1. Aún tenía en los labios el sabor de la copa. Y el aliento llevaba el olor a pan fresco. Aún se oía la voz de la llamada a la amistad y tus manos estaban aún mojadas del agua del caldero.
2. Aún sentías el calor del amigo que se acercaba Descansando su dolor y pena sobre tu pecho.
3. Era la noche de la traición. Era la noche, tu noche. Oscura, sin luna, sin estrellas. Noche en tu huerto. Era la noche de sentirte solo y angustiado. Sólo ante Dios y el hombre, como si fuera un reto.
4. Era la noche de quedarte lejos, sin los tuyos, orando al Padre, sin perderlos de vista a ellos. Era la noche, Señor del alba, Señor del hombre, donde tu rostro humano sintió la frialdad del suelo.
5. Era la noche. La noche del pan partido y la copa pasada De mano en mano, de boca en boca, en signo de un recuerdo.
6. Yo creo en ti, varón de dolores, hombre entre los hombres luchando con la muerte, porque Tú eres vida y sendero para entregarla a los hombres que caminan solitarios, sin saber por qué, ni para qué, ni a dónde. Solos sin remedio.
7. Yo creo en Ti, sudando sangre y muerto de tristeza, temblando el corazón y lleno de dolor y miedo.
8. Yo creo en Ti, abierto tu corazón al Padre, hecho grito, pidiendo que el imposible se haga posible, se haga cierto. Yo creo en tu corazón abierto a la voluntad del Padre, porque en tu vida, su plan sobre Ti es tu proyecto.
9. Señor Jesús, quiero hacer silencio ante tu llanto y grito. Quiero hacer silencio ante el cansancio de tu silencio.. Quiero acercarme a ti y palpar tu cuerpo dolorido. Quiero ponerme a tu lado y hacer oración en tu misterio.
10. Quiero decir contigo: Si es posible, Padre, que pase este trago, que sabe a hiel y es duro y seco. Quiero decir contigo: Padre que se haga tu voluntad y no la mía.