2. 1
INTRODUCCIÓN
Desde el principio de la condición humana, el hombre ha desarrollado
habilidades en las técnicas de curación de heridas. Así pues, el hombre de Neandertal
cubría las quemaduras con hierbas. Los egipcios utilizaban el barro, las gomas, resinas,
miel, mirra y sustancias oleosas como apósitos. En la antigua Grecia, Hipócrates
manejaba el vino, cera de abejas, aceite y azúcar, y Ambrosio Paré, yema de huevos,
trementina y aceite de rosas. Con los años las curaciones estuvieron ligadas a cierta
influencia mágica religiosa.
En el momento actual podemos decir que existen tres tipos de curaciones:
I. La curación tradicional que utiliza apósitos de una manera pasiva, solo cubren
la herida y no tienen mayor interacción con esta; por ende no modifican el
entorno y se constituye la denominada curación seca. Suele utilizarse agua
acompañada de jabón, antimicrobianos o antisépticos para lavar la herida antes
de colocar el apósito. Se realiza por lo menos diariamente.
II. Por otro lado, la curación avanzada es aquella que se realiza con apósitos que
tratan de mantener un ambiente húmedo en la herida, suele interactuar con
ésta y es en ese sentido por lo que se dicen que son apósitos activos. De la
misma manera, son estériles, tienen capacidad de absorción, brindan
protección contra la infección, no son adherentes, ni tóxicos ni alergénicos,
disminuyen el dolor y el olor y son fáciles de usar. No usan sustancias tópicas y
no necesariamente requieren curación diaria. Entre ellos tenemos los
hidrocoloides, hidrogeles y alginatos.
III. Las técnicas avanzadas en curación de heridas son fruto del desarrollo
tecnológico y se caracterizan por no utilizar apósitos. Entre ella tenemos la
terapia con oxígeno hiperbárico y la curación de heridas con presión negativa
(TPN). Esta última también es conocida como cicatrización asistida al vacío
(VAC).
En el trabajo de atención especializada y en la atención primaria el profesional de
enfermería se enfrenta con frecuencia con problemas caracterizados por la presencia
de heridas crónicas con difícil cicatrización, algunas de ellas con infección asociada, de
variados tamaños y localizaciones. La presencia de estas heridas genera preocupación
y angustia en el paciente y en los familiares debido a que el progreso hacia la
restauración de la solución de continuidad es lento y de difícil percepción. Más aún, las
curaciones son laboriosas, dolorosas y costosas y muchas veces no se llega al objetivo,
que es, el restablecimiento de la barrera epitelial.
El profesional de la salud interviene en la curación a través de diferentes técnicas, con
la finalidad de favorecer y hacer más rápido el proceso curativo. Estas técnicas han
sufrido una evolución a lo largo de los años como consecuencia del conocimiento de la
fisiología de la cicatrización y por el desarrollo tecnológico de dispositivos médicos
propios. Actualmente, los cuidados y el control de la evolución de las heridas recaen
sobre los profesionales de enfermería.
3. 2
DEFINICIÓN
La terapia de presión negativa (TPN) o Vacumm Assited Closure (VAC) es un
sistema de cicatrización de heridas no invasivo, que utiliza una presión negativa
localizada, (ya sea de forma continua o intermitente) y controlada por un sistema de
retroalimentación en la zona de la herida con el fin de estimular la curación de heridas
tanto agudas como crónicas.
La aplicación clínica de la presión negativa en la curación de heridas se remonta
a miles de años atrás. Se utilizó por primera vez como adyuvante en técnicas de
acupuntura de la medicina china, al observar que causaba hiperemia. Posteriormente,
en 1841, Junos adoptó el método aplicando tazas de cristal calentadas a la piel de los
pacientes para “estimular la circulación”. Cuando se enfriaba el aire se creaba una
presión subatmosférica, causando hiperemia. Desde entonces se han desarrollado
numerosas versiones del tratamiento con presión negativa tópica. Fleishmann, en
1993, aplicó presión negativa tópica a heridas utilizando un apósito de espuma
durante un periodo prolongado para promover la granulación y la cicatrización en 15
pacientes con fracturas abiertas, observando que las heridas se limpiaban bien y sin
infección a nivel óseo.
Argenta y Morykwas, en 1993 popularizaron la terapia de presión negativa al
describir el uso de presión subatmosférica a través de una espuma de poliuretano (PU)
o de alcohol polivinílico (PVA) con una estructura de poros abiertos para acelerar la
cicatrización de las heridas y sentaron las bases para el conocimiento científico del
tratamiento.
INDICACIONES
La terapia con presión negativa (TPN) puede utilizarse para el manejo de
heridas de diferente magnitud: agudas, subagudas y crónicas en las que se necesite
estimular los procesos de reparación tisular, en especial granulación y epitelización.
Hoy en día, la TPN se utiliza para el tratamiento clínico de muchos tipos de
heridas, como traumatismos ortopédicos, traumatismos de partes blandas, injertos
cutáneos, ulceras por presión, ulceras venosas de pierna, ulceras de pie diabético,
quemaduras, infecciones quirúrgicas y tratamiento de otras heridas quirúrgicas
importantes.
Se puede considerar la utilización de TPN cuando la herida:
No está evolucionando hacia la cicatrización en el plazo previsto; por
ejemplo los bordes se contraen lentamente con el tratamiento habitual, o
4. 3
cuando el paciente precisa una pauta de apósitos/ tratamiento que se
mantenga en su sitio y no necesite cambios frecuentes. Un buen ejemplo de
ello es el caso de las heridas en niños, en el cual los cambios frecuentes de
apósitos pueden ser traumáticos o quizá sea difícil mantener los apósitos en
su sitio. Además en determinados tipos de heridas y con injertos de la piel,
la TPN ejerce un efecto de entablillado (soporte rígido).
Produce un exudado excesivo y difícil de controlar.
Esta en un lugar incomodo o tiene un tamaño difícil, por lo que resulta
problemático lograr un sellado eficaz con los apósitos tradicionales.
Requiere una reducción del tamaño para conseguir el cierre quirúrgico.
CONTRAINDICACIONES
Osteomielitis: La TPN está contraindicada en presencia de osteomielitis no
tratada.
Neoplasias Malignas: No se recomienda la TPN en heridas malignas porque
puede estimular la proliferación de células malignas.
Fistulas no entéricas y no exploradas: puede haber comunicación con
órganos vulnerables subyacentes.
Vasos, nervios, lugares de anastomosis u órganos expuestos: si se aplica
directamente a estructuras expuestas, la TPN puede causar lesiones o
rotura de los vasos debido a la fuerza de la presión negativa.
Tejido necrótico con presencia de escaras o esfacelos gruesos en el lecho de
la herida: antes de la administración de la TPN debe de realizarse un
desbridamiento adecuado. Este mecanismo no está diseñado para
desbridar; se obtienen resultados más rápidos si se desbrida la herida antes
de aplicar la TPN.
PRECAUCIONES
Vasos sanguíneos debilitados: pacientes con vasos sanguíneos debilitados o
infectados (la presión negativa directa puede causar traumatismos y
hemorragia)
Estructuras sensibles expuestas: pacientes con vasos sanguíneos expuestos,
fascia sensible, tendones o ligamentos expuestos (la presión negativa
directa puede causar traumatismos y hemorragias)
Hemorragia: heridas con hemorragia activa o si el paciente tiene alto riesgo
de sangrado o hemorragia, o está recibiendo anticoagulantes o
5. 4
antiagregantes plaquetarios ( la presión negativa podría estimular la
hemorragia al aumentar la perfusión local y, por consiguiente, la pérdida de
sangre será mayor)
Fístulas: heridas con fistulas entéricas (requieren precauciones especiales
para optimizar el tratamiento). El médico debe remitir a estos pacientes a
un especialista en TPN o seguir los consejos de éste.
Pacientes que necesitan determinados tratamientos: Se tendrá especial
consideración y precaución cuando los pacientes necesiten estudios de
resonancia magnética (RM), tratamiento con oxigeno hiperbárico,
desfibrilación, etc.
Otras precauciones: pacientes con lesiones de la medula espinal, heridas
infectadas, heridas de bordes agudos (ejemplo: fragmentos óseos) y
anastomosis vasculares.
No dejar nunca el apósito en la herida más de dos horas si la terapia esta
apagada.
EFECTOS BENEFICIOSOS
Control del exudado: evita que el exudado manche la ropa del paciente.
Reducción del número de cambios de apósito necesarios: esto permite
descansar al paciente y disminuye los problemas en la herida.
Reducción del riesgo de infecciones: el sistema sellado y el menor número
de cambios de apósitos se traducen en menos probabilidades de
contaminación e infección de la herida.
Rápida granulación, epitelización y contracción de la herida: La TPN
estimula el crecimiento de tejido nuevo. También produce bienestar, pues
el paciente ve rápidamente resultados positivos.
Menos dolor en los cambios de apósito: en un estudio en el que se utilizó
TPN con gasa se observó ausencia de dolor en la herida durante los cambios
de apósito en el 80% de las retiradas.
Reduce el olor de la herida: el mejor control del exudado significa que el
olor de la herida a menudo disminuye durante el tratamiento.
Rehabilitación concurrente: La TPN no evita/impide la fisioterapia o la
movilización, de forma que los pacientes pueden hacer rehabilitación
simultáneamente con el tratamiento.
Costes del tratamiento: la menor frecuencia de cambios de apósito y el
cierre más rápido de la herida contribuyen a disminuir los costes globales
del tratamiento.
6. 5
COMPLICACIONES
Las complicaciones con el uso de la TPN son escasas y de menor entidad, aunque
pueden aparecer diversas complicaciones en función del tamaño y localización de la
herida, las complicaciones más frecuentes pueden ser:
Hemorragia al retirar la esponja, que por lo general cede con presión local sin
necesidad de electrocoagulación.
Erosión del tejido sano adyacente por el apoyo del tubo de evacuación, que se
puede prevenir colocando adecuadamente el dispositivo.
OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO
Debe haber un plan terapéutico documentado para cada paciente, que incluya los
objetivos y los resultados a corto y a largo plazo.
Los objetivos a corto plazo son:
Control del exudado de la herida
Control del olor de la herida
Alivio del dolor
Eliminación del tejido esfacelado
Prevención de infecciones
Los objetivos a largo plazo son:
Reducción del área de la herida.
Reducción del volumen de exudado de la herida.
Producción de tejido de granulación sano.
Cierre de la herida por medios quirúrgicos o cicatrización por segunda
intención.
Restablecimiento de la función física en el lugar de la herida.
MECANISMO DE ACCIÓN DE LA TPN
La TPN acelera la cicatrización de las heridas mediante los mecanismos siguientes: crea
un medio húmedo, evacua el exudado, reduce el edema tisular, contrae los bordes de
la herida, estimula mecánicamente el lecho de la herida, altera el flujo sanguíneo en
los bordes de la herida y estimula la angiogénesis y la formación de tejido de
granulación.
7. 6
1. Reduce el edema tisular: Las heridas crónicas, y en menor grado las agudas y
subagudas, se caracterizan por presentar una acumulación de fluido intersticial
en su periferia traducido como edema tisular. El mismo fluido genera una
compresión extrínseca de la red microvascular, alterando por un lado el aporte
arterial de la herida y una disminución de la presión de oxigeno tisular, y por
otro lado, altera el drenaje venoso y linfático, perpetuando el edema.
Se demostró que la aplicación de TPN en las heridas estimula la salida de
fluidos y disminuye el edema tisular en la periferia de las mismas, por tanto
esto promueve un aumento progresivo de la circulación microvascular.
También se ha verificado en los exudados de las heridas crónicas la presencia
de enzimas que degradan la matriz (colagenasas) y un déficit de factores
inhibidores de las mismas y de factores de crecimiento celular. Estos actúan en
detrimento de la curación de las heridas, por lo cual la aplicación de la TPN, al
extraer los fluidos, el exceso de proteasas y los productos de degradación,
mejora el microambiente de la misma.
2. Aumento en la formación de tejido de granulación: En estudios con animales
se determinó la velocidad de formación de tejido de granulación en las heridas
tratadas con TPN midiendo la disminución del volumen de la herida, a lo largo
del tiempo. Se constató un incremento del 63,3% en la tasa de formación de
tejido de granulación en las heridas tratadas con TPN con respecto a la
observada en las heridas tratadas con una gasa convencional embebida en
solución salina.
3. Estimulación de la proliferación de tejidos adyacentes a la herida: Estudios
clínicos de expansión tisular han demostrado que la aplicación de fuerzas
mecánicas tisulares controladas, inducen un aumento en la tasa de mitosis
celular y en la formación de nuevos vasos sanguíneos conllevando a un
reclutamiento de tejidos vecinos hacia el defecto. La tensión tisular que genera
la TPN provee a las células a la proliferación celular y la angiogénesis.
Este efecto podría explicar el efecto beneficioso observado en tratamientos con
TPN, cuando se usa en pacientes con injertos de piel, heridas de pie diabético,
heridas complejas causadas por traumatismos en las que están expuestos el
hueso o el tendón o prótesis implantadas expuestas en las que la angiogénesis
se manifiesta como formación de tejido de granulación en estructuras
avasculares.
4. Disminución de los niveles bacterianos locales: La colonización bacteriana es
un reconocido factor deletéreo (destructor) en el proceso de curación de
heridas. Se ha comprobado en estudios experimentales y clínicos una
disminución en los conteos bacterianos de las heridas tratadas con TPN. La
angiogénesis conlleva un aumento del flujo sanguíneo y el consecuente
aumento de la oxigenación tisular local, lo cual genera un mayor reclutamiento
8. 7
de células del sistema inmunológico (neutrófilos, macrófagos). También se
produce una reducción en el potencial infeccioso por organismos anaerobios.
Por lo tanto la TPN mejora la resistencia tisular a la infección, lo que acelera la
curación de heridas.
COMPONENTES DE UN SISTEMA DE TPN
El sistema de tratamiento VAC contiene los siguientes componentes:
Un apósito de espuma de PU (poliuretano) de color negro e hidrófobo con
poros abiertos, que se introduce en la herida.
En lugar de éste también puede usarse un apósito de espuma de PVA de color
blanco e hidrófilo con poros más densos y más pequeños (la elección del tipo
de espuma depende de las características de la herida y de los objetivos del
tratamiento)
Una cubierta adhesiva transparente y semioclusiva, que se pega firmemente
por encima del apósito de espuma a la piel sana de alrededor de los bordes de
la herida. Esto impide que entre aire y hace que se forme un vacío parcial
dentro de la espuma.
Una almohadilla unida a un tubo de drenaje, que se coloca encima de un
pequeño orificio horadado en la cubierta. El extremo del tubo de drenaje está
conectado a un dispositivo de succión.
Un depósito de productos de desecho, al que llega el líquido de la herida
debido a la presión negativa a través de la espuma por el tubo de drenaje.
Una unidad de tratamiento que funciona con electricidad, la cual crea una
presión negativa al transferir continuamente moléculas de gas del puerto de
entrada al puerto de salida de la unidad mediante una válvula giratoria.
Un microprocesador, que procesa las señales procedentes de los componentes
del sistema y hace sonar una alarma si el valor de la presión es incorrecto, si
hay una fuga de aire, si hay una obstrucción del sistema o la batería esta
descargada…etc.
9. 8
APLICACIÓN DE LA TPN
Preparación de la herida previa a la terapia
Antes de aplicar la TPN en la herida, se debe de explicar el procedimiento al paciente y
obtener el consentimiento informado. Después se limpiará la herida y si precisa
realizar desbridamiento de está, se desbridará antes de aplicar la TPN. Posteriormente
valoraremos los tejidos que se van a exponer a la terapia de TPN, en caso de presencia
de tendón, huesos o vasos, los protegeremos con gasa vaselinizada. También
valoraremos y protegeremos la piel perilesional para evitar complicaciones como las
erosiones por apoyo del tubo.
Aplicación de la TPN en seis pasos:
La TPN emplea un sistema de sellado de drenaje para aplicar aspiración controlada
(vacío) en el lecho de la herida. Los pasos son los siguientes:
1) Limpiar la herida.
2) Rellenar la herida con material de relleno (gasa o espuma) para que la
presión se distribuya de manera uniforme por el lecho de la herida.
3) Sellar la herida con una lámina adhesiva de plástico.
4) Cortar un orificio en la lámina adhesiva.
5) Conectar la almohadilla con el tubo de drenaje.
6) Conectar el extremo del tubo de drenaje a una bomba de vacío. Se aspira el
exudado de la herida a través del drenaje y se recoge en un recipiente.
Elección del tipo de apósito como superficie de contacto
La función del apósito como superficie de contacto es ejercer presión negativa sobre el
lecho de la herida. Estudios experimentales han mostrado que la presión se distribuye
igual de bien a través de la espuma y a través de la gasa. La fuerza de aspiración
generada por la presión negativa produce un drenaje activo del exudado de la herida.
Esto hace disminuir diversos inhibidores de la cicatrización de la herida, como las
enzimas proteolíticas y las metaloproteinasas. Es importante colocar el relleno de la
herida en contacto directo con la zona de tejido donde se desea ejercer el efecto de la
TPN.
La espuma como superficie de contacto:
La espuma produce un tejido de granulación grueso e hipertrófico. La superficie de
espuma debe cortarse según el tamaño y la forma de la herida. Esta es buena elección
en el tratamiento de heridas que se ven beneficiadas por el crecimiento de tejido de
granulación grueso y en cicatrices fibrosas que no suponen un problema, ya que la
10. 9
espuma induce a la formación de cicatrices fibrosas y posteriores contracturas a
medida que avanza la cicatrización. Por ejemplo, la espuma está indicada en las
fasciotomías para el tratamiento del síndrome compartimental en extremidades
superiores o inferiores, en las que la contracción es beneficiosa. En las heridas agudas
con gran pérdida de tejido, este puede ser un tratamiento de transición para contraer
el tejido y los bordes de la herida se aproximen. Existen dos tipos de espuma, una de
poliuretano (PU) y otra de Alcohol Polivinílico (PVA).
La gasa como superficie de contacto:
La gasa produce un tejido de granulación menos grueso pero denso. La utilización de
gasa está indicada por su moldeabilidad y facilidad de aplicación en heridas grandes e
irregulares. También esta indicada cuando el resultado estético tiene gran importancia
o en casos en los que el tejido cicatricial puede restringir el movimiento. Por ejemplo:
sobre las articulaciones.
La gasa es un buen relleno de la herida, especialmente en circunstancias extremas. El
uso de gasa con TPN esta descrito por Jeffer y cols., 2009, en el tratamiento de heridas
de personal militar causadas por minas terrestres y otros artefactos explosivos. No se
han comunicado problemas con el crecimiento de tejido de granulación dentro de la
gasa en TPN. Es importante señalar que casi todas las gasas utilizadas en TPN han sido
un tipo particular de gasa de algodón que puede proporcionar control antimicrobiano
ya que está impregnada de polihexametileno biguanida.
Características del material de superficie de contacto
ESPUMA PU ESPUMA PVA GASA
Heridas profundas con mucho
exudado
Heridas superficiales con
poco exudado
Heridas irregulares y grandes
Precaución en heridas
tunelizadas y anfractuosas
Su resistencia a la tensión lo
hace ideal para injertos,
colgajos y túneles
Puede utilizarse en heridas
tunelizadas y anfractuosas.
Útil en heridas por explosivos
No es necesario humedecerla
antes de su aplicación
Humedecida en solución
salina
Se debe de humedecer antes
de su aplicación
Posible crecimiento interno
en el apósito, necesitaría
más fuerza para retirar el
apósito, pudiéndose alterar el
lecho de la herida y aumentar
el dolor durante el cambio.
Reduce la probabilidad de
adherencia a la base de la
herida por lo que el cambio
de apósito es más cómodo
Se retira con facilidad y no
altera el lecho de la herida
por lo que hay menos
probabilidad de causar dolor
durante el cambio de apósito
11. 10
Técnicas específicas de colocación de apósito
Técnica básica (a): Adaptación del apósito al tamaño y forma de la herida
Técnica puente (b): Cuando las heridas están muy próximas entre sí y una causa
similar, pueden tratarse con un único sistema VAC, empleando conexiones
entre apósitos.
Técnica en Y (c): Del mismo modo que la técnica puente, cuando las heridas
están próximas entre sí y requieren un apósito individual, esta se pueden unir
mediante conexiones con un único sistema VAC.
Técnica en seta (d): Cuando las heridas tienen un tamaño inferior al de la
almohadilla, y con el fin de no dañar la piel circundante, hay que cubrir primero
con un apósito, sellar con una lámina, recortar la lámina, colocar una segunda
capa de apósito y volver a sellar con lámina adhesiva y colocar la almohadilla.
Técnica básica (a) Técnica en puente (b)
Técnica en Y (c)
Técnica en seta (d)
12. 11
Frecuencia de cambio de apósitos en la TPN
La frecuencia necesaria de cambió de apósito depende del tipo de apósito utilizado y
también del tipo de herida. La recomendación habitual es cambiar los apósitos de
espuma cada 48horas. El motivo es que la espuma debe cambiarse antes de que el
crecimiento celular en su interior se convierta en un problema.
Con la gasa o una capa de contacto no adherente, es improbable el crecimiento celular
en su interior, por lo que es muy posible que haya que cambiar menos veces de
apósito. En la actualidad se recomienda cambiar los apósitos de gasa dos o tres veces a
la semana.
Tipos de presión negativa que se pueden aplicar en la TPN
Los tipos de presión que se pueden aplicar son: terapia de presión continua y terapia
de presión intermitente.
La terapia de presión continua consiste en ejercer una presión mantenida sobre la
herida. La presión ejercida suele ser una presión estándar de -125mmHg. Este nivel de
presión es el más utilizado; está basado en un estudio llevado a cabo en 1997 en
cerdos. Los datos reflejan que en ocasiones estos altos niveles de presión, pueden
causar dolor, y por tanto, deben reducirse hasta niveles más tolerables.
Por los estudios preclínicos sabemos que los efectos biológicos máximos en los bordes
de la herida, en cuanto a la contracción de la herida, flujo sanguíneo local y formación
de tejido de granulación, se consiguen con -80mmHg. Además, estudios clínicos han
demostrado que niveles de presión negativa superiores a -125mmHg han dado como
resultado una excelente cicatrización de la herida. Una serie de casos clínicos reveló
que la cicatrización era similar cuando se utilizaban entre -125 mmHg y -75 mmHg.
La terapia de presión intermitente consiste en ejercer presión durante determinados
periodos de tiempo (habitualmente unos cinco minutos) seguido de un periodo de
ausencia de presión (generalmente unos dos minutos).
La presión intermitente no se utiliza habitualmente en clínica porque suele generar
dolor en el paciente. Esto, es debido a que los cambios repentinos de presión negativa
provocan una contracción-expansión de los tejidos de granulación en los periodos de
presión y de ausencia de la misma respectivamente.
Actualmente, se están introduciendo tratamientos con presión variable para suavizar
los ciclos entre dos niveles diferentes de presión negativa (por ejemplo, -20 y -80
mmHg), con lo que se mantiene un ambiente de presión negativa durante todo el
tratamiento. En modelos preclínicos, tanto la TPN intermitente como la variable han
producido una estimulación masiva de la formación de tejido de granulación en el
13. 12
lecho de la herida. Éste podría ser el resultado de una estimulación mecánica del lecho
de la herida (un efecto de masaje) y de un incremento mecánico del flujo sanguíneo, lo
que podría aumentar la oxigenación del tejido y la angiogénesis.
En caso de dolor o riesgo de isquemia
Se sabe que el flujo sanguíneo disminuye en las capas más superficiales del tejido del
lecho de la herida (0,5 cm a partir del borde de la herida) y aumenta en las capas más
profundas del tejido (2,5 cm a partir del borde de la herida).
Si el paciente tiene dolor o el tejido está poco vascularizado (por ejemplo, en las
úlceras del pie diabético y en injertos de piel fina), es posible que haya que disminuir la
presión negativa para reducir al mínimo el riesgo de isquemia. Según estudios
recientes, una presión negativa de -40 mmHg es una buena opción, ya que se reduce el
riesgo de isquemia manteniendo los efectos sobre la cicatrización de la herida. Incluso
con una presión negativa de -20 mmHg, se puede observar cicatrización de la herida;
ésta es, probablemente, la presión más baja que se puede utilizar en TPN.
¿Cuándo debe suspenderse la TPN?
La TPN debe suspenderse una vez conseguido el objetivo del tratamiento. Otros
motivos para suspender la TPN son:
En presencia de tejido de granulación uniforme y poca profundidad de la
herida.
El paciente no tolera la TPN o retira su consentimiento para el tratamiento.
La disminución del volumen de la herida es inferior al 15 % en un plazo de dos
semanas.
El paciente refiere un dolor extremo
Hay una hemorragia excesiva
Existe una opción terapéutica alternativa más adecuada.
Hay signos de infección local o diseminada.
LA TPN EN EL DOMICILIO
Cada vez son más los pacientes que usan la TPN en el domicilio y actualmente el
personal de enfermería está muy familiarizado con el tratamiento.
Antes del alta es importante determinar si el paciente puede seguir recibiendo la TPN
en el domicilio utilizando equipos portátiles.
El uso en el domicilio puede plantear algunos problemas de seguridad. En particular, la
TPN incluye una bomba que el paciente debe llevar consigo (la mayor parte viene con
14. 13
una bolsa de transporte). Cuando los pacientes tienen una herida en el pie o la pierna,
esto debe suponer un riesgo de tropiezo y caídas. También es importante comprobar
con los pacientes que su suministro eléctrico domiciliario es seguro y que no hay
problemas como conexiones eléctricas sueltas.
CONCLUSIONES
Aunque todavía hay muchas preguntas sin respuesta sobre el tratamiento con TPN,
esta terapia constituye un avance importante en el tratamiento de las heridas y tiene
el potencial de mejorar espectacularmente la supervivencia de los pacientes y reducir
el riesgo de complicaciones.
En España, los profesionales sanitarios y los pacientes llevan ya algunos años
beneficiándose de esta técnica, especialmente en el ámbito hospitalario y para las
heridas de etiologías complejas. Resulta necesario establecer directrices para la
práctica clínica con el fin de garantizar que este método se use de forma correcta y
segura y posicionarlo en el arsenal de opciones terapéuticas modernas.
Podemos concluir que aunque la TPN es considerada un tratamiento más caro, se ha
comprobado a través de estudios que su uso induce un ahorro económico derivado de:
Una cicatrización precoz.
Un menor tiempo de cuidados por parte del profesional de enfermería.
Una menor estancia hospitalaria.
Una mejor recuperación del paciente.
Un menor riesgo de infección y de complicaciones posteriores.
Mejora la calidad asistencial
Todo ello compensa los mayores costes de adquisición del sistema VAC.
15. 14
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