1. POEMAS OLVIDADOS
Primero decirte: ¿qué?
Si ni yo misma lo sé…
Sí sí lo sé, perdón perdón
Por ser tan injusta contigo,
contigo que eres un ser maravilloso,
lleno de virtudes y buena fé.
Que tantas veces haces que me siente
tranquila y feliz.
Decirte que siento un dolor profundo
por hacerte podido causar malestar alguno,
inquietud.
No me lo perdono, no te lo mereces.
No quisiera que esto fuese un paso para atrás
en nosotros
``no por favor´´.
Mira lo como algo que pueda llegar a enriquecernos
y a unirnos más.
Como una prueba que nos puso la vida
para hacernos
más fuertes,
entendernos y amarnos aun más;
o… simplemente
míralo y déjalo pasar.
HISTORIA DE UNA MEMORIA
Era una memoria pequeña, con apenas conocimientos. Sólo se reconocía a sí
misma y los sonidos que le llegaban.
Poco a poco empezó a aprender, todo lo que la vida le iba enseñando y lo iba
guardando dentro de ella como si de un tesoro fuera. Toda esa experiencia le
servía para compartirla con otras memorias, que a su vez, compartían con ella
sus experiencias y la enriquecían. Y así día tras día, año tras año iba creciendo
alegremente en conocimientos.
2. Un día sin darse cuenta, no era capaz de recordar lo que había hecho en el
día. Al tiempo, tampoco recordaba quién era esa persona que le sonreía y le
hablaba.
-¿Qué me pasa? ¿Por qué esa señora me habla? ¿Qué me está diciendo? No
la entiendo.
¡He, que estoy aquí! En esta prisión y quiero salir. ¿Es que nadie me escucha?
Intento salir de esta prisión sin paredes que me aprisiona. Que no deja que
vuelva a sentir y a que me sientan, a contar mis historias, todos mis logros y
ahora…
Tengo sueño, mucho sueño. Cada día me adormezco un poco más y no tengo
fuerzas para luchar con esta soledad que me sigue aprisionando y sólo puedo
comunicarme a través de una lágrima que silenciosa y lentamente resbala
sobre la cara.
¿POR QUÉ A MÍ?
Un día con 27 años, el ¿Por Qué a Mí? amaneció con un pecho inflamado
como si fuera un balón de rugby, y no comprendía lo que le estaba pasando.
Así que se fue a ver a una persona, que le dijeron, sabía de esas cosas.
Con todo su valor, dolor y completamente sola el ¿Por Qué a Mi? Acudió a la
consulta de la persona que le sacaría de su ignorancia.
Al ¿Por Qué a Mí? la miraron, le hicieron pruebas, y la mandaron ir a la
consulta de la persona que sabía de estas cosas.
Sin ningún miramiento y con toda la brusquedad de que hizo a copio, le dice a
¿Por Qué a Mí?, que tenía un tumor y no sabía si era bueno o malo, hasta que
lo analizaran. Tenía que hacerle una biopsia.
3. Al ¿Por Qué a Mí? Se sintió perdida en aquella consulta de blancas paredes,
con la persona que sabía de aquellas cosas mirándola, como apremiándola a
que le dijese algo.
Pero, al ¿Por Qué a Mí? No sabía que decir, todo le parecía irreal y lo único
que pudo balbucear fue. ¿Cuándo?
Al ¿Por Qué a Mí? La emplazaron para hacerle las pruebas.
Al ¿Por Qué a Mí? Salió de allí conteniendo las lágrimas que pugnaban por
salir, pero que no podía dejar salir por sus familiares. Tenía que llegar a casa
de su madre y junto a sus hijos, sin que notasen la angustia que estaba
pasando. Durante todo el trayecto, fue internando en su interior todo
sentimiento de sufrimiento y angustia, para que no se lo pudieran notar.
Al ¿Por Qué a Mí? Le hicieron la biopsia y en vez de sacarle todo el tumor,
como dio negativo en cáncer. Se lo dejó dentro el que sabía de estas cosas.
Al ¿Por Qué a Mí? Con los puntos todavía en el pecho, se le volvió a inflamar
el pecho. La persona que sabía de estas cosas, le dio una pomada para que se
la echara en la zona, que con ella bajaría la inflamación.
Al ¿Por Qué a Mí? Con su pecho inflamado y con dolores, volvió a su ciudad
con su familia y tuvo que aguantar durante meses, hasta que dio con una
persona, que realmente sabía de estas cosas. Después de dejar a sus hijos
con sus hermanas.
El ¿Por Qué a Mí?, tuvo que volverse a hacer otra vez, las mismas pruebas
para operarse.
Al ¿Por Qué a Mí? La llevaron a un Hospital, en donde le dieron una habitación
de paredes blancas. Eso es lo que recuerda el ¿Por Qué a Mí? Cuando la
bajaron al quirófano y cuando la subieron de él. Sólo había una habitación
silenciosa con sus paredes blancas.
Al ¿Por Qué a Mí? La persona que sabía de estas cosas le dijo, que le habían
extirpado un tumor como una cajetilla de tabaco, teniéndole que vaciar medio
pecho y para que no le quedara el pecho hundido, le unieron las dos partes de
la carne interior, para que se fuera regenerando.
Dentro de lo malo, al ¿Por Qué a Mí? Tuvo mucha suerte de que no fuese el
tumor cancerígeno. Pero tiene todos los años que hacer una revisión, por si
acaso se vuelve a reproducir y convertirse en…
4. ¡UNA AYUDA POR FAVOR!
A ¡una ayuda por favor! lo vi. en la esquina de una calle cualquiera, con su pelo
bien peinado, aseado y un abrigo azul, como los que llevan los ejecutivos o
viajantes y una maleta negra a su lado. Extendía la mano a los transeúntes que
pasaban cerca de él, con apenas un murmullo y muy educado les pedía. Con
su triste mirada, miraba a la gente que pasaba a su lado sin darle nada.
A ¡una ayuda por favor! lo volví a ver al poco tiempo, su imagen había
cambiado. Estaba desaliñado, su cara pálida y su mirada más perdida.
Tampoco estaba su maleta de la que no se separaba.
A ¡una ayuda por favor!, no paraba de moverse de un lado para otro, hablando
con alguien o algo, que lo escuchaba en silencio, contándole seguramente, sus
desdichas y el porqué se encontraba injustamente en aquella situación. Ya no
pedía y no extendía la mana a la gente que pasaba a su lado. Sólo cuando
alguien se llegaba junto a él y le daba unas monedas, el extendía su mano y le
daba las gracias. Volviendo otra vez su atención, a ese amigo invisible, que
seguía escuchando todo lo que le decía.
A ¡una ayuda por favor!, cuando volví a pasar por la misma calle, ya no estaba.
Ya no había nadie hablando con su amigo invisible, moviéndose de un lado
para otro, con su abrigo azul y desaliñado.
A ¡una ayuda por favor!, espero que su ausencia fuera, porque le dieran
trabajo, o porque marchó a otro lugar, con su amigo invisible, a buscar nuevos
horizontes.
A TI
5. A ti, que la vida no ha sido muy justa con tigo
A ti, que tu vida no ha sido nada fácil.
A ti, que has tenido que madurar antes de tiempo.
A ti, porque has vivido en una época difícil.
A ti, por tu sufrimiento callado.
A ti, porque has estado cuando yo te he necesitado.
A ti, por haber devuelto la vida a tu nieto.
A ti, por no poder quedarme más tiempo contigo.
A ti, por ser tan cabezona y tener miedo de admitirlo,
A ti, por dejar que tabúes antiguos te pudieran.
A ti, por no haber podido estar en tu entierro.
A ti, que te quiero y sigo echándote mucho de menos…
¿UNA PERSONA…?
Iba hablando con un acompañante, por una acalle cualquiera de una ciudad
cualquiera. Delante de nosotros, una mujer caminaba deprisa, cuando de
repente tropezó y cayó al suelo.
6. ¿Vamos a ayudarla? le dije a mi acompañante, lo que él me respondió que era
una prostituta. Yo no le contesté en ese momento, y me acerqué a la mujer
para ayudarla a levantarse. Después de interesarme si se había hecho daño,
volví junto a mi acompañante y le pregunté:
¿Acaso una prostituta está hecha de otro material?
¿Acaso no sienten y padecen igual que los demás seres mortales?
¿Acaso cuando caen, no sienten dolor?
¿Qué pasa con las prostitutas o personas que no son como nosotros, que
tengan alguna carencia, que sean mendigos, enfermos, discapacitados,
obesos…?
Si se caen, ¿no tienen derecho a que se les ayude…, hay que dejarlos tirados
en el suelo, y les pasamos por encima?
No entiendo el desprecio y la mofa de algunas personas, tienen a otras
personas, que por desgracia o por circunstancias de la vida, son diferentes al
canon de belleza o comportamiento que rige la sociedad.
Creo que nadie está en condiciones de juzgar a nadie, porque todos
cometemos errores y gracias a esos errores, aprendemos y nos hacemos a
nosotros mismos. Nadie es más que nadie, a todos nos traen al mundo:
desnudos, sin dinero, sin comida, sin hablar, sin andar… Sólo viviremos, si
tenemos la ayuda de alguien que nos enseñe. Sólo los animales, son capaces
de defenderse por sí mismos y aun así necesitan la ayuda de sus progenitores.
7. ¿Vamos a ayudarla? le dije a mi acompañante, lo que él me respondió que era
una prostituta. Yo no le contesté en ese momento, y me acerqué a la mujer
para ayudarla a levantarse. Después de interesarme si se había hecho daño,
volví junto a mi acompañante y le pregunté:
¿Acaso una prostituta está hecha de otro material?
¿Acaso no sienten y padecen igual que los demás seres mortales?
¿Acaso cuando caen, no sienten dolor?
¿Qué pasa con las prostitutas o personas que no son como nosotros, que
tengan alguna carencia, que sean mendigos, enfermos, discapacitados,
obesos…?
Si se caen, ¿no tienen derecho a que se les ayude…, hay que dejarlos tirados
en el suelo, y les pasamos por encima?
No entiendo el desprecio y la mofa de algunas personas, tienen a otras
personas, que por desgracia o por circunstancias de la vida, son diferentes al
canon de belleza o comportamiento que rige la sociedad.
Creo que nadie está en condiciones de juzgar a nadie, porque todos
cometemos errores y gracias a esos errores, aprendemos y nos hacemos a
nosotros mismos. Nadie es más que nadie, a todos nos traen al mundo:
desnudos, sin dinero, sin comida, sin hablar, sin andar… Sólo viviremos, si
tenemos la ayuda de alguien que nos enseñe. Sólo los animales, son capaces
de defenderse por sí mismos y aun así necesitan la ayuda de sus progenitores.