EL IMPERIO ROMANO
El Imperio Romano fue el tercer período de la civilización romana
además fue la máxima expansión del Estado romano. Operó como un
sistema político autocrático y existió entre los años 27 a. C. y 476 d. C.
A lo largo de su historia sentó muchas de las bases del mundo tal y
como hoy lo entendemos, y dejó un legado significativo en materia
política, judicial, cultural y social. De hecho, fue en los tiempos del
Imperio Romano que muchas de las grandes ciudades europeas se
fundaron. La cultura romana, fuertemente influenciada por la griega,
supo interesarse por los productos y las culturas de los territorios
colonizados. Sin embargo, imponía su lengua y religión, a la par que
otorgaba la ciudadanía romana.
Cuando Roma aún era República, el senador Julio César (100 – 44 a. C.), fue
asesinado por quienes lo veían como un tirano en ciernes. Tras
su muerte se desató una guerra civil por el control político de la República.
La victoria fue para el bando de Augusto (63 a. C. – 14 d. C.), Marco
Antonio(un importante colaborador de Julio César) y Lépido.
Así se instauró una dictadura militar conocida como el Segundo Triunvirato.
Ejerciendo ya el poder autocráticamente, Augusto (llamado también Cayo
Octavio Turino) se enfrentó a los otros dos triunviros. Sin embargo, logró
exiliar a Lépido y venció a Marco Antonio en la batalla naval de Accio en
31 a. C.
Augusto devolvió al Senado sus poderes, restaurando la República, sólo
para que ésta le rogara que asumiera la conducción del poder,
otorgándole el título de César (Imperator Cesar Augustus), o emperador.
Así se dio fin a la vida republicana de Roma y el Imperio Romano comenzó
formalmente en el año 27 a. C.
Ubicación del imperio romano
El Imperio Romano surgió del
territorio de la República Romana,
actual Italia y su capital era Roma.
Su principales intereses históricos
estuvieron siempre orientados al
mar Mediterráneo, ya que conecta
a Europa con el norte de África y con
el Medio Oriente. En su momento
cumbre, abarcó: Casi toda Europa
occidental, Los Balcanes, Las costas
del mar Negro, Casi toda la
actual Turquía, Siria y Chipre, El
levante entero del Oriente
Próximo (Palestina, Israel, Jordania),
El norte africano (desde Egipto hasta
Marruecos).
Características del imperio romano
El Imperio romano se caracterizó por lo siguiente:
• Surgió de la República romana con Octaviano o Augusto en el 27 a. C., y duró hasta
la caída del Imperio Romano de Occidente en 476, o hasta la caída del Imperio
Romano de Oriente en 1453, según se vea.
• Su extensión llegó a ser enorme, abarcando buena parte de Europa, África y Asia
menor, con el mar Mediterráneo en su centro. Su territorio se dividía en provincias,
cada una con nombre propio y un regidor imperial.
• Gran parte de la cultura romana consistía en una traducción local de la cultura
griega, a punto tal que compartían principios filosóficos, valores clásicos y la misma
religión politeísta. Pero dado que su idioma era el latín y no el griego, los dioses
griegos fueron renombrados en lengua romana: Zeus como Júpiter, Afrodita como
Venus, etc., y los héroes griegos lo mismo: Odiseo como Ulises, Heracles como
Hércules, etc.
• El Imperio romano presenció el nacimiento del cristianismo.
• La capital del Imperio fue Roma.
• El Imperio poseía un poderoso ejército.
La historia del Imperio Romano se suele dividir en dos etapas o períodos:
1)PRINCIPADO ROMANO O ALTO IMPERIO (27 a. C. hasta 284 d. C.)
Esta es la etapa de auge o Apogeo (momento o situación en que algo llega a
su máximo grado de perfección, intensidad o grandeza) del Imperio romano,
en la que tiene lugar su expansión territorial y la mayoría de sus conquistas
militares, de la mano de cuatro dinastías diferentes.
ETAPAS DEL IMPERIO ROMANO
Cayo Octavio, sobrino-nieto de Julio César, fue el
primer emperador romano. Tras desplazar
a Lépido del segundo triunvirato y vencer en
la batalla de Accio (31 a. C.) a Marco Antonio,
Octavio quedó como único aspirante al poder
imperial.
En el año 27 a.C. el Senado le concedió el título
de augusto junto con amplios poderes que se
añadieron a su condición de cónsul. De este modo
se establecía el régimen del Principado. Además,
asumió el imperium o mando sobre el ejército y el
título de Pontífice Máximo (máximo obispo de
Roma) de la religión romana.
Durante el Principado de Octavio Augusto,
la administración del Estado fue reorganizada en
todos los niveles, desde el Senado hasta los
funcionarios de las provincias.
1.1) OCTAVIO AUGUSTO(63 a. C.–14 d. C.)
En la época de Augusto (27 a. C.-14 d. C.) Roma alcanzó una enorme extensión
territorial. El Imperio se dividió en provincias para facilitar el gobierno y la
explotación económica. Cada provincia estaba bajo la autoridad de
un gobernador que dependía directamente del Senado o del emperador y tenía
que recaudar los impuestos.
La paz dentro y fuera de las fronteras quedó asegurada por las legiones. Los
campamentos fronterizos más importantes estaban junto a los
ríos Rhin y Danubio.
El comercio, favorecido por el uso de una moneda única, floreció entre las
distintas provincias. El Mediterráneo, o Mare Nostrum, era surcado por
embarcaciones que transportaban el trigo y los dátiles de Egipto, los metales y
cereales de Hispania, las cerámicas de Grecia y los objetos de lujo de Oriente.
La Pax Romana (paz romana) fue una época de florecimiento económico y
cultural. Roma se embelleció con nuevos edificios y alojó a los principales
artistas y escritores, como el poeta Virgilio y el historiador Tito Livio.
1.2 LA PAX ROMANA
(en español: Paz romana)
• La dinastía Julio-Claudia (14-68 d.C) representó a la alta aristocracia
romana. Los emperadores Tiberio (14-37 d.C), Calígula (37-41
d.C), Claudio (41-54 d.C) y Nerón (54-68 d.C) consolidaron el sistema
imperial reforzando su poder absoluto.
• La dinastía Flavia (69-96 d.C), a la que perteneció el propio Augusto,
representó a la burguesía italiana. Vespasiano (69-79 d.C), Tito (79-81
d.C) y Domiciano (81-96 d.C) hicieron un notable esfuerzo por
reorganizar el imperio.
• La dinastía de los Antoninos (96-192 d.C), instaurada por Nerva (96-98
d.C), representó a los romanos de provincias y significó el
establecimiento de una política menos autoritaria.
Destacaron Trajano (98-117 d.C); Adriano (117-138 d.C); Antonino Pío (138-
161 d.C) y Marco Aurelio (161-180).
Tres grandes dinastías se sucedieron después de Augusto.
1.3 LAS DINASTÍAS DEL ALTO IMPERIO
Tras el asesinato de Cómodo (192) se inició la gran crisis del siglo III, causada por:
• La inestabilidad motivada por la creciente influencia política del ejército.
• Las amenazas de los pueblos bárbaros(pueblos situados fuera de sus fronteras).
• La debilidad de la defensa militar por la inmovilización de las fuerzas en las
fronteras.
• La decadencia del Senado y las instituciones frente al poder absoluto del
emperador.
• La situación cada vez más crítica de la hacienda pública debida a la disminución
de los ingresos y al descrédito de la moneda.
Los principales emperadores fueron:
• Septimio Severo (193-211 d.C). Se impuso sobre otros tres emperadores proclamados
por distintas facciones del ejército e instauró la dinastía de los Severos.
• Caracalla (211-217 d.C). Concedió la ciudadanía a todos los hombres libres de las
provincias. A su muerte se sucedieron en el trono una serie de emperadores
provenientes del ejército (anarquía militar).
• Diocleciano (284-305 d.C) eliminó el Senado y las magistraturas y estableció
el Dominado (en sustitución del Principado) y la Tetrarquía.
LA CRISIS DEL SIGLO III
Etapa de decadencia política y económica del imperio, que inicia
con la crisis de gobernabilidad que generó el asesinato del
emperador Alejandro Severo en 235, primer gobernante de una
seguidilla de 19 emperadores también asesinados hasta el año 285.
Durante este período aparece por primera vez la idea de manejar
separadamente el ala occidental y oriental del Imperio, puesta en
práctica por primera vez por Teodosio I, quien entregó a cada uno
de sus hijos uno de los dos tronos recién creados.
2) DOMINADO ROMANO O BAJO IMPERIO(284 d. C.
hasta su caída en 476 d.C.)
La Tetrarquía instaurada por Diocleciano ,con la división
del Imperio entre Occidente y Oriente, logró consolidar las fronteras y frenar
las invasiones bárbaras. Diocleciano (285-305 d.C.), que se reservó siempre la
decisión suprema sobre los otros tres tetrarcas, se esforzó por reparar los
desastres provocados por la crisis del siglo III:
• Reorganización de la hacienda, la justicia, la administración, y el ejército.
• Organización de las provincias en diócesis y agrupación de éstas
en prefecturas.
• Revitalización del paganismo y del culto imperial.
En el año 305, estalló una lucha por el poder que duró hasta el año 324 y
concluyó con la victoria de Constantino el Grande, que restableció la unidad
imperial. Constantino reforzó el poder absoluto de la monarquía y
fundó Constantinopla como capital del Imperio.
El último gran emperador fue Teodosio el Grande (379-395 d.C.), que en el año
391 convirtió el cristianismo en religión oficial del Imperio. A su muerte, el
Imperio volvió a dividirse entre sus hijos Arcadio (Oriente)
y Honorio (Occidente).
2.1) La nueva organización del Imperio
2.2) Los germanos
Los pueblos germánicos procedían del Norte de Europa y estaban
organizados en tribus. La máxima autoridad correspondía a la asamblea de
guerreros y hombres libres, que elegía al jefe y decidía sobre la paz y la
guerra. Los romanos los llamaban bárbaros (extranjeros) y pensaban que
eran inferiores en cultura y costumbres.
Los principales pueblos germánicos eran los godos, los alanos, los suevos,
los vándalos, los francos, los anglos y los sajones.
La búsqueda de mejores tierras y un clima más benigno y la atracción que
sentían por la civilización romana impulsaron a los germanos a emigrar
hacia el Sur. En el siglo I a. C. ya habían llegado a los ríos Rhin y Danubio,
junto al limes o frontera romana.
Tras mantener contra ellos continuos enfrentamientos, la llegada desde las
llanuras del Asia Central, en la segunda mitad del siglo IV, de los
temibles hunos guiados por Atila obligó a los emperadores romanos a
aliarse con los alanos y los godos, a quienes se les permitió asentarse como
«federados» dentro del Imperio.
2.3) Desintegración del Imperio de Occidente
Desde el siglo III, el Imperio había empezado a debilitarse como consecuencia de la
profunda crisis política, agravada por los problemas económicos:
• Fin de las grandes conquistas, que proporcionaban botines y esclavos.
• Disminución del comercio.
• Aumento de los impuestos y devaluación de la moneda.
• Decadencia de la vida urbana y ruralización de la economía con la formación de
grandes latifundios.
Todo ello contribuyó a acelerar la penetración de los germanos en la parte
occidental del Imperio, donde los nuevos pueblos federados comenzaron a entrar
en conflicto con la población romana.
En el año 378 los godos vencieron a los romanos en la batalla de Adrianópolis y,
guiados por Alarico, saquearon Roma (410). Poco a poco los demás pueblos
germánicos fueron asentándose en el Imperio, ya en plena decadencia, hasta que
en el año 476 Odoacro depuso al último emperador, el niño Rómulo Augústulo.
Tras la caída de Roma, el Imperio de Occidente se fragmentó en una multitud de
pequeños reinos gobernados por reyes germánicos.