Si la leyeran, su doblez o mi equivocación serían excesivas.
«Quítale el collar»
–le advierten, mientras aminoran la marcha de su coche–.
El perro mira al niño volviendo la cabeza;
hay en sus ojos una chispa de alarma que su infinita confianza apaga.
El collar, para un perro, es como la alianza para un recién casado.
Por la portezuela sale, sin collar, despedido.
Se aleja el coche; se aleja todo para él.
Se le hundió el mundo.
No entiende la traición; no sabe lo que es.
Buscará a su amo hasta encontrar la muerte.
En este mundo atroz, ella es un amo más piadoso.
Guia para el cuidado de plantas de 0 a experto..pdf
Él no lo haría
1.
2. LO HE escrito cientos de veces
(y sé que es inútil hacerlo una vez más):
quienes anteponen su más mínima comodidad a una vida ajena;
quienes abandonan a sus perros en una lejana carretera al comenzar sus vacaciones;
quienes, si mirasen los ojos de sus víctimas, verían la más defraudada de las confianzas;
quienes no se inmutan ante los miles de cuerpos destrozados que tuvieron ayer amor ciego a sus amos;
quienes regalaron a sus hijos un cachorro en lugar de un juguete,
y ahora actúan con la ferocidad con la que sus propios cachorros actuarán mañana;
esos seres humanos y normales seguro que no leen esta Tronera.
Si la leyeran, su doblez o mi equivocación serían excesivas.
«Quítale el collar»
–le advierten, mientras aminoran la marcha de su coche–.
El perro mira al niño volviendo la cabeza;
hay en sus ojos una chispa de alarma que su infinita confianza apaga.
El collar, para un perro, es como la alianza para un recién casado.
Por la portezuela sale, sin collar, despedido.
Se aleja el coche; se aleja todo para él.
Se le hundió el mundo.
No entiende la traición; no sabe lo que es.
Buscará a su amo hasta encontrar la muerte.
En este mundo atroz, ella es un amo más piadoso.
3. No hay animal más triste que un perro de cuneta.
Cuando llega el verano, buscan con la punta de su frágil
hocico el imposible camino de regreso a casa.
Han sido despojados del collar,
rebajados a la categoría de engorro que se tira cual mueble viejo
para la hoguera de San Juan.
Puede que el perro sea el mejor amigo del hombre
pero no todos los hombres merecen ser amigos de los perros.
"...mi vida dura unos 10 o 15 años.
Cada separación de ti es para mí un sufrimiento.
Yo sólo te tengo a ti.
Cuando llegue el difícil trance en el que mi corazón
esté cansado de latir, quiero que estés a mi lado.
No digas nunca que no puedes resistirlo
ni que suceda cuando tú no estés presente.
Todo me resultará más fácil si estás conmigo.
J.M.
Salas
UN PERRO
DE CUNETA
4. Adiós, Zagal, muchacho, guapo perrillo mío,
amado por los Ángeles.
Exigente y celoso,
compañero fraternal insaciable...
Me enseñaste lo que es el éxtasis, la entrega,
el entero abandono entre mis manos.
De ti aprendí la atención y la dependencia
de quien se ama...
Estabas ciego y sordo del todo
y cojeabas tanto...
Aquella aciaga tarde te dejé
dormido en un sofá.
Tu te tiraste de el sin hacer ruido
y diste con la recóndita escalera
de mi estudio. No se como subiste.
Yo oí tu roce en la madera antigua
de la puerta. La abrí, y estabas tú
jadeante y tembloroso.
Te cogí entre mis brazos. Descansaste
en mi hombro izquierdo tu cabeza,
y allí dejaste que la muerte
te llevara consigo.
Ahora yaces debajo de las flores.
Y a mí sólo me quedan
las medicinas tuyas
y el recuerdo agridulce para siempre.
Antonio
GALA
Adiós, años felices o infelices,
tiempo bien compartido.
Adiós, juegos, carreras, saltos.
Adiós, pequeñas cosas
cuyo olor te frenaba de repente.
Adiós, miradas súbitas y mutuas
de amor y entendimiento
a espaldas de los otros.
5. Mi perro es la mirada
fija del infinito,
la caricia del cielo.
Mi perro es una antorcha
de espuma interminable
que lava y desinfecta
las heridas de mi alma.
Mi perro es el camino
de regreso a mi mismo,
la alarma que se pasa
las horas esperándome.
Mi perro es la calma
de las nubes inmóviles,
la puerta que se abre
cuando todo se cierra,
la soledad del mar.
Ángel
Guinda
6. Me miró como quien se avergüenza de su vida
con la mirada lánguida
que proyectan las tardes solitarias
entre mordazas de silencio
y las preguntas que deja el abandono.
Al principio huyó
y recorrió su cuerpo carcomido de hambre
a lametazos de miedo.
Cuando volvió a mirarme, supe que sus ojos
tenían el color de la tristeza
y que sus pasos buscaban algo más que tacto.
Entonces comprendí
cuánto puede doler
el cariño que no podemos dar.
José Manuel
Soriano
(Alcañiz, 1972)
7. Deambula su ominosa libertad
tras signos de pena indiferente,
zozobrando en cualquier voz
el recuerdo de caricia adusta,
incluso, de hambre administrada,
confundiendo gestos indignados
con requerimientos que ya no llegarán.
Su estado lo explica casi todo,
único ser en esta latitud aferrada
al que no entender nada
le está justificado.
No todos se parecen al de Goya,
pero tienen todos la mirada atónita
de muchas criaturas africanas.
[De Pesos y medidas, Fundación Artecovi, 2005.]
Juan Ramón
Sanz (Madrid,
1944)
MUERTE ENTRE LAS
FLORES
PERRO ABANDONADO
8. ¿Cómo creéis que me siento
viendo pasar coches a toda velocidad,
desde que hace dos minutos me han dejado en
{esta cuneta?
En la tienda de animales algún visionario ya me lo
{advertía,
pero no podía creer sus palabras,
o quizás no quería:
somos carne de cuneta,
nunca faltan cunetas para abandonar al mejor
amigo del hombre.
Sé que otros tienen mejor suerte,
y son alimentados
y vacunados
y se ríen sus travesuras en casa
y mueren después de una vida feliz,
rodeados de su familia humana.
Pero yo sólo veo una cuneta con mucho viento.
Tengo hambre, pero no tengo mi cacharrito con
{mi comida.
Ni mi agua.
Mejor cruzaré la carretera,
para ver si tengo más suerte en el otro lado.
Antonio J o s é
Quesada (Málaga,
1974
U N PERRO
AL BORDE DE LA
CARRETERA
9. La nueva EDITORIAL BUSCARINI
publica la antología de poemas
sobre perros Vida de perros.
Poemas perrunos. La obra recoge
poemas dedicados a los canes de los
principales poetas españoles en la
actualidad, que han colaborado
expresamente en este proyecto
(como Antonio Gala, Carlos
Bousoño, Francisco Brines, Luis
Alberto de Cuenca, Luis Antonio de
Villena, Juan Luis Panero, Vicente
Gallego, Carlos Marzal, Andrés
Trapiello o Ángela Vallvey), y un
completo estudio introductorio
sobre la presencia del perro en la
Historia de la Literatura a cargo del
filólogo Diego Marín A.
DOUCE & BERTA