El pianista cubano Luis Lugo presentó su espectáculo "The Cuban Experience" en el Teatro del Libertador. El espectáculo propuso un viaje por la música cubana y las raíces de la música latinoamericana. Lugo reversionó piezas populares en arreglos complejos para piano que las elevan a un lenguaje erudito pero conservan su identidad. El espectáculo incluyó secciones dedicadas a la música popular española, boleros y músicas populares iberoamericanas, con la participación de una cantante y un perc
Luis lugo piano festival piano en sao paulo , brasil
Luis Lugo "Un artista que desmitifica la división entre lo popular y lo erudito",Critica ,Teatro San Martin Libertador de Cordoba
1. Daniel Zen
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Espectáculos
Luis Lugo
Un artista que desmitifica la división entre lo popular y lo erudito
El pianista cubano presentó el pasado domingo su espectáculo “The cuban experience” en el Teatro del Libertador.
En tres fases que repasaron las raíces de la música iberoamericana, este artista reversionó piezas populares en un
lenguaje hecho a medida para las grandes salas.
El compositor y pianista vino desde Buenos Aires, lugar donde reside desde hace más de 13 años, para presentar
“The cuban experience”, singular espectáculo que propone un viaje por la música de la isla caribeña, pero también
-y allí lo interesante de la propuesta-, un breve repaso no cronológico de las raíces que dieron origen a las más
características sonoridades latinas.
Con un formato que supo combinar momentos expresivos diametralmente diferentes sin caer en la rutina pero
tampoco en la aleatoriedad, el repertorio se fue desarrollando en torno a temáticas bien definidas, que tejieron
poco a poco un precepto musical del cual este “Master in fine Arts” (recibido del Conservatorio ruso Tchaikovsky)
es autoproclamado defensor: llevar las músicas populares a un lenguaje erudito, de tal manera que conserven su
identidad y, a la vez, eleven su expresividad.
De esta manera se sucedieron tres momentos durante la velada, con sus respectivos tópicos particulares. El
primero adoptó las características de un concierto tradicional para piano y desarrolló piezas populares de origen
español, con arreglos que las hicieron sonar “escolásticas”, en palabras del artista.
Luego de unos 40 minutos, se produjo el primer cambio, que no fue ni anunciado ni rotundo, pero sí congruente
con la línea estética que se venía percibiendo desde el inicio. De esa forma, comenzaron a oírse boleros
reversionados para formato de grandes salas, a los que nada más que por algún pasaje de la mano derecha del
pianista delatando la melodía, se los pudo descubrir.
Fue en esa parte que la cantante Florencia Ariente subió a escena. Vestida casi a lo tango, la estilizada rubia se
sentó en una banqueta frente al público y se lució con “Vete de mí”, luego de comenzar nerviosa por la angina que
la aquejaba. Apenas ella finalizó su rutina, el pianista se encargó de congratularla por la voluntad de estar presente
aun enferma.
Quizás el último capítulo de la noche, dedicado a las músicas populares de Iberoamérica, haya sido el más
contundente, en términos de show. El percusionista cubano Enrique Martínez llegó con un look bien afro y desde
el comienzo deslumbró. Es que en un más que agradable arrebato, al caminar no se dirigió hacia la batería
dispuesta a un costado de la sala, sino que tomó de repente el micrófono del centro de la misma y comenzó a
percusionar con su boca. Fueron unos tres minutos en los cuales supo imitar algún ritual negro, agregando a sus
sonidos canto en idioma originario.
Luego de esta destreza de Martínez volvió el artista principal, y juntos repasaron creaciones latinas que fueron
desde piezas consagradas de los Buenavista Social Club hasta “El día que me quieras”. Claro, en esta faceta
popular del repertorio, la gente pidió bis, pues ya a esa altura era todo calor y color.
En referencia a la ejecución de las obras, la gala show -como el propio Lugo definió el concierto- hizo fino pero
evidente alarde de técnica y virtuosismo a fuerza de estéticos movimientos corporales y sobredosis de
complejísimos arreglos. Pero es natural que así fuera, porque a decir verdad, este no es un caso donde el músico
parezca considerarse mero transmisor de un arte, sino parte principal del espectáculo, cuestión que no resta mérito
ni puede ser reprochable.
Pero en definitiva, lo que le confiere originalidad a “The cuban experience” es que, por una particular concepción
musical que arriba citábamos, éste nacido en La Habana se erige en su hacer, como un detractor de la vieja teoría
que separa músicas populares y eruditas.
Sin embargo, un elemento conceptual le confiere unicidad a todas las piezas: son sacadas de la música popular y
llevadas al lenguaje erudito ‘de gran formato para grandes escenarios’, según el mismo Lugo explica