1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y SOCIALES
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
INTELIGENCIA EMOCIONAL (Electiva I)
Participante:
Raulymar Hernández
C.I: 23.567.532
Control de las emociones
Facilitador:
Caren Fernández
Diciembre, 2018
2. Inteligencia emocional
Es la capacidad para reconocer los sentimientos propios y de los demás, motivarnos
a nosotros mismos, para manejar acertadamente las emociones, tanto en nosotros
mismos como en nuestras relaciones humanas.
Entre sus competencias principales
se encuentran:
El conocimiento de las propias
emociones.
La capacidad de controlar las
emociones.
La capacidad de motivarse a uno
mismo
El reconocimiento de las
emociones ajenas.
El control de las relaciones.
3. Las emociones son estados funcionales dinámicos
del organismo, que implican la activación de grupos
particulares de sistemas efectores, visceral,
endocrino y muscular y sus correspondientes
estados o vivencias subjetivas.
Niveles de la emoción:
Fisiológico: patrones de respiración, ritmo
cardíaco, contracciones estomacales, etc.
Expresivo: patrones posturales, expresión facial,
etc.
Cognitivo o subjetivo: discriminación,
etiquetación, atribución, interpretación y
valoración, etc.
Emoción: definición y niveles
4. Podemos afrontar nuestras emociones en dos modos:
“El modo hacer” resulta eficaz cuando es posible actuar sobre la situación para volver
a un equilibrio deseado. Deberemos crear un plan de acción eficaz.
“El modo ser” resulta eficaz cuando no hay acción posible y debemos aceptar la
situación sin resistirnos ni tenemos la capacidad para provocar que cambie.
Deberemos abrirnos a la emoción, tomar conciencia plena de ella, reflexionarla, poner
nuestra atención en el aquí y ahora y comunicarnos emocionalmente.
Formas de afrontar las emociones
5. Nuestra regulación emocional es un conjunto de procesos internos conscientes que nos
permiten controlar, evaluar y modificar nuestras reacciones para alcanzar nuestras metas
y objetivos. Es muy relevante y necesaria para el crecimiento emocional o intelectual.
Implica:
Estar abierto a lo agradable y lo desagradable.
Poner en marcha estrategias para eliminar, mantener o cambiar las emociones y
estados emocionales que experimentamos en función de si son eficaces o no.
Regulación emocional
6. Siempre debe hacerse, ya que el aislamiento social
obstaculiza la resolución. Solo es eficaz a corto plazo en
personas individualistas porque refuerza su percepción de
autosuficiencia pero a medio y largo plazo se ha
demostrado que el apoyo social es lo único que alivia el
estrés y los sentimientos negativos.
• Expresar las emociones positivas hace que se contagien,
fortalece los vínculos sociales.
• Expresar las emociones negativas es necesario en un
primer momento para permitirnos conectar con ellas. La
descarga de la emoción negativa de forma regular
amplifica la emoción. Se ha demostrado que la catarsis
por si sola no es eficaz para el bienestar. Resulta más
eficaz si se habla de forma autoregulada y orientada a
solución de problemas y búsqueda de apoyo
¿Cuándo hablar de las emociones?
7. Nos permiten gestionar una emoción para lograr restablecer un estado que nos permita
funcionar con fluidez. Podemos distinguir entre emociones adaptativas y desadaptativas
Estrategias de regulación emocional
Estrategias adaptativas Estrategias desadaptativas
• Búsqueda de apoyo social
• Expresión regulada.
• Distracción.
• Planificación.
• Procesamiento emocional: toma de
consciencia de la emoción, apertura a la
experiencia.
• Aceptación: experimentación pasiva de la
emoción.
• Reevaluación/desdramatizaión.
• Ejercicio físico.
• Tiempo fuera
• Represión: evitar la percepción
consciente de la información
amenazante.
• Supresión de pensamiento positivo por
introspección excesiva.
• Supresión emocional: no expresar la
respuesta somática.
• Evitación cognitiva.
• Rumiación, “Darle vueltas”.
• Consumo de sustancias.
• Evitación emocional: posponer, evita
situaciones que disparen
emocionalmente
• Ventilación emocional: expresión no
regulada.
8. El aprendizaje emocional es el desarrollo de habilidades
internas para la regulación de las emociones. Para
atravesar con éxito un proceso emocional es importante
que desarrollemos nuestra capacidad para:
Reconocer las propias emociones, prestando atención a
las sensaciones asociadas y localizarlas en el cuerpo.
Dar la bienvenida a la emoción, no resistirse a la
experiencia emocional.
Etiquetarlas correctamente, desde lo corporal le
ponemos nombre a todas esas sensaciones.
Evaluar la emoción y discriminar cuál es la emoción
primaria y especialmente si es adaptativa o
desadaptativa, es decir, si tiene que ver con el pasado o
con el presente.
El aprendizaje emocional
9. Conectar con nuestra fuerza y dar validez a nuestros
juicios, es útil revisar nuestro propio discurso interno,
escuchar todas esas voces que hablan en nuestra mente
y reflexionar:
-Identificar as fuentes, ¿quién me lo dijo?
-Y la exactitud. ¿es exacto o exagerado?
Preguntar a la emoción ¿qué necesito?
Comprender la necesidad que está detrás de la emoción,
conectar con la compasión y la ternura hacia nosotros y
los demás implicados en la situación.
Expresar lo que la emoción me dice en forma de
peticiones concretas.
Organizar, priorizar, planificar: ¿qué’ ¿cómo’ ¿cuándo?
El aprendizaje emocional
10. La zona prefrontal es la sede de la “memoria operativa”:
la capacidad de prestar atención y registrar cualquier
información destacada. Es vital para el entendimiento, la
planificación y la toma de decisiones, el razonamiento y el
aprendizaje. Funciona en plenitud cuando la mente está en
calma.
Cuando se presenta una emergencia, el cerebro pasa a
funcionamiento de autoprotección: roba recursos a la
memoria operativa y los envía a otros centros cerebrales, a
fin de mantener a los sentidos en hiperalerta, actitud mental
hecha a medida par la supervivencia.
El autocontrol: circuito de emergencia
11. Mientras dura la emergencia, el cerebro vuelve a las reacciones simples y bien conocidas,
apartando el pensamiento complejo, la captación creativa y la planificación a largo plazo. El
centro de atención es la urgencia actual (o la crisis del día).
Aunque el circuito para emergencias evolucionó hace millones de años, en la actualidad
experimentamos su operación bajo la forma de emociones inquietantes: preocupación,
ataques de ansiedad, pánico, frustración e irritación, enojo, ira.
El autocontrol: circuito de emergencia
12. Cuando las tensiones se acumulan, el efecto es
más que una suma: parecen multiplicar la
sensación de estrés, de modo tal que, cuando nos
acercamos al punto de ruptura, cada carga
adicional parece tato más insoportable, la última
gota. Sucede incluso con pequeños inconvenientes
que normalmente no nos molestarían, pero
súbitamente se tornan abrumadores.
Para el cuerpo no existe división alguna; una
tensión se agrega a otra, cualquiera sea la fuente.
Si cuando estamos sobreexigidos basta un
pequeño inconveniente para hacernos estallar, el
motivo es bioquímico.
El autocontrol: las tensiones acumuladas
13. Cuando la amígdala pulsa en el cerebro el botón del pánico,
provoca una cascada que se inicia con la producción e una
hormona, conocida como CRF, y termina con un torrente de
hormonas de estrés, principalmente de cortisol.
Las hormonas que segregamos bajo tensión son suficientes para
un solo arranque de ataque o huida, pero una vez segregadas
permanecen en el cuerpo durante horas enteras, cada incidente
sucesivo añade más hormonas de estrés al nivel ya existente. La
acumulación resultante puede hacer de la amígdala un gatillo muy
delicado, listo para dispararnos hacia la cólera o el pánico a la
menor provocación
14. Por lo habitual, los lóbulos prefrontales mantiene a raya los impulsos de la amígdala,
llevando a esa evaluación impulsiva el conocimiento de las reglas de la vida y el buen tino
en cuanto a la respuesta más hábil y adecuada. Estos circuitos del “no” tranquilizan a la
frenética amígdala, asegurándole que, en realidad, no estamos en peligro y que bastará con
una modalidad de reacción menos desesperada.
El diseño básico del cerebro se construye en torno de una sencilla oposición: alunas
neuronas inician la acción, mientras que otras la inhiben. De la orquestación bien afinada de
estas tendencias contrapuestas surgen una ejecución adecuada.
El autocontrol: las neuronas del “no”
15. Cuando la gente es demasiado impulsiva, el
problema parece estar en la operación del circuito
prefrontal inhibitorio de impulsos; no es que esos
individuos estén demasiado deseosos de actuar, sino
que, una vez que han comenzado, ya no pueden
detenerse.
Como la amígdala es la alarma del cerebro, tiene la
facultad de imponerse a los lóbulos prefrontales en una
fracción de segundo, a fin de enfrentar la emergencia
que proclama. Los lóbulos prefrontales, no pueden
imponerse rápidamente y directamente a la amígdala.
En cambio, tienen una serie de neuronas “inhibitorias”,
capaces de anular las directivas que la amígdala envía
tan frenéticamente.
16. Este circuito inhibitorio entre los lóbulos prefrontales y la amígdala sirve de
base a muchas de las aptitudes de autorregulación sobre todo el autodominio
bajo estrés y la capacidad de adaptarse a a los cambios, facultades ambas
que permiten mantener la cama frente a esos hechos existenciales de la vida:
crisis, incertidumbre y desafíos cambiantes. La capacidad de los lóbulos
prefrontales de inhibir los mensajes de la amígdala protege la claridad mental
y mantiene nuestros actos en un curso estable.
17. El autodominio emocional no debe ser excesivo, al punto de sofocar todos los
sentimientos y la espontaneidad. De hecho, ese exceso de control tiene un
costo físico y mental. La personas que sofocan sus sentimientos, sobre todo los
fuertemente negativos, elevan su ritmo cardíaco, señal de tensión aumentada.
Cuando esa represión emocional se torna crónica puede dificultar el
pensamiento y el desempeño intelectual, además de impedir una fácil
interacción social. En contraste, la aptitud emocional implica poder elegir la
forma de expresar los sentimientos.
18. Es manejar efectivamente las
emociones y los impulsos perjudiciales.
Las personas que poseen esta aptitud:
Manejan bien los sentimientos
impulsivos y las emociones
perturbadoras.
Se mantiene compuestas, positivas e
imperturbables aún en momentos
difíciles.
Piensan con claridad y no pierden la
concentración cuando son sometidas a
presión
El autodominio
19. Las personas más capaces de manejar la inquietud suelen utilizar alguna técnica a la que
recurren cuando es necesario, ya sea un largo baño, un rato de ejercicio físico o una
sesión de yoga. Contar con uno de esos métodos de relajación no nos salvará de
sentirnos nerviosos e inquietos de vez e cuando. Pero la práctica cotidiana regular parece
reacomodar el punto de activación de la amígdala, haciéndola menos fácil de provocar.
Este reacomodamiento neural nos brinda la capacidad de recobrarnos con más celeridad
de los asaltos de la amígdala, además de tornarnos menos propensos a ellos.
20. El conocimiento de uno mismo resulta ser una
habilidad clave para manejar el estrés. El solo hecho
de traer a la conciencia los sentimientos ocultos
puede tener efectos saludables. Cuanto mejor
podamos monitorear nuestras alteraciones
emocionales, antes nos recuperaremos de la
inquietud. Muchos estudios demuestran que la
claridad emocional nos permite manejar los malos
estados de ánimo.
Sin embargo, la imperturbabilidad no significa
necesariamente que hayamos realizado la tarea .
Aunque alguien parezca impertérrito, si en realidad
está ardiendo por dentro, todavía necesita manejar
sus sentimientos atribulados.
El autoconocimiento
21. Goleman, D. (1996). La inteligencia emocional. Barcelona: Kairos
Jiménez, A. (2018) .Inteligencia emocional. AEPap (ed.). P. 457-469
Referencia bibliográfica