1. E
ntre tantas descalificacio-
nes y tantos exabruptos
que hemos escuchado a
cuenta de la Renta de Ga-
rantía de Ingresos he llegado a pen-
sar que no estábamos hablando ni
del mismo país ni del mismo mode-
lo de protección social del que goza-
mos desde hace años.Y mucho me-
nos de una sociedad, la vasca, que
con su esfuerzo y solidaridad ayuda
a quienes peor lo están pasando. «Se
avecina un cataclismo», he pensado.
Pero no. Pongo los pies en la tierra
(y no en la Luna, como otros), miro
a mi alrededor y compruebo que es-
tamos en Euskadi y que hablamos
de Euskadi. Un país que destina cada
año 500 millones de euros (más de
83.000 millones de las antiguas pe-
setas) a la protección de las familias
más necesitadas. Un país que se gas-
ta 163 euros por habitante y año en
programas de rentas mínimas, una
cantidad que en España ni siquiera
alcanza los 12 euros. Somos la comu-
nidad que más invierte en rentas de
inserción. Un dato aclarador: el 42%
del gasto que en todo el Estado se
destina a rentas de inserción lo apor-
ta Euskadi, cuando nuestro peso po-
blacional no alcanza el 6% del total.
Podría esgrimir más datos: de tasas
de pobreza, de cobertura del mode-
lo vasco, de perceptores… Pero no
pretendo bombardearles con ellos.
Solo les diré que todos esos datos cer-
tifican que el impacto de la política
vasca de garantía de ingresos ha sido
y es altamente positivo. Tenemos
unos mecanismos que funcionan,
que son justos y que nos permiten
tener hoy una sociedad más cohe-
sionada e inclusiva.
Reconozco, cómo no, que los re-
cursos nunca serán suficientes.Que
siempre podemos y debemos hacer
más. Seguimos trabajando para no
dejar a nadie atrás. Pero los discur-
sos de días atrás no son precisamen-
te de gran ayuda. Debemos poner
coto a las exageraciones de unos y a
las salidas de tono de otros si quere-
mos que este sistema de protección
siga siendo eficiente, justo y soste-
nible. Un sistema, y esto es impor-
tante, que debe ser contemplado en
su doble vertiente: social y laboral.
Debemos promover la reactivación
laboral de los colectivos más desfa-
vorecidos, darles una atención y do-
tarles de la formación personaliza-
da que les permita conseguir un tra-
bajo digno desde el que poder afron-
tar su proyecto de vida.Y en ello está
trabajando elGobierno vasco, mejo-
rando día a día la gestión de Lanbi-
de para subir las tasas de interme-
diación.
El pasado mes de diciembre, el
Parlamento vasco acordó pedir al De-
partamento de Empleo y Políticas
Sociales la elaboración de un infor-
me que identificara los aspectos a
mejorar en la tramitación y gestión
de la RGI. Ese informe y sus conclu-
siones están ya en laCámara deGas-
teiz, y ahora nos toca a todos los gru-
pos trabajar desde la responsabilidad
y la calma. Sin catastrofismos, sin
buscar réditos políticos y sin seña-
lar a ningún colectivo. Sin atrinche-
rarnos en los extremos y pensando
que el modelo vasco de protección
social tiene que tener futuro: futu-
ro para seguir dando una respuesta
a las personas que tienen una situa-
ción desfavorable y futuro para ha-
cer que los y las perceptoras sean
cada vez menos porque se han ido
incorporando al mercado laboral.
Ya lo he mencionado antes, pero
creo necesario insistir en ello: si
Euskadi dispone de este avanzado
modelo de protección social es gra-
cias al esfuerzo de todas y cada una
de las personas que vivimos aquí.
Todos y todas lo hacemos posible, y
todas y todos hemos de saber que
merece la pena. Nuestros recursos
están siendo bien empleados y lle-
gan a quienes realmente los necesi-
tan. El fraude, del que tanto hablan
algunos, es mínimo, pero hay que
combatirlo, aunque al hacerlo otros
nos acusen de criminalizar a los be-
neficiarios. La Administración no
puede hacer la vista gorda y debe ac-
tivar mecanismos de control públi-
co que permitan detectar los usos
indebidos de las ayudas. ¿Qué pen-
saría el contribuyente si los enga-
ños, y las desigualdades que de ellos
se derivan, no se persiguieran? ¿Es
justo que una familia con hijos co-
bremenosquedospersonasquecon-
viven bajo un mismo techo? Rotun-
damente no, pero ocurre. Es preci-
samente la fórmula propuesta para
acabar con esta injusticia la que más
polémica y rechazo ha suscitado. La
medida de ‘una prestación por do-
micilio’, que tendrá sus excepciones,
persigue el beneficio de la familia,
asignando una cantidad común por
hogarqueseirácompletandoenfun-
ción del número de personas adul-
tas e hijos que residan en el mismo.
Con las cantidades propuestas por
la consejeraArtolazabal una familia
con dos hijos a su cargo cobraría 113
euros más al mes y una persona que
viva sola, 13 euros más. ¿No debe-
mos, por tanto, avanzar hacia un sis-
tema más proporcional, que evite
picarescas y que favorezca a las fa-
milias con hijos?
Espero y deseo que en los próxi-
mos meses seamos capaces de ela-
borar un discurso constructivo, ale-
jado de fáciles titulares, que sirva
para apuntalar este sistema. Se lo de-
bemos a la sociedad vasca. Aporte-
mos serenidad y calma al debate, y
desde el consenso y la colaboración
trabajemos por su mejora. Quere-
mos seguir recorriendo un camino
queEuskadiemprendióconellehen-
dakari Ardanza en 1989 con el lla-
mado‘ingresomínimofamiliar’,muy
tímidamente seguido por otras co-
munidades autónomas. En todo este
tiempo, las instituciones vascas han
dado una respuesta solidaria a quie-
nes carecen de recursos suficientes
para llevar una vida digna. Que ese
compromiso de solidaridad y que esa
política de destinar parte de nues-
tros recursos a las personas en ries-
go de pobreza sigan formando par-
te de nuestro ADN. La pobreza, la
marginalidad o la exclusión no son
un problema de quienes las sufren,
sino de la sociedad que los acoge. La
respuesta, por lo tanto, es responsa-
bilidad de todos y de todas, sin olvi-
dar que debemos ser solidarios hoy
y también mañana. Sin olvidar que
tenemos que mejorar el sistema y
asegurar su sostenibilidad presente
y futura.
ANTÓN
AMAIA ARREGI
PARLAMENTARIA DE EAJ-PNV
Política ficción,
carta a Rajoy
Sr. Rajoy, somos los de la opo-
sición. Nos conoce usted bien
porque normalmente le pone-
mos verde. Es nuestra natura-
leza, como lo del escorpión y
la rana. Hoy, sin embargo, que-
remos felicitarle por algunos
logros importantes que su go-
bierno ha llevado a cabo con
perfecta visión de la economía
y esas cosas. Desde ahora que-
remosquenohayaanimadver-
sión entre nosotros, nada de
odios y palabras mal sonantes.
Ni tampoco que sea usted in-
decente. Hasta le cantaremos
el cumpleaños feliz en su día,
con diálogo fluido y cordial,
como si estuviésemos toman-
do un café. Pero tampoco olvi-
dequesomoslaoposición,algo
así como el abogado del diablo.
Y por eso tenemos la obliga-
ción de hacerle algunas adver-
tencias oportunas, pero de
buen rollo, sin poner palos a
su carro y procurando tener en
perspectiva el bien de la socie-
dad y siempre, siempre, siem-
preporEspaña.Pues¡Québien!
:: BONIFACIO VARONA
El político ideal
En el Centro de Investigacio-
nes Políticas (CIP), tras largas
deliberaciones, se estimó cuál
debiera de ser el perfil de un
político ideal: haber cumplido
60 o más años, vestir bien, te-
nerbuenapresencia,dosomás
títulos universitarios y estu-
dios enCiencias Políticas.Ade-
más, convendría poseer un
gran patrimonio, dominar la
lengua inglesa con estudios en
Harvard,Oxford oCambridge
y no ser ni de izquierdas ni de
derechas, dado que nuestro fi-
lósofoJoséOrtegayGassetma-
nifestó en su día que ser de iz-
quierdasodederechasnoquie-
re decir nada, y que es la ma-
yor imbecilidad por las que
puede optar el ser humano.
Asimismo, sería interesante
haber creado y/o dirigido algu-
na empresa importante, con
resultados sorprendentes de
continuidad,manifestarseaus-
tero y con gran sentido del hu-
mor.O sea un hombre que ex-
ponga claras sus ideas, pensan-
do siempre en el bienestar co-
mún. Todo ello fue acordado
porunanimidad,perodadoque
iba a ser muy complicado dar
con la persona que reuniera las
citadas características se esti-
mó que pudiera elegirse por
eliminación y seleccionar a
aquel que más virtudes de las
citadas atesorase. Entre los
miembros delCIP, uno de ellos
manifestaba que habíamos de
huir de los fanfarrones, dado
que nadie alardea de lo que le
sobra, y que debiéramos evi-
tar a las personas negativas,
porque siempre tenían un pro-
blemaparacadasolución,yen-
vidiosas, dado que la envidia
es el homenaje que la medio-
cridad rinde al talento.
:: ANTXON VILLAVERDE
FE DE ERRORES
En la información publicada
el lunes sobre el ensayo clíni-
co para curar la enfermedad de
Sanfilippo se publicó, por un
error de interpretación, que
uno de los niños fallecidos en
abril es Pol Merchán cuando,
en realidad, es Pol García, am-
bosmiembrosdelamismaaso-
ciación de Barcelona. Senti-
mos el error y apoyamos a sus
familiasensuluchacontraesta
dura enfermedad.
Arabia Saudí y sus aliados han acusado a Catar de patrocinar
el terrorismo. Asombra la hipocresía de la casa Al-Saud, que
impulsa la doctrina wahabita –la más intransigente en el is-
lam suní– y da millones desde las diferentes monarquías del
Golfo a Al-Qaida o al Estado Islámico. El único delito que ha
cometido Catar es querer ser un actor independiente y no
circunscribirse a los mandatos del Consejo de Cooperación
del Golfo, órgano transnacional a través del cual Arabia Sau-
dí trata de controlar la región. Catar y Turquía tienen buenas
relaciones con los Hermanos Musulmanes, islamistas, sí,
pero no terroristas yihadistas, sino una especie de ‘democra-
cia cristiana’ en versión musulmana. ¿Cuál es el problema?
Que este mismo grupo critica algo evidente, que Egipto es
una dictadura y que el régimen saudí es una monarquía ab-
solutista. El bloqueo a Catar quiere presionar a este país para
que se aleje de Irán, el otro gran actor regional, que recien-
temente ha sufrido atentados del Estado Islámico. Si Tehe-
rán no contesta a este ataque y espera, Arabia Saudí por si
sola habrá cavado su propia fosa, ya que tanto Turquía como
Pakistán se han posicionado del lado de Catar, sin olvidar que
Omán y Kuwait permanecen neutrales. O se desencadena
una invasión, o se producirá un rotundo fracaso en este boi-
cot injusto.
:: JORGE IPIÑA PANDO
Bloqueo a Catar
CARTAS
AL DIRECTOR
cartas@elcorreo.com
Por una RGI justa y digna
_ OPINIÓN34 Martes 13.06.17
EL CORREO