El delirium es un síndrome clínico de inicio agudo y curso transitorio que se caracteriza por fluctuaciones en el nivel de conciencia, dificultad para mantener la atención y confusión. Su aparición resulta de la suma de factores predisponentes más la aparición de uno o más factores precipitantes que desencadenan la aparición de los síntomas. El diagnóstico es clínico y se basa en la realización de una buena historia clínica y una exploración general minuciosa. Tras ello se decidirán unas u otras pruebas complementarias según la sospecha. Es importante realizar un diagnóstico diferencial con otras enfermedades que pueden dar cuadros clínicos similares como son las demencias o los episodios de psicosis. El manejo del delirium incluye por un lado medidas no farmacológicas para prevenir los factores de riesgo que pueden desencadenarlo o agravarlo, por otro lado identificar y tratar la causa subyacente, y en última instancia tratar la agitación con fármacos antipsicóticos. Tiene un gran impacto en la salud de las personas mayores, ya que tienden a estados de inmovilidad y confusión, lo que eleva el riesgo de mortalidad, deterioro cognitivo y funcional, hospitalización e institucionalización.
El delirium es un síndrome clínico de inicio agudo y curso transitorio que se caracteriza por fluctuaciones en el nivel de conciencia, dificultad para mantener la atención y confusión. Su aparición resulta de la suma de factores predisponentes más la aparición de uno o más factores precipitantes que desencadenan la aparición de los síntomas. El diagnóstico es clínico y se basa en la realización de una buena historia clínica y una exploración general minuciosa. Tras ello se decidirán unas u otras pruebas complementarias según la sospecha. Es importante realizar un diagnóstico diferencial con otras enfermedades que pueden dar cuadros clínicos similares como son las demencias o los episodios de psicosis. El manejo del delirium incluye por un lado medidas no farmacológicas para prevenir los factores de riesgo que pueden desencadenarlo o agravarlo, por otro lado identificar y tratar la causa subyacente, y en última instancia tratar la agitación con fármacos antipsicóticos. Tiene un gran impacto en la salud de las personas mayores, ya que tienden a estados de inmovilidad y confusión, lo que eleva el riesgo de mortalidad, deterioro cognitivo y funcional, hospitalización e institucionalización.