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329 © 2018. Elsevier
España, S.L.U. Reservados todos los derechos CAPÍTULO DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA Los ganglios linfáticos aumentados de tamaño (adeno patías o linfadenopatías) se estiman patológicos cuan do miden más de 1 cm de diámetro, aunque se puede considerar como normal el hallazgo de adenopatías inguinales de hasta 2 cm o de ganglios linfáticos de loca lización profunda (intratorácica o intraabdominal) de hasta 1,5 cm. Las adenopatías pueden ser localizadas o bien generalizadas (cuando el crecimiento ganglionar se produce en dos o más regiones no contiguas). Las causas de crecimiento ganglionar son diversas: a) proliferación reactiva, local o general, de linfocitos y macrófagos en el contexto de una respuesta inmune frente a un agente agresor; b) síndromes linfoproliferativos; c) síndromes mieloproliferativos; d) metástasis ganglionar de un tumor sólido, y e) patología del sistema mononuclear fagocítico, que incluye el depósito de lípidos en los macrófagos o la proliferación neoplásica de macrófagos o de células dendríticas. En la práctica se considera que existe esplenomegalia cuando se palpa la víscera por debajo del reborde costal o cuando la longitud del bazo medida por ecografía es mayor de 13 cm. La esplenomegalia también se traduce en una opacidad radiológica localizada en el hipocon drio izquierdo. Hay que destacar que un bazo de gran tamaño puede pasar inadvertido si la palpación se inicia por encima de su borde inferior, límite que en casos de esplenomegalia masiva llega hasta la fosa ilíaca izquierda, o incluso la sobrepasa. La presencia de un bazo palpable no siempre indica la existencia de patología esplénica, ya que en pacientes jóvenes y delgados con diafragmas bajos puede tratarse de una variante de la normalidad. Asimis mo, es posible palpar masas en el hipocondrio izquierdo que no correspondan al bazo: seudoesplenomegalia, debida a tumor renal, nefromegalia izquierda, tumor gástrico o del ángulo izquierdo del colon, hepatomegalia a expensas del lóbulo izquierdo, tumor retroperitoneal, quiste ovárico o mesentérico o neoplasia suprarrenal, e incluso un seudoquiste pancreático lobulado puede simular la característica «muesca» esplénica. El paralelismo anatomofuncional de los ganglios linfáti cos y del bazo (ambos con linfocitos B y T y macrófagos, que intervienen en la respuesta inmune) hace que gran parte de las causas potenciales de crecimiento espléni co también lo sean de adenopatías (concretamente la proliferación linfoide reactiva generalizada, síndromes linfoproliferativo y mieloproliferativo, y patología del sistema mononuclear fagocítico), lo que explica la fre cuente asociación de esplenomegalia y adenopatías. Sin embargo, existen aspectos funcionales exclusivos del bazo, como son su potencial función hematopoyética, que puede hacerse patente en condiciones patológi cas, o su participación en la lisis de células hemáticas anormales o viejas, debido a la especial disposición de la circulación esplénica. Por este motivo, es posible detectar una esplenomegalia «aislada» (sin adenopatías acompañantes) en alguna de las situaciones siguientes: a) rigidez eritrocitaria (causa de hemólisis corpuscular) o presencia de inmunoglobulinas en la membrana de células hemáticas (causa de hemólisis, neutropenia y trombocitopenia inmunológicas), lo que conlleva una intensificación de la fagocitosis esplénica de las células de la sangre, hiperplasiándose el sistema mononuclear fagocítico del bazo (esplenomegalia «de esfuerzo»); b) drenaje venoso esplénico insuficiente (esplenomegalia congestiva de la hipertensión portal), y c) desarrollo de focos hematopoyéticos (metaplasia mieloide), quistes o tumores primitivos. ORIENTACIÓN DIAGNÓSTICA (FIGS. 50.1-50.3) En presencia de adenopatías, es fundamental realizar una rigurosa evaluación del contexto clínico en el cual se presentan. Además de la anamnesis, de la exploración física detallada, incluyendo el resto de áreas ganglionares palpables, y de las pruebas complementarias, resulta clave el análisis histológico de la propia adenopatía. Exis te controversia sobre la indicación de una PAAF como primer procedimiento diagnóstico de forma sistemática, ya que en ocasiones se requiere una cantidad de tejido mayor que la que puede proporcionar esta técnica y su realización puede retrasar el diagnóstico definitivo. La biopsia, siempre escisional, se debe realizar precozmente cuando la anamnesis y la exploración física del paciente 50 Adenopatías, esplenomegalia M. Marcos Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
2.
SECCIÓN VIII Hematología 330 sugieren un
tumor maligno, si la edad es mayor de 40 años, la localización de las adenopatías es supraclavi cular, el tamaño ganglionar es mayor de 2 cm, la textura es dura o las adenopatías no son dolorosas. En todo caso, el diagnóstico anatomopatológico inespecífico de «linfadenopatía reactiva» obligará a un replanteamiento diagnóstico o a una nueva biopsia ganglionar. Algunos estudios demuestran que entre el 20% y el 60% de los pacientes con biopsia ganglionar inicial negativa son en realidad portadores de linfoma, carcinoma, conectivo patía o infección, que se ponen en evidencia en nuevas biopsias. El material obtenido por un método u otro se deberá procesar para los estudios histopatológico y microbiológico. Por lo que se refiere a la aproximación diagnóstica de la esplenomegalia, es útil considerar por separado dos grupos de estudio fundamentales: • Esplenomegalia sintomática o detectada como un hallazgo exploratorio en un paciente con datos sis témicos de enfermedad, con o sin adenopatías acom pañantes. • Esplenomegalia como hallazgo fortuito en el examen físico o radiológico: esplenomegalia «asintomática». Información complementaria útil para la toma de decisiones representada en la FIGURA 50.1 1. La edad es un dato importante, ya que en individuos meno res de 30 años la causa más frecuente de adenopatías es un proceso inflamatorio, mientras que en mayores de 50 años son las neoplasias. También se considerará el sexo, así como los antecedentes personales (ocupación laboral, hábitos tóxicos, relaciones sexuales de riesgo, inmuno supresión, toma de fármacos) y epidemiológicos (p. ej., viajes, exposición a animales, ingesta de carne poco cocinada o leche no pasteurizada, contactos infecciosos). Hay que valo rar el tiempo de evolución de las adenopatías, así como la presencia de síntomas acompañantes (p. ej., fiebre, pérdida de peso, sudación nocturna, dolores articulares, prurito, alteraciones dermatológicas). 2. Una tumoración que aparezca en territorios ganglionares superficiales no siempre corresponde a una adenopatía. En el cuello puede tratarse de quistes branquiales, nódulos tiroideos o quistes del conducto tirogloso, tumores gló micos, hipertrofia parotídea o de las glándulas salivales submandibulares. En la región inguinal debe plantearse el diagnóstico diferencial con una hernia de pequeño tamaño o un absceso del psoas. Tumores subcutáneos, como los lipomas, fibromas, quistes sebáceos, etc., también simulan un crecimiento ganglionar. 3. Aunque no siempre las características físicas se correspon den con la naturaleza de la lesión, en algunos casos ayudan a orientar la etiología: a) las adenopatías secundarias a un proceso inflamatorio sistémico (p. ej., lupus eritematoso sis témico) son firmes, elásticas, móviles y no dolorosas; b) en las infecciones agudas, las adenopatías suelen ser blandas, y a veces dolorosas, acompañadas de eritema de la piel que las recubre y de linfangitis; c) en los linfomas, las adeno patías son de consistencia dura y elástica, generalmente no dolorosas y con movilidad disminuida, aunque no están totalmente fijas a planos profundos, y d) las adenopatías por metástasis de tumores sólidos son duras, de superficie irregular, fijas, generalmente no dolorosas y, en ocasiones, la piel que las recubre puede estar adelgazada e incluso ulcerada. 4. En general, las adenopatías localizadas se deben a causas locales y requieren un examen exhaustivo de la zona cuyo drenaje linfático depende de los ganglios afectados; no obstante, numerosas enfermedades sistémicas producen adenopatías tanto localizadas como generalizadas. 5. La fiebre por arañazo de gato se caracteriza por la apari ción de una pápula o pústula en el lugar de la inoculación (aparece a los 3-10 días del contacto con el animal) y de una adenopatía regional, generalmente dolorosa y ocasio nalmente supurada. 6. En la tularemia, la localización de las adenopatías varía, dependiendo de la vía de transmisión: en la picadura de garrapata suelen ser inguinales; en el transporte de conejos infectados aparecen adenopatías axilares asociadas a lesio nes cutáneas (úlceras) en miembros superiores; por vía ocular se manifiesta como conjuntivitis con linfadenopatía pre o pos tauricular o cervical. Deben solicitarse estudios serológicos frente a Francisella tularensis; la seroconversión confirma el diagnóstico, pero la presencia de títulos aislados superiores a 1:64 solo es indicativa de infección (previa o activa). 7. En ambientes insalubres (cárceles, chabolas) cabe la posibi lidad de fiebre por mordedura de rata. Esta entidad pueden producirla dos agentes distintos: Streptobacillus moniliformis y Spirillum minus (causante del sodoku). En el primer caso, el período de incubación es corto (<10 días), la artritis es frecuente, la fiebre es continua y la lesión cutánea corres pondiente a la mordedura es poco evidente; en el sodoku, el período de incubación es de 1-4 semanas, la artritis es infrecuente, la fiebre es recurrente y en el punto de entrada de la infección se produce una lesión muy llamativa. 8. En las localizaciones occipital, retroauricular y preauricular son excepcionales las adenopatías de naturaleza linfoma tosa o metastásica; por ello, en principio, no será necesaria la biopsia ganglionar, y solo debe insistirse en la búsqueda de una etiología infecciosa. 9. Las adenopatías supraclaviculares siempre son patológicas, a menudo de índole maligna. Las de la fosa supraclavicular derecha se asocian con tumores malignos intratorácicos (mediastino, pulmón, esófago), y las de la izquierda (nódulo de Virchow) con neoplasias intraabdominales (estómago, vesícula, páncreas, riñón). También metastatizan en esa región el carcinoma de mama o tumores del aparato genital (testículo, ovario, próstata). Asimismo, infecciones intra torácicas, especialmente las crónicas por micobacterias y hongos, y la sarcoidosis pueden causar adenopatías supraclaviculares. En un individuo joven, la combinación de adenopatías supraclaviculares e hiliares obliga a descartar una enfermedad de Hodgkin. 10. En los ganglios cervicales drena la linfa procedente de la cabeza, el cuello y la orofaringe. Su crecimiento se debe, en primer lugar, a infecciones, predominando las de origen local (p. ej., partes blandas faciales, vías respiratorias superiores, Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
3.
CAPÍTULO 50 Adenopatías, esplenomegalia 331 © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. FIG.
50.1 Diagnóstico diferencial de las adenopatías localizadas. Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
4.
SECCIÓN VIII Hematología 332 dientes, oído).
Entre las infecciones sistémicas hay que des tacar la mononucleosis infecciosa (síndrome mononucleósico producido por virus de Epstein-Barr [VEB] o citomegalovirus [CMV]), otras infecciones víricas e infecciones por micobac terias o toxoplasmosis. En segundo lugar, se considerarán las neoplasias (metástasis de carcinoma de cabeza y cuello y los linfomas). En el adulto joven cabe pensar en una enfer medad de Kawasaki (síndrome mucocutáneo ganglionar) en presencia de un cuadro febril de más de 5 días de duración y, al menos, cuatro de los cinco criterios siguientes: a) adeno patías cervicales, b) inyección conjuntival bilateral, c) exan tema polimorfo en tronco, d) exantema y edema indurado en palmas y plantas, y e) afección de mucosas (agrietamiento de labios, lengua aframbuesada, eritema faríngeo). En una mujer joven con adenopatías cervicales cuya biopsia muestre necrosis de la región paracortical del ganglio sin respuesta infiltrativa neutrofílica, el diagnóstico más probable es una enfermedad de Kikuchi. La TC y la RM presentan un grado de precisión comparable en cuanto al diagnóstico de metástasis localizadas en ganglios cervicales. 11. Los ganglios inguinales «normales» son habitualmente palpables, simétricos, sin características inflamatorias y rodaderos. Cuando no posean alguna de estas caracte rísticas, deberán considerarse patológicos y proceder al examen minucioso de los genitales (búsqueda de lesiones de sífilis primaria, chancroide, herpes genital, linfogranuloma venéreo, neoplasia de vulva o de pene), ano, piel de la mitad inferior del abdomen y extremidades inferiores (celulitis, erisipela, melanoma, tumor sinovial de la rodilla). Atención: los órganos pélvicos internos y los testículos drenan a través de los ganglios ilíacos y de la cadena paraaórtica, por lo que los cánceres ovárico o testicular no suelen metastatizar en la región inguinal, salvo que el enfermo haya sufrido una herniorrafia previa. 12. La presencia de un infiltrado pulmonar o de adenopatías mediastínicas en la radiografía de tórax puede sugerir tuberculosis, sarcoidosis, linfoma o neoplasia pulmonar primaria o metastásica. Las adenopatías mediastínicas deben sospecharse en presencia de manifestaciones compresivas (síndrome de la vena cava superior, tos o sibilancias por compresión bronquial, disfonía por afecta ción del nervio laríngeo superior, disfagia por compromiso esofágico) y se evidencian mediante pruebas de imagen (v. más adelante). Información complementaria útil para la toma de decisiones representada en la FIGURA 50.2 1. Las adenopatías generalizadas suelen ser producidas por enfermedades sistémicas y, con frecuencia, se asocian a esplenomegalia. Producen adenopatías generalizadas de naturaleza maligna, sobre todo las neoplasias hematológi cas, fundamentalmente los linfomas y la leucemia linfática crónica. Entre las causas infecciosas o inmunológicas se incluyen mononucleosis infecciosa, toxoplasmosis, tuber culosis, brucelosis, infección por VIH, artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico y sarcoidosis. 2. Las pruebas analíticas concretas en pacientes con linfade nopatía generalizada deben estar guiadas por la sospecha diagnóstica que aportan la anamnesis y la exploración física. El hemograma completo con frotis puede proporcionar datos útiles para el diagnóstico de leucemia aguda o crónica, sín drome mononucleósico debido a VEB o CMV, infecciones intercurrentes o citopenias de origen inmune en determina das enfermedades, como el lupus eritematoso sistémico. Los estudios serológicos pueden demostrar la presencia de anticuerpos específicos frente a VEB, CMV, VIH, otros virus, Toxoplasma spp., Brucella spp., etc. Si se sospecha una enfermedad autoinmune sistémica, estará justificada la determinación de anticuerpos antinucleares y anti-ADN, anticuerpos antipéptido cíclico citrulinado, etc. (v. cap. 11). 3. Las diversas técnicas de imagen (ecografía, TC, RM) son úti les para determinar la extensión del proceso adenopático y diferenciar las adenopatías de otras estructuras anatómicas. La PET-TC tiene especial valor en pacientes con elevada sospecha de neoplasia. 4. La biopsia ganglionar es la mejor prueba complementaria diagnóstica y se debe llevar a cabo cuando, mediante una anamnesis y una exploración correctas, junto con otros pro cedimientos, no se ha alcanzado un diagnóstico, o cuando el tratamiento aplicado siguiendo una hipótesis diagnóstica concreta no haya sido efectivo. Debe ser realizada de mane ra inmediata si hay una elevada probabilidad de neoplasia, para lo que se escogerá la adenopatía de mayor tamaño, preferentemente en un área diferente de la inguinal, o bien la adenopatía cuyo volumen se haya modificado más. En caso de que todas las adenopatías sean iguales se elegirán, de preferencia, en orden decreciente, las de localización supra clavicular, cervical, axilar, epitroclear e inguinal. En caso de que las adenopatías solo se hallen en regiones profundas, suele optarse por las de localización mediastínica, al ser más accesibles que las intraabdominales o retroperitoneales. Es fundamental una correcta manipulación de la muestra obtenida para el examen anatomopatológico. En el caso de que no exista sospecha de enfermedad maligna se puede realizar una PAAF y mantener un período de observación de 2 a 4 semanas. Se realizará la biopsia si no se ha llegado al diagnóstico, persisten las adenopatías o aumentan de tamaño. La PAAF será particularmente útil para los casos en los que, debido al estado clínico del paciente o al difícil acceso a los ganglios objeto de estudio, la biopsia está contraindicada. También podrá ser útil cuando se sos peche recurrencia de una neoplasia previamente diagnos ticada. Es importante mencionar la elevada tasa de falsos negativos de la PAAF en neoplasias hematológicas. 5. Al solicitar pruebas complementarias para descartar deter minadas enfermedades infecciosas tiene especial interés considerar el contexto epidemiológico específico (p. ej., viajes al extranjero o picaduras de garrapatas). 6. En la leucemia linfoblástica aguda, las adenopatías son pequeñas, rodaderas y constituyen un dato clínico poco relevante dentro del grave cuadro clínico del paciente. Por el contrario, la presencia de adenopatías es un hecho sobre saliente en la leucemia linfática crónica. La esplenomegalia asociada es especialmente relevante en la tricoleucemia y en la leucemia prolinfocítica. 7. La enfermedad de Castleman es poco frecuente y se carac teriza por linfadenopatía generalizada, esplenomegalia, hepatomegalia, fiebre, hipergammaglobulinemia policlonal y, ocasionalmente, amiloidosis. 8. Se trata de formas especialmente activas de sarcoidosis que cursan con adenopatías prominentes y hepatomegalia Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
5.
CAPÍTULO 50 Adenopatías, esplenomegalia 333 © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. FIG.
50.2 Diagnóstico diferencial de las adenopatías generalizadas (habitualmente asociadas con esplenomegalia). *Causas de esplenomegalia masiva. Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
6.
SECCIÓN VIII Hematología 334 (la asociación
de adenopatías generalizadas y hepatomega lia sugiere también linfoma). 9. La enfermedad de Kimura es un proceso inflamatorio que afecta el tejido subcutáneo y los ganglios linfáticos, y a menudo se asocia con elevación sérica de IgE y eosino filia. 10. Múltiples medicamentos (p. ej., alopurinol, atenolol, captopril, carbamazepina, cefalosporinas, sales de oro, hidralazina, penicilina, primidona, quinidina, sulfamidas) pueden causar adenopatías generalizadas asociadas al síndrome DRESS (drug reaction with eosinophilia and systemic symptoms) o a enfermedad del suero. Ambas situaciones suelen pre sentarse con fiebre y erupción cutánea. La eosinofilia es característica de la primera y las artralgias de la segunda. La fenitoína puede originar adenopatías generalizadas sin otros datos clínicos asociados. Información complementaria útil para la toma de decisiones representada en la FIGURA 50.3 1. Se debe realizar una anamnesis detallada, valorando especial mente determinados antecedentes familiares (p. ej., noción de síndrome anémico, esplenectomía), personales (p. ej., hepa topatía, alcoholismo crónico), epidemiológicos (p. ej., viajes, contactos recientes), así como la presencia de sintomatología acompañante. Las manifestaciones clínicas vinculadas a la propia esplenomegalia dependen de la rapidez con que se haya instaurado y del tamaño que alcanza el bazo; por ejem plo, dolor o sensación de plenitud y molestia inespecífica en el cuadrante superior izquierdo del abdomen, dolor referido en el hombro izquierdo y saciedad precoz (si la esplenome galia es masiva). El dolor agudo e intenso localizado de forma precisa en la región abdominal citada sugiere periesplenitis, absceso o infarto esplénicos. Hay que considerar la peries plenitis y el absceso esplénico especialmente en presencia de fiebre (p. ej., bacteriemia, endocarditis infecciosa). El infarto esplénico debe sospecharse si existe fibrilación auricular u otra situación de riesgo tromboembólico (p. ej., endocarditis infecciosa subaguda, mixoma auricular) o ciertas enfermeda des hematológicas (p. ej., drepanocitosis, síndromes mielo proliferativos crónicos). 2. Comprende la inspección (existencia de una ocupación del cuadrante abdominal superior), palpación, percusión y aus cultación del abdomen (hallazgo de un zumbido de origen venoso). Además de la esplenomegalia, hay que valorar la existencia de otros signos como hepatomegalia, adeno patías, soplo cardíaco, lesiones cutáneas, etc. 3. Si el paciente es joven, se descartará una enfermedad infec ciosa clínicamente inaparente, sobre todo vírica (VEB, CMV, virus hepatotropos primarios, VIH), por Toxoplasma gondii, procesos hemolíticos crónicos de curso leve (esferocitosis, ovalocitosis, rasgo talasémico) o enfermedades por depó sito. En el adulto, lo más habitual es la cirrosis hepática. Ocasionalmente, la ferropenia se acompaña de espleno megalia. En ambos grupos de edad es obligatorio realizar una ecografía esplénica para descartar una lesión focal benigna (quiste epidermoide congénito o hidatídico, seu doquiste postraumático) y tumores benignos (hamartoma, hemangioma, linfangiomatosis quística). La esplenectomía con fines diagnósticos se realiza de manera infrecuente en casos de esplenomegalia de etiología no filiada tras múltiples estudios, especialmente en ausencia de enfermedad clínica. 4. Las principales alteraciones analíticas que acompañan a la esplenomegalia están determinadas por la enfermedad sis témica subyacente; por tanto, el estudio analítico se realizará de forma individualizada según la sospecha clínica. Con el término de hiperesplenismo se designa el estado caracteri zado por: a) esplenomegalia, b) disminución de las cifras de hematíes, leucocitos o plaquetas, en cualquier combinación, c) médula ósea normal o con hiperplasia compensadora, d) evidencia de un mayor recambio de la línea celular citopé nica, manifestado, en su caso, por reticulocitosis, aumento de cayados o de plaquetas inmaduras en sangre periférica, y e) normalización de los valores hemáticos periféricos tras la esplenectomía. El tamaño del bazo no guarda correlación con el grado de hiperesplenismo. 5. La técnica más adecuada para la evaluación sistemática del tamaño esplénico es la ecografía (lo normal es un diámetro cefalocaudal máximo de 13 cm), ya que muestra una elevada sensibilidad y especificidad, y es segura, rápida, fácil de realizar y poco costosa. La TC y la RM pueden aportar da tos específicos para determinar la naturaleza del crecimiento esplénico y esclarecer, ocasionalmente, si se trata de una seudoesplenomegalia. En el caso de lesiones sólidas, es útil para diferenciar los procesos malignos de los benignos la realización de PET-TC con 18 F-fluorodesoxiglucosa. La RM no parece tener ventajas sobre la TC. 6. Suele ser útil efectuar un aspirado y una biopsia de la médula ósea con cultivo, dado que en algunas situaciones patológicas (p. ej., enfermedad por depósito de lípidos, infecciones diseminadas por micobacterias, síndromes mielo y linfoproliferativos) se puede llegar así al diagnóstico. La PAAF o la biopsia esplénica tienen un riesgo aceptable de sangrado siempre que se utilicen agujas de calibre 18 o inferior, pero muchos autores no la recomiendan por su escasa utilidad clínica. 7. Generalmente, el problema subyacente es una cirrosis hepáti ca. El crecimiento rápido del bazo en un paciente portador de cirrosis hepática obligará a descartar un carcinoma hepato celular. En ausencia de datos clínicos, bioquímicos e his tológicos propios de hepatopatía crónica difusa, se deberán plantear otras posibles causas de la hipertensión portal. 8. La detección de zonas esplénicas hipodensas en la ecogra fía es característica de las metástasis, aunque es excepcio nal que una neoplasia metastásica origine esplenomegalia. Los tumores que con mayor frecuencia metastatizan en el bazo son el melanoma cutáneo, el carcinoma de mama y el de pulmón. Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
7.
CAPÍTULO 50 Adenopatías, esplenomegalia 335 © Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito. ESPLENOMEGALIA Historia
clínica Exploración física Esplenomegalia leve asintomática Vigilar evolución Adenopatías ausentes Selección de pruebas diagnósticas según sospecha clínica Pruebas de laboratorio Pruebas de imagen Biopsia de médula ósea Biopsia/PAAF esplénica Adenopatías presentes Esplenomegalia moderada o importante Fig. 50.2 Esplenomegalia de «esfuerzo» Anemias hemolíticas hereditarias Anemias hemolíticas inmunes Hemoglobinuria paroxística nocturna Trombocitopenias inmunitarias Neutropenias inmunitarias *Paludismo crónico Lupus eritematoso sistémico Artritis reumatoide (síndrome de Felty) Esplenomegalia infiltrativa Síndromes mieloproliferativos *Mielofibrosis/metaplasia mieloide *Leucemia mieloide crónica *Policitemia vera *Trombocitemia esencial Mielodisplasia Tumores primitivos Hemangioma Fibroma Linfangioma Hamartoma Angiosarcoma Tumores metastásicos Quistes esplénicos Esplenomegalia congestiva Cirrosis hepática Trombosis portal Malformaciones del área esplenoportal Trombosis de la vena esplénica Trombosis de las venas suprahepáticas Insuficiencia cardíaca congestiva Esquistosomiosis hepática Síndromes linfoproliferativos *Tricoleucemia Linfoma marginal esplénico Linfoma hepatoesplénico NK/T Leucemia prolinfocítica B Enfermedades granulomatosas Sarcoidosis Infección por micobacterias Enfermedades por depósito *Enfermedad de Niemann-Pick *Enfermedad de Gaucher Amiloidosis secundaria Déficit de lipasa ácida lisosomal FIG. 50.3 Diagnóstico diferencial de la esplenomegalia. *Causas de esplenomegalia masiva. Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
8.
SECCIÓN VIII Hematología 336 PERLAS DIAGNÓSTICAS 1.
En un paciente con hiperpigmentación, adenopatías y síndrome de malabsorción, la posibilidad diagnóstica más verosímil es una enfermedad de Whipple. 2. Los sarcomas habitualmente se diseminan por vía hema tógena, por lo que no originan metástasis ganglionares; el rabdomiosarcoma es una excepción a esta regla. 3. Los implantes mamarios de silicona pueden dar lugar a adenopatías axilares y supraclaviculares (reacción de cuerpo extraño inducida por la silicona). 4. El uso de corticoides debe evitarse en presencia de adenopatías sin un diagnóstico definitivo, dado que pueden enmascarar o retrasar el diagnostico histológico de una neoplasia hematológica y agravar un proceso infeccioso subyacente. 5. La insuficiencia cardíaca crónica izquierda puede acompañarse de adenopatías mediastínicas, sobre todo subcarinales, paratraqueales y perihiliares. 6. El crecimiento del bazo que puede aparecer en pacien tes en hemodiálisis repetida debe hacer pensar en una esplenomegalia inducida por silicona (reacción esplé nica de cuerpo extraño por depósito de la silicona de los tubos de plástico). 7. Un bazo palpable no siempre es anormal y un bazo anormal no siempre es palpable. 8. Aunque en todos los tipos de esplenomegalia se ha descri to la rotura espontánea del bazo, esta eventualidad es más frecuente en las esplenomegalias de índole infecciosa. 9. En ausencia de cirrosis hepática, una esplenomegalia asociada con varices esofágicas sangrantes debe suge rir la posibilidad de una trombosis de la vena esplénica. 10.El uso de factor estimulante de colonias de granulocitos en personas sanas donantes de células hematopoyéti cas puede producir esplenomegalia. 11.En esplenomegalias de causa no filiada debe realizarse una determinación de anticuerpos anti-VIH. 12.La aparición de esplenomegalia en un paciente con una enfermedad autoinmune sistémica como la artritis reu matoide o el lupus eritematoso sistémico, debe hacer sospechar el desarrollo de un síndrome de activación macrofágica/hemofagocítico. 13.En los pacientes con síndromes de inmunodeficiencia humoral se ha descrito esplenomegalia como conse cuencia de hemólisis subclínica debida al tratamiento crónico con inmunoglobulinas intravenosas. 14.Las adenopatías epitrocleares son siempre patológicas, ya que en condiciones normales los ganglios linfáticos de esta zona no son palpables. Bibliografía Ferrer RL. Evaluation of peripheral lymphadenopathy in adults. En: UpToDate. Post TW, editor. UpToDate, Waltham, MA; 2017. Gaddey HL, Riegel AM. Unexplained lymphadenopathy: evaluation and differential diagnosis. Am Fam Physician 2016;94:896-903. Nin CS, de Souza VVS, do Amaral RH, et al. Thoracic lymphadeno pathy in benign diseases: a state of the art review. Respir Med 2016;112:10-7. Pozo AL, Godfrey EM, Bowles KM. Splenomegaly: investigation, diag nosis and management. Blood Rev 2009;23:105-11. Weiss LM, O’Malley D. Benign lymphadenopathies. Mod Pathol 2013;26(Suppl. 1):S88. Descargado para Alexis Alvarez Aliaga (alexis.grm@infomed.sld.cu) en HS EMEA/LA Infomed de ClinicalKey.es por Elsevier en febrero 21, 2019. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2019. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.