1. LECTURAS PARA SEGUNDO DE
PRIMARIA
SEMANA DEL 18 AL 22 DE ENERO 2016
17/01/2016
EQUIPO DE BIBLIOTECA
Esta semana dedicaremos las lecturas de trovas y otros textos .
Sugerimos como actividades:
1º Comprensión lectora.
2º Ilustrar cuentos.
La trova es un tipo de canción que surgió en la Edad Media, pero que se ha mantenido hasta nuestra época.
Con una larga tradición en España, llegó hasta América Latina para quedarse.
2. LECTURAS PARA EL LUNES.
La Reina Batata
Estaba la Reina Batata
sentada en un plato de plata,
el cocinero la miró
y la reina se abatató.
La reina temblaba de miedo,
el cocinero con el dedo,
que no que sí, que sí que no…
de malhumor la amenazó.
Pensaba la Reina Batata:
“Ahora me pincha y me mata”
y el cocinero murmuró:
“Con ésta sí me quedo yo”.
La reina vio por el rabillo
que estaba afilando el cuchillo
y tanto tanto se asustó
que rodó al suelo y se escondió.
Entonces llegó de la plaza
la nena menor de la casa,
cuando buscaba su yoyó
en un rincón la descubrió.
La nena en un trono de lata
la puso a la Reina Batata
colita verde le brotó…
(a la Reina Batata, a la nena, no)
Y esta canción se terminó.
Estrella azul
Si en la nocturnal quietud
ves brillar la estrella azul
todo lo que pidas
se realizará.
Si es muy grande tu ilusión
pídela de corazón
y la estrella te sabrá
así escuchar.
Al seguir
tu sino volverán
las horas que hablarán
de tiempos idos.
En un rayo de ilusión
viene a ti la estrella azul
lo que pidas al soñar
lo hará su luz.
Cinco lobitos (nana)
Cinco lobitos tuvo la loba
cinco lobitos detrás de la escoba
Cinco que tuvo cinco criaba
y a todos los cinco la leche les daba.
Cinco lobitos tiene la loba
cinco lobitos detrás de una escoba.
Cinco lobitos tiene la loba
juegan y se esconden detrás de su cola.
3. LECTURAS PARA EL MARTES.
EDUCATIVOS, MORALEJAS, REALISTAS
Carolina de paseo por la ciudad
La ciudad estaba llena de gente a causa de los festejos del Bicentenario de la Independencia,
era un día muy especial. En las principales plazas del centro se habían armado escenarios
enormes con parlantes y reflectores multicolores. Al caer la noche comenzaría la fiesta, que
cubría todos los gustos, había música para todas las edades, danza, teatro, malabares, nada
faltaba para que todos los habitantes pudiesen divertirse.
Desde temprano, los vendedores ambulantes llegaron con sus puestos para encontrar el
mejor lugar junto a los escenarios. Nadie quería perderse del gran evento, mucha gente
visitaría la fiesta y se vendería mucha mercadería.
Carolina vivía en un edificio ubicado en la plaza principal, de modo que viviría todo el
evento muy de cerca, tal vez demasiado. Se esperaba que cerca de treinta mil personas
asistieran al escenario ubicado frente a su casa. Una verdadera invasión. Las autoridades
ya habían advertido a los vecinos que realizaran sus compras temprano y retornaran a su
hogar antes de las cinco de la tarde, pues no podían garantizar que las entradas estuvieran
despejadas después de esa hora.
Los vecinos habían obedecido las instrucciones rápidamente, la mayoría retornó a su hogar
antes de las tres, para asegurarse de llegar cómodamente. Los papás de Carolina también
habían tomado sus precauciones y dieron instrucciones a la niña de que llevara a Fido, su
perro, a pasear antes de esa hora. Pero bueno, después de todo, ella apenas tenía doce años,
podía olvidarse. Cuando dieron las cinco menos cinco, la mamá de Carolina preguntó a su
hija, sólo para asegurarse, si había sacado a Fido. Carolina pegó un salto y salió corriendo,
mientras la mamá quedaba petrificada sin entender nada.
Como no podía ser de otra forma, la niña había olvidado sacar al perro y decidió
compensar su error de inmediato. Bajaron corriendo por las escaleras para no aguardar el
ascensor y llegaron a la calle, jadeantes. ¡Cuánta gente había! Avanzaron muy lentamente,
pidiendo permiso a los transeúntes que se desplazaban por las veredas, calles y todo
espacio de suelo disponible.
La pequeña no había imaginado cuánta gente llegaría hasta la fiesta, le daba un poco
de miedo la multitud, pero siguió hasta el primer árbol libre que encontró.
Fido parecía una estatua. No se atrevía a moverse ni a hacer sus necesidades, por miedo a
que la multitud lo aplastara. Estaba temblando y llorando muy bajito, como si temiera
ofender a alguien. Carolina lo cargó en brazos y se internó entre la gente para buscar un
sitio donde depositar a Fido.
4. Caminó como tres cuadras antes de que la calle se liberara lo suficiente para que Fido se
animara a usar un árbol. El perro agradecido, realizó sus trámites lo más rápido que pudo y
se volvió a poner en posición para que lo alzaran.
Emprendieron el camino de regreso al hogar, pero el retorno era más difícil que la llegada,
parecía que la gente se había duplicado desde su salida. Carolina comenzó a esquivar
personas tan diestramente como pudo, pero llegó un punto en que no pudo avanzar más sin
desplazar a las personas de su lugar. Entonces sujetó firmemente a Fido y avanzó sin
miramientos, pechando a quien le obstruyera el paso.
Pero cuando estaban a poco más de una cuadra, la multitud se volvió impenetrable y ya no
pudieron avanzar. Fido lloraba con un llanto agudo, casi un aullido de muerte y Carolina
hacía fuerza para no sumarse al llanto. No fue mucho lo que pudo contenerse antes de
largar el llanto desesperada.
La situación estaba complicada, miles de personas estaban apiñadas en la plaza
obstruyendo el acceso al edificio donde vivía Carolina y la niña debía retornar a su hogar.
Fue tanto lo que lloró, que un policía se acercó a preguntarle cuál era su problema. Cuando
la niña le explicó, el policía sacó un silbato de su bolsillo y comenzó a hacerlo sonar tan
alto que concitó la atención de las personas que allí estaban y entre todos formaron un
corredor para que Carolina llegase a su puerta.
La niña les agradeció a todos con su carita adorable y subió rápidamente hasta su
apartamento, donde la aguardaba una reprimenda fenomenal por el olvido y por no avisar
que salía en un momento inapropiado.
Autora: Andrea Sorchantes.
5. LECTURAS PARA EL miércoles.
El castillo del buen señor
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Era el castillo de un señor feudal muy poderoso, pero que a diferencia de sus
iguales, tenía un corazón muy bueno y generoso. Este señor siempre se había
ocupado de sus vasallos y siervos con mucho esmero y cariño, cuidando de que
nada les faltara. A cambio, sus servidores habían trabajado con esmero y
devoción, convirtiéndolo en el señor feudal más próspero de todo el reino. Incluso
se rumoreaba que era más rico que el propio rey.
Eliseo, como se llamaba el señor, había perdido a su único hijo en batalla y desde
entonces estaba muy solo, por lo que dedicaba todo su tiempo a cuidar de su
feudo.
Un día lluvioso, una caravana de gitanos acróbatas llegó a la comarca para
establecer su campamento durante unos días y ofrecer su espectáculo a los
villanos. En poco rato desempacaron sus cacharpas y estuvieron listos para sus
ensayos. Una comitiva se encargó de recorrer el castillo y los alrededores,
anunciando las funciones a los aldeanos que miraban asombrados a aquellos
excéntricos personajes.
Eliseo se distrajo de sus tareas habituales para observar a los emisarios, era un
grupo muy diferente de los pobladores del feudo, pero lo que más le llamó la
atención fue una niña que no encajaba con sus parientes. Era muy pálida, con
una cabellera suelta y larga que le caía por los hombros. Era tan bonita que
despertaba su ternura. Decidió entonces que asistiría a la función.
Llovía como nunca a la hora de la función, pero eran tan pocas las oportunidades
de ver un entretenimiento por aquellos lares, que la carpa estaba rebosante y
habían tenido que rechazar espectadores, quienes deberían aguardar al día
siguiente para disfrutar del espectáculo. Pero no podían negarle un sitio
6. preferencial al señor feudal, de modo que Eliseo se quedó con el mejor asiento
disponible.
La función comenzó y produjo el asombro de todos los presentes, incluido el
señor feudal, que de boca abierta observaba las cabriolas de los equilibristas y se
reía hasta las lágrimas con las trastadas de los bufones. Todo iba de maravilla, la
llegada de los gitanos había producido un recreo saludable en aquellas gentes de
vida sacrificada.
Pero siempre, algo sale mal. Una de las antorchas que alumbraban el lugar, salió
de control debido al intenso viento que se colaba por los huecos de la carpa y
comenzó el fuego, que rápidamente se extendió por todas partes. Los
espectadores y actores, corrían aterrorizados sin tener mucha noción de lo que
hacían. Se pechaban y caían unos sobre otros, entorpeciendo la huída de todos y
la propia. Era un espectáculo terrible. Padres que abandonaban a sus hijos a las
llamas por salvarse a sí mismos, hermanos que se incendiaban para salvar a sus
hermanos más pequeños. Un suceso digno del infierno.
Nuestro señor feudal alcanzó a salir de su asiento justo antes de que el poste
principal que sostenía la tienda cayera sobre su asiento. Mientras huía, pudo ver
a la pequeña que había llamado su atención por la tarde, acurrucada bajo una
mesa. Se acercó a ella y la tomó de la mano para conducirla hacia el exterior,
apenas antes de que todo quedara envuelto por las llamas.
Cuando lograron sofocar el incendio y se realizó el recuento de víctimas, muchos
de los gitanos habían perecido bajo la carpa, incluidos los padres de la pequeña
extraña. Los que sobrevivieron se encontraban algunos malheridos, otros ilesos,
pero todos necesitaban atención.
Eliseo alojó a los gitanos y demás heridos en el castillo y les brindó la atención
necesaria para que se repusieran, también ofreció alojamiento y trabajo a quienes
hubiesen resultado heridos y no pudiesen continuar con la caravana.
Entre los gitanos que se quedaron en el castillo estaba la pequeña Sofía, que así
se llamaba la niña que había conmovido al señor feudal. Como después vino a
saber el señor, la pequeña había sido adoptada por sus padres gitanos, cuando la
encontraron abandonada en la puerta de una iglesia en la ciudad de San
Petersburgo y por eso su apariencia. Eliseo decidió adoptarla como su hija y
heredera, ya que no tenía otro descendiente en el mundo y tratarla como si fuese
una hija de verdad.
Desde ese momento, le enseñó todo lo que debía saber para llevar a delante su
feudo y comportarse como una dama de la nobleza, aunque debido a sus dotes
acrobáticas, también recibió instrucción en combate, para que cuando el feudo
pasara a sus manos, pudiese tomar el poder con todas las garantías.
Muchos años más tarde, cuando ya era una dama, casada y con hijos jóvenes, su
padrastro falleció y dejó el castillo y el feudo a su cuidado, y tanto ella como su
descendencia, rindieron honores a la tarea de aquel generoso señor, que había
7. llevado la prosperidad a la comarca y que jamás fue olvidado, como tampoco sus
nobles acciones. Autora: Andrea Sorchantes.
LECTURAS PARA EL JUEVES.
Un murciélago muy especial
Escrito por : isabel
25 enero 2012
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Los murciélagos son unos mamíferos muy raros y simpáticos,
parecen como ratoncitos voladores. Y aunque mucha gente les
tiene miedo, casi todos se alimentan de insectos o de frutas. Esos a los
que la gente les tiene miedo, son los murciélagos vampiros y se
alimentan de sangre de animales, no de personas. Pero nuestro
murciélago era de los insectívoros, que son la mayoría de las
variedades de murciélagos.
Se llamaba Widget, porque era hembra. La habíamos encontrado
tirada bajo un ombú en el campo de mi tío Tomás. Al principio
creímos que era un ratón, pero cuando abrió las alas, nos dimos
cuenta de que era un murciélago y nos dio lástima verla ahí tiradita
tratando de esconderse del sol, porque son criaturas de hábitos
nocturnos.
8. La cuestión es que la recogimos y la llevamos para la casa de mi tío,
que estaba como a un kilómetro y medio el ombú. Claro que en ese
momento no sabíamos que era hembra, ni que era insectívora, ni
nada de nada. En realidad, no sabíamos nada sobre murciélagos y
nos creíamos que era un vampiro. Se nos había ocurrido la brillante
idea, de alimentarla por turnos y la dejaríamos beber nuestra sangre,
como en las películas del conde Drácula.
Lo que no les dije es que en aquella época, mi hermano y yo, teníamos
siete y ocho años, mucha buena voluntad y una imaginación
desmedida. Pero apenas entramos en la cocina de la tía Clotilde, nos
sacó corriendo con el crucifijo empuñado y rezando en voz alta. Es
que nuestra tía era más ignorante que nosotros, la pobre. Ella se creía
que todos los murciélagos eran vampiros y que eran hijos de Satanás.
Pero el tío no creía en esas cosas, el era un hombre muy extraño, la
gente de la zona le tenía miedo y en la familia decían que estaba loco
como una cabra. Pero a mi hermano Enrique y a mí, nos encantaba
pasar todo lo que podíamos de nuestras vacaciones en su estancia.
Tomás era un hombre alto, muy rubio y de piel blanquísima, que
protegía escrupulosamente con un sombrero de alas enormes, camisas
de manga larga y guantes de algodón blancos. Tía Clotilde decía que
tenía la piel muy delicada y que no debía exponerse al sol. Algunas
veces, cuando el sol apretaba de veras, salía con una sombrilla negra
que había traído de Italia y los peones se mataban de la risa al verlo
pasar. Pero a él no le importaba en absoluto y se reía con ellos.
Como les dije, mi tío Tomás era muy raro. Él era medio hermano de
mi papá, hijo del segundo matrimonio de mi abuela, que se casó con
un naturalista alemán que había venido al país a estudiar a los
gliptodontes, esos que en el campo conocen como tatú carreta y que
estaba seguro que todavía podían encontrarse en alguna parte. Pero
no quiero hablar de eso ahora.
Widget, era chiquita como un ratoncito bebé y temblaba como una
hojita al viento, debía ser por el golpe o por el sol, en realidad no
sabíamos, pero le preguntamos a Tomás y él nos dio una clase de
biología que nos dejó las orejas como morrones, pero que nos sirvió
9. para saber qué teníamos que hacer para cuidar de ella. Mientras nos
explicaba, tomó una red para cazar mariposas que tenía y atrapó
algunas moscas y mosquitos, que metió en un frasco grande, donde
puso después a Widget para que comiera. Fue la primera vez que vi
cómo se alimenta un murciélago, fue hermoso.
Es que el tío Tomás, también era naturalista, más precisamente, un
biólogo. Él era profesor de una universidad en Alemania y trabajaba
sólo seis meses por año allá, los otros seis meses, los pasaba en la
estancia investigando. Era en esa época que nosotros lo visitábamos
y la verdad, nunca supimos por qué, se casó con tía Clotilde, pero los
dos parecían entenderse muy bien.
Nuestra murciélaga se adaptó muy bien al cautiverio, pero teníamos
nuestras dudas de llevarla para casa. De modo que el tío Tomás habló
con papá y le ofreció que se la lleváramos de vuelta si no podíamos
cuidarla como es debido. No es tarea fácil encargarse de una cría de
murciélago, pero aceptamos el desafío. Nos volvimos a la capital con
Widget en una jaulita especial que el tío le había confeccionado, una
buena dosis de insectos vivos y muchas ganas de presumir con
nuestros amigos sobre nuestra mascota.
Todo fue de maravilla durante el primer mes, pero después, tal como
nos lo había advertido el tío Tomás, Widget cambió sus conductas.
Empezó a comer mucho y no dábamos abasto para conseguirle
insectos. El tiempo estaba más fresco y nuestra murciélaga se
preparaba para hibernar. Ya nos lo había advertido Tomás, es el
momento crítico. Una mañana fría de abril, nos despertamos y la
vimos tiradita en el piso de la jaula, estaba como muerta, pero no
tenía rigor mortis, la rigidez de todos los seres vivos cuando están
muertos de verdad. Mamá llamó al tío, una llamada que le costó una
fortuna, porque ya estaba en su universidad y él le explicó lo que
debíamos hacer y cómo vigilar que estuviera bien.
Pasaron tres días y Widget seguía inmóvil, como debía ser, pero al
cuarto se despertó y anduvo chillando y revoloteando todo el día. Fue
allí que mamá supo que algo no estaba bien. Llamó entonces a tía
Clotilde y después de un rato vino a la cocina donde tomábamos la
leche y nos dijo que iban a venir a buscar a Widget para llevarla a la
10. estancia. Nos pusimos muy tristes, en realidad la queríamos mucho.
Ella se nos prendía de la remera sobre el pecho y parecíamos Batman,
todos los amigos del barrio se morían por que les mostráramos cómo
la manejábamos. Enrique se montaba en su bicicleta y salía como el
rayo con Widget prendida de su pecho y haciendo un chillido suavecito
que los dejaba con la boca abierta. Era muy divertido pensar que
éramos especiales por tenerla, pero se tenía que ir, era por su bien. De
todas formas la veríamos en el verano.
Widget se fue y pasó mucho tiempo antes de que la volviésemos a ver,
porque el tío había acondicionado una pequeña gruta que había atrás
de la casa para ella y otros murciélagos se refugiaron allí y se
hicieron amigos. Nos pareció que no íbamos a saber que era ella, pero
el tío le había puesto un anillo especial para reconocerla y todavía lo
llevaba cuando dos años más tarde la encontramos prendida de los
tirantes del techo del galpón. Ella pareció reconocernos y cuando se
acercó, vimos que llevaba una cría prendida del pecho, igual que como
se nos prendía de las remeras a nosotros. Era increíble. La vimos
todos los días durante ese verano que nos quedamos toda la familia
en la estancia del tío. Y los años siguientes la vimos un poco menos,
pero seguía en la cueva y teníamos noticias de ella por los peones, el
tío Tomás y hasta la tía Clotilde, que llegó a quererla como si fuera su
mascota.
Es increíble cómo nos marcan esas experiencias de la niñez. Ese
simple encuentro marcó mi futuro y el de mi hermano. Enrique se
hizo veterinario y yo biólogo como mi tío, pero especializado en los
quirópteros, que son los murciélagos. Soy catedrático en la
Universidad de San Pablo y profesor consultante en la Universidad
Erlangen-Nüremberg, la misma donde dieron clases el tío Tomás y el
tío Heinrich, su padre. Y todo gracias a Widget.
Autora: Andrea Sorchantes
11. LECTURAS PARA EL VIERNES.
POESÍAS
Poema: La vaca Catalina
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Este precioso poema, está escrito en cuartetas con rima impar. El tema son los
sueños de grandeza de una vaquita coqueta que desea ser reina de belleza.
Disfruta de este precioso poema que homenajea a uno de los animalesmás
nobles que conocemos, la vaca.
La vaca Catalina
La vaca Catalina
me dio la primicia
y yo les aseguro
que será noticia.
Va a concursar en
un certamen de belleza
para ser “La Vaca 10”
del rabo a la cabeza.
Todas las mañanas
hace mucha gimnasia
para poder desfilar
con soltura y elegancia.
Se la pasa todo el día
mirándose al espejo
12. y tratando de lustrar las
manchitas del pescuezo.
Para estar bien en línea
come y come sin parar.
Mientras más gordita
será más fácil ganar.
En el charco de la noche
toma sus baños de luna
con sales de sombras
y estrellas de espuma.
Cada uno de sus días
es un vivo alboroto.
Vive haciendo poses
se ejercita para las fotos.
Ella está convencida
de llegar a la final,
ser tapa en las revistas
y la envidia en la Rural.
Autora: Vilma Novick Freyre