Alexander venter el quehacer de la viña

A FIN DE CAPACITAR A LOS SANTOS PARA LA OBRA DEL MINISTERIO……… EFESIOS 4:12
EL QUEHACER
DE LA VIÑA
ALEXANDER VENTER

El Quehacer de La Viña, Alexander Venter
Instituto Bíblico Viña Iberoamérica
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reproducción u otro uso constituye una violación de las leyes de los derechos de autor.
EL QUEHACER DE LA VIÑA
Edificando desde abajo hacia arriba – Filosofía de ministerio de
La Viña con Alexander Venter
Acerca del Autor
Alexander está casado con Gill y tienen dos hijos, Zander y Misha-Joy. Ellos viven
en una granja comunitaria con algunas familias, al Sur de Johannesburgo,
Sudáfrica. Comenzó el ministerio pastoral en 1975, y ahora es el líder del equipo
del personal de diversas áreas de una iglesia (Comunidad Cristiana La Viña –
Valley, Randburg). Él tiene dos títulos honorarios como Licenciado (uno en
Historia, con especialización en Estudios Bíblicos y otro en Teología, con
especialidad en Ética Teológica y Misiología). Alexander trabajó con John Wimber
en 1982 y ayudó en el desarrollo de “Edificando desde abajo hacia arriba” (lo que
es ahora el Plan de Cinco Años) y Sanidad 1, 2, 3 y 4. Estuvo en Soweto por 10
años, involucrado en la plantación de una comunidad de reconciliación (ahora
Comunidad Cristiana La Viña Zona 3). Su experiencia pastoral previa fue en
Zimbabwe y en Ciudad del Cabo. Él sirve en el equipo de liderazgo de la
Asociación de Iglesias de la Viña de Sudáfrica y es el responsable por el área
Provincial de Gauteng.
Observación
Gracias a Sean Wimber, por la autorización y respaldo. Todas las referencias y
citas atribuidas a John Wimber, ya sean en forma directa o indirecta se han hecho
bajo licencia de “Doing-the-stuff”. El sitio en Internet es www.doing-the-stuff.com y
el correo electrónico; info@doing-the-stuff.com
El copyright de todos los diagramas pertenece a Alexander Venter.

DEDICATORIA
A la memoria de John Wimber y el legado de su vida – encarnado en la Asociación
de Iglesias de La Viña como un regalo de Dios para todos nosotros.
(A continuación está el homenaje que escribí en el acontecimiento de la muerte de
John, en noviembre de 1997.)
A Carol, Chris, Sean, Stephanie y Tim:
Nuestros corazones corren hacia ustedes en estos momentos, y oramos por
ustedes, ya que John ya no está con ustedes “en la carne”, pero espera por todos
ustedes en casa con el Señor. Estamos seguros que la mezcla de tristeza y gozo
no es fácil. La tristeza por la ausencia de tan buen esposo y compañero, padre y
amigo; pero también el gozo porque ha ido a casa hacia la libertad del sufrimiento,
hacia la paz y el descanso, habiendo “acabado sus trabajos”. Que el Dios de todo
consuelo, sea de una forma consciente cerca de ustedes en este tiempo.
Recordamos a John como uno que repetidamente dijo que “quería morir en la
montura”. Le saludamos como un verdadero discípulo y soldado del Reino que
estuvo “haciendo las cosas de Cristo” hasta que fue “llevado a la gloria”. John ha
sido un padre y un amigo para muchas, muchas personas, pero especialmente
para nosotros aquí en Sudáfrica. No podemos agradecer lo suficiente a Dios por
traer a John y a Carol a nuestras vidas, fuimos cambiados para siempre, con todo
el dolor y el gozo que esto conlleva, ¡lo cual ha sido considerable!
Lo que nos conectó a ustedes desde el principio y ha permanecido durante toda la
jornada mientras John estaba con nosotros, fue su nivel de apertura fácil, honesta,
auténtica, y a veces incómoda; su corazón y vida abiertos, su inspiradora visión
del Reino y la Iglesia, y su pasión para avanzar el Reino y plantar iglesias. Él solía
sentarse y hablar y nuestros corazones “ardían dentro de nosotros”, sabiendo que
él estaba expresando lo que todos nosotros profunda e instintivamente creíamos y
sentíamos. Fuimos atraídos hacia su compromiso radical con Jesús y “hacer las
obras de Cristo”, su preparación para confiar y entregar ministerio, su corazón y
canciones de adoración (quizás su mayor legado); la habilidad de John para ser
suave y mostrar misericordia, para arrepentirse y decir “lo siento”; su increíble
generosidad; su gentil autoridad y el evitar todos los títulos y egolatría, etc.; su
forma de estar en contacto con su propia debilidad humana; sus honestas luchas
con su cuerpo; con sus fracasos, con sus pecados; ¡y su sabia, encantadora y
barbuda sonrisa!
John, te amamos y respetamos profundamente y te vamos a echar de menos,
¡pero sólo por un momento! Ahora estás haciendo lo que siempre te gustaba
hacer: adorar y postrarte delante del trono y tirar tu corona a Sus pies y luego
sentarte con Jesús (y tal vez con Pablo y los otros) y sacar tu archivo de menor

importancia y hacer todas las preguntas que valientemente y honestamente
dejaste sin contestar hasta ahora. Tu no nos guiaste equivocadamente simulando
que tenías las respuestas, por eso te damos gracias. Ahora te envidiamos porque
tienes las respuestas, al menos algunas de ellas – bueno, de hecho tienes la
Respuesta que has anhelado y buscado durante toda tu vida: el corazón del Padre
y del Hijo en la plenitud del Espíritu. Disfrútalo John, esto va para largo, ¡ahora
estás en casa!
Nunca olvidaré cuando tuve el privilegio de trabajar contigo por ocho meses, en
1982 en la casa Wagner, cómo esa noche despertaste con una lucha espiritual y
física. Pensaste que ibas a morir y fuiste hasta la sala y lloraste y oraste y
esperaste para que Jesús viniera y te llevara al hogar, pero no sucedió, y en lugar
de eso ¡tuviste una canción! Y sólo supimos de aquella experiencia el domingo
siguiente, cuando con lágrimas cantaste y nos enseñaste la canción. De
inmediato, mi corazón se derritió y me aprisionó con un abrumador anhelo por
Dios. Esta canción evocadora y hermosa, con sus sencillas palabras, cautiva el
anhelo puro y profundo por Dios que siempre asociaré contigo y con tu vida y
ministerio, John Wimber:
NADIE SÓLO TÚ
Nadie Sólo Tú, Oh Señor, Nadie Sólo Tú, Oh Señor
No hay nadie en este mundo como tú
Nadie en la tierra hay
Nadie a quien pueda comparar
No hay nadie en este mundo como tú
Tú eres totalmente precioso
Y eres todo lo que quiero ver
Y cuando mi vida se extinga
Eso es todo lo que quiero hacer, sólo venir al hogar hacia Tí
A Carol, te bendecimos por tu amor y apoyo, por perseverar allí con este hombre
(lo cual no siempre fue fácil, ¡de acuerdo a su propia confesión!), y junto con John
por ser para todos nosotros una inspiración de adoración, de hambre por Dios y
sus propósitos, y de persistente intercesión y ministerio. Te amamos y respetamos
y oramos por tu bienestar mientras enfrentas tu inmediato futuro. Que el Padre te
dé valentía y fortaleza en tu camino junto a tu familia, especialmente junto a tu hijo
Chris. Y Chris, continuamos levantándote a ti y a tu familia ante las manos
traspasadas de Jesús, confiando en Él por Su misericordia, por su toque, por Su
plan para tu vida.
Que Dios sea con ustedes. Les honramos porque no somos olvidadizos del alto
precio agridulce que han pagado, al tomar el mismo sendero que John, el cual
nosotros también hemos escogido con ustedes.

Con amor y gran aprecio,
Alexander y Gill Venter
(en nombre del equipo de pastores e Iglesias en la Asociación de Iglesias de La
Viña de Gauteng, Sudáfrica)
Postdata: Chris se fue con el Señor sólo tres meses después de la muerte de
John.

CONTENIDOS
Dedicatoria
Introducción y Trasfondo
Filosofía de Ministerio
“Edificando desde abajo hacia arriba”
Definiendo el Propósito
Aclarando los Valores
Estableciendo las Prioridades
Modelando las Prácticas
Eligiendo el Personal
Implementando los Programas
La Iglesia que me Gustaría Reunir
Apéndice 1. El Código Genético de La Viña
Apéndice 2. Declaración de Fe de La Viña
Apéndice 3. Un Repaso de la Filosofía de Ministerio de La Viña
Apéndice 4. Recursos Seleccionados y Recomendados de La Viña

CAPÍTULO 1
INTRODUCCIÓN Y TRASFONDO
A pesar de la impresión que pueda haber causado la dedicatoria, este no es un
libro acerca de John Wimber en sí mismo, otro libro acerca de él, no sería de su
agrado. Recientemente Carol Wimber ha escrito la vida de John en “The Way It
Was” (La Forma En Que Era) (vea el apéndice 4). Este libro trata de la forma de
hacer iglesia, la filosofía de ministerio, que se asocia a las Iglesias de La Viña. Y
especialmente, este libro trata sobre las raíces, el espíritu y pensamiento de La
Viña, particularmente en los primeros tiempos de su formación entre 1977 y 1983.
Evidentemente John está intrínsecamente involucrado como líder fundador de La
Viña y a menudo me referiré a él.
El propósito de este Curso
Mi propósito es poner por escrito la comprensión y el enfoque hacia la vida de
Iglesia que nos ha hecho quienes somos en la Asociación de Iglesias de La Viña.
Al hacerlo me referiré a algunas historias. Es vital que comprendamos el contexto,
los sucesos y razones detrás de los conceptos y práctica de la vida de Iglesia que
hemos llamado “Filosofía de Ministerio de La Viña”.
La fuente principal de este curso es un documento que escribí en conjunto con
John cuando trabajé con él durante ocho meses en 1982. El documento se llama
“Edificando desde abajo hacia arriba”. Sistemáticamente refleja la filosofía de
ministerio de John. No usaré otras fuentes como ésta, excepto de algunos de los
recursos de La Viña nombrados en el Apéndice 4. Aún más, no pondré
explicaciones o notas al pie de página, estarán en el texto, y usaré un lenguaje
inclusivo donde la gramática lo permita. Así que mi intención es relacionar lo más
exacto que pueda, las bases sobre las cuales John se basó, al menos, durante los
años de formación. Y no tengo razón para creer que alguna vez se apartara de
algún aspecto significativo de ellas. Sin embargo, debo agregar que asumo toda la
responsabilidad por lo que he escrito en este curso. He cuidado todos los aspectos
para no tergiversar a John en ninguna forma. Pero obviamente, él no ha visto este
curso para poder comentarlo o aprobarlo. Por lo tanto, esta es mi comprensión y
documento escrito de la Filosofía de Ministerio de La Viña.
¿Quién debería hacer este curso?
Existen tres categorías de personas que tengo en mente, mientras escribo. En
primer lugar, escribo para todos aquellos que están interesados y les gustaría
aprender acerca de cómo se hace Iglesia, y al hacerlo, pueden aprender algo

acerca de la historia de La Viña y su enfoque hacia la vida de Iglesia. En segundo
lugar, para los amigos de La Viña y otros que están interesados en nuestra
particular filosofía de ministerio, espero que obtengan verdadero provecho de
estas páginas. Sin embargo, básicamente escribo como un pastor de La Viña, a la
familia de La Viña, tanto a sus pastores como a los líderes y a nuestra gente. Mi
oración es que Dios use esta reflexión sobre nuestras raíces, para instruir, inspirar
y afirmarnos, y para ayudarnos a aclarar el camino hacia delante en la era
después de John. Se puede usar como un material de lectura y estudio para el
liderazgo, para los miembros promedio de La Viña y para los recién llegados a
ella, aún también como parte de un curso para membresía.
John solía decir, “Cuando me haya ido, tomen lo mejor y sigan adelante.” Este es
mi intento, con la ayuda de Carol Wimber, Bob Fulton y otros, poner en un
documento algo de lo que creemos ha sido “lo mejor”. El “ir adelante”, es lo que
como nueva generación de líderes haremos con ello. Ciertamente, no deberíamos
aferrarnos ideológicamente a esta filosofía de ministerio como el ser y el fin de
todas las cosas. Antes, deberíamos estar tan inmersos en el espíritu de “lo mejor”
que con confianza y creativamente podamos contextualizarlo y desarrollarlo en
formas relevantes y funcionales de hacer Iglesia, para esta generación, para la
próxima, y para cada cultura nueva en la cual plantamos Viñas. Queremos
crecimiento responsable, no un aferrarnos al pasado.
Repaso del Curso
En este primer capítulo doy una breve historia del trasfondo, tanto de mis propias
conexiones con La Viña, como del desarrollo de las Iglesias de La Viña. El
segundo capítulo mira lo que queremos decir por una filosofía de ministerio. El
capítulo tres comienza a desarrollar la filosofía de ministerio de La Viña
examinando los conceptos involucrados en “edificando desde abajo hacia arriba”.
En los capítulos siguientes explicamos en detalle, paso por paso, lo que significa
“edificar desde abajo hacia arriba”.
• En primer lugar, nos hemos decidido y definido el propósito de la Iglesia, el
proyecto del edificio (Capítulo 4).
• Luego clarificamos los valores que fortalecen y determinan todo lo que la
Iglesia llega a ser y hace, el fundamento del edificio (Capítulo 5).
• El próximo paso es establecer las prioridades en la vida y ministerio de la
Iglesia, los pilares alrededor de los cuales todo lo demás se construye (Capítulo
6).
• Lo que hace al edificio funcional, como las ventanas, puertas, etc. Son las
prácticas que debemos modelar y transferir a todos los creyentes en la Iglesia.
(Capítulo 7).
• Saber elegir al personal, tanto obreros como líderes; es crucial para dotar de
personal a la edificación (Capítulo 8).

• La conclusión lógica es cómo hacer que el edificio sea completamente
funcional en todos sus variados departamentos; esto significa, implementar los
programas (Capítulo 9).
Concluimos con un capítulo que resume el enfoque de La Viña para hacer Iglesia;
el tipo de Iglesia que John dijo que le gustaría reunir. En los últimos años, él
reinterpretó esto en términos de “El Código Genético de La Viña”, lo cual he
detallado en el Apéndice 1.
Es un gran privilegio escribir este curso. Pero ¿Por qué yo? Permítanme que les
explique.
CONECTANDO CON LA VIÑA
Lonnie Frisbee
Esto comenzó cuando recibí una llamada telefónica de un colega. Fue en 1979 en
Ciudad del Cabo. Estaba pastoreando una iglesia de las Asambleas de Dios en
Constantia. Derek Morphew dijo, “tengo la visita de un hombre de los Estados
Unidos; Lonnie Frisbee. Él vendrá a la reunión de pastores esta mañana y está
libre para hablar en tu Iglesia en una reunión entre semana. Realmente te lo
recomiendo. ¿Qué piensas?” (Como pastores, ¿cuán a menudo nuestras vidas y
nuestras iglesias son cambiadas por una llamada o una invitación como esta?)
Nunca había oído de este hombre pero confié en Derek, así que cuidadosamente
estuve de acuerdo y apresuradamente “creé” una reunión durante la semana,
invitando a quienes podrían formar un grupo más bien pequeño.
Lonnie era diferente. No sólo él era un hippie de California, lo cual ya era bastante
malo, sino que también tenía un sentido radical de libertad que traumatizó nuestra
cultura religiosa. Mi parte pastoral dijo: “Oh Dios, Oh Dios... ¿qué he traído a la
iglesia?” Pero otra parte mía, la parte no religiosa, sintió ¡un travieso sentimiento
de entusiasmo! Lonnie habló de la contrición del Espíritu Santo, de cómo lo
habíamos descuidado, y luego nos dijo lo que el Espíritu Santo haría si nos
arrepentíamos, le honrábamos y recibíamos plenamente como Aquél enviado por
el Padre y el Hijo. También habló de su respecto hacia su pastor, un tal John
Wimber, quien se había atrevido a dejar que Dios fuera Dios al quitar sus manos y
permitir que el Espíritu Santo libremente hiciera lo que él hace mejor. Pude ver
hacia donde nos dirigíamos y sentí los ojos de algunos de los miembros más
osados de mi congregación sobre mí. Al ser un buen ministro pentecostal, oré en
lenguas más bien frenéticamente, midiendo con precaución mi respiración, ¡creo
que para asegurarme que todavía tenía el control!

Orando en el Espíritu
Luego Lonnie oró al Espíritu Santo, y mi cerebro teológico reaccionó, “¿En qué
parte de la Palabra está esto, hermano?” Él confesó los pecados de negligencia
de la Iglesia y pidió perdón y misericordia. Luego oró; “Ven Espíritu Santo”. ¡Todo
el cielo fue liberado! Primero lentamente, luego en crecientes olas de lágrimas y
temblores, de gozo y risa, la gente empezó a moverse, sacudirse y caer bajo la
presencia y el poder del Espíritu. A medida que Lonnie señalaba e identificaba
verbalmente a personas sobre las cuales descansaba el Espíritu Santo, había
inmediatamente una intensificación del encuentro de poder. Él dijo cosas
específicas a ciertas personas, que ellos y yo sabíamos que sólo podía venir de
Dios. Estas “palabras” tuvieron un impacto visible, algunos cayeron al suelo, otros
se sacudían sollozando, otros gritaban. Para algunas personas era como si
hubieran sido enchufados a la red eléctrica. El lugar parecía un campo de batalla
con cuerpos en todas las posiciones concebibles, de pié, sentados, echados sobre
las sillas, yaciendo en el suelo, inclinados, doblados, gateando, acurrucados. ¡Era
un desorden santo!
Mientras observaba, mi hablar en lenguas cesó y mi “Oh Dios, Oh Dios...”
ahogado al fundirse por completo mi corazón. Lloré al ver a personas que conocía
muy bien, ser tocadas y transformadas por el Espíritu de Dios. Sabía que este era
Dios. Lo que más me impactó fue la total ausencia de despliegue, manipulación, y
atmósfera o jerga religiosas. Era crudo, real y profundamente santo. De hecho, era
temiblemente hermoso, algo que mis ojos nunca antes habían visto. Recuerdo que
pensé que lo único que se podría comparar a esto era presenciar el nacimiento
físico de mi propio hijo; no que ya hubiera sucedido, pero siempre había sido algo
con lo que había soñado como una de las experiencias más asombrosas, a este
lado del cielo.
Este episodio causó tensión, ¡hablando de vino nuevo y odres viejos! El fruto de
las vidas cambiadas sobrepasó de lejos la preocupación de algunos.
Personalmente, me puso en el camino de abrir la Iglesia a la obra de renovación
del Espíritu Santo, y de querer averiguar más acerca de la Iglesia a la que Lonnie
pertenecía y cómo ellos permitían que el Espíritu Santo obrara.
John Wimber
Más tarde, fui transferido a Johannesburgo y por medio de una amistad con Dave
Owen, el pastor de “La Iglesia Invisible”, tomé contacto directo con John y Carol
Wimber. Ellos vinieron a Sudáfrica en 1981 en su segundo viaje de ministerio
internacional. El año anterior ellos habían aceptado la invitación de Dave Owen,
con un equipo de 30 jóvenes. Durante las mañanas éramos la sede de la
Conferencia de Pastores de las Asambleas de Dios en Northcliff, mientras que las

reuniones de celebración de la tarde se realizaban en un gran centro para
conferencias. Pocos meses después viajé a California para una corta visita a la
reunión de la Iglesia de John, en ese tiempo en el Colegio Canyon, en Yorba
Linda.
Nunca olvidaré la primera reunión en que estuve con John Wimber. Fue durante la
primera mañana de la conferencia de pastores en Johannesburgo. Cuando fue el
tiempo de empezar, John caminó lentamente hacia el piano, se sentó y
gentilmente comenzó a tocar y cantar “J-e-e-s-u-s maravilloso eres tú, tan dulce,
tan puro y tan amable...” Lentamente todos comenzamos a cantar, pero pronto me
encontré invadido por la sencillez de las palabras, la calidez, ternura e intimidad de
la experiencia, y comencé a sentirme tierno y emotivo. Reprimí mis emociones y
miré alrededor, sólo para darme cuenta que algunos de los miembros del equipo
de Estados Unidos estaban arrodillados, otros de pié con sus manos alzadas,
otros con lágrimas rodando por sus mejillas. ¡Eso me llegó! Algo dentro de mí se
rompió y comencé a llorar. Una parte profunda de mí, que yo no conocía o
comprendía se rindió. Me encontré arrodillado, llorando y adorando. Las
canciones, la adoración, provocaba tal anhelo, tal amor y tal deseo de Dios desde
dentro de mí que pensé que iba a explotar. Nunca antes había experimentado el
placer de Dios con tal profundidad e intensidad. Me impactó que esta fuera la
forma más natural de adorar. No había despliegue ni manipulación; sólo adoración
sencilla, honesta y apasionada. Era profundamente sanadora.
Entonces John se levantó y en forma casual abrió la Biblia y comenzó a hablar a
los pastores acerca del Reino de Dios. Nuevamente, no había ningún tono alto o
de predicador en su voz, ninguna jerga religiosa o sermón; sólo una honestidad,
apertura y claridad que desarmaba por completo. Tenía un sentido bíblico, sonaba
tan sano, tan real a la vida, que me pregunté ¡por qué no lo había visto antes! En
el proceso todos llegamos a conocer mucho más de John, su franqueza y apertura
eran desconcertantes, pero liberadoras.
Luego se detuvo e hizo lo mismo que Lonnie había hecho: “¡Ven Espíritu Santo!”
Cosas empezaron a pasar en toda la reunión. Esta vez la diferencia era que el
ministerio no estaba enfocado en una persona, sino que todos los
norteamericanos se movieron y ministraron a los pastores a quienes el Espíritu
Santo estaba tocando. Yo estaba impresionado cuando por casualidad oí a Debbie
(ella era miembro del equipo americano y puede que no haya tenido más que 20
años) que decía algo muy detallado a uno de mis ancianos con relación a su
matrimonio. Y todo lo que ella dijo era verdad, él sólo se desplomó pidiendo
misericordia y ayuda. Vi encuentros de poder genuinos vez tras vez alrededor de
estas personas. Pero lo más convincente era la compasión y sensibilidad con la
que ellos ministraban a las personas. Su modelo de ministerio era accesible para
mí, para mi gente, para cada creyente común. Rápidamente nos unimos y fuimos

preparados para la gozosa aventura de ser colaboradores con Dios en el
ministerio del Espíritu Santo.
El viaje para pertenecer a La Viña
Estas y otras experiencias hicieron claro para mí, y para otros colegas como Costa
Mitchell y Derek Morphew, que la forma en que John y Carol “hacían iglesia”
encarnaba lo que habíamos estado buscando. No sólo eso, sino que también
encontramos que John parecía expresar continuamente lo que nosotros
instintivamente sentíamos y creíamos acerca de la Iglesia, el liderazgo, el
ministerio, misiones, etc. Era extraño, excitante y nos confirmaba.
La pregunta surgió lógicamente: ¿Qué esta haciendo Dios con todo esto? ¿Cómo
me uno a ello? La respuesta de John era típica – sólo más tarde comprendí todas
sus implicaciones. “Tú no te unes a La Viña, tú descubres que estás en La Viña.”
Quien eres realmente y lo que significa el hogar para ti se descubre en el espejo
relacional de personas de ideas afines que comparten valores en común y son
llamados para hacer juntos cosas similares en el Reino. Este vínculo se identifica
en el ámbito de la visión y los valores, pero es mucho más profundo. Es
profundamente espiritual y relacional – como Pablo dice, Dios pone a las personas
en Su Cuerpo, como a Él le place (1ª Cor. 12.18). El asunto es la diferencia entre
la familia y los amigos, pero hablaré más de esto luego. Encontrar tu verdadero
hogar puede tomar un tiempo largo o corto, puede ser doloroso y fácil. Para mí fue
un poco de ambos. Depende de tu propia jornada interior, de lo que Dios está
haciendo contigo y tu respuesta hacia Él. Sin embargo, sabía que estaba en casa.
Las Asambleas de Dios me preguntaron si quería ser liberado con su bendición
porque vieron lo que estaba sucediendo conmigo. Acepté esta gracia de su parte
como un acto de la guía de Dios. Luego John me invitó a ir a California (a
comienzos de 1982) para trabajar con él por un período de ocho meses. La idea
era ser influenciado por el modelo de ministerio y vida de Iglesia, para aprender de
John y luego regresar con él y un gran equipo para plantar La Viña de
Johannesburgo. Esta sería la primera plantación internacional de Iglesia.
La Plantación de La Viña en Sudáfrica
Dave y Costa ya habían comenzado el grupo núcleo y se habían preparado para
la invasión. Fue grandioso, un equipo de 72 personas vino de diferentes Viñas de
California, cada uno usó de sus vacaciones y pagó su viaje. Hicieron evangelismo
en las calles y grandes reuniones con muchas conversiones, sanidades y
encuentros de poder. Después de dos semanas bautizamos a 65 nuevos

creyentes y comenzamos varios grupos pequeños. Junto con el grupo núcleo,
más bien grande, ¡quedamos con un bebé de proporciones considerables!
Como una acotación, fue lamentable que el tremendo potencial de este gran
equipo de ministerio, que plantaba una Iglesia internacional, no estuviera
plenamente desarrollado. Las Iglesias que les enviaban fueron grandemente
impactadas con nueva energía, visión y gozo por el regreso de los equipos y las
personas fueron cambiadas para siempre con la experiencia. La nueva Iglesia
comenzó de inmediato – en su mayoría, con los nuevos creyentes. Recuerdo
cuando John telefoneó a Dave después que Dios le hablara claramente acerca de
ir y plantar una Viña en Johannesburgo. Pero esta decisión de plantar, fue
posteriormente puesta en duda por John y su equipo, debido a ciertas dificultades
que surgieron en La Viña en Sudáfrica y a causa de las sensibilidades con otras
denominaciones relacionadas con el tema de plantar Viñas. John dijo desde el
comienzo que La Viña tenía un llamado doble: traer renovación a la Iglesia en
general y plantar Iglesias de La Viña. De esta forma, para no permitir que esta
última se beneficie de la primera – y para mantener la integridad con la Iglesia en
general – John continuó exclusivamente con conferencias de renovación
internacional para el beneficio del Cuerpo de Cristo en general a través de los
años 80 y se refrenó de plantar Viñas en algunos países. Dios honrará y ha
comenzado ha honrar la obediencia y el respeto de John por la Iglesia en general,
pero estratégicamente hablando perdimos algo valioso al no hacer una práctica
constante del plantar el tipo Sudafricano. Con relación a las dificultades en La Viña
de Sudáfrica, la inversión ha comenzado a tener compensación para nosotros,
para África y en otros lugares.
Mientras trabajé con John, él me usó a mí y a otros dos investigadores para
preparar material para los cursos del Seminario Fuller, los cuales él presentaba
(es decir; “Señales y Maravillas y el Crecimiento de la Iglesia”, MC510) y para la
enseñanza de varios seminarios de La Viña (es decir; la serie de cuatro cintas de
audio sobre Sanidad). El último proyecto que investigué y escribí con y para John,
antes de regresar a Sudáfrica, fue “Edificando la Iglesia desde Abajo hacia Arriba”,
un documento de cuarenta y cinco páginas en el cual se expresaba por primera
vez la filosofía de ministerio de La Viña. Hasta donde sé, John lo enseñó una vez y
luego algunas secciones se convirtieron en el actual curso “El Plan de Cinco
años”. Desde la muerte de John he sentido una inclinación a re-escribir el
documento original en forma de libro. Como resultado de un estímulo más reciente
del Señor (febrero de 1999), y el entusiasta apoyo de Bob Fulton, he comenzado a
poner mis dedos sobre el teclado.

RESUMIENDO LA HISTORIA DE LA VIÑA
Mi intención aquí es dar sólo una vista esquemática de la historia de La Viña,
especialmente de la primera época (una historia global de La Viña está ahora
disponible – vea el Apéndice 4). Primeramente, ésta dará un contexto para el
enfoque de La Viña para hacer Iglesia; y en segundo lugar, dará un cuadro de La
Viña a quienes no la hayan oído anteriormente – aunque si bien es cierto, de
forma somera. Muchas semillas que arraigaron y nos han hecho quienes somos
hoy, fueron plantadas durante las primeras experiencias de Iglesia de John y Carol
y el posterior desarrollo de La Viña.
La salvación y las primeras experiencias (1962 al 1974)
John y Carol ya estaban casados y tenían tres hijos cuando ambos llegaron a
creer en Jesús, en un grupo de estudio bíblico en casa, en 1962. John había sido
un exitoso músico profesional de jazz y compositor de canciones durante muchos
años. La idea del cristianismo no le había atraído mucho, pero a través de una
serie de luchas personales y en el matrimonio, llegaron a tener contacto con una
Iglesia en Anaheim, en el Sur de California. John cuenta la historia de su
conversión y la experiencia con la Iglesia, como sólo él puede hacerlo en una
charla inolvidable titulada “Tonto por Jesús” (vea el Apéndice 4).
John vio la Iglesia a través de los ojos de un creyente novato. Cuando vino a la
Iglesia por primera vez, un diácono le preguntó, “Hermano, ¿Has sido lavado en la
sangre del Cordero?” John retrocedió con asco y dijo “Oh no, ¿hacen ustedes
realmente eso aquí?” Él se preguntaba por qué cambiaba la voz del “tipo” que le
saludó en la puerta, cada vez que estaba detrás de la caja de madera, ubicada al
frente de la Iglesia. Quedaba aún más perplejo del cambio de lenguaje y tono de
voz cuando el “tipo” oraba. John no podía identificarse con ello. Todo era tan
religioso. Esto ha influenciado profundamente la forma en que La Viña evita el
comportamiento, el hablar, y el vestir religioso, y pone un alto valor en la
honestidad, la realidad, en ser relevantes en el lugar donde las personas están y
en aceptarles por quienes son.
La música y las canciones realmente lo desconectaron – después de todo, ¡él era
un compositor y músico notable! Todo era tan triste, lento y discordante. Cuando
una mujer se levantó para “entregar su voz a Dios” a través de la “interpretación
de una canción”, John pensó que vio a Dios moviendo sus manos para protestar
diciendo “¡Oh no, no, no me lo des a mí!” Con su experiencia en música y
composición, John estaba equipado excepcionalmente para ser el primero en
aplicar un estilo de adoración que ahora es sinónimo de La Viña – música y
adoración vivas, contemporáneas, personales, frescas, cálidas e íntimas.

Comprendiendo el “trato” del evangelio
Lo que realmente cautivó a John, cuando comprendió el evangelio de Jesucristo,
fue el trato que se le ofrecía: Jesús lo dio todo para llevar sobre sí mismo, la vida
totalmente desordenada de John. Él ofrecía a John Su vida de aventura, sanando
a los enfermos, echando fuera demonios y resucitando a los muertos. Todo lo que
John tenía que hacer era rendir su vida y vivir la vida de Jesús “haciendo las cosas
de Cristo”. John se conocía a sí mismo y conocía su vida – estaba harto de ella –
así que no dudó ni un instante. ¡Qué trato! Él lo firmó. Pero pronto descubrió que a
los ojos de sus amigos, él era un tonto. Su refrán constante fue: “Soy un tonto por
Jesús, ¿por quién lo eres tú?”
Esta revelación del Reino de Dios, de este hombre Jesús, y Su invitación a
nosotros para “hacer sus obras” con él, fue por lo cual John vivió y murió. Luego
después de su conversión, John leyó los evangelios y entonces llegó a la Iglesia
preguntando: “¿Cuándo vamos a hacer las obras?”
“¿Qué obras?”
“Ya sabes, las obras de este libro – sanar a los enfermos, echar fuera demonios,
alimentar a los pobres, ayudar a los quebrantados de corazón, resucitar a los
muertos y todo eso.”
“Bueno, nosotros realmente no... tu sabes...”
John estaba indignado, “¿Estás tratando de decirme que entregué mi vida y firmé
sólo para hacer esto de la Iglesia cada domingo? El trato fue que podría hacer
estas cosas - ¿Cuándo lo haré?”
“Haciendo las obras” del Reino
John hizo las obras del Reino, pero al principio no fue en la forma que él esperaba.
Un día de 1964 Sean, su hijo de tres años, fue picado por un enjambre de abejas.
A pesar de la extrema urgencia, John y Carol impusieron las manos sobre él y
oraron y oraron a Dios para que sanara a Sean. John se encontró orando con
tanto fervor que hablaba en lo que le pareció un tipo de idioma chino, que ¡nunca
antes había oído o aprendido! Una sanidad milagrosa ocurrió ante sus mismos
ojos. Este fue uno de varios fenómenos sobrenaturales del Espíritu, que sucedió
en los primeros años. Ellos en realidad, no comprendieron mucho de ello y Carol y
los ancianos de la iglesia desanimaron a John para ir más lejos con esto. Pero
Dios tenía en mente que La Viña recibiera esta herencia de “hacer las obras” – las
palabras, obras y maravillas del Reino de Dios – y ha llegado a ser parte del
corazón de todo lo que se trata La Viña.

El flujo natural de la experiencia de salvación y visión del Reino de John, fue un
evangelismo de estilo de vida. John estaba tan entusiasmado con “el trato” en el
que había participado que no podía mantenerse callado. De hecho, él tenía pasión
para atraer a otros al Reino, para “ganar a los perdidos a cualquier costo”, como
solía decir. Entre 1963 y 1970, él y Carol guiaron a varios cientos de personas a
Cristo y los discipularon en los fundamentos de la fe.
Él se convirtió en líder, pastor asistente y finalmente en co-pastor de la Sociedad
de Amigos (La Iglesia Cuáquera) en Yorba Linda, Anaheim. No pasó mucho
tiempo antes que se encontrara a sí mismo que se estaba atando en el
institucionalismo de la Iglesia. Aunque la Iglesia creció y tenía éxito, John perdió
contacto de relaciones con no creyentes, el evangelismo personal se secó, su
ministerio se enfrió y se convirtió en profesional y reconoció una desilusión
creciente dentro de sí. Como una forma de tratar con sus problemas, John
renunció al pastorado en 1974 y aceptó la posición de director en el Departamento
de Iglecrecimiento en el Instituto Charles E. Fuller de Evangelismo y Crecimiento
de Iglesias en el Seminario Fuller, en Pasadena. Sin embargo, la familia Wimber
continuó como miembro de la Iglesia de Amigos.
Iglecrecimiento, desilusión y nuevos comienzos (1974 a 1977)
Durante un período de cuatro años, él viajó por todo Estados Unidos, trabajando
con más de 2.000 Iglesias diferentes representando a veintisiete denominaciones
diferentes, consultando con pastores y juntas de Iglesia, investigando, enseñando,
dando conferencias, etc. John fue privilegiado al obtener así una perspectiva
general y un análisis razonablemente exacto acerca de dónde estaba la Iglesia en
Estados Unidos – ¡y lo que vio no le ayudó! Sin embargo, la experiencia adquirida
en estos años fue absolutamente inapreciable en la formación de La Viña.
Irónicamente, durante estos años la desilusión de John se profundizó. Él se
mantuvo clamando “Oh Dios, ¿Qué es lo que está mal conmigo?”, estaba en su
punto más bajo – furioso, frustrado y desesperado – cuando Dios le habló una
noche en una habitación de hotel en Detroit: “John, he visto tu ministerio, y ahora
te mostraré el mío.” Esto le dio esperanza y poco después, sintió que el Señor le
decía que volviera a casa y pastoreara el grupo que había formado allí un año
antes. Dios usó a Peter Wagner, y algunos otros que John no conocía, para
decirle, “Ve a casa y planta una Iglesia en Yorba Linda.”
Carol había tenido una experiencia carismática del Espíritu Santo, hablando en
lenguas - ¡a pesar de la consternación evangélica conservadora de John! Esto la
llevó a un profundo arrepentimiento considerando su actitud y creencia sobre el
Espíritu Santo y Sus dones, y ella buscó restitución con personas que habían sido

heridas. Esto la llevó también a creer que Dios estaba haciendo algo más allá de
la experiencia de su Iglesia local.
En agosto de 1976, Carol y algunos otros se unieron al grupo en casa que Bob
Fulton había comenzado. Cuando se reunían, ellos adoraban cantando, leían las
Escrituras y oraban. Llegaron muchas personas quebrantadas y desilusionadas. A
menudo se deshacían en lágrimas y clamaban por misericordia mientras cantaban
canciones de amor a Jesús. Era una profunda experiencia de confesión y
arrepentimiento. Lentamente ellos eran sanados. Para entonces, la mayoría de
ellos veía al grupo como su Iglesia. La Iglesia de Amigos pidió al grupo que
abandonara la denominación, pero no sin darles antes su total bendición (en
respuesta a la petición del grupo). Carol ha hablado a menudo que La Viña nació
de una adoración motivada por un hambre real y desesperada por Dios – la
presencia del Padre era el lugar más auténtico y original de arrepentimiento y
sanidad. Ella también habla de la “Herencia Cuáquera” en La Viña, a causa de la
bendición que recibieron.
El grupo se convierte en una iglesia viable
John se las arregló durante un tiempo para evitar este grupo, pero todos sabían
que Dios lo había elegido como su líder / pastor. ¡Estaban orando para que él
viera la luz! Cuando John vio por primera vez el grupo de aproximadamente
cincuenta personas, se sintió bastante despectivo diciendo: “Este grupo no irá a
ninguna parte, no tiene un líder.” Pero profundamente en su corazón, sabía que
Dios le había llamado para guiarlo. Como era tan característico de John, se
arrepintió y se humilló, y luego también se sentó, adoró, lloró y fue sanado.
Para mediados de 1977 el grupo se estaba convirtiendo en una iglesia viable ¡con
un pastor! El 8 de mayo de 1977, en el día de la Madre; ellos tuvieron su primera
reunión formal como Iglesia, donde John predicó el primer sermón oficial a su
rebaño. La llamaron Iglesia Capilla Calvario, Yorba Linda – John se vinculó con el
movimiento Capilla Calvario de Chuck Smith, creyendo que era un movimiento
evangélico contemporáneo y relevante con el cual podría trabajar. Recurriendo a
su experiencia en Iglecrecimiento y confiando en el Espíritu Santo, John comenzó
a formar una Iglesia en la que él creía. Buscó crear un ambiente de adoración,
relacional, sanador, capacitador y de evangelismo. Él modeló y guió la adoración,
los grupos pequeños comenzaron y enseñó el evangelio de Lucas con una visión
para capacitar la Iglesia en el ministerio de sanidad. Durante meses oraron por los
enfermos sin que nadie sanara. En cambio, aquellos que oraban ¡parecían
enfermarse! Sin embargo, por medio de la perseverancia de la fe, finalmente vino
la intervención de Dios y las personas comenzaron a ser sanadas a medida que
ministraban a los enfermos y necesitados. John dijo, “¡Tenemos uno!” Su práctica
inicial de hacer la mayoría del ministerio de oración por sí solo, cambió un

domingo por la noche cuando decidió ungir con aceite a personas para que
hicieran el ministerio. Este fue un paso crucial para el futuro modelo de ministerio
de La Viña – “equipar a los santos” para hacer el ministerio del Espíritu.
Pastorear una Iglesia en explosión (1979 a 1983)
En este momento, después de una especial reunión de domingo por la mañana,
Dios habló claramente a John acerca de cierto joven que salía de la reunión
delante de él; “pídele que dé su testimonio esta noche.” Aunque John no le
conocía, había oído de cómo Dios le había usado en el avivamiento entre los
hippys, las “Personas de Jesús” (Jesús People), en las playas del Sur de
California. Era Lonnie Frisbee. Y era el día de la Madre de 1980. También John
había oído que Lonnie era bastante impredecible. Sin embargo, obedeció a Dios e
invitó a Lonnie para hablar, pero él no estaba preparado para ¡la sorpresa que
Dios tenía para ellos! Después que Lonnie habló, le pidió al Espíritu Santo perdón
por la forma en que la Iglesia lo había contristado, y entonces dijo; “Ven Espíritu
Santo.” Y ¡él vino!
Hubo un derramamiento de poder que ninguno de ellos había presenciado o
experimentado antes. Sucedió todo tipo de manifestaciones espirituales, llorar,
gemir, temblar, caer, hablar en lenguas, etc. Fue un evento controversial que
perturbó profundamente a John y a algunos miembros del personal y de la Iglesia.
¡Él no durmió esa noche!, pero temprano a la mañana siguiente, Dios en forma
sobrenatural le confirmó, a través de uno de sus amigos, que era algo que Él
estaba haciendo. Examinando las Escrituras y evaluando el buen fruto que había
producido, John respaldó lo sucedido como una obra poderosa de Dios. Había
sido como un segundo Pentecostés. Esto hizo surgir el asunto de la identidad –
John lo tenía claro en su mente y en el posterior desarrollo de La Viña, que no
somos Pentecostales o Carismáticos. Somos evangélicos, ¡pero de un tipo
diferente! Peter Wagner lo llamó “La Tercera Ola” (Third Wave), significando
evangélicos en doctrina pero pentecostales y carismáticos en la práctica – aunque
con un estilo o carácter diferente en la forma que se hacen las cosas (vea
Encuentros de Poder, Apéndice 4).
Los jóvenes estaban tan vigorizados por este suceso que recorrían el vecindario,
casi a diario, como manada de lobos sembrando estragos en el Reino de las
Tinieblas. Ellos golpeaban a las puertas y preguntaban si había enfermos en casa
y luego oraban por ellos y les guiaban a Cristo. Hicieron lo mismo en las calles, en
los campus de los colegios y en los centros comerciales. Cerca de 1.700 personas
se convirtieron y 700 de ellos fueron bautizadas en agua, durante un período de
aproximadamente un año. Los encuentros de poder y las manifestaciones
espirituales continuaron sucediendo en las reuniones de Iglesia. John encontró
más seguridad e instrucción de eventos similares en reuniones celebradas por

John Wesley, Charles Finney, George Whitefield y Jonathan Edwards. Esta
historia es descrita en “Evangelismo Poderoso” (Power Evangelism), en las
páginas 36 – 38.
La Viña se convierte en un movimiento
Para entonces, varios pastores se habían reunido junto a John queriendo aprender
a hacer Iglesia de una forma similar. Se habían convertido en buenos amigos
durante los años anteriores, y sin saberlo ellos, formaron el fundamento del
movimiento de La Viña. Dios usó a John para entregar liderazgo a este creciente
grupo de pastores – ellos comenzaron a compartir la visión y valores de John
acerca de la vida de Iglesia. Uno de ellos, Ken Gulliksen, estaba pastoreando una
Iglesia en el área Oeste de Los Ángeles, Hollywood, que había comenzado en
1975. Dios le había mostrado, tomando de Isaías 27.3, que debería llamarla “La
Viña” y que eso incluiría a muchos otras Iglesia y plantaciones de Iglesia. De
hecho Ken había plantado cinco Viñas que habían surgido de la que estaba
pastoreando, para cuando tuvo claro que Dios había destinado a John para ser el
líder general – como dice Bob Fulton; “Ken puso el nombre, pero John lo puso en
marcha.”
Al mismo tiempo, la dirección en que iba John y la Iglesia causaba una creciente
tensión para Chuck Smith y el movimiento Capilla Calvario (su marco teológico y
su práctica era más cercana al dispensacionalismo evangélico – John se había
apartado de éste para acercarse al paradigma del Reino). Chuck consintió en
liberar a John con su bendición, para que John pudiera guiar la Iglesia y el grupo
de pastores en la forma que él creía que Dios le había mostrado. De esta forma, la
iglesia cambió su nombre, en mayo de 1982, a Comunidad Cristiana La Viña,
Yorba Linda. La mayoría de los pastores asociados con John entonces cambiaron
el nombre de sus iglesias a Comunidad Cristiana La Viña. Esto nació de la
convicción que vino del Señor, que estaban comprometidos unos con otros como
familia, y estaban llamados a trabajar juntos en el avance del Reino de Dios.
Como ellos dicen ¡el resto es historia!
Pero el cuadro no estaría completo sin algunos comentarios sobre el desarrollo
más amplio de La Viña como una familia de Iglesias.
El desarrollo de la Comunidad Cristiana La Viña (1984 a 1999)
Se debe declarar que no hubo un plan predeterminado o coordinado para plantar
nuevas Iglesias y hacer crecer el movimiento (a pesar de la única operación
sudafricana). De hecho, durante los primeros años había mucha incertidumbre y
debate sobre la pregunta de si La Viña debía convertirse en un movimiento con

todas las de la ley, o más honestamente hablando, una nueva denominación. El
infernal debate sobre una constitución era parte de ello y amenazó con desbaratar
todas las relaciones - ¡cómo era de esperar! La pregunta finalmente fue
establecida en 1988 al reconocer intencionadamente que La Viña se había
convertido en una “denominación”, pero en el sentido de un movimiento
estructurado sin una constitución detallada y general.
La idea rectora era dejarlo todo a Dios, ser relacionales, estar abiertos y ser
sensibles, pero tener un compromiso claro unos a otros como familia al llevar el
nombre común “Comunidad Cristiana La Viña”. El nombre encarnaría una cierta
forma de hacer Iglesia, expresado en una visión compartida y valores comunes. El
“poder” que La Viña tiene sobre los pastores e Iglesias tiene dos aspectos. En
primer lugar, en términos reales, la calidad de las relaciones con aquellos
involucrados determinará el nivel de influencia y la sumisión como respuesta. En
segundo lugar, si ello se rompe, como último recurso, el uso del nombre La Viña
puede ser retirado. Aún entonces, el único recurso que ambas partes tienen es
recurrir al Cuerpo de Cristo por un arbitraje, como Pablo instruyó en 1ª Corintios
6.1-8 – ¡y no procedimientos legales!
Sin embargo, la mayoría de la expansión fue espontánea y dirigida por el Espíritu
Santo – aunque John tuvo un llamado y una visión que había llevado en su
corazón por muchos años. A menudo hablaba de un mapa de Norte América que
había visto con los ojos de la mente. Tenía un fondo oscuro con potentes luces
que brillaban representando las principales ciudades, especialmente arriba y abajo
tanto de la Costa Este como Oeste de Estados Unidos. Las ciudades menores
tenían luces menores. Había una visión complementaria que tenía John, de un tipo
de mísiles que salía de los Estados Unidos y estallaban en el Reino Unido y las
“secuelas” caían sobre todo Europa y por implicación en todo el globo. John creyó
que estas visiones se referían a plantar Viñas en las ciudades de Estados Unidos
y hacer el ministerio de renovación en Europa y más allá. Pero a medida que el
tiempo pasaba, John creía que el resultado final serían Viñas plantadas en las
ciudades angloparlantes más grandes del mundo. Decía que Dios le había dado fe
para diez mil Iglesias. Las primeras mil serían “el trabajo pesado” y luego el resto
fluiría de ellas. Lo interesante es que John realmente no previó la extensión a la
que Las Viñas llegarían y se están plantando en otras culturas.
Renovación y plantación de Iglesias
Volviendo a la historia. A comienzos de 1980 se plantaron muchas Viñas nuevas,
principalmente en los Estados Unidos. Aquellos eran momentos emocionantes.
Jóvenes con relativamente poca capacitación salían y veían a Dios hacer grandes
cosas a través del evangelismo, señales y maravillas, y plantación de Iglesias.
Pero también hubo verdadera guerra espiritual. Recuerdo cuando John se levanto

en la Iglesia y anunció la muerte de Keith Green junto con la familia Smalley,
quienes habían sido enviados para ayudar en la plantación de una Iglesia Viña.
Ellos interrumpieron su viaje para visitar a la familia Green durante una semana y
murieron cuando Keith les llevó en un vuelo en su aeroplano ligero. Todavía puedo
oír a John decir: “Esta es verdadera guerra... hemos perdido a uno de nuestros
mejores soldados...” mientras era embargado por la emoción. Inexplicablemente
sucedieron cosas similares a otros que estaban abriendo camino. Aún así el
llamado a plantar Iglesias siguió adelante en los Estados Unidos, casi sin
restricción. Ellas han crecido hasta 500, en el momento de escribir esto.
En Estados Unidos y luego en forma creciente en el extranjero se continuó con el
llamado a ayudar para traer la renovación a la Iglesia en general, mediante
conferencias y el ministerio de equipos de diferentes iglesias. Hubo muchas,
muchas peticiones para que La Viña fuera y compartiera lo que Dios le había
dado, especialmente relacionado con la adoración, es decir las conferencias “Por
qué adoramos” y el ministerio en el poder del Espíritu Santo es decir, las
conferencias “Equipando a los Santos.” Hubo otros temas y otro tipo de eventos,
tanto pequeños como grandes, guiados por John y muchos otros pastores y
equipo de diferentes Viñas alrededor del mundo. Sé que aquí en Sudáfrica hemos
estado muy ocupados ministrando en otras Iglesias, muchas veces teniendo que
rechazar invitaciones porque ¡apenas podíamos asistir a nuestra propia Viña!
Aunque este ministerio de renovación fue excepcionalmente notorio en los años
80 y los 90, continúa sólidamente hasta hoy.
Hubo un cambio de la renovación a la plantación de iglesias, al comienzo de los
90, especialmente fuera de los Estados Unidos. Durante los años 80 John había
honrado un “pacto de caballeros” que había hecho informalmente, con varios
líderes de Iglesias, representados por David Watson (en su mayoría Iglesias
principales que estaban recibiendo el ministerio de renovación en varias
naciones). John había acordado no plantar Viñas en esos países occidentales por
varios años, mientras las conferencias de renovación estuviesen impactando a las
Iglesias. Como dije anteriormente, esto fue para mantener la integridad con la
Iglesia en general y para no apartar sus miembros hacia nuevas Iglesia Viña, pero
desde 1990 comenzó una nueva ola de plantación de Viñas. En 1989 había 22
Viñas en 3 países. Hasta ahora hay más de 400 Viñas en 54 países, además de
las de Estados Unidos. Es interesante advertir que de acuerdo a Bob Fulton, el
Coordinador Internacional, el 88% de estas Iglesias son plantaciones con sólo el
12% que ha sido “adoptado” en La Viña (hablaré acerca de las adopciones en el
próximo capítulo).

Desarrollo estructural
En términos de desarrollo estructural, John era muy sensible al imperialismo
americano. Dentro de los Estados Unidos, se creó una Junta Nacional con un
Director Nacional, para guiar a la Asociación de Iglesias de La Viña de Estados
Unidos (AVC). John Wimber se convirtió en el Director Internacional y Bob Fulton
el Coordinador Internacional. Fuera de los Estados Unidos, John reconoció y liberó
a cada nueva AVC nacional que tuviera un líder definido, como una población
viable de La Viña (la pauta es que esté formada por unas veinte Iglesias de La
Viña) como un crecimiento nacional en particular. Ellos entonces, constituían su
propia Junta Nacional y el líder se convertía en el Director Nacional. Actualmente
hay ocho AVC nacionales autónomas. Una vez al año todos los Directores
Nacionales se reúnen en una estructura llamada Consorcio Internacional de La
Viña (VIC). Este no es un cuerpo gubernamental en sí mismo, sino que es una
comunidad de líderes nacionales, para rendir cuentas unos a otros, compartir lo
que Dios está haciendo y juntos discernir el camino hacia adelante.
Desde la muerte de John, Bob y el equipo del VIC reconocen y liberan a los
nuevos líderes de las AVC (Asociaciones de Iglesias de La Viña). Se acordó que
John no sería remplazado como Director Internacional, él ya había puesto las
cosas en su lugar, para que el negocio continuara como siempre después de su
muerte, lo cual es precisamente lo que ha sucedido. Desde la muerte de John,
cuatro nuevas AVC han sido reconocidas y liberadas y nuevas plantaciones de
iglesias de La Viña han penetrado quince países.
Algunas reflexiones finales
Este breve esquema de La Viña sería incompleto si no mencionara el hecho que
las cosas han distado de ser perfectas. En medio de todo el crecimiento, ha
habido problemas, errores, relaciones rotas, dolor, controversia, y diferentes
períodos con diferentes tensiones. A mediados de los 80, Dios disciplinó a La Viña
en Anaheim de diversas maneras y John predicó sobre el arrepentimiento y los
pecados de la Iglesia durante un largo período. Este fue un tiempo difícil, algunos
no pudieron sobrellevarlo y salieron. El período de los ministerios proféticos que
entró en La Viña a finales de los 80, produjo un paquete mezclado de reacciones.
Muchos se beneficiaron del aporte mientras que otros dejaron el movimiento. La
corrección y ajuste de John a “lo profético”, llegó demasiado tarde para algunos.
En el comienzo y hasta mediados de los 90, con el comienzo de la llamada
“Bendición de Toronto”, también resultó en una bendición mezclada. Esta ola
fresca de renovación barrió las iglesias de La Viña y muchas otras – pero también
llevo a la controversia de cómo pastorearla y que hacer con ella (¡teológicamente
quiero decir!). De nuevo John asumió una postura pastoral que aseguró a algunos
y enfadó a otros. Hubo una enorme bendición, sin duda algunas “bajas”, tanto

como una fuerte reacción de varios grupos evangélicos conservadores (ver en el
apéndice 4 una lista de artículos, de naturaleza apologética, que responden a
varios asuntos por los cuales John y La Viña fueron criticados).
Aunque John y los líderes que estaban con él, buscaron hacer lo mejor, ellos eran
los primeros en admitir que los valores que formaron La Viña, no siempre fueron
mantenidos y puestos en práctica. John no siempre fue un hombre fácil con el cual
trabajar, pero era honesto, capaz de arrepentirse, y en contacto con sus
debilidades. “Sólo soy un hombre gordo camino al cielo,” decía, pero en otras
ocasiones decía, “soy un hombre furioso tratando de llegar al cielo.” A menudo
abatido por la profundidad de su propio pecado y quebrantamiento. Sus amigos
más íntimos informan que si John pudiera hacerlo de nuevo, habría cosas que
cambiaría y haría diferente. Pero en general, y sin lugar a duda, él seguiría la
misma misión de vida de buscar el avance del Reino de Dios hasta el final de la
tierra. La era después de John, verá hasta qué punto La Viña cumple esta misión
– la cual aún es el mandato para toda la Iglesia, de acuerdo a la “Gran Comisión”
de Jesús (Mat. 28.18-20).
CAPÍTULO 2
FILOSOFÍA DE MINISTERIO
Este capítulo examina el trasfondo del significado y uso de la frase de John
“Filosofía de ministerio” y especialmente su primer desarrollo a finales de los años
70 y comienzos de los años 80. también se discutirá las suposiciones teológicas
que destacan la filosofía de ministerio de John. Estas tienen que ver con la Iglesia,
en su naturaleza y propósito, comprendidas bajo los términos del Reino de Dios –
el cual estaba en el centro del pensamiento de John y de la práctica de la vida de
Iglesia en La Viña. Algunas de las implicaciones se explicarán en detalle,
llevándonos a la comprensión de los que John llamaba “la familia de La Viña”, en
oposición a “amigos” de La Viña, y la diferencia entre las adopciones y la
plantación de Iglesias.
También examinaremos tres modelos sociológicos de comunidad, que John aplicó
a la vida de Iglesia. Por años ha sido una forma efectiva para comunicar la forma
en que La Viña busca “hacer Iglesia”. Por último, aplicaremos estos modelos al
tema de la membresía y el compromiso de Iglesia.

TRASFONDO Y SIGNIFICADO
Parte del tiempo mientras John trabajaba como consejero en Crecimiento de
Iglesias, tenía un asistente que se llamaba Jack Sims. Jack estaba capacitado en
sociología y en investigación de mercado. Junto con la capacitación teológica y de
Iglecrecimiento de John, juntos desarrollaron conceptos y un lenguaje para
explicar la forma que John concebía el hacer Iglesia.
La Iglesia para los Baby-Boomers; dando una nueva apariencia
Uno de los factores que influenció fuertemente este desarrollo fue el compromiso
de John para ser relevante y contemporáneo para edificar una Iglesia para los
Baby-Boomers (la “generación después de la guerra” – los nacidos entre 1945 y
1965). Los Boomers crecieron en la sombra de la vida posterior a la Segunda
Guerra Mundial. Ellos rechazaban el liderazgo autoritario y el formalismo – que ha
menudo se veía como hipócrita y plástico. Buscaban el significado y no aceptaban
todo como verdad. Querían la realidad y no una farsa y experimentaban con
nuevas formas de música y maneras de vivir (o sea, la música rock y el
movimiento hippie). Así que el lenguaje, el vestido, el estilo de música y los
valores y actitudes tenían que ser acorde con el lugar dónde se encontraban los
Boomers, y al mismo tiempo hacerlo de una forma que no comprometiera la
integridad del evangelio. Fue el desafío de re-envolver la Iglesia para una nueva
generación sin perder nada de lo no negociable entregado por Dios.
Por medio de su experiencia como asesor de Iglecrecimiento, John ideó cerca de
catorce modelos que describían las Iglesias que él había visto en Estados Unidos.
Ninguno de ellos le satisfizo, así que desarrolló un modelo en el cual él pudiera
creer y por el cual dar su vida. La llamó “La Iglesia para los que no tienen iglesia”.
Recuerdo que me reuní con Jack Sims cuando visité Yorba Linda en 1981. Me
habló sobre un panfleto que él y John tenían en mente. Tendría toda clase de
caras sonrientes en un círculo en la primera página, con una pregunta en el medio
“¿Por qué están todas estas personas tan felices?” En la segunda página la
respuesta sería: “¡Porque van al cielo sin tener que ir a la Iglesia! Muchos han
encontrado que la Iglesia es aburrida, obsoleta, irreal e irrelevante. Si ellos
participaran, ¡parecería un completo desorden!” La idea era dirigir el panfleto hacia
ese tipo de personas – los no creyentes, lo no religiosos, los temerosos, los
heridos, los desilusionados – y crear un ambiente con el cual, pudieran
relacionarse y sentirse en casa.

El idioma de la “Filosofía de Ministerio”
De aquí vino el lenguaje de la “filosofía de ministerio”, con sus categorías de
propósito, valores, prioridades, prácticas, personal y programa. Es el lenguaje de
la sociología, y expresa la forma en que un grupo de personas o una comunidad
se organiza a sí misma: los valores, la dinámica y las estructuras que determinan
su vida y experiencia comunes. Aplicado a la Iglesia básicamente significa un
enfoque para ministrar, la forma de hacer Iglesia. Las categorías mencionadas
anteriormente, desarrollan y clarifican sistemáticamente los diversos aspectos de
la filosofía de ministerio – el tema de los capítulos siguientes.
Cualquiera sea la filosofía de ministerio, ojalá sea bien elaborada. Ya sea que se
es consciente de ella o no, cada pastor y cada Iglesia tiene una filosofía de
ministerio – para bien o para mal, ya sea deliberada o no, ya sea heredada o
reciente, ya sea estática o dinámica, ya sea estudiada detalladamente o no. Si se
está en cualquier Iglesia, durante un período de tiempo significativo, se cogerá el
enfoque para la vida y ministerio de la Iglesia. Ha menudo esto se declara en
forma esquemática en el “folleto de bienvenida”. Pero ¡no te engañes! Lo que se
declara no es siempre lo que se vive. A menudo, lo que ves no es lo que
realmente está sucediendo. No es lo que la gente dice, sino lo que ellos viven, lo
que te dice quienes son. Lo mismo se aplica a la Iglesia.
¿Cuáles son las suposiciones detrás de una filosofía de ministerio en particular?
Algunos han tropezado en este uso sociológico del lenguaje porque no es
teológico. John siempre fue cuidadoso para aclarar las suposiciones destacadas
cuando usaba conscientemente el lenguaje, conceptos herramientas o categorías
de otras disciplinas. Él ponía su propio significado (bíblico) en palabras o
conceptos que eran de uso común. En otras palabras, a causa de su “filosofía”,
para ser relevante, usó deliberadamente palabras de uso común, pero era
cuidadoso de que comunicaran – lo que él intentaba comunicar – en términos de
la verdad de Dios.
La Iglesia Primitiva hizo lo mismo – piensa sobre ekklesia, la palabra griega común
para designar a las personas reunidas en cualquier pueblo o ciudad que ejercía
poderes gubernamentales para el bienestar de la ciudad. Los primeros creyentes
tomaron esa palabra para describir a los cristianos: los llamados por Jesús para
reunirse en Su nombre con el propósito de ejercer sus poderes gubernamentales
para el bienestar de la ciudad. ¡Piensa en ello! Eso es lo que ellos entendían por
“Iglesia”. Esa no fue la única palabra “secular” que ellos usaron y reinterpretaron
para comunicar el evangelio más efectivamente en su mundo (como ejemplo, ver
The Apostolic Preaching of the Cross (La predicación apostólica de la Cruz) de
Leon Morris).

¿Cuáles fueron las suposiciones teológicas destacadas, que dieron contenido a su
filosofía de ministerio, y que determinaron su concepto y práctica de la Iglesia?
SUPOSICIONES TEOLÓGICAS SUBYACENTES
El enfoque de la Biblia
Las suposiciones subyacentes al pensamiento y la práctica de la vida de Iglesia de
La Viña son formadas por la Biblia y no derivadas de ella. En este punto
solamente presentaré el enfoque de John a las Escrituras, ya que trataré de él con
más detalle cuando hable de los valores en el capítulo cinco.
La comprensión de John, de las Escrituras era principalmente evangélica y
conservadora – lo cual ¡no significa ser fundamentalista o políticamente
conservador! Lo que significa es que creemos que la Biblia es la palabra inspirada
de Dios, es nuestra autoridad para la vida y la fe, pero al mismo tiempo, tenemos
en cuenta la doctrina histórica, la erudición bíblica responsable y las reglas de
interpretación bíblica aceptadas (hermenéutica Evangélica Ortodoxa).
Esto significa que vivimos lo que la Biblia enseña realmente cuando tratando de
dejar a un lado nuestras suposiciones doctrinales, denominacionales, culturales y
filosóficas (o al menos reconociéndolas); leemos la Biblia con la ayuda del Espíritu
Santo, en su contexto histórico, en sus propios términos, categorías y formas de
pensamiento. Hacemos esto con la presunción de que describe las experiencias
que las personas tienen de Dios y que nos enseña a vivir la vida como Dios quiere
que la vivamos. Por lo tanto, intentamos dejar que la Biblia hable por sí misma,
para oír a Dios a través de sus páginas, para ser informados y a la vez formados
por su verdad.
John siempre fue cuidadoso al decir que el propósito de las Escrituras no era que
fuéramos entendidos en ella, sino que deberíamos practicarla, que deberíamos
encontrar a Dios en y a través de ella y que deberíamos ser transformados por
ella. Hay por lo tanto, un énfasis especial en el relato de las vidas en la enseñanza
y comprensión bíblica aplicadas a la vida misma.
Sin embargo, en cuanto a una guía “teológica” o sistema de significado y
comprensión, John encontró en la teología bíblica del Reino de Dios una llave que
abrió no sólo la Biblia misma, sino también el enfoque a la Iglesia, el mundo, la
vida, las personas y la historia. Esto es lo que estaba tras las suposiciones que
determinaron la cosmovisión de John, la forma que vio la realidad y la forma que
comprendió la verdad. La teología bíblica del Reino de Dios ha llegado a ser casi
sinónimo de La Viña porque ha llegado a ser gran parte de nuestras creencias
destacadas de la vida, la Iglesia y el mundo.

La teología del Reino
Una de las principales influencias en la vida de John, si no la mayor, fue la
teología del Reino de Dios comprendida y comunicada por George E. Ladd. Una
mayor influencia complementaria fue la teología del Reino de James Dallas. Este
no es el momento ni el lugar para entrar en estas teologías (ver la lista de recursos
en el Apéndice 4) excepto para explicar su conexión con la naturaleza y propósito
de la Iglesia. El asunto clave aquí es que John vio la Iglesia y el mundo a través de
la lente o prisma del Reino de Dios. ¿Qué vio?
El cuadro es algo así: Dios hizo todo por lo tanto Él gobierna sobre todo. Pero
hubo rebelión en Su reino – Satanás engañó a Adán y Eva y se convirtió en “el
dios de este mundo” (2 Cor 4:4). Satanás puso en práctica su política y práctica
del pecado, de la enfermedad, los demonios y la muerte. De esta forma nuestro
mundo se ha convertido en “el presente siglo malo” en el cual todos vivimos (Gal.
1:4). Sin embargo, Dios prometió en el Antiguo Testamento, que Él pondría fin a
este presente siglo malo al enviar a Su Mesías para derrotar la maldad en todas
sus formas, salvar a su pueblo, y traer salvación a toda la tierra. Dios prometió
guerra – “Tu Satanás, quieres guerra, ¡la tendrás!” Dios establecerá Su Reino al
destruir el reino de tinieblas, el cielo vendrá a la tierra y el mal ¡irá al infierno!
Esta promesa futura de Dios se cumplió cuando Jesús vino perdonando pecados,
sanando enfermedades, echando fuera demonios y resucitando a los muertos. No
sólo en Su vida, sino aún más con la muerte, resurrección y ascensión de Jesús,
Satanás y su reinado fueron derrotados definitivamente. “Para esto apareció el
Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Por lo tanto, la frase
“reino de Dios” en las Escrituras, es un concepto dinámico – significa la acción del
reinado de Dios, más que la esfera o lugar del reinado de Dios. Jesús dijo, “Pero si
yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a
vosotros el reino de Dios.” (Mat. 12:28 cursivas agregadas).
Pero, este es un gran PERO, hay una aparente contradicción aquí. ¿Qué está
“equivocado” en la imagen anterior? Como se dice, ¿Puedes “notar el error”?
El mal aún es desenfrenado, las personas aún pecan, se enferman y ¡mueren!
¿Por qué?
Esto es lo que Jesús llamó “el misterio” o “el secreto” del Reino de Dios. (Mat.
13:11 y sig., explicado en parábolas). Significa que la era futura del reinado de
Dios se ha hecho presente, ha sido cumplida en la primera venida de Cristo,
PERO sin ser consumada, sin poner un fin a esta era y sin asumir el control por
completo. Esto sucederá en la Segunda Venida de Cristo. En otras palabras hay
una tensión entre el cumplimiento y la consumación, entre el “ya” y el “todavía no”

del Reino de Dios (realmente el apóstol Juan usa estas palabras en 1 Jn. 3:2). La
consumación del Reino verá la plena y literal experiencia de Apocalipsis 21:3 – 4:
“He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor,
ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
El diagrama siguiente resume esta imagen de historia y realidad – la visión bíblica
del Reino de Dios. Este diagrama, dibujado y adaptado por George Ladd, ha
llegado a ser durante los años, un clásico de La Viña, en cuanto a explicar el
corazón de nuestra comprensión teológica.
Historia y Realidad: Una Perspectiva del Reino de Dios
Implicaciones
Las implicaciones de esta teología del Reino, especialmente el misterio de la
“tensión” del Reino, son muy importantes. Hablaré sólo de cuatro que se aplican a
La Viña.
En primer lugar, define la verdadera naturaleza y propósito de la Iglesia.
Aquellos que han “nacido de nuevo” (más exactamente “nacidos de arriba”, Jn.
3:3-7) ya han entrado al Reino de Dios. En otras palabras, la Iglesia vive entre dos
eras, la era futura del Reino y el presente siglo malo. Vivimos la vida eterna del
futuro aquí mismo en el presente, trayendo el cielo a la tierra. ¡Piensa en ello!
¡Significa guerra! Estamos en medio de la acción, ya sea que nos guste o no, ya
sea que lo sepamos o no. Somos instrumentos del reinado de Dios, confrontando
y destruyendo el mal en todas sus formas – somos sin lugar a dudas la ekklesia de
Dios, imponiendo y avanzando, por el bien del mundo, la victoria que Jesús ya ha
logrado.
LA
CAÍDA
J
E
S
Ú
S
L
A
C
R
U
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P
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N
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O
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É
S
EL REINO DE DIOS El SIGLO VENIDERO
CONSUMACIÓN
EL PRESENTE SIGLO MALO
PROMESA DEL
ANTIGUO
TESTAMENTO
CUMPLIMIE
NTO DEL
NUEVO

En el idioma de La Viña, “hablamos las palabras, hacemos las obras, y vemos las
maravillas del Reino de Dios”. Las señales y maravillas son parte y paquete de la
esencia del evangelio. A Jesús le ha sido dada toda autoridad en los cielos y en la
tierra. La Iglesia, la comunidad del Reino, es comisionada con esa autoridad para
hacer avanzar el Reino de Dios hasta lo último de la tierra (Mat. 28:18-20). Sólo
entonces el Reino será consumado. Jesús mismo puso esta condición en Su
Segunda Venida (ver Mat. 24:14). ¡Qué mezcla de tremenda responsabilidad y
asombroso privilegio! John entendió la Iglesia en esos términos y con fe y
sacrificadamente se entregó a sí mismo y a La Viña para hacer nuestra parte en
esta guerra del Cordero.
Como una acotación al margen, teológicamente hablando, la implicación de lo que
decimos significa un final a todo el pensamiento dispensacional y cesacionista (la
creencia que Dios trata con los seres humanos en varias dispensaciones – que los
milagros y las sanidades fueron válidas en el tiempo de Jesús y los primeros
apóstoles porque ellos autenticaban el ministerio Mesiánico de Jesús, pero desde
la formación del canon del Nuevo Testamento los milagros y las sanidades han
cesado). John abandonó esta teología la primera vez que leyó la exposición del
Reino de Dios, de George Ladd.
En segundo lugar, la historia de la Iglesia, y especialmente la historia de los
avivamientos, se entiende en términos de la irrupción del Reino.
El Reino de Dios en las Escrituras no es una idea; es un evento, una intervención
de Dios en la historia de la humanidad. Las renovaciones e irrupciones del Reino
dentro de la Iglesia. Ellas refrescan, reforman y renuevan la Iglesia. Los
avivamientos son irrupciones del Reino en y a través de la Iglesia hacia el mundo,
en términos de multitudes viniendo a la fe. Por último, los despertares son
irrupciones que afecta a toda una nación, en términos de su fibra moral y su
conciencia, dando como resultado una reforma en las estructuras sociopolíticas y
por lo general un cambio de destino. Cada una es una obra del Reino, diferente en
el tiempo, en el grado, en poder, en influencia y propósito. El derramamiento del
poder espiritual, con todas las manifestaciones del Espíritu, se entiende como una
manifestación de la presencia del Reino entre nosotros. Para ser más exactos, es
un anticipo, a veces abrumador, de la vida y poder de la resurrección
manifestándose en nuestros cuerpos – que se ve en el llorar, temblar, caer y otras
manifestaciones similares. Probamos “los poderes del siglo venidero” (Heb. 6:5).
La sanidad divina y el ministerio de sanidad se entiende de la misma forma –
como un evento del Reino, una manifestación de la obra del Espíritu, un anticipo
de la resurrección.
La tensión del Reino nos recuerda que a veces las personas son sanadas (el “ya”)
y a veces las personas no son sanadas (el “todavía no”). No tenemos una “visión
de fe” extrema ni tampoco una “visión del Reino ahora”, que dice que todos por los
que oramos deben ser sanados ahora, y si no sucede, es falta de fe, o resultado

del pecado en la vida de alguien. Más bien, las manifestaciones del Espíritu son
en parte de Dios y en parte humanas y por lo tanto se debe discernir y pastorear.
John era muy claro en esto. Quería ser responsable en su práctica pastoral,
especialmente en relación con las renovaciones del Espíritu, aunque le costó
amigos tanto dentro como fuera de La Viña.
Verdaderamente, Dios es más soberano de lo que podemos darnos cuenta. Todos
los avivamientos y manifestaciones espirituales son parte del “ya” y “todavía no”
del Reino. Esto debería mantenernos humildemente dependiendo de Dios, no
reclamando demasiado para nosotros mismos. Debería mantenernos lejos del
triunfalismo y el elitismo, los cuales son una exageración del “ya” del Reino,
manifestado en “esta es la última gran movida de Dios que nos lleva a la Segunda
Venida” o “somos el ejército del último tiempo” o “aquellos que no están en la
corriente, serán excluidos” etc. Por otra parte, debería prevenirnos del derrotismo,
una exageración del “todavía no” del Reino, un tipo de conservadurismo, una
paranoia y proteccionismo, que se manifiesta en ciertas partes de la Iglesia. Con
relación a esto, el sentido de perspectiva histórica de John le mantuvo equilibrado
y humilde, y ojalá esta sea una característica duradera de La Viña.
En tercer lugar, la Iglesia es la comunidad del Reino.
La Iglesia es una comunidad – la misma en naturaleza y propósito, sin importar las
estructuras o enfoques de Iglesia que podamos tener. John captó esto muy bien.
Él era verdaderamente ecuménico y católico – abrazando todo el Cuerpo de Cristo
universal como expresiones de la comunidad del Reino. Frecuentemente decía,
“Debemos amar lo que Dios ama, a la Iglesia en general.” Él reprendió cualquiera
señal de sectarismo. Debemos honrar a toda la Iglesia, trabajar y aprender de ella.
Ha habido y actualmente hay, demasiado ataque mutuo en el Cuerpo de Cristo.
¡Con familias como ésta, quién necesita enemigos! John y La Viña tuvieron y aún
tienen lo que en justicia les corresponde de... digamos, ¿críticas? Pero eso no
significa que amemos sin discernimiento, que respaldamos todo sin probar lo que
sucede. Podemos estar de acuerdo para discrepar en muchos aspectos de la vida
y el ministerio, y todavía respetarnos unos a otros y trabajar bien juntos. La
excepción para esto es la base de nuestra comunidad cristiana, las valores no
negociables de nuestra fe evangélica ortodoxa, que básicamente están
encarnados en el Credo Apostólico de Niza, que La Viña sostiene (ver la
Declaración de Fe de La Viña, Apéndice 2).
En cuarto lugar, la Iglesia no es el Reino de Dios.
El Reino es el gobierno de Dios, la Iglesia es la comunidad que recibe y expresa el
gobierno de Dios. A causa de la tensión entre el “ya” y el “todavía no” del Reino, la
forma en que la Iglesia se estructura a sí misma para expresar mejor el Reino
siempre será penúltima, nunca “lo verdadero”. El vino nuevo es contenido en y
comunicado por el odre – Jesús usó esta imagen para ilustrar la venida del Reino
y las estructuras por las cuales fluye (Lc. 5:33-39). Ya sea que el odre es nuevo o

viejo, flexible o rompiéndose (a causa de la presencia del Reino), todavía es hecho
por el hombre y por lo tanto siempre será penúltimo. Sólo el vino por sí mismo es
último. Dios no permite que nadie posea el vino, aunque muchos puedan pensarlo
así.
No debemos y no podemos adorar nuestra filosofía de ministerio, pensando que
esta es el Reino. Por supuesto, el secreto mejor guardado es que La Viña tiene el
mejor enfoque para hacer Iglesia – ¡es por eso que estoy escribiendo este curso!
(una graciosa y pequeña provocación es algo piadoso, ¡nos mantiene humildes!).
El denominacionalismo viene fácilmente cuando nos tomamos a nosotros mismos,
demasiado en serio – se informa que G. K. Chesterton dijo, “Los ángeles pueden
volar porque ellos se consideran ligeros.” El denominacionalismo es para confundir
a nuestra Iglesia, nuestro enfoque, nuestras estructuras, y aún nuestras creencias,
con el Reino. Muchos caen en esta trampa. La naturaleza humana es tal que sigue
reglas o un sistema más fácil que vivir en una relación de confianza con una
persona. Es más fácil servir a un rey visible o a una estructura que vivir bajo un
gobierno invisible. Debemos vigilar nuestros corazones ya que ellos son fácilmente
seducidos y luego engañados.
Sin embargo, la reacción opuesta es igualmente equivocada. Algunos idealistas
dicen que no debería haber ninguna denominación, ni familias de Iglesias
diferentes o especiales – sólo pertenecer a todas para ¡no pertenecer a ninguna!
“Somos uno, así que seamos uno” a menudo significa en la práctica, “tú a tu
manera y yo a la Suya”, o “únete a mí”, etc. Este tipo de pensamiento “sin
denominaciones, convirtámonos en uno” no es concreto. Nadie asume la
responsabilidad y se asciende a una nada nebulosa. Tal vez algún día, antes que
Jesús vuelva, todas las identidades denominacionales y filosofías de ministerio
desaparecerán. Lo dudo, pero ¡estaría tan feliz si Jesús me probara lo contrario!
Mi comprensión es que este tipo de idealismo supone que la Iglesia es el Reino.
Sólo cuando Jesús venga la Iglesia perderá completa y experimentalmente, su
identidad en el Reino – entonces no habrá necesidad de un odre, el Rey mismo
reinará visiblemente, política, económica y espiritualmente. Mientras tanto, la
Iglesia aún es penúltima, porque en cierto sentido es una creación humana, una
manifestación de “este siglo”. Este es el misterio del Reino, el “ya” pero el “todavía
no”. Por lo tanto, honestamente digo que para pertenecer a la Iglesia universal,
debo pertenecer a la Iglesia local, y para pertenecer a la Iglesia local debo
sentirme como en casa. Hay muchas expresiones diferentes del Reino para
muchos tipos diferentes de personas, supliendo muchos tipos diferentes de
necesidades. Nadie es mejor que otro, sólo diferentes unos de otros, y aún así
total e igualmente parte del mismo Reino.

La visión de John Wimber acerca de La Viña y las
Denominaciones
John fue realista con relación a esto. Él no se disculpaba, aunque era sensible
acerca de La Viña y su llamado para hacer Iglesia en una forma que fuera un
hogar para quienes se identificaban con este. Él hizo un llamamiento a un
compromiso claro, basado en una comprensión clara ¿dónde está tu hogar?
Todos los movimientos o “flujos” o “corrientes” independientes y pos-carismáticos
de Iglesia, (como se les llama ¡carismáticamente!) que han surgido
explosivamente durante las dos o tres décadas pasadas, son realmente
denominaciones, ya sea que lo reconozcan o no. Todos ellos son hogares
espirituales con una filosofía de ministerio en particular. Algunos dicen, más bien
presuntuosamente, que son los nuevos odres para el nuevo vino del Reino que se
está derramando en el mundo, “en estos días finales.” A pesar de la presunción,
los investigadores del Crecimiento de Iglesia y estadísticos están de acuerdo que
el mayor crecimiento en la Iglesia y misiones a través del mundo es con mucho, el
que proviene de los grupos Pentecostales y carismáticos. Ellos son los
evangélicos que realmente practican – y no lo digas a los conservadores, ¡este es
otro de los secretos mejor guardados de Dios!
Lo importante es que no nos convirtamos en denominacionalistas. Debemos vivir y
trabajar bien juntos, con respeto mutuo, como familias maduras en una
comunidad. Debemos avanzar genuinamente en el Reino y crecer en la Iglesia, y
no hacer cosas para volver a barajar el paquete de cartas para hacernos parecer
bien, es decir, crecer en nuestras Iglesias y edificar nuestros Reinos a expensas
de otros. El “Crecimiento transferido” es muy común en la Iglesia actual. El Reino
no se extiende nada. Promueve el cristianismo consumista, “¿Cuál es el sabor del
momento? ¡Vamos allí!” ¡La Viña no debería tener parte en ello! La actitud de John
era que deberíamos ser tan humildes, honestos y reales acerca de nuestra Iglesia
y de la Iglesia, como lo somos acerca el Reino de Dios.
Resumiendo – la Identidad de La Viña
Lo dicho anteriormente nos lleva al tema del cómo nos vemos a nosotros mismos:
nuestra identidad como Viña (a la que me referí en el Capítulo Uno).
Si hablamos acerca de nuestra identidad en términos de tradiciones teológicas y
de Iglesia, entonces La Viña es fundamentalmente evangélica conservadora; no
pentecostal, ni carismática. Pero somos evangélicos con una diferencia – nuestra
experiencia y nuestra práctica son pentecostales y carismáticas, aunque nuestra
práctica tiene un estilo diferente. Aún más, no teologizamos de la misma forma
que lo hacen los pentecostales. Nuestro marco es el Reino de Dios – por ejemplo,
enseñamos la sanidad, entre otras cosas, desde un punto de vista del Reino,

antes que desde la expiación de Cristo. Aunque este no es un asunto mayor, John
siempre se sintió teológicamente más en casa en un marco evangélico
conservador. (He dicho anteriormente que eso no se refiere a un marco biblicista o
fundamentalista, o dispensacionalista o cesacionista. – ¡si entiendes lo que
significan estas palabrejas!)
Lo que impresionó profundamente a John fue la práctica de los pentecostales en
su evangelismo y plantación de Iglesias – su sanidad de los enfermos, echar fuera
demonios y “hacer las obras del Reino.” La diferencia fundamental en la mente de
John era entre la proclamación y la demostración. Los evangélicos conservadores
proclaman (un marco racional), pero los pentecostales hacen la demostración
junto con la proclamación (un marco experiencial). Dondequiera que predican,
oran por los enfermos, echan fuera demonios y practican “encuentros de poder”.
David Barrett y otros estadísticos del Crecimiento de Iglesia, señalan al
crecimiento espectacular de esta parte de la Iglesia desde el año 1900 – se estima
que hay mas de 600 millones de tales creyentes actualmente. La Viña está en este
movimiento completamente, aunque como parte de la “Tercera Ola” (como la
llama Peter Wagner – primero los pentecostales, luego los carismáticos, luego los
evangélicos “renovados”).
Resumiendo, La Viña tiene una identidad que comprende la teología evangélica
conservadora y la experiencia pentecostal, y al hacerlo así, da un corte transversal
en la experiencia evangélica y la teología pentecostal. John desarrolló el siguiente
diagrama para explicar cómo nos vemos a nosotros mismos.
La Viña – Identidad de Iglesia
X
X
LA VIÑA
TEOLOGÍA BÍBLICA EXPERIENCIA PRÁCTICA
EVANGÉLICOS
CONSERVADORES
CARISMÁTICOS
PENTECOSTALES

Varias de las cartas de John al liderazgo y a los pastores de La Viña tratan con los
asuntos anteriores, explicando su posición sobre la identidad de La Viña, las
denominaciones, la filosofía de ministerio, el amar y aceptar a la Iglesia en
general, el sectarismo, la tolerancia, el trabajar juntos, pastorear la renovación, las
manifestaciones del Espíritu, etc. Para quienes deseen buscar mas detalles de
estos temas, los materiales están disponibles a través de la AVC – USA (ver
Apéndice 4, Reflexiones de La Viña).
Aplicar el tema anterior significa comprender la diferencia entre “familia” y “amigos”
y entre
“adopciones” e Iglesias plantadas.
FAMILIA, AMIGOS ADOPCIONES Y PLANTACIONES
Aunque hay una conciencia de pertenencia y de compromiso con toda la familia de
Dios, John usaba la terminología de ser “de la familia” o ser “amigos de La Viña”.
Esto era para distinguir entre quienes están comprometidos y pertenecen a La
Viña y quienes les gusta La Viña y extraen de ella de varias formas.
Ser parte de la familia
Para ser parte de la familia es saber que Dios te ha puesto en esta parte especial
del Cuerpo. ¿Cómo se sabe esto? Dios debe hablarte de una forma o de otra, y
debería ser confirmado por un sentir similar en el liderazgo de una Iglesia en
particular. No puede ser de ninguna forma unilateral. Desde un punto de vista
humano, se llega a saber dentro de ti, que este es tu hogar, por medio de la
identificación con la visión y valores que se viven en esta Iglesia en particular.
¿Cómo se descubre esto? Por medio de las relaciones. A veces sabes
instintivamente que estás en casa. Eso no elimina la necesidad de conectar en
forma significativa con algunos de los líderes y la gente, y descubrir de que se
trata, para que se pueda hacer un compromiso inteligente y responsable.
Algunas Viñas facilitan este proceso por medio de un curso “explorando la
membresía”. Lo importante, sin embargo, es unirse por medio de relaciones.
Llegar a ser y ser familia significa llevar el apellido – el cual simboliza tu
compromiso para llevar los deberes y los privilegios, las responsabilidades y los
valores, las bendiciones y las disciplinas, de la familia. Esto se aplica tanto a los
individuos comprometiéndose a una Iglesia local de La Viña y a los pastores y/o
Iglesias que llegan a ser parte del movimiento de La Viña. (Cuando una Iglesia
existente se “une” a La Viña, lo llamamos una “adopción” – se explicará más
adelante).
Antes de hablar de ser un amigo de La Viña, debemos volver a afirmar que
bíblicamente hablando nadie puede decir que pertenece a la Iglesia universal sin
pertenecer en forma concreta a una Iglesia local. Es un valor no-negociable que

cada discípulo de Jesús esté completa y responsablemente comprometido a una
familia local de creyentes. Dios es una persona de familia, por eso es el Padre – Él
es un Padre a los huérfanos y Él pone al solitario en familias, pero el rebelde vive
afuera en lugares desiertos (Sal. 68:5,6). Se supone que el solitario debe
responder cuando Dios le pone en la familia o ellos también pueden ser
considerados rebeldes. Recuerdo demonios que perdieron sus “hogares” y vagan
sin descanso en lugares desiertos (Luc. 11:24). Esto irónicamente puede describir
a un grupo relativamente grande de cristianos heridos, desilusionados y sin hogar
– un producto del moderno cristianismo consumista. ¡Qué triste! Lo que se aplica a
cristianos individuales también se aplica a la Iglesia local. Las Iglesias
independientes deberían pertenecer a una familia de Iglesias por su propio bien,
para rendir cuentas y para recibir cuidado.
Las características de una Iglesia auténtica
Algunos buscan la existencia de una Iglesia “ilusoria” a causa del temor de ser
controlados y heridos nuevamente, ya sea por una Iglesia local o una
denominación. Una Iglesia del tipo “ilusoria” (ver los modelos sociológicos más
adelante) no es una Iglesia real. Debemos recordar que los reformadores
estuvieron de acuerdo en la medida de cuál y cuándo “una Iglesia” era
verdaderamente una Iglesia. Las cuatro marcas o características que ellos dieron
de una auténtica Iglesia de Jesucristo, han sido aceptadas por todos:
• Donde los creyentes nacidos de nuevo se reúnen regularmente en el Nombre
de Jesucristo para tener comunión, adoración, oración, ministerio y misión.
• Donde la Palabra de Dios es predicada fielmente.
• Donde la supervisión y disciplina se constituyen y administran adecuadamente.
• Donde las ordenanzas (sacramentos) de Cristo son administradas
adecuadamente (el bautismo y la comunión).
• Donde se da el respeto y el reconocimiento a la Iglesia en general.
Ser amigo de La Viña
Ser amigo de La Viña significa identificarse con y aprender de nuestra filosofía de
ministerio, pero por cualquier motivo, no lleva el mismo nombre. Los amigos hacen
cosas juntos. Ellos comparten y ríen y pasan tiempo juntos. Mucho de esto ha
sucedido durante años, a través de conferencias y otros eventos con muchas otras
Iglesias y denominaciones. Este ha sucedido en gran escala durante el ministerio
de renovación de La Viña en la Iglesia en general. John con toda seguridad ¡hizo
muchos amigos! Aclarar las diferencias entre la familia y los amigos contribuye a
las buenas relaciones de todos. Pone en orden las expectativas y libera a las

personas para relacionarse en consecuencia. No existe ninguna razón para poner
presión sobre cualquiera que se “una” a La Viña.
De hecho, John decía, “¿Para qué unirte – si puedes obtener todos los beneficios
de todas maneras?” Y añadía, “No te comprometas con nosotros a menos que
Dios realmente te lo diga – ¡no sabes en lo que te estás metiendo!” Esto se aplica
tanto a las personas que son amigos de La Viña, pero mantienen su propia Iglesia,
de la que son miembros, como a pastores e Iglesias que buscan una relación
cercana con el beneficio que esto pueda proporcionar. Lo que sea que Dios ha
dado a La Viña – tal como Él ha dado depósitos del Reino a todas las otras
familias de Iglesias – es realmente Suyo y está disponible para todo el Cuerpo.
Los que conocen la historia estarán de acuerdo que John ha sido ultra generoso
durante años. No sólo ha hecho que todos los materiales de La Viña estén
disponibles para quienes están interesados, sino que también ha repartido
personalmente muchos de ellos.
Ser adoptado en la familia
Una adopción sucede cuando una familia existente siente, por medio de su
liderazgo, que La Viña es su hogar espiritual. Esto sucede y seguirá sucediendo.
Sin embargo, deber ser claros sobre nuestro llamado para ser un movimiento que
planta iglesias y no que crece por medio de las adopciones. Lo último debería ser
la excepción de la regla, o de otra forma podríamos encontrarnos gastando gran
parte de nuestro tiempo y energía en integrar otras Iglesias. John siempre decía
que debemos parir las nuestras, porque francamente, puede llevar un esfuerzo
enorme cambiar una comunidad – con su cultura establecida y sistema de valores
en algo diferente. En cualquier caso, ¿Por qué querríamos cambiarlas? Por esto
John dijo: “Tú no te unes a La Viña, tú descubres que eres Viña.” De esta forma el
proceso no es tan complicado, ni es una distracción para nuestro verdadero
llamado – sólo debemos dar el tiempo para las relaciones y la vinculación
sucederá, para confirmar los valores comunes que ya se han arraigado y luego,
seguir adelante con el llamado principal de Dios.
Si Dios ha provisto un hogar en La Viña para ciertas Iglesias, entonces
continuamos un proceso de adopción. John lo hizo sencillo: ¡cortejo, noviazgo y
matrimonio! Es a través de conocer el pastor y el liderazgo, pasar tiempo y
compartir el ministerio, para poder exponer quienes somos y lo que hacemos. Esto
sucede normalmente por medio de la relación con el pastor de La Viña más
cercano y/o con un pastor líder en el área. Si ellos son de una denominación o
familia de Iglesias existente, todos deben caminar en la luz con los demás. Las
intenciones deben ser puestas sobre la mesa desde el comienzo y el proceso
debe tener la bendición de todos los involucrados – de otra forma, se convierte en
un proceso impío. En el momento apropiado, se recibe la liberación y bendición de

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