Este documento describe una técnica para recordarse a uno mismo en el lapso entre estar despierto y dormido. Explica que en ese momento crucial, cuando ya no se está despierto pero tampoco dormido, es posible vislumbrar el Ser real. Requiere esperar relajado en ese estado intermedio durante al menos tres meses hasta que ocurra un vislumbre. Advierta que puede sentir miedo al principio porque es algo desconocido estar ni despierto ni dormido.
Tecnica n°055 sé consciente del lapso entre estar despierto y dormido
1. TECNICA N°55 SÉ CONSCIENTE DEL LAPSO ENTRE ESTAR DESPIERTO Y DORMIDO.
Tercera técnica para recordarse a uno mismo: Cuando estás a punto de dormir, cuando aún no te has
dormido y la vigilia externa desaparece, en ese punto se revela el Ser.
Hay algunos momentos cruciales en tu consciencia. En estos momentos cruciales estás más cerca de tu
centro que el resto del tiempo. Cambias de marcha, y siempre que cambias de marcha pasas por el punto
muerto, la marcha neutra. Ese punto muerto está más cerca. Por la mañana, cuando el dormir está yéndose;
desapareciendo, y te estás empezando a sentir despierto pero aún no estás despierto; justo en ese punto
medio, estás en una marcha neutra. Hay un punto en que no estás dormido y no estás despierto, justo
en el medio. Entonces estás en una marcha neutra. De dormir a estar despierto, tu consciencia cambia todo
el mecanismo. Salta de un mecanismo a otro. Entre los dos mecanismos no hay ningún mecanismo; hay un
lapso. Mediante ese lapso puedes tener un vislumbre de tu ser. Lo mismo sucede por la noche, cuando de
nuevo estás saltando de tu mecanismo de vigilia a tu mecanismo de dormir, de tu consciencia al
inconsciente. Durante un solo momento no hay ningún mecanismo, ningún asidero del mecanismo en ti,
porque has saltado de uno a otro. Si puedes estar despierto entre los dos, si puedes tomar consciencia
entre los dos, si te puedes recordar a ti mismo entre los dos, tendrás un vislumbre de tu ser real.
¿Cómo hacerlo? Cuando te vayas a dormir, relájate. Cierra los ojos, haz que la habitación esté oscura.
Cierra los ojos y empieza a esperar. Está llegando el sueño; simplemente espera, no hagas nada,
¡simplemente espera! Tu cuerpo se está relajando, el cuerpo se está volviendo pesado: siéntelo. Siente
cómo se vuelve pesado. El dormir tiene su propio mecanismo y empieza a funcionar. Tu consciencia de vigilia
está desapareciendo. Recuerda, porque el momento será muy sutil y el momento será atómico. Si te lo
pierdes, te lo has perdido. No es un periodo muy largo: un solo momento, un lapso muy pequeño, y
cambiarás de la vigilia a dormir. Simplemente espera, plenamente consciente. Sigue esperando. Llevará
tiempo. Lleva al menos tres meses. Sólo entonces puedes tener el vislumbre del momento en que estás
justo en el medio. Así es que no tengas prisa. No puedes hacerlo ahora mismo; no puedes hacerlo esta noche.
Pero tienes que empezar y puede que tengas que esperar durante meses.
Normalmente, en un plazo de tres meses, un día sucede. Está sucediendo cada día, pero tu consciencia y el
encuentro del lapso no se pueden planear. Es un evento. Tú simplemente sigues esperando, y un día
sucede. Algún día, de pronto tomas consciencia de que no estás ni despierto ni dormido: un fenómeno
muy extraño. Puede que incluso te asustes, porque sólo has conocido estas dos cosas: sabes cuándo estás
dormido, sabes cuándo estás despierto. Pero no conoces un tercer punto en tu ser en el que no estás
ninguna de las dos cosas. En su primer impacto, puede que te asustes y que tengas miedo. No te
asustes y no tengas miedo. Cualquier cosa que es tan nueva, desconocida previamente, producirá cierto miedo,
porque este momento, cuando lo hayas sentido una y otra vez, te dará también otra sensación: que no
estás ni vivo ni muerto, ni esto ni aquello. Es un abismo.
Estos dos mecanismos son como dos colinas; saltas de una cima a otra. Si permaneces en el medio caes en un
abismo, y el abismo no tiene fondo: sigues cayendo, sigues cayendo. Los sufistas han usado esta técnica,
y antes de darle esta técnica a un buscador, le dan también otra práctica, como salvaguardia. Siempre
que se da esta técnica en los círculos sufistas, antes se da otra práctica, que es imaginar con los ojos
cerrados que estás cayendo en un pozo profundo: oscuro, profundo y sin fondo. Simplemente imagina
que estás cayendo en un pozo profundo: cayendo y cayendo y cayendo, eternamente cayendo. No tiene
fondo, no puedes llegar al fondo. Esta caída ya no puede cesar en ninguna parte. Tú puedes parar; puedes
abrir los ojos y decir basta, pero esta caída en sí misma no puede cesar. Si continúas, el pozo no tiene fondo, y
se vuelve cada vez más oscuro.
En los sistemas sufistas, este ejercicio del pozo -este ejercicio del pozo oscuro sin fondo- se practica
primero. Es bueno, útil. Si los has practicado y te has dado cuenta de su belleza, su silencio, entonces
cuanto más profundo vas en el pozo, más silencioso te vuelves. El mundo ha quedado muy lejos, y sientes
que tú has ido muy lejos, muy lejos, muy lejos. El silencio crece con la oscuridad, y en lo profundo no hay
fondo. El miedo llega a tu mente, pero sabes que esto es sólo imaginación, así que puedes continuar.
Mediante este ejercicio te vuelves capaz de hacer esta técnica, y entonces, cuando caes en el pozo entre la
vigilia y el sueño, no es imaginación; es un hecho real. Y no tiene fondo, el abismo no tiene fondo. Por
eso Buda ha llamado a esta nada vacío: shunya.
No tiene fin. Una vez que la conoces, tu también te vuelves sin fin. Es difícil tener este vislumbre
mientras uno está despierto. Luego es imposible, por supuesto, cuando estás dormido, porque entonces el
mecanismo está funcionando, y es difícil desconectarse del mecanismo. Pero hay un momento por la noche y
2. otro momento por la mañana -en veinticuatro horas hay estos dos momentos- en los que es muy fácil, pero hay
que esperar.
Cuando estás a punto de dormir, cuando aún no te has dormido y la vigilia externa desaparece, en ese
punto se revela el Ser: entonces sabes quién eres, qué es tu ser real, qué es tu existencia auténtica.
Somos falsos mientras estamos despiertos, y lo sabes muy bien. Eres falso mientras estás despierto. Sonríes
cuando las lágrimas serían más reales. Tus lágrimas tampoco son creíbles. Puede que sean tan sólo una
fachada, ceremoniales, una obligación. Tu sonrisa es falsa, y los que estudian los rostros pueden aseverar que
tu sonrisa es sólo una sonrisa pintada. No tiene raíces por dentro; la sonrisa está sólo en el rostro, sólo en tus
labios. No está en ninguna otra parte de tu ser. No tiene raíces, no tiene extremidades. Es forzada. La son-
risa no viene de dentro a fuera; la sonrisa ha sido impuesta desde el exterior.
Todo lo que dices y todo lo que haces es falso, y no es necesariamente el caso que estés falsificando la vida de
este modo deliberadamente: ¡no necesariamente! Puede que seas totalmente inconsciente de ello..., ¡y lo eres!
De lo contrario, sería muy difícil acarrear semejantes tonterías falsas continuamente. Es automático.
Esta falsedad continúa mientras estás despierto, y continúa incluso mientras estás dormido; de una manera
diferente, por supuesto. Tus sueños son simbólicos, no reales. Es sorprendente que no eres real ni si-
quiera en tus sueños; incluso en tus sueños tienes miedo y creas símbolos.
Ahora los psicoanalistas siguen haciendo este negocio de analizar los sueños. Tienen un gran negocio, porque
tú no puedes analizar tus propios sueños. Son simbólicos, no son reales. Dicen algo sólo en metáforas. Si
quieres matar a tu madre y deshacerte de ella, no la vas a matar ni siquiera en un sueño. Matarás a otra
persona que se parezca a tu madre. Matarás a tu tía o a alguna otra persona, pero no a tu madre. Ni
siquiera en sueños puedes ser real. Entonces necesitas el psicoanálisis; es necesario un profesional
para interpretar: pero puedes describir todo el asunto de tal modo que incluso el psicoanálisis sea
engañado.
Tus sueños también son totalmente falsos. Si eres real mientras estás despierto, tus sueños serán reales.
No serán simbólicos. Si quieres matar a tu madre, verás un sueño en el que matas a tu madre, y no será
necesario ningún intérprete para revelarte lo que significa tu sueño. Pero somos tan falsos... En el sueño estás
solo, pero aún tienes miedo al mundo y a la sociedad.
Matar a una madre es el mayor pecado, y me pregunto si has pensado alguna vez por qué matar a una madre
es el mayor pecado. Es el mayor pecado porque todo el mundo siente una profunda animadversión contra su
madre. Es el mayor pecado, y se enseña -tu mente está condicionada- que incluso pensar en hacer daño a tu
madre es pecado. Ella te ha dado a luz. Por todo el mundo, en todas las sociedades, se enseña lo mismo. No
hay una sola sociedad en la Tierra que no esté de acuerdo con esto, que matar a una madre es el mayor
pecado. ¿Ella te ha dado a luz y tú la estás matando? Pero ¿por qué esta enseñanza? En lo más hondo existe
la posibilidad de que todo el mundo esté necesariamente contra su madre: porque la madre no sólo te ha dado
a luz; ella ha sido el instrumento de tu falsificación, ella ha sido el instrumento de forzarte a ser irreal.
Ella te ha hecho lo que eres. Si eres un infierno, ella ha tenido un papel en ello, el mayor papel. Si eres
desgraciado, tu madre está en ello en alguna parte, oculta en ti, porque la madre te ha dado a luz, te ha
educado; o, en realidad, ha tirado abajo tu realidad. Te ha falsificado. La primera falsedad sucedió entre
tú y tu madre; la primera mentira sucedió entre tú y tu madre: ¡la primera mentira!
Incluso cuando no hay lenguaje y el niño no puede hablar, puede mentir. Tarde o temprano, el niño se da
cuenta de que su madre no aprueba muchas de sus sensaciones. La cara de su madre, sus ojos, su conducta,
su estado de ánimo, todo muestra que algo en él no es aceptado, apreciado. Entonces el niño empieza a
reprimirse. Algo está mal. Aún no hay lenguaje; su mente no está funcionando. Pero todo su cuerpo empieza a
reprimirse. Entonces empieza a sentir que a veces algo es apreciado por la madre. Él depende de la madre, su
vida depende de la madre. Si la madre lo abandona, no vivirá. Toda su existencia está centrada en la
madre.
Todo lo que la madre muestra, hace, dice, indica, es significativo. Si el niño sonríe y la madre lo ama y le da
cariño y leche, y lo abraza, él está aprendiendo política. Sonreirá cuando no sienta la sonrisa, porque ahora
sabe que puede persuadir a la madre. Sonreirá con una sonrisa falsa. Entonces ha nacido el mentiroso, el
político ha venido al mundo. Ahora sabe cómo falsificar, y esto lo aprende en su relación con su madre.
Ésta es la primera relación con el mundo. Cuando tome consciencia de su desdicha, de su infierno, de
3. sus confusiones, descubrirá que su madre está oculta en alguna parte.
Existen todas las posibilidades de que te puedas sentir hostil hacia tu madre. Es por eso que toda cultura
insiste en que es el mayor pecado matar a tu madre. Ni siquiera en el pensamiento, ni siquiera en un
sueño, puedes matar a tu madre. No estoy diciendo que deberías matar a tu madre; simplemente digo
que tus sueños también son falsos: simbólicos, no reales. Eres tan falso que ni siquiera puedes soñar
un sueño real.
Éstos son nuestros dos rostros falsos: uno está presente mientras estás despierto, el otro mientras estás
dormido. Entre estos dos rostros falsos hay una puerta pequeñísima, un intervalo. En ese intervalo
puedes tener un vislumbre de tu rostro original, cuando no estabas relacionado con tu madre, y a través de la
madre con la sociedad; cuando estabas solo, contigo mismo; cuando eras: no esto y aquello, no había división.
Sólo existía lo real; no había nada irreal. Puedes tener un vislumbre de ese rostro, ese rostro inocente
entre estos dos mecanismos.
Normalmente no estamos interesados en los sueños, sino en las horas de vigilia. Pero el psicoanálisis
está más interesado en tus sueños que en tus horas de vigilia, porque considera que en tus horas de vigilia
eres más mentiroso. En los sueños se puede discernir algo. Eres menos consciente cuando estás
dormido, y no estás forzando las cosas, no estás manipulando. Entonces se puede discernir algo real.
Puede que seas célibe, un monje en tus horas de vigilia, pero has reprimido el deseo sexual. Entonces se
introducirá a la fuerza en tus sueños; tus sueños van a ser sexuales. Es muy difícil encontrar un monje que
no tenga sueños sexuales; más bien, es imposible. Puedes encontrar un criminal que no tenga sueños
sexuales, pero no puedes encontrar un hombre religioso que no tenga sueños sexuales. Un libertino puede no
tener sueños sexuales, pero no los considerados santos, porque todo lo que empujes hacia abajo
mientras estés despierto surgirá en tus sueños y coloreará tus sueños.
Los psicoanalistas no están interesados en tu vida de vigilia, porque saben que es totalmente falsa. Si se puede
vislumbrar algo de lo real, sólo puede vislumbrarse a través de los sueños. Pero el tantra dice que ni siquiera los
sueños son reales. Son más reales -y esto parecerá paradójico, porque pensamos que los sueños son
irreales-, son más reales que tus horas de vigilia, porque entonces estás menos en guardia. El censor
está dormido y las cosas salen a la luz, lo reprimido puede expresarse; por supuesto, simbólicamente,
pero los símbolos se pueden analizar.
Y por todo el mundo los símbolos humanos son los mismos. Puede que habléis una lengua diferente mientras
estáis despiertos, pero cuando estáis dormidos habláis la misma lengua. En el mundo entero el lenguaje de
los sueños es el mismo. Si se reprime el sexo, entonces surgirán los mismos símbolos. Si se reprime el
deseo de comida, el deseo de comer, el hambre, entonces aparecerán los mismos símbolos..., o
similares. El lenguaje de los sueños es uno, pero en los sueños aún hay problemas, porque son
simbólicos. Y un Freud puede que los interprete de una manera, un Jung de una manera diferente y un Adler
de otra manera distinta. Y si eres analizado por cien psicoanalistas, habrá cien interpretaciones. Estarás aún
más confuso que antes, más confuso con cien interpretaciones de una cosa.
El tantra dice que no eres real ni despierto ni dormido. Sólo eres real en medio. Así que no te preocupes por
la vigilia y no te preocupes por soñar y dormir. Interésate en el lapso; sé consciente del lapso. Mientras
estés pasando de un estado a otro, ten un vislumbre. Y una vez que sabes cuándo llega el lapso, ya lo tienes.
Tienes la llave; puedes abrir el lapso en cualquier momento y entrar en él. Se abre una nueva dimensión
de ser, la dimensión real.