UN PUNTO DE APOYO PARA ENCONTRAR LA ESENCIA
La semana laboral ha llegado a su fin, como si fuera una ola de viento suave y tibio
acaricia mi mente en esta tarde de domingo, cuando me siento en este lugar. Muchas
veces quise tener un momento pleno de silencio, disponer de unos minutos para viajar
por los caminos infinitos de la mente. Volar por los campos desconocidos de la materia
obscura, y aproximarme al origen de la palabra, del pensamiento, de la materia, de la
vida y ojalá del actuar.
"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo", decía el gran Arquímedes, y eso es lo
que nos falta a las personas que vivimos en este mundo preñado de contaminación
(incluyo al sonido y las imágenes). Ese punto de apoyo, esa esquina, puede estar en la
azotea de nuestra casa, en la mesita de nuestro cuarto, en el balcón frente al parque, o
en la colina mirando el valle de Aynin y el nevado Yerupaja.
Posesionados en ese punto de apoyo, miraremos con mayor claridad nuestro
comportamiento, nuestro accionar, en correspondencia con nuestro papel de seres
humanos, sea con nuestra familia, pueblo y país.
El no visitar y desconocer ese punto de apoyo próximo a nosotros, nos conduce a la
costumbre de vivir en la superficialidad, en la improvisación, lanzamos opiniones, sin
reflexión, no tenemos cuidado, de si estamos en la posición de un comunicador social,
o de una autoridad de mayor nivel. Puede pasar un mes o un año o tal vez toda una
vida, sin habernos tomado la necesidad de visitar ese lugar especial de la reflexión.
Ahora que ese viento agradable golpea mi sien, y miro como se sacuden las hojas del
árbol, admiro como sería el trajinar de los pensadores griegos, buscando la esencia del
ser humano, mediante la meditación, caminando por colinas, acompañado de una
cantimplora, guareciéndose bajo los árboles y cuevas, pero siempre meditando sus
conjeturas.
En ciencias naturales, los físicos teóricos, también utilizan la meditación como la
herramienta principal del saber, Gelman Murray, premio nobel de física, decía "yo solo
necesito un papel y lápiz para iniciar mi comprensión de la naturaleza", fue él quien
puso por primera vez el nombre de Quarks, a los componentes fundamentales de la
materia.
En este sentido deberíamos acostumbrarnos a buscar esos "puntos de apoyo", y
cuando los identifiquemos, allí debería estar, como "bolso de viaje", los compañeros
inseparables, un lápiz y un cuaderno de notas. En las pocas o muchas reuniones que
tuviéramos, siempre quedará, rasguños de nuestra búsqueda o aproximación a la
esencia. No importa que no tengamos acceso a libros, en ese momento hasta diría que
no es recomendable, lo que debe primar es la costumbre de confrontar nuestra mente
con la inquietud.
Pero en el momento que nuestras hipótesis, o conclusiones, aspiren a la generalidad,
deberíamos confrontar con la realidad, principalmente en los aspectos del
comportamiento humano. Es que hablar de sufrimiento sin haber sentido el dolor
causa de ese sufrir nunca se alcanzará la verdad. Solo se podrá alcanzar
experimentándolo. Así como no se puede sentir el hedor real, cuando pasan imágenes
de calles sucias de la parada. Nos obligará a visitar esa calle. O cuando hablamos de la
pobreza y frio de los pueblos mas alejados de Puno, o Ayacucho, nunca se podrá llegar
a su comprensión con solo ver fotos de esos niños en las aulas de las clases de
sociología en una linda universidad de Lima. En ciencias naturales también pasa eso, el
premio nobel de física, Richard Feynman decía "el juez supremo de la verdad es el
experimento". La confrontación de la hipótesis con la realidad (experimento) es
imprescindible.
Pero hablar de realidad también, tiene su apariencia, de ahí que el físico, Ernesto
Sábato, convertido en escritor, nos proponía que la esencia detrás de la realidad se
denomina la Superrealidad, que era mas flagrante en el caso de personas. Como
ejemplo viene el caso de los peruanos que habitan las zonas alejadas de las
ciudadades (donde la gente ama la modernidad y la confortabilidad tecnológica) ellos
proclives a la poca reflexión, argumentan “esos peruanos de cuarta clase no pueden
impedir que se utilice la riqueza de esas tierras”, refiriéndose a que los “habitantes
oriundos de esas tierras, no saben lo que vale el subsuelo, pues tendría petróleo, o
minerales, por lo que se debería arrasar con los bosques y extensiones de plantas".
Esta opiniones solo habían llegado a los exteriores de su vestir, poca ropa, poco
elaboradas, y sus viviendas muy simples. No se tomaron en cuenta, cómo ellos ven a
los árboles, cómo sienten a la naturaleza, y cómo incide en su vida diaria. Así el
habitante, con aires de sabio, por tener un titulo de la universidad, demostraba su
poca profundidad, su saber no había alcanzado la interioridad de las personas
mencionadas, o afectadas, su externalidad no era la realidad, les falto comprender la
superrealidad, aquello que está dentro de ellos de cómo ven, sienten y valoran los
campos.
Este como otros ejemplos, nos demuestran que la reflexión y capacidad de buscar la
esencia, no se garantiza con los diplomas y peor si tiene poder para decidir sin
miramientos y mucha soberbia característica de la ignorancia.
Cuando se trata de conocimiento el poder lo tiene aquel que indagó y estudió mas la
esencia. Por eso busquemos y habituemos a visitar ese punto de apoyo que moverá
nuestras vidas.
La Pluma del Viento
Lima, 24 de marzo de 2013