1ra Sesión del Taller de formacion para Adolescentes Hecho por Rene Avila para CODENPA

2. Objetivo: Concientizar a los coordinadores de grupos de adolescentes de la necesidad e importancia de una Formación Integral (humano-espiritual), para un mejor desempeño al interior de sus comunidades.

3. El evangelista Juan nos presenta el modelo por excelencia de encuentro: < “¿Qué buscan?” Le contestaron: “ Maestro, ¿donde vives?” (Jn 1,38) > A esa pregunta siguió la invitación a vivir a una experiencia profunda: < Jesús les dijo: “Vengan y lo verán” (Jn 1,39) > Este encuentro cambio la vida de estos discípulos y de este momento adelante se convirtieron en discípulos de Jesús.

4. Debe vivir primero en forma personal ese llamado. La experiencia fundamental de todo coordinador (animador) es reconocer el Amor que Dios le tiene y sentirse verdaderamente convocado de manera personal a anunciar a Jesucristo. El animador (joven o adulto) debe asumir el servicio de motivar, integrar y ayudar a crecer a los adolescentes en el seguimiento de Xto. El animador no se limita a poner en práctica un conjunto de técnicas, sino que implica COMPARTIR LA VIDA MISMA para que se crezca mutuamente en comunidad.

5. La Iglesia envía a las comunidades al animador asistido por el E.S. Esto exige que no solo conozca la realidad de los adolescentes sino que procure identificarse con ella hasta lograr un profundo sentido de pertenencia que le permita iluminarla desde el Evangelio . El animador comprende que su tarea no solo es con los de su grupo, ha sido a evangelizar A TODOS LOS ADOLESCENTES más allá de la comunidad. Es necesario volver la mirada a los chavos en situaciones de riesgo, que sufren el abandono de sus familias, violencia física y psicológica, víctimas del consumo, del alcohol, la droga, prostitución, proyecto vida.

6. Exige nuevas estrategias, renovadoras y audaces. Sera necesario comenzar por mirar la realidad de ellos, conocer sus Ambientes, interiorizarse acerca de su cultura y convivir con ellos Abriendo el Corazón, a fin de hacer llegar al mayor número posible la Palabra salvadora de Xto..

7. El coordinador es una persona de FE, que aspira a la santidad, que vive lo que predica y que es consciente de su condición de discípulo. Es un enamorado del Evangelio . Teniendo actitud de escucha, reflexión personal, a través de la oración recibir consuelo y fortaleza por el E.S. Implica adhesión a su Iglesia, como miembro de una parroquia y de la Diócesis. A través de la Palabra y los Sacramentos brindará un mejor TESTIMONIO DE VIDA.

8. La espiritualidad del coordinador debe ser basada en un ESPÍRITU DE CONVERSIÓN en actitud de “volver a la casa del Padre”. Superando limitaciones, debilidades, tentaciones, fracasos, sentimientos de desaliento y frustración. La perspectiva del coordinador debe ser la ESPERANZA. De renovar su corazón y la de sus chicos. < “Todo lo puedo en aquel que me conforta” > (Filp. 4,13)

9. El coordinador es una persona de que ya ha vivido un proceso de Maduración y que, por lo tanto, está en condiciones de orientar a otros en su camino de crecimiento. Esto le permite constituirse en modelo de referencia para los adolescentes y poder ayudar en sus proyectos de vida. Implica adhesión a su Iglesia, como miembro de una parroquia y de la Diócesis. A través de la Palabra y los Sacramentos brindará un mejor TESTIMONIO DE VIDA.

11. Apertura y disposición para el diálogo con los chavos. Valorar lo positivo y negativo de sus vidas y situaciones. Mirada atenta y de conjunto sobre la realidad. Responsabilidad en el desempeño de su misión. Posición definida frente a problemas y dificultades. Paciencia, a fin de saber esperar los tiempos de cada chico. Humildad, Pasión por la Verdad, disponibilidad y servicio.

12. Disponibilidad y servicio. Creatividad. Actitudes de cordial acogida. Disposición para el trabajo en equipo. Conciencia del desafío que implica el crecimiento y formación permanentes.

13. El coordinador (animador) es, entonces, aquel que reconoce en todo adolescente la necesidad de ser evangelizado, y sale a buscarlo para hacerle conocer y valorar el sentido profundo de su vida, como hijo de Dios.