin que el gobierno porfiriano llegara a intervenir por miedo a
tener represalias de los inversionistas exteriores y detener el desarrollo que ya se
había planificado por el dirigente Díaz y su Secretario de Hacienda Yves Limantour

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así como de dar total libertad en la salida de capital de estas industrias hacia el
extranjero.
El estallamiento de la Revolución trajo consigo una pregunta para los letrados dentro
del conflicto ¿Qué será de nuestro petróleo en un futuro? Y es así que este
cuestionamiento se vio inverso en las convenciones que realizó el Congreso
Constituyente de 1916-1917, llegando a un acuerdo después del quórum
correspondiente, el cual se vio plasmado en el artículo 27 constitucional que hoy
podemos citar:
“Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la
plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales
o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos (…) el petróleo y todos
los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos.”
Por otro lado hay que denotar que el contexto nacional se vio turbio por los cierres
de filas entre caudillos y no pudo dar cierta estabilidad hasta 1929 con la
instauración del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) por Plutarco Elías Calles
y con ello el inicio del institucionalismo mexicano. Hay que dejar claro que el petróleo
sigue teniendo un estado turbio y volátil acosta aún de las empresas extranjeras en
estos sucesos y es por ello que se buscó hacer un plan petrolero sexenal organizado
por el PRM y poder consolidar los estatutos que se consolidaron en el artículo 27,
pero por intromisiones de acaudalados e influyentes que forjaron un sub gobierno
extraoficial no reconocido al gobierno en gestión, como teoriza Norberto Bobbio en
Democracia y Secreto, los cuales exigieron mantener el control sobre este
hidrocarburo y poner los intereses particulares y políticos sobre los del pueblo,
control que bien pudo ofrecerlo Calles durante el Maximato hasta iniciado 1934,
cuando Lázaro Cárdenas del Río entro en gestión gubernamental.
Pese a estos movimientos entre líneas, el país se encontraba en una época de
movilidad y transformaciones, con la entrada de Cárdenas al poder pudo entre
muchas cosas, poder desfasar el poder intervencionista de Calles en las decisiones
gubernamentales y poder aflorar las creaciones de sindicatos de múltiples índoles
y con ello, el estallamiento de múltiples huelgas de los trabajadores que exigían

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mejoras en su calidad de empleo así como de mejoras salariales. Entre los
sindicatos está el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana
(STPRM) el cual empezó a ganar peso y poder dentro de la vida pública, pese a las
intervenciones de los particulares, como la ejecución de sus líderes entre otros
medios ilícitos, el STPRM estuvo movilizando múltiples paros y huelgas por las
empresas que ignoraban de las exigencias que sus trabajadores hacían, uno de los
movimientos del Presidente, fue llamar a la cordura y al consenso entre las
relaciones obrero-patronales, pero de poco sirvió si las empresas seguían omitiendo
sus obligaciones ante para sus obreros, acto que trajo como consecuencia el paro
general de todas las industrias petroleras respaldada por la Junta Federal de
Conciliación y Arbitraje, instancia que puso a disposición peritajes los cuales
constataban las irregularidades de las empresas a para con el obrero como para las
arcas del Estado, que trajo ante esto el dictamen en favor de los obreros para que
se les regularizara su estado laboral.
El nuevo sindicato (STPRM) presentó a las empresas un proyecto de contrato
colectivo de trabajo, el cual implicaba un aumento de salarios de 28 000 000
de pesos más una serie de prestaciones así como la sindicalización de varios
trabajadores de confianza.
Una vez que las negociaciones entre el nuevo sindicato petrolero y las viejas
compañías llegaron a un punto muerto, surgió la amenaza de una huelga en
un sector estratégico de la economía. Fue esa la posibilidad la que permitió
una intervención directa del gobierno en el conflicto por medio de las
autoridades laborales. (Meyer, 1990, p.72)
Las empresas amenazadas y acorraladas ampararon su situación ante la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, órgano que de igual forma falló a favor de los
trabajadores, y que aún pese a este fallo, los extranjeros mayoritarios renegaron las
medidas a seguir impuestas por la Junta entre las cuales sobresalían el pago de los
salarios no entregados entre las huelgas y un reajuste por 40 horas laborales a la
semana. El Presidente Cárdenas, ante la noción de incumplimiento de las industrias
a cargo de este hidrocarburo nacional y el descontento y amotinamiento de la

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población por el incumplimiento de las órdenes dadas por la Junta de Conciliación
y ahora por la SCJN, el primer mandatario tuvo que dar resolución ante esta
inconsistencia institucional basado y sustentado por el artículo 27 constitucional
para dar su decreto petrolero, la orden de la Expropiación Petrolera denotando:
Art 1°.- Se declaran expropiados por causa de utilidadpública y a favor de la Nación,
la maquinaria, instalaciones, edificios, (…) y todos los demás bienes muebles e
inmuebles de propiedad de las Compañías petroleras (…)
Se delimitaron los lineamientos de pago para las empresas expropiadas que ya no
tenían un contrato de trabajo con sus obreros por su incumplimiento y se estalló el
conflicto internacional por los particulares a para sus gobiernos en busca de una
intervención que buscara hasta el fin último de invasión en caso de agotar sus
opciones. La institucionalidad se vio en serios problemas por las presiones que
efectuaban las compañías extranjeras y de sus gobiernos, como el de negar la venta
de refacciones a la Nación, la suspensión de compra de plata por parte de EUA así
como del embargo comercial que efectuó Gran Bretaña, problemas que pudieron
abrillantar positivas negociaciones y soluciones gracias a la coyuntura de la
preguerra que ya se avecinaba, por las injerencias avariciosas de algunas empresas
por venderles petróleo a las potencias del Eje y por el margen que el gobierno
mexicano estaba extenuando ante los conflictos internacionales. Entre tanto, la
Nación Mexicana se vio envuelta en un nuevo modelo económico originado y
concretado por la Expropiación y la coyuntura, el Modelo de Sustitución de
Importaciones (MSI) que tocaremos en el siguiente apartado.
La Bonanza y Crisis de López Portillo
El Modelo de Sustitución de Importaciones (MSI) como bien lo dice, consta en la
sustitución de todo material o bien importado por materiales y bienes de elaboración
nacional, teniendo en primera importancia las necesidades internas de la Nación y
con una participación activa del Estado dentro de la economía en protección de la
misma, un Estado Benefactor, que se vio inmerso después de la Expropiación y la
falta de recursos del exterior por requerimiento armamentístico hacia la Segunda
Guerra Mundial. Este modelo pudo ver su época de auge y crecimiento en México

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por cierto tiempo relativamente estable, pero fue a causa de las insurgencias
populares que acabaron en represión despótica por los gobiernos mexicanos y la
salida temerosa de algunos capitales que durante el sexenio de José López Portillo
empezaron las fracturas de este modelo dentro del gobierno y la economía interna.
Por las anteriores razones, son por las que el Presidente Portillo hace una
regulación en sus políticas económicas, refiriéndose a una austeridad nacional para
poder sobrellevar la desaceleración económica y poder recuperar el apoyo popular
de los mexicanos bajo una Alianza Para la Producción las cuales mantuvieron un
ritmo plausible los dos primeros años, pero fue en 1977 donde esto cambió a raíz
del descubrimiento y explotación del Pozo Canterell, uno de los pozos más grandes
de la Nación, descubrimiento y explotación que se veía impulsada igualmente por
los conflictos internacionales con motivo de los roces entre EUA y la URSS, así
como por los ofrecimientos bursátiles que dio el extranjero para México, que el
Presidente Portillo los detonó en un sistema de desarrollo acelerado que iba a
impactar a todos los sectores de la Federación gracias a los créditos ofrecidos por
el buen precio que cotizaba el crudo en el mercado internacional.
Los programas de desarrollo del Presidente Portillo trajeron un aumento en
infraestructura y de obras públicas que se vieron igualadas con el despilfarro del
mismo gobierno en sí, endeudando al país y a su cartera crediticia. La
“Administración de la Abundancia” acabaría cuando los precios internacionales del
crudo cayeran de una forma espontánea y fulminante abaratando así el crudo
mexicano para 1981, clarificando los obvios errores de establecer toda la economía
bajo un pilar volátil no dirigible, errores que llevaron a triplicar el endeudamiento
externo a 76,000 millones de dólares del país así como de una estratosférica
devaluación de la moneda mexicana en un 400%, dejando al Presidente Portillo en
una posición crítica la cual lo orillaría a dar dos decretos de emergencia durante su
último informe presidencial en 1982:
1. Nacionalización de la Banca.
2. Control paritario del sistema de cambio peso/dólar.

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Medidas para dar control a la crisis que se tenía en puerta por el endeudamiento y
gasto excesivo del sector público en alianza con el privado, medidas que dieron un
contraste negativo y que tuvo que controlar dos sexenios después el Presidente
Salinas de Gortari con la reprivatización de la banca.
La Crisis de los Precios Internacionales del Petróleo en México
Actualmente, México se vio envuelto de un nuevo optimismo nacional tras la entrada
del actual Presidente Enrique Peña Nieto, con la promesa de un cambio positivo
para el país en virtud de una serie de reformas estructurales entre las cuales se
ubicaba una primordial, que es la Reforma Energética.
Las opiniones se vieron fragmentadas, ya que por un lado estaba el antecedente de
su partido, que podía sugerir una regeneración del mismo, dejando de lado el
despotismo que el pueblo no aguantó más y que le haya costado el poder por 12
años, y del otro, la astucia no previsible de las reformas puestas en discusión.
Entre los principales puntos de la Reforma Energética era la disminución de los
precios de los energéticos y la entrada de industrias petroleras privadas para la libre
competencia en el interior del país así como dentro de la participación de Pemex,
dejando aquí la principal negativa, al afirmar el pueblo prejuiciado que si se acatara
esto, habría una salida de capital y una venta indirecta de la principal paraestatal de
México, Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Gran parte de los paquetes de reforma fueron aprobados y puestos en acción,
buscando denotar en primera instancia los beneficios de dicha reforma, bajando
insumos en recibos de luz y gas y recientemente, fijando un precio a las gasolinas
entre los 13 y 15 pesos por litro, con la observación de que fueron agregados 2
pesos de forma inmediata no gradual, como se estuvo implementando en los
sexenios pasados.
Ahora contextualmente, las principales potencias de compra de hidrocarburos,
como por ejemplo China, ha tenido una gran desaceleración económica lo que ha
traído como consecuencia una disminución en sus ventas de petróleo, entre las
cuales nos hemos visto inmersos; de la misma manera, hemos constatado la

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inclusión de nuevos vendedores de crudo en el mercado internacional como Irak y
Arabia Saudita, abaratando el precio por barril ante la gran oferta de crudo y la poca
demanda de compra a un precio actual de 40.08 dólares por barril y desvariando en
los precios cambiarios del peso ante el dólar, colocándolo en un precio de 18 pesos
por dólar.
Actualmente el gobierno de la Federación se ha enfocado a 2 medidas: La incursión
de proyectos que anexen a más contribuyentes al sistema tributario y al recorte
presupuestal al que recientemente ha afectado principalmente a la educación y al
subsidio de la misma, así como de recortes sustanciales en la paraestatal petrolera.
En conclusión, podemos afirmar que el Estado Mexicano no es ajeno a
acontecimientos relacionados con el petróleo, así como de igual manera podemos
constatar que la expropiación es una medida de doble filo que, en acuerdo con la
coyuntura, puede o no servir.
La incursión al Modelo de Sustitución de Importaciones trajo importantes aportes
económicos y estructurales dentro la Nación, pero actualmente por la vanguardia
globalizadora y por los ajustes económicos que hemos tenido que adherir a nuestra
economía por las tensiones pecuniarias después de López Portillo, es imposible
regresar a tal modelo, pero, podemos incursionar en medidasde doble participación,
es decir, por un lado impulsar y apoyar a la industria nacional para poder armonizar
los precios y el impacto por la divisa variable, y por el otro, una regulación por parte
del gobierno para el acceso de ciertos productos que de igual manera nosotros
producimos, para mantener cierta fluctuación positiva en la economía interna.
También se exhorta al gobierno Federal a dejar de incurrir en la disminución del
presupuesto para la educación porque en tiempos de crisis, deben ser los letrados
y los expertos los que deben tomar las riendas en un futuro próximo, el cual nunca
debe ser degradado por la falta de subsidios.
Por último, debe el gobierno reanalizar la situación en torno a los precios de los
energéticos, ya que si se mantienen hasta cierto punto en un precio un poco más
abaratado, hay que ubicar en dónde estaría la posible entrada de este insumo

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descontado al energético, porque una disminución no sirve ni servirá de nada si se
da a cambio por la inclusión de 2 nuevos impuestos; y en cierto punto velar por la
libre oferta de mercado, teniendo siempre presente que, si se ha incursionado en
estas nuevas reformas, es para el bien del pueblo mexicano y no para unos pocos
y otros pocos extranjeros.
México ha vivido épocas delicadas en las que ha conseguido el auge y el otras las
crisis, pero de algo seguro, es que México se ha podido valer para seguir adelante,
aunque muchos olviden que ha sido gracias a la fuerza productiva que siempre ha
poseído el pueblo mexicano.
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