Bombé jajane (Extracción de alcohol a partir de jugo de caña de maíz)
21 p alfonso aranda
1. ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA DE LA ELABORACIÓN DEL
VINO. REFLEXIONES Y PROPUESTAS PARA LOGRAR UN
PRODUCTO ECOEFICIENTE.
Aranda Usón, A.; Zabalza Bribián, I.; Scarpellini, S.
CIRCE -Centre of Research for Energy Resources and Consumption- University of Zaragoza. Edificio
“Torres Quevedo”, María de Luna, 3 - 50018 ZARAGOZA / SPAIN. e−mail: alaranda@posta.unizar.es
INTRODUCCIÓN
El sector vitivinícola en Europa constituye un sector muy diversificado y dinámico en
continua evolución. Ocupa la primera posición mundial con el 45% de la superficie de
viñedo, el 60% de la producción y casi el 60% del consumo de vino. Dentro de la UE,
este sector abarca 3,4 millones de hectáreas e incluye 1,7 millones de productores de
vino, constituyendo el 6% de la producción agrícola neta. Tradicionalmente el vino se
ha elaborado de forma sostenible con un mínimo impacto ambiental. Sin embargo, las
actuales tendencias de globalización han modificado gradualmente el proceso de
producción del vino, aumentando los costes energéticos y medioambientales. Para
minimizar estos costes es necesario un rediseño de los procesos de producción con
criterios de ecoeficiencia, con objeto de conseguir una producción más ecológica y
sostenible que contribuya a aumentar la competitividad de las empresas, reduciendo sus
costes de producción y operación (Ulrich et al., 1997; Gertsakis et al., 2001).
La producción del vino no sólo conlleva un consumo de energía, sino que precisa de
una gran variedad de materiales, que van desde las botellas y cajas necesarias para el
transporte del producto hasta los productos químicos y enológicos o el agua empleada
para las operaciones de limpieza en la bodega.
DEFINICIÓN DE OBJETIVOS Y ALCANCE
Se pretende obtener una visión medioambiental completa del proceso detectando los
puntos más problemáticos con el fin de comparar escenarios alternativos más
ecoeficientes. La función del vino considerada es poner a disposición del consumidor
final una botella de vino. No se van a valorar cuestiones como la estética de los envases,
tipo de etiquetado, mayor o menor calidad del vino (siempre que no tenga que ver con el
consumo de más materiales y/o energía), etc. La unidad funcional elegida es una botella
de vino. Para ello se toma como dato previo que 1 kilo de uva equivale después de todo
el proceso a 0,75 litros de vino.
En este ACV no se pretende profundizar en cada una de las etapas sino conseguir unos
primeros resultados que se puedan utilizar como guía para poder alcanzar un cierto
grado de ecoeficiencia en el producto.
El sistema a estudio se ha dividido en tres grandes subsistemas acordes con los procesos
cronológicos en los que se divide la elaboración del vino. Estos pasos son:
o Implantación, cultivo y recolección de la uva
o Procesos en bodega
o Transporte y distribución hasta el punto de consumo
1
2. Para todos los procesos quedan fuera de los límites los sistemas de producción y
transporte de electricidad (plantas de potencia, centrales térmicas, …). Sólo se tienen en
cuenta el combustible utilizado en la producción. No se tienen en cuenta tampoco los
residuos orgánicos generados en todos los procesos ya que la mayor parte de ellos se
emplean como materia prima de otros o como combustible orgánico. Por ejemplo los
sarmientos de la vid se emplean como fuente energética en forma de biomasa; lo mismo
pasa con el raspón procedente de la despalilladora que se emplea como combustible o
como alimento para el ganado; los orujos y las heces (residuos de los depósitos) se
llevan a las alcoholeras como materia prima, etc.
Sí se tiene en cuenta lo siguiente:
o Implantación, cultivo, vendimia y transporte hasta la bodega.
o Procesos de transformación en la bodega hasta la salida del producto final
envasado.
o Transporte y distribución del producto a su lugar de consumo final.
o Reciclado y/o reuso de las botellas una vez consumido el vino.
o En todos los casos se considerarán las siguientes reglas de corte:
o Componentes de peso menor al 1% del peso final total del producto.
No se considerarán aquellos componentes que contribuyan con un valor económico
inferior al 1% del total.
No se considerarán las etapas que contribuyan con menos del 1% al análisis de
inventario o relevancia ambiental.
En cuanto a los límites del sistema (procesos, operaciones de manufactura, transporte y
tratamiento de residuo y entradas y salidas a tener en cuenta), se considerará la etapa de
fabricación y los flujos de energía y, siempre que sea asequible, la fabricación de sus
propias materias primas. Los bienes de capital (camiones, tractores, edificios y
maquinaria de bodegas, …) quedan excluidos.
Para el sistema estudiado se emplean como datos de inventario aquellos que provienen
de las bases de datos Ecoinvent, BUWAL 250 (SAEFL, 1998), ETH-ESU 96
(Frischknetcht et al., 1996), IDEMAT 2001 e Industry Data. Las asignaciones de carga
corresponden a las del método de evaluación de impactos Eco-indicador 99 H/A.
(Goedkoop, M. y Spriensmaa, R., 2000; Consoli et al., 1993).
Respecto a la calidad de los datos, el estudio se basa en los datos de producción en las
zonas vinícolas de Aragón y La Rioja, que constituyen la zona de estudio. Los datos
referidos a producción y comercialización son del año 2006.
ANÁLISIS DE INVENTARIO
El análisis se ha dividido en tres partes bien diferenciadas: Cultivo y recolección de la
vid, procesos de elaboración del vino en bodega don de se integra la fase de
embotellado y transporte para distribución (Figura 1). Además tras estas etapas se
incluye la disposición final de la botella. ADER, 2001. Otros estudios de ACV del vino
como el de Pizzigallo et al. (2008) han sacado la fase de embotellado, por su
importancia en el impacto medioambiental final como una fase más.
2
3. Figura 1: Etapas de elaboración del vino
FASE 1: CULTIVO Y RECOLECCIÓN DE LA VID
Esta etapa comienza con la preparación del terreno para la plantación y acaba con la
recogida de la uva y el transporte hasta la bodega. Para el estudio se considera una vida
útil de vid de 50 años. Las operaciones básicas en viticultura engloban la preparación
del terreno, la plantación del viñedo, la conducción de la viña en espaldera, el laboreo y
mantenimiento del terreno, el riego, fertilización y poda de la vid, la aplicación de
productos fitosanitarios y la recogida y transporte de la uva.
Para la realización de estas actividades se consideran las siguientes entradas:
Gasóleo: 0,086 kilos de gasóleo por cada kilo de uva recolectado. La producción de
cada hectárea ha sido estimada en 2.760 kilogramos de uva. Esta es la media de los
últimos diez años en las Denominaciones de Origen de la zona de estudio.
Alambre y grapas metálicas: 38,6 kilogramos de acero inoxidable por hectárea.
Estacas de roble: de 650 kg/m3 con un 10% de humedad. Se considera una media de
41,4 kilogramos de este material por hectárea cultivada.
Fertilizantes: 400 kilos por hectárea.
Fitosanitarios: 12 litros de fitosanitarios y 4 litros de herbicidas por hectárea.
Alternativamente a los tratamientos anteriores, se realiza un azufrado de las viñas. Tres
o cuatro pases a razón de 40 Kg./Ha por pase. En el estudio se consideran 100 Kg de
azufre por hectárea.
Riego de la vid: La vid es una planta muy resistente a las condiciones de sequía,
soporta niveles de pluviometría anual por debajo de 500 mm (Martínez, A. et al., 2000).
Se considerará un riego de 1.000 m3 en las zonas a estudio. Asimismo como la vid es
típicamente planta de secano, se considera un bombeo de 50 metros entre la diferencia
de altitud y la presión necesaria para riego.
FASE 2: PROCESO DE ELABORACIÓN DEL VINO EN BODEGA.
El proceso de elaboración dentro de la bodega dependerá del tipo de vino que queremos
obtener al final, así, ya sea tinto, blanco o rosado, los procesos serán distintos.
Igualmente sucederá con las calidades; si se busca un crianza no tendrá el mismo
proceso de elaboración que el vino joven. Para la obtención de los datos se ha tomado
una media de producción de vino, tanto en calidad, como en variedad, de manera que el
vino estudiado representa fielmente el producto tipo que se genera en las bodegas. La
energía y los materiales que entran a formar parte de los procesos hasta la crianza,
(excluyendo el embotellado) son:
Dióxido de azufre: 0,013 gramos de SO2 por cada botella de vino producida.
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4. Agua: El consumo medio considerado en los procesos de limpieza es de 3 litros de agua
por botella de vino producida.
Fenoles: 0,014 kilogramos de fenol por cada botella de vino producida.
Energía eléctrica: El consumo total en la bodega (excluyendo el proceso de
embotellado) asciende a 0,1507 kWh por botella de vino producida.
Gasóleo: Se ha detectado un pequeño consumo de combustible, 0,0141 litros/botella.
El proceso de embotellado es uno de los más importantes dentro de la bodega. Incluye
el enjuague y escurrido previo de las botellas, el llenado del vino, la colocación del
tapón, capsula y etiqueta, y el agrupamiento de las botellas mediante encajonadoras,
paletizadoras y encartonadoras. La energía y los materiales que entran a formar parte en
este proceso son:
Vidrio: En la zona de estudio, un 22% de las botellas empleadas es de cristal blanco y
el 78% restante de cristal verde. Por otra parte, en la actualidad las botellas no se
reutilizan, sino que pasan una vez consumido el contenido a formar parte de los residuos
urbanos. Parte de ellas se reciclan por parte de los consumidores que las depositan en
los contenedores para este fin. (Un 50% en España según datos de Ecovidrio). La mayor
parte de las botellas empleadas son de 0,75 litros de capacidad. Estas botellas pesan del
orden de 550 gramos cada una.
Palets de madera para el transporte: 15 gramos de madera/botella.
Cajas de cartón para el transporte: 13 gramos de cartón/botella.
Agua para el proceso de embotellado: para el enjuague de las botellas previo al
llenado: 0,6 litros de agua por botella.
Electricidad para el proceso de embotellado: 0,011 kWh por botella.
FASE 3: TRANSPORTE.
En la zona estudiada, el vino producido se distribuye para su consumo nacional el 68%
del total o para su exportación el 32% restante. En cuanto a las exportaciones, los países
receptores del producto final son fundamentalmente de la UE (Alemania, Francia,
Bélgica, Holanda, Reino Unido, Suiza, etc.) a los cuales el transporte se hace por
carretera principalmente, y de América (EEUU, Canadá y México) donde el transporte
es por barco. (Figura 2).
Figura 2: Exportaciones de vino de Aragón en el año 2006
En el inventario se ha considerado la producción y el consumo del combustible.
Transporte en camión de 16 toneladas: para el transporte de mercancías en el interior
del país. Se ha considerado una media de 500 kilómetros entre la ida y la vuelta y el
camión a media carga.
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5. Transporte en camión de 40 toneladas: para el transporte de mercancías al exterior
fundamentalmente a los países del continente europeo. Se ha considerado un número de
toneladas por kilómetro transportadas de 2,7 y el camión a media carga.
Transporte en barco: para el transporte de mercancías a otros continentes. Se ha
considerado un número de toneladas por kilómetro transportadas de 18 y el barco con
una carga del 65%.
La media del consumo del transporte considerando la distinta ponderación de mercado
interno y externo, es de 0,142 litros de gasóleo por botella.
FASE 4: DISPOSICIÓN FINAL DE LA BOTELLA Y VALORIZACIÓN DE
SUBPRODUCTOS
Actualmente en la zona de estudio se recicla un 50% de los envases de vidrio que se
consumen en el sector de alimentación. Bajo esta cifra se estima que el comportamiento
de los consumidores de botellas de vino reciclan también ese orden de magnitud de
botellas. Para valorar el escenario de disposición final de la botella de vino, es necesario
introducir el transporte de las botellas hasta la planta de reciclaje de vidrio donde se
procederá a su incorporación como materia prima para posterior fabricación de envases
nuevos. Además de esta entrada hay dos salidas, que son el envío al vertedero municipal
del 50% de los envases que no se reciclan y el reaprovechamiento como materia prima
del 50% de envases que sí que se reciclan.
El tratamiento de los materiales en el vertedero municipal se estima como una media de
las prácticas realizadas en países como Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda,
Italia, Luxemburgo, España, Holanda y Reino Unido datadas en diferentes fuentes de
información (Comisión Nacional de Medioambiente de Chile, 2001; Fullana y Puig,
1996; Nejrup y Wesnaes, 2000)
En cuanto a la valorización energética, los principales subproductos obtenidos en el
proceso del proceso completo de producción del vino son: sarmientos en las podas de
los viñedos, raspones en el despalillado de la uva, orujos de los depósitos de encubado o
prensado, heces sedimentadas tras la fermentación, y tartratos precipitados del mosto.
En la poda de la vid se obtienen de 500 a 800 kg de sarmiento por ha cultivada. Estos
sarmientos triturados y mezclados con estiércol pueden compostarse en campo, dando
lugar a un abono orgánico. Por otra parte, el poder calorífico acumulado en estos
sarmientos puede utilizarse en una caldera de biomasa para obtener agua caliente para el
lavado de tanques, para calefacción de las instalaciones o incluso para la generación
eléctrica. Los raspones suponen el 8% en peso de la uva a tratar. Estos raspones pueden,
al igual que los sarmientos, compostarse o aprovecharse energéticamente. Además
pueden ser utilizados como alimento para el ganado. Los orujos y heces, suponen el
15% en peso de la uva entrante. La utilización de estos subproductos como materia
prima en las destilerías soluciona el problema de su eliminación. Los tartratos se
obtienen en el destartarizado de los depósitos. Este producto tiene un valor elevado. Por
ello existen empresas que se dedican a la limpieza de los depósitos de estabilización
quedándose como pago el producto obtenido. Se deben almacenar en un depósito aparte
las aguas procedentes del destartarizado para su posterior venta.
El poder calorífico de los subproductos de la vid es menor que el de los combustibles
convencionales, pero no despreciable, desde las 2900 kcal/kg del raspón, a las 3250
kcal/kg del sarmiento o las 3500 kcal/kg del orujo. Dada la utilidad de estos residuos se
ha detectado un alto reaprovechamiento de los mismos por lo que no se ha analizado el
escenario de disposición final de los mismos.
5
6. EVALUACIÓN DE IMPACTOS DEL CICLO DE VIDA
En este apartado, primero se seleccionan las categorías de impacto a evaluar por el
método Eco-Indicador 99 H/A. Después se realiza la evaluación del Ciclo de Vida del
proceso y el último paso es comparar distintos escenarios para comprobar posibles
alternativas y evaluar cuál tiene más o menos impacto sobre el medioambiente.
CLASIFICACIÓN
En un principio las categorías de impacto son todas las que aparecen en el método
elegido, pero una vez realizado el primer análisis, éstas se reducen, considerando sólo
aquéllas que producen una mayor carga ambiental (más del 1%) para reducir el número
de categorías y que el análisis sea más simplificado. Las categorías finalmente
seleccionadas son: Cancerígenos, Inorgánicos respirados, Cambio Climático,
Ecotoxicidad, Acidificación/Eutrofización, Utilización del suelo y Combustibles fósiles
CARACTERIZACIÓN
De las 507 sustancias iniciales del Inventario Global, el método Eco-Indicador 99 sólo
evalúa 165 sustancias, el resto no se tiene en cuenta en el análisis al no estar definidas
en ninguna categoría de impacto.
En la Figura 3 se han representado los valores porcentuales de la Caracterización donde
puede observarse la influencia de cada etapa en las distintas categorías de impacto.
Figura 3: Caracterización según categorías de impacto
NORMALIZACIÓN Y PONDERACIÓN
El resultado de la ponderación (en milipuntos-mPt) teniendo en cuenta las distintas
categorías de impacto se representa en la Figura 4:
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7. Figura 4: Normalización por categorías de impacto
Puede comprobarse que la categoría de Combustibles Fósiles tiene la mayor puntuación
total. Esto es debido al alto consumo de Combustible para transporte, cultivo
mecanizado y en menor cuantía procesos en bodega. De la Figura 4 las categorías
finalmente seleccionadas por su importancia en la ponderación son: Cancerígenos,
Inorgánicos respirados, Cambio Climático, Ecotoxicidad, Acidificación/Eutrofización,
Utilización del suelo y Combustibles fósiles
INTERPRETACIÓN DE RESULTADOS
La fase de transporte causa el 41% de los impactos sobre todo en las categorías de
Combustibles Fósiles e Inorgánicos Respirados, debido principalmente al consumo
directo de gasóleo como combustible para transporte. La producción conlleva también
un alto impacto, un 27% del total sobre todo debido especialmente al consumo de
Combustibles fósiles e Inorgánicos Respirados por el consumo indirecto de gas natural
y otras fuentes de energía para la producción de electricidad necesaria en los procesos
de bodega como ya se ha visto anteriormente. El cultivo tiene un 32% de los impactos
totales. (Figura 5). La fase de proceso en la bodega es la que menos efectos
medioambientales tiene, siendo el transporte y la distribución del producto terminado
hasta el consumidor la fase más perjudicial.
Figura 5: Puntuación del Ecoindicador99 por fases y categorías de impacto
En la Figura 6 se ve cómo se reparten el impacto medioambiental de los distintos
subsistemas en los que hemos dividido todo el proceso.
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8. Impacto en Bodega Impacto en Cultivo
implantación, laboreo,
6% 1%
27% 14% vendimia y transporte
procesos 27%
fertilizantes y pesticidas
embotellado 20%
climatización agua riego
iluminación
39% otros materiales
66%
Impacto en Transporte
23%
Consumo Nacional
Exportaciones
77%
Figura 6: Impacto medioambiental de los distintos procesos en bodega
ANÁLISIS ENERGÉTICO Y DE EMISIONES A LA ATMÓSFERA.
En la Figura 7 se presenta la distribución del consumo energético en las distintas etapas
del proceso de elaboración del vino suponiendo un bombeo de riego de 50 metros de
diferencia de cotas.
empaquetado bodega
embotellado
2% 12%
18%
cultivo 50 m
transporte 37%
31%
Figura 7: Representación del impacto porcentual de las distintas etapas de elaboración
sobre el consumo de energía
Las operaciones a realizar en el viñedo durante el ciclo agronómico requieren unos
importantes consumos de combustible para la recolección de la uva (cada vez más
mecanizada) y para su transporte a las bodegas. Además el creciente uso de fertilizantes
y productos fitosanitarios aumentan los recursos energéticos y materiales en esta etapa.
La creciente comercialización del vino embotellado sustituyendo paulatinamente a la
comercialización del vino a granel hace que se tenga que transportar junto con el vino
elaborado, las botellas, cajas, palets y embalajes necesarios duplicando el peso de la
expedición final. Por otra parte, la cada vez mayor presencia de las exportaciones en el
sector conlleva un aumento continuo del coste energético del transporte. En la zona
estudiada, las exportaciones han pasado de representar el 2% de la producción en el año
1992 a representar más del 50% en el año 2006 (ICEX, 2007) con un crecimiento
exponencial. Además se ha producido un aumento del transporte interior, pasando de un
consumo local a una mayor representatividad de los productos en todas las regiones.
8
9. En el sector vitivinícola el calentamiento global es causado principalmente por las
emisiones de CO2, de CH4 y de N2O a la atmósfera. El calentamiento global está muy
relacionado con los impactos medioambientales derivados del consumo energético y de
la fermentación de la materia orgánica así como de la nitrogenización del suelo de
cultivo. El importante impacto del embotellado sobre el calentamiento global se debe a
la creciente comercialización de este tipo de vino.
empaquetado bodega
embotellado 2% 12%
23%
cultivo 50 m
22%
transporte
41%
Figura 8: Representación de las emisiones de GEI de las distintas etapas de elaboración
del vino
ESCENARIOS ALTERNATIVOS Y RESULTADO FINAL.
Las fases del proceso donde hay que realizar los mayores esfuerzos, son el cultivo y
recolección, el embotellado, y el transporte hasta el usuario final. Los escenarios
alternativos que se estudian no son únicos, sino que quieren servir de ejemplo para
demostrar que cualquier disminución de consumo de energía y materiales puede hacer
disminuir los efectos perjudiciales que la actividad humana genera sobre el medio. Al
sector se le pueden ocurrir otros o incluso modificaciones de los planteados. Esta es otra
ventaja del ACV, la no existencia de limitaciones para la reingeniería y diseño del
producto. Los escenarios alternativos analizados son:
A. Riego con alta necesidad de Bombeo: En ocasiones es necesario bombeo en
diferencias de cotas de hasta 250 metros. (Martínez, A. et al, 2000). El análisis hasta
ahora se ha hecho para 50 metros. Este escenario duplica el impacto medioambiental de
la fase de cultivo, tan sólo variando el bombeo necesario de agua para riego,
manteniendo todas las demás variables de la fase de cultivo. Es pues un buen indicador
de la alta sensibilidad del riego de la vid en el producto final. El impacto global del
proceso aumentaría en un 26%
B. Cultivo más “ecológico” de la Vid: Con prácticas que no empleen un aporte
extraordinario de agua de riego, ni fertilizantes ni productos fitosanitarios que no sean
de naturaleza orgánica. En este caso se disminuye a la tercera parte el impacto
medioambiental del escenario inicial. Existe el riesgo de obtener menos cantidad de
producto final, pero no de menor calidad, por lo que siguiendo en la línea de apuesta por
la calidad que es la que existe en el mercado vitivinícola, los efectos perjudiciales en la
economía del sector serían mínimos y en todo caso se verían recompensados por la
mejora de imagen y los ahorros obtenidos por la aplicación de dichas alternativas. La
disminución en el impacto global sería de casi un 25%.
C. Empleo de envases aligerados: Una de las soluciones al problema de transporte y el
empleo masivo de vidrio para las botellas es el rediseño de las mismas empleando
envases aligerados, con menos material y la misma resistencia mecánica al estilo de los
esfuerzos realizados en el sector cervecero. Se podría reducir el peso para el transporte y
el empleo de materiales para la fabricación de dichos envases. Se obtendría una
disminución del 50% en la fase de producción del vino, y del 20% en el transporte. El
impacto global respecto a la situación inicial disminuiría un 22%.
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10. D. Producto final sin embotellar: Comercialización del vino sin embotellar,
envasándolo una vez se haya llegado al mercado donde se realice la venta al consumidor
final. Se mejorarían los impactos del transporte en un 33%. A su vez, la fase de
producción en la que está englobado el embotellado mejoraría sus ratios de impacto
medioambiental en un 65%. El impacto global disminuiría en un 31%.
E. Embotellado reutilizando envases: Si se reutilizaran hasta 5 veces las botellas se
disminuye el impacto producido en la fase de producción en un 50%. Los efectos
medioambientales globales mejoran en un 15% respecto de la situación inicial. Se ha
considerado el coste de transporte para cerrar los ciclos en logística inversa.
F. Embotellado con envases reciclados: Si mediante la concienciación de la población
a través de campañas de sensibilización y divulgación consiguiéramos pasar del 50%
actual al 80% de reciclado se mejorarían los impactos globales en un 11%.
Si realizamos las mejoras que se han planteado obtenemos los siguientes resultados en
milipuntos según el Ecoindicador 99 H/A: (Figura 9)
250 227,1
200 180,2
140,7 152,9 160,3
150 137,9 124,3
mPt
100 87
50
0
Inicial B D F
Figura 9: Escenarios alternativos en mpt según Ecoindicador 99 H/A.
Se presentan una situación inicial de partida fruto de la actividad actual y una mejorada,
final, que ha sido el resultado de elegir entre las distintas alternativas ofertadas las dos
más fácilmente realizables (la B y la D).
El escenario final que se ha valorado puede servir como ejemplo para demostrar cómo
se puede obtener de forma práctica una disminución, en este caso del 52%, en los
impactos medioambientales globales en un proceso productivo como es la elaboración
de una botella de vino. Recordemos que se han escogido la actuación B y D.
Analizando el consumo de energía, el reparto por fases en la situación optimizada en la
que se considera un producto final sin embotellar (y por tanto sin empaquetar), y con un
cultivo como se ha definido anteriormente más “ecológico”, los resultados se aprecian
en la Figura 10:
transporte sin bodega
embotellar 27%
39%
cultivo ecologico
34%
Figura 10: Reparto del consumo energético por fases de elaboración en una situación
optimizada
10
11. Si comparamos con la situación de partida desaparecen las fases de embotellado y el
empaquetado y al reducir sus consumos las fases de transporte (menor peso) y cultivo
(menores regadíos), aumentan su peso relativo los procesos en bodega.
Cuantitativamente lo podemos ver en la Figura 11:
Consumo energético (kcal) Emisiones GEI (grCO2eq)
3000 700
600
2500
500
2000
400
Botella actual
1500
Botella optimizada 300
1000
200
500 100
0
0 bodega cultivo transporte embotellado empaquetado
bodega cultivo transporte embotellado empaquetado
Figura 11: Comparativa del consumo energético (kcal/0,75cl) y de emisiones de GEI
(grCO2eq/0,75cl) entre la situación inicial y mejorada.
Es decir, en cada botella ó 0,75 cl se conseguirían ahorros de 3500 kcal y 1 kg de
CO2eq, lo que llevado al territorio nacional con una producción en el año 2007 de 39
millones de hectolitros, resultaría un ahorro energético de 1,8 millones de tep y más de
5 millones de toneladas de CO2eq evitadas. A escala europea, con una producción de
185,5 millones de hectolitros de vino embotellado los ahorros serían de 8,5 Mtep y 24
MtCO2eq.
REFERENCIAS
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