Un monstruo, un bárbaro o un
enemigo
O No significa la capacidad de captar,
conocer o aprehender a ese Otro en su
propia realidad (¿quién podría?), sino la
puesta en acción de un mecanismo u
operador que, en palabras de Droit, tiene
la función de dividir y separar más que de
agrupar, clasificar o ceñir entidades
comparables y cuyo resultado es plantar
de un lado a lo de adentro, al
Yo/Nosotros.
Un monstruo / II
O A la vez que se coloca a ese Otro en el
otro lado, el de fuera, según sea el punto
o centro de referencia tomado para tal
escisión.
O Se impone desde la propia perspectiva la
más nociva y absoluta desvalorización.
El monstruo humano
O Dice Foucault que en
esta figura se
conjugan todas las
diferencias y las
desviaciones
respecto a las leyes
que rigen la sociedad
y la naturaleza de
una comunidad
determinada.
El monstruo humano / II
O Su designación
permite
transparentar y
hacer accesible el
sentido de
personas, actos y
circunstancias que
se consideran
imposibles de
aceptar.
Los sentidos, el olfato
O Los olores […] nos sumergen en el
universo de las cosas significativas que
son atractivas o aversivas, que dan
reposo o generan alertas
El olfato / II
O Uno de los
mecanismos
sensibles que
intervienen para
estructurar la
identidad de los
Otros al definir
fronteras de clase,
étnicas y religiosas.
O Los olores devienen
signo natural que
cualifica al
Yo/Nosotros como a
los Otros en términos
de un ser físico, pero
también objeto de
juicios morales: es un
elemento constitutivo
del Otro, afirma
Synott.