El documento discute las cuatro principales causas de pérdida de vida humana: enfermedad, accidente, agresión y desastre. La enfermedad es la más común y causa el 90% de las muertes, mientras que los accidentes representan aproximadamente el 6% y las agresiones el 3%. Los desastres son menos frecuentes y solo representan el 1% de las muertes, aunque tienen el potencial de causar una gran pérdida de vidas. El documento también contrasta estas causas con la alta tasa de agresión entre
TIPOLOGIA TEXTUAL, explicación sobre tipología textual
1 vs 4.docx
1. 1 vs 4… ¡EL GRAN RETO DE LA EXISTENCIA HUMANA!
Pedro Fulleda Bandera
La vida se gana de un único modo: con el
nacimiento. Pero se puede perder por alguna de
estas 4 causas: enfermedad, accidente, agresión,
desastre. ¡1 vs 4! Desde que nace, cada individuo
tiene que enfrentar este gran reto de la existencia
para mantenerse vivo. No hay como evitarlo, pues
si hay algún conflicto del que jamás se puede salir
con vida… ¡es precisamente de la vida! En este
ensayo pretendo abordar tan peliagudo tema con
un enfoque hacia lo positivo, considerando que la
mayor recompensa que se obtiene de la vida es
precisamente vivirla del mejor modo posible.
ENFERMEDAD
Es la más común de las amenazas existenciales, de la que nadie escapa a lo largo de su
existencia, teniendo sus más letales efectos en los grupos etarios infanto-adolescente y de
adultos mayores. Provoca el 90% de pérdidas de la vida en seres humanos. La enfermedad
es, resumidamente, un mal funcionamiento orgánico. El organismo vivo es una máquina
perfecta, el producto más complejo y eficaz de la Naturaleza; pero, como todo, está expuesto
a alteraciones funcionales que pueden tener básicamente tres causas:
Congénitas (de nacimiento, o “defectos de fábrica” en el ser vivo)
Patológicas (adquiridas por diversas causas externas)
Degenerativas (provocadas por desgaste físico en una prolongada existencia)
Durante todo el decursar de la Humanidad enfrentar la enfermedad ha sido motivación
principal de la ciencia, con el desarrollo de la Medicina en sus diversas ramas. Así se ha
logrado incrementar las expectativas de vida desde los 30 años en la prehistoria, hasta los
80 en la actualidad. Pero eso aún es poco, pues el potencial de la maquinaria humana
pudiera permitir una sobrevida más allá del centenar de años. Y si no se logra es porque el
mismo individuo lo impide, llevando una existencia de excesos y desatinos en sus hábitos
cotidianos que causan, inevitablemente, fallas funcionales en su organismo. En la moderna
sociedad de consumo contribuye a tal incapacidad el interés financiero de las industrias de
productos alimenticios y medicamentos, empeñadas en evitar soluciones radicales a las
enfermedades, promoviendo sucedáneos que atacan los efectos pero no las causas. De tal
modo la supuesta “lucha contra la enfermedad” se ha convertido en una lucrativa fuente de
dinero.
ACCIDENTE
Define un ilimitado tipo de acciones que pueden tener efectos fatales, con una incidencia
de aproximadamente el 6% en el total de muertes entre los seres humanos. Se caracteriza,
sobre todo, porque ocurre al margen de la voluntad del afectado, pero no es provocado
intencionalmente por causas externas. Así, están en esta categoría: caídas desde gran altura
2. o en entornos riesgosos, heridas en la manipulación de instrumentos y herramientas, efectos
de quemaduras, explosiones, shock eléctrico o golpes con gran contundencia, asfixia por
inmersión o inhalación de gases, ingerir sustancias tóxicas por ignorancia, atropellamiento
no intencional, estar en vehículos terrestres, navales o aéreos siniestrados…
Los accidentes afectan a todos los grupos etarios; si bien en el caso de infanto-
adolescentes puede ser por falta de conocimientos sobre situaciones riesgosas y poca
capacidad para evitar sus efectos, en los adultos mayores su incidencia se incrementa por
las limitaciones físicas propias de esa edad. En la juventud y madurez los individuos deben
poseer un más desarrollado sentido común e información para prevenir las consecuencias
de sus actos, lo que les puede evitar, en gran medida, situaciones de riesgo que podrían
provocar accidentes. Esto al menos en conductas razonables, pues lo contrario es indicador
de comportamientos insensatos e irresponsables.
AGRESIÓN
Todas las situaciones accidentales pueden convertirse en agresiones cuando sus causas
están en la acción intencional de agentes externos. Así ocurre si la caída, por ejemplo, fue
producida por un empujón, la herida, quemadura o shock son el resultado de ataques
directos, la asfixia tiene causa mecánica, el envenenamiento no ocurrió por ignorancia, sino
por engaño, el atropellamiento en la vía fue por negligencia, incapacidad o intención del
conductor, el siniestro de vehículos se debió a causas humanas injustificadas…
Otras razones, muy presentes en la sociedad actual, son consecuencia del auge
delincuencial, ajustes de cuenta, acciones demenciales y psicopatológicas con que ciertos
individuos descargan sus odios contra la Humanidad. También por motivos políticos,
partidistas y de sectas, que activan el terrorismo. Incluso las instituciones encargadas del
orden social pueden desencadenar agresión, como en los casos de la represión policial.
Pero no sólo ocurren agresiones provocadas por seres humanos. También podemos ser
víctimas del ataque de animales, desde insectos y arácnidos ponzoñosos hasta fieras
salvajes, pasando por la conducta descontrolada de animales afectivos (perros, gatos…). Y
por último, la forma más irracional de agresión, que es la ejercida por una persona contra sí
misma mediante el suicidio, acción contra la cual queda muy poco por hacer para impedirla.
Las agresiones ocupan aproximadamente un 3% en el volumen de muertes entre los
seres humanos, principalmente en los grupos etarios de jóvenes y adultos (afectan mucho
menos a los infanto-adolescentes y adultos mayores), más expuestos al cotidiano contacto
con el entorno social. Este indicador es índice de evolución en la civilización humana, pues
en etapas históricas anteriores era muy común el desenfreno agresivo de las personas
contra sus semejantes.
DESASTRE
Así como las agresiones potencian a los accidentes, los desastres lo hacen con las otras
tres causas anteriores de liquidación de la vida. Una grave enfermedad generalizada y
globalmente expandida se convierte en pandemia, lo que es un desastre de salud pública;
el colapso de un puente o de una edificación puede tener causas accidentales, pero por el
número de víctimas resultará desastre social; la agresión de una nación contra otra, en una
confrontación bélica, será un desastre cuya consecuencia puede llegar a ser una guerra
mundial que lleve al fin de la Humanidad.
3. Pero, comúnmente se acepta como situación desastrosa la provocada por causas
naturales, y de ahí que el nombre de este proceso se complemente como “desastre natural”,
con lo cual se desea enfatizar, sobre todo, en la imposibilidad de evitarlo, pues ocurre al
margen de la voluntad humana y con todo el poder de la Naturaleza. Entonces, se incluyen
en esta categoría eventos como: eyecciones de masa coronal provenientes del Sol,
explosión de supernovas, choque del planeta con otros cuerpos cósmicos, la inversión de
los polos, el calentamiento global, la contaminación de océanos y la atmósfera, terremotos,
volcanes, huracanes, tsunamis, tornados y tormentas eléctricas colosales…
Sin dudas son eventos catastróficos, capaces de exterminar la vida en gran medida o en
su totalidad, como ya ocurrió con los dinosaurios por el choque de un asteroide. Pero por su
baja frecuencia sólo ocupan un 1% entre las causas de muerte en seres humanos, afectando
por igual a todos los grupos etarios. Frente a ellos solamente podemos acudir al ruego de
fe: “¡Dios nos coja confesados…!”
DESPUÉS DE TODO…
…No estamos tan mal, considerando que la estructura social en que vivimos y el
desarrollo científico-técnico alcanzado por la Humanidad, conforman un estadio de la
civilización donde la prioridad es la vida. De modo que, a pesar de las falencias en uno u
otro aspecto, todo nuestro quehacer va destinado a defenderla y conservarla. Para eso
existen los adelantos y descubrimientos científicos, las legislaciones nacionales e
internacionales, las normas de convivencia social que configuran nuestra cultura…
Pensemos por un momento que en el reino animal -no de los animales de compañía, que
comparten con el ser humano su hábitat y conductas, sino en el de los salvajes, por ejemplo,
en la sabana africana- la causa más generalizada de pérdida de vida es la agresión, que
ocupa el 90% de los motivos, cuando las presas son cotidianas víctimas de depredadores,
y estos batallan ferozmente entre sí por el dominio de grandes extensiones de caza, así
como son desastres naturales como la sequía, inundaciones e incendios forestales la causa
del otro 10%. Allí la vida no alcanza para morir por enfermedades degenerativas o
improbables accidentes.
Si. Después de todo no estamos tan mal, sobre todo si aceptamos la vida como el mayor
regalo de Dios y nos disponemos a vivirla a plenitud, entregando cada día lo mejor de cada
uno para el servicio a los demás, que es la mejor manera de servirnos a nosotros mismos,
teniendo siempre presente que…
¡QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR!