DIABETES
La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles
elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre). Se asocia con una
deficiencia absoluta o relativa de la producción y/o de la acción de la insulina. Con
el tiempo, la diabetes conduce a daños graves en el corazón, vasos sanguíneos,
ojos, riñones y nervios.
Hay tres tipos principales de diabetes. La más común es la diabetes tipo 2,
representa del 85% al 90% de los casos y se manifiesta generalmente en adultos,
cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce suficiente
insulina. Se relaciona con factores de riesgo modificables como la obesidad o el
sobrepeso, la inactividad física, y las dietas con alto contenido calórico de bajo
valor nutricional. La diabetes tipo 1, antes conocida como diabetes juvenil o
diabetes insulinodependiente, es una afección crónica en la que el páncreas
produce poca o ninguna insulina por sí mismo. La diabetes gestacional se
presenta durante el embarazo. Para las personas que viven con diabetes, el
acceso a un tratamiento asequible, incluida la insulina, es fundamental para su
supervivencia.
Intervenciones para la prevención y manejo de la Diabetes
Las estrategias orientadas a la prevención y el tratamiento son cruciales para
cambiar la situación de alta prevalencia de obesidad y diabetes en la Región. El
riesgo de sufrir enfermedades crónicas empieza antes de nacer y continúan hasta
la vejez. En consecuencia, es importante la implementación de estrategias que
aborden el problema a través de todo el ciclo de vida prestando especial atención
a la obesidad y la diabetes en las mujeres en edad de fecundación.
El tamizaje permite la identificación oportuna de esos individuos de alto riesgo o
de las personas que todavía se encuentran en tempranas etapas y en el que el
tratamiento no farmacológico puede ser aún la opción preferida. Los estudios han
demostrado que, aproximadamente, la tercera parte de las personas con diabetes
de tipo 2, presentan complicaciones en el momento del diagnóstico de la
enfermedad.
El objetivo de la OPS/OMS consiste en estimular y apoyar la adopción de medidas
eficaces de vigilancia, prevención y control de la diabetes y sus complicaciones,
especialmente en países de ingresos bajos y medios. Con este fin, la
Organización:
Formula directrices científicas sobre la prevención de las enfermedades no
transmisibles principales, incluida la diabetes.
Elabora normas y criterios sobre el diagnóstico y la atención a la diabetes.
Fomenta la toma de conciencia sobre la epidemia mundial de diabetes, en
particular mediante la conmemoración del Día Mundial de la Diabetes (14
de noviembre).
Realiza tareas de vigilancia de la diabetes y sus factores de riesgo.
El Informe mundial sobre la diabetes de la OMS ofrece una visión general de la
carga de la enfermedad y de las intervenciones disponibles para prevenirla y
tratarla, así como recomendaciones para los gobiernos, las personas, la sociedad
civil y el sector privado.
La labor de la Organización sobre la diabetes se complementa con la Estrategia
Mundial OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud , que se centra
en las medidas poblacionales para fomentar la dieta saludable y la actividad física
periódica, con el fin de reducir así el creciente problema del sobrepeso y la
obesidad a escala mundial.
La importancia de detectar y tratar a las personas con diabetes es bien conocida
por el impacto clínico devastador de la enfermedad. Los datos de que a menudo
existen complicaciones micro y macroangiopáticas antes del diagnóstico de la
enfermedad subrayan la importancia del diagnóstico precoz; del 15% al 20% de
los pacientes tienen retinopatía,7,8 y del 5% al 10% proteinuria.9 A menudo se
detectan estas complicaciones en algún momento de la transición entre la
tolerancia normal a la glucosa y la diabetes tipo 2 florida. Los estudios muestran
que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en pacientes con
diabetes, lo que subraya la importancia del diagnóstico precoz de los casos de
intolerancia hidrocarbonada.
Para mejorar la detección de la enfermedad temprana, se debe animar a los
clínicos a que incorporen una valoración del riesgo a la evaluación clínica de los
pacientes.
El médico o profesional de la salud podría pedir una prueba de glucosa en la
sangre si se tiene síntomas de niveles de glucosa altos (hiperglucemia) o bajos
(hipoglucemia). Algunos de los síntomas de niveles de glucosa en la sangre altos
son: aumento de la sed, orinar con más frecuencia, visión borrosa, cansancio,
heridas que cicatrizan lentamente:
Glucemia en ayunas. Se diagnostica diabetes si el nivel de glucosa en ayunas es
de 126 mg/dl (7.0 mmol/L) o superior en dos exámenes diferentes. Los niveles
entre 100 y 125 mg/dl (5.5 y 7.0 mmol/L) se denominan alteración de la glucosa en
ayunas o prediabetes.
Los factores de riesgo de diabetes tipo 2 que se deben tener en consideración
cuando se está examinando pacientes son:
Antecedentes de glicemia basal alterada o intolerancia hidrocarbonada.
Historia familiar de diabetes.
Obesidad (especialmente central).
Edad mayor de 45 años.
Hipertensión o dislipidemia.
Antecedentes de diabetes gestacional.
Parto de un recién nacido mayor de 4 kg
El diagnóstico precoz y las intervenciones terapéuticas enérgicas son esenciales,
porque aproximadamente el 50% de los pacientes recién diagnosticados de
diabetes ya presentan datos de lesión tisular inducida por la diabetes. Además,
para cuando se desarrolla la hiperglucemia manifiesta, la función secretora de las
células beta está gravemente comprometida, y aunque todavía es posible cierto
grado de mejoría de la función en esta fase gracias a un mejor control glucémico,
es probable que el daño sea en gran parte irreversible. Considerando la etiología y
la patogenia de la diabetes y la naturaleza progresiva de la enfermedad, se están
emprendiendo estudios clínicos para evaluar si una intervención más precoz
evitará el declive progresivo de la función de las células beta y se traducirá en una
respuesta terapéutica más sostenida. El énfasis se centra cada vez más en la
prevención, porque con pruebas relativamente simples se puede identificar a
quienes tienen un riesgo elevado de la enfermedad, y el periodo asintomático
relativamente prolongado que suele preceder al diagnóstico de la diabetes tipo 2 la
hace adecuada para la intervención. Las claves del tratamiento siguen siendo la
nutrición, la actividad física, y el autocontrol de la glucosa en ayunas y
postprandial, pero a menudo son precisas combinaciones de fármacos para lograr
los objetivos de control glucémico en personas con diabetes tipo 2.