1. El sufrimiento y la muerte Asignatura: Antropología Profesor: José María Martínez Pérez Alumno: Javier Jaldo Gómez Fecha: Burgos a 8 de Junio del 2007
2. El tiempo en la vida del hombre El hombre es un ser en el mundo y en el tiempo.
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5. Vivir en libertad. Parábola del encarcelado. Era un hombre que había sido encarcelado. A través de un ventanuco enrejado que había en su celda gustaba de mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, y, cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras e irrefrenables carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido. Un día ya no pudo por menos que preguntar al preso: -Oye, hombre, ¿a qué vienen todas esas risotadas día tras día? Y el preso contestó: -¿Cómo que de qué me río? ¡Pero estás ciego! Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de esas rejas? ¿Qué quiero ser? ¿Cómo quiero vivir la vida? Actuar libremente consiste en obrar sabiendo lo que se hace y porqué se hace; y poder decir “este soy yo” .
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12. La muerte y la inmortalidad La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.
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20. La muerte, fracaso y plenitud Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta.
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25. RESURECIÓN Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les respondió: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto." Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré." Jesús le dice: "María." Ella se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuní" - que quiere decir: "Maestro" -. Dícele Jesús: "No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.“Jn 20, 11-17