2. Comenzamos siempre nuestras oraciones en el
Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
En la Biblia, a de decir “en el nombre de”, equivale a
decir “con la autoridad de”. Jesús en Mateo 28, 19-20, :
“Vayan y hagan a todos mis discípulos, a lo que crean,
bautícenlos en el Nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo”.
3. El Padre, que es el creador, que sostiene nuestras vidas. El Hijo, que
es el Salvador, el Redentor, quien nos saca de las mismas garras de
Satanás, y el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, el que nos impulsa
a la santidad: unión con Cristo Jesús.
Si bien es cierto que son tres personas divinas, es un solo Dios
verdadero. El Padre mira al hijo, dicen los teólogos, y está totalmente
embebido en amor por su Hijo; el Hijo mira al Padre y está totalmente
embebido de amor hacia su Padre,; y ese amor que existe entre el
Padre y el Hijo, es una persona, y es la tercera persona de la
Santísima Trinidad, el Espíritu Santo.
Por eso existe una unidad entre los tres. Estas personas divinas viven
en total, completa y perfecta unidad. Dios es amor, experimenta y vive
e amor entre sí y por lo tanto e una unidad perfecta.
5. ¿De dónde nos viene pues esta
concepción de la Santísima Trinidad?
De la tradición Apostólica y de la Sagrada
Escritura. En la Biblia podemos encontrar
en texto de Mateo 28, 19-20 que
dice: “Vayan, pues y hagan de todos los
pueblos mis discípulos. Bautícenlos en
el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo y enséñenles a cumplir todo lo que
les he enseñado a ustedes” es decir nos
viene por revelación de Dios que nos dice
cómo es Él.
6. Un misterio es una verdad que creemos porque Dios nos la ha
revelado, pero que no podemos comprender, porque es más grande
que la inteligencia humana. Realidades que no podemos entender,
porque nuestra capacidad mental humana no es suficiente para
comprenderlas o explicarlas.
En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe,
es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos
llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer
en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor
y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.
El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios
escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no
son revelados, no pueden ser conocidos"
7. En los inicios del Cristianismo ya existía esta proclamación de Dios uno y trino.
La Iglesia en los concilios de Nicea 325 y de Constantinopla 381 proclama en
el Credo las verdades Cristianas, las verdades del Dios uno y trino.
Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el
entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar.
El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por
Jesucristo.
El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de
Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su
íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y
adorar a las Tres Personas Divinas.
8. Imágenes Didácticas para entender la
Santísima Trinidad.
La historia de San Agustín
con el niño, es por muchos
conocida.
La misma surge del mucho
tiempo que dedicó este
gran santo y teólogo a
reflexionar sobre el
misterio de la Santísima
Trinidad, de cómo tres
personas diferentes podían
constituir un único Dios.
9. Hay muchas imágenes que han intentado ilustrar lo que es la
Santísima Trinidad
Los tres fósforos encendidos.
Ahora unimos las llamas.
¿Cuántas llamas son?
Una sola.
¿Cuántos fósforos son?
Tres fósforos.
11. La imagen de los tres ángeles.
El Padre se muestra relacionado
con la casa, porque de Él todos
salimos a Él todos volvemos
El Hijo, Jesucristo, se representa
con el árbol porque nos da vida en
el nuevo árbol de la cruz.
El Espíritu Santo, se representa
con la fuerza del viento, que
significa la fuerza que nos impulsa
y guía.
Monje y pintor Andrew Rubelv, pintado en
1425
14. ¿EN QUÉ CONSISTE EL MISTERIO?
Sabemos que hay UN SOLO DIOS, en tres personas distintas entre sí, no
por su naturaleza -que es la divinidad misma- sí por su obrar en la historia
de la salvación. Así decimos que:
DIOS PADRE, es el "Principio-sin principio"; no fue creado ni engendrado;
es por sí sólo el Principio de Vida; es la vida misma, que posee en
absoluta comunión con el Hijo y con el Espíritu Santo.
DIOS HIJO, es engendrado -no creado- por el Padre; Jesús es Hijo
eterno y consustancial (de la misma naturaleza o sustancia); Dios es al
mismo tiempo Padre, como el que engendra, e Hijo como el que es
engendrado.
DIOS ESPÍRITU SANTO, procede del Padre y del Hijo; es como una
"espiración", soplo del Amor consustancial entre el Padre y el Hijo; se
puede decir que Dios en su vida íntima es amor, que se personaliza en el
Espíritu Santo.
15. "Conocer el misterio de la Santísima Trinidad, nos involucra y
compromete para adquirir ciertas actitudes en las relaciones humanas:
"la perfectísima unidad de las tres Personas divinas, es el vértice
trascendente que ilumina toda forma de auténtica relación y comunión
entre nosotros, seres humanos“ (Juan Pablo II, "Creo en Dios Padre",
p.170)
La Iglesia universal nos invita a "glorificar a la Santísima Trinidad". No
hay mejor forma de hacerlo que revisando las relaciones con nuestros
hermanos, para mejorarlas y así vivir la unidad querida por Jesús "que
todos sean uno”.
16. Si leemos con atención el Nuevo Testamento, observamos una
especie de regla. Cada una de las tres personas divinas no
habla de sí, sino de la otra; no atrae la atención sobre sí, sino
sobre la otra. Cada vez que el Padre habla en el Evangelio lo
hace siempre para revelar algo del Hijo. Jesús, a su vez, no
hace sino hablar del Padre. El Espíritu Santo, cuando llega al
corazón de un creyente, no enseña a decir su nombre, que en
hebreo es «Rûah», sino que enseña a decir «Abbà», que es el
nombre del Padre.
17. Inhabitación de la Trinidad en el alma en gracia.
En el cielo "veremos" a la Santísima Trinidad.
Hemos de alabar a la Santísima Trinidad.