2. CONTENIDO
Introducción
LA POBLACIÓN RURAL EN EL MUNDO
1. CAMPESINADO Y POBLACIÓN RURAL
• Movimientos
• Empleo rural
2. EL PRODUCTOR CAMPESINO COLOMBIANO
• Campesinado y empresariado agropecuario
• Ámbitos económicos y ámbito territorial
3. Campesinado, mercado y cambio técnico
A PROPÓSITO DE PREJUICIOS
• Competencia y complementariedad
4. Producción campesina
EVOLUCIÓN RECIENTE Y ESTADO ACTUAL
• Producción pecuaria campesina
• Los cultivos proscritos
• Café: crisis y minifundización
• Hortalizas y frutales
5. EFECTOS DE LAS MEDIDAS LIBERALIZANTES
6. INGRESOS DE LOS CAMPESINOS
• Constatación de la viabilidad económica
• Principal limitante de la producción campesina
• Subremuneración del trabajo familiar
7. PRODUCCIÓN FAMILIAR Y SISTEMA ALIMENTARIO
• Producción campesina y dieta en Colombia
• Circuitos de circulación de los alimentos
• Sistema alimentario adecuado
3. INTRODUCCIÓN
LA POBLACIÓN RURAL EN EL MUNDO
La población rural en el mundo es el 53% de la población total
y la agricultura continúa siendo la actividad económica que
mayor empleo genera. En el Tercer Mundo, con excepción de
América Latina, los habitantes del campo superan numéricamente
la población de las ciudades. Sin incluir lo que ocurre en los
países de altos ingresos, los empleados en el sector
agropecuario son mucho más numerosos que los ocupados en otras
actividades (cuadros 1 y 2).
De otra parte, los productores familiares, aun en buena
parte de los países altamente industrializados, tienen una
participación muy importante en la producción agrícola y en
muchos casos, ampliamente mayoritaria (cuadro 3).
Colombia figura entre los países en donde la participación
del trabajo asalariado en la agricultura es mayor que la de la
mano de obra familiar (cuadro 3). Sin embargo, como veremos más
adelante, la producción familiar agrícola en nuestro país es
más importante que la capitalista. Esto se debe a que los
campesinos contratan jornaleros, en niveles altamente
significativos, para muchas de las labores en sus fincas, de
manera que si se toma la relación entre mano de obra asalariada
y familiar como indicador de la participación de la producción
campesina queda de esta forma subvalorada la participación de
la economía familiar. De otra parte, se tiene información que
muestra que esta característica de la economía campesina
colombiana no es excepcional para nuestro país en el contexto
del Tercer Mundo [Haubert 1999]. Puede pensarse entonces que en
algunos de los países en los que la proporción de trabajadores
asalariados es mayor que la participación de la mano de obra
familiar, la participación de la economía campesina puede ser
mayoritaria.
Con lo anterior queremos resaltar dos cosas. La primera, que
la agricultura y la economía campesina continúan siendo
sumamente importantes en todo el mundo y por lo tanto las
políticas agrarias, rurales, ambientales y agroalimentarias
deben seguir ocupando un lugar prioritario en las agendas
nacionales e internacionales.
Lo segundo que observamos es que son equivocados ciertos
análisis convencionales que ven la posición relativa de América
Latina como un caso interesante de progreso económico pues su
población rural es relativamente baja en el contexto mundial.
Desde otra óptica, esta situación se puede interpretar como un
indicador de las serias limitaciones de la región para
desarrollar su sector agrario y de una hipertrofia urbana que
no es capaz, ni lo será en las próximas décadas, de dar
respuesta satisfactoria a las necesidades de los habitantes en
sus urbes.
4. Cuadro 1
Población mundial urbana y rural. Millones de personas.
Año 2000
Población Población % de
Continente urbana rural población
rural
África 310 521 62,7
Asia 1.407 2.328 62,3
Europa 548 181 24,8
América Latina 401 123 23,5
América del Norte 237 69 22,5
Oceanía 22 91 80,5
TOTAL MUNDIAL 2.925 3.313 53,1
Fuente: Organización de Naciones Unidas, “Word Urbanizations Prospects.
The 1994 Revision”, Hábitat 1997
Cuadro 2
Población activa mundial. Millones de personas.
Año 1995
Agricultura Servicios Industria Desempleados
Países
con altos 20 220 110 30
ingresos
Países con
ingresos 210 250 170 50
medios
Países con
ingresos 800 470 200 50
bajos
Total 1.030 940 480 130
Fuente: Banco Mundial, en Bonnamour [1996].
5. Cuadro 3
Distribución de los países del mundo según participación de la mano de obra familiar en la agricultura 1996
REGIÓN Países donde la mano de obra Países donde el trabajo asalariado
familiar empleada supera el trabajo supera la mano de obra familiar
asalariado empleada
Asia del Este y Pacífico Brunei, China, República de Corea, Guam, Singapur.
Hong Kong, Indonesia, Macao,
Malasia, Filipinas, Polinesia Francesa,
Tailandia.
Europa y Asia Central Chipre, Grecia, Hungría, Malta, Bulgaria
Polonia, Portugal, Rumania,
Checoeslovaquia, Turquía,
Yugoslavia
América Latina Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Argentina, Bahamas, Barbados, Chile,
Haití, Honduras, México, Panamá, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Puerto
República Dominicana, Venezuela. Rico, Surinam, Trinidad y Tobago,
Uruguay, Colombia, Malvinas.
Medio Oriente Argelia, Barrein, Egipto, Irán, Israel, Emiratos Árabes, Kuwait, Qatar,
Siria, Túnez.
Países altamente industrializados – Australia, Austria, Bélgica, Canadá, EUA, Reino Unido, Suiza
OCDE Dinamarca, España, Finlandia,
Francia, Irlanda, Italia, Japón,
Luxemburgo, Noruega, Nueva
Zelanda, Países Bajos, Suecia
Asia del Sur Bangladesh, India, Maldia, Pakistán,
Sri Lanka
África Subsahariana Botswana, Camerún, Cabo Verde, Santo Tomás, Seychelles
Comores, Gana, Liberia, Malawi,
Nigeria, República Centro Africana,
Reunión, Togo, Zambia.
Fuente: elaborado de acuerdo con los datos FAO,”Reporte sobre el desarrollo del mundo”, Bonnamour
[1996]. Para Colombia, DANE – Encuenta Rural de Hogares.
6. 2
CAMPESINADO Y
POBLACIÓN RURAL
La población que vive hoy en los campos de Colombia
representa el 31% de la población total. Si a ella se le agregan los
habitantes que viven en las pequeñas cabeceras municipales (menores de
10 mil habitantes), la población rural alcanza el 38%.
En el país, la población rural creció a lo largo del siglo veinte,
duplicándose entre 1938 y 1993, a pesar de la alta intensidad de la
migración de los campos hacia las ciudades. El hecho es que buena
parte las nuevas generaciones se queda en los campos aunque son más
las personas que salen hacia las ciudades. Esta tendencia se mantuvo
hasta 1993, año del último censo, a pesar de que desde 1988
aproximadamente se viene presentando un acelerado proceso migratorio
suscitado por el desplazamiento forzado.
MOVIMIENTOS
En el cuadro 4 puede observarse que la población en el campo
creció en el último período intercensal (1985 - 1993) a una tasa
significativamente positiva (0,93% anual). Sin embargo, un cálculo muy
aproximado hecho por nosotros con las cifras sobre desplazamiento nos
indica que muy posiblemente hoy se tenga un número de habitantes en
los campos (resto municipal) ligeramente inferior al de 1993. Es
decir, tendríamos por primera vez en la historia reciente del país una
disminución de la población en el campo, situación que obedecería al
conflicto armado.
Traslados en el mismo campo
En la formación de nuestra sociedad rural se ha presentado una
importante migración intrarrural. Personas y familias se trasladan de
una zona a otra pasando muchas veces por centros urbanos en donde
residen algún tiempo antes de volver a vincularse al campo. Las zonas
de colonización reciente reciben gran parte de estos migrantes.
El principal factor de movilización de población entre 1950 y 1965
1
fue la llamada Violencia . Entre 1965 y 1985 (aproximadamente), este
movimiento se suscitó por la búsqueda de oportunidades económicas que
hacían los campesinos –especialmente los andinos–, costreñidos por la
inflexibilidad de la frontera agrícola que es a su vez una
consecuencia de la concentración de la propiedad de la tierra y de su
contrapartida, la minifundización de ciertas áreas.
1
Violencia con mayúscula en la memoria histórica 1946 - 1966
7. De 1988 a hoy, los movimientos poblacionales entre zonas rurales
se han suscitado fundamentalmente por el desplazamiento forzado, con
lo que se han presentado traslados hacia afuera de las zonas de
colonización reciente y en el interior de estas zonas. La base
económica para la recepción de migrantes en las zonas de colonización
reciente ha sido principalmente la producción cocalera y, en segundo
término, la amapolera. Es por esta razón que la región amazónica –
orinocense, en donde se produce la mayor parte de la coca, presenta la
mayor tasa de crecimiento poblacional rural frente a las otras grandes
2
regiones. Según Fajardo y Mondragón [1997, 84] , 60 de los 73
municipios colombianos con mayor tasa de crecimiento poblacional entre
1985 y 1993 tenían cultivos proscritos y en el 90% de los municipios
de reciente colonización hay ese tipo de cultivos.
En el cuadro 5 puede observarse el panorama de la distribución de
la población colombiana entre urbana y rural por regiones, según el
último censo. Debe tenerse en cuenta que en la primera columna
(“Participación de la población rural”) se incluye la población en
cabeceras municipales de menos de 10.000 habitantes y la población que
los censos clasifican como “resto”, es decir, que vive por fuera de
las cabeceras municipales. En la segunda columna se toma solamente la
población del “resto” municipal.
El crecimiento de la población rural, sin embargo, no se presenta
exclusivamente en las zonas de colonización reciente. Los datos
censales revelan, en efecto, que ciertos municipios que no pertenecen
a las áreas de colonización o de expansión de la frontera agrícola
tienen tasas de crecimiento positivas. En estos casos, hasta donde
conocemos, se trata de municipios en los que los campesinos no están
sometidos a condiciones extremadamente desfavorables para acceder a la
tierra ni han vivido el desplazamiento violento. Por ello han podido
estabilizarse como productores agropecuarios.
Un análisis de lo que ocurre con la población rural de la Región
Andina confirma esa tendencia al crecimiento. La población rural,
contabilizada como los habitantes del resto municipal y de las
cabeceras menores de 10.000 habitantes, muestra una tendencia positiva
del crecimiento, con una tasa de 0,7% anual para el período 1993 –
3
2000 .
EMPLEO RURAL
Es claro que los hogares rurales no trabajan exclusivamente en la
agricultura, sino que combinan diversas actividades, llevadas a cabo
en sus propias parcelas o por fuera de ellas, en el campo mismo, o en
las cabeceras municipales. Por esta razón, las actividades no
2
Citado por Ferro [2001].
3
Se calculó, en este caso, la población perteneciente estrictamente a la Región Andina.
Para hacerlo se tomó, de un lado, la población de todos los municipios que tienen toda
el área en la ecorregión. De otra parte, para aquellos municipios con territorio en
esta y otras ecorregiones, se tomó la población de las cabeceras cuando estaban
localizadas en los Andes y una parte proporcional de la población del resto municipal
de acuerdo con la proporción de su superficie en esta región. Se trabajó con las bases
de datos del DANE cruzada con mapas de altitud (véase Corrales, Forero, Salgado y
Salazar 2000).
8. agropecuarias en el medio rural tienen un peso creciente, pero es
indudable que la economía en este medio depende de la producción
agraria, dentro de la cual el campesinado tiene una participación muy
importante.
Según las Encuestas de Hogares Rurales, el 56% del empleo rural
era agropecuario en 1997, mientras que en la industria se ocupaba al
6,4% de los habitantes y en los servicios y demás actividades
terciarias, el 33%. Años atrás, en 1988, la proporción del empleo
4
agropecuario era más alta: 61% . Esta disminución entre 1988 y 1997
condujo a especular sobre un cambio estructural de la economía rural,
caracterizado por la pérdida de importancia de las actividades
agropecuarias y el surgimiento con fuerza de algunas nuevas
actividades. Esto se ha presentado como una de las características
centrales de la denominada nueva ruralidad.
No se trata de desconocer la importancia de ciertos aportes de
esta concepción, como la muy justa exaltación de la relación a través
del medio ambiente de la actividad rural y urbana, o la importancia de
la combinación de múltiples estrategias de reproducción de los hogares
rurales. Sin embargo, la idea del arribo de una nueva ruralidad al
país, como un cambio estructural significativo, en el que la actividad
agropecuaria pierde importancia frente a otras actividades económicas,
parece surgir de un traslado mecánico a nuestro medio de las
corrientes académicas europeas en boga y no se ajusta muy bien al caso
colombiano, por al menos tres razones:
• La caída porcentual del empleo agropecuario en la economía rural
se debe a la crisis de una gran parte de los cultivos
(especialmente el café y los transitorios-capitalistas) y al paso
consecuente de un gran número de personas a actividades informales
precarias. No se trata del surgimiento de posibilidades
interesantes de carácter industrial (pequeña industria rural) o de
nuevos servicios que prestaría el campo a la sociedad en su
conjunto (venta de servicios ambientales, turismo y ecoturismo,
etcétera) y que elevarían el nivel de vida de la población rural.
Es decir, no parece estar surgiendo una nueva ruralidad en la que
se abra un abanico de nuevas oportunidades para el campo, que haga
pasar a un segundo plano a la agricultura. La caída del empleo
agrícola es más bien el resultado de una prolongada crisis
agropecuaria cuya superación podría, eventualmente, revertir estas
tendencias. Un indicador que apoya esta opinión es la tendencia
decreciente del empleo manufacturero en el sector rural, que
disminuyó en 10% entre 1988 y 1997, mientras que el empleo
agrícola decreció en 8%.
• En nuestro país, el grueso de las actividades de los centros
urbanos pequeños (cabeceras municipales con menos de 10 mil o 20
mil habitantes) se sustenta en la dinámica de la actividad
agropecuaria. A partir de esta actividad, se forma la mayor parte
de encadenamientos económicos.
4
Datos del DANE – Encuestas Rurales de Hogares procesados por López y otros 2000.
9. •Se ha observado que la producción agropecuaria constituye una
fuente de ingresos para buena parte de los hogares que viven en las
cabeceras municipales. Están, de un lado, los jornaleros agrícolas,
que en ocasiones forman asentamientos relativamente populosos, como
ocurre en las zonas cafeteras. De otra parte, hay personas que viven
en los pueblos y que tienen sus negocios agropecuarios: fincas
administradas por terceros, lotes de cultivo o ganado, administradas
bajo diversas formas de asociación (datos del municipio de Fómeque, en
Torres 2001b).
Cuadro 4
Colombia. Tasas de crecimiento de la población 1985-1993
Cabeceras municipales 2,70%
Resto municipal 0,93%
Total 2,12%
FUENTE: DANE
¿CÓMO SE MIDE EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN?
El crecimiento total de la población rural se mide sumando el
crecimiento vegetativo y las migraciones de la ciudad al campo. El
crecimiento vegetativo es la diferencia entre nacimientos y muertes.
Cuadro 5
Colombia. Distribución regional de la población 1993
Región Población total Participación de la Participación población
(No. de habitantes) población rural (%) Resto (%)
Caribe 7.965.695 39,12 33,11
Oriental 11.649.375 28,01 22,50
Central 9.418.953 40,80 32,51
Pacífico 6.713.638 42,38 36,46
Orinoquía y Amazonía 1.917.050 65,63 54,60
Total nacional 37.664.711 38,03 31,37
Fuente: Fundación Social de acuerdo con los censos de población del DANE, este estudio.
10. 2
EL PRODUCTOR CAMPESINO
COLOMBIANO
¿Cuál es el espacio económico que ocupan los campesinos en
nuestra sociedad? ¿Cuál es su especificidad como agentes económicos?
Estas son las preguntas que intentamos responder en este capítulo sin
desconocer las otras muchas dimensiones políticas y culturales del
campesinado. Dicho de otra manera, queremos dejar claro quiénes son
los campesinos como productores agropecuarios.
CAMPESINADO Y EMPRESARIADO AGROPECUARIO
La estructura productiva del agro colombiano se compone de tres
formas empresariales básicas:
• La empresa agropecuaria capitalista.
• El latifundio ganadero especulativo
• La producción familiar (o comunitaria),
En el cuadro 6 se presentan algunas de las características
centrales de estas tres formas empresariales.
En Colombia, los campesinos son en su mayoría productores
familiares agropecuarios. Se pueden considerar también como campesinos
los productores familiares forestales o pesqueros y las comunidades
rurales indígenas o afrocolombianas en las que la economía comunitaria
sustituye o complementa la producción familiar.
Para todos los campesinos, sus unidades de producción son al mismo
tiempo unidades de consumo cuya finalidad es precisamente la
reproducción de la familia o de la comunidad. Esta circunstancia los
diferencia esencialmente del empresariado capitalista agropecuario,
cuya reproducción depende de la obtención de ganancias. A la vez, la
familia o la comunidad le imprimen el carácter organizativo a la
actividad productiva de los campesinos. La producción se organiza de
acuerdo con el sistema de decisiones de la familia o de la comunidad y
la división de tareas entre sus miembros, de acuerdo con su edad,
sexo, jerarquías y con sus experiencias y conocimientos.
Los campesinos colombianos son en su mayor parte estrictamente
productores familiares. Aun dentro de varios grupos étnicos, indígenas
o afroamericanos predomina la organización productiva familiar. No
sobra insistir que hay grupos sociales pertenecientes a este tipo de
etnias cuya organización económica es, o tiende a ser, comunitaria,
11. pero su participación en términos poblacionales y en términos
productivos es marginal en relación con los demás productores
familiares, aunque su importancia cultural y territorial sea
incuestionable.
ÁMBITOS ECONÓMICOS Y ÁMBITO TERRITORIAL
Lo monetario y lo doméstico
Aunque la organización empresarial de la producción campesina es
esencialmente familiar, los productores campesinos están muy
integrados al mercado. La mayor parte de los ingresos de sus sistemas
productivos se derivan de las ventas (cuadro 7). lo que implica a la
vez que sus medios de subsistencia se adquieren en una alta proporción
en el mercado Una altísima proporción de los campesinos contrata
sistemáticamente trabajadores asalariados, hasta el punto de que la
participación del trabajo familiar puede ser menor que la de la mano
de obra contratada.
Al mismo tiempo, estos campesinos compran insumos y en ocasiones
alquilan o compran maquinaria (tractores, trapiches, beneficiaderos
mecanizados). Todo esto influye sensiblemente en la estructura de
costos de su producción.
Si bien los productores campesinos están muy integrados al
mercado, la participación de los elementos no monetarios es esencial
para su organización productiva – empresarial y para la subsistencia
de sus familias (o comunidades). Tenemos de un lado la utilización de
5
trabajo familiar que sigue siendo relevante: entre el 47% y el 83%, de
acuerdo con los datos del cuadro 7 (productores típicamente
familiares). Esta participación es por supuesto mucho más importante
entre los indígenas y las comunidades afrocolombianas.
De otra parte, el autoconsumo agropecuario, que solventa una parte
de la dieta alimentaria de los productores familiares, es otro
elemento central del ámbito doméstico de la economía campesina. A
pesar de la intensa y creciente monetización de sus sistemas de
producción, los campesinos mantienen estrategias que les garantizan un
cierto nivel de autoabastecimiento, equivalente en promedio a un 30%
de la canasta de alimentos [Torres 2001 b]. El autoconsumo se compone
de residuos de las cosechas comerciales y de cierta producción
realizada exclusiva o principalmente para este fin (se destaca la
producción de leche, de aves y de maíz).
Las relaciones entre los campesinos mediadas por el parentesco y
por el vecindario son fundamentales para la circulación de mano de
obra, tierra y capital y constituyen otro elemento clave del ámbito
doméstico de la economía campesina (no regulado por los intercambios
monetarios). Están, de un lado, las asociaciones para cultivar o criar
ganado (medianerías; poramberías; ganado al aumento), los intercambios
5
La participación del trabajo familiar está implícita en el cuadro 7 y equivale a la
diferencia con 100% de la participación del trabajo asalariado en el total.
12. de productos e insumos a través del trueque y de trabajo por medio de
diversos sistemas de contraprestaciones, conocidos en muchos casos
como mano vuelta.
De otro lado, entre las comunidades campesinas se mantienen los
intercambios recíprocos basados en la lógica de la solidaridad y, a
veces, del prestigio y de la sanción social. Especialmente importantes
son las donaciones de alimentos (con y sin contraprestación), que
permiten a algunos hogares afrontar crisis productivas coyunturales y
que son básicas para la reproducción de los hogares más pobres [Torres
2001b]. Se conserva también la organización colectiva para realizar
obras comunales o para ayudar a los hogares con situaciones críticas.
Cuando las familias campesinas se ven enfrentadas a problemas
económicos, acuden a las redes de solidaridad e intercambios
recíprocos. Definitivamente se logró comprobar en Fómeque e inclusive
en las otras zonas del país analizadas por medio de información
documental que la gente acude a estas redes de solidaridad cuando
están afrontando serias crisis económicas, ya sea por malas cosechas o
por malos precios. Aunque el impacto de 1,4% en promedio sobre el
ingreso total de los productores analizados es muy pequeño, queda
claro que estos intercambios, que se intensifican en momentos de
crisis, pueden ser muy importantes para los hogares que están en
situación de pobreza extrema hasta el punto que pueden explicar, en
algunos casos, su sobrevivencia [Torres 2001b].
En síntesis, en la economía campesina hay un ámbito monetario en
el que las transacciones se rigen por el dinero y un ámbito doméstico,
6
objeto de los intercambios acabados de mencionar .
Lo individual y lo colectivo.
Espacio productivo y territorio.
En la economía campesina se presenta simultáneamente un ámbito
individual y un ámbito colectivo. En el primero, la familia es la que
toma las decisiones, de acuerdo con sus jerarquías, su disponibilidad
de recursos y según las restricciones del medio socioeconómico y
ecosistémico. Las decisiones en el ámbito económico colectivo se toman
de acuerdo con las estructuras sociales de la comunidad (relaciones de
parentesco, relaciones de vecindario, autoridades y líderes) y con las
relaciones que tienen la comunidad y el Estado, la Iglesia, los
gremios, los gamonales, los comerciantes y los políticos.
El ámbito económico colectivo tiende a ser más amplio entre las
comunidades étnicas que entre los productores típicamente familiares
(campesinos mestizos); pero no deja de ser importante entre estos
últimos.
En varias comunidades indígenas y negras se observa una especie de
equilibrio entre el ámbito individual y el ámbito colectivo. En
algunos casos, la tierra que será explotada por la familia se asigna
6 Aun en el capitalismo más avanzado es básico lo que Claude Meilasoux en su obra
Mujeres, graneros y capitales llama el modo de reproducción doméstico.
13. comunitariamente, bajo las pautas sociales y del poder político de la
comunidad.
De otra parte, independientemente de que la familia acceda a la
parcela mediante la asignación comunitaria o a través de la propiedad
privada, el ámbito de la economía colectiva en estas comunidades está
constituido además por una serie de empresas productivas y de activos
patrimoniales o productivos que se administran o se explotan a través
de acciones colectivas:
• Acceso a fuentes de agua, a pasturas comunitarias y a los recursos
silvestres.
• Trabajos colectivos para obras de infraestructura o para auxiliar
a familias que se encuentran en condiciones críticas (mejora de
vivienda y labores en los cultivos de la familia asistida).
• Parcelas colectivas para autoconsumo o venta.
• Tienda comunitaria.
• Transporte comunitario (chivas, camiones o mixtos; lanchas con
motor fuera de borda).
El ámbito colectivo en las comunidades de campesinos típicamente
familiares abarca, de un lado, de manera casi generalizada, las obras
comunitarias para construir infraestructura. Se trata no solamente de
la obra física hecha con aportes regulados de mano de obra sino
también de las interrelaciones con el Estado y con la clase política
para acceder a los recursos. En ese sentido, este ámbito de la
economía ha sido inteligente e inescrupolosamente explotado y
expoliado, la mayor parte de las veces, por el sistema clientelista.
Las regulaciones del acceso a los servicios ambientales (agua,
leña, madera, cacería) entre los campesinos típicamente familiares
mestizos han sido más bien excepcionales pero tienden en los últimos
años a cobrar una gran importancia. Estaban limitadas a algunos grupos
de productores que tenían acceso a riego por gravedad mediante
sistemas de acequias y más raramente, todavía, a algunas comunidades
que poseían potreros colectivos (generalmente en los páramos o sus
cercanías). Pero hay una serie de circunstancias que se han acumulado
y que ponen al orden del día la necesidad de emprender acciones
reguladoras. El corazón de este asunto es el problema del agua y de
las coberturas vegetales que regulan el sistema hídrico.
La demanda de agua ha crecido con la expansión poblacional de las
comunidades rurales y con su conexión a sistemas de acueducto. Hay
cada vez más dotaciones de agua domiciliaria: desde acueductos que
atienden varias veredas hasta la manguera que instala cada familia.
También se está multiplicando el riego por medio de aspersores,
surtidos generalmente por medio de mangueras que cada usuario instala
al amparo de la propiedad pública de las fuentes o de concesiones de
agua entre particulares (servidumbres). Este sistema ha sido la clave
del desarrollo agrícola de la producción familiar de ladera. No hay
por supuesto estadísticas al respecto, pero nos atrevemos a decir que
posiblemente habría que usar 6 dígitos para estimar el número de
hectáreas regadas por este medio.
Por último, la demanda de leña para combustible ejerce una fuerte
presión sobre la cobertura natural. También la presión existe sobre de
14. las fuentes de agua para usarla como depósito de residuos domésticos y
de los insumos agroquímicos.
La economía y el espacio
El ámbito espacial de la economía campesina se expresa
territorialmente y no solo en la parcela, de manera que es
indispensable tener una perspectiva de regulación del uso y del acceso
al territorio para entender los problemas de la economía rural y
planificar sus soluciones. Esta cuestión, evidente para las
comunidades indígenas y negras, es también muy clara para el resto del
campesinado.
Hay varios aspectos que deben tenerse en cuenta:
• El acceso a la tierra, elemento indispensable para la
consolidación de la economía rural, está limitado territorialmente
por la dinámica del latifundismo. Este tema se desarrolla en el
primer cuaderno de esta colección.
• De otra parte, la comunidad rural ve constreñido su espacio por el
monopolio de poder local y regional ejercido por los políticos
tradicionales y por los grupos armados que han desarrollado
múltiples formas de dictaduras militares.
• Insistamos por último en que en la economía campesina hay, como se
dijo atrás, un ámbito colectivo consustancial a su sistema
económico, que se potencia plenamente en la medida en que las
comunidades puedan regular autónomamente su propio territorio. En
este ámbito son esenciales la gestión de los recursos naturales en
los ecosistemas circundantes, el ordenamiento del uso del
territorio y su planificación.
15. Cuadro 6
Tipos empresariales básicos de la estructura agraria colombiana
EMPRESA BÁSICA TIPOS PRODUCTOS
/Naturaleza
socioeconómica
CAPITALISTA AGROPECUARIA Finca agrícola Café, banano de exportación, frutales
Su reproducción depende Empresa itinerante Arroz, sorgo, maíz tecnificado, algodón,
de la obtención Plantaciones agroindustriales soya.
sistemática de Hato ganadero tecnificado Azúcar, palma africana, madera
utilidades
Hato ganadero extensivo y Leche principalmente y en segundo lugar,
Semiintensivo carne
Bioindustrias Carne principalmente y en segundo lugar,
leche
Aves – huevos, flores
LATIFUNDIO GANADERO Latifundio ganadero especulativo Carne
ESPECULATIVO
Su finalidad es la renta
inmobiliaria
especulativa (o la
legalización de
capitales), el dominio
territorial y
secundariamente la
ganancia derivada de la
actividad pecuarias.
FAMILIAR O CAMPESINA Empresa comunitaria Cultivos predominantemente campesinos.
Su reproducción depende de los Empresas familiares de · Café
ingresos (monetarios y en especie) autosubsistencia · Cereales: maíz, trigo, cebada, arroz
que genera a la familia o al grupo Empresas familiares altamente secano manual
social. integradas al mercado. · Oleaginosas: ajonjolí.
Producción familiar capitalista. · Papa, plátano, yuca, ñame.
· Hortalizas y frutas.
· Agroindustrias en fincas: café,
tabaco, coca, amapola, panela
Pecuarios: leche; bovinos, aves.
Madera silvestres.
Pescado (pesca artesanal)
Cuadro 7
Colombia. Región Andina colombiana. Grado de monetización de los sistemas de
producción campesinos.
Valores promedio anuales.
Ventas anuales Relación Costos monetarios Trabajo asalariado
Tipos de productores (en miles de pesos ventas/autoconsumo sobre sobre
de 2001) % costos totales % trabajo total %
Hortícolas 12. 545 99 58 44
Paperos en Lenguazaque – Cundinamarca 25. 362 92 71 50 aprox.
Campesinos tradicionales en Santander 8. 806 99 38 29
Minifundistas en Nariño 1. 316 s.d 31 17
Cafeteros en Buga – Valle 13. 707 92 55 30 aprox.
Cafeteros en Restrepo – Valle 16. 384 95 44 53
s.d: sin dato
Fuentes: Forero y otros 2000 y 2001; Forero 1999; Paz 1999.
16. 3
Campesinado, mercado y cambio técnico
A PROPÓSITO DE PREJUICIOS
Alrededor de la economía campesina se ha formado un
imaginario que no corresponde a su realidad. La concepción
convencional y predominante de nuestro productor familiar rural poco o
nada se basa en una juiciosa observación, sino en un traslado mecánico
de textos del marxismo, de la economía neoclásica y de la economía
neoinstitucional, así como de las directrices analíticas que aparecen
en los textos de los organismos internacionales.
Las caracterizaciones que a menudo se hacen de los campesinos
suelen apegarse a tales esquemas teóricos y, a veces, a prejuicios
ideológicos que las alejan, al menos en el caso colombiano, de las
particularidades de nuestros productores rurales z }. Nuestra realidad
es precisamente la de un campesinado inmensamente heterogéneo y, en
términos generales, orgánicamente articulado a la economía del país.
Muchos autores han establecido una generalización a menudo
compartida por el grueso público, por los políticos y por buena parte
de las instituciones encargadas de fijar las pautas o de desarrollar
los programas de desarrollo rural. Se dice y se acepta que el
campesino es un productor tradicional que produce sobre todo para su
propia subsistencia y solamente algunos pocos excedentes para el
mercado. Se afirma también que su forma de producir es arcaica y que
esto obedece a su marginamiento y quizás a su incapacidad para
introducir cambios tecnológicos.
El campesinado colombiano tiene importantes diferencias con el de
países como Perú, Bolivia, Guatemala, entre varios otros de
Latinoamérica en los que sus sociedades indígenas tienen un gran peso
demográfico. En nuestro país, la mayor parte de las comunidades
campesinas son de reciente formación (siglos diecinueve y veinte) y
han surgido y se han consolidado en buena medida en medio de sus
luchas por integrarse al mercado: lucha contra las trabas de las
haciendas republicanas de la Región Andina y de los latifundios
costeños, lucha por fundarse como colonos para sacar sus productos
(café, panela, cerdos, plátano, fríjol, maíz, papa, coca) al mercado,
lucha para construir la carretera que facilite la circulación de
bienes y servicios. Son luchas que han hecho del campesinado un
7
protagonista de la construcción y economía del mercado colombiano .
7 No se debe deducir de esto que los productores campesinos que existían antes de la irrupción del
capitalismo moderno a sus sociedades agrarias no entraron a la órbita de la economía del mercado o que
desaparecieron. Los campesinos de la mayor parte de los países europeos y de algunos asiáticos son ejemplos
notables de adaptación a las nuevas exigencias e imposiciones del capitalismo, los primeros apoyados
17. En Colombia predomina, en consecuencia, un campesinado integrado
al mercado, que ha introducido intensos cambios en sus sistemas
productivos para adaptarse a la creciente y cambiante demanda de
productos agropecuarios. Esa demanda es tanto nacional (todo tipo de
alimentos), como internacional (tabaco, café, marihuana, coca,
amapola, algunos frutales). Es claro, entonces que la preconcepción de
un campesinado tradicional, arcaico y refractario al cambio dista
mucho de la verdadera realidad.
A partir de la década del setenta, los campesinos introdujeron
cambios técnicos basados en la oferta de la Revolución Verde. Un
resultado de este proceso es que los sistemas de producción familiares
incorporan en grados diversos la tecnología agroquímica.
Excepcionalmente, hay productores que conservan sistemas de producción
tradicionales que se califican como orgánicos y está surgiendo un
sector de nuevos agricultores, con un peso marginal en la producción,
que viene implementando sistemas de esta naturaleza, retomando
prácticas tradicionales y aplicando nuevos conceptos promovidos por
algunas organizaciones no gubernamentales y otras gubernamentales como
Pronatta.
Se dice también que los campesinos no tienen capacidad de
8
acumulación . Las evidencias muestran lo contrario. En el caso
colombiano, la acumulación de capital de algunos campesinos ha sido
una de las fuentes de formación del empresariado agrícola. En ciertos
contextos productivos, los campesinos logran tener éxito y transitan
de su condición como productores familiares a la de empresarios
capitalistas, sobre la base de la ampliación paulatina de sus
cultivos. Un ejemplo notorio es el de los productores de papa y
cebolla en el altiplano cundiboyacense [Raymond 1990], que han formado
enormes capitales. Otro es el de una zona de actividad hortícola
típicamente campesina del oriente de Cundinamarca, donde se detectó la
formación de un nuevo empresariado cuya acumulación se origina en esa
actividad [Forero y otros 2001].
Igualmente, muchos antiguos campesinos cafeteros se fueron
convirtiendo a lo largo de los años 70 y 80 en empresarios
capitalistas. Ahora bien, buena parte de la producción cafetera se
capitalizó por medio de inversiones procedentes de sectores urbanos o
surgió de la acumulación de grandes hacendados que no eran propiamente
productores familiares [Rojas 1982]. Este ejemplo ilustra que la
acumulación de capital procedente de la empresa familiar rural no es
la única fuente de formación del empresariado capitalista colombiano;
ni la principal.
fuertemente por el Estado. Igualmente, ciertos sectores de los campesinos indígenas centroamericanos y
suramericanos funcionan orgánicamente, no sin problemas, como productores integrados a mercados
regionales, nacionales e internacionales. Al ubicarnos del otro lado, del de los perdedores, hay que reconocer
que para buena parte de las sociedades agrarias o tribales del planeta, la entrada del capitalismo ha significado
procesos trágicos de descomposición, desde la precarización de sus condiciones de vida, hasta la expulsión de
sus tierras y el genocidio.
8
Por lo regular, la producción campesina se caracteriza como una economía de reproducción
simple, por oposición a la economía capitalista, cuya característica intrínseca es la
acumulación de capital y la reproducción ampliada.
18. Pero valga la pena anotar que en los casos en los que los
capitales provienen de los campesinos se tiende a conformar una
economía rural estratificada en donde conviven funcionalmente
empresarios y pequeños productores [Forero 1999], por medio de una
compleja red de interrelaciones que conforman una especie de
‘ecosistema económico – empresarial con sinergias mutualistas y
competitivas’, para hacer una analogía con la ecología.
Por el contrario, la economía capitalista, formada a través de la
conversión de latifundios o haciendas, caso de la producción azucarera
o bananera, tiende a excluir a los campesinos como productores y
muchas veces ha supuesto su desplazamiento.
COMPETENCIA Y COMPLEMENTARIEDAD
Se dice que la agricultura capitalista se opone al desarrollo de
la campesina, que los dos sistemas de producción tienden a excluirse
mutuamente. Esa es una interpretación basada en los tratadistas
clásicos del siglo diecinueve y de la primera mitad del veinte.
Pero, ¿qué intereses contradictorios pueden tener los campesinos
productores de hortalizas del oriente de Cundinamarca con los
floricultores de la Sabana de Bogotá? ¿O un campesino cafetero de las
cordilleras que enmarcan el Valle del Cauca con los ingenios
azucareros de este departamento o con su vecino que tiene una finca
cafetera capitalista? ¿O los pequeños productores de leche con los
grandes hatos? ¿O las mujeres que en sus fincas crían ‘pollos
industriales’ a pequeña escala, con los grandes avicultores? ¿En fin,
los campesinos productores de papa o de cebolla junca (uno de los
mejores negocios del sector agrario), arroz mecanizado, o de ganado a
pequeña escala con los financistas locales con los que se asocian para
obtener parte de los recursos que no les prestan los bancos?
En cierto momento de nuestra historia la formación del capital
agrícola y agroindustrial en las tierras planas mecanizables implicó
el desplazamiento de algunos núcleos de campesinos propietarios y la
expulsión de otros que trabajaban en las antiguas haciendas bajo
relaciones de aparcería. Hoy, sin embargo, ya consolidado ese proceso,
se tiene una distribución de la muy reducida área agrícola (menos de 4
9
millones de hectáreas frente a 36 millones con pastos ), de modo que
hay una cierta repartición territorial de la actividad agropecuaria
familiar y capitalista y no una competencia por el espacio de estas
dos actividades productivas.
No se pretende ocultar con lo dicho anteriormente que la
estrategia de consolidación y expansión de ciertas empresas agrarias
que se sigue en algunas zonas pueda tender a desplazar algunos
campesinos. En general, los campesinos ocupan zonas que los
capitalistas no pretenden disputar (laderas andinas, núcleos locales
en la Costa Atlántica, zonas de colonización). Las empresas
capitalistas, por su parte, se asientan en zonas sobre las que no hay
9
Para datos de cultivos, véanse cuadros anteriores. Para los de pastos, véase IGAC en
CEGA [2000, 25]
19. una presión muy alta de campesinos sin tierra (segmentos de los valles
interandinos, el altiplano cundiboyacense, fragmentos de las sabanas
costeñas y de algunas vegas o sabanas orinocenses).
Ahora bien, esa localización no es totalmente excluyente, de
manera que en algunas de las zonas mencionadas se presentan relaciones
intensas de asociación y de complementariedad entre productores
familiares y capitalistas [Forero 1999]. Un buen ejemplo de ello, no
el único, es el caso del arroz. Se trata de los pequeños productores
arroceros que a lo largo de muchos años han permanecido en el Valle
del Tolima al lado de los empresarios agrícolas utilizando, apenas con
muy pocas variaciones, la misma tecnología del arroz mecanizado o de
los finqueros pequeños y medianos que se asocian con empresarios
financistas en las vegas del Ariari. Estos últimos aportan la
maquinaria, el transporte, parte de los insumos agroquímicos y sus
conexiones con la cadena agroindustrial.
Las asociaciones entre campesinos con poca disponibilidad de
tierra y otros campesinos o empresarios capitalistas para acceder a
lotes de cultivo significan por supuesto la transferencia de parte de
los excedentes del productor al propietario en forma de renta. Pero en
muchas ocasiones estas transferencias tienen contraprestaciones
interesantes para los pequeños productores, en la medida en que el
socio financista asume buena parte del riesgo y cumple con eficiencia
funciones que el sector financiero y el Estado no están dispuestos a
asumir. En estos casos, más que pensar en la oposición de campesinos y
capitalistas, a partir de un discurso político preconcebido, es
necesario hacer un análisis fino que conduzca a establecer pautas de
acceso a recursos y de concertación entre los actores implicados.
Las reales explicaciones
Volvamos a la idea expresada atrás: el actual desplazamiento de
los campesinos no se debe (sino quizás en forma muy excepcional) a la
disputa del espacio económico productivo de los empresarios
capitalistas agrícolas -y agroindustriales- con los productores
familiares. La explicación está en otra parte:
• En el monopolio del poder y de la propiedad territorial en torno a
intereses relacionados con la dinámica del control militar y
político (paramilitar, guerrillero, narcotraficante).
• En el interés de poseer la tierra como activo inmobiliario,
asociado a la expectativa de obtener dividendos de localización
alrededor de grandes obras de infraestructura (carreteras,
represas, puertos).
Estas formas de control de la tierra y de su sustracción de la
esfera económica como activo productivo gravitan tanto sobre las
condiciones empresariales de capitalistas como sobre las condiciones
de los campesinos.
Se suele afirmar que la economía campesina produce solamente
bienes alimentarios de consumo directo. Sin embargo, muchos ejemplos
muestran que los campesinos a lo largo de la historia han tenido la
capacidad y la versatilidad para alimentar todo tipo de mercados.
Piénsese en los productores de tabaco y fique, para comenzar por el
20. siglo diecisiete; o en los de base de coca y látex de amapola, para
pasar al siglo veintiuno, y en los cafeteros a largo de los últimos
130 o 150 años.
Téngase en cuenta también que actualmente la producción familiar contribuye con el 18%
de la producción arrocera moderna del país10 y que esta participación mantiene su
importancia en el algodón, el sorgo y la palma africana, cultivos predominantemente
capitalistas. Mírese, en resumen, la incidencia de los campesinos en todos estos cultivos
y su participación ampliamente mayoritaria en los alimentos de consumo directo que
forman parte de la dieta básica de los colombianos.
10
Este dato corresponde a la participación de los cultivos de menos de 10 hectáreas en
el área de arroz riego y de arroz secano mecanizado de acuerdo con los datos del censo
nacional arrocero de 1999 [Fedearroz 2000].
21. 4
Producción campesina
EVOLUCIÓN RECIENTE Y
ESTADO ACTUAL
Los productos agrícolas predominantemente campesinos son
aquellos cuya dinámica productiva depende de la participación de la
empresa familiar. En algunos casos, las unidades familiares se asocian
con empresarios-financistas agrícolas. Así ocurre con la papa en el
altiplano cundiboyacense o con la panela en la hoya del río Suárez.
Los productos agrícolas predominantemente campesinos tienen
actualmente un mayor peso que los capitalistas: representan entre el
60% y el 61% (cuadro 8) del valor de la producción de la producción
agrícola total del país (de acuerdo con el valor que se le asigne a la
coca) Esa participación sigue siendo ampliamente mayoritaria si no se
contabilizan la coca y la amapola: 58% (cuadro 8). [Sinsi–Naciones
Unidas].
PRODUCCIÓN PECUARIA CAMPESINA
Las estadísticas nacionales no permiten saber cuál es la
participación de la empresa familiar en la producción pecuaria. Se
pueden tener indicios a partir de la información sobre distribución de
los pastos por tamaño de predios, que da cuenta de una participación
del 14% de las unidades pequeñas (menos de 20 hectáreas; datos de la
Encuesta Nacional Agropecuaria, en CEGA 2000, 33). En 1988 se decía
que los campesinos tenían el 20% del hato bovino nacional y producían
el 40% de la leche [Minagricultura 1988, 358–359].
La producción lechera es una actividad que conoce un intenso
desarrollo basado, en buena parte, en la construcción de cadenas
agroindustriales en las que los campesinos de ciertas regiones
(Antioquia, Nariño y el Piedemonte Orinocense, por ejemplo) han jugado
un papel muy importante.
LOCALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CAMPESINA
La producción campesina se distribuye por todo el territorio
nacional y de manera mucho más homogénea que la capitalista. Esta
última tiende a concentrarse en ciertas zonas muy específicas. En los
resguardos y en los territorios de poblaciones negras se produce bajo
formas familiares y comunitarias que aunque en algunas partes son
marginales, en su aporte a la producción total son fundamentales en
22. relación con la ocupación del espacio y con la identidad cultural de
estos grupos y de la nación en su conjunto.
Algunas características de la distribución regional de la economía
campesina son:
• Aunque se concentra en la región Andina consistentemente con la
concentración de la población colombiana, la producción agrícola
familiar rural es también importante en las demás regiones
colombianas, según puede apreciarse en el cuadro 9.
• Producción campesina no cafetera y legal: se concentra en seis
departamentos: Cundinamarca, Antioquia, Santander, Boyacá, Nariño
y Córdoba, en orden de importancia (la mitad de la producción
agrícola capitalista–legal se concentra en apenas tres
departamentos: Antioquia, Valle y Tolima, en orden de
importancia).
• Ningún departamento concentra más del 15% del área sembrada en
café.
• La coca y la amapola son cultivos de los nuevos frentes de
colonización: la coca, de la región amazónica y la amapola, del
bosque alto –andino. El 78% de la coca se cultiva en la región
amazónica y el 44% de todos los cultivos del país están hoy en la
zona del Putumayo. El grueso de la producción amapolera se
concentra en Cauca, Huila y Tolima.
La producción familiar rural se atomiza en alrededor de un millón
de unidades familiares:
Las estimaciones en número también son variadas. Así, por ejemplo, la
Misión de Estudios estimó que el número de campesinos aumentó de
971.000 a 1.388.000 entre 1951 y 1988, casi al mismo ritmo del aumento
de la población rural, que pasó de 6,9 a 9,8 millones de personas en
el mismo lapso. Zamocs [1992] por su parte estimó que el número de
campesinos en 1988 estaba entre 860.000 y 1.200.000, de los que
dependían entre 4,3 y 6,9 millones de personas, cifra muy por encima
de la estimada por la Misión [1990], que estimó la población campesina
total en 3,5 millones de personas. Recientemente, Valderrama y
Mondragón [1988] han estimado, con base en el Censo de Minifundios y
el Censo de Población del DANE en 890.000 el número de campesinos
[CEGA 2000, 32].
LOS CULTIVOS PROSCRITOS
La coca y la amapola, con un área sembrada pequeña en relación con
el área total (menos del 5%), tienen una participación entre el 13% y
el 23% del valor de la producción agrícola (cuadro 10).
La coca ha crecido en forma vertiginosa, mientras que la amapola
parece mucho más sensible a las fumigaciones. El área de cultivo de
hoja de coca en Colombia pasó durante la década de los noventa de 36
mil a 136 mil hectáreas, mientras que la amapola disminuyó de 19 mil a
6.500. En estos dos cultivos, la participación de los productores
campesinos es mayoritaria —alrededor del 70% en coca y del 90% en
amapola.
23. Colombia concentraba anteriormente el procesamiento y la
comercialización de la cocaína pero tenía una participación
relativamente pequeña en el cultivo. Hoy tiene la mayor área cocalera
del planeta. La disminución del área cultivada en coca del Perú, país
que actualmente tiene apenas unas 30 mil hectáreas, es la otra cara de
la moneda. La producción de coca demostró su capacidad de movilidad
territorial tanto dentro del país entre algunos lugares del mundo, en
respuesta a las políticas coercitivas.
Como se sabe, la cocaína es un producto penalizado judicialmente a
11
pesar de ser mucho menos nocivo que el alcohol y el tabaco , mientras
que estos dos productos son millonariamente publicitados. Pues bien, a
través de la fumigación, la represión oficial desplazó la coca del
Caquetá al Putumayo, con lo que se multiplicaron los problemas
sociales y políticos.
En el Putumayo son mucho más intensas que en Caquetá las
interconexiones con otros sectores de la población y de la economía
nacional y del Ecuador. Pero al interior del departamento del Caquetá
se está multiplicando aceleradamente el área cultivada, al amparo del
control territorial de las FARC en la que fue la zona de distensión
[Ferro y Cadena 2001].
CAFÉ: CRISIS Y MINIFUNDIZACIÓN
El café perdió 160 mil hectáreas entre 1990 y 2000. Ellas
representaban el 16% de la superficie que se tenía plantada en 1990
(cuadro 11). No obstante, es aún el cultivo de mayor importancia del
país en términos de su participación en la superficie sembrada (22%),
del valor de la producción agrícola (18%), de su contribución a las
12
exportaciones agropecuarias (34%) y de la generación de empleo.
El enorme retroceso en la producción de café es consecuencia de la
desregulación de los precios internos anteriormente sustentados por la
Federación Nacional de Cafeteros, la caída y las fluctuaciones de los
precios internacionales en un nuevo escenario sin Pacto Internacional
del Café, la afectación de la productividad por la broca. En fin, es
resultado del sometimiento de la producción cafetera a las nuevas
condiciones del sector agropecuario en general, impuestas por el nuevo
modelo de liberalización económica.
El resultado más notorio de la crisis cafetera es la salida de la
escena productiva de la mayor parte de las empresas capitalistas, de
manera que el sector quedó en manos de los pequeños productores
familiares. En forma complementaria, se fragmentó notoriamente la
propiedad, al punto en que hoy el cultivo del café es una actividad
13
abrumadoramente minifundista .
11
Por sus efectos combinados (dependencia, enajenación, nocividad, peligrosidad, las
drogas se clasifican de la siguiente manera, de mayor a menor nocividad: heroína,
alcohol, fármacos, tabaco, cocaína y marihuana. El tabaco es el causante del mayor
número de muertes por enfermedad y el alcohol, por accidentes y violencia.
12
Según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura (cálculos hechos con la
información de la base de datos del anuario estadístico).
13
Minifundio: unidad de producción con una extensión insuficiente para generar los ingresos
de una familia campesina.
24. El 60% de los cafeteros del país tiene cafetales con menos de 1
hectárea y responde por el 16,8% del área cafetera total. Si se
agregan los cafeteros que poseen cafetales con tamaños inferiores o
iguales a 5 hectáreas, los resultados son aún más impactantes:
representan el 95% del total de los productores, es decir, 536.446,
con un área de 540.221 hectáreas en café (62,2 % del área total)
[Fonseca 1998, 79].
HORTALIZAS Y FRUTALES
Las hortalizas y los frutales se multiplicaron en los últimos años
en respuesta a la demanda interna de alimentos. Mientras el área
agrícola del país creció en un 34% entre 1973 y 2000, la superficie en
hortalizas lo hizo en 67%. Hoy se calculan 108 mil hectáreas de estos
productos, repartidas en parcelas que por lo regular no alcanzan la
hectárea. En el mismo lapso, la superficie sembrada de los frutales de
consumo interno (se excluye el banano de exportación) aumentó en
14
979% . En el cuadro 12 puede verse que el índice del área cultivada en
hortalizas pasó de 100 en 1990 a 129 en 2000 y el de frutales, de 100
a 172 en el mismo lapso.
La expansión de hortalizas y frutales se ha basado en el modelo
tecnológico de pequeña escala con alta incorporación de agroquímicos y
uso intensivo de mano de obra. El riego en ladera por gravedad y con
aspersores ha sido fundamental para este desarrollo. Para ello los
campesinos han tejido un intrincado sistema de mangueras que se provee
de toda suerte de fuentes de agua, con las posibles repercusiones
ambientales que pueden acarrear.
Es frecuente oír que el negocio de los frutales (diferentes al
banano) se lo tomó la empresa capitalista. Esta visión parece
derivarse de algunos casos conspicuos, pero excepcionales, y no de un
balance de este sector productivo. Se ha observado en algunos estudios
que la producción frutícola en su casi totalidad está en manos de
pequeños productores (nos referimos a las 158 mil hectáreas
15
mencionadas antes, que no incluyen el banano de exportación) .
Anotemos finalmente que las exportaciones de frutales, diferentes al banano, han
tenido un éxito muy reducido, de tal manera que actualmente la proporción de fruta
exportada es ínfima en relación con la consumida internamente.
Cuadro 8
Participación superficie y valor de la producción agrícola, período 1990-2001
Se incluyen coca y amapola
Predominancia Período Superficie
Variable cultivos en hectáreas
14
Repetimos, aumentó en 979 %. Todos estos cálculos se han hecho con los datos oficiales del Ministerio de
Agricultura.
15
Investigación de Deproyectos Ltda., para la Corporación Colombia Internacional y entrevista del autor con
Rose Mary Sierra, funcionaria de una empresa procesadora de frutas localizada en Barranquilla.
25. 1990-1992 1999-2001 1999-2001
Superficie cosechada Campesinos 58,5% 67,2% 2.732.349
(hectáreas) Capitalistas 41,5% 32,8% 1.333.146
Total nacional 100,0% 100,0% 4.065.496
Valor producción escenario Campesinos 58,8% 60,1%
de precios bajos para coca Capitalistas 41,2% 39,9%
Total nacional 100,0% 100,0%
Valor producción escenario Campesinos 61,8% 61,5%
de precios altos para coca Capitalistas 38,2% 8,5%
Total nacional 100,0% 100,0%
Participación superficie y valor de la producción agrícola 1990-2001
Sin incluir coca ni amapola
Predominancia Período
Variable cultivos 1990-1992 1999-2001
Superficie cosechada Campesinos 58,2% 67,1%
(hectáreas) Capitalista 41,8% 32,9%
Total nacional 100,0% 100,0%
Valor producción Campesinos 54,9% 58,1%
(millones $ 1994) Capitalista 45,1% 41,9%
Total nacional 100,0% 100,0%
Fuente: Minagricultura y Desarrollo Rural - Urpas, Umatas; Augura, Federacafé, Asocaña, Fedepalma,
Ascolflores, EUA/Pol. Nal – Torres 2001a.
Productos predominantemente capitalistas
Algodón, arroz, banano de exportación, café tecnificado en
superficies mayores de 10 hectáreas, caña de azúcar, flores,
palma africana, sorgo, soya, 30% de la coca, 10% de la
amapola.
Cuadro 9
26. Colombia: distribución de la superficie cultivada por los campesinos. 2002
Región/Departamento Participación (%) Región/Departamento Participación (%)
Caribe 12,47 Andina suroccidental 10,92
Atlántico 0,41 Cauca 3,14
Bolívar 1,78 Chocó 0,29
Cesar 0,84 Nariño 3,54
Córdoba 1,67 Valle 2,77
La Guajira 0,71 Córdoba
Magdalena 1,15 (serranías Abibe, San Jerónimo y Ayapel) 1,18
San Andrés y Pacífico 3,14
Providencia. 0,00 Cauca 1,48
Sucre 0,63 Chocó 0,34
Antioquia (Urabá) 2,72 Nariño 0,00
Santander (Magdalena Medio) 2,56 Valle 1,32
Andina oriental 30,00 Orinoquía 4,39
Norte Santander 4,12 Arauca 0,82
Santander 4,74 Casanare 0,15
Boyacá 6,60 Guainía 0,07
Cundinamarca 9,17 Guaviare 1,17
Caquetá (piedemonte cordillera) 2,19 Meta 1,55
Casanare (piedemonte cordillera) 0,15 Vichada 0,63
Cesar (serranía de Los Motilones) 1,22 Amazonía 8,01
Meta (piedemonte cordillera) 1,80 Amazonas 0,03
27. Andina centro – occidente 31,07 Caquetá 2,15
Antioquia 6,42 Guainía 0,07
Caldas 2,92 Guaviare 1,16
Quindío 2,26 Putumayo 4,35
Risaralda 1,89 Vaupés 0,25
Tolima 7,24
Huila 4,53 TOTAL NACIONAL 100,00
Bolívar (serranía de San Lucas) 1,44
Putumayo (piedemonte cordillera) 4,37
Fuente: base de datos Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
Cálculos de este estudio.
Cuadro 10
Participación de la coca y la amapola en la producción agrícola
Valor producción Campesina 16%
escenario bajo Capitalista 8%
Total nacional 13%
Valor producción Campesina 27%
escenario alto Capitalista 15%
Total nacional 22%
Nota: base de coca y látex de amapola.
Fuente: Superficie de amapola y coca: Sinsi – Naciones Unidas. Cultivos lícitos: Base de datos de
Minagricultura.
28. Los cultivos campesinos se concentran en la Región Andina
Allí se encuentra el 64,8% del área cosechada y el 89,2% del valor de la producción de cultivos campesinos
[Corrales, Forero y otros 2000]. Los departamentos de la Colonización Antioqueña tienen la mitad del área de
la economía cafetera familiar. En la producción no cafetera se destaca, por su parte, la Región Central Andina
(departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Santander y Norte de Santander), que tiene una participación del
35% de la producción total de los demás productos campesinos legales.
Cuadro 11
Colombia. Evolución del área cafetera 1990 – 2000
Promedios trienales en miles de hectárea
Área según 1990- 19921993-19951996-19981999-2000 producción
Tradicional 295 287 260 257
Tecnificada 691 672 609 602
ÁREA TOTAL 986 958 869 860
Campesina 445 534 646 670
Capitalista 541 424 223 189
Fuente: Base de datos Minagricultura. Cálculos nuestros.
29. 5
EFECTOS DE LAS MEDIDAS
LIBERALIZANTES
Hasta 1990, la producción campesina mantuvo su espacio
productivo y se expandió por encima del crecimiento poblacional y en
respuesta al ensanchamiento de la demanda urbana por alimentos, pero a
un ritmo más lento que la producción capitalista. Por esta razón, su
peso relativo (superior al 50% de la producción agrícola total), aún
muy importante en esos momentos, había decrecido.
A partir de 1990, el sector agropecuario en conjunto se vio
sometido a las medidas aperturistas y a los efectos del desmonte de
los subsidios y de gran parte del sistema estatal de apoyo y
servicios. También lo afectaron tasas de interés descomunalmente
altas. Ante esta situación, la producción capitalista sufrió más
severamente que la campesina las consecuencias de la liberalización
económica. Atrás se mostró que los cultivos predominantemente
campesinos aumentaron su participación en la superficie agrícola entre
1990 y el 2000 (véase cuadro 8).
Como se aprecia en el cuadro 12, los cultivos de los capitalistas
fueron más severamente golpeados por la competencia de las
importaciones que la mayoría de los productos campesinos. En el
período 1990 – 2001, mientras que el índice del total de los cultivos
capitalistas bajó de 100 a 64, el de los cultivos campesinos no varió.
Algunos cultivos campesinos se mantuvieron estables e inclusive
sostuvieron sus tendencias al crecimiento, entre ellos la papa, el
plátano, las hortalizas y, a un ritmo mucho más lento, la panela. En
el cuadro 12 puede observarse cómo a lo largo de la década crítica de
los noventa el área de la economía campesina sufrió variaciones menos
fuertes que el de la capitalista.
La mayor estabilidad que presenta la producción familiar se debe,
de un lado, a la relación esencial del productor con su condición de
campesino y con su comunidad rural y a la organización de los sistemas
de producción, que da ciertas ventajas a los campesinos:
• Costos monetarios por unidad de producto relativamente bajos
• Combinación de actividades para la comercialización mediante un
sistema muy flexible de cambios en sus líneas productivas.
• Aporte significativo del autoconsumo al ingreso del hogar y
flexibilidad del mismo para aumentar su contribución en épocas de
crisis.
30. • Asociaciones entre los productores campesinos y de estos con
financistas agrarios para la circulación productiva de tierra,
16
capital y trabajo y para la minimización del riesgo .
Con la apertura fueron drásticamente golpeados el maíz
tradicional, uno de los principales cultivos de la economía familiar,
y algunos otros cultivos cuya participación es minoritaria: cebada,
fique y ajonjolí. El fríjol y otros tuvieron reducciones importantes
pero en menores proporciones que los anteriores mencionados
anteriormente (cuadro 12).
El maíz tradicional se cultiva sin mecanización, con baja incorporación de insumos
agroquímicos y se siembra, en su mayor parte, en las laderas andinas. Es el producto
agrícola de autoconsumo por excelencia. Se consume en forma directa, preparado de
muchas maneras, o en forma indirecta, a través de la cría de aves. Al contrario de lo que
hacen con los productos comerciales, los campesinos siembran el maíz para
autoabastecerse y venden la producción que sobrepasa sus propias necesidades. Fue en
este producto que se presentó la disminución más dramática. Hasta donde hemos podido
observar [Forero y otros 1999 y 2001], los campesinos decidieron reducir sus siembras
ante la drástica caída de rentabilidad del maíz, limitándolas al nivel requerido para su
consumo.
Cuadro 12
Evolución 1987 – 2001 del área agrícola.
Para cultivos predominantemente campesinos
Hectáreas 2001 Índice ponderado 2001/1990 Índice 1997/1990
Café 627.881 147,4 s.d.
Maíz tradicional 426.213 62,3 64,6
Plátano 381.198 104,8 108,2
Caña panela 222.024 110,7 106,9
Yuca 191.559 97,9 87,8
Papa 172.439 112,1 103,4
Frutales 164.738 171,6 181,9
Fríjol 115.356 82,7 82,2
Hortalizas 109.760 128,7 109,4
Cacao 93.048 77,8 90,8
Arroz secano manual 53.854 100,7 108,5
Ñame 21.815 368,8 271,2
Fique 16.813 109,2 133,4
Trigo 14.832 36,2 41,7
Plátano exportación 13.899 113,2 155,4
Cocotero 11.711 89,3 79,1
Arracacha 8.768 120,7 96,6
Tabaco rubio 6.941 92,4 60,4
Caña miel 5.731 s.d. s.d.
Ajonjolí 5.434 74,5 s.d.
Tabaco negro exportación 4.412 57,1 s.d.
Cebada 4.300 11,6 s.d.
Tabaco negro Consumo interno 2.025 68,1 s.d.
TOTAL 2.674.751 99,6 s.d.
Para cultivos predominantemente capitalistas
16
Estos financistas han surgido por lo general entre los mismos campesinos.
31. Hectáreas 2001 Índice ponderado 2001/1990 Índice 1997/1990
Arroz riego 274.199 97,8 73,1
Café 177.119 34,2 s.d.
Caña azúcar 170.068 145,8 141,9
Arroz secano mecanizado 151.518 112,2 70,7
Maíz tecnificado 148.615 134,4 97,9
Palma africana 138.500 133,1 135,7
Sorgo 69.845 25,6 37,6
Algodón 53.703 21,8 27,8
Banano exportación 39.049 113,0 127,9
Soya 23.658 23,1 37,4
TOTAL 1.246.273 64,8 s.d.
Nota: el índice ponderado 2001 – 1990 es el cociente entre el promedio de los años 1999 a 2001 sobre el
promedio 1990-1992.
El índice 1997/1990 es el cociente entre estos dos años y trata de reflejar los efectos más directos de
la apertura económica
Fuente: elaborado con la información de la base de datos de Minagricultura.
32. 6
INGRESOS DE LOS
CAMPESINOS
De acuerdo con las estadísticas convencionales, la pobreza
rural es extremadamente crítica en Colombia. Actualmente, el 60% de
los hogares rurales estaría por debajo de la línea de pobreza. En el
contexto latinoamericano, los niveles de pobreza del sector rural
colombiano serían superiores, a los de Chile (28%), Costa Rica (27%),
Panamá (42%), Brasil (56%) y México (59%) y estarían muy cerca del
17
promedio (63%) . Sin embargo, los datos muestran que la situación ha
tenido una cierta mejoría si se tiene en cuenta que los hogares con
ingresos por debajo de la línea de pobreza, en Colombia, eran del
orden del 70%, en 1978 [Gómez y Duque 1998,14].
En la infraestructura social rural se ha presentado un progreso un
poco más notable. En 1973, el índice de necesidades básicas
insatisfechas era de 88% en el medio rural, mientras que el último
censo, de 1993, muestra un índice menor: 60%.
CONSTATACIÓN DE LA VIABILIDAD ECONÓMICA
Algunas evidencias sugieren que los ingresos medidos por las
encuestas de hogares del Departamento Administrativo Nacional de
Estadísticas, DANE, tienen una distorsión drástica de la remuneración
que reciben los campesinos por concepto del trabajo agropecuario en
sus unidades productivas. Según tales encuestas, esta remuneración es
desastrosamente precaria: los ingresos obtenidos por los campesinos
(Trabajadores agropecuarios por cuenta propia) han tendido a estar por
debajo del salario mínimo legal, mientras que los de los jornaleros se
sitúan siempre por encima (véase especialmente el trabajo de López y
otros 2000).
Señalan también los datos del DANE que sólo en dos años durante el
período 1988 – 1997 los campesinos obtuvieron en sus parcelas ingresos
por encima del salario mínimo: 1,33 salarios mínimos en 1989 y 1,05 en
1992. A partir de este año, las cosas parecieron empeorar, de tal
forma que en 1997 un campesino ganaba en su parcela apenas el 60% del
salario mínimo [López y otros 2000].
Nuestros datos muestran un panorama radicalmente diferente. En los
últimos 10 años, período en el que por lo demás se han manifestado
plenamente los efectos de la liberalización económica, los sistemas de
producción de un espectro de campesinos que representa su
17
Para Colombia, el dato es de 1997; para los demás países corresponde a información
entre 1997 y 1998. Según Ocampo [2001, 24 y 25], de acuerdo con las encuestas de
hogares de los respectivos países.
33. heterogeneidad socioproductiva y agroecológica remuneran la mano de
obra familiar por encima del salario mínimo tal como puede apreciarse
en el cuadro 13.
En el cuadro 13 puede verse que en los 31 casos analizados
(excepto el de la coca), en 9 diferentes regiones, los sistemas de
producción agropecuarios generan a los campesinos un excedente por día
18
trabajado superior a la remuneración legal .
• Más de cinco salarios mínimos en 16 casos.
• Entre dos y cinco salarios mínimos en 6 casos.
• Entre uno y dos salarios mínimos en los 8 casos restantes.
Esa es la situación antes de pagar intereses y rentas. Es decir,
es el excedente generado por el sistema de producción (por día
trabajado), sin tener en cuenta quién es el que aporta la tierra y el
capital (la remuneración técnica por día de trabajo doméstico en el
cuadro 13). Ahora bien, cuando se descuentan estos rubros, la
situación no varía sustancialmente: la Remuneración neta del día
19
trabajo doméstico (cuadro 13) es apenas ligeramente inferior a la
remuneración técnica y ni siquiera los minifundistas de Nariño quedan
ubicados por debajo del salario mínimo.
Obsérvese en el cuadro 13 que hay casos en los que la remuneración
neta sube en relación con la remuneración técnica. Se trata de los
campesinos que reciben rentas derivadas de asociaciones con sus
vecinos, a quienes les aportan la tierra y parte de los costos
monetarios. En contrapartida, el peso de esta renta es sumamente
gravosa para quienes no tienen tierra, situación que muestran los
datos del mismo cuadro, en donde puede verse cómo a los partijeros de
Fómeque y del Río de Oro se les reduce su remuneración en cerca la
mitad, después de pagar las rentas.
La información anterior nos lleva a concluir que los sistemas de
producción construidos por los campesinos, sobre la base de la oferta
tecnológica de la Revolución Verde son viables en términos económicos.
(Aunque es muy posible que a mediano y largo plazo, de continuar con
estos paquetes tecnológicos, se produzcan impactos ambientales que
hagan insostenible sus modelos productivos). La otra conclusión es que
sobre esta viabilidad técnica (o productiva) gravitan fuertemente las
rentas de quienes tienen tierra insuficiente.
PRINCIPAL LIMITANTE DE LA PRODUCCIÓN CAMPESINA
18
La remuneración técnica día en salarios mínimos se calcula con esta fórmula: RTD = (V +
A – CM) / (NJF x SMLD), donde RTD = remuneración técnica día; V = valor de las ventas
anuales; A = valor del autoconsumo humano anual; CM = costos monetarios anuales; NJF =
número de jornales familiares invertidos en la producción agropecuaria durante el año;
SMLD = salario mínimo legal diario.
19
La remuneración técnica día se calcula en forma similar restando en el numerador las
rentas pagadas por concepto del acceso a la tierra (arrendamiento, asociaciones o
aparcerías) y por intereses (a los bancos o a prestamistas privados). Cuando el
productor recibe rentas por ceder su tierra en asociación, aparcería o arrendamiento
estos ingresos se suman en el numerador. La diferencia central entre la aparcería y la
asociación está en que en la primera el propietario aporta exclusivamente la tierra y
en la segunda aporta además una parte sustancial de los costos monetarios. Es decir, en
la asociación el propietario de la tierra asume el papel de socio – financista.
34. Pero este asunto de los ingresos hay que verlo con otra óptica, la
de los ingresos totales anuales) generados por los sistemas de
producción agropecuarios de los campesinos (en el cuadro 13
registramos los ingresos por día trabajado). Al verlo así, se observa
que esos ingresos no alcanzan en varios casos al salario mínimo anual,
a pesar de su eficiencia relativa en la remuneración de la mano de
obra.
Lo anterior se deriva de las limitaciones en el acceso a la tierra
y al capital, que impiden ocupar toda la mano de obra disponible en la
familia. En el cuadro 14 se observa que en 6 de los 29 casos
analizados (con excepción de la coca) los ingresos que deja a las
familias su actividad agropecuaria, antes de pagar la renta de la
tierra (en el caso de los partijeros) e intereses, están por debajo
del, salario mínimo anual. Después de pagar estas rentas, el número de
casos con ingresos por debajo del salario mínimo sube a 8, y pasa a 11
cuando se hace una simulación con intereses altos (del 40% efectivo
anual sobre el total de los costos monetarios).
Un salario mínimo es un ingreso precario que no alcanza para
comprar una canasta de alimentos. Consideremos, entonces, que el
ingreso es suficiente sólo a partir de tres salarios mínimos, para
atender las necesidades de las familias. Así las cosas, en 13 casos de
los 30 (cuadro 14), los sistemas de producción serían suficientes para
arrojar un ingreso satisfactorio antes de pagar rentas e intereses. Al
pagarlos, el número de casos que están por encima de tres salarios
mínimos baja a 11 y cuando se le imputan intereses altos, desciende a
10.
En el caso de los productores de coca se tomó solamente el
resultado de una hectárea, que corresponde a la extensión que tiende a
tener la mayor parte de los pequeños. Puede observarse que los
ingresos obtenidos por estos productores, si bien son altamente
competitivos puesto que superan ampliamente el jornal mínimo anual, no
están por encima de todos los productores campesinos que tienen
cultivos lícitos.
Debe tenerse en cuenta que los ingresos agropecuarios son un
componente del ingreso de los hogares rurales. Cuando los productores
no pueden ocuparse por completo en sus propias parcelas, trabajan por
fuera de ellas para obtener otras entradas. Eso ocurre en la mayor
parte de los casos. Esta opción, compelida por la escasez de tierra,
genera un nivel de remuneración menor que el trabajo en sus propias
fincas (insistimos: al contrario de lo que muestran las cifras del
DANE).
SUBREMUNERACIÓN DEL TRABAJO FAMILIAR
Los datos presentados muestran que los ingresos agropecuarios de
los hogares rurales son muy superiores a los que registra la Encuesta
de Hogares del DANE ¿Por qué la diferencia tan notable entre estos
datos y los de las encuestas de hogares rurales? ¿Son los campesinos
menos pobres de lo que comúnmente se piensa?
35. Sea como sea, parece que las encuestas no son un instrumento
adecuado para captar los ingresos de las fincas de los campesinos,
debido a la complejidad organizativa y productiva de sus sistemas de
producción y de sus flujos de costos y gastos. Además, las preguntas
sobre ingresos agropecuarios que se formulan en la encuesta del DANE
son muy limitadas. Se circunscriben a preguntarle al el campesino por
las ganancias anuales que deriva de su actividad agropecuaria,
pregunta para la que puede esperarse cualquier respuesta que subvalore
los ingresos familiares, que muy poco o nada tienen que ver con el
concepto de ganancia.
Pero esta subvaloración que el campesino generalmente tiende a
hacer de su economía, en la búsqueda de la asistencia estatal, se está
volviendo en contra de él mismo. Los planificadores, y quienes deciden
cómo aplicar las políticas, concluyen que si la producción
agropecuaria le genera a los campesinos ingresos tan precarios que los
mantienen en la miseria, no vale la pena continuar apoyando esta
actividad.
Es preciso entonces hacer trabajos en profundidad para acercarse a
la comprensión de los sistemas de producción de los campesinos. Si los
datos que hemos presentado son más acordes con la realidad, la cosa es
diametralmente diferente. Nuestra información muestra que esos
sistemas de producción tienen un potencial productivo enorme y una
gran capacidad de generación de ingresos, muy superior a la de muchas
otras actividades.
El problema central de la pobreza rural no está en los sistemas de
producción familiares, sino en que las limitaciones en el acceso a la
tierra, al agua y al capital impiden desarrollar más plenamente sus
potencialidades. ¿Con qué tecnología? Con la mejor oferta tecnológica
disponible en función de la estrategia de los campesinos para obtener
los ingresos que les permitan atender sus gastos:
• Con la tecnología agroquímica hasta el momento y con las
adecuaciones que los campesinos han hecho a lo largo de 30 años.
• Con tecnologías alternativas que amortigüen o minimicen el impacto sobre los
ecosistemas y la salud humana, si el país se decide a construirlas y a dedicarle los
recursos que necesita un proyecto de esta naturaleza para salir de los intentos
marginales de unas Organizaciones no gubernamentales o de unos programas de
gobierno con escasos recursos.
36. Cuadro 13
Sistemas de producción rurales. Remuneración diaria de la mano de obra familiar
empleada.
Valores en número de salarios mínimos.
Tipo de productor y zona - Año estudiado Remuneración técnica Remuneración neta
Día de trabajo doméstico día de trabajo doméstico
A. HORTÍCULTOR
Mediano productor
Fómeque – 1999 1,9 1,7
Combeima – 1999 5,7 5,5
Río de Oro, con baja productividad-1998 4,5 7,8
Río de Oro, con alta productividad –1998 6,0 9,4
Minifundista de Fómeque 1999 5,4 5,1
Partijero
Fómeque –1999 1,9 1,1
Río de Oro, con baja productividad – 1998 5,5 2,4
Río de Oro, con alta productividad - 1998 5,4 2,9
Productor de tomate bajo invernadero 5,4 5,3
B. PAPERO. LENGUAZAQUE, CUNDINAMARCA – 1999
Pequeño, con baja productividad 3,6 3,4
Pequeño, con media productividad 4,7 4,6
Mediano, con baja productividad 5,7 7,0
Mediano, con media productividad 7,7 8,9
Mediano, con alta productividad 11,7 12,9
C. CAMPESINO TRADICIONAL SANTANDER – 1999
Pequeño productor propietario, de Regadillo – Carare 1,3 1,1
Pequeño propietario aparcero mecanizado 3,2 2,2
Parcelero familiar, de Butaregua 1,7 1,8
D. MINIFUNDISTA, NARIÑO – 1998
Pequeño productor 2,0 1,9
Mediano productor 1,2 1,1
Pequeña producción ajustada 1,1 1,1
E. CAFETERO, BUGA - VALLE – 1998
Minifundista de baja productividad 4,5 4,3
Pequeño, de baja productividad 4,8 4,8
Pequeño, de mediana productividad 5,2 5,1
Mediano, de mediana productividad 5,6 5,4
F. CAFETERO. RESTREPO – VALLE – 1991
Minifundio 5,7 5,7
Pequeña producción semiintensiva 5,9 4,8
Pequeña producción intensiva 2,2 1,0
Producción familiar pequeña 6,2 4,7
37. Cafetero ganadera 13,1 11,7
Productor de coca en una hectárea - Productividad baja 5,9
Productor de coca en una hectárea.- Productividad alta. 12,4
Nota: jornal mínimo legal: $9.533 diarios.
Fuentes: Forero y otros 2000a y 2000b; Forero 1999; Paz 1999. Torres 2001b. Cálculos nuestros.
Cuadro 14
Excedentes anuales de los sistemas de producción en salarios mínimos.
EXCEDENTE NETO O
Excedente de REMUNERACIÓN NETA
ANUAL
Tipo de productor - Año estudiado producción o Con Con Con
remuneración intereses intereses intereses
técnica anual bajos medios altos
A. HORTICULTOR
Mediano productor
Fómeque – 1999 2,2 1,9 1,5 0,8
Combeima –1999 1,1 1,0 0,9 0,8
Río de oro con baja productividad – 1998 3,8 6,5 6,4 6,1
Río de oro con alta productividad –1998 5,0 7,8 7,7 7,4
Minifundista de Fómeque 0,8 0,8 0,7 0,6
Partijero
Fómeque – 1999 1,6 0,9 0,9 0,6
Río de Oro con baja productividad – 1998 1,0 0,5 0,4 0,3
Río de Oro con alta productividad - 1998 1,3 0,7 0,7 0,6
Productores de tomate bajo invernadero 6,8 6,6 6,4 5,9
B. PAPERO EN LENGUAZAQUE-CUNDINAMARCA – 1999
Pequeño, con baja productividad 2,2 2,1 2,0 1,7
Pequeño, con media productividad 3,1 3,0 2,7 2,5
Mediano, con baja productividad 4,8 5,9 5,2 4,6
Mediano, con media productividad 6,4 7,5 6,7 6,0
Mediano, con alta productividad 9,7 10,8 9,9 9,0
C. CAMPESINO TRADICIONAL EN SANTANDER - 1999
Pequeño productor propietario de Regadillo -Carare 1,4 1,2 0,9 0,6
Pequeño propietario aparcero mecanizado 2,7 1,9 1,9 1,8
Parcelero familiar de Butaregua 1,2 1,3 1,3 1,3
D. MINIFUNDISTA EN NARIÑO - 1998
Pequeño productor 0,7 0,7 0,7 0,6
Mediano productor 0,6 0,5 0,5 0,4
Pequeña producción ajustada 0,5 0,5 0,5 0,5
E. CAFETERO EN BUGA - VALLE - 1998
Minifundista de baja productividad 1,5 1,5 1,5 1,4
Pequeño, de baja productividad 2,7 2,7 2,6 2,4
Pequeño, de mediana productividad 3,1 3,1 3,0 2,8
Mediano, de mediana productividad 5,8 5,6 5,4 5,0
F. CAFETERO EN RESTREPO – VALLE - 1991
38. Minifundio 0,5 0,5 0,5 0.5
Pequeña producción semiintensiva 2,8 2,6 2,3 2.3
Pequeña producción intensiva 2,2 1,6 1,1 1.0
Producción familiar mediana 4,1 3,5 3,1 3.0
Cafetero – producción ganadera 8,6 8,5 8,4 7.6
Producción de coca en una hectárea - Productividad baja 1,9 1,9
Producción de coca en una hectárea - Productividad alta 3,8 3,8
Fuentes: Forero y otros 2000a y 2000b; Forero 1999; Paz 1999. Torres 2001b. Cálculos nuestros.
39. 7
PRODUCCIÓN FAMILIAR Y
SISTEMA ALIMENTARIO
El capítulo anterior abordó uno de los elementos de la
participación de la economía campesina en el sistema alimentario: su
aporte a la producción agrícola y pecuaria. Nos ocuparemos enseguida
de otros dos aspectos de las relaciones entre la producción familiar
rural y el sistema alimentario:
• La participación de los productos campesinos en la dieta
alimentaria de los colombianos.
• La circulación de estos productos en las diversas cadenas
agroalimentarias.
PRODUCCIÓN CAMPESINA Y DIETA EN COLOMBIA
El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, es
la entidad que define en el país la canasta de alimentos de las
familias colombianas. Lo hace apoyándose en encuestas de ingresos y
gastos. La última encuesta se realizó entre 1994 y 1995 y está vigente
a partir de 1999 para efectos de cálculo del Índice de Precios al
Consumidor, IPC.
Pues bien, el cuadro 15 muestra, de acuerdo con la última canasta
de alimentos establecida por el DANE, que la producción de los
campesinos tiene actualmente un peso muy importante en la dieta de los
colombianos: el 35%. Este porcentaje no incluye el suministro de
ciertas materias primas para la agroindustria alimentaria (café,
oleaginosas) y para la agroindustria no alimentaria y las
exportaciones (café nuevamente, fique, tabaco, cebada, coca, amapola y
marihuana).
CIRCUITOS DE CIRCULACIÓN DE LOS ALIMENTOS
Ser abastecido por un gran número de productores que labora a lo
largo y ancho de la geografía del país, es una característica central
de nuestro sistema alimentario. La producción de la mayor parte de los
alimentos está atomizada en cientos de miles de parcelas que en
condiciones tropicales, con variados microclimas, ofrece
permanentemente una amplia gama de alimentos.
La infraestructura vial, a pesar de su precariedad, ha permitido
integrar interregionalmente los mercados conformando un mercado
nacional que transmite información de precios y pone a circular
alimentos en vastas redes interconectadas. Las centrales de abastos de