2. Deseo reflexionar con vosotras
sobre la riqueza del Amor que Dios
reserva a la humanidad tan
necesitada de descubrirse como
creatura buscada, perdonada,
amada con Misericordia.
3. Dios es el Dios de las sorpresas.
Tenemos muchos signos que nos lo
confirman, entre otros el Jubileo
extraordinario de la Misericordia de
parte del Papa Francisco que tendrá
inicio el 8 de diciembre 2015,
solemnidad de la Inmaculada, y se
terminará el 20 de noviembre 2016,
solemnidad de Cristo Rey del Universo
4. Una ayuda irrenunciable para
prepararnos a acoger y a
compartir entre nosotras, con
los jóvenes y con cada persona
de buena voluntad este
acontecimiento, lo
encontramos en los
contenidos de la Bula
Pontificia Misericordiae Vultus.
Esos harán de fondo a mi
reflexión
5. Os invito a descubrir la profundidad
teológica y pastoral de la Bula y a
hacerla objeto de conversión personal
y comunitaria, de nueva vitalidad
interior, de Misericordia y de perdón,
de alegría evangélica, de servicio
incondicional a quien se encuentra en
situación de malestar y de
sufrimiento.
6. El Jubileo quiere descubrir a la Iglesia, y
por lo tanto a cada una de nosotras, a la
Comunidad de FMA y a las Comunidades
Educativas, la actualidad y la fecundidad
del Evangelio de Jesús.
Explicitaré mis reflexiones presentando a
Jesús como el rostro de la Misericordia del
Padre, evidenciando después nuestra
llamada a anunciar la Misericordia.
8. A los 50 años de la conclusión del
Concilio Vaticano II la Iglesia siente la
necesidad de anunciar el Evangelio de
modo nuevo, sin dejar el pasado. Lo
hace en atención a los necesitados de
la humanidad que esperan no profetas
de desventura, sino personas capaces
de abrir caminos de esperanza, de
justicia y de verdadera fraternidad.
9. A este respecto son siempre actuales las
palabras de San Juan XXIII proclamadas
en la apertura del Concilio: “La Esposa
de Cristo prefiere usar la medicina de la
Misericordia más que la de la severidad”.
Tema considerado después por San Juan
Pablo II que nos regaló la bellísima
Encíclica “Dives in Misericordia”
10. El Papa Francisco con
mucha insistencia,
propone una Iglesia que
encuentre en la
Misericordia la clave de su
misión. La Misericordia es
el corazón de su
Pontificado y se manifiesta
con sencillez evangélica,
con gestos concretos
hacia los más olvidados,
“los descartados” de la
sociedad, los indefensos.
11. Su magisterio nos hace
descubrir las obras de
Misericordia corporales y
espirituales para curar las
antiguas y nuevas heridas
por las cuales la humanidad
sufre hoy.
12. La apertura de la Puerta Santa
expresará simbólicamente el
acceso confiado a la plenitud de
la Misericordia.
13. En Jesús se encarna la Misericordia de
Dios, se hace cercana, alcanzable. Por
esto es indispensable mirarlo a Él para
aprender qué es la Misericordia y
cómo vivirla en nuestra realidad. Con
su Vida y su Palabra Él nos ha revelado
en plenitud el rostro misericordioso
del Padre, que manifiesta su
Omnipotencia en derramar
abundantemente sobre nosotros su
Misericordia. Esa no es debilidad, sino
una cualidad de su Omnipotencia.
14. Dios siempre perdona y cura. Ama
a los pobres, ama con vísceras
maternas como nos recuerda
Isaías: “¿Podrá una madre
olvidarse de su criatura, dejar de
querer al hijo de sus entrañas?
Pero aunque ella se olvide Yo no te
olvidaré”.
15. Dios, en Jesús, ha manifestado
con muchos signos su compasión:
quita el hambre a la
muchedumbre, prueba compasión
con quien lo sigue sin detenerse,
sin reposo y sin alimento. Se
conmueve de frente a cuantos,
sedientos de verdad lo siguen, se
reúnen en torno a Él con el deseo
de escucharlo, de mirarlo a los
ojos para descubrir la belleza de
un Amor compasivo que alcanza a
cada uno en su propia situación
de vida.
16. A la mujer adúltera, condenada por los fariseos, Jesús muestra su sorprendente
Misericordia: no la condena, no la aleja, no le reprocha, sino que le dice: “¿Ninguno
te ha condenado? Vete y de ahora en adelante no peques más”.
17. Esta actitud de Jesús es para nosotras una
llamada siempre nueva. Es una página del
Evangelio que ha sido definida como
“escandalosa” y en realidad también hoy
podemos afirmar que la Misericordia, como
nos enseña Jesús, es “escandalosa” porque
se encuentra a menudo con los juicios
humanos, no siempre iluminados de la
presencia de Dios.
18. También hacia Mateo, Jesús
manifiesta su bondad misericordiosa:
lo mira con ternura y Amor y lo
escoge. Jesús lo ama no porque es ya
bueno, sino que lo hace bueno
porque lo mira con Amor
misericordioso.
19. Pienso en la llamada que todas
nosotras hemos recibido de Jesús. Su
Misericordia es un misterio para
descubrir, sobre todo cuando Él
perdona nuestras infidelidades. En su
paciencia jamás nos dice: “Basta me
he cansado de ti”; nos ha dejado
siempre una posibilidad para
reemprender el camino y ser signo de
Misericordia, de compasión y de
ternura hacia los otros.
20. Reservémonos un momento de
silencio para reflexionar sobre
cuanto Jesús ha obrado y
continúa realizando en nuestra
vida y en nuestras Comunidades;
agradezcámosle porque nos
envuelve en su infinito Amor
rico de compasión.
21. En la Palabra de Dios ¡cuántas parábolas
sorprendentes de Misericordia!.
¿Estamos disponibles para dedicar un
tiempo adecuado con el fin de
extraerlas, releerlas, confrontarnos con
aquella que nos toca más
profundamente?
22. ¿Quizás no es este el camino para
encontrar la verdadera felicidad y
hacerla recaer sobre cuantos,
particularmente jóvenes, que
están en búsqueda para darle un
significado a su existencia, un
motivo para mirar el futuro con
esperanza; una fuerza para
colaborar con una sociedad
respetuosa de la dignidad humana
y promotora de valores en la
óptica del Evangelio?
24. Como Hijas de Dios, llevamos
impresa en nuestra humanidad la
semejanza con Él. La Misericordia
por tanto nos caracteriza
íntimamente. Nuestro
compromiso está en volver a
encontrar la fisonomía más
profunda que hace que nuestro
rostro se asemeje al suyo.
25. La misericordia es el criterio de
credibilidad de todo cristiano y de
nosotras Religiosas en el Pueblo de Dios.
Es la palabra clave para entender el obrar
de Dios. Como el Padre nos ama así
estamos llamadas a Amar acogiendo, con
plena disponibilidad, los sacrificios que tal
Amor requiere, hasta el martirio.
26. El Papa Francisco, en su viaje a Cuba,
nos ha hecho entender que la
Misericordia, más que un esfuerzo,
es una necesidad porque se participa
de la Misericordia misma de Jesús. Él
“ve siempre lo que hay de más
auténtico en la persona que es
precisamente la imagen del Padre”.
El Papa asegura que la Misericordia
genera la misión y el servicio como
sucedió con Mateo que lo
transformó el encuentro con Jesús.
27. La mirada de Jesús nos lleva a
participar “la ternura y la
Misericordia con todos: como
lo hizo con Zaqueo, los
enfermos, los encarcelados,
los ancianos y las familias en
dificultad”.
Estas expresiones han
entrado profundamente en
mi corazón y me han hecho
pensar en nuestros
Fundadores que han realizado
con pasión y espíritu
evangélico, cuanto el Papa
Francisco subraya con
convicción.
28. D. Bosco y M. Mazzarello, han
sabido tejer con habilidad y
armonía misericordiosa ternura-
amorevolezza. ¡Cuánta alegría
he probado metiéndome en esta
realidad! Alegría que deseo
compartir con vosotras para
agradecer juntas al Señor el
Carisma Salesiano, Don siempre
actual para todas las culturas.
29. Nuestros Fundadores han sido
verdaderamente una “palabra”
creíble de Misericordia, han dado
hasta la última fibra de su corazón
a los pequeños, a los últimos, a los
pobres, a los jóvenes necesitados.
El ser pobres, frágiles necesitados
de ayuda era, para ellos, motivo
suficiente para “amarlos más” y
ayudarlos a crecer en dignidad
humana y cristiana como “buenos
cristianos y honestos ciudadanos”
30. El proyecto carismático de D. Bosco es
un proyecto de Amor y de Misericordia
porque no solo educa a los jóvenes,
sino que los educa en la alegría, la
bondad y en la responsabilidad hacia la
vida. Tal proyecto expresa la
Misericordia en su significado
etimológico: miseris-cor-dare, “dar el
corazón a los necesitados” a los jóvenes
pobres y abandonados.
31. Me parece eficaz la imagen de la foto
de D. Bosco rodeado de muchachos,
escuchando sus confesiones. Muchos
esperan el turno para confesarse,
mientras uno de ellos recibe la
absolución del Santo. D. Bosco es el
apóstol de la confesión para los
jóvenes, por tanto el apóstol de la
Misericordia de Dios, del perdón, de
la esperanza.
32. También M. Mazzarello,
desde niña desarrolló una
misión con el signo de la
Misericordia al tener el
cuidado de las
muchachas. Esta misión le
fue confiada a ella y a sus
compañeras desde los
inicios del Instituto por
parte de D. Bosco: ”Haced
el bien que más podáis”
33. El bien urge, la compasión y la
Misericordia tienen carácter de
urgencia, los pobres no pueden
esperar, tienen derecho de
preferencia.
34. M. Mazzarello, tan exigente consigo
misma y atenta a la formación de las
Hermanas, les recomienda centrarse
en lo esencial: en el encuentro con
Jesús. Es Él que nos transforma
interiormente y nos hace semejantes
a su corazón manso y humilde.
35. La carta 26,4 de M. Mazzarello escrita
a las misioneras y que otras veces os
he citado, es casi una declaración de
intentos y puede ser un programa para
nuestras Comunidades: “Revestirnos
de los sentimientos de Cristo,
querernos bien, tener un corazón lleno
de caridad por el prójimo aunque lleve
sufrimiento y sacrificio”.
La Misericordia es inherente a nuestro
Proyecto de vida, es el rostro de
nuestra misión y se fundamenta y
renueva continuamente en la
Eucaristía.
36. Estamos invitadas nuevamente a
ver el rostro de nuestra Comunidad,
preguntándonos: ¿Es un rostro de
Misericordia? ¿De qué modo se
expresa y dónde encuentra su
fuente?. ¿Estamos abiertas a recibir
el perdón de Dios también en la
forma sacramental?. ¿Qué perdón
nos ofrecemos recíprocamente?
(Cfr. C 40 y 41)
37. El Papa Francisco, en la “Misericordiae
Vultus”, hace alusión a la triste posibilidad
de cultivar rencores también al interno de
la Iglesia y en nuestras Comunidades
Religiosas. El perdón de las ofensas es la
condición para recibir el Perdón de Dios.
“Estamos llamados a vivir la Misericordia,
porque primero ha sido usada con
nosotros. El perdón de las ofensas es la
expresión más evidente del Amor
misericordioso y para nosotros cristianos
es un imperativo del cual no podemos
prescindir. ¡Cómo resulta difícil, muchas
veces, el perdonar”!
38. El perdón es el instrumento puesto en
nuestras frágiles manos para encontrar la
serenidad del corazón e irradiarla en
torno a nosotras casi por ósmosis.
Para dar y recibir el perdón, nuestro
corazón debe estar libre de la tentación
de los chismes, del juicio o del
preconcepto, purificado de aquellas
zonas de sombra que se insinúan en
nuestro mundo interior. Solo así
podemos mirar serenamente en los ojos
de nuestras Hermanas, los jóvenes, de las
personas de todas las edades, clase
social y religión.
39. Tengo un sueño que pienso habite en
vuestros corazones: construir unidas,
con la gracia de Dios y la fuerza que
nos viene del Espíritu Santo,
Comunidades ricas de Misericordia,
donde vibra la alegría del perdón y la
búsqueda apasionada de caminos
para educar y vivir con los mismos
sentimientos de Jesús y con el estilo
del Sistema Preventivo.
40. “En la tarde de la vida seremos juzgados
en el Amor”, nos lo recuerda el Papa
Francisco. Seremos juzgados sobre las
obras de Misericordia: nos será
preguntado si hemos ayudado a otros a
salir de la duda que genera miedo y es
fuente de soledad, si hemos sido capaces
de vencer la ignorancia en la cual viven
millones de personas, sobre todo los niños
privados de la ayuda necesaria para ser
rescatados de la pobreza, si hemos sido
cercanos a los que están solos y afligidos
y si hemos confiado al Señor en la oración
a nuestros hermanos. En cada uno de
estos “más pequeños” está presente el
mismo Cristo.
41. En este año de la Misericordia
empeñémonos en las Comunidades
Educativas a tener siempre abiertas
las puertas del corazón, sea para un
simple saludo acompañado de una
sonrisa. Cultivemos un corazón
grande para perdonar, abierto para
hospedar en el propio interior a
quien toca a la puerta de nuestra
“Casa”. Una “Casa” no debe
presentarse como una fortaleza
sino como un puente sobre el cual
los otros puedan pasar con
seguridad sintiéndose acogidos con
Amor.
43. La Misericordia es el corazón
palpitante del Evangelio y de la
Iglesia. El Papa Francisco nos invita a
vivirlo como una verdadera
peregrinación de la Misericordia
expresado con los verbos del
Evangelio: no juzgar, no condenar,
perdonar, dar. Aquí hay un camino
concreto que nos permite descubrir
las Obras de Misericordia para curar
las heridas que sufre la sociedad
actual.
44. A este respecto es significativo el Mensaje del Papa a los jóvenes del mundo
para la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia: “Bienaventurados los
misericordiosos porque ellos alcanzarán Misericordia”. Un mensaje que abre
los corazones para vivir lo extraordinario de “ser instrumentos de la
Misericordia de Dios” porque, continúa diciendo el Papa: “Se es más feliz en
dar que en recibir”.
45. Sabemos que Dios nos ha amado
primero. Seremos verdaderamente
bienaventurados, felices, solamente
si entramos en la lógica divina del
Don, del Amor gratuito, si
descubrimos que Dios nos ha amado
infinitamente para hacernos capaces
de Amar como Él, sin medida.
46. Con la fuerza de quien cree en los
jóvenes, el Papa Francisco lanza
una propuesta valerosa, un
desafío que ciertamente los
jóvenes no dejarán caer: “A
vosotros jóvenes, que sois muy
concretos, quisiera proponeros
para los primeros siete meses del
2016, escoger una Obra de
Misericordia Espiritual y una
Corporal para poner en práctica
cada mes”.
47. Esta propuesta no nos deja
indiferentes. Según nuestras
posibilidades, queremos realizar
con los jóvenes una
peregrinación de Misericordia, a
partir de nuestro corazón que
tiene necesidad de ser
evangelizado con la buena
noticia de la Misericordia y del
perdón. ¿Cómo ponerme en
camino?... No le tengamos miedo
sino a un corazón cerrado, frío e
indiferente.
Peregrinación
2016
48. Don Bosco ha iniciado su
misión teniendo compasión
por los jóvenes, que llenaban
las cárceles de Turín porque
estaban solos y
abandonados. Había
entendido que solo una
Misericordia preventiva podía
salvarlos de situaciones de
peligro, restituyéndoles la
dignidad y el futuro.
49. En este recorrido podremos concluir
simbólicamente con la peregrinación
a un santuario como nos ha invitado
el Papa Francisco.. Miremos a María,
Maestra de Misericordia, Ella que ha
acogido y escuchado la Palabra en su
corazón, que ha comunicado la Vida
que crecía en su seno, que ha estado
atenta a los Esposos en Caná por la
falta del vino; nos ayude a ser signos
creíbles de la Misericordia y como
Comunidades Educativas nos enseñe
a hacer gestos coherentes que la
expresen.
50. A María confiamos el camino de
unidad y comunión de las familias
para que se construyan como
lugares donde se aprende a
comunicar, a descubrir la belleza
de las relaciones entre hombre y
mujer y entre padres e hijos, a
superar con el Amor y el perdón,
ofrecido y recibido eventuales
conflictos, hasta llegar a ser
testigos de Misericordia.
51. Estoy segura que sabremos encontrar
caminos eficaces para un nuevo
despertar misionero y vocacional con el
signo de la Misericordia. Ser peregrinas
de la Misericordia, sentirnos
Comunidad en camino, sea para cada
una de nosotras motivo de alegría y de
esperanza.
52. Os hago los mejores augurios
para la solemnidad de la
Inmaculada y para Navidad. María
de Nazaret nos ayude en el
compromiso de educarnos y
educar a una cultura de paz y
reconciliación, de la cual el mundo
de hoy tiene gran necesidad.