El documento resume varias apariciones e historias marianas a través de los siglos, incluyendo las apariciones de la Virgen María a María de Ágreda, Santa Catalina Laboure, en Lourdes y Fátima, así como el papel de la Virgen en eventos como la batalla de Lepanto y la conquista de México. Resalta el mensaje de la Virgen de promover la oración, penitencia y conversión para cambiar los corazones y alejar los castigos divinos ante los pecados del mundo.
2. El ángel Gabriel le da la clave a
María:
Has hallado gracia delante de Dios. Mira,
vas a concebir y a dar a luz un hijo, a quien
pondrás por nombre Jesús. Será grande y
será llamado Hijo del Altísimo. ¡En sus
entrañas iba a nacer el Esperado! Lo que el
ángel anunciaba era mucho más de lo que
se hubiera atrevido a imaginar. No era
acercarse a la zarza ardiendo de Dios, era
llevar la llamarada dentro. María encontró
su vocación y comprendió que su pequeña
vida había dejado de pertenecerle.
3. Ante las herejías
En 1208, en Francia, había una herejía
imposible de revertir humanamente
hablando: la albigense o cátaros. La Virgen le
dijo a Sto. Domingo: “Si te preguntas por qué
has obtenido tan poco fruto en tu trabajo, es
porque lo has gastado en tierra áspera,
todavía no has regado con el rocío de la
gracia divina. Cuando Dios quiso renovar la
superficie de la tierra, envió la lluvia del
Saludo Angélico. Con el rezo del Rosario
obtendrás cosecha abundante”.
4. Los herejes generalmente niegan
la Eucaristía y la devoción a María
La una acompaña a la otra para bien
o para mal (para negarlas).
Es impresionante el sueño de don
Bosco donde ve que la barca de la
Iglesia no se hunde porque está
amarrada a dos pilares que salen del
fondo del mar. En uno está la
Eucaristía, y en el otro, la Virgen María.
5. Siglo XVI: La Batalla de
Lepanto
Los mahometanos pretendían invadir Europa. El Papa Pío V convocó a
los Príncipes Católico. Se formó un ejército y se fueron en busca del
enemigo. Se encontraron los dos ejércitos en el golfo de Lepanto. Los
mahometanos tenían 282 barcos y 88000 soldados. Los cristianos eran
inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados
cristianos se confesaron, oyeron Misa y comulgaron, rezaron el Rosario
y entonaron un canto a la Madre de Dios. Al principio la batalla era
desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección
opuesta a la que ellos llevaban. Mientras la batalla se llevaba a cabo,
el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles, recorría las calles de
Roma rezando el Santo Rosario. La victoria se logró el 7 de octubre de
1572. Por eso el Papa mandó que en adelante se celebrara la fiesta de
la Virgen del Rosario ese día, y que en las letanías se incluyera la
advocación de “María, Auxilio de los Cristianos”.
6. Golfo de Lepanto
A partir de esa batalla, a la Virgen se le dio el título de Nuestra Señora de las Victorias.
7. La victoria, si llega, será alcanzada por la Virgen,
la Omnipotencia Suplicante; “omnipotencia”
porque todo lo puede, “suplicante” porque no lo
puede por sí misma, lo pide a Dios.
8. Vittorio Messori escribe
La «mariología» es, en realidad, «cristología»; sus dogmas no son
sino confirmación y baluarte de los de su Hijo. Allí donde María ha
sido olvidada, antes o después se ha desvanecido también Cristo.
En Occidente el incremento de las peregrinaciones ha sido el único
índice de signo positivo en una Iglesia donde todo disminuía, desde
la participación en los sacramentos hasta las vocaciones. La
devoción mariana es actualmente tal vez el mayor recurso
pastoral.
Históricamente la expansión de los cristianos se explica también
gracias a una elevada concepción de la mujer respecto al mundo
pagano. ¿Hasta qué punto la figura de María explica la
concepción cristiana de la mujer?
9. María, la Virgen del silencio
Ni una palabra, ni una alusión al imponente secreto en
aquellos treinta años de convivencia continua con los
vecinos y vecinas de Nazareth. Pentecostés es para María
la vocación a un silencio mayor, más profundo. Desde
este momento, María desaparece de los relatos sagrados.
“Es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que a unos
comunica el don de lenguas y a otros el don del
silencio”. (Pedro María Iraolagoitia, María, el carpintero y
el Niño, Clavería, México, p. 201).
Bernanos escribe: La Virgen no tuvo triunfos ni milagros. Su
Hijo no permitió que la gloria humana la rozara siquiera.
10. Tras el "Magnificat" viene
el silencio; no se dice
nada de los tres meses de
presencia de María junto
a su prima Isabel. O quizá
se nos dice lo más
importante: El bien no
hace ruido, la fuerza del
amor se expresa en la
tranquila discreción del
servicio cotidiano.
11. El escapulario de la Virgen del
Carmen (siglo XIII)
En 1247 San Simón Stock era general de los carmelitas. Recibió de
manos de María el escapulario del Carmen, “signo de
Consagración al Inmaculado Corazón de María".
El escapulario también representa el dulce yugo de Jesús que
María nos ayuda a sobrellevar. Y finalmente, el Papa continuó: el
escapulario nos marca como hijos escogidos de María y se
convierte para nosotros en un 'Vestido de Gracia".
El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la
promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba
desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre,
pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa
de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y
murió en gracia de Dios“.
12. La pintura de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro data del siglo XV
El titulo se difundió mucho, a finales del siglo XIX, en todo el
mundo cristiano, desde su coronación por el Papa, en Roma,
el año 1865. La Virgen parece mirarnos directamente a los
ojos, como si quisiera dar nos un mensaje importante. A
derecha e izquierda, San Miguel y San Gabriel, que presentan
los símbolos de la Pasión al Niño. San Miguel le ofrece un cáliz
amargo, la lanza y la caña con el hisopo; San Gabriel, la Cruz
y los clavos. El Niño los mira con temor, mientras se refugia en
los brazos de Santa María, quien lo acoge y lo tranquiliza… En
su carrera, el Niño estuvo a punto de perder una sandalia, que
queda detenida con la correa, en sus deditos. Esta sandalia
simboliza el alma en pecado mortal, a punto de caer en el
infierno.
13. La Conquista de México y la
Guadalupana
1521 - 1531
Desde el punto de vista de los indígenas de México, la conquista fue como una
pesadilla con un glorioso despertar. México hubiera preferido morir, y sacrificar
hasta el último de sus hombres, antes de dejar a los dioses de sus mayores. La
única forma en que podía aceptar una nueva fe era planteándoselos como lo
hizo Jesucristo: No he venido a abolir la ley y los profetas sino a llevarlos a
plenitud (Cf. Mateo 5,17). Y esto se dio con el acontecimiento guadalupano.
14. El Nican Mopohua relata que, en la cuarta aparición en el Tepeyac a Juan
Diego, la Virgen de Guadalupe le dice: “Escucha, ponlo en tu corazón, hijo
mío el menor, que es nada lo que te espanta, lo que te aflige; que no se
turbe tu rostro, tu corazón. No temas esta enfermedad, ni ninguna otra
enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy yo aquí que soy tu
madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu
alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? (vv. 118-119).
15. Según el Nican Mopohua
Los indios podían ver en la tilma a un nuevo sol que viene “entre
nubes y entre nieblas” (que significa la llegada de Dios); hijo de
una “niña” mestiza que vestía la tilma de turquesa, propia solo de
los emperadores. Podían admirar que su túnica era una tierra de
montañas floridas; que se posaba “en el centro de la luna”, o sea,
en México, y que estaba sostenida por un joven indio alado que
con sus brazos extendidos unía al cielo con la tierra, y otros signos
más que su cultura podía “leer”, y que les confirmaba lo que antes
Ella había dicho: que era la Madre del verdaderísimo Dios y que
venía a rogarnos que le permitiéramos serlo también nuestra.
Cf. Fidel González, Eduardo Chávez, José Luis Guerrero, El
encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, Editorial
Porrúa, México 1999, pp. 182-183.
16. María de Ágreda 1602-1665
"Me fue revelado que a través de la
intercesión de la Madre de Dios todas
las herejías desaparecerán. La victoria
sobre las herejías ha sido reservada por
Cristo para Su Santísima Madre. En los
últimos tiempos, el Señor quiere
extender de una manera especial el
renombre de Su Madre. María empezó
la salvación, y por su intercesión se
completará”.
17. Santa Catalina Laboure:
1830
En 1830, comienza lo que Pío XII llama la “era
de María”: la Salette, Lourdes, Fátima…
Lugar de la aparición a Santa Catalina
Laboure: Rue de Lubac, en París, una semana
antes de que estalle la Revolución Francesa.
La Virgen le pide rezar por la conversión de
Francia y del mundo y propagar la Medalla
Milagrosa.
18. La Virgen de Lourdes, se aparece
a Bernadette Soubirous (7 de enero de 1844)
Según Juan Pablo II, el mensaje divino que la Virgen dio al
mundo en Lourdes es que “a través de la oración y la
penitencia, la victoria de Cristo puede tocar a todas las
personas y todas las sociedades”.
“Para cambiar nuestra conducta, debemos escuchar la
voz de nuestra conciencia, donde Dios nos ha dado la
facultad de reconocer el bien y el mal. Es desafortunado
que muchas veces el hombre moderno parezca haber
perdido el poder de saber qué es el pecado”. La Virgen
se apareció a Santa Bernardita cuatro años antes de la
proclamación del dogma, presentándose a sí misma
como la “Inmaculada Concepción”.
20. La Virgen de Fátima
Nuestra Señora vino a solicitar oraciones y sacrificios a los tres
pastorcitos. Hablando a los pequeños, nuestra Señora quiso hablar
al mundo entero, exhortando a todos los hombres a la oración, a la
penitencia y a la enmienda de vida. Nuestra Señora afirmó que los
pecados del mundo habían llegado a tal grado que clamaban por
el castigo de Dios.
En la cuarta aparición, el 15 de agosto de 1917, la Virgen –tomando
un aspecto triste, les recomendó la práctica de la mortificación,
diciendo, al final: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los
pecadores, que muchas almas se van al infierno por no haber
quién se sacrifique y pida por ellas”.
En la sexta -13 de octubre de 1917- la Virgen, entre otras cosas,
dijo: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy
ofendido”.
21. Lucía
En una carta al Padre Gonzalves, escribe la
Hermana Lucia el 24 de abril de 1940: “(...)
Nuestro Señor se disgusta a veces, no sólo
por los grandes pecados, sino también por
nuestra dejadez y negligencia en atender sus
pedidos. Son muchos los crímenes, pero,
sobre todo, ahora es mucho mayor la
negligencia de las almas de quienes Él
esperaba fervor en su servicio. Es muy
limitado el número de aquellas con quienes
Él se encuentra” (Sebastiao Martíns dos Reis,
El futuro de España en los documentos de
Fátima, Ediciones Fe Católica, Madrid 1977,
pp. 167-168).
22. Lucia, la pastorcita de Fátima,
describe así a la Virgen:
Señora “vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando
una luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua
cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente. Nos
detuvimos sorprendidos por la aparición. Estábamos tan cerca que
nos quedábamos dentro de la luz que la cercaba. O que Ella
irradiaba (...). No sé por qué las apariciones de Nuestra Señora
producían en nosotros efectos muy diferentes. La misma alegría
interior, la misma paz y felicidad, pero en vez de un abatimiento
físico, una cierta agilidad expansiva; en vez de este
anonadamiento en la divina presencia, un exultar de alegría; en
vez de esa dificultad en hablar, un cierto entusiasmo comunicativo.
Y a pesar de estos sentimientos, sentía la inspiración de callar sobre
todo algunas cosas” (Memorias de la Hermana Lucia, volumen 1,
Fátima, Portugal, 2001, p. 161 y 160).
23. San Juan Bosco se admira
¡Si supiéramos de
cuántas desgracias nos
ha librado la Virgen
María¡ !Y cuántos
favores nos ha
concedido y nos quiere
conceder! En el Cielo lo
sabremos y nos
quedaremos atónitos
24. San Alonso Rodríguez
decía a la Virgen: “¡Ah,
si tú me amaras como
yo te amo...!”. Y ella le
respondió: ¿Qué dices,
Alonso? Entre lo que tú
me amas y lo que yo te
amo hay tanta
desproporción como
entre la tierra y el cielo.
Yo te amo un millón de
veces más de lo que tú
me amas.
25. Benedicto XVI dijo en Lourdes(15-09-2008).
El cristiano fervoroso debe encontrarse
frecuentemente con la Virgen, con la
mirada. Hay que buscar la sonrisa de la
Virgen, como dice el Salmo 44, es la
aspiración de los que son “los más ricos
del pueblo” (44,13). “Los más ricos” se
entiende en el orden de la fe, los que
tienen mayor madurez espiritual y saben
reconocer precisamente su debilidad y su
pobreza ante Dios. La sonrisa de María es
“reflejo verdadero de ternura de Dios”. Ella
es la educadora del amor.
26. Virgen Dolorosa
María ciertamente lloró ante el cuerpo
lacerado de su Hijo. Sin embargo, su
discreción nos impide medir el abismo
de su dolor; la hondura de esta aflicción
queda solamente sugerida por el
símbolo tradicional de las siete espadas.
Este sufrimiento la ha guiado también a
ella a la perfección (Benedicto XVI, en
Lourdes).
27. “El que cree en mí –dice Jesús- de
sus entrañas manarán torrentes de
agua viva” (Jn 7,38). María es la
que ha creído y de su seno han
brotado ríos de agua viva para
irrigar la historia de la humanidad.
Cristo y su Santísima Madre son los
más capaces de entendernos y
apreciar la dureza de la lucha
contra el mal y el sufrimiento.
María es la figura en la que se
resume todo el misterio de la
Iglesia (Lumen Gentium, 63-65). (Cfr.
Benedicto XVI, Lourdes,15-09-2008).
28. Culto y devoción
Se tributa a la Santísima Virgen un culto de
veneración supremo (hiperdulía), debido a su
eminente dignidad de Madre de Dios, distinto del
culto de adoración (latría) reservado a Dios, y del
simple culto de veneración (dulía) propio de los
demás santos y a los Ángeles.
En la Virgen María todo es referido a Cristo y todo
depende de Él: en vistas a Él, Dios Padre la eligió
desde toda la eternidad como Madre toda santa y
la adornó con dones del Espíritu Santo que no
fueron concedidos a ningún otro” (Pablo VI,
Marialis cultus 24).
29. El Santo Rosario
León XIII consagró octubre como
mes del Rosario.
“El Rosario es mi oración favorita…
La Virgen lo reza con nosotros”, dijo
San Juan Pablo II.
El Cura de Ars afirmaba: Con esta
arma le he quitado muchas almas
al demonio.
San Luis Grignon de Monfort
aseguraba que el Rosario sirve para
convertir a los pecadores más
empedernidos.
30. San José
El Magisterio sostiene que la
Virgen y San José contrajeron
un verdadero matrimonio. Los
Padres, al referirse a este
matrimonio, ponen de relieve
la providencia y sabiduría
divinas al disponer que
Jesucristo naciera
virginalmente de una Madre
desposada.
31. San José
San José recibió una plenitud de
gracia proporcionada a la
preeminencia de su misión para
la cual fue elegido eternamente
por la Trinidad. En efecto, la
misión de San José supera el
orden mismo de la gracia y linda
con el orden hipostático,
constituido por el misterio mismo
de la Encarnación.
32. El Papa Juan XXIII, en 1962, lo proclamó “ilustre
descendiente de David, luz de los Patriarcas,
esposo de la Madre de Dios, guardián de su
virginidad, padre nutricio del Hijo de Dios,
vigilante defensor de Cristo, Jefe de la Sagrada
Familia; fue justísimo, castísimo, prudentísimo,
fortísimo, muy obediente, fidelísimo, espejo de
paciencia, amante de la pobreza, modelo de
trabajadores, honor de la vida doméstica,
guardián de las vírgenes, sostén de las familias,
consolación de los desafortunados, esperanza
de los enfermos, patrono de los moribundos,
terror de los demonios, protector de la Iglesia
Santa. Nadie es tan grande después de la
Virgen María.
33. Que María se la causa de nuestra
alegría
Cuenta Madre Teresa: La última vez
que estuve en Holanda vino a
visitarme un protestante
acompañado de su mujer y me soltó:
Tengo la impresión de que los
católicos se pasan con María. Yo le
contesté que sin María no hay Jesús.
Él no replicó. Unos días después me
envió una hermosa postal con esta
expresión: Sin María no hay Jesús.
34. La trinidad de la Tierra
“Trato de llegar a la Trinidad del Cielo
por esa otra trinidad de la tierra: Jesús,
María y José. Están como más
asequibles. Jesús, que es perfectus
Deus y perfectus Homo. María, que es
una mujer, la más pura criatura, la
más grande: más que Ella, sólo Dios. Y
José, que está inmediato a María:
limpio, varonil, prudente, entero” (San
Josemaría).
35. Dice un poeta:
El Señor ha plasmado
en tu alma, María
la más bella historia
de amor,
en tu boca plasmó el
silencio,
y en tu alma firmeza y
valor.
36. Signo y señal
María Santísima se ha
convertido hoy en el
signo y señal más
importante de la
presencia de Dios en este
tiempo. Ella nos garantiza
el triunfo a través de
gracias, dones y
capacidades,
sensibilidad y sabiduría.
37. Noticia amabilísima
Cuando se agotan todos los recursos humanos... ¡NOS QUEDA MARIA!
Cuando se desvanecen las esperanzas y parece no haber remedio... ¡NOS
QUEDA MARÍA!
Cuando parece que nuestro hogar se deteriora, la felicidad desaparece y
cuesta la unión... ¡NOS QUEDA MARÍA!
Cuando nuestras aspiraciones no se logran, fracasaron nuestros ideales, no
conseguimos el éxito en lo espiritual y en lo temporal... ¡NOS QUEDA MARIA!
Al sentir decepción y dolor, por haber pasado la ocasión, la posibilidad de
triunfar... ¡NOS QUEDA MARIA¡
Para los pobres, pecadores, enfermos, tristes, que desfallecen bajo el peso
de su Cruz... ¡LES QUEDA MARI A!
Para ti, alma querida, que sufres incomprensión, desolación y abandono...
¡TE QUEDA MARIA!
En todas las circunstancias desfavorables, en medio del gozo y alegría,
siempre... ¡QUEDA MARIA!
38. Pla de vida que la Virgen propone
“Haced lo que Él os diga” (Cfr. Juan 2, 1-11).
Nos señala permanentemente a su Hijo
instándonos a obedecerle.
39. ¿Cuál es el mensaje de la Virgen
para el día de hoy?
Queridos hijos: oren, oren, oren, conversión,
conversión, conversión.
Ayuda a salvar almas, junto con mi Hijo, obedece,
tu Misa es mi Misa. La Santa Misa es la unidad total.
No hay dos Misas, sino una sola.
Orar y convertirse, orar para convertirse y convertir.
Cuánto más profunda sea tu noche, más brillante
será tu luz.
La falta de conversión, la falta de penitencia crea
la angustia moderna, angustia real del hombre
actual que todavía calla en su angustia.
40. - He allí a tu Madre.
- He allí a tu hijo.
Lo que Cristo
dijo en el
Calvario, nos lo
vuelve a decir
en cada Misa.
41. BIBLIOGRAFÍA
Antonio Orozco, Madre de Dios y Madre nuestra.
Introducción a la Mariología.
Nostra Ediciones, México 2001,
Conferencia del postulador de la Causa de
Canonización de Juan Diego.