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CUADERNOS TIERRA Y JUSTICIA               No. 2



  LA ECONOMÍA CAMPESINA
   COLOMBIANA 1990-2001
                                           JAIME FORERO ÁLVAREZ
                      Profesor e investigador, Instituto de Estudios
                     Rurales, IER, Pontifica Universidad Javeriana.
                                                   Colaboradores:
                                                 JUAN ANDRÉS GALARZA
                                                     LUZ ELBA TORRES
                                                    JOSÉ LUIS FORERO




ISBN 958-9262-21-X

© Jaime Forero Álvarez
CONTENIDO

Introducción
LA POBLACIÓN RURAL EN EL MUNDO

1. CAMPESINADO Y POBLACIÓN RURAL
• Movimientos
• Empleo rural
2. EL PRODUCTOR CAMPESINO COLOMBIANO
• Campesinado y empresariado agropecuario
• Ámbitos económicos y ámbito territorial
3. Campesinado, mercado y cambio técnico
  A PROPÓSITO DE PREJUICIOS
• Competencia   y complementariedad

4. Producción campesina
  EVOLUCIÓN RECIENTE Y ESTADO ACTUAL
• Producción pecuaria campesina
• Los cultivos proscritos
• Café: crisis y minifundización
• Hortalizas y frutales
5. EFECTOS DE LAS MEDIDAS LIBERALIZANTES

6. INGRESOS DE LOS CAMPESINOS
• Constatación de la viabilidad económica
• Principal limitante de la producción campesina
• Subremuneración del trabajo familiar
7. PRODUCCIÓN FAMILIAR Y SISTEMA ALIMENTARIO
• Producción campesina y dieta en     Colombia
• Circuitos de circulación de los     alimentos
• Sistema alimentario adecuado
INTRODUCCIÓN
LA POBLACIÓN RURAL EN EL MUNDO
La población rural en el mundo es el 53% de la población total
y la agricultura continúa siendo la actividad económica que
mayor empleo genera. En el Tercer Mundo, con excepción de
América Latina, los habitantes del campo superan numéricamente
la población de las ciudades. Sin incluir lo que ocurre en los
países de altos ingresos, los empleados en el sector
agropecuario son mucho más numerosos que los ocupados en otras
actividades (cuadros 1 y 2).
   De otra parte, los productores familiares, aun en buena
parte de los países altamente industrializados, tienen una
participación muy importante en la producción agrícola y en
muchos casos, ampliamente mayoritaria (cuadro 3).
   Colombia figura entre los países en donde la participación
del trabajo asalariado en la agricultura es mayor que la de la
mano de obra familiar (cuadro 3). Sin embargo, como veremos más
adelante, la producción familiar agrícola en nuestro país es
más importante que la capitalista. Esto se debe a que los
campesinos   contratan   jornaleros,    en   niveles  altamente
significativos, para muchas de las labores en sus fincas, de
manera que si se toma la relación entre mano de obra asalariada
y familiar como indicador de la participación de la producción
campesina queda de esta forma subvalorada la participación de
la economía familiar. De otra parte, se tiene información que
muestra que esta característica de la economía campesina
colombiana no es excepcional para nuestro país en el contexto
del Tercer Mundo [Haubert 1999]. Puede pensarse entonces que en
algunos de los países en los que la proporción de trabajadores
asalariados es mayor que la participación de la mano de obra
familiar, la participación de la economía campesina puede ser
mayoritaria.
   Con lo anterior queremos resaltar dos cosas. La primera, que
la agricultura y la economía campesina continúan siendo
sumamente importantes en todo el mundo y por lo tanto las
políticas agrarias, rurales, ambientales y agroalimentarias
deben seguir ocupando un lugar prioritario en las agendas
nacionales e internacionales.
   Lo segundo que observamos es que son equivocados ciertos
análisis convencionales que ven la posición relativa de América
Latina como un caso interesante de progreso económico pues su
población rural es relativamente baja en el contexto mundial.
Desde otra óptica, esta situación se puede interpretar como un
indicador de las serias limitaciones de la región para
desarrollar su sector agrario y de una hipertrofia urbana que
no es capaz, ni lo será en las próximas décadas, de dar
respuesta satisfactoria a las necesidades de los habitantes en
sus urbes.
Cuadro 1
                    Población mundial urbana y rural. Millones de personas.
                                            Año 2000

                              Población              Población      % de
Continente                     urbana                rural          población
                                                                    rural

África                             310               521            62,7

Asia                            1.407                2.328           62,3

Europa                             548               181             24,8

América Latina                     401               123             23,5

América del Norte                  237               69              22,5

Oceanía                             22               91             80,5

TOTAL MUNDIAL                   2.925                3.313           53,1
Fuente: Organización de Naciones Unidas, “Word Urbanizations Prospects.
The 1994 Revision”, Hábitat 1997




                                            Cuadro 2
                        Población activa mundial. Millones de personas.
                                            Año 1995

                     Agricultura         Servicios           Industria      Desempleados
 Países
 con altos               20                220               110            30
 ingresos

 Países con
 ingresos               210                250               170            50
 medios

 Países con
 ingresos               800                470               200            50
 bajos

 Total                1.030                940               480            130

Fuente: Banco Mundial, en Bonnamour [1996].
Cuadro 3
Distribución de los países del mundo según participación de la mano de obra familiar en la agricultura 1996
REGIÓN                                   Países donde la mano de obra           Países donde el trabajo asalariado
                                      familiar empleada supera el trabajo       supera la mano de obra familiar
                                                  asalariado                    empleada

Asia del Este y Pacífico              Brunei, China, República de Corea,        Guam, Singapur.
                                      Hong Kong, Indonesia, Macao,
                                      Malasia, Filipinas, Polinesia Francesa,
                                      Tailandia.

Europa y Asia Central                 Chipre, Grecia, Hungría, Malta,           Bulgaria
                                      Polonia, Portugal, Rumania,
                                      Checoeslovaquia, Turquía,
                                      Yugoslavia

América Latina                        Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala,      Argentina, Bahamas, Barbados, Chile,
                                      Haití, Honduras, México, Panamá,          Costa Rica, Cuba, El Salvador, Puerto
                                      República Dominicana, Venezuela.          Rico, Surinam, Trinidad y Tobago,
                                                                                Uruguay, Colombia, Malvinas.

Medio Oriente                         Argelia, Barrein, Egipto, Irán, Israel,   Emiratos Árabes, Kuwait, Qatar,
                                      Siria, Túnez.

Países altamente industrializados –   Australia, Austria, Bélgica, Canadá,      EUA, Reino Unido, Suiza
OCDE                                  Dinamarca, España, Finlandia,
                                      Francia, Irlanda, Italia, Japón,
                                      Luxemburgo, Noruega, Nueva
                                      Zelanda, Países Bajos, Suecia

Asia del Sur                          Bangladesh, India, Maldia, Pakistán,
                                      Sri Lanka

África Subsahariana                   Botswana, Camerún, Cabo Verde,            Santo Tomás, Seychelles
                                      Comores, Gana, Liberia, Malawi,
                                      Nigeria, República Centro Africana,
                                      Reunión, Togo, Zambia.
Fuente: elaborado de acuerdo con los datos FAO,”Reporte sobre el desarrollo del mundo”, Bonnamour
[1996]. Para Colombia, DANE – Encuenta Rural de Hogares.
2
                       CAMPESINADO Y
                      POBLACIÓN RURAL
La población que vive hoy en los campos de Colombia
representa el 31% de la población total. Si a ella se le agregan los
habitantes que viven en las pequeñas cabeceras municipales (menores de
10 mil habitantes), la población rural alcanza el 38%.
   En el país, la población rural creció a lo largo del siglo veinte,
duplicándose entre 1938 y 1993, a pesar de la alta intensidad de la
migración de los campos hacia las ciudades. El hecho es que buena
parte las nuevas generaciones se queda en los campos aunque son más
las personas que salen hacia las ciudades. Esta tendencia se mantuvo
hasta 1993, año del último censo, a pesar de que desde 1988
aproximadamente se viene presentando un acelerado proceso migratorio
suscitado por el desplazamiento forzado.

MOVIMIENTOS
   En el cuadro 4 puede observarse que la población en el campo
creció en el último período intercensal (1985 - 1993) a una tasa
significativamente positiva (0,93% anual). Sin embargo, un cálculo muy
aproximado hecho por nosotros con las cifras sobre desplazamiento nos
indica que muy posiblemente hoy se tenga un número de habitantes en
los campos (resto municipal) ligeramente inferior al de 1993. Es
decir, tendríamos por primera vez en la historia reciente del país una
disminución de la población en el campo, situación que obedecería al
conflicto armado.

Traslados en el mismo campo

   En la formación de nuestra sociedad rural se ha presentado una
importante migración intrarrural. Personas y familias se trasladan de
una zona a otra pasando muchas veces por centros urbanos en donde
residen algún tiempo antes de volver a vincularse al campo. Las zonas
de colonización reciente reciben gran parte de estos migrantes.
   El principal factor de movilización de población entre 1950 y 1965
                         1
fue la llamada Violencia . Entre 1965 y 1985 (aproximadamente), este
movimiento se suscitó por la búsqueda de oportunidades económicas que
hacían los campesinos –especialmente los andinos–, costreñidos por la
inflexibilidad de la frontera agrícola que es a su vez una
consecuencia de la concentración de la propiedad de la tierra y de su
contrapartida, la minifundización de ciertas áreas.

1
    Violencia con mayúscula en la memoria histórica 1946 - 1966
De 1988 a hoy, los movimientos poblacionales entre zonas rurales
se han suscitado fundamentalmente por el desplazamiento forzado, con
lo que se han presentado traslados hacia afuera de las zonas de
colonización reciente y en el interior de estas zonas. La base
económica para la recepción de migrantes en las zonas de colonización
reciente ha sido principalmente la producción cocalera y, en segundo
término, la amapolera. Es por esta razón que la región amazónica –
orinocense, en donde se produce la mayor parte de la coca, presenta la
mayor tasa de crecimiento poblacional rural frente a las otras grandes
                                                    2
regiones. Según Fajardo y Mondragón [1997, 84] , 60 de los 73
municipios colombianos con mayor tasa de crecimiento poblacional entre
1985 y 1993 tenían cultivos proscritos y en el 90% de los municipios
de reciente colonización hay ese tipo de cultivos.
   En el cuadro 5 puede observarse el panorama de la distribución de
la población colombiana entre urbana y rural por regiones, según el
último censo. Debe tenerse en cuenta que en la primera columna
(“Participación de la población rural”) se incluye la población en
cabeceras municipales de menos de 10.000 habitantes y la población que
los censos clasifican como “resto”, es decir, que vive por fuera de
las cabeceras municipales. En la segunda columna se toma solamente la
población del “resto” municipal.
   El crecimiento de la población rural, sin embargo, no se presenta
exclusivamente en las zonas de colonización reciente. Los datos
censales revelan, en efecto, que ciertos municipios que no pertenecen
a las áreas de colonización o de expansión de la frontera agrícola
tienen tasas de crecimiento positivas. En estos casos, hasta donde
conocemos, se trata de municipios en los que los campesinos no están
sometidos a condiciones extremadamente desfavorables para acceder a la
tierra ni han vivido el desplazamiento violento. Por ello han podido
estabilizarse como productores agropecuarios.
   Un análisis de lo que ocurre con la población rural de la Región
Andina confirma esa tendencia al crecimiento. La población rural,
contabilizada como los habitantes del resto municipal y de las
cabeceras menores de 10.000 habitantes, muestra una tendencia positiva
del crecimiento, con una tasa de 0,7% anual para el período 1993 –
    3
2000 .

EMPLEO RURAL
   Es claro que los hogares rurales no trabajan exclusivamente en la
agricultura, sino que combinan diversas actividades, llevadas a cabo
en sus propias parcelas o por fuera de ellas, en el campo mismo, o en
las cabeceras municipales. Por esta razón, las actividades no
 2
        Citado por Ferro [2001].
 3
     Se calculó, en este caso, la población perteneciente estrictamente a la Región Andina.
     Para hacerlo se tomó, de un lado, la población de todos los municipios que tienen toda
     el área en la ecorregión. De otra parte, para aquellos municipios con territorio en
     esta y otras ecorregiones, se tomó la población de las cabeceras cuando estaban
     localizadas en los Andes y una parte proporcional de la población del resto municipal
     de acuerdo con la proporción de su superficie en esta región. Se trabajó con las bases
     de datos del DANE cruzada con mapas de altitud (véase Corrales, Forero, Salgado y
     Salazar 2000).
agropecuarias en el medio rural tienen un peso creciente, pero es
indudable que la economía en este medio depende de la producción
agraria, dentro de la cual el campesinado tiene una participación muy
importante.
   Según las Encuestas de Hogares Rurales, el 56% del empleo rural
era agropecuario en 1997, mientras que en la industria se ocupaba al
6,4% de los habitantes y en los servicios y demás actividades
terciarias, el 33%. Años atrás, en 1988, la proporción del empleo
                               4
agropecuario era más alta: 61% . Esta disminución entre 1988 y 1997
condujo a especular sobre un cambio estructural de la economía rural,
caracterizado por la pérdida de importancia de las actividades
agropecuarias y el surgimiento con fuerza de algunas nuevas
actividades. Esto se ha presentado como una de las características
centrales de la denominada nueva ruralidad.
   No se trata de desconocer la importancia de ciertos aportes de
esta concepción, como la muy justa exaltación de la relación a través
del medio ambiente de la actividad rural y urbana, o la importancia de
la combinación de múltiples estrategias de reproducción de los hogares
rurales. Sin embargo, la idea del arribo de una nueva ruralidad al
país, como un cambio estructural significativo, en el que la actividad
agropecuaria pierde importancia frente a otras actividades económicas,
parece surgir de un traslado mecánico a nuestro medio de las
corrientes académicas europeas en boga y no se ajusta muy bien al caso
colombiano, por al menos tres razones:
• La caída porcentual del empleo agropecuario en la economía rural
   se debe a la crisis de una gran parte de los cultivos
   (especialmente el café y los transitorios-capitalistas) y al paso
   consecuente de un gran número de personas a actividades informales
   precarias.   No  se   trata   del   surgimiento  de   posibilidades
   interesantes de carácter industrial (pequeña industria rural) o de
   nuevos servicios que prestaría el campo a la sociedad en su
   conjunto (venta de servicios ambientales, turismo y ecoturismo,
   etcétera) y que elevarían el nivel de vida de la población rural.

        Es decir, no parece estar surgiendo una nueva ruralidad en la que
        se abra un abanico de nuevas oportunidades para el campo, que haga
        pasar a un segundo plano a la agricultura. La caída del empleo
        agrícola es más bien el resultado de una prolongada crisis
        agropecuaria cuya superación podría, eventualmente, revertir estas
        tendencias. Un indicador que apoya esta opinión es la tendencia
        decreciente del empleo manufacturero en el sector rural, que
        disminuyó en 10% entre 1988 y 1997, mientras que el empleo
        agrícola decreció en 8%.
•       En nuestro país, el grueso de las actividades de los centros
        urbanos pequeños (cabeceras municipales con menos de 10 mil o 20
        mil habitantes) se sustenta en la dinámica de la actividad
        agropecuaria. A partir de esta actividad, se forma la mayor parte
        de encadenamientos económicos.

    4
        Datos del DANE – Encuestas Rurales de Hogares procesados por López y otros 2000.
•Se ha observado que la producción agropecuaria constituye una
fuente de ingresos para buena parte de los hogares que viven en las
cabeceras municipales. Están, de un lado, los jornaleros agrícolas,
que en ocasiones forman asentamientos relativamente populosos, como
ocurre en las zonas cafeteras. De otra parte, hay personas que viven
en los pueblos y que tienen sus negocios agropecuarios: fincas
administradas por terceros, lotes de cultivo o ganado, administradas
bajo diversas formas de asociación (datos del municipio de Fómeque, en
Torres 2001b).
                                           Cuadro 4
                   Colombia. Tasas de crecimiento de la población 1985-1993


                         Cabeceras municipales      2,70%
                               Resto municipal      0,93%
                                        Total       2,12%


                            FUENTE: DANE




   ¿CÓMO SE MIDE EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN?
   El crecimiento total de la población rural se mide sumando el
   crecimiento vegetativo y las migraciones de la ciudad al campo. El
   crecimiento vegetativo es la diferencia entre nacimientos y muertes.



                                                 Cuadro 5
                     Colombia. Distribución regional de la población 1993
  Región                         Población total           Participación de la Participación población
                               (No. de habitantes)        población rural (%)         Resto (%)
  Caribe                                7.965.695                39,12                    33,11
  Oriental                             11.649.375                28,01                    22,50
  Central                               9.418.953                40,80                    32,51
  Pacífico                              6.713.638                42,38                    36,46
  Orinoquía y Amazonía                  1.917.050                65,63                    54,60
  Total nacional                       37.664.711                38,03                    31,37
Fuente: Fundación Social de acuerdo con los censos de población del DANE, este estudio.
2
    EL PRODUCTOR CAMPESINO
          COLOMBIANO
¿Cuál es el espacio económico que ocupan los campesinos en
nuestra sociedad? ¿Cuál es su especificidad como agentes económicos?
Estas son las preguntas que intentamos responder en este capítulo sin
desconocer las otras muchas dimensiones políticas y culturales del
campesinado. Dicho de otra manera, queremos dejar claro quiénes son
los campesinos como productores agropecuarios.

CAMPESINADO Y EMPRESARIADO AGROPECUARIO
   La estructura productiva del agro colombiano se compone de tres
formas empresariales básicas:

•   La empresa agropecuaria capitalista.
•   El latifundio ganadero especulativo
•   La producción familiar (o comunitaria),

   En el cuadro 6 se presentan algunas de las características
centrales de estas tres formas empresariales.
   En Colombia, los campesinos son en su mayoría productores
familiares agropecuarios. Se pueden considerar también como campesinos
los productores familiares forestales o pesqueros y las comunidades
rurales indígenas o afrocolombianas en las que la economía comunitaria
sustituye o complementa la producción familiar.
   Para todos los campesinos, sus unidades de producción son al mismo
tiempo unidades de consumo cuya finalidad es precisamente la
reproducción de la familia o de la comunidad. Esta circunstancia los
diferencia esencialmente del empresariado capitalista agropecuario,
cuya reproducción depende de la obtención de ganancias. A la vez, la
familia o la comunidad le imprimen el carácter organizativo a la
actividad productiva de los campesinos. La producción se organiza de
acuerdo con el sistema de decisiones de la familia o de la comunidad y
la división de tareas entre sus miembros, de acuerdo con su edad,
sexo, jerarquías y con sus experiencias y conocimientos.
   Los campesinos colombianos son en su mayor parte estrictamente
productores familiares. Aun dentro de varios grupos étnicos, indígenas
o afroamericanos predomina la organización productiva familiar. No
sobra insistir que hay grupos sociales pertenecientes a este tipo de
etnias cuya organización económica es, o tiende a ser, comunitaria,
pero su participación en términos poblacionales y en términos
productivos es marginal en relación con los demás productores
familiares, aunque su importancia cultural y territorial sea
incuestionable.



ÁMBITOS ECONÓMICOS Y ÁMBITO TERRITORIAL
Lo monetario y lo doméstico

   Aunque la organización empresarial de la producción campesina es
esencialmente   familiar,  los   productores   campesinos  están   muy
integrados al mercado. La mayor parte de los ingresos de sus sistemas
productivos se derivan de las ventas (cuadro 7). lo que implica a la
vez que sus medios de subsistencia se adquieren en una alta proporción
en el mercado Una altísima proporción de los campesinos contrata
sistemáticamente trabajadores asalariados, hasta el punto de que la
participación del trabajo familiar puede ser menor que la de la mano
de obra contratada.
   Al mismo tiempo, estos campesinos compran insumos y en ocasiones
alquilan o compran maquinaria (tractores, trapiches, beneficiaderos
mecanizados). Todo esto influye sensiblemente en la estructura de
costos de su producción.
   Si bien los productores campesinos están muy integrados al
mercado, la participación de los elementos no monetarios es esencial
para su organización productiva – empresarial y para la subsistencia
de sus familias (o comunidades). Tenemos de un lado la utilización de
                                                                   5
trabajo familiar que sigue siendo relevante: entre el 47% y el 83%, de
acuerdo con los datos del cuadro 7 (productores típicamente
familiares). Esta participación es por supuesto mucho más importante
entre los indígenas y las comunidades afrocolombianas.
   De otra parte, el autoconsumo agropecuario, que solventa una parte
de la dieta alimentaria de los productores familiares, es otro
elemento central del ámbito doméstico de la economía campesina. A
pesar de la intensa y creciente monetización de sus sistemas de
producción, los campesinos mantienen estrategias que les garantizan un
cierto nivel de autoabastecimiento, equivalente en promedio a un 30%
de la canasta de alimentos [Torres 2001 b]. El autoconsumo se compone
de residuos de las cosechas comerciales y de cierta producción
realizada exclusiva o principalmente para este fin (se destaca la
producción de leche, de aves y de maíz).
   Las relaciones entre los campesinos mediadas por el parentesco y
por el vecindario son fundamentales para la circulación de mano de
obra, tierra y capital y constituyen otro elemento clave del ámbito
doméstico de la economía campesina (no regulado por los intercambios
monetarios). Están, de un lado, las asociaciones para cultivar o criar
ganado (medianerías; poramberías; ganado al aumento), los intercambios

 5
     La participación del trabajo familiar está implícita en el cuadro 7 y equivale a la
     diferencia con 100% de la participación del trabajo asalariado en el total.
de productos e insumos a través del trueque y de trabajo por medio de
diversos sistemas de contraprestaciones, conocidos en muchos casos
como mano vuelta.
   De otro lado, entre las comunidades campesinas se mantienen los
intercambios recíprocos basados en la lógica de la solidaridad y, a
veces, del prestigio y de la sanción social. Especialmente importantes
son las donaciones de alimentos (con y sin contraprestación), que
permiten a algunos hogares afrontar crisis productivas coyunturales y
que son básicas para la reproducción de los hogares más pobres [Torres
2001b]. Se conserva también la organización colectiva para realizar
obras comunales o para ayudar a los hogares con situaciones críticas.

     Cuando las familias campesinas se ven enfrentadas a problemas
     económicos, acuden a las redes de solidaridad e intercambios
     recíprocos. Definitivamente se logró comprobar en Fómeque e inclusive
     en las otras zonas del país analizadas por medio de información
     documental que la gente acude a estas redes de solidaridad cuando
     están afrontando serias crisis económicas, ya sea por malas cosechas o
     por malos precios. Aunque el impacto de 1,4% en promedio sobre el
     ingreso total de los productores analizados es muy pequeño, queda
     claro que estos intercambios, que se intensifican en momentos de
     crisis, pueden ser muy importantes para los hogares que están en
     situación de pobreza extrema hasta el punto que pueden explicar, en
     algunos casos, su sobrevivencia [Torres 2001b].

   En síntesis, en la economía campesina hay un ámbito monetario en
el que las transacciones se rigen por el dinero y un ámbito doméstico,
                                                6
objeto de los intercambios acabados de mencionar .

Lo individual y lo colectivo.
Espacio productivo y territorio.

   En la economía campesina se presenta simultáneamente un ámbito
individual y un ámbito colectivo. En el primero, la familia es la que
toma las decisiones, de acuerdo con sus jerarquías, su disponibilidad
de recursos y según las restricciones del medio socioeconómico y
ecosistémico. Las decisiones en el ámbito económico colectivo se toman
de acuerdo con las estructuras sociales de la comunidad (relaciones de
parentesco, relaciones de vecindario, autoridades y líderes) y con las
relaciones que tienen la comunidad y el Estado, la Iglesia, los
gremios, los gamonales, los comerciantes y los políticos.
   El ámbito económico colectivo tiende a ser más amplio entre las
comunidades étnicas que entre los productores típicamente familiares
(campesinos mestizos); pero no deja de ser importante entre estos
últimos.
   En varias comunidades indígenas y negras se observa una especie de
equilibrio entre el ámbito individual y el ámbito colectivo. En
algunos casos, la tierra que será explotada por la familia se asigna

 6   Aun en el capitalismo más avanzado es básico lo que Claude Meilasoux en su obra
          Mujeres, graneros y capitales llama el modo de reproducción doméstico.
comunitariamente, bajo las pautas sociales y del poder político de la
comunidad.
   De otra parte, independientemente de que la familia acceda a la
parcela mediante la asignación comunitaria o a través de la propiedad
privada, el ámbito de la economía colectiva en estas comunidades está
constituido además por una serie de empresas productivas y de activos
patrimoniales o productivos que se administran o se explotan a través
de acciones colectivas:
• Acceso a fuentes de agua, a pasturas comunitarias y a los recursos
   silvestres.
• Trabajos colectivos para obras de infraestructura o para auxiliar
   a familias que se encuentran en condiciones críticas (mejora de
   vivienda y labores en los cultivos de la familia asistida).
• Parcelas colectivas para autoconsumo o venta.
•   Tienda comunitaria.
•  Transporte comunitario (chivas, camiones o mixtos; lanchas con
   motor fuera de borda).
   El ámbito colectivo en las comunidades de campesinos típicamente
familiares abarca, de un lado, de manera casi generalizada, las obras
comunitarias para construir infraestructura. Se trata no solamente de
la obra física hecha con aportes regulados de mano de obra sino
también de las interrelaciones con el Estado y con la clase política
para acceder a los recursos. En ese sentido, este ámbito de la
economía ha sido inteligente e inescrupolosamente explotado y
expoliado, la mayor parte de las veces, por el sistema clientelista.
   Las regulaciones del acceso a los servicios ambientales (agua,
leña, madera, cacería) entre los campesinos típicamente familiares
mestizos han sido más bien excepcionales pero tienden en los últimos
años a cobrar una gran importancia. Estaban limitadas a algunos grupos
de productores que tenían acceso a riego por gravedad mediante
sistemas de acequias y más raramente, todavía, a algunas comunidades
que poseían potreros colectivos (generalmente en los páramos o sus
cercanías). Pero hay una serie de circunstancias que se han acumulado
y que ponen al orden del día la necesidad de emprender acciones
reguladoras. El corazón de este asunto es el problema del agua y de
las coberturas vegetales que regulan el sistema hídrico.
   La demanda de agua ha crecido con la expansión poblacional de las
comunidades rurales y con su conexión a sistemas de acueducto. Hay
cada vez más dotaciones de agua domiciliaria: desde acueductos que
atienden varias veredas hasta la manguera que instala cada familia.
También se está multiplicando el riego por medio de aspersores,
surtidos generalmente por medio de mangueras que cada usuario instala
al amparo de la propiedad pública de las fuentes o de concesiones de
agua entre particulares (servidumbres). Este sistema ha sido la clave
del desarrollo agrícola de la producción familiar de ladera. No hay
por supuesto estadísticas al respecto, pero nos atrevemos a decir que
posiblemente habría que usar 6 dígitos para estimar el número de
hectáreas regadas por este medio.
   Por último, la demanda de leña para combustible ejerce una fuerte
presión sobre la cobertura natural. También la presión existe sobre de
las fuentes de agua para usarla como depósito de residuos domésticos y
de los insumos agroquímicos.


La economía y el espacio

   El   ámbito   espacial   de la    economía  campesina   se   expresa
territorialmente y no solo en la parcela, de manera que es
indispensable tener una perspectiva de regulación del uso y del acceso
al territorio para entender los problemas de la economía rural y
planificar   sus   soluciones.  Esta   cuestión,  evidente    para  las
comunidades indígenas y negras, es también muy clara para el resto del
campesinado.
   Hay varios aspectos que deben tenerse en cuenta:
• El acceso a la tierra, elemento indispensable para la
   consolidación de la economía rural, está limitado territorialmente
   por la dinámica del latifundismo. Este tema se desarrolla en el
   primer cuaderno de esta colección.
• De otra parte, la comunidad rural ve constreñido su espacio por el
   monopolio de poder local y regional ejercido por los políticos
   tradicionales y por los grupos armados que han desarrollado
   múltiples formas de dictaduras militares.
• Insistamos por último en que en la economía campesina hay, como se
   dijo atrás, un ámbito colectivo consustancial a su sistema
   económico, que se potencia plenamente en la medida en que las
   comunidades puedan regular autónomamente su propio territorio. En
   este ámbito son esenciales la gestión de los recursos naturales en
   los ecosistemas circundantes, el ordenamiento del uso del
   territorio y su planificación.
Cuadro 6
          Tipos empresariales básicos de la estructura agraria colombiana
EMPRESA BÁSICA                            TIPOS                           PRODUCTOS
/Naturaleza
socioeconómica
CAPITALISTA AGROPECUARIA   Finca agrícola                   Café, banano de exportación, frutales
Su reproducción depende    Empresa itinerante               Arroz, sorgo, maíz tecnificado, algodón,
de la obtención            Plantaciones agroindustriales    soya.
sistemática de             Hato ganadero tecnificado        Azúcar, palma africana, madera
utilidades
                           Hato ganadero extensivo y        Leche principalmente y en segundo lugar,
                           Semiintensivo                    carne
                           Bioindustrias                    Carne principalmente y en segundo lugar,
                                                            leche
                                                            Aves – huevos, flores
LATIFUNDIO GANADERO        Latifundio ganadero especulativo Carne
ESPECULATIVO
Su finalidad es la renta
inmobiliaria
especulativa (o la
legalización de
capitales), el dominio
territorial y
secundariamente la
ganancia derivada de la
actividad pecuarias.
FAMILIAR O CAMPESINA                 Empresa comunitaria                       Cultivos predominantemente campesinos.
Su reproducción depende de los       Empresas familiares de                    ·    Café
ingresos (monetarios y en especie)   autosubsistencia                          ·    Cereales: maíz, trigo, cebada, arroz
que genera a la familia o al grupo   Empresas familiares altamente                  secano manual
social.                              integradas al mercado.                    ·    Oleaginosas: ajonjolí.
                                     Producción familiar capitalista.          ·    Papa, plátano, yuca, ñame.
                                                                               ·    Hortalizas y frutas.
                                                                               ·    Agroindustrias en fincas: café,
                                                                                    tabaco, coca, amapola, panela
                                                                               Pecuarios: leche; bovinos, aves.
                                                                               Madera silvestres.
                                                                               Pescado (pesca artesanal)




                                      Cuadro 7
    Colombia. Región Andina colombiana. Grado de monetización de los sistemas de
                               producción campesinos.
                             Valores promedio anuales.
                                             Ventas anuales         Relación       Costos monetarios    Trabajo asalariado
  Tipos de productores                    (en miles de pesos    ventas/autoconsumo        sobre                sobre
                                               de 2001)                 %            costos totales %    trabajo total %


  Hortícolas                                       12. 545               99                  58                    44

  Paperos en Lenguazaque – Cundinamarca            25. 362               92                  71                    50 aprox.

  Campesinos tradicionales en Santander             8. 806               99                  38                    29

  Minifundistas en Nariño                           1. 316               s.d                 31                    17

  Cafeteros en Buga – Valle                        13. 707               92                  55                    30 aprox.

  Cafeteros en Restrepo – Valle                    16. 384               95                  44                    53
                                                                                                 s.d: sin dato
                                                   Fuentes: Forero y otros 2000 y 2001; Forero 1999; Paz 1999.
3
  Campesinado, mercado y cambio técnico
A PROPÓSITO DE PREJUICIOS
Alrededor     de la economía campesina se ha formado un
imaginario que no corresponde a su realidad. La concepción
convencional y predominante de nuestro productor familiar rural poco o
nada se basa en una juiciosa observación, sino en un traslado mecánico
de textos del marxismo, de la economía neoclásica y de la economía
neoinstitucional, así como de las directrices analíticas que aparecen
en los textos de los organismos internacionales.
   Las caracterizaciones que a menudo se hacen de los campesinos
suelen apegarse a tales esquemas teóricos y, a veces, a prejuicios
ideológicos que las alejan, al menos en el caso colombiano, de las
particularidades de nuestros productores rurales z }. Nuestra realidad
es precisamente la de un campesinado inmensamente heterogéneo y, en
términos generales, orgánicamente articulado a la economía del país.
   Muchos autores han establecido una generalización a menudo
compartida por el grueso público, por los políticos y por buena parte
de las instituciones encargadas de fijar las pautas o de desarrollar
los programas de desarrollo rural. Se dice y se acepta que el
campesino es un productor tradicional que produce sobre todo para su
propia subsistencia y solamente algunos pocos excedentes para el
mercado. Se afirma también que su forma de producir es arcaica y que
esto obedece a su marginamiento y quizás a su incapacidad para
introducir cambios tecnológicos.
   El campesinado colombiano tiene importantes diferencias con el de
países como Perú, Bolivia, Guatemala, entre varios otros de
Latinoamérica en los que sus sociedades indígenas tienen un gran peso
demográfico. En nuestro país, la mayor parte de las comunidades
campesinas son de reciente formación (siglos diecinueve y veinte) y
han surgido y se han consolidado en buena medida en medio de sus
luchas por integrarse al mercado: lucha contra las trabas de las
haciendas republicanas de la Región Andina y de los latifundios
costeños, lucha por fundarse como colonos para sacar sus productos
(café, panela, cerdos, plátano, fríjol, maíz, papa, coca) al mercado,
lucha para construir la carretera que facilite la circulación de
bienes y servicios. Son luchas que han hecho del campesinado un
                                                                 7
protagonista de la construcción y economía del mercado colombiano .

7 No se debe deducir de esto que los productores campesinos que existían antes de la irrupción del
capitalismo moderno a sus sociedades agrarias no entraron a la órbita de la economía del mercado o que
desaparecieron. Los campesinos de la mayor parte de los países europeos y de algunos asiáticos son ejemplos
notables de adaptación a las nuevas exigencias e imposiciones del capitalismo, los primeros apoyados
En Colombia predomina, en consecuencia, un campesinado integrado
al mercado, que ha introducido intensos cambios en sus sistemas
productivos para adaptarse a la creciente y cambiante demanda de
productos agropecuarios. Esa demanda es tanto nacional (todo tipo de
alimentos), como internacional (tabaco, café, marihuana, coca,
amapola, algunos frutales). Es claro, entonces que la preconcepción de
un campesinado tradicional, arcaico y refractario al cambio dista
mucho de la verdadera realidad.
   A partir de la década del setenta, los campesinos introdujeron
cambios técnicos basados en la oferta de la Revolución Verde. Un
resultado de este proceso es que los sistemas de producción familiares
incorporan en grados diversos la tecnología agroquímica.
Excepcionalmente, hay productores que conservan sistemas de producción
tradicionales que se califican como orgánicos y está surgiendo un
sector de nuevos agricultores, con un peso marginal en la producción,
que viene implementando sistemas de esta naturaleza, retomando
prácticas tradicionales y aplicando nuevos conceptos promovidos por
algunas organizaciones no gubernamentales y otras gubernamentales como
Pronatta.
   Se dice también que los campesinos no tienen capacidad de
           8
acumulación . Las evidencias muestran lo contrario. En el caso
colombiano, la acumulación de capital de algunos campesinos ha sido
una de las fuentes de formación del empresariado agrícola. En ciertos
contextos productivos, los campesinos logran tener éxito y transitan
de su condición como productores familiares a la de empresarios
capitalistas, sobre la base de la ampliación paulatina de sus
cultivos. Un ejemplo notorio es el de los productores de papa y
cebolla en el altiplano cundiboyacense [Raymond 1990], que han formado
enormes capitales. Otro es el de una zona de actividad hortícola
típicamente campesina del oriente de Cundinamarca, donde se detectó la
formación de un nuevo empresariado cuya acumulación se origina en esa
actividad [Forero y otros 2001].
   Igualmente, muchos antiguos campesinos cafeteros se fueron
convirtiendo a lo largo de los años 70 y 80 en empresarios
capitalistas. Ahora bien, buena parte de la producción cafetera se
capitalizó por medio de inversiones procedentes de sectores urbanos o
surgió de la acumulación de grandes hacendados que no eran propiamente
productores familiares [Rojas 1982]. Este ejemplo ilustra que la
acumulación de capital procedente de la empresa familiar rural no es
la única fuente de formación del empresariado capitalista colombiano;
ni la principal.

fuertemente por el Estado. Igualmente, ciertos sectores de los campesinos indígenas centroamericanos y
suramericanos funcionan orgánicamente, no sin problemas, como productores integrados a mercados
regionales, nacionales e internacionales. Al ubicarnos del otro lado, del de los perdedores, hay que reconocer
que para buena parte de las sociedades agrarias o tribales del planeta, la entrada del capitalismo ha significado
procesos trágicos de descomposición, desde la precarización de sus condiciones de vida, hasta la expulsión de
sus tierras y el genocidio.
  8
      Por lo regular, la producción campesina se caracteriza como una economía de reproducción
      simple, por oposición a la economía capitalista, cuya característica intrínseca es la
      acumulación de capital y la reproducción ampliada.
Pero valga la pena anotar que en los casos en los que los
capitales provienen de los campesinos se tiende a conformar una
economía rural estratificada en donde conviven funcionalmente
empresarios y pequeños productores [Forero 1999], por medio de una
compleja red de interrelaciones que conforman una especie de
‘ecosistema económico – empresarial con sinergias mutualistas y
competitivas’, para hacer una analogía con la ecología.
   Por el contrario, la economía capitalista, formada a través de la
conversión de latifundios o haciendas, caso de la producción azucarera
o bananera, tiende a excluir a los campesinos como productores y
muchas veces ha supuesto su desplazamiento.

COMPETENCIA Y COMPLEMENTARIEDAD
   Se dice que la agricultura capitalista se opone al desarrollo de
la campesina, que los dos sistemas de producción tienden a excluirse
mutuamente. Esa es una interpretación basada en los tratadistas
clásicos del siglo diecinueve y de la primera mitad del veinte.
   Pero, ¿qué intereses contradictorios pueden tener los campesinos
productores de hortalizas del oriente de Cundinamarca con los
floricultores de la Sabana de Bogotá? ¿O un campesino cafetero de las
cordilleras que enmarcan el Valle del Cauca con los ingenios
azucareros de este departamento o con su vecino que tiene una finca
cafetera capitalista? ¿O los pequeños productores de leche con los
grandes hatos? ¿O las mujeres que en sus fincas crían ‘pollos
industriales’ a pequeña escala, con los grandes avicultores? ¿En fin,
los campesinos productores de papa o de cebolla junca (uno de los
mejores negocios del sector agrario), arroz mecanizado, o de ganado a
pequeña escala con los financistas locales con los que se asocian para
obtener parte de los recursos que no les prestan los bancos?
   En cierto momento de nuestra historia la formación del capital
agrícola y agroindustrial en las tierras planas mecanizables implicó
el desplazamiento de algunos núcleos de campesinos propietarios y la
expulsión de otros que trabajaban en las antiguas haciendas bajo
relaciones de aparcería. Hoy, sin embargo, ya consolidado ese proceso,
se tiene una distribución de la muy reducida área agrícola (menos de 4
                                                       9
millones de hectáreas frente a 36 millones con pastos ), de modo que
hay una cierta repartición territorial de la actividad agropecuaria
familiar y capitalista y no una competencia por el espacio de estas
dos actividades productivas.
   No se pretende ocultar con lo dicho anteriormente que la
estrategia de consolidación y expansión de ciertas empresas agrarias
que se sigue en algunas zonas pueda tender a desplazar algunos
campesinos. En general, los campesinos ocupan zonas que los
capitalistas no pretenden disputar (laderas andinas, núcleos locales
en la Costa Atlántica, zonas de colonización). Las empresas
capitalistas, por su parte, se asientan en zonas sobre las que no hay

 9
     Para datos de cultivos, véanse cuadros anteriores. Para los de pastos, véase IGAC en
     CEGA [2000, 25]
una presión muy alta de campesinos sin tierra (segmentos de los valles
interandinos, el altiplano cundiboyacense, fragmentos de las sabanas
costeñas y de algunas vegas o sabanas orinocenses).
   Ahora bien, esa localización no es totalmente excluyente, de
manera que en algunas de las zonas mencionadas se presentan relaciones
intensas de asociación y de complementariedad entre productores
familiares y capitalistas [Forero 1999]. Un buen ejemplo de ello, no
el único, es el caso del arroz. Se trata de los pequeños productores
arroceros que a lo largo de muchos años han permanecido en el Valle
del Tolima al lado de los empresarios agrícolas utilizando, apenas con
muy pocas variaciones, la misma tecnología del arroz mecanizado o de
los finqueros pequeños y medianos que se asocian con empresarios
financistas en las vegas del Ariari. Estos últimos aportan la
maquinaria, el transporte, parte de los insumos agroquímicos y sus
conexiones con la cadena agroindustrial.
   Las asociaciones entre campesinos con poca disponibilidad de
tierra y otros campesinos o empresarios capitalistas para acceder a
lotes de cultivo significan por supuesto la transferencia de parte de
los excedentes del productor al propietario en forma de renta. Pero en
muchas ocasiones estas transferencias tienen contraprestaciones
interesantes para los pequeños productores, en la medida en que el
socio financista asume buena parte del riesgo y cumple con eficiencia
funciones que el sector financiero y el Estado no están dispuestos a
asumir. En estos casos, más que pensar en la oposición de campesinos y
capitalistas, a partir de un discurso político preconcebido, es
necesario hacer un análisis fino que conduzca a establecer pautas de
acceso a recursos y de concertación entre los actores implicados.

Las reales explicaciones

   Volvamos a la idea expresada atrás: el actual desplazamiento de
los campesinos no se debe (sino quizás en forma muy excepcional) a la
disputa   del  espacio   económico  productivo  de   los  empresarios
capitalistas agrícolas -y agroindustriales- con los productores
familiares. La explicación está en otra parte:
• En el monopolio del poder y de la propiedad territorial en torno a
   intereses relacionados con la dinámica del control militar y
   político (paramilitar, guerrillero, narcotraficante).
• En el interés de poseer la tierra como activo inmobiliario,
   asociado a la expectativa de obtener dividendos de localización
   alrededor de grandes obras de infraestructura (carreteras,
   represas, puertos).
   Estas formas de control de la tierra y de su sustracción de la
esfera económica como activo productivo gravitan tanto sobre las
condiciones empresariales de capitalistas como sobre las condiciones
de los campesinos.
   Se suele afirmar que la economía campesina produce solamente
bienes alimentarios de consumo directo. Sin embargo, muchos ejemplos
muestran que los campesinos a lo largo de la historia han tenido la
capacidad y la versatilidad para alimentar todo tipo de mercados.
Piénsese en los productores de tabaco y fique, para comenzar por el
siglo diecisiete; o en los de base de coca y látex de amapola, para
pasar al siglo veintiuno, y en los cafeteros a largo de los últimos
130 o 150 años.
Téngase en cuenta también que actualmente la producción familiar contribuye con el 18%
de la producción arrocera moderna del país10 y que esta participación mantiene su
importancia en el algodón, el sorgo y la palma africana, cultivos predominantemente
capitalistas. Mírese, en resumen, la incidencia de los campesinos en todos estos cultivos
y su participación ampliamente mayoritaria en los alimentos de consumo directo que
forman parte de la dieta básica de los colombianos.




  10
          Este dato corresponde a la participación de los cultivos de menos de 10 hectáreas en
       el área de arroz riego y de arroz secano mecanizado de acuerdo con los datos del censo
       nacional arrocero de 1999 [Fedearroz 2000].
4
                Producción campesina
       EVOLUCIÓN RECIENTE Y
          ESTADO ACTUAL
Los productos agrícolas predominantemente campesinos son
aquellos cuya dinámica productiva depende de la participación de la
empresa familiar. En algunos casos, las unidades familiares se asocian
con empresarios-financistas agrícolas. Así ocurre con la papa en el
altiplano cundiboyacense o con la panela en la hoya del río Suárez.
   Los productos agrícolas predominantemente campesinos tienen
actualmente un mayor peso que los capitalistas: representan entre el
60% y el 61% (cuadro 8) del valor de la producción de la producción
agrícola total del país (de acuerdo con el valor que se le asigne a la
coca) Esa participación sigue siendo ampliamente mayoritaria si no se
contabilizan la coca y la amapola: 58% (cuadro 8). [Sinsi–Naciones
Unidas].

PRODUCCIÓN PECUARIA CAMPESINA
   Las estadísticas nacionales no permiten saber cuál es la
participación de la empresa familiar en la producción pecuaria. Se
pueden tener indicios a partir de la información sobre distribución de
los pastos por tamaño de predios, que da cuenta de una participación
del 14% de las unidades pequeñas (menos de 20 hectáreas; datos de la
Encuesta Nacional Agropecuaria, en CEGA 2000, 33). En 1988 se decía
que los campesinos tenían el 20% del hato bovino nacional y producían
el 40% de la leche [Minagricultura 1988, 358–359].
   La producción lechera es una actividad que conoce un intenso
desarrollo basado, en buena parte, en la construcción de cadenas
agroindustriales en las que los campesinos de ciertas regiones
(Antioquia, Nariño y el Piedemonte Orinocense, por ejemplo) han jugado
un papel muy importante.

LOCALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CAMPESINA
   La producción campesina se distribuye por todo el territorio
nacional y de manera mucho más homogénea que la capitalista. Esta
última tiende a concentrarse en ciertas zonas muy específicas. En los
resguardos y en los territorios de poblaciones negras se produce bajo
formas familiares y comunitarias que aunque en algunas partes son
marginales, en su aporte a la producción total son fundamentales en
relación con la ocupación del espacio y con la identidad cultural de
estos grupos y de la nación en su conjunto.
   Algunas características de la distribución regional de la economía
campesina son:
• Aunque se concentra en la región Andina consistentemente con la
   concentración de la población colombiana, la producción agrícola
   familiar rural es también importante en las demás regiones
   colombianas, según puede apreciarse en el cuadro 9.
• Producción campesina no cafetera y legal: se concentra en seis
   departamentos: Cundinamarca, Antioquia, Santander, Boyacá, Nariño
   y Córdoba, en orden de importancia (la mitad de la producción
   agrícola    capitalista–legal  se   concentra    en   apenas   tres
   departamentos:    Antioquia,  Valle   y   Tolima,   en   orden   de
   importancia).
• Ningún departamento concentra más del 15% del área sembrada en
   café.
• La coca y la amapola son cultivos de los nuevos frentes de
   colonización: la coca, de la región amazónica y la amapola, del
   bosque alto –andino. El 78% de la coca se cultiva en la región
   amazónica y el 44% de todos los cultivos del país están hoy en la
   zona del Putumayo. El grueso de la producción amapolera se
   concentra en Cauca, Huila y Tolima.
   La producción familiar rural se atomiza en alrededor de un millón
de unidades familiares:
   Las estimaciones en número también son variadas. Así, por ejemplo, la
   Misión de Estudios estimó que el número de campesinos aumentó de
   971.000 a 1.388.000 entre 1951 y 1988, casi al mismo ritmo del aumento
   de la población rural, que pasó de 6,9 a 9,8 millones de personas en
   el mismo lapso. Zamocs [1992] por su parte estimó que el número de
   campesinos en 1988 estaba entre 860.000 y 1.200.000, de los que
   dependían entre 4,3 y 6,9 millones de personas, cifra muy por encima
   de la estimada por la Misión [1990], que estimó la población campesina
   total en 3,5 millones de personas. Recientemente, Valderrama y
   Mondragón [1988] han estimado, con base en el Censo de Minifundios y
   el Censo de Población del DANE en 890.000 el número de campesinos
   [CEGA 2000, 32].


LOS CULTIVOS PROSCRITOS
   La coca y la amapola, con un área sembrada pequeña en relación con
el área total (menos del 5%), tienen una participación entre el 13% y
el 23% del valor de la producción agrícola (cuadro 10).
   La coca ha crecido en forma vertiginosa, mientras que la amapola
parece mucho más sensible a las fumigaciones. El área de cultivo de
hoja de coca en Colombia pasó durante la década de los noventa de 36
mil a 136 mil hectáreas, mientras que la amapola disminuyó de 19 mil a
6.500. En estos dos cultivos, la participación de los productores
campesinos es mayoritaria —alrededor del 70% en coca y del 90% en
amapola.
Colombia   concentraba   anteriormente  el    procesamiento  y   la
comercialización   de  la   cocaína  pero   tenía   una  participación
relativamente pequeña en el cultivo. Hoy tiene la mayor área cocalera
del planeta. La disminución del área cultivada en coca del Perú, país
que actualmente tiene apenas unas 30 mil hectáreas, es la otra cara de
la moneda. La producción de coca demostró su capacidad de movilidad
territorial tanto dentro del país entre algunos lugares del mundo, en
respuesta a las políticas coercitivas.
   Como se sabe, la cocaína es un producto penalizado judicialmente a
                                                           11
pesar de ser mucho menos nocivo que el alcohol y el tabaco , mientras
que estos dos productos son millonariamente publicitados. Pues bien, a
través de la fumigación, la represión oficial desplazó la coca del
Caquetá al Putumayo, con lo que se multiplicaron los problemas
sociales y políticos.
   En el Putumayo son mucho más intensas que en Caquetá las
interconexiones con otros sectores de la población y de la economía
nacional y del Ecuador. Pero al interior del departamento del Caquetá
se está multiplicando aceleradamente el área cultivada, al amparo del
control territorial de las FARC en la que fue la zona de distensión
[Ferro y Cadena 2001].


CAFÉ: CRISIS Y MINIFUNDIZACIÓN
   El café perdió 160 mil hectáreas entre 1990 y 2000. Ellas
representaban el 16% de la superficie que se tenía plantada en 1990
(cuadro 11). No obstante, es aún el cultivo de mayor importancia del
país en términos de su participación en la superficie sembrada (22%),
del valor de la producción agrícola (18%), de su contribución a las
                                 12
exportaciones agropecuarias (34%) y de la generación de empleo.
   El enorme retroceso en la producción de café es consecuencia de la
desregulación de los precios internos anteriormente sustentados por la
Federación Nacional de Cafeteros, la caída y las fluctuaciones de los
precios internacionales en un nuevo escenario sin Pacto Internacional
del Café, la afectación de la productividad por la broca. En fin, es
resultado del sometimiento de la producción cafetera a las nuevas
condiciones del sector agropecuario en general, impuestas por el nuevo
modelo de liberalización económica.
   El resultado más notorio de la crisis cafetera es la salida de la
escena productiva de la mayor parte de las empresas capitalistas, de
manera que el sector quedó en manos de los pequeños productores
familiares. En forma complementaria, se fragmentó notoriamente la
propiedad, al punto en que hoy el cultivo del café es una actividad
                            13
abrumadoramente minifundista .
     11
           Por sus efectos combinados (dependencia, enajenación, nocividad, peligrosidad, las
          drogas se clasifican de la siguiente manera, de mayor a menor nocividad: heroína,
          alcohol, fármacos, tabaco, cocaína y marihuana. El tabaco es el causante del mayor
          número de muertes por enfermedad y el alcohol, por accidentes y violencia.

12
   Según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura          (cálculos   hechos   con   la
información de la base de datos del anuario estadístico).
13
  Minifundio: unidad de producción con una extensión insuficiente para generar los ingresos
de una familia campesina.
El 60% de los cafeteros del país tiene cafetales con menos de 1
       hectárea y responde por el 16,8% del área cafetera total. Si se
       agregan los cafeteros que poseen cafetales con tamaños inferiores o
       iguales a 5 hectáreas, los resultados son aún más impactantes:
       representan el 95% del total de los productores, es decir, 536.446,
       con un área de 540.221 hectáreas en café (62,2 % del área total)
       [Fonseca 1998, 79].


HORTALIZAS Y FRUTALES
    Las hortalizas y los frutales se multiplicaron en los últimos años
en respuesta a la demanda interna de alimentos. Mientras el área
agrícola del país creció en un 34% entre 1973 y 2000, la superficie en
hortalizas lo hizo en 67%. Hoy se calculan 108 mil hectáreas de estos
productos, repartidas en parcelas que por lo regular no alcanzan la
hectárea. En el mismo lapso, la superficie sembrada de los frutales de
consumo interno (se excluye el banano de exportación) aumentó en
     14
979% . En el cuadro 12 puede verse que el índice del área cultivada en
hortalizas pasó de 100 en 1990 a 129 en 2000 y el de frutales, de 100
a 172 en el mismo lapso.
    La expansión de hortalizas y frutales se ha basado en el modelo
tecnológico de pequeña escala con alta incorporación de agroquímicos y
uso intensivo de mano de obra. El riego en ladera por gravedad y con
aspersores ha sido fundamental para este desarrollo. Para ello los
campesinos han tejido un intrincado sistema de mangueras que se provee
de toda suerte de fuentes de agua, con las posibles repercusiones
ambientales que pueden acarrear.
    Es frecuente oír que el negocio de los frutales (diferentes al
banano) se lo tomó la empresa capitalista. Esta visión parece
derivarse de algunos casos conspicuos, pero excepcionales, y no de un
balance de este sector productivo. Se ha observado en algunos estudios
que la producción frutícola en su casi totalidad está en manos de
pequeños productores (nos referimos a las 158 mil hectáreas
                                                                             15
mencionadas antes, que no incluyen el banano de exportación) .
    Anotemos finalmente que las exportaciones de frutales, diferentes al banano, han
tenido un éxito muy reducido, de tal manera que actualmente la proporción de fruta
exportada es ínfima en relación con la consumida internamente.

                                         Cuadro 8
      Participación superficie y valor de la producción agrícola, período 1990-2001
                                Se incluyen coca y amapola

                                  Predominancia                      Período                       Superficie
     Variable                     cultivos                                                       en hectáreas


14
   Repetimos, aumentó en 979 %. Todos estos cálculos se han hecho con los datos oficiales del Ministerio de
Agricultura.
15
   Investigación de Deproyectos Ltda., para la Corporación Colombia Internacional y entrevista del autor con
Rose Mary Sierra, funcionaria de una empresa procesadora de frutas localizada en Barranquilla.
1990-1992             1999-2001   1999-2001


  Superficie cosechada              Campesinos                    58,5%                67,2%    2.732.349


  (hectáreas)                       Capitalistas                  41,5%                32,8%    1.333.146


                                    Total nacional               100,0%               100,0%    4.065.496


  Valor producción escenario        Campesinos                    58,8%                60,1%


  de precios bajos para coca        Capitalistas                  41,2%                39,9%


                                    Total nacional               100,0%               100,0%


  Valor producción escenario        Campesinos                    61,8%                61,5%


  de precios altos para coca        Capitalistas                  38,2%                 8,5%


                                    Total nacional               100,0%               100,0%



                         Participación superficie y valor de la producción agrícola 1990-2001
                                             Sin incluir coca ni amapola
                                    Predominancia                         Período
  Variable                           cultivos                 1990-1992             1999-2001
  Superficie cosechada              Campesinos                    58,2%                67,1%
  (hectáreas)                       Capitalista                   41,8%                32,9%
                                    Total nacional               100,0%               100,0%
  Valor producción                  Campesinos                    54,9%                58,1%
  (millones $ 1994)                 Capitalista                   45,1%                41,9%
                                    Total nacional               100,0%               100,0%
Fuente: Minagricultura y Desarrollo Rural - Urpas, Umatas; Augura, Federacafé, Asocaña, Fedepalma,
Ascolflores, EUA/Pol. Nal – Torres 2001a.

                         Productos predominantemente capitalistas
       Algodón, arroz, banano de exportación, café tecnificado en
     superficies mayores de 10 hectáreas, caña de azúcar, flores,
             palma africana, sorgo, soya, 30% de la coca, 10% de la
                                                     amapola.

                                                     Cuadro 9
Colombia: distribución de la superficie cultivada por los campesinos. 2002
Región/Departamento                 Participación (%)   Región/Departamento                  Participación (%)
Caribe                                    12,47         Andina suroccidental                        10,92


Atlántico                                  0,41         Cauca                                        3,14


Bolívar                                    1,78         Chocó                                        0,29


Cesar                                      0,84         Nariño                                       3,54


Córdoba                                    1,67         Valle                                        2,77


La Guajira                                 0,71         Córdoba
Magdalena                                  1,15         (serranías Abibe, San Jerónimo y Ayapel)     1,18


San Andrés y                                            Pacífico                                     3,14


Providencia.                               0,00         Cauca                                        1,48


Sucre                                      0,63         Chocó                                        0,34


Antioquia (Urabá)                          2,72         Nariño                                       0,00


Santander (Magdalena Medio)                2,56         Valle                                        1,32


Andina oriental                           30,00         Orinoquía                                    4,39


Norte Santander                            4,12         Arauca                                       0,82


Santander                                  4,74         Casanare                                     0,15


Boyacá                                     6,60         Guainía                                      0,07


Cundinamarca                               9,17         Guaviare                                     1,17


Caquetá (piedemonte cordillera)            2,19         Meta                                         1,55


Casanare (piedemonte cordillera)           0,15         Vichada                                      0,63


Cesar (serranía de Los Motilones)          1,22         Amazonía                                     8,01


Meta (piedemonte cordillera)               1,80         Amazonas                                     0,03
Andina centro – occidente                  31,07        Caquetá                                     2,15


  Antioquia                                   6,42        Guainía                                     0,07


  Caldas                                      2,92        Guaviare                                    1,16


  Quindío                                     2,26        Putumayo                                    4,35


  Risaralda                                   1,89        Vaupés                                      0,25


  Tolima                                      7,24
  Huila                                       4,53        TOTAL NACIONAL                            100,00
  Bolívar (serranía de San Lucas)             1,44
  Putumayo (piedemonte cordillera)            4,37

Fuente: base de datos Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
Cálculos de este estudio.

                                         Cuadro 10
              Participación de la coca y la amapola en la producción agrícola
   Valor producción         Campesina            16%
   escenario bajo           Capitalista           8%
                            Total nacional       13%
   Valor producción         Campesina            27%
   escenario alto           Capitalista          15%
                            Total nacional       22%
Nota: base de coca y látex de amapola.
Fuente: Superficie de amapola y coca: Sinsi – Naciones Unidas. Cultivos lícitos: Base de datos de
Minagricultura.
Los cultivos campesinos se concentran en la Región Andina
Allí se encuentra el 64,8% del área cosechada y el 89,2% del valor de la producción de cultivos campesinos
[Corrales, Forero y otros 2000]. Los departamentos de la Colonización Antioqueña tienen la mitad del área de
la economía cafetera familiar. En la producción no cafetera se destaca, por su parte, la Región Central Andina
(departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander), que tiene una participación del
35% de la producción total de los demás productos campesinos legales.

                                            Cuadro 11
                  Colombia. Evolución del área cafetera 1990 – 2000
                        Promedios trienales en miles de hectárea
  Área según 1990- 19921993-19951996-19981999-2000    producción

  Tradicional       295      287      260       257

  Tecnificada       691      672      609       602

  ÁREA TOTAL        986      958      869       860

  Campesina         445      534      646       670

  Capitalista       541      424      223       189
Fuente: Base de datos Minagricultura. Cálculos nuestros.
5
      EFECTOS DE LAS MEDIDAS
          LIBERALIZANTES
Hasta 1990, la producción campesina mantuvo su espacio
productivo y se expandió por encima del crecimiento poblacional y en
respuesta al ensanchamiento de la demanda urbana por alimentos, pero a
un ritmo más lento que la producción capitalista. Por esta razón, su
peso relativo (superior al 50% de la producción agrícola total), aún
muy importante en esos momentos, había decrecido.
   A partir de 1990, el sector agropecuario en conjunto se vio
sometido a las medidas aperturistas y a los efectos del desmonte de
los subsidios y de gran parte del sistema estatal de apoyo y
servicios. También lo afectaron tasas de interés descomunalmente
altas. Ante esta situación, la producción capitalista sufrió más
severamente que la campesina las consecuencias de la liberalización
económica. Atrás se mostró que los cultivos predominantemente
campesinos aumentaron su participación en la superficie agrícola entre
1990 y el 2000 (véase cuadro 8).
   Como se aprecia en el cuadro 12, los cultivos de los capitalistas
fueron más severamente golpeados por la competencia de las
importaciones que la mayoría de los productos campesinos. En el
período 1990 – 2001, mientras que el índice del total de los cultivos
capitalistas bajó de 100 a 64, el de los cultivos campesinos no varió.
    Algunos cultivos campesinos se mantuvieron estables e inclusive
sostuvieron sus tendencias al crecimiento, entre ellos la papa, el
plátano, las hortalizas y, a un ritmo mucho más lento, la panela. En
el cuadro 12 puede observarse cómo a lo largo de la década crítica de
los noventa el área de la economía campesina sufrió variaciones menos
fuertes que el de la capitalista.
   La mayor estabilidad que presenta la producción familiar se debe,
de un lado, a la relación esencial del productor con su condición de
campesino y con su comunidad rural y a la organización de los sistemas
de producción, que da ciertas ventajas a los campesinos:
• Costos monetarios por unidad de producto relativamente bajos
•   Combinación de actividades para la comercialización mediante un
    sistema muy flexible de cambios en sus líneas productivas.
•   Aporte significativo del autoconsumo al ingreso del hogar y
    flexibilidad del mismo para aumentar su contribución en épocas de
    crisis.
•   Asociaciones entre los productores campesinos y de estos con
    financistas agrarios para la circulación productiva de tierra,
                                                                          16
    capital y trabajo y para la minimización del riesgo .
    Con     la     apertura      fueron     drásticamente          golpeados      el     maíz
tradicional, uno de los principales cultivos de la economía familiar,
y algunos otros cultivos cuya participación es minoritaria: cebada,
fique y ajonjolí. El fríjol y otros tuvieron reducciones importantes
pero     en    menores      proporciones       que     los    anteriores       mencionados
anteriormente (cuadro 12).
    El maíz tradicional se cultiva sin mecanización, con baja incorporación de insumos
agroquímicos y se siembra, en su mayor parte, en las laderas andinas. Es el producto
agrícola de autoconsumo por excelencia. Se consume en forma directa, preparado de
muchas maneras, o en forma indirecta, a través de la cría de aves. Al contrario de lo que
hacen con los productos comerciales, los campesinos siembran el maíz para
autoabastecerse y venden la producción que sobrepasa sus propias necesidades. Fue en
este producto que se presentó la disminución más dramática. Hasta donde hemos podido
observar [Forero y otros 1999 y 2001], los campesinos decidieron reducir sus siembras
ante la drástica caída de rentabilidad del maíz, limitándolas al nivel requerido para su
consumo.
                                            Cuadro 12
                           Evolución 1987 – 2001 del área agrícola.
Para cultivos predominantemente campesinos
                                           Hectáreas 2001 Índice ponderado 2001/1990 Índice 1997/1990

   Café                                               627.881                    147,4        s.d.
   Maíz tradicional                                   426.213                     62,3       64,6
   Plátano                                            381.198                    104,8      108,2
   Caña panela                                        222.024                    110,7      106,9
   Yuca                                               191.559                     97,9       87,8
   Papa                                               172.439                    112,1      103,4
   Frutales                                           164.738                    171,6      181,9
   Fríjol                                             115.356                     82,7       82,2
   Hortalizas                                         109.760                    128,7      109,4
   Cacao                                               93.048                     77,8       90,8
   Arroz secano manual                                 53.854                    100,7      108,5
   Ñame                                                21.815                    368,8      271,2
   Fique                                               16.813                    109,2      133,4
   Trigo                                               14.832                     36,2       41,7
   Plátano exportación                                 13.899                    113,2      155,4
   Cocotero                                            11.711                     89,3       79,1
   Arracacha                                            8.768                    120,7       96,6
   Tabaco rubio                                         6.941                     92,4       60,4
   Caña miel                                            5.731                      s.d.       s.d.
   Ajonjolí                                             5.434                     74,5        s.d.
   Tabaco negro exportación                             4.412                     57,1        s.d.
   Cebada                                               4.300                     11,6        s.d.
   Tabaco negro Consumo interno                         2.025                     68,1        s.d.
   TOTAL                                            2.674.751                     99,6        s.d.
Para cultivos predominantemente capitalistas



16
     Estos financistas han surgido por lo general entre los mismos campesinos.
Hectáreas 2001   Índice ponderado 2001/1990 Índice 1997/1990

   Arroz riego                                    274.199                 97,8                   73,1
   Café                                           177.119                 34,2                    s.d.
   Caña azúcar                                    170.068                145,8                  141,9
   Arroz secano mecanizado                        151.518                112,2                   70,7
   Maíz tecnificado                               148.615                134,4                   97,9
   Palma africana                                 138.500                133,1                  135,7
   Sorgo                                           69.845                 25,6                   37,6
   Algodón                                         53.703                 21,8                   27,8
   Banano exportación                              39.049                113,0                  127,9
   Soya                                            23.658                 23,1                   37,4
   TOTAL                                        1.246.273                 64,8                    s.d.
Nota: el índice ponderado 2001 – 1990 es el cociente entre el promedio de los años 1999 a 2001 sobre el
promedio 1990-1992.
El índice 1997/1990 es el cociente entre estos dos años y trata de reflejar los efectos más directos de
la apertura económica
Fuente: elaborado con la información de la base de datos de Minagricultura.
6
                    INGRESOS DE LOS
                      CAMPESINOS
De acuerdo con las estadísticas convencionales, la pobreza
rural es extremadamente crítica en Colombia. Actualmente, el 60% de
los hogares rurales estaría por debajo de la línea de pobreza. En el
contexto latinoamericano, los niveles de pobreza del sector rural
colombiano serían superiores, a los de Chile (28%), Costa Rica (27%),
Panamá (42%), Brasil (56%) y México (59%) y estarían muy cerca del
              17
promedio (63%) . Sin embargo, los datos muestran que la situación ha
tenido una cierta mejoría si se tiene en cuenta que los hogares con
ingresos por debajo de la línea de pobreza, en Colombia, eran del
orden del 70%, en 1978 [Gómez y Duque 1998,14].
   En la infraestructura social rural se ha presentado un progreso un
poco más notable. En 1973, el índice de necesidades básicas
insatisfechas era de 88% en el medio rural, mientras que el último
censo, de 1993, muestra un índice menor: 60%.

CONSTATACIÓN DE LA VIABILIDAD ECONÓMICA
   Algunas evidencias sugieren que los ingresos medidos por las
encuestas de hogares del Departamento Administrativo Nacional de
Estadísticas, DANE, tienen una distorsión drástica de la remuneración
que reciben los campesinos por concepto del trabajo agropecuario en
sus unidades productivas. Según tales encuestas, esta remuneración es
desastrosamente precaria: los ingresos obtenidos por los campesinos
(Trabajadores agropecuarios por cuenta propia) han tendido a estar por
debajo del salario mínimo legal, mientras que los de los jornaleros se
sitúan siempre por encima (véase especialmente el trabajo de López y
otros 2000).
   Señalan también los datos del DANE que sólo en dos años durante el
período 1988 – 1997 los campesinos obtuvieron en sus parcelas ingresos
por encima del salario mínimo: 1,33 salarios mínimos en 1989 y 1,05 en
1992. A partir de este año, las cosas parecieron empeorar, de tal
forma que en 1997 un campesino ganaba en su parcela apenas el 60% del
salario mínimo [López y otros 2000].
   Nuestros datos muestran un panorama radicalmente diferente. En los
últimos 10 años, período en el que por lo demás se han manifestado
plenamente los efectos de la liberalización económica, los sistemas de
producción   de  un   espectro  de   campesinos   que  representa   su

 17
       Para Colombia, el dato es de 1997; para los demás países corresponde a información
      entre 1997 y 1998. Según Ocampo [2001, 24 y 25], de acuerdo con las encuestas de
      hogares de los respectivos países.
heterogeneidad socioproductiva y agroecológica remuneran la mano de
obra familiar por encima del salario mínimo tal como puede apreciarse
en el cuadro 13.
   En el cuadro 13 puede verse que en los 31 casos analizados
(excepto el de la coca), en 9 diferentes regiones, los sistemas de
producción agropecuarios generan a los campesinos un excedente por día
                                          18
trabajado superior a la remuneración legal .
• Más de cinco salarios mínimos en 16 casos.
•        Entre dos y cinco salarios mínimos en 6 casos.
•  Entre uno y dos salarios mínimos en los 8 casos restantes.
   Esa es la situación antes de pagar intereses y rentas. Es decir,
es el excedente generado por el sistema de producción (por día
trabajado), sin tener en cuenta quién es el que aporta la tierra y el
capital (la remuneración técnica por día de trabajo doméstico en el
cuadro 13). Ahora bien, cuando se descuentan estos rubros, la
situación no varía sustancialmente: la Remuneración neta del día
                 19
trabajo doméstico (cuadro 13) es apenas ligeramente inferior a la
remuneración técnica y ni siquiera los minifundistas de Nariño quedan
ubicados por debajo del salario mínimo.
   Obsérvese en el cuadro 13 que hay casos en los que la remuneración
neta sube en relación con la remuneración técnica. Se trata de los
campesinos que reciben rentas derivadas de asociaciones con sus
vecinos, a quienes les aportan la tierra y parte de los costos
monetarios. En contrapartida, el peso de esta renta es sumamente
gravosa para quienes no tienen tierra, situación que muestran los
datos del mismo cuadro, en donde puede verse cómo a los partijeros de
Fómeque y del Río de Oro se les reduce su remuneración en cerca la
mitad, después de pagar las rentas.
   La información anterior nos lleva a concluir que los sistemas de
producción construidos por los campesinos, sobre la base de la oferta
tecnológica de la Revolución Verde son viables en términos económicos.
(Aunque es muy posible que a mediano y largo plazo, de continuar con
estos paquetes tecnológicos, se produzcan impactos ambientales que
hagan insostenible sus modelos productivos). La otra conclusión es que
sobre esta viabilidad técnica (o productiva) gravitan fuertemente las
rentas de quienes tienen tierra insuficiente.

PRINCIPAL LIMITANTE DE LA PRODUCCIÓN CAMPESINA
    18
         La remuneración técnica día en salarios mínimos se calcula con esta fórmula: RTD = (V +
         A – CM) / (NJF x SMLD), donde RTD = remuneración técnica día; V = valor de las ventas
         anuales; A = valor del autoconsumo humano anual; CM = costos monetarios anuales; NJF =
         número de jornales familiares invertidos en la producción agropecuaria durante el año;
         SMLD = salario mínimo legal diario.
    19
          La remuneración técnica día se calcula en forma similar restando en el numerador las
         rentas pagadas por concepto del acceso a la tierra (arrendamiento, asociaciones o
         aparcerías) y por intereses (a los bancos o a prestamistas privados). Cuando el
         productor recibe rentas por ceder su tierra en asociación, aparcería o arrendamiento
         estos ingresos se suman en el numerador. La diferencia central entre la aparcería y la
         asociación está en que en la primera el propietario aporta exclusivamente la tierra y
         en la segunda aporta además una parte sustancial de los costos monetarios. Es decir, en
         la asociación el propietario de la tierra asume el papel de socio – financista.
Pero este asunto de los ingresos hay que verlo con otra óptica, la
de los ingresos totales anuales) generados por los sistemas de
producción agropecuarios de los campesinos (en el cuadro 13
registramos los ingresos por día trabajado). Al verlo así, se observa
que esos ingresos no alcanzan en varios casos al salario mínimo anual,
a pesar de su eficiencia relativa en la remuneración de la mano de
obra.
    Lo anterior se deriva de las limitaciones en el acceso a la tierra
y al capital, que impiden ocupar toda la mano de obra disponible en la
familia. En el cuadro 14 se observa que en 6 de los 29 casos
analizados (con excepción de la coca) los ingresos que deja a las
familias su actividad agropecuaria, antes de pagar la renta de la
tierra (en el caso de los partijeros) e intereses, están por debajo
del, salario mínimo anual. Después de pagar estas rentas, el número de
casos con ingresos por debajo del salario mínimo sube a 8, y pasa a 11
cuando se hace una simulación con intereses altos (del 40% efectivo
anual sobre el total de los costos monetarios).
    Un salario mínimo es un ingreso precario que no alcanza para
comprar una canasta de alimentos. Consideremos, entonces, que el
ingreso es suficiente sólo a partir de tres salarios mínimos, para
atender las necesidades de las familias. Así las cosas, en 13 casos de
los 30 (cuadro 14), los sistemas de producción serían suficientes para
arrojar un ingreso satisfactorio antes de pagar rentas e intereses. Al
pagarlos, el número de casos que están por encima de tres salarios
mínimos baja a 11 y cuando se le imputan intereses altos, desciende a
10.
    En el caso de los productores de coca se tomó solamente el
resultado de una hectárea, que corresponde a la extensión que tiende a
tener la mayor parte de los pequeños. Puede observarse que los
ingresos obtenidos por estos productores, si bien son altamente
competitivos puesto que superan ampliamente el jornal mínimo anual, no
están por encima de todos los productores campesinos que tienen
cultivos lícitos.
    Debe tenerse en cuenta que los ingresos agropecuarios son un
componente del ingreso de los hogares rurales. Cuando los productores
no pueden ocuparse por completo en sus propias parcelas, trabajan por
fuera de ellas para obtener otras entradas. Eso ocurre en la mayor
parte de los casos. Esta opción, compelida por la escasez de tierra,
genera un nivel de remuneración menor que el trabajo en sus propias
fincas (insistimos: al contrario de lo que muestran las cifras del
DANE).


SUBREMUNERACIÓN DEL TRABAJO FAMILIAR
   Los datos presentados muestran que los ingresos agropecuarios de
los hogares rurales son muy superiores a los que registra la Encuesta
de Hogares del DANE ¿Por qué la diferencia tan notable entre estos
datos y los de las encuestas de hogares rurales? ¿Son los campesinos
menos pobres de lo que comúnmente se piensa?
Sea como sea, parece que las encuestas no son un instrumento
adecuado para captar los ingresos de las fincas de los campesinos,
debido a la complejidad organizativa y productiva de sus sistemas de
producción y de sus flujos de costos y gastos. Además, las preguntas
sobre ingresos agropecuarios que se formulan en la encuesta del DANE
son muy limitadas. Se circunscriben a preguntarle al el campesino por
las ganancias anuales que deriva de su actividad agropecuaria,
pregunta para la que puede esperarse cualquier respuesta que subvalore
los ingresos familiares, que muy poco o nada tienen que ver con el
concepto de ganancia.
   Pero esta subvaloración que el campesino generalmente tiende a
hacer de su economía, en la búsqueda de la asistencia estatal, se está
volviendo en contra de él mismo. Los planificadores, y quienes deciden
cómo aplicar las políticas, concluyen que si la producción
agropecuaria le genera a los campesinos ingresos tan precarios que los
mantienen en la miseria, no vale la pena continuar apoyando esta
actividad.
   Es preciso entonces hacer trabajos en profundidad para acercarse a
la comprensión de los sistemas de producción de los campesinos. Si los
datos que hemos presentado son más acordes con la realidad, la cosa es
diametralmente diferente. Nuestra información muestra que esos
sistemas de producción tienen un potencial productivo enorme y una
gran capacidad de generación de ingresos, muy superior a la de muchas
otras actividades.
   El problema central de la pobreza rural no está en los sistemas de
producción familiares, sino en que las limitaciones en el acceso a la
tierra, al agua y al capital impiden desarrollar más plenamente sus
potencialidades. ¿Con qué tecnología? Con la mejor oferta tecnológica
disponible en función de la estrategia de los campesinos para obtener
los ingresos que les permitan atender sus gastos:
• Con la tecnología agroquímica hasta el momento y con las
   adecuaciones que los campesinos han hecho a lo largo de 30 años.
• Con tecnologías alternativas que amortigüen o minimicen el impacto sobre los
   ecosistemas y la salud humana, si el país se decide a construirlas y a dedicarle los
   recursos que necesita un proyecto de esta naturaleza para salir de los intentos
   marginales de unas Organizaciones no gubernamentales o de unos programas de
   gobierno con escasos recursos.
Cuadro 13
Sistemas de producción rurales. Remuneración diaria de la mano de obra familiar
                                          empleada.
                            Valores en número de salarios mínimos.
 Tipo de productor y zona - Año estudiado          Remuneración técnica         Remuneración neta
                                                  Día de trabajo doméstico día de trabajo doméstico

 A. HORTÍCULTOR
    Mediano productor
    Fómeque – 1999                                            1,9                       1,7
    Combeima – 1999                                           5,7                       5,5
    Río de Oro, con baja productividad-1998                   4,5                       7,8
    Río de Oro, con alta productividad –1998                  6,0                       9,4
    Minifundista de Fómeque 1999                              5,4                       5,1
    Partijero
    Fómeque –1999                                             1,9                       1,1


    Río de Oro, con baja productividad – 1998                 5,5                       2,4
    Río de Oro, con alta productividad - 1998                 5,4                       2,9
    Productor de tomate bajo invernadero                      5,4                       5,3
 B. PAPERO. LENGUAZAQUE, CUNDINAMARCA – 1999
    Pequeño, con baja productividad                           3,6                       3,4
    Pequeño, con media productividad                          4,7                       4,6
    Mediano, con baja productividad                           5,7                       7,0
    Mediano, con media productividad                          7,7                       8,9
    Mediano, con alta productividad                          11,7                      12,9
 C. CAMPESINO TRADICIONAL SANTANDER – 1999
    Pequeño productor propietario, de Regadillo – Carare      1,3                       1,1
    Pequeño propietario aparcero mecanizado                   3,2                       2,2
    Parcelero familiar, de Butaregua                          1,7                       1,8
 D. MINIFUNDISTA, NARIÑO – 1998
    Pequeño productor                                         2,0                       1,9
    Mediano productor                                         1,2                       1,1
    Pequeña producción ajustada                               1,1                       1,1
 E. CAFETERO, BUGA - VALLE – 1998
    Minifundista de baja productividad                        4,5                       4,3
    Pequeño, de baja productividad                            4,8                       4,8
    Pequeño, de mediana productividad                         5,2                       5,1
    Mediano, de mediana productividad                         5,6                       5,4
 F. CAFETERO. RESTREPO – VALLE – 1991
    Minifundio                                                5,7                       5,7
    Pequeña producción semiintensiva                          5,9                       4,8
    Pequeña producción intensiva                              2,2                       1,0
    Producción familiar pequeña                               6,2                       4,7
Cafetero ganadera                                               13,1                       11,7
      Productor de coca en una hectárea - Productividad baja           5,9
      Productor de coca en una hectárea.- Productividad alta.         12,4
Nota: jornal mínimo legal: $9.533 diarios.
Fuentes: Forero y otros 2000a y 2000b; Forero 1999; Paz 1999. Torres 2001b. Cálculos nuestros.


                                      Cuadro 14
        Excedentes anuales de los sistemas de producción en salarios mínimos.
                                                                                  EXCEDENTE NETO O
                                                                Excedente de       REMUNERACIÓN NETA
   ANUAL
   Tipo de productor - Año estudiado                             producción o     Con          Con         Con
                                                                remuneración    intereses   intereses intereses
                                                                técnica anual     bajos      medios       altos
   A. HORTICULTOR
      Mediano productor


      Fómeque – 1999                                                 2,2          1,9          1,5          0,8
      Combeima –1999                                                 1,1          1,0          0,9          0,8
      Río de oro con baja productividad – 1998                       3,8          6,5          6,4          6,1
      Río de oro con alta productividad –1998                        5,0          7,8          7,7          7,4
      Minifundista de Fómeque                                        0,8          0,8          0,7          0,6
      Partijero
      Fómeque – 1999                                                 1,6          0,9          0,9          0,6
      Río de Oro con baja productividad – 1998                       1,0          0,5          0,4          0,3
      Río de Oro con alta productividad - 1998                       1,3          0,7          0,7          0,6
      Productores de tomate bajo invernadero                         6,8          6,6          6,4          5,9
   B. PAPERO EN LENGUAZAQUE-CUNDINAMARCA – 1999
      Pequeño, con baja productividad                                2,2          2,1          2,0          1,7
      Pequeño, con media productividad                               3,1          3,0          2,7          2,5
      Mediano, con baja productividad                                4,8          5,9          5,2          4,6
      Mediano, con media productividad                               6,4          7,5          6,7          6,0
      Mediano, con alta productividad                                9,7         10,8          9,9          9,0
   C. CAMPESINO TRADICIONAL EN SANTANDER - 1999
      Pequeño productor propietario de Regadillo -Carare             1,4          1,2          0,9          0,6
      Pequeño propietario aparcero mecanizado                        2,7          1,9          1,9          1,8
      Parcelero familiar de Butaregua                                1,2           1,3         1,3          1,3
   D. MINIFUNDISTA EN NARIÑO - 1998
      Pequeño productor                                              0,7          0,7          0,7          0,6
      Mediano productor                                              0,6          0,5          0,5          0,4
      Pequeña producción ajustada                                    0,5          0,5          0,5          0,5
   E. CAFETERO EN BUGA - VALLE - 1998
      Minifundista de baja productividad                             1,5          1,5          1,5          1,4
      Pequeño, de baja productividad                                 2,7          2,7          2,6          2,4
      Pequeño, de mediana productividad                              3,1          3,1          3,0          2,8
      Mediano, de mediana productividad                              5,8          5,6          5,4          5,0
   F. CAFETERO EN RESTREPO – VALLE - 1991
Minifundio                                                0,5           0,5          0,5   0.5
      Pequeña producción semiintensiva                          2,8           2,6          2,3   2.3
      Pequeña producción intensiva                              2,2           1,6          1,1   1.0
      Producción familiar mediana                               4,1           3,5          3,1   3.0
      Cafetero – producción ganadera                            8,6           8,5          8,4   7.6
      Producción de coca en una hectárea - Productividad baja   1,9           1,9
      Producción de coca en una hectárea - Productividad alta   3,8           3,8
Fuentes: Forero y otros 2000a y 2000b; Forero 1999; Paz 1999. Torres 2001b. Cálculos nuestros.
7
     PRODUCCIÓN FAMILIAR Y
      SISTEMA ALIMENTARIO
El capítulo anterior abordó uno de los elementos de la
participación de la economía campesina en el sistema alimentario: su
aporte a la producción agrícola y pecuaria. Nos ocuparemos enseguida
de otros dos aspectos de las relaciones entre la producción familiar
rural y el sistema alimentario:
• La participación de los productos campesinos en la dieta
   alimentaria de los colombianos.
• La circulación de estos productos en las diversas cadenas
   agroalimentarias.

PRODUCCIÓN CAMPESINA Y DIETA EN COLOMBIA
   El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, es
la entidad que define en el país la canasta de alimentos de las
familias colombianas. Lo hace apoyándose en encuestas de ingresos y
gastos. La última encuesta se realizó entre 1994 y 1995 y está vigente
a partir de 1999 para efectos de cálculo del Índice de Precios al
Consumidor, IPC.
   Pues bien, el cuadro 15 muestra, de acuerdo con la última canasta
de alimentos establecida por el DANE, que la producción de los
campesinos tiene actualmente un peso muy importante en la dieta de los
colombianos: el 35%. Este porcentaje no incluye el suministro de
ciertas materias primas para la agroindustria alimentaria (café,
oleaginosas)   y  para   la  agroindustria   no   alimentaria  y   las
exportaciones (café nuevamente, fique, tabaco, cebada, coca, amapola y
marihuana).


CIRCUITOS DE CIRCULACIÓN DE LOS ALIMENTOS
   Ser abastecido por un gran número de productores que labora a lo
largo y ancho de la geografía del país, es una característica central
de nuestro sistema alimentario. La producción de la mayor parte de los
alimentos está atomizada en cientos de miles de parcelas que en
condiciones    tropicales,   con    variados    microclimas,    ofrece
permanentemente una amplia gama de alimentos.
   La infraestructura vial, a pesar de su precariedad, ha permitido
integrar interregionalmente los mercados conformando un mercado
nacional que transmite información de precios y pone a circular
alimentos en vastas redes interconectadas. Las centrales de abastos de
Economia campesina
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Economia campesina

  • 1. CUADERNOS TIERRA Y JUSTICIA No. 2 LA ECONOMÍA CAMPESINA COLOMBIANA 1990-2001 JAIME FORERO ÁLVAREZ Profesor e investigador, Instituto de Estudios Rurales, IER, Pontifica Universidad Javeriana. Colaboradores: JUAN ANDRÉS GALARZA LUZ ELBA TORRES JOSÉ LUIS FORERO ISBN 958-9262-21-X © Jaime Forero Álvarez
  • 2. CONTENIDO Introducción LA POBLACIÓN RURAL EN EL MUNDO 1. CAMPESINADO Y POBLACIÓN RURAL • Movimientos • Empleo rural 2. EL PRODUCTOR CAMPESINO COLOMBIANO • Campesinado y empresariado agropecuario • Ámbitos económicos y ámbito territorial 3. Campesinado, mercado y cambio técnico A PROPÓSITO DE PREJUICIOS • Competencia y complementariedad 4. Producción campesina EVOLUCIÓN RECIENTE Y ESTADO ACTUAL • Producción pecuaria campesina • Los cultivos proscritos • Café: crisis y minifundización • Hortalizas y frutales 5. EFECTOS DE LAS MEDIDAS LIBERALIZANTES 6. INGRESOS DE LOS CAMPESINOS • Constatación de la viabilidad económica • Principal limitante de la producción campesina • Subremuneración del trabajo familiar 7. PRODUCCIÓN FAMILIAR Y SISTEMA ALIMENTARIO • Producción campesina y dieta en Colombia • Circuitos de circulación de los alimentos • Sistema alimentario adecuado
  • 3. INTRODUCCIÓN LA POBLACIÓN RURAL EN EL MUNDO La población rural en el mundo es el 53% de la población total y la agricultura continúa siendo la actividad económica que mayor empleo genera. En el Tercer Mundo, con excepción de América Latina, los habitantes del campo superan numéricamente la población de las ciudades. Sin incluir lo que ocurre en los países de altos ingresos, los empleados en el sector agropecuario son mucho más numerosos que los ocupados en otras actividades (cuadros 1 y 2). De otra parte, los productores familiares, aun en buena parte de los países altamente industrializados, tienen una participación muy importante en la producción agrícola y en muchos casos, ampliamente mayoritaria (cuadro 3). Colombia figura entre los países en donde la participación del trabajo asalariado en la agricultura es mayor que la de la mano de obra familiar (cuadro 3). Sin embargo, como veremos más adelante, la producción familiar agrícola en nuestro país es más importante que la capitalista. Esto se debe a que los campesinos contratan jornaleros, en niveles altamente significativos, para muchas de las labores en sus fincas, de manera que si se toma la relación entre mano de obra asalariada y familiar como indicador de la participación de la producción campesina queda de esta forma subvalorada la participación de la economía familiar. De otra parte, se tiene información que muestra que esta característica de la economía campesina colombiana no es excepcional para nuestro país en el contexto del Tercer Mundo [Haubert 1999]. Puede pensarse entonces que en algunos de los países en los que la proporción de trabajadores asalariados es mayor que la participación de la mano de obra familiar, la participación de la economía campesina puede ser mayoritaria. Con lo anterior queremos resaltar dos cosas. La primera, que la agricultura y la economía campesina continúan siendo sumamente importantes en todo el mundo y por lo tanto las políticas agrarias, rurales, ambientales y agroalimentarias deben seguir ocupando un lugar prioritario en las agendas nacionales e internacionales. Lo segundo que observamos es que son equivocados ciertos análisis convencionales que ven la posición relativa de América Latina como un caso interesante de progreso económico pues su población rural es relativamente baja en el contexto mundial. Desde otra óptica, esta situación se puede interpretar como un indicador de las serias limitaciones de la región para desarrollar su sector agrario y de una hipertrofia urbana que no es capaz, ni lo será en las próximas décadas, de dar respuesta satisfactoria a las necesidades de los habitantes en sus urbes.
  • 4. Cuadro 1 Población mundial urbana y rural. Millones de personas. Año 2000 Población Población % de Continente urbana rural población rural África 310 521 62,7 Asia 1.407 2.328 62,3 Europa 548 181 24,8 América Latina 401 123 23,5 América del Norte 237 69 22,5 Oceanía 22 91 80,5 TOTAL MUNDIAL 2.925 3.313 53,1 Fuente: Organización de Naciones Unidas, “Word Urbanizations Prospects. The 1994 Revision”, Hábitat 1997 Cuadro 2 Población activa mundial. Millones de personas. Año 1995 Agricultura Servicios Industria Desempleados Países con altos 20 220 110 30 ingresos Países con ingresos 210 250 170 50 medios Países con ingresos 800 470 200 50 bajos Total 1.030 940 480 130 Fuente: Banco Mundial, en Bonnamour [1996].
  • 5. Cuadro 3 Distribución de los países del mundo según participación de la mano de obra familiar en la agricultura 1996 REGIÓN Países donde la mano de obra Países donde el trabajo asalariado familiar empleada supera el trabajo supera la mano de obra familiar asalariado empleada Asia del Este y Pacífico Brunei, China, República de Corea, Guam, Singapur. Hong Kong, Indonesia, Macao, Malasia, Filipinas, Polinesia Francesa, Tailandia. Europa y Asia Central Chipre, Grecia, Hungría, Malta, Bulgaria Polonia, Portugal, Rumania, Checoeslovaquia, Turquía, Yugoslavia América Latina Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Argentina, Bahamas, Barbados, Chile, Haití, Honduras, México, Panamá, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Puerto República Dominicana, Venezuela. Rico, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, Colombia, Malvinas. Medio Oriente Argelia, Barrein, Egipto, Irán, Israel, Emiratos Árabes, Kuwait, Qatar, Siria, Túnez. Países altamente industrializados – Australia, Austria, Bélgica, Canadá, EUA, Reino Unido, Suiza OCDE Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Suecia Asia del Sur Bangladesh, India, Maldia, Pakistán, Sri Lanka África Subsahariana Botswana, Camerún, Cabo Verde, Santo Tomás, Seychelles Comores, Gana, Liberia, Malawi, Nigeria, República Centro Africana, Reunión, Togo, Zambia. Fuente: elaborado de acuerdo con los datos FAO,”Reporte sobre el desarrollo del mundo”, Bonnamour [1996]. Para Colombia, DANE – Encuenta Rural de Hogares.
  • 6. 2 CAMPESINADO Y POBLACIÓN RURAL La población que vive hoy en los campos de Colombia representa el 31% de la población total. Si a ella se le agregan los habitantes que viven en las pequeñas cabeceras municipales (menores de 10 mil habitantes), la población rural alcanza el 38%. En el país, la población rural creció a lo largo del siglo veinte, duplicándose entre 1938 y 1993, a pesar de la alta intensidad de la migración de los campos hacia las ciudades. El hecho es que buena parte las nuevas generaciones se queda en los campos aunque son más las personas que salen hacia las ciudades. Esta tendencia se mantuvo hasta 1993, año del último censo, a pesar de que desde 1988 aproximadamente se viene presentando un acelerado proceso migratorio suscitado por el desplazamiento forzado. MOVIMIENTOS En el cuadro 4 puede observarse que la población en el campo creció en el último período intercensal (1985 - 1993) a una tasa significativamente positiva (0,93% anual). Sin embargo, un cálculo muy aproximado hecho por nosotros con las cifras sobre desplazamiento nos indica que muy posiblemente hoy se tenga un número de habitantes en los campos (resto municipal) ligeramente inferior al de 1993. Es decir, tendríamos por primera vez en la historia reciente del país una disminución de la población en el campo, situación que obedecería al conflicto armado. Traslados en el mismo campo En la formación de nuestra sociedad rural se ha presentado una importante migración intrarrural. Personas y familias se trasladan de una zona a otra pasando muchas veces por centros urbanos en donde residen algún tiempo antes de volver a vincularse al campo. Las zonas de colonización reciente reciben gran parte de estos migrantes. El principal factor de movilización de población entre 1950 y 1965 1 fue la llamada Violencia . Entre 1965 y 1985 (aproximadamente), este movimiento se suscitó por la búsqueda de oportunidades económicas que hacían los campesinos –especialmente los andinos–, costreñidos por la inflexibilidad de la frontera agrícola que es a su vez una consecuencia de la concentración de la propiedad de la tierra y de su contrapartida, la minifundización de ciertas áreas. 1 Violencia con mayúscula en la memoria histórica 1946 - 1966
  • 7. De 1988 a hoy, los movimientos poblacionales entre zonas rurales se han suscitado fundamentalmente por el desplazamiento forzado, con lo que se han presentado traslados hacia afuera de las zonas de colonización reciente y en el interior de estas zonas. La base económica para la recepción de migrantes en las zonas de colonización reciente ha sido principalmente la producción cocalera y, en segundo término, la amapolera. Es por esta razón que la región amazónica – orinocense, en donde se produce la mayor parte de la coca, presenta la mayor tasa de crecimiento poblacional rural frente a las otras grandes 2 regiones. Según Fajardo y Mondragón [1997, 84] , 60 de los 73 municipios colombianos con mayor tasa de crecimiento poblacional entre 1985 y 1993 tenían cultivos proscritos y en el 90% de los municipios de reciente colonización hay ese tipo de cultivos. En el cuadro 5 puede observarse el panorama de la distribución de la población colombiana entre urbana y rural por regiones, según el último censo. Debe tenerse en cuenta que en la primera columna (“Participación de la población rural”) se incluye la población en cabeceras municipales de menos de 10.000 habitantes y la población que los censos clasifican como “resto”, es decir, que vive por fuera de las cabeceras municipales. En la segunda columna se toma solamente la población del “resto” municipal. El crecimiento de la población rural, sin embargo, no se presenta exclusivamente en las zonas de colonización reciente. Los datos censales revelan, en efecto, que ciertos municipios que no pertenecen a las áreas de colonización o de expansión de la frontera agrícola tienen tasas de crecimiento positivas. En estos casos, hasta donde conocemos, se trata de municipios en los que los campesinos no están sometidos a condiciones extremadamente desfavorables para acceder a la tierra ni han vivido el desplazamiento violento. Por ello han podido estabilizarse como productores agropecuarios. Un análisis de lo que ocurre con la población rural de la Región Andina confirma esa tendencia al crecimiento. La población rural, contabilizada como los habitantes del resto municipal y de las cabeceras menores de 10.000 habitantes, muestra una tendencia positiva del crecimiento, con una tasa de 0,7% anual para el período 1993 – 3 2000 . EMPLEO RURAL Es claro que los hogares rurales no trabajan exclusivamente en la agricultura, sino que combinan diversas actividades, llevadas a cabo en sus propias parcelas o por fuera de ellas, en el campo mismo, o en las cabeceras municipales. Por esta razón, las actividades no 2 Citado por Ferro [2001]. 3 Se calculó, en este caso, la población perteneciente estrictamente a la Región Andina. Para hacerlo se tomó, de un lado, la población de todos los municipios que tienen toda el área en la ecorregión. De otra parte, para aquellos municipios con territorio en esta y otras ecorregiones, se tomó la población de las cabeceras cuando estaban localizadas en los Andes y una parte proporcional de la población del resto municipal de acuerdo con la proporción de su superficie en esta región. Se trabajó con las bases de datos del DANE cruzada con mapas de altitud (véase Corrales, Forero, Salgado y Salazar 2000).
  • 8. agropecuarias en el medio rural tienen un peso creciente, pero es indudable que la economía en este medio depende de la producción agraria, dentro de la cual el campesinado tiene una participación muy importante. Según las Encuestas de Hogares Rurales, el 56% del empleo rural era agropecuario en 1997, mientras que en la industria se ocupaba al 6,4% de los habitantes y en los servicios y demás actividades terciarias, el 33%. Años atrás, en 1988, la proporción del empleo 4 agropecuario era más alta: 61% . Esta disminución entre 1988 y 1997 condujo a especular sobre un cambio estructural de la economía rural, caracterizado por la pérdida de importancia de las actividades agropecuarias y el surgimiento con fuerza de algunas nuevas actividades. Esto se ha presentado como una de las características centrales de la denominada nueva ruralidad. No se trata de desconocer la importancia de ciertos aportes de esta concepción, como la muy justa exaltación de la relación a través del medio ambiente de la actividad rural y urbana, o la importancia de la combinación de múltiples estrategias de reproducción de los hogares rurales. Sin embargo, la idea del arribo de una nueva ruralidad al país, como un cambio estructural significativo, en el que la actividad agropecuaria pierde importancia frente a otras actividades económicas, parece surgir de un traslado mecánico a nuestro medio de las corrientes académicas europeas en boga y no se ajusta muy bien al caso colombiano, por al menos tres razones: • La caída porcentual del empleo agropecuario en la economía rural se debe a la crisis de una gran parte de los cultivos (especialmente el café y los transitorios-capitalistas) y al paso consecuente de un gran número de personas a actividades informales precarias. No se trata del surgimiento de posibilidades interesantes de carácter industrial (pequeña industria rural) o de nuevos servicios que prestaría el campo a la sociedad en su conjunto (venta de servicios ambientales, turismo y ecoturismo, etcétera) y que elevarían el nivel de vida de la población rural. Es decir, no parece estar surgiendo una nueva ruralidad en la que se abra un abanico de nuevas oportunidades para el campo, que haga pasar a un segundo plano a la agricultura. La caída del empleo agrícola es más bien el resultado de una prolongada crisis agropecuaria cuya superación podría, eventualmente, revertir estas tendencias. Un indicador que apoya esta opinión es la tendencia decreciente del empleo manufacturero en el sector rural, que disminuyó en 10% entre 1988 y 1997, mientras que el empleo agrícola decreció en 8%. • En nuestro país, el grueso de las actividades de los centros urbanos pequeños (cabeceras municipales con menos de 10 mil o 20 mil habitantes) se sustenta en la dinámica de la actividad agropecuaria. A partir de esta actividad, se forma la mayor parte de encadenamientos económicos. 4 Datos del DANE – Encuestas Rurales de Hogares procesados por López y otros 2000.
  • 9. •Se ha observado que la producción agropecuaria constituye una fuente de ingresos para buena parte de los hogares que viven en las cabeceras municipales. Están, de un lado, los jornaleros agrícolas, que en ocasiones forman asentamientos relativamente populosos, como ocurre en las zonas cafeteras. De otra parte, hay personas que viven en los pueblos y que tienen sus negocios agropecuarios: fincas administradas por terceros, lotes de cultivo o ganado, administradas bajo diversas formas de asociación (datos del municipio de Fómeque, en Torres 2001b). Cuadro 4 Colombia. Tasas de crecimiento de la población 1985-1993 Cabeceras municipales 2,70% Resto municipal 0,93% Total 2,12% FUENTE: DANE ¿CÓMO SE MIDE EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN? El crecimiento total de la población rural se mide sumando el crecimiento vegetativo y las migraciones de la ciudad al campo. El crecimiento vegetativo es la diferencia entre nacimientos y muertes. Cuadro 5 Colombia. Distribución regional de la población 1993 Región Población total Participación de la Participación población (No. de habitantes) población rural (%) Resto (%) Caribe 7.965.695 39,12 33,11 Oriental 11.649.375 28,01 22,50 Central 9.418.953 40,80 32,51 Pacífico 6.713.638 42,38 36,46 Orinoquía y Amazonía 1.917.050 65,63 54,60 Total nacional 37.664.711 38,03 31,37 Fuente: Fundación Social de acuerdo con los censos de población del DANE, este estudio.
  • 10. 2 EL PRODUCTOR CAMPESINO COLOMBIANO ¿Cuál es el espacio económico que ocupan los campesinos en nuestra sociedad? ¿Cuál es su especificidad como agentes económicos? Estas son las preguntas que intentamos responder en este capítulo sin desconocer las otras muchas dimensiones políticas y culturales del campesinado. Dicho de otra manera, queremos dejar claro quiénes son los campesinos como productores agropecuarios. CAMPESINADO Y EMPRESARIADO AGROPECUARIO La estructura productiva del agro colombiano se compone de tres formas empresariales básicas: • La empresa agropecuaria capitalista. • El latifundio ganadero especulativo • La producción familiar (o comunitaria), En el cuadro 6 se presentan algunas de las características centrales de estas tres formas empresariales. En Colombia, los campesinos son en su mayoría productores familiares agropecuarios. Se pueden considerar también como campesinos los productores familiares forestales o pesqueros y las comunidades rurales indígenas o afrocolombianas en las que la economía comunitaria sustituye o complementa la producción familiar. Para todos los campesinos, sus unidades de producción son al mismo tiempo unidades de consumo cuya finalidad es precisamente la reproducción de la familia o de la comunidad. Esta circunstancia los diferencia esencialmente del empresariado capitalista agropecuario, cuya reproducción depende de la obtención de ganancias. A la vez, la familia o la comunidad le imprimen el carácter organizativo a la actividad productiva de los campesinos. La producción se organiza de acuerdo con el sistema de decisiones de la familia o de la comunidad y la división de tareas entre sus miembros, de acuerdo con su edad, sexo, jerarquías y con sus experiencias y conocimientos. Los campesinos colombianos son en su mayor parte estrictamente productores familiares. Aun dentro de varios grupos étnicos, indígenas o afroamericanos predomina la organización productiva familiar. No sobra insistir que hay grupos sociales pertenecientes a este tipo de etnias cuya organización económica es, o tiende a ser, comunitaria,
  • 11. pero su participación en términos poblacionales y en términos productivos es marginal en relación con los demás productores familiares, aunque su importancia cultural y territorial sea incuestionable. ÁMBITOS ECONÓMICOS Y ÁMBITO TERRITORIAL Lo monetario y lo doméstico Aunque la organización empresarial de la producción campesina es esencialmente familiar, los productores campesinos están muy integrados al mercado. La mayor parte de los ingresos de sus sistemas productivos se derivan de las ventas (cuadro 7). lo que implica a la vez que sus medios de subsistencia se adquieren en una alta proporción en el mercado Una altísima proporción de los campesinos contrata sistemáticamente trabajadores asalariados, hasta el punto de que la participación del trabajo familiar puede ser menor que la de la mano de obra contratada. Al mismo tiempo, estos campesinos compran insumos y en ocasiones alquilan o compran maquinaria (tractores, trapiches, beneficiaderos mecanizados). Todo esto influye sensiblemente en la estructura de costos de su producción. Si bien los productores campesinos están muy integrados al mercado, la participación de los elementos no monetarios es esencial para su organización productiva – empresarial y para la subsistencia de sus familias (o comunidades). Tenemos de un lado la utilización de 5 trabajo familiar que sigue siendo relevante: entre el 47% y el 83%, de acuerdo con los datos del cuadro 7 (productores típicamente familiares). Esta participación es por supuesto mucho más importante entre los indígenas y las comunidades afrocolombianas. De otra parte, el autoconsumo agropecuario, que solventa una parte de la dieta alimentaria de los productores familiares, es otro elemento central del ámbito doméstico de la economía campesina. A pesar de la intensa y creciente monetización de sus sistemas de producción, los campesinos mantienen estrategias que les garantizan un cierto nivel de autoabastecimiento, equivalente en promedio a un 30% de la canasta de alimentos [Torres 2001 b]. El autoconsumo se compone de residuos de las cosechas comerciales y de cierta producción realizada exclusiva o principalmente para este fin (se destaca la producción de leche, de aves y de maíz). Las relaciones entre los campesinos mediadas por el parentesco y por el vecindario son fundamentales para la circulación de mano de obra, tierra y capital y constituyen otro elemento clave del ámbito doméstico de la economía campesina (no regulado por los intercambios monetarios). Están, de un lado, las asociaciones para cultivar o criar ganado (medianerías; poramberías; ganado al aumento), los intercambios 5 La participación del trabajo familiar está implícita en el cuadro 7 y equivale a la diferencia con 100% de la participación del trabajo asalariado en el total.
  • 12. de productos e insumos a través del trueque y de trabajo por medio de diversos sistemas de contraprestaciones, conocidos en muchos casos como mano vuelta. De otro lado, entre las comunidades campesinas se mantienen los intercambios recíprocos basados en la lógica de la solidaridad y, a veces, del prestigio y de la sanción social. Especialmente importantes son las donaciones de alimentos (con y sin contraprestación), que permiten a algunos hogares afrontar crisis productivas coyunturales y que son básicas para la reproducción de los hogares más pobres [Torres 2001b]. Se conserva también la organización colectiva para realizar obras comunales o para ayudar a los hogares con situaciones críticas. Cuando las familias campesinas se ven enfrentadas a problemas económicos, acuden a las redes de solidaridad e intercambios recíprocos. Definitivamente se logró comprobar en Fómeque e inclusive en las otras zonas del país analizadas por medio de información documental que la gente acude a estas redes de solidaridad cuando están afrontando serias crisis económicas, ya sea por malas cosechas o por malos precios. Aunque el impacto de 1,4% en promedio sobre el ingreso total de los productores analizados es muy pequeño, queda claro que estos intercambios, que se intensifican en momentos de crisis, pueden ser muy importantes para los hogares que están en situación de pobreza extrema hasta el punto que pueden explicar, en algunos casos, su sobrevivencia [Torres 2001b]. En síntesis, en la economía campesina hay un ámbito monetario en el que las transacciones se rigen por el dinero y un ámbito doméstico, 6 objeto de los intercambios acabados de mencionar . Lo individual y lo colectivo. Espacio productivo y territorio. En la economía campesina se presenta simultáneamente un ámbito individual y un ámbito colectivo. En el primero, la familia es la que toma las decisiones, de acuerdo con sus jerarquías, su disponibilidad de recursos y según las restricciones del medio socioeconómico y ecosistémico. Las decisiones en el ámbito económico colectivo se toman de acuerdo con las estructuras sociales de la comunidad (relaciones de parentesco, relaciones de vecindario, autoridades y líderes) y con las relaciones que tienen la comunidad y el Estado, la Iglesia, los gremios, los gamonales, los comerciantes y los políticos. El ámbito económico colectivo tiende a ser más amplio entre las comunidades étnicas que entre los productores típicamente familiares (campesinos mestizos); pero no deja de ser importante entre estos últimos. En varias comunidades indígenas y negras se observa una especie de equilibrio entre el ámbito individual y el ámbito colectivo. En algunos casos, la tierra que será explotada por la familia se asigna 6 Aun en el capitalismo más avanzado es básico lo que Claude Meilasoux en su obra Mujeres, graneros y capitales llama el modo de reproducción doméstico.
  • 13. comunitariamente, bajo las pautas sociales y del poder político de la comunidad. De otra parte, independientemente de que la familia acceda a la parcela mediante la asignación comunitaria o a través de la propiedad privada, el ámbito de la economía colectiva en estas comunidades está constituido además por una serie de empresas productivas y de activos patrimoniales o productivos que se administran o se explotan a través de acciones colectivas: • Acceso a fuentes de agua, a pasturas comunitarias y a los recursos silvestres. • Trabajos colectivos para obras de infraestructura o para auxiliar a familias que se encuentran en condiciones críticas (mejora de vivienda y labores en los cultivos de la familia asistida). • Parcelas colectivas para autoconsumo o venta. • Tienda comunitaria. • Transporte comunitario (chivas, camiones o mixtos; lanchas con motor fuera de borda). El ámbito colectivo en las comunidades de campesinos típicamente familiares abarca, de un lado, de manera casi generalizada, las obras comunitarias para construir infraestructura. Se trata no solamente de la obra física hecha con aportes regulados de mano de obra sino también de las interrelaciones con el Estado y con la clase política para acceder a los recursos. En ese sentido, este ámbito de la economía ha sido inteligente e inescrupolosamente explotado y expoliado, la mayor parte de las veces, por el sistema clientelista. Las regulaciones del acceso a los servicios ambientales (agua, leña, madera, cacería) entre los campesinos típicamente familiares mestizos han sido más bien excepcionales pero tienden en los últimos años a cobrar una gran importancia. Estaban limitadas a algunos grupos de productores que tenían acceso a riego por gravedad mediante sistemas de acequias y más raramente, todavía, a algunas comunidades que poseían potreros colectivos (generalmente en los páramos o sus cercanías). Pero hay una serie de circunstancias que se han acumulado y que ponen al orden del día la necesidad de emprender acciones reguladoras. El corazón de este asunto es el problema del agua y de las coberturas vegetales que regulan el sistema hídrico. La demanda de agua ha crecido con la expansión poblacional de las comunidades rurales y con su conexión a sistemas de acueducto. Hay cada vez más dotaciones de agua domiciliaria: desde acueductos que atienden varias veredas hasta la manguera que instala cada familia. También se está multiplicando el riego por medio de aspersores, surtidos generalmente por medio de mangueras que cada usuario instala al amparo de la propiedad pública de las fuentes o de concesiones de agua entre particulares (servidumbres). Este sistema ha sido la clave del desarrollo agrícola de la producción familiar de ladera. No hay por supuesto estadísticas al respecto, pero nos atrevemos a decir que posiblemente habría que usar 6 dígitos para estimar el número de hectáreas regadas por este medio. Por último, la demanda de leña para combustible ejerce una fuerte presión sobre la cobertura natural. También la presión existe sobre de
  • 14. las fuentes de agua para usarla como depósito de residuos domésticos y de los insumos agroquímicos. La economía y el espacio El ámbito espacial de la economía campesina se expresa territorialmente y no solo en la parcela, de manera que es indispensable tener una perspectiva de regulación del uso y del acceso al territorio para entender los problemas de la economía rural y planificar sus soluciones. Esta cuestión, evidente para las comunidades indígenas y negras, es también muy clara para el resto del campesinado. Hay varios aspectos que deben tenerse en cuenta: • El acceso a la tierra, elemento indispensable para la consolidación de la economía rural, está limitado territorialmente por la dinámica del latifundismo. Este tema se desarrolla en el primer cuaderno de esta colección. • De otra parte, la comunidad rural ve constreñido su espacio por el monopolio de poder local y regional ejercido por los políticos tradicionales y por los grupos armados que han desarrollado múltiples formas de dictaduras militares. • Insistamos por último en que en la economía campesina hay, como se dijo atrás, un ámbito colectivo consustancial a su sistema económico, que se potencia plenamente en la medida en que las comunidades puedan regular autónomamente su propio territorio. En este ámbito son esenciales la gestión de los recursos naturales en los ecosistemas circundantes, el ordenamiento del uso del territorio y su planificación.
  • 15. Cuadro 6 Tipos empresariales básicos de la estructura agraria colombiana EMPRESA BÁSICA TIPOS PRODUCTOS /Naturaleza socioeconómica CAPITALISTA AGROPECUARIA Finca agrícola Café, banano de exportación, frutales Su reproducción depende Empresa itinerante Arroz, sorgo, maíz tecnificado, algodón, de la obtención Plantaciones agroindustriales soya. sistemática de Hato ganadero tecnificado Azúcar, palma africana, madera utilidades Hato ganadero extensivo y Leche principalmente y en segundo lugar, Semiintensivo carne Bioindustrias Carne principalmente y en segundo lugar, leche Aves – huevos, flores LATIFUNDIO GANADERO Latifundio ganadero especulativo Carne ESPECULATIVO Su finalidad es la renta inmobiliaria especulativa (o la legalización de capitales), el dominio territorial y secundariamente la ganancia derivada de la actividad pecuarias. FAMILIAR O CAMPESINA Empresa comunitaria Cultivos predominantemente campesinos. Su reproducción depende de los Empresas familiares de · Café ingresos (monetarios y en especie) autosubsistencia · Cereales: maíz, trigo, cebada, arroz que genera a la familia o al grupo Empresas familiares altamente secano manual social. integradas al mercado. · Oleaginosas: ajonjolí. Producción familiar capitalista. · Papa, plátano, yuca, ñame. · Hortalizas y frutas. · Agroindustrias en fincas: café, tabaco, coca, amapola, panela Pecuarios: leche; bovinos, aves. Madera silvestres. Pescado (pesca artesanal) Cuadro 7 Colombia. Región Andina colombiana. Grado de monetización de los sistemas de producción campesinos. Valores promedio anuales. Ventas anuales Relación Costos monetarios Trabajo asalariado Tipos de productores (en miles de pesos ventas/autoconsumo sobre sobre de 2001) % costos totales % trabajo total % Hortícolas 12. 545 99 58 44 Paperos en Lenguazaque – Cundinamarca 25. 362 92 71 50 aprox. Campesinos tradicionales en Santander 8. 806 99 38 29 Minifundistas en Nariño 1. 316 s.d 31 17 Cafeteros en Buga – Valle 13. 707 92 55 30 aprox. Cafeteros en Restrepo – Valle 16. 384 95 44 53 s.d: sin dato Fuentes: Forero y otros 2000 y 2001; Forero 1999; Paz 1999.
  • 16. 3 Campesinado, mercado y cambio técnico A PROPÓSITO DE PREJUICIOS Alrededor de la economía campesina se ha formado un imaginario que no corresponde a su realidad. La concepción convencional y predominante de nuestro productor familiar rural poco o nada se basa en una juiciosa observación, sino en un traslado mecánico de textos del marxismo, de la economía neoclásica y de la economía neoinstitucional, así como de las directrices analíticas que aparecen en los textos de los organismos internacionales. Las caracterizaciones que a menudo se hacen de los campesinos suelen apegarse a tales esquemas teóricos y, a veces, a prejuicios ideológicos que las alejan, al menos en el caso colombiano, de las particularidades de nuestros productores rurales z }. Nuestra realidad es precisamente la de un campesinado inmensamente heterogéneo y, en términos generales, orgánicamente articulado a la economía del país. Muchos autores han establecido una generalización a menudo compartida por el grueso público, por los políticos y por buena parte de las instituciones encargadas de fijar las pautas o de desarrollar los programas de desarrollo rural. Se dice y se acepta que el campesino es un productor tradicional que produce sobre todo para su propia subsistencia y solamente algunos pocos excedentes para el mercado. Se afirma también que su forma de producir es arcaica y que esto obedece a su marginamiento y quizás a su incapacidad para introducir cambios tecnológicos. El campesinado colombiano tiene importantes diferencias con el de países como Perú, Bolivia, Guatemala, entre varios otros de Latinoamérica en los que sus sociedades indígenas tienen un gran peso demográfico. En nuestro país, la mayor parte de las comunidades campesinas son de reciente formación (siglos diecinueve y veinte) y han surgido y se han consolidado en buena medida en medio de sus luchas por integrarse al mercado: lucha contra las trabas de las haciendas republicanas de la Región Andina y de los latifundios costeños, lucha por fundarse como colonos para sacar sus productos (café, panela, cerdos, plátano, fríjol, maíz, papa, coca) al mercado, lucha para construir la carretera que facilite la circulación de bienes y servicios. Son luchas que han hecho del campesinado un 7 protagonista de la construcción y economía del mercado colombiano . 7 No se debe deducir de esto que los productores campesinos que existían antes de la irrupción del capitalismo moderno a sus sociedades agrarias no entraron a la órbita de la economía del mercado o que desaparecieron. Los campesinos de la mayor parte de los países europeos y de algunos asiáticos son ejemplos notables de adaptación a las nuevas exigencias e imposiciones del capitalismo, los primeros apoyados
  • 17. En Colombia predomina, en consecuencia, un campesinado integrado al mercado, que ha introducido intensos cambios en sus sistemas productivos para adaptarse a la creciente y cambiante demanda de productos agropecuarios. Esa demanda es tanto nacional (todo tipo de alimentos), como internacional (tabaco, café, marihuana, coca, amapola, algunos frutales). Es claro, entonces que la preconcepción de un campesinado tradicional, arcaico y refractario al cambio dista mucho de la verdadera realidad. A partir de la década del setenta, los campesinos introdujeron cambios técnicos basados en la oferta de la Revolución Verde. Un resultado de este proceso es que los sistemas de producción familiares incorporan en grados diversos la tecnología agroquímica. Excepcionalmente, hay productores que conservan sistemas de producción tradicionales que se califican como orgánicos y está surgiendo un sector de nuevos agricultores, con un peso marginal en la producción, que viene implementando sistemas de esta naturaleza, retomando prácticas tradicionales y aplicando nuevos conceptos promovidos por algunas organizaciones no gubernamentales y otras gubernamentales como Pronatta. Se dice también que los campesinos no tienen capacidad de 8 acumulación . Las evidencias muestran lo contrario. En el caso colombiano, la acumulación de capital de algunos campesinos ha sido una de las fuentes de formación del empresariado agrícola. En ciertos contextos productivos, los campesinos logran tener éxito y transitan de su condición como productores familiares a la de empresarios capitalistas, sobre la base de la ampliación paulatina de sus cultivos. Un ejemplo notorio es el de los productores de papa y cebolla en el altiplano cundiboyacense [Raymond 1990], que han formado enormes capitales. Otro es el de una zona de actividad hortícola típicamente campesina del oriente de Cundinamarca, donde se detectó la formación de un nuevo empresariado cuya acumulación se origina en esa actividad [Forero y otros 2001]. Igualmente, muchos antiguos campesinos cafeteros se fueron convirtiendo a lo largo de los años 70 y 80 en empresarios capitalistas. Ahora bien, buena parte de la producción cafetera se capitalizó por medio de inversiones procedentes de sectores urbanos o surgió de la acumulación de grandes hacendados que no eran propiamente productores familiares [Rojas 1982]. Este ejemplo ilustra que la acumulación de capital procedente de la empresa familiar rural no es la única fuente de formación del empresariado capitalista colombiano; ni la principal. fuertemente por el Estado. Igualmente, ciertos sectores de los campesinos indígenas centroamericanos y suramericanos funcionan orgánicamente, no sin problemas, como productores integrados a mercados regionales, nacionales e internacionales. Al ubicarnos del otro lado, del de los perdedores, hay que reconocer que para buena parte de las sociedades agrarias o tribales del planeta, la entrada del capitalismo ha significado procesos trágicos de descomposición, desde la precarización de sus condiciones de vida, hasta la expulsión de sus tierras y el genocidio. 8 Por lo regular, la producción campesina se caracteriza como una economía de reproducción simple, por oposición a la economía capitalista, cuya característica intrínseca es la acumulación de capital y la reproducción ampliada.
  • 18. Pero valga la pena anotar que en los casos en los que los capitales provienen de los campesinos se tiende a conformar una economía rural estratificada en donde conviven funcionalmente empresarios y pequeños productores [Forero 1999], por medio de una compleja red de interrelaciones que conforman una especie de ‘ecosistema económico – empresarial con sinergias mutualistas y competitivas’, para hacer una analogía con la ecología. Por el contrario, la economía capitalista, formada a través de la conversión de latifundios o haciendas, caso de la producción azucarera o bananera, tiende a excluir a los campesinos como productores y muchas veces ha supuesto su desplazamiento. COMPETENCIA Y COMPLEMENTARIEDAD Se dice que la agricultura capitalista se opone al desarrollo de la campesina, que los dos sistemas de producción tienden a excluirse mutuamente. Esa es una interpretación basada en los tratadistas clásicos del siglo diecinueve y de la primera mitad del veinte. Pero, ¿qué intereses contradictorios pueden tener los campesinos productores de hortalizas del oriente de Cundinamarca con los floricultores de la Sabana de Bogotá? ¿O un campesino cafetero de las cordilleras que enmarcan el Valle del Cauca con los ingenios azucareros de este departamento o con su vecino que tiene una finca cafetera capitalista? ¿O los pequeños productores de leche con los grandes hatos? ¿O las mujeres que en sus fincas crían ‘pollos industriales’ a pequeña escala, con los grandes avicultores? ¿En fin, los campesinos productores de papa o de cebolla junca (uno de los mejores negocios del sector agrario), arroz mecanizado, o de ganado a pequeña escala con los financistas locales con los que se asocian para obtener parte de los recursos que no les prestan los bancos? En cierto momento de nuestra historia la formación del capital agrícola y agroindustrial en las tierras planas mecanizables implicó el desplazamiento de algunos núcleos de campesinos propietarios y la expulsión de otros que trabajaban en las antiguas haciendas bajo relaciones de aparcería. Hoy, sin embargo, ya consolidado ese proceso, se tiene una distribución de la muy reducida área agrícola (menos de 4 9 millones de hectáreas frente a 36 millones con pastos ), de modo que hay una cierta repartición territorial de la actividad agropecuaria familiar y capitalista y no una competencia por el espacio de estas dos actividades productivas. No se pretende ocultar con lo dicho anteriormente que la estrategia de consolidación y expansión de ciertas empresas agrarias que se sigue en algunas zonas pueda tender a desplazar algunos campesinos. En general, los campesinos ocupan zonas que los capitalistas no pretenden disputar (laderas andinas, núcleos locales en la Costa Atlántica, zonas de colonización). Las empresas capitalistas, por su parte, se asientan en zonas sobre las que no hay 9 Para datos de cultivos, véanse cuadros anteriores. Para los de pastos, véase IGAC en CEGA [2000, 25]
  • 19. una presión muy alta de campesinos sin tierra (segmentos de los valles interandinos, el altiplano cundiboyacense, fragmentos de las sabanas costeñas y de algunas vegas o sabanas orinocenses). Ahora bien, esa localización no es totalmente excluyente, de manera que en algunas de las zonas mencionadas se presentan relaciones intensas de asociación y de complementariedad entre productores familiares y capitalistas [Forero 1999]. Un buen ejemplo de ello, no el único, es el caso del arroz. Se trata de los pequeños productores arroceros que a lo largo de muchos años han permanecido en el Valle del Tolima al lado de los empresarios agrícolas utilizando, apenas con muy pocas variaciones, la misma tecnología del arroz mecanizado o de los finqueros pequeños y medianos que se asocian con empresarios financistas en las vegas del Ariari. Estos últimos aportan la maquinaria, el transporte, parte de los insumos agroquímicos y sus conexiones con la cadena agroindustrial. Las asociaciones entre campesinos con poca disponibilidad de tierra y otros campesinos o empresarios capitalistas para acceder a lotes de cultivo significan por supuesto la transferencia de parte de los excedentes del productor al propietario en forma de renta. Pero en muchas ocasiones estas transferencias tienen contraprestaciones interesantes para los pequeños productores, en la medida en que el socio financista asume buena parte del riesgo y cumple con eficiencia funciones que el sector financiero y el Estado no están dispuestos a asumir. En estos casos, más que pensar en la oposición de campesinos y capitalistas, a partir de un discurso político preconcebido, es necesario hacer un análisis fino que conduzca a establecer pautas de acceso a recursos y de concertación entre los actores implicados. Las reales explicaciones Volvamos a la idea expresada atrás: el actual desplazamiento de los campesinos no se debe (sino quizás en forma muy excepcional) a la disputa del espacio económico productivo de los empresarios capitalistas agrícolas -y agroindustriales- con los productores familiares. La explicación está en otra parte: • En el monopolio del poder y de la propiedad territorial en torno a intereses relacionados con la dinámica del control militar y político (paramilitar, guerrillero, narcotraficante). • En el interés de poseer la tierra como activo inmobiliario, asociado a la expectativa de obtener dividendos de localización alrededor de grandes obras de infraestructura (carreteras, represas, puertos). Estas formas de control de la tierra y de su sustracción de la esfera económica como activo productivo gravitan tanto sobre las condiciones empresariales de capitalistas como sobre las condiciones de los campesinos. Se suele afirmar que la economía campesina produce solamente bienes alimentarios de consumo directo. Sin embargo, muchos ejemplos muestran que los campesinos a lo largo de la historia han tenido la capacidad y la versatilidad para alimentar todo tipo de mercados. Piénsese en los productores de tabaco y fique, para comenzar por el
  • 20. siglo diecisiete; o en los de base de coca y látex de amapola, para pasar al siglo veintiuno, y en los cafeteros a largo de los últimos 130 o 150 años. Téngase en cuenta también que actualmente la producción familiar contribuye con el 18% de la producción arrocera moderna del país10 y que esta participación mantiene su importancia en el algodón, el sorgo y la palma africana, cultivos predominantemente capitalistas. Mírese, en resumen, la incidencia de los campesinos en todos estos cultivos y su participación ampliamente mayoritaria en los alimentos de consumo directo que forman parte de la dieta básica de los colombianos. 10 Este dato corresponde a la participación de los cultivos de menos de 10 hectáreas en el área de arroz riego y de arroz secano mecanizado de acuerdo con los datos del censo nacional arrocero de 1999 [Fedearroz 2000].
  • 21. 4 Producción campesina EVOLUCIÓN RECIENTE Y ESTADO ACTUAL Los productos agrícolas predominantemente campesinos son aquellos cuya dinámica productiva depende de la participación de la empresa familiar. En algunos casos, las unidades familiares se asocian con empresarios-financistas agrícolas. Así ocurre con la papa en el altiplano cundiboyacense o con la panela en la hoya del río Suárez. Los productos agrícolas predominantemente campesinos tienen actualmente un mayor peso que los capitalistas: representan entre el 60% y el 61% (cuadro 8) del valor de la producción de la producción agrícola total del país (de acuerdo con el valor que se le asigne a la coca) Esa participación sigue siendo ampliamente mayoritaria si no se contabilizan la coca y la amapola: 58% (cuadro 8). [Sinsi–Naciones Unidas]. PRODUCCIÓN PECUARIA CAMPESINA Las estadísticas nacionales no permiten saber cuál es la participación de la empresa familiar en la producción pecuaria. Se pueden tener indicios a partir de la información sobre distribución de los pastos por tamaño de predios, que da cuenta de una participación del 14% de las unidades pequeñas (menos de 20 hectáreas; datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria, en CEGA 2000, 33). En 1988 se decía que los campesinos tenían el 20% del hato bovino nacional y producían el 40% de la leche [Minagricultura 1988, 358–359]. La producción lechera es una actividad que conoce un intenso desarrollo basado, en buena parte, en la construcción de cadenas agroindustriales en las que los campesinos de ciertas regiones (Antioquia, Nariño y el Piedemonte Orinocense, por ejemplo) han jugado un papel muy importante. LOCALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CAMPESINA La producción campesina se distribuye por todo el territorio nacional y de manera mucho más homogénea que la capitalista. Esta última tiende a concentrarse en ciertas zonas muy específicas. En los resguardos y en los territorios de poblaciones negras se produce bajo formas familiares y comunitarias que aunque en algunas partes son marginales, en su aporte a la producción total son fundamentales en
  • 22. relación con la ocupación del espacio y con la identidad cultural de estos grupos y de la nación en su conjunto. Algunas características de la distribución regional de la economía campesina son: • Aunque se concentra en la región Andina consistentemente con la concentración de la población colombiana, la producción agrícola familiar rural es también importante en las demás regiones colombianas, según puede apreciarse en el cuadro 9. • Producción campesina no cafetera y legal: se concentra en seis departamentos: Cundinamarca, Antioquia, Santander, Boyacá, Nariño y Córdoba, en orden de importancia (la mitad de la producción agrícola capitalista–legal se concentra en apenas tres departamentos: Antioquia, Valle y Tolima, en orden de importancia). • Ningún departamento concentra más del 15% del área sembrada en café. • La coca y la amapola son cultivos de los nuevos frentes de colonización: la coca, de la región amazónica y la amapola, del bosque alto –andino. El 78% de la coca se cultiva en la región amazónica y el 44% de todos los cultivos del país están hoy en la zona del Putumayo. El grueso de la producción amapolera se concentra en Cauca, Huila y Tolima. La producción familiar rural se atomiza en alrededor de un millón de unidades familiares: Las estimaciones en número también son variadas. Así, por ejemplo, la Misión de Estudios estimó que el número de campesinos aumentó de 971.000 a 1.388.000 entre 1951 y 1988, casi al mismo ritmo del aumento de la población rural, que pasó de 6,9 a 9,8 millones de personas en el mismo lapso. Zamocs [1992] por su parte estimó que el número de campesinos en 1988 estaba entre 860.000 y 1.200.000, de los que dependían entre 4,3 y 6,9 millones de personas, cifra muy por encima de la estimada por la Misión [1990], que estimó la población campesina total en 3,5 millones de personas. Recientemente, Valderrama y Mondragón [1988] han estimado, con base en el Censo de Minifundios y el Censo de Población del DANE en 890.000 el número de campesinos [CEGA 2000, 32]. LOS CULTIVOS PROSCRITOS La coca y la amapola, con un área sembrada pequeña en relación con el área total (menos del 5%), tienen una participación entre el 13% y el 23% del valor de la producción agrícola (cuadro 10). La coca ha crecido en forma vertiginosa, mientras que la amapola parece mucho más sensible a las fumigaciones. El área de cultivo de hoja de coca en Colombia pasó durante la década de los noventa de 36 mil a 136 mil hectáreas, mientras que la amapola disminuyó de 19 mil a 6.500. En estos dos cultivos, la participación de los productores campesinos es mayoritaria —alrededor del 70% en coca y del 90% en amapola.
  • 23. Colombia concentraba anteriormente el procesamiento y la comercialización de la cocaína pero tenía una participación relativamente pequeña en el cultivo. Hoy tiene la mayor área cocalera del planeta. La disminución del área cultivada en coca del Perú, país que actualmente tiene apenas unas 30 mil hectáreas, es la otra cara de la moneda. La producción de coca demostró su capacidad de movilidad territorial tanto dentro del país entre algunos lugares del mundo, en respuesta a las políticas coercitivas. Como se sabe, la cocaína es un producto penalizado judicialmente a 11 pesar de ser mucho menos nocivo que el alcohol y el tabaco , mientras que estos dos productos son millonariamente publicitados. Pues bien, a través de la fumigación, la represión oficial desplazó la coca del Caquetá al Putumayo, con lo que se multiplicaron los problemas sociales y políticos. En el Putumayo son mucho más intensas que en Caquetá las interconexiones con otros sectores de la población y de la economía nacional y del Ecuador. Pero al interior del departamento del Caquetá se está multiplicando aceleradamente el área cultivada, al amparo del control territorial de las FARC en la que fue la zona de distensión [Ferro y Cadena 2001]. CAFÉ: CRISIS Y MINIFUNDIZACIÓN El café perdió 160 mil hectáreas entre 1990 y 2000. Ellas representaban el 16% de la superficie que se tenía plantada en 1990 (cuadro 11). No obstante, es aún el cultivo de mayor importancia del país en términos de su participación en la superficie sembrada (22%), del valor de la producción agrícola (18%), de su contribución a las 12 exportaciones agropecuarias (34%) y de la generación de empleo. El enorme retroceso en la producción de café es consecuencia de la desregulación de los precios internos anteriormente sustentados por la Federación Nacional de Cafeteros, la caída y las fluctuaciones de los precios internacionales en un nuevo escenario sin Pacto Internacional del Café, la afectación de la productividad por la broca. En fin, es resultado del sometimiento de la producción cafetera a las nuevas condiciones del sector agropecuario en general, impuestas por el nuevo modelo de liberalización económica. El resultado más notorio de la crisis cafetera es la salida de la escena productiva de la mayor parte de las empresas capitalistas, de manera que el sector quedó en manos de los pequeños productores familiares. En forma complementaria, se fragmentó notoriamente la propiedad, al punto en que hoy el cultivo del café es una actividad 13 abrumadoramente minifundista . 11 Por sus efectos combinados (dependencia, enajenación, nocividad, peligrosidad, las drogas se clasifican de la siguiente manera, de mayor a menor nocividad: heroína, alcohol, fármacos, tabaco, cocaína y marihuana. El tabaco es el causante del mayor número de muertes por enfermedad y el alcohol, por accidentes y violencia. 12 Según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura (cálculos hechos con la información de la base de datos del anuario estadístico). 13 Minifundio: unidad de producción con una extensión insuficiente para generar los ingresos de una familia campesina.
  • 24. El 60% de los cafeteros del país tiene cafetales con menos de 1 hectárea y responde por el 16,8% del área cafetera total. Si se agregan los cafeteros que poseen cafetales con tamaños inferiores o iguales a 5 hectáreas, los resultados son aún más impactantes: representan el 95% del total de los productores, es decir, 536.446, con un área de 540.221 hectáreas en café (62,2 % del área total) [Fonseca 1998, 79]. HORTALIZAS Y FRUTALES Las hortalizas y los frutales se multiplicaron en los últimos años en respuesta a la demanda interna de alimentos. Mientras el área agrícola del país creció en un 34% entre 1973 y 2000, la superficie en hortalizas lo hizo en 67%. Hoy se calculan 108 mil hectáreas de estos productos, repartidas en parcelas que por lo regular no alcanzan la hectárea. En el mismo lapso, la superficie sembrada de los frutales de consumo interno (se excluye el banano de exportación) aumentó en 14 979% . En el cuadro 12 puede verse que el índice del área cultivada en hortalizas pasó de 100 en 1990 a 129 en 2000 y el de frutales, de 100 a 172 en el mismo lapso. La expansión de hortalizas y frutales se ha basado en el modelo tecnológico de pequeña escala con alta incorporación de agroquímicos y uso intensivo de mano de obra. El riego en ladera por gravedad y con aspersores ha sido fundamental para este desarrollo. Para ello los campesinos han tejido un intrincado sistema de mangueras que se provee de toda suerte de fuentes de agua, con las posibles repercusiones ambientales que pueden acarrear. Es frecuente oír que el negocio de los frutales (diferentes al banano) se lo tomó la empresa capitalista. Esta visión parece derivarse de algunos casos conspicuos, pero excepcionales, y no de un balance de este sector productivo. Se ha observado en algunos estudios que la producción frutícola en su casi totalidad está en manos de pequeños productores (nos referimos a las 158 mil hectáreas 15 mencionadas antes, que no incluyen el banano de exportación) . Anotemos finalmente que las exportaciones de frutales, diferentes al banano, han tenido un éxito muy reducido, de tal manera que actualmente la proporción de fruta exportada es ínfima en relación con la consumida internamente. Cuadro 8 Participación superficie y valor de la producción agrícola, período 1990-2001 Se incluyen coca y amapola Predominancia Período Superficie Variable cultivos en hectáreas 14 Repetimos, aumentó en 979 %. Todos estos cálculos se han hecho con los datos oficiales del Ministerio de Agricultura. 15 Investigación de Deproyectos Ltda., para la Corporación Colombia Internacional y entrevista del autor con Rose Mary Sierra, funcionaria de una empresa procesadora de frutas localizada en Barranquilla.
  • 25. 1990-1992 1999-2001 1999-2001 Superficie cosechada Campesinos 58,5% 67,2% 2.732.349 (hectáreas) Capitalistas 41,5% 32,8% 1.333.146 Total nacional 100,0% 100,0% 4.065.496 Valor producción escenario Campesinos 58,8% 60,1% de precios bajos para coca Capitalistas 41,2% 39,9% Total nacional 100,0% 100,0% Valor producción escenario Campesinos 61,8% 61,5% de precios altos para coca Capitalistas 38,2% 8,5% Total nacional 100,0% 100,0% Participación superficie y valor de la producción agrícola 1990-2001 Sin incluir coca ni amapola Predominancia Período Variable cultivos 1990-1992 1999-2001 Superficie cosechada Campesinos 58,2% 67,1% (hectáreas) Capitalista 41,8% 32,9% Total nacional 100,0% 100,0% Valor producción Campesinos 54,9% 58,1% (millones $ 1994) Capitalista 45,1% 41,9% Total nacional 100,0% 100,0% Fuente: Minagricultura y Desarrollo Rural - Urpas, Umatas; Augura, Federacafé, Asocaña, Fedepalma, Ascolflores, EUA/Pol. Nal – Torres 2001a. Productos predominantemente capitalistas Algodón, arroz, banano de exportación, café tecnificado en superficies mayores de 10 hectáreas, caña de azúcar, flores, palma africana, sorgo, soya, 30% de la coca, 10% de la amapola. Cuadro 9
  • 26. Colombia: distribución de la superficie cultivada por los campesinos. 2002 Región/Departamento Participación (%) Región/Departamento Participación (%) Caribe 12,47 Andina suroccidental 10,92 Atlántico 0,41 Cauca 3,14 Bolívar 1,78 Chocó 0,29 Cesar 0,84 Nariño 3,54 Córdoba 1,67 Valle 2,77 La Guajira 0,71 Córdoba Magdalena 1,15 (serranías Abibe, San Jerónimo y Ayapel) 1,18 San Andrés y Pacífico 3,14 Providencia. 0,00 Cauca 1,48 Sucre 0,63 Chocó 0,34 Antioquia (Urabá) 2,72 Nariño 0,00 Santander (Magdalena Medio) 2,56 Valle 1,32 Andina oriental 30,00 Orinoquía 4,39 Norte Santander 4,12 Arauca 0,82 Santander 4,74 Casanare 0,15 Boyacá 6,60 Guainía 0,07 Cundinamarca 9,17 Guaviare 1,17 Caquetá (piedemonte cordillera) 2,19 Meta 1,55 Casanare (piedemonte cordillera) 0,15 Vichada 0,63 Cesar (serranía de Los Motilones) 1,22 Amazonía 8,01 Meta (piedemonte cordillera) 1,80 Amazonas 0,03
  • 27. Andina centro – occidente 31,07 Caquetá 2,15 Antioquia 6,42 Guainía 0,07 Caldas 2,92 Guaviare 1,16 Quindío 2,26 Putumayo 4,35 Risaralda 1,89 Vaupés 0,25 Tolima 7,24 Huila 4,53 TOTAL NACIONAL 100,00 Bolívar (serranía de San Lucas) 1,44 Putumayo (piedemonte cordillera) 4,37 Fuente: base de datos Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Cálculos de este estudio. Cuadro 10 Participación de la coca y la amapola en la producción agrícola Valor producción Campesina 16% escenario bajo Capitalista 8% Total nacional 13% Valor producción Campesina 27% escenario alto Capitalista 15% Total nacional 22% Nota: base de coca y látex de amapola. Fuente: Superficie de amapola y coca: Sinsi – Naciones Unidas. Cultivos lícitos: Base de datos de Minagricultura.
  • 28. Los cultivos campesinos se concentran en la Región Andina Allí se encuentra el 64,8% del área cosechada y el 89,2% del valor de la producción de cultivos campesinos [Corrales, Forero y otros 2000]. Los departamentos de la Colonización Antioqueña tienen la mitad del área de la economía cafetera familiar. En la producción no cafetera se destaca, por su parte, la Región Central Andina (departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander), que tiene una participación del 35% de la producción total de los demás productos campesinos legales. Cuadro 11 Colombia. Evolución del área cafetera 1990 – 2000 Promedios trienales en miles de hectárea Área según 1990- 19921993-19951996-19981999-2000 producción Tradicional 295 287 260 257 Tecnificada 691 672 609 602 ÁREA TOTAL 986 958 869 860 Campesina 445 534 646 670 Capitalista 541 424 223 189 Fuente: Base de datos Minagricultura. Cálculos nuestros.
  • 29. 5 EFECTOS DE LAS MEDIDAS LIBERALIZANTES Hasta 1990, la producción campesina mantuvo su espacio productivo y se expandió por encima del crecimiento poblacional y en respuesta al ensanchamiento de la demanda urbana por alimentos, pero a un ritmo más lento que la producción capitalista. Por esta razón, su peso relativo (superior al 50% de la producción agrícola total), aún muy importante en esos momentos, había decrecido. A partir de 1990, el sector agropecuario en conjunto se vio sometido a las medidas aperturistas y a los efectos del desmonte de los subsidios y de gran parte del sistema estatal de apoyo y servicios. También lo afectaron tasas de interés descomunalmente altas. Ante esta situación, la producción capitalista sufrió más severamente que la campesina las consecuencias de la liberalización económica. Atrás se mostró que los cultivos predominantemente campesinos aumentaron su participación en la superficie agrícola entre 1990 y el 2000 (véase cuadro 8). Como se aprecia en el cuadro 12, los cultivos de los capitalistas fueron más severamente golpeados por la competencia de las importaciones que la mayoría de los productos campesinos. En el período 1990 – 2001, mientras que el índice del total de los cultivos capitalistas bajó de 100 a 64, el de los cultivos campesinos no varió. Algunos cultivos campesinos se mantuvieron estables e inclusive sostuvieron sus tendencias al crecimiento, entre ellos la papa, el plátano, las hortalizas y, a un ritmo mucho más lento, la panela. En el cuadro 12 puede observarse cómo a lo largo de la década crítica de los noventa el área de la economía campesina sufrió variaciones menos fuertes que el de la capitalista. La mayor estabilidad que presenta la producción familiar se debe, de un lado, a la relación esencial del productor con su condición de campesino y con su comunidad rural y a la organización de los sistemas de producción, que da ciertas ventajas a los campesinos: • Costos monetarios por unidad de producto relativamente bajos • Combinación de actividades para la comercialización mediante un sistema muy flexible de cambios en sus líneas productivas. • Aporte significativo del autoconsumo al ingreso del hogar y flexibilidad del mismo para aumentar su contribución en épocas de crisis.
  • 30. Asociaciones entre los productores campesinos y de estos con financistas agrarios para la circulación productiva de tierra, 16 capital y trabajo y para la minimización del riesgo . Con la apertura fueron drásticamente golpeados el maíz tradicional, uno de los principales cultivos de la economía familiar, y algunos otros cultivos cuya participación es minoritaria: cebada, fique y ajonjolí. El fríjol y otros tuvieron reducciones importantes pero en menores proporciones que los anteriores mencionados anteriormente (cuadro 12). El maíz tradicional se cultiva sin mecanización, con baja incorporación de insumos agroquímicos y se siembra, en su mayor parte, en las laderas andinas. Es el producto agrícola de autoconsumo por excelencia. Se consume en forma directa, preparado de muchas maneras, o en forma indirecta, a través de la cría de aves. Al contrario de lo que hacen con los productos comerciales, los campesinos siembran el maíz para autoabastecerse y venden la producción que sobrepasa sus propias necesidades. Fue en este producto que se presentó la disminución más dramática. Hasta donde hemos podido observar [Forero y otros 1999 y 2001], los campesinos decidieron reducir sus siembras ante la drástica caída de rentabilidad del maíz, limitándolas al nivel requerido para su consumo. Cuadro 12 Evolución 1987 – 2001 del área agrícola. Para cultivos predominantemente campesinos Hectáreas 2001 Índice ponderado 2001/1990 Índice 1997/1990 Café 627.881 147,4 s.d. Maíz tradicional 426.213 62,3 64,6 Plátano 381.198 104,8 108,2 Caña panela 222.024 110,7 106,9 Yuca 191.559 97,9 87,8 Papa 172.439 112,1 103,4 Frutales 164.738 171,6 181,9 Fríjol 115.356 82,7 82,2 Hortalizas 109.760 128,7 109,4 Cacao 93.048 77,8 90,8 Arroz secano manual 53.854 100,7 108,5 Ñame 21.815 368,8 271,2 Fique 16.813 109,2 133,4 Trigo 14.832 36,2 41,7 Plátano exportación 13.899 113,2 155,4 Cocotero 11.711 89,3 79,1 Arracacha 8.768 120,7 96,6 Tabaco rubio 6.941 92,4 60,4 Caña miel 5.731 s.d. s.d. Ajonjolí 5.434 74,5 s.d. Tabaco negro exportación 4.412 57,1 s.d. Cebada 4.300 11,6 s.d. Tabaco negro Consumo interno 2.025 68,1 s.d. TOTAL 2.674.751 99,6 s.d. Para cultivos predominantemente capitalistas 16 Estos financistas han surgido por lo general entre los mismos campesinos.
  • 31. Hectáreas 2001 Índice ponderado 2001/1990 Índice 1997/1990 Arroz riego 274.199 97,8 73,1 Café 177.119 34,2 s.d. Caña azúcar 170.068 145,8 141,9 Arroz secano mecanizado 151.518 112,2 70,7 Maíz tecnificado 148.615 134,4 97,9 Palma africana 138.500 133,1 135,7 Sorgo 69.845 25,6 37,6 Algodón 53.703 21,8 27,8 Banano exportación 39.049 113,0 127,9 Soya 23.658 23,1 37,4 TOTAL 1.246.273 64,8 s.d. Nota: el índice ponderado 2001 – 1990 es el cociente entre el promedio de los años 1999 a 2001 sobre el promedio 1990-1992. El índice 1997/1990 es el cociente entre estos dos años y trata de reflejar los efectos más directos de la apertura económica Fuente: elaborado con la información de la base de datos de Minagricultura.
  • 32. 6 INGRESOS DE LOS CAMPESINOS De acuerdo con las estadísticas convencionales, la pobreza rural es extremadamente crítica en Colombia. Actualmente, el 60% de los hogares rurales estaría por debajo de la línea de pobreza. En el contexto latinoamericano, los niveles de pobreza del sector rural colombiano serían superiores, a los de Chile (28%), Costa Rica (27%), Panamá (42%), Brasil (56%) y México (59%) y estarían muy cerca del 17 promedio (63%) . Sin embargo, los datos muestran que la situación ha tenido una cierta mejoría si se tiene en cuenta que los hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza, en Colombia, eran del orden del 70%, en 1978 [Gómez y Duque 1998,14]. En la infraestructura social rural se ha presentado un progreso un poco más notable. En 1973, el índice de necesidades básicas insatisfechas era de 88% en el medio rural, mientras que el último censo, de 1993, muestra un índice menor: 60%. CONSTATACIÓN DE LA VIABILIDAD ECONÓMICA Algunas evidencias sugieren que los ingresos medidos por las encuestas de hogares del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, tienen una distorsión drástica de la remuneración que reciben los campesinos por concepto del trabajo agropecuario en sus unidades productivas. Según tales encuestas, esta remuneración es desastrosamente precaria: los ingresos obtenidos por los campesinos (Trabajadores agropecuarios por cuenta propia) han tendido a estar por debajo del salario mínimo legal, mientras que los de los jornaleros se sitúan siempre por encima (véase especialmente el trabajo de López y otros 2000). Señalan también los datos del DANE que sólo en dos años durante el período 1988 – 1997 los campesinos obtuvieron en sus parcelas ingresos por encima del salario mínimo: 1,33 salarios mínimos en 1989 y 1,05 en 1992. A partir de este año, las cosas parecieron empeorar, de tal forma que en 1997 un campesino ganaba en su parcela apenas el 60% del salario mínimo [López y otros 2000]. Nuestros datos muestran un panorama radicalmente diferente. En los últimos 10 años, período en el que por lo demás se han manifestado plenamente los efectos de la liberalización económica, los sistemas de producción de un espectro de campesinos que representa su 17 Para Colombia, el dato es de 1997; para los demás países corresponde a información entre 1997 y 1998. Según Ocampo [2001, 24 y 25], de acuerdo con las encuestas de hogares de los respectivos países.
  • 33. heterogeneidad socioproductiva y agroecológica remuneran la mano de obra familiar por encima del salario mínimo tal como puede apreciarse en el cuadro 13. En el cuadro 13 puede verse que en los 31 casos analizados (excepto el de la coca), en 9 diferentes regiones, los sistemas de producción agropecuarios generan a los campesinos un excedente por día 18 trabajado superior a la remuneración legal . • Más de cinco salarios mínimos en 16 casos. • Entre dos y cinco salarios mínimos en 6 casos. • Entre uno y dos salarios mínimos en los 8 casos restantes. Esa es la situación antes de pagar intereses y rentas. Es decir, es el excedente generado por el sistema de producción (por día trabajado), sin tener en cuenta quién es el que aporta la tierra y el capital (la remuneración técnica por día de trabajo doméstico en el cuadro 13). Ahora bien, cuando se descuentan estos rubros, la situación no varía sustancialmente: la Remuneración neta del día 19 trabajo doméstico (cuadro 13) es apenas ligeramente inferior a la remuneración técnica y ni siquiera los minifundistas de Nariño quedan ubicados por debajo del salario mínimo. Obsérvese en el cuadro 13 que hay casos en los que la remuneración neta sube en relación con la remuneración técnica. Se trata de los campesinos que reciben rentas derivadas de asociaciones con sus vecinos, a quienes les aportan la tierra y parte de los costos monetarios. En contrapartida, el peso de esta renta es sumamente gravosa para quienes no tienen tierra, situación que muestran los datos del mismo cuadro, en donde puede verse cómo a los partijeros de Fómeque y del Río de Oro se les reduce su remuneración en cerca la mitad, después de pagar las rentas. La información anterior nos lleva a concluir que los sistemas de producción construidos por los campesinos, sobre la base de la oferta tecnológica de la Revolución Verde son viables en términos económicos. (Aunque es muy posible que a mediano y largo plazo, de continuar con estos paquetes tecnológicos, se produzcan impactos ambientales que hagan insostenible sus modelos productivos). La otra conclusión es que sobre esta viabilidad técnica (o productiva) gravitan fuertemente las rentas de quienes tienen tierra insuficiente. PRINCIPAL LIMITANTE DE LA PRODUCCIÓN CAMPESINA 18 La remuneración técnica día en salarios mínimos se calcula con esta fórmula: RTD = (V + A – CM) / (NJF x SMLD), donde RTD = remuneración técnica día; V = valor de las ventas anuales; A = valor del autoconsumo humano anual; CM = costos monetarios anuales; NJF = número de jornales familiares invertidos en la producción agropecuaria durante el año; SMLD = salario mínimo legal diario. 19 La remuneración técnica día se calcula en forma similar restando en el numerador las rentas pagadas por concepto del acceso a la tierra (arrendamiento, asociaciones o aparcerías) y por intereses (a los bancos o a prestamistas privados). Cuando el productor recibe rentas por ceder su tierra en asociación, aparcería o arrendamiento estos ingresos se suman en el numerador. La diferencia central entre la aparcería y la asociación está en que en la primera el propietario aporta exclusivamente la tierra y en la segunda aporta además una parte sustancial de los costos monetarios. Es decir, en la asociación el propietario de la tierra asume el papel de socio – financista.
  • 34. Pero este asunto de los ingresos hay que verlo con otra óptica, la de los ingresos totales anuales) generados por los sistemas de producción agropecuarios de los campesinos (en el cuadro 13 registramos los ingresos por día trabajado). Al verlo así, se observa que esos ingresos no alcanzan en varios casos al salario mínimo anual, a pesar de su eficiencia relativa en la remuneración de la mano de obra. Lo anterior se deriva de las limitaciones en el acceso a la tierra y al capital, que impiden ocupar toda la mano de obra disponible en la familia. En el cuadro 14 se observa que en 6 de los 29 casos analizados (con excepción de la coca) los ingresos que deja a las familias su actividad agropecuaria, antes de pagar la renta de la tierra (en el caso de los partijeros) e intereses, están por debajo del, salario mínimo anual. Después de pagar estas rentas, el número de casos con ingresos por debajo del salario mínimo sube a 8, y pasa a 11 cuando se hace una simulación con intereses altos (del 40% efectivo anual sobre el total de los costos monetarios). Un salario mínimo es un ingreso precario que no alcanza para comprar una canasta de alimentos. Consideremos, entonces, que el ingreso es suficiente sólo a partir de tres salarios mínimos, para atender las necesidades de las familias. Así las cosas, en 13 casos de los 30 (cuadro 14), los sistemas de producción serían suficientes para arrojar un ingreso satisfactorio antes de pagar rentas e intereses. Al pagarlos, el número de casos que están por encima de tres salarios mínimos baja a 11 y cuando se le imputan intereses altos, desciende a 10. En el caso de los productores de coca se tomó solamente el resultado de una hectárea, que corresponde a la extensión que tiende a tener la mayor parte de los pequeños. Puede observarse que los ingresos obtenidos por estos productores, si bien son altamente competitivos puesto que superan ampliamente el jornal mínimo anual, no están por encima de todos los productores campesinos que tienen cultivos lícitos. Debe tenerse en cuenta que los ingresos agropecuarios son un componente del ingreso de los hogares rurales. Cuando los productores no pueden ocuparse por completo en sus propias parcelas, trabajan por fuera de ellas para obtener otras entradas. Eso ocurre en la mayor parte de los casos. Esta opción, compelida por la escasez de tierra, genera un nivel de remuneración menor que el trabajo en sus propias fincas (insistimos: al contrario de lo que muestran las cifras del DANE). SUBREMUNERACIÓN DEL TRABAJO FAMILIAR Los datos presentados muestran que los ingresos agropecuarios de los hogares rurales son muy superiores a los que registra la Encuesta de Hogares del DANE ¿Por qué la diferencia tan notable entre estos datos y los de las encuestas de hogares rurales? ¿Son los campesinos menos pobres de lo que comúnmente se piensa?
  • 35. Sea como sea, parece que las encuestas no son un instrumento adecuado para captar los ingresos de las fincas de los campesinos, debido a la complejidad organizativa y productiva de sus sistemas de producción y de sus flujos de costos y gastos. Además, las preguntas sobre ingresos agropecuarios que se formulan en la encuesta del DANE son muy limitadas. Se circunscriben a preguntarle al el campesino por las ganancias anuales que deriva de su actividad agropecuaria, pregunta para la que puede esperarse cualquier respuesta que subvalore los ingresos familiares, que muy poco o nada tienen que ver con el concepto de ganancia. Pero esta subvaloración que el campesino generalmente tiende a hacer de su economía, en la búsqueda de la asistencia estatal, se está volviendo en contra de él mismo. Los planificadores, y quienes deciden cómo aplicar las políticas, concluyen que si la producción agropecuaria le genera a los campesinos ingresos tan precarios que los mantienen en la miseria, no vale la pena continuar apoyando esta actividad. Es preciso entonces hacer trabajos en profundidad para acercarse a la comprensión de los sistemas de producción de los campesinos. Si los datos que hemos presentado son más acordes con la realidad, la cosa es diametralmente diferente. Nuestra información muestra que esos sistemas de producción tienen un potencial productivo enorme y una gran capacidad de generación de ingresos, muy superior a la de muchas otras actividades. El problema central de la pobreza rural no está en los sistemas de producción familiares, sino en que las limitaciones en el acceso a la tierra, al agua y al capital impiden desarrollar más plenamente sus potencialidades. ¿Con qué tecnología? Con la mejor oferta tecnológica disponible en función de la estrategia de los campesinos para obtener los ingresos que les permitan atender sus gastos: • Con la tecnología agroquímica hasta el momento y con las adecuaciones que los campesinos han hecho a lo largo de 30 años. • Con tecnologías alternativas que amortigüen o minimicen el impacto sobre los ecosistemas y la salud humana, si el país se decide a construirlas y a dedicarle los recursos que necesita un proyecto de esta naturaleza para salir de los intentos marginales de unas Organizaciones no gubernamentales o de unos programas de gobierno con escasos recursos.
  • 36. Cuadro 13 Sistemas de producción rurales. Remuneración diaria de la mano de obra familiar empleada. Valores en número de salarios mínimos. Tipo de productor y zona - Año estudiado Remuneración técnica Remuneración neta Día de trabajo doméstico día de trabajo doméstico A. HORTÍCULTOR Mediano productor Fómeque – 1999 1,9 1,7 Combeima – 1999 5,7 5,5 Río de Oro, con baja productividad-1998 4,5 7,8 Río de Oro, con alta productividad –1998 6,0 9,4 Minifundista de Fómeque 1999 5,4 5,1 Partijero Fómeque –1999 1,9 1,1 Río de Oro, con baja productividad – 1998 5,5 2,4 Río de Oro, con alta productividad - 1998 5,4 2,9 Productor de tomate bajo invernadero 5,4 5,3 B. PAPERO. LENGUAZAQUE, CUNDINAMARCA – 1999 Pequeño, con baja productividad 3,6 3,4 Pequeño, con media productividad 4,7 4,6 Mediano, con baja productividad 5,7 7,0 Mediano, con media productividad 7,7 8,9 Mediano, con alta productividad 11,7 12,9 C. CAMPESINO TRADICIONAL SANTANDER – 1999 Pequeño productor propietario, de Regadillo – Carare 1,3 1,1 Pequeño propietario aparcero mecanizado 3,2 2,2 Parcelero familiar, de Butaregua 1,7 1,8 D. MINIFUNDISTA, NARIÑO – 1998 Pequeño productor 2,0 1,9 Mediano productor 1,2 1,1 Pequeña producción ajustada 1,1 1,1 E. CAFETERO, BUGA - VALLE – 1998 Minifundista de baja productividad 4,5 4,3 Pequeño, de baja productividad 4,8 4,8 Pequeño, de mediana productividad 5,2 5,1 Mediano, de mediana productividad 5,6 5,4 F. CAFETERO. RESTREPO – VALLE – 1991 Minifundio 5,7 5,7 Pequeña producción semiintensiva 5,9 4,8 Pequeña producción intensiva 2,2 1,0 Producción familiar pequeña 6,2 4,7
  • 37. Cafetero ganadera 13,1 11,7 Productor de coca en una hectárea - Productividad baja 5,9 Productor de coca en una hectárea.- Productividad alta. 12,4 Nota: jornal mínimo legal: $9.533 diarios. Fuentes: Forero y otros 2000a y 2000b; Forero 1999; Paz 1999. Torres 2001b. Cálculos nuestros. Cuadro 14 Excedentes anuales de los sistemas de producción en salarios mínimos. EXCEDENTE NETO O Excedente de REMUNERACIÓN NETA ANUAL Tipo de productor - Año estudiado producción o Con Con Con remuneración intereses intereses intereses técnica anual bajos medios altos A. HORTICULTOR Mediano productor Fómeque – 1999 2,2 1,9 1,5 0,8 Combeima –1999 1,1 1,0 0,9 0,8 Río de oro con baja productividad – 1998 3,8 6,5 6,4 6,1 Río de oro con alta productividad –1998 5,0 7,8 7,7 7,4 Minifundista de Fómeque 0,8 0,8 0,7 0,6 Partijero Fómeque – 1999 1,6 0,9 0,9 0,6 Río de Oro con baja productividad – 1998 1,0 0,5 0,4 0,3 Río de Oro con alta productividad - 1998 1,3 0,7 0,7 0,6 Productores de tomate bajo invernadero 6,8 6,6 6,4 5,9 B. PAPERO EN LENGUAZAQUE-CUNDINAMARCA – 1999 Pequeño, con baja productividad 2,2 2,1 2,0 1,7 Pequeño, con media productividad 3,1 3,0 2,7 2,5 Mediano, con baja productividad 4,8 5,9 5,2 4,6 Mediano, con media productividad 6,4 7,5 6,7 6,0 Mediano, con alta productividad 9,7 10,8 9,9 9,0 C. CAMPESINO TRADICIONAL EN SANTANDER - 1999 Pequeño productor propietario de Regadillo -Carare 1,4 1,2 0,9 0,6 Pequeño propietario aparcero mecanizado 2,7 1,9 1,9 1,8 Parcelero familiar de Butaregua 1,2 1,3 1,3 1,3 D. MINIFUNDISTA EN NARIÑO - 1998 Pequeño productor 0,7 0,7 0,7 0,6 Mediano productor 0,6 0,5 0,5 0,4 Pequeña producción ajustada 0,5 0,5 0,5 0,5 E. CAFETERO EN BUGA - VALLE - 1998 Minifundista de baja productividad 1,5 1,5 1,5 1,4 Pequeño, de baja productividad 2,7 2,7 2,6 2,4 Pequeño, de mediana productividad 3,1 3,1 3,0 2,8 Mediano, de mediana productividad 5,8 5,6 5,4 5,0 F. CAFETERO EN RESTREPO – VALLE - 1991
  • 38. Minifundio 0,5 0,5 0,5 0.5 Pequeña producción semiintensiva 2,8 2,6 2,3 2.3 Pequeña producción intensiva 2,2 1,6 1,1 1.0 Producción familiar mediana 4,1 3,5 3,1 3.0 Cafetero – producción ganadera 8,6 8,5 8,4 7.6 Producción de coca en una hectárea - Productividad baja 1,9 1,9 Producción de coca en una hectárea - Productividad alta 3,8 3,8 Fuentes: Forero y otros 2000a y 2000b; Forero 1999; Paz 1999. Torres 2001b. Cálculos nuestros.
  • 39. 7 PRODUCCIÓN FAMILIAR Y SISTEMA ALIMENTARIO El capítulo anterior abordó uno de los elementos de la participación de la economía campesina en el sistema alimentario: su aporte a la producción agrícola y pecuaria. Nos ocuparemos enseguida de otros dos aspectos de las relaciones entre la producción familiar rural y el sistema alimentario: • La participación de los productos campesinos en la dieta alimentaria de los colombianos. • La circulación de estos productos en las diversas cadenas agroalimentarias. PRODUCCIÓN CAMPESINA Y DIETA EN COLOMBIA El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, es la entidad que define en el país la canasta de alimentos de las familias colombianas. Lo hace apoyándose en encuestas de ingresos y gastos. La última encuesta se realizó entre 1994 y 1995 y está vigente a partir de 1999 para efectos de cálculo del Índice de Precios al Consumidor, IPC. Pues bien, el cuadro 15 muestra, de acuerdo con la última canasta de alimentos establecida por el DANE, que la producción de los campesinos tiene actualmente un peso muy importante en la dieta de los colombianos: el 35%. Este porcentaje no incluye el suministro de ciertas materias primas para la agroindustria alimentaria (café, oleaginosas) y para la agroindustria no alimentaria y las exportaciones (café nuevamente, fique, tabaco, cebada, coca, amapola y marihuana). CIRCUITOS DE CIRCULACIÓN DE LOS ALIMENTOS Ser abastecido por un gran número de productores que labora a lo largo y ancho de la geografía del país, es una característica central de nuestro sistema alimentario. La producción de la mayor parte de los alimentos está atomizada en cientos de miles de parcelas que en condiciones tropicales, con variados microclimas, ofrece permanentemente una amplia gama de alimentos. La infraestructura vial, a pesar de su precariedad, ha permitido integrar interregionalmente los mercados conformando un mercado nacional que transmite información de precios y pone a circular alimentos en vastas redes interconectadas. Las centrales de abastos de