SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 182
Descargar para leer sin conexión
Equipo promotor de educación
para la paz de la Parroquia de San Antonio de Padua,
Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua
Coordinación: Pbro. Camilo Daniel Pérez
Motivaciones para la paz y Talleres de educación para la paz
conforma@prodigy.net.mx
Sra. Lic. Hilda De la Vega Cobos (Sicóloga)
Sra. Lic. Graciela Ramos Carrasco (Terapeuta)
Srta. Lucero Espíndola De la Vega (Pasante en Ciencias Políticas)
Dr. Víctor Manuel Quintana Silveyra (Sociólogo y Comunicador)
Pbro. Camilo Daniel Pérez (Párroco, Biblista y derechohumanista)
Equipo Promotor de la educación para la paz
Pbro. Camilo Daniel Pérez
Coordinador y Editor responsable
Diseño y formación
LDG Dora Orozco
Ilustraciones
Parroquia de San Antonio de Padua
(Catedral)
Ciudad Cuauhtémoc, CHIH.
Oficina: (625) 582.1197 Cel: (625) 589.1471
Cultivar la flor de la paz en situaciones de violencia
(Motivaciones para la paz y Talleres de educación para la paz)
Agradecimientos para el aparAgradecimientos para el aparAgradecimientos para el aparAgradecimientos para el aparAgradecimientos para el apartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitar...............
Gracias a Benji Smith Pérez por asesoría técnica y fotos digitales; a Benji y Lucas
Smith Pérez, Karen Woehler y Maribel Pérez por aparecer en las fotos de Guatemala.
Gracias a los modelos, Barbara, Wilander, Imelda, José, Cristian, y Miryan de Sud
Africa, Honduras y Tejas por aparecer en otras fotos. www.capacitar.org © 2005
Prólogo
PRIMERA PARTE: UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
I. Presentación de la Exhortación Pastoral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
II. Hacia una espiritualidad para la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
III. Hacia un desarme cultural de la violencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
IV. Justicia restaurativa y justicia transformadora, constructoras de la paz
V. Des-velar la violencia institucionalizada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1) Casos Ayotzinapa y Tlatlaya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2) Políticas públicas, generadoras de violencia en las familias . . . . . . .
VI. El "calentamiento social" y la "desinstitucionalización" . . . . . . . . . . .
VII. La Parroquia como espacio y signo de reconciliación . . . . . . . . . . . .
VIII. Las víctimas de la violencia y su atención . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Anexo: Herramientas que nos pueden ayudar en casos de emergencia
SEGUNDA PARTE: TALLERES DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ
Introducción al método del ver, pensar y actuar . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1.- Raíces sociales de las violencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2.- Diferentes concepciones de paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3.- La paz y la no-violencia activa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
4.- La tolerancia, umbral de la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5.- La violencia ¿Es natural o aprendida? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6.- La violencia de género y cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7.- La paz y el miedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
8.- Perdón y reconciliación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
9.- El perdón y la reconciliación, camino de liberación . . . . . . . . . . . . . .
10.- Perdón y reconciliación a nivel social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11.- Nosotros como constructores de comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . .
12.- "La reserva moral", un instrumento valioso para recuperar la paz
13.- La autoestima para la paz personal y comunitaria . . . . . . . . . . . . .
14.- ¿Por qué quiero mi vida? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
15.- La defensa de los derechos humanos al servicio de la paz . . . . . . .
16.- La paz social se construye con participación ciudadana . . . . . . . . .
17.- Raíces sociales y culturales del feminicidio . . . . . . . . . . . . . . . . . .
18.- Hacia una espiritualidad a favor de la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Anexos
7
11
21
33
49
55
55
58
61
73
79
93
115
119
120
122
124
126
128
129
132
134
137
139
141
143
147
149
150
153
156
157
Índice
01 Derechos humanos y seguridad humana. Lic. Graciela Ramos
02 La violencia generada por la cultura patriarcal. Lic. Graciela Ramos
03 Diversos conceptos de paz y de seguridad. Lic. Graciela Ramos
04 Los contextos sociales definen el contexto de paz. David Bermúdez
05 La paz se construye en la verdad de los pobres. David Bermúdez
06 De qué seguridad nacional estamos hablando. David Bermúdez
07 Develar la verdad para construir la paz. David Bermúdez
08 Construyendo la paz desde la cultura rarámuri. Felipe Ruiz
09 Cinco ámbitos donde se desarrolla la persona. Lic. Clarita Jusidman
10 La naturalización de la violencia. Lic. Clarita Jusidman
11 Crisis del modelo civilizatorio. Dr. Víctor Quintana S.
12 Reacciones de la sociedad civil ante la violencia. Dr. Víctor Quintana S.
13 Qué puede hacer la sociedad civil ante la violencia. Dr. Víctor Quintana S.
14 Posibles acciones masivas de la sociedad a favor de la paz. Dr. Víctor Quintana S.
15 Crisis de la estructura policial. Lic. Ma. Eugenia Suárez
16 Hacia una policía democrática y de proximidad. Lic. Ma. Eugenia Suárez
17 Necesidad de una relación asociativa policía y ciudadanía. Lic. Ma. Eugenia Suárez
Tema 1 Unidos por la paz desde nuestras propias convicciones. Mons. Gustavo Rodríguez
Tema 2 Conceptualizando la paz, el miedo y la seguridad. Dr. Pietro Ameglio
Tema 3 Parte 1ª Cómo parar la guerra. Punto de partida. Dr. Pietro Ameglio
Tema 4 Parte 2ª Cómo parar la guerra. Reserva moral. Dr. Pietro Ameglio
Tema 5 Parte 3ª Cómo parar la guerra. En defensa de la vida. Dr. Pietro Ameglio
Tema 6 Parte 1ª El mercado de las drogas. Dr. Hugo Almada
Tema 7 Parte 2ª Drogas y la cultura de la simulación. Dr. Hugo Almada
Tema 8 Parte 3ª El narco y la violencia. Dr. Hugo Almada
Tema 9 Parte 1ª Consecuencias invisibles de la violencia. Lic. Alma Gómez
Tema 10 Parte 2ª Consecuencias invisibles de la violencia. Lic. Alma Gómez
Índice de Disco
I Foro Ciudadano para una Cultura de Paz
Carpeta Materiales
Audios del
Foro
Ciudadano
Videos del
foro
ciudadano
II Talleres de Educación para la Paz
Carpeta Materiales
00 Proyecto pastoral y ciudadano
0 Introducción. Método de los talleres
01 Taller preliminar 1. Perfil del
Educador
02 Taller preliminar 2. Qué es educar
para la paz
Taller 1. Las raíces sociales de la violencia
Taller 2. Diferentes concepciones de paz
Proyecto pastoral y ciudadano
Introducción método del ver, pensar y actuar
Texto Boletín del perfil de un educador para la paz
Presentación Taller perfil del educador
Texto Educar para la paz
Presentación Apoyo Educar para la paz
Presentación Educar para la paz carta Pastoral
Texto apoyo Las raíces sociales de la violencia
Texto apoyo Lo que nos dicen los obispos sobre la violencia en su carta
Texto apoyo Resumen del pensar sobre raíces de la violencia
Canción por la paz
Canción La paz, justicia y dignidad
Letra canción paz, justicia y dignidad
Presentación Diferentes concepciones de paz
Taller 3. La paz y la no violencia activa
Taller 4. La tolerancia, umbral para la paz
Taller 5. La violencia es algo natural o
cultural
Taller 6. Violencia de género y cultura
Taller 7. Cómo manejar el miedo
Taller 8. El perdón y la reconciliación
a nivel personal
Taller 9. El perdón nos libera de
ataduras personales
Taller 10. Perdón y reconciliación a
nivel social
Taller 11. Nosotros como
constructores de comunidad
Taller 12. La reserva moral un valioso
instrumento para recuperar la paz
Taller 13. La autoestima para la paz
personal y comunitaria
Taller 14. Por qué quiero mi vida
Taller 15. Los derechos humanos un
camino indispensable para la paz
Taller 16. La paz se construye con
participación ciudadana
Taller 17. Raíces sociales y culturales del
feminicidio
Taller 18. Hacia una espiritualidad
para la paz
Video La Ira
Video Manejo de Coraje
Imágenes de no violencia activa
Texto La tolerancia, umbral para la paz versión niños
Figuras para el taller 4
Figura 1
Figura 2
Figura 3
Paisaje 1
Paisaje 2
Paisaje 3
Paisaje 4
Paisaje 5
Paisaje 6
Presentación Violencia intrafamiliar
Presentación Violencia de género y cultura
Presentación El miedo
Presentación El perdón y la reconciliación a nivel personal
Presentación Tejido social
Presentación Abrazo Salvador
Presentación Lo que hay detrás de las personas
Video Abuelita cuida a su nieto
Video Él mismo es un canto a la vida
Video Canción Gracias a la vida
Presentación Derechos Humanos
Video Estadística sobre feminicidios
7
A
l presente libro le hemos titulado: "Para cultivar la Paz en
situaciones de violencia", pues nuestra pretensión es ofrecerles
una reflexión abierta sobre algunos temas que nos parecen dig-
nos de tomarse en cuenta para la construcción de la paz y, al mismo
tiempo, un instrumento de trabajo para la importante tarea de la educa-
ción para la paz. Por ello, el libro está dividido en dos partes: La primera,
"Una visión del trabajo por la paz", en la que expresamos las motivaciones
y las urgencias que se nos presentan en la ardua tarea de cultivar el indis-
pensable y maravilloso don de la paz. La segunda, "Talleres de educación
para la paz", una especie de manual que esperamos les sea útil en sus
comunidades y grupos, como nos ha sido útil para nuestros grupos
parroquiales, para algunos centros educativos y para la comunidad en
general.
Este libro simplemente recoge el esfuerzo de un pequeño equipo de pasto-
ral que, ante las situaciones de violencia en el País y en nuestra región,
nos dimos a la tarea durante dos años de reflexionar, elaborar y poner en
práctica, de acuerdo a las circunstancias, el material que ahora publica-
mos con la finalidad que pueda servir a más gente interesada en el tema
de la paz.
Nuestro proyecto pastoral y ciudadano lo pensamos en tres dimensiones:
La de prevención dándonos a la tarea de resignificar los valores para la
paz y que forma parte del contenido de este libro, especialmente en lo que
se refiere a los Talleres por la Paz. La del acompañamiento a personas y
comunidades en procesos de perdón, de reconciliación personal y social y
la de promoción y animación para la participación ciudadana en la cons-
trucción de la paz.
Prólogo
8
Este proyecto ha sido inspirado, motivado y ha querido ser una res-
puesta a la Exhortación Pastoral de los Obispos Mexicanos: "Que en
Cristo nuestra Paz, México tenga vida digna" (febrero 10 del 2010).
Por otra parte, las diversas manifestaciones de la violencia que se han
recrudecido en nuestro País nos han hecho tomar conciencia de que la
violencia misma se ha transformado en una forma de sociabilidad, un
hecho que se ha hecho habitual y estructural en la convivencia social.
De ahí la urgencia de hacer una propuesta educativa que contribuya, al
menos en parte, a pasar de una cultura de violencia a una cultura de
paz y que, por tanto, sea resignificadora de la vida misma impulsando
y promoviendo nuevas actitudes ante la vida, ante la realidad y ante
nosotros mismos. Ojalá que sanando las heridas del corazón y de nues-
tra sociedad y liberados de nuestros temores, logremos transformar, al
menos en parte, nuestra sociedad. Estamos convencidos de que la
mejor manera de desarmar a la violencia es derrotándola en lo espiri-
tual y en lo cultural.
Todo el material de los talleres que les ofrecemos está digitalizado en
un CD que acompaña la edición de este libro, además de ofrecer algu-
nos apoyos didácticos. Además, en el mismo CD encontrará en peque-
ñas cápsulas (videos y audios) las ponencias de un Foro Ciudadano
que hace tiempo se llevó a cabo en la Cd. de Chihuahua pero que sus
conceptos y propuestas tienen plena vigencia. Es un material que les
puede servir para complementar los talleres, o bien, para escucharlos y
reflexionar en grupos sobre ellos.
Este libro es una edición conjunta realizada por CEPS-Cáritas Mexica-
na (Comisión Episcopal de Pastoral Social) a través de la dimensión
Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, por el Centro Lindavista,
A.C. y la Parroquia de San Antonio de Padua de Cd. Cuauhtémoc,
Chihuahua auspiciada en parte por estos organismos y la Organización
Católica de Adveniat, Alemania.
Primera Parte
Una Visión
del Trabajo por la Paz
11
E
sta presentación de la Exhortación más que ser un
resumen de la misma es una selección de textos
que, a nuestro parecer, son claves en la propuesta
que nos hacen los Obispos Mexicanos para asumir el pro-
blema de la violencia desde nuestra fe cristiana. Considera-
mos que este documento tiene la característica de ser
proactivo y, por tanto, nos invita a reflexionarlo, comple-
mentarlo y, sobre todo, a ponerlo en práctica. Ésta es la
razón por la que intercalamos a su lectura algunas indica-
ciones o preguntas que nos ayuden a proyectarlo en nues-
tras propias realidades. Además, desde su publicación, en
febrero 15 del 2010, ha sido inspiración de esfuerzos muy
significativos que se han hecho en algunas partes de la
República tanto en la pastoral de la Iglesia como por algu-
nas agrupaciones de la sociedad civil. Sugerimos que esta
presentación se lea por partes y se reflexione en grupos
para que su lectura sea más fructífera; sin embargo, esta-
mos conscientes que no hay como la lectura completa del
documento en sus 258 números.
INTRODUCCIÓN GENERAL. (NOS. 1-9)
Con esta Exhortación Pastoral queremos compartir nuestro
I. PRESENTACIÓN DE LA
EXHORTACIÓN PASTORAL:
"QUE EN CRISTO
NUESTRA PAZ MÉXICO
TENGA VIDA DIGNA"
Pbro. Camilo Daniel Pérez
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
12
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
discernimiento sobre la misión de la Iglesia
en la realidad de inseguridad y violencia que
se vive en nuestro país y alentar la esperanza
de quienes por esta razón viven con miedo,
con dolor e incertidumbre. (No. 1)
I. LA INSEGURIDAD Y LA VIOLENCIA EN
MÉXICO. (VER) (NOS. 10-106)
Introducción. (Nos. 10-11)
En México, al igual que en varios países de
América Latina y del Caribe, se está deterio-
rando, en la vida social, la convivencia armó-
nica y pacífica. Esto sucede por el crecimien-
to de la violencia, que se manifiesta en robos,
asaltos, secuestros y, lo que es más grave, en
asesinatos que cada día destruyen más vidas
humanas y llenan de dolor a las familias y a la
sociedad entera. No se trata de hechos aisla-
dos o infrecuentes, sino de una situación que
se ha vuelto habitual, estructural... (No. 10)
Diga dos o tres cosas que están deteriorando la
vida de su comunidad.
1.- La escalada del crimen organizado.
(Nos. 12-26)
El crimen organizado, para extender el alcan-
ce de su influencia, ha corrompido personas y
grupos de la sociedad, lo mismo que a gran-
des y pequeñas empresas. Para neutralizar la
intervención de la autoridad, evitándola, anti-
cipándose a ella, o distrayéndola, han corrom-
pido también a servidores públicos, se han
infiltrado en la estructura de los distintos ni-
veles de gobierno, de procuración de justicia
y del sistema judicial, convirtiéndose en una
amenaza para la seguridad nacional y la de-
mocracia y, por tanto, en un abierto desafío al
Estado. (No. 16) Es necesario ir a la raíz de los
graves males que aquejan a la sociedad. (No. 26)
¿Cuáles piensa que son las raíces que propician
la delincuencia organizada?
2.- Factores que contribuyen a la
inseguridad y violencia. (Nos. 27-98)
2.1.- En la actividad económica. (28-40)
Modelo globalizado de la economía del mer-
cado con mayor pobreza, desigualdad, des-
empleo, subempleo, migración forzada, nive-
les inhumanos de vida, jóvenes "ninis" (Que
no estudian ni trabajan).
2.2.- En la vida política. (41-58)
Mala administración en la gestión de políticas
públicas, corrupción e impunidad, inseguri-
dad ciudadana, miedo y autoritarismo guber-
namental, el sistema carcelario como univer-
sidades del crimen organizado, violencia ins-
titucionalizada que inhibe la protesta social,
desconfianza e incertidumbre con la presen-
cia de militares...
2.3.- En la vida social. (59-80)
Descomposición del tejido social, caldo de
cultivo para toda clase de violencias (por ra-
zones políticas, en las relaciones laborales, por
actitudes discriminatorias, delitos comunes,
en el tránsito vehicular, en especial se men-
cionan la violencia intrafamiliar, la violencia
contra las mujeres, la violencia infantil y la
que sufren los jóvenes y adolescentes, etc.)
desconfianzas, pérdida del sentido comunita-
rio y de espacios públicos.
2.4.- En la cultura. (81-97)
El comportamiento violento no es innato, pero
13
Exhortación Pastoral
se dan elementos culturales que lo legitiman.
Por ejemplo, el machismo, la discriminación,
los fanatismos, una educación meramente fun-
cional, la influencia de los medios de comuni-
cación, una religión concentrada en lo ritual...
¿En cuáles de estos factores hay que poner más
atención para que haya menos inseguridad y
violencia?
3.- Un enfoque para abordar la compleja
realidad de la violencia. (Nos. 99-101)
La realidad de la inseguridad y violencia es
compleja y multidimensional. No podemos,
sin más, atribuirla a una sola causa, hacerlo
sería ingenuo y nos llevaría a pretender, tam-
bién con ingenuidad, tener una única solu-
ción a una problemática tan vasta y compli-
cada. Por ello, consideramos que convendría
abordar la compleja realidad de la violencia
que se vive en México desde un enfoque de
salud pública que permita asegurar para el
mayor número de personas el beneficio de la
seguridad y de la paz. (No. 99)
Ver la violencia como problema de salud públi-
ca implica reconocer que el esfuerzo por
erradicarla debe ser multidimensional; que se
requiere un diagnóstico interdisciplinar que iden-
tifique los principales factores de riesgo sobre
los que hay que intervenir y que es necesaria la
cooperación de todos los sectores públicos y
sociales para abordar el problema de la violen-
cia mediante la acción colectiva, con estrate-
gias diversas adoptadas por todos, cada quien,
según el ámbito de la propia competencia. (No.
100) La salud pública se caracteriza sobre todo
por la importancia que concede a la prevención
para inhibir los factores de riesgo en las perso-
nas, en las relaciones humanas, en la vida co-
munitaria y en el entramado de relaciones e ins-
tituciones que conforman la sociedad. (No. 101)
¿Por qué es importante que la violencia no se vea
nada más como un problema de la policía, sino
como un problema de salud pública?
4.- Tres factores sobre los que urge
intervenir. (Nos. 102-106)
En primer lugar, vivimos una crisis de legali-
dad... Se ha extendido la actitud de conside-
rar la ley no como norma para cumplirse sino
para negociarse... El signo más elocuente de
esto es la corrupción generalizada que se vive
en todos los ámbitos. (No. 103)
En segundo lugar, se ha debilitado el tejido
social, se han relajado las normas sociales,
así como las reglas no escritas de la convi-
vencia... que tolera que cualquier persona haga
lo que le venga en gana, con la certeza de que
nadie dirá nada. (No. 104)
En tercer lugar, vivimos una crisis de morali-
dad. Cuando la falta de respeto a la integri-
dad de las personas, la mentira y la corrup-
ción campean, no podemos menos que pen-
sar que hay una crisis de moralidad. (No. 105)
Al concluir este acercamiento a la realidad de
inseguridad y violencia que se vive en Méxi-
co, caemos en la cuenta que estamos ante
una problemática compleja y que la respon-
sabilidad de responder a los desafíos que re-
presenta es de todos los mexicanos. (No. 106)
Ponga ejemplos en los que se manifiesta la crisis
de legalidad, la descomposición del tejido social
y la falta de moralidad.
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
14
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
II. CON LA LUZ DEL EVANGELIO Y DE LA
DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.
(JUZGAR) (NOS. 107-184)
Introducción. (Nos. 107-113)
Es muy claro que el ambiente de violencia e
inseguridad en que vivimos denota una pérdi-
da del sentido de Dios que lleva al desprecio
de la vida del hombre, un ambiente que influ-
ye negativamente en la formación de la con-
ciencia y de los valores, donde encontramos
modelos de realización equivocados, metas y
aspiraciones intrascendentes, fruto de una
cultura consumista, marcada por el materia-
lismo imperante a nivel global. La corrupción
de las costumbres y de las instituciones, la
distorsión de las leyes que afectan el sentido
de la vida y la dignidad de la persona, son el
marco perfecto para llegar hasta donde esta-
mos en una sociedad con claros signos de
decadencia. (No. 108)
¿De qué manera se manifiesta en nuestras
comunidades la pérdida del sentido de Dios?
1.- Dios Padre, Creador, nos ama con
amor misericordioso. (Nos. 114-115)
Conocemos a Dios y su proyecto de amor para
nosotros por medio de Jesucristo.
2.- "El pecado acecha a tu puerta... Tú
puedes dominarlo". (Gn 4, 7) (Nos. 116-129)
El mal es siempre un engaño. Para contra-
rrestarlo, hay que desenmascararlo haciendo
evidente que es enemigo de la naturaleza hu-
mana. Uno de los síntomas básicos de vivir
en el pecado es la malicia, o padecer, como la
llaman los Padres, la ceguera del malicioso.
Quien vive en la gracia de Dios tiene la mira-
da de la inocencia, ve el mundo como Dios lo
ve, es decir, desde el bien que hay en él y
encuentra los rastros de ese bien en todas las
personas y en toda la creación. La inocencia
no se identifica con la ingenuidad. El inocen-
te distingue perfectamente el bien del mal y
no cae en sus redes; el ingenuo, por el contra-
rio, los confunde. (No. 118)
¿Cuáles son los engaños del mal que se le
presentan en el mundo actual al pueblo, a los
jóvenes y niños?
Con la malicia se ve al otro con desconfian-
za, porque presume que el mal es quien lo
gobierna. Surge también una imagen distor-
sionada de sí mismo; el malicioso ya no se
ve como "persona", es decir, como identi-
dad en comunidad, sino que se ve como
"ego", como un individuo aislado y en per-
manente oposición a su entorno, al que con-
sidera amenazante y del que debe defen-
derse. El otro ya no es "hermano", parte
imprescindible de mi propio ser, sino un
competidor y enemigo. De hecho, la violen-
cia crece cuando olvidamos que somos res-
ponsables de nuestros hermanos. (Cf. Gn 4,1-
16) (No. 123)
¿Qué manifestaciones de desconfianza se dan en
nuestras comunidades?
3.- La promesa de Dios: El príncipe de la
paz. (Cf. Is. 9, 5) (Nos. 130-131)
La respuesta de Dios a la humanidad que se
ha dejado seducir por la fuerza del mal es la
promesa del Mesías, Príncipe de la Paz.
15
Exhortación Pastoral
4.- En Cristo, no hay lugar para la
violencia. (Nos. 132-139)
Jesús rechazó la violencia como forma de
sociabilidad y lo mismo pide a sus discípu-
los al invitarlos a aprender de su humildad
y mansedumbre (Cf. Mt 11, 29). Para romper
la espiral de la violencia, recomienda poner
la otra mejilla (Cf. Mt 5, 39), perdonar siempre
(Cf. Mt 18, 22) y amar a los enemigos (Cf. Lc 6,
35), paradoja incomprensible para quienes
no conocen a Dios o no lo aceptan en sus
vidas. La motivación evangélica que justifi-
ca esta recomendación es clara: imitar a Dios
(Cf. Mt 5, 45); el amor a los enemigos hace al
ser humano semejante a Dios y, en este sen-
tido, lo eleva, no lo rebaja. Así, el discípulo
se incorpora en la corriente perfecta del
amor divino para salir de sí mismo y cons-
truir una humanidad solidaria y fraterna.
El discípulo de Jesús debe amar gratuita-
mente y sin interés, como ama Dios, con
un amor por encima de todo cálculo y reci-
procidad. (No. 133)
El amor al enemigo es expresión de la regla
de oro, no es masoquismo; es señal de una
reciprocidad fundamental en el comporta-
miento de las personas. Con el amor al ene-
migo se espera que éste cambie de actitud,
que alcance a captar la diferencia entre su
comportamiento destructor y la actitud
sanante de quien más allá del resentimien-
to es capaz de responder con la fuerza del
amor y del perdón. Quien perdona no cierra
el futuro al adversario o al enemigo; confía
en que la persona puede cambiar. Y si no
hay cambio, por lo menos se cierra al paso
de la violencia. Quien perdona al enemigo
expresa también su esperanza de la salva-
ción; si el agresor no corresponde al per-
dón, el gesto no pasará inadvertido para Dios.
(Cf. Eclo 12,2) (No. 134)
¿Cómo predicar lo que dice Jesús y se comenta
en estos números en las situaciones de violencia
que vivimos?
El Reino de Dios no se impone por la fuerza ni
con la violencia; es una realidad sobrenatu-
ral, presente en el corazón y en el testimonio
de los discípulos, que critica y desenmascara
las falsas paces y las estructuras que hacen
imposible la paz. Jesús alienta a quienes le
siguen a trabajar por la paz, que es don de
Dios y tarea del hombre. Quienes se compro-
meten en construirla son llamados "hijos de
Dios" (Mt 5, 9). Ya en el Antiguo Testamento
encontramos la concepción del ser humano
como artífice de la paz (Cf. 1 Mac 6, 58-59) y ello
no se refiere a quienes tienen ánimo pacífico,
de quietud o sosiego, sino a quienes se com-
prometen en "hacer" la paz, en tomar la ini-
ciativa, en trabajar, en esforzarse por conse-
guirla. Tampoco se refiere a los que cultivan
la paz para sí mismos, sino a quienes se em-
peñan activamente por establecerla, allí don-
de los hombres la han roto y se encuentran
enemistados, al grado de no tener miedo de
arriesgar la propia tranquilidad, con tal de pro-
curar la auténtica solución de los conflictos,
aun cuando éstos no le estén afectando direc-
tamente. (No. 136)
¿Cuáles son las características de la paz que el
Reino de Dios nos propone?
5.- Iniciación a la vida cristiana. (Nos. 140-142)
Este proceso de iniciación cristiana comienza
con el anuncio del kerygma... por la conver-
sión se va recuperando la inocencia de la mi-
rada y, con ello, la confianza y la disposición
para vivir en comunión con Dios y con el pró-
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
16
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
jimo, para ser testigos y servidores de la re-
conciliación, con la misión de ser constructo-
res de la paz...
6.- Llamados a formar una humanidad
nueva. (Nos. 143-145)
El amor es la principal fuerza impulsora del
crecimiento pleno de cada persona y de toda
la humanidad... Esta experiencia nos hace des-
cubrirnos hijos amados de Dios y nos llama a
la conversión, es decir, a orientar la vida por
el amor y la misericordia...
7.- Al servicio de la unidad. (Nos. 146-153)
No es posible ser cristianos sin Iglesia, ni vivir
la fe de manera individualista sacando del ho-
rizonte de la vida y de nuestras preocupacio-
nes cotidianas a los hombres y mujeres con
quienes compartimos nuestro caminar por la
historia; por ello la vocación cristiana incluye
el llamado a construir comunidades fraternas
y justas; el compromiso de servir al herma-
no y de buscar juntos caminos de justicia y
ser así constructores de paz. De esta mane-
ra la Iglesia es fiel a su esencia misma que
es ser sacramento de unidad entre Dios y la
persona humana, de los hombres y mujeres
entre sí. (No. 148)
¿Qué obstáculos tenemos para construir
comunidades fraternas y justas?
Los fieles laicos, incorporados a Cristo por el
bautismo, son hombres y mujeres de la Igle-
sia en el corazón del mundo y, al mismo tiem-
po, hombres y mujeres del mundo en el cora-
zón de la Iglesia. Su misión propia y específi-
ca es contribuir a la transformación de las
realidades y la creación de estructuras justas
según los criterios del evangelio. Están llama-
dos, sin esperar u obedecer consignas y en
fidelidad a su conciencia, a comprometerse
como ciudadanos y participar activamente en
los procesos y movimientos de la vida social,
política, económica y cultural, aportando en
ellos su testimonio de vida y su competencia
profesional para la vida digna y pacífica de
sus familias y comunidades. (No. 151)
¿Cómo animar y apoyar a los fieles laicos para
que participen activamente en la construcción de
la paz?
8.- Por la reconciliación a la paz. (Nos. 154-156)
Acoger el don del perdón que Dios nos ofrece
de manera gratuita en su Hijo Jesucristo, nos
dispone a la reconciliación... La reconciliación
está en el corazón de la vida cristiana...
9.- Enviados a dar frutos de paz. (Nos. 157-184)
Esta misión, por la que nos apropiamos el de-
seo del Padre de construir el Reino y de anun-
ciar la Buena Nueva a los pobres y a todos los
que sufren, exige de nosotros una mirada ino-
cente que nos permita desenmascarar la obra
del mal, denunciar con valentía las situacio-
nes de pecado, evidenciar las estructuras de
muerte, de violencia y de injusticia, con la
consigna de vencer el mal con la fuerza del
bien (Cf. Rom 12, 21). Nos exige además un esti-
lo de vida pobre, siguiendo a Jesús pobre (Cf.
Lc 6, 20; 9, 58) y anunciar el Evangelio de la paz
sin bolsa ni alforja, sin poner la confianza en
el dinero ni en el poder de este mundo (Cf. Lc
10, 4ss). La Iglesia, sacramento de reconcilia-
ción y de paz, desea que los discípulos y mi-
sioneros de Cristo sean también, ahí donde se
encuentren, "constructores de paz". (No. 159)
17
Exhortación Pastoral
¿Qué implicaciones concretas tiene la misión
como se describe en este número?
El cambio de las estructuras injustas es im-
portante para disminuir la hiriente desigual-
dad que hay en México. Es necesaria una in-
cidencia significativa de los cristianos en la
política, en la economía, en la cultura y en
todos los campos de la vida social abiertos a
la evangelización; entre ellos, un lugar impor-
tante tienen los medios de comunicación. Esta
tarea la realizan los cristianos, bajo su propia
responsabilidad, en su condición de ciudada-
nos, por la que pueden incidir en las políticas
públicas del Estado. (No. 166)
El mejor camino para alcanzar los consensos
que son necesarios para la creación de es-
tructuras sociales justas, es colaborar con los
hombres y mujeres de buena voluntad y en-
contrar juntos caminos para dialogar, con un
lenguaje común y comprensible, sobre los pro-
blemas del ser humano en lo concreto de las
circunstancias de la nación mexicana. Para
ello, es necesario educar y favorecer en nues-
tros pueblos todos los gestos, obras y cami-
nos de reconciliación y amistad social, de co-
operación e integración. (No. 167)
El punto de partida, sin duda alguna, es la pre-
servación de los fundamentos de la convivencia
humana: verdad, justicia y libertad, que los dis-
cípulos de Cristo asumen desde la fuerza que
los mueve, que es la fuerza de la Caridad. (No. 168)
¿Con quiénes (grupos, personas) podemos dia-
logar y colaborar sobre los problemas de México?
El desarrollo humano es ante todo una voca-
ción: cada hombre está llamado a promover
su propio progreso; es una llamada trascen-
dente que requiere una respuesta libre y res-
ponsable, pues se trata de una llamada a hom-
bres libres para asumir una responsabilidad
común: impulsar a los hombres a "hacer, co-
nocer y tener más para ser más". Esto impli-
ca que el desarrollo humano sea integral, es
decir, que promueva a todos los hombres y a
todo el hombre; que afirme y justifique el valor
incondicional de la persona humana y el senti-
do de su crecimiento. La verdad del desarrollo
consiste en su totalidad: si no es de todo el hom-
bre y de todos los hombres, no es el verdade-
ro desarrollo. La visión del desarrollo como vo-
cación comporta que su centro sea la caridad;
por tanto, sus criterios de verificación son la so-
lidaridad y la fraternidad, necesarias para cons-
truir la paz. "El desarrollo económico, social y
político necesita, si quiere ser auténticamente
humano, dar espacio al principio de gratui-
dad como expresión de fraternidad." (No. 184)
¿Cuáles son las características de un verdadero
desarrollo humano integral?
III. PROMOVER EL DESARROLLO-
CONSTRUIR LA PAZ. (ACTUAR) (NOS. 185-239)
Introducción. (Nos. 185-188)
Los discípulos misioneros de Jesucristo pode-
mos colaborar principalmente en la preven-
ción, en el acompañamiento y en la anima-
ción de la sociedad civil responsable…
1.- Formar mujeres y hombres nuevos en
Cristo. (Nos. 189-197)
1.1.- Transmisión en la fe.
Desarrollar en nuestras comunidades un pro-
ceso de iniciación cristiana, con base en el
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
18
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
kerygma para un Encuentro Personal con Je-
sucristo, implementando un proceso catequé-
tico permanente que sea una verdadera es-
cuela de formación integral.
Aprovechar la riqueza de la Doctrina social de
la Iglesia como instrumento de evangelización
insistiendo en los valores evangélicos de la
libertad, el amor, la justicia y la verdad.
1.2.- La Tarea educativa en las escuelas.
La educación escolar deberá formar para te-
ner capacidad de orientarse en la vida, habili-
dad para un discernimiento del bien y del mal.
Además, deberá velar por educar humanamen-
te y no sólo dar capacitación tecnológica…
1.3.- La familia.
Potenciarla para la construcción de la paz.
Hacerla eje transversal de la evangelización.
Alentar el trato digno y respetuoso hacia las
mujeres y atender eficazmente a niños, niñas
y jóvenes. Acciones preventivas y curativas
para las víctimas de la trata de personas.
1.4.- La vida comunitaria.
Es el escenario concreto de la sociabilidad,
donde se fortalece el tejido social y se ejercen
mecanismos de control social. Por tanto, hay
que dinamizar la dimensión comunitaria de
las parroquias, hacerlas espacio y signo de
reconciliación y hay que contribuir a la recu-
peración de espacios comunitarios para el for-
talecimiento del tejido social...
Compartir experiencias que se han tenido del
encuentro personal con Jesucristo N.S.
2.- Educación para la paz. (Nos. 198-204)
Si queremos responder al mal con la fuerza
del bien, tenemos que educarnos para la paz;
esto significa sacar desde dentro, desde lo más
íntimo, desde nuestra mente y desde nuestro
corazón, pensamientos y sentimientos de paz
que se expresen a través de un lenguaje y ges-
tos de paz. Que los medios de comunicación
estén al servicio de la paz. Hay que educar
para la legalidad y aprender de la historia.
2.1.- Difundir pensamientos de paz.
Motivar con creatividad para que la sinrazón de
la violencia, de la venganza sea sustituida por la
lógica de la paz. Crear círculos de reflexión a la
luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Ofrecer
una alternativa cultural diversa para: Humani-
zar la carga pasional, fomentar la cultura hospi-
talaria, acogedora, democrática y cooperativa.
2.2.- Fomentar sentimientos de paz.
Serenar el mundo de los sentimientos. Desa-
rrollar la indignación contra toda violencia. Fo-
mentar el sentido de pertenencia a la Nación.
2.3.- Impulsar gestos de paz.
La práctica de la paz arrastra la paz. Reconci-
liación social y perdón como alternativa a la
violencia. Promover la no-violencia (activa)
como alternativa en la vida civil y política.
2.4.- Promover un lenguaje de paz.
Alentar el lenguaje para la comunión y recon-
ciliación. Despojar de su carga bélica las for-
mas ordinarias de expresión: Palabras, signos,
gestos... Desterrar la agresividad verbal en la
manifestación de inconformidades... Promo-
ver el diálogo y la escucha para superar con-
frontaciones.
Hagamos una lista de gestos y expresiones más
comunes que tienen una carga violenta y una
lista de gestos y expresiones que promueven la
paz. Reflexionemos y saquemos conclusiones.
19
Exhortación Pastoral
3.- Ciudadanía para la paz. (Nos. 209-216)
Por una sociedad civil responsable, vigilante
y propositiva para que tengan una incidencia
significativa en lo social, en lo cultural y en lo
político.
3.1.- Incidencia en lo social.
Procurar apoyo a las comunidades en sus pro-
yectos y gestión. Promover la planificación del
desarrollo comunitario y local en forma
participativa.
3.2.- Incidencia política.
Impulsar la educación de la ciudadanía y del
sentido de pertenencia al Estado. Promover la
participación en la definición de políticas pú-
blicas en el ejercicio de gobierno. Participar
en las decisiones que afectan a la vida comu-
nitaria y a la Nación. Hacer que se respeten y
promuevan los Derechos Humanos.
3.3.- Incidencia cultural.
Renovar las relaciones en la sociedad huma-
na. En las escuelas particulares dar formación
para la construcción de la paz y la justicia.
Impulsar la formación cívica y ética.
3.4.- Incidencia para la paz.
Prevenir la violencia. Abordar los conflictos
desde la ética y de un compromiso por la paz.
Atención a víctimas de la violencia. Divulgar
los valores de la Doctrina Social de la Iglesia.
Exigir a autoridades atender integralmente el
problema de la violencia. Invitar a expertos,
universidades, etc. a estudiar el tema de la
violencia en México.
¿Cuáles son los retos que tenemos para lograr
una ciudadanía participativa y qué podemos
hacer desde la Iglesia para ello?
4.- Construcción de la paz. (Nos. 217-239)
4.1.- Impulsar el desarrollo humano
integral.
Promover una economía solidaria. El cuidado
de la creación. Comercio justo. Respeto a los
Derechos Humanos y atención a los pobres.
Desarrollar iniciativas que coadyuven a la aten-
ción de la grave situación de desempleo y
subempleo.
4.2.- Promover los derechos y deberes
humanos.
Impulsar la colaboración de los ciudadanos
para erradicar la impunidad y la corrupción
que socavan el desarrollo social y político de
nuestro pueblo.
4.3.- Impulsar la reconciliación social.
La reconciliación social no está reñida ni con
la justicia, ni con la verdad, ni con la repara-
ción del daño. Al contrario son necesarias para
una auténtica reconciliación.
4.4.- La misión reconciliadora de la Iglesia.
Todo bautizado debe sentirse ministro de la
reconciliación. Anunciar el mensaje de la re-
conciliación y celebrarla sacramentalmente y
curar las heridas de los que sufren con el aceite
y el vino de la misericordia. Ejercer la pastoral
de atención a víctimas y capacitar para la
mediación.
4.5.- Ecumenismo por la paz.
Intercolaboración y diálogo ecuménico e inter-
religioso respetuoso de tal manera que favo-
rezca la convivencia de todos los pueblos y
credos y fortalezca la libertad religiosa y la
paz de toda la familia humana.
4.6. Oración por la paz.
La oración infunde valor y sostiene a los ver-
daderos amigos de la paz. Promover la Lectio
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
20
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
Divina, la Liturgia de las Horas, la Eucaristía
y el Santo Rosario.
¿De qué manera podríamos impulsar el perdón y
la reconciliación en nuestra comunidad? Dar
algunas sugerencias.
Llamamiento Final. (Nos. 240-256)
La exhortación, como su nombre lo indica,
hace precisamente algunas exhortaciones o lla-
mados muy concretos a los diferentes grupos
de la sociedad mexicana para que todos nos
sintamos involucrados y comprometidos en la
construcción de la paz: A los gobernantes, A
las fuerzas armadas y de seguridad pública, a
hombres y mujeres comprometidos con el bien
común, a quienes dirigen y militan en parti-
dos políticos, a la sociedad civil responsable,
a los padres de familia, a los educadores, a
los jóvenes, a quienes han vivido en carne
propia cualquier tipo de violencia, a quienes
trabajan en los medios de comunicación so-
cial, a todos los discípulos misioneros de Je-
sucristo, a los sacerdotes, a quienes practi-
can la violencia, a quienes se han involucrado
en las diversas formas del crimen organizado,
a quienes producen la droga y la transportan,
a los que se prestan al comercio del nar-
comenudeo, a los que la consumen, a los si-
carios y a todos los implicados en este nefas-
to negocio...
Conclusión. (Nos. 257-258)
Con esta exhortación pastoral nos ponemos
al servicio de la reconciliación.
¿Qué mensaje daría usted a los Obispos
Mexicanos que nos dan a conocer esta
Exhortación?
21
II. HACIA UNA
ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ
Pbro. Camilo Daniel Pérez
¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD EN GENERAL?
Aquí entendemos por espiritualidad como la motivación más
profunda de nuestra vida, la causa o las causas por las que
trabajamos día con día e, incluso, estamos dispuestos a dar
la vida por ellas. Espiritualidad es, en otras palabras, el sen-
tido que le damos a nuestra vida, el porqué de nuestra exis-
tencia o, como dicen los teólogos moralistas, es la opción
fundamental que dirige todos nuestros actos. Es la pasión,
la mística, el ideal de una persona o de una colectividad. Así
podemos hablar de espiritualidad cristiana, budista, musul-
mana, como también podemos hablar de la espiritualidad
del profesionista, del investigador, etc.
En este mismo sentido, podemos decir que hay espiritua-
lidades diferentes, buenas o malas. Por ejemplo, se puede
hablar de la espiritualidad del capitalismo, del mercado
neoliberal, "del sistema de dominación". Lo que nos ayuda a
distinguir una espiritualidad buena de una mala es el "talan-
te ético" que brota de la misma naturaleza humana. De ahí
que una espiritualidad buena será aquella que es más "hu-
mana", más "humanitaria", más "humanizada". En resumen:
que nos hace más y mejores humanos y que nos lleva a
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
22
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
respetar a todos los seres de la creación reco-
nociendo el valor intrínseco de todos ellos. En
contrapartida lo que nos degrada como seres
humanos, lo que nos vuelve manipuladores y
dominadores, lo que nos divide, nos hace vio-
lentos, nos destruye... no puede provenir de
una buena espiritualidad.
Una importante aclaración: La espiritualidad
no se contrapone a lo material, sino a la falta
de motivación. Cuando escuchamos que una
persona es muy espiritual pensamos que no
le interesan las cosas del mundo como son la
política, la economía, la cultura e incluso los
problemas cotidianos de la vida. Ésta es una
manera de distorsionar la palabra espirituali-
dad. Al contrario, una persona espiritual es
una persona que "tiene garra", que tiene tem-
ple, que tiene opciones muy definidas ante
las realidades del mundo.
Finalmente, la espiritualidad nos hace ver que
el ser humano tiene consigo la dimensión de
la trascendencia, del más allá, lo cual le hace
referirse de alguna manera a Dios y a los valo-
res que trascienden en el tiempo y en el espa-
cio como el amor, la verdad, la disponibilidad
al sacrificio, etc. En este momento no pro-
fundizaremos en el tema de la trascenden-
cia del ser humano. Sólo aclaramos que la
trascendencia dice referencia a que "el hom-
bre es también espíritu y que vive en cons-
tante apertura hacia lo absoluto", ya lo defi-
na desde una perspectiva "egoísta" (trascen-
dencia del yo), ya de una manera "filantrópica"
(buscar la felicidad de los otros) o de una
manera "teocéntrica" (con una clara referen-
cia a Dios).
¿QUÉ ES ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ?
Para hablar específicamente de la Espirituali-
dad para la Paz conviene aclarar que la Paz
es, ante todo, UN DON, es decir, la paz no se
impone. Al imponerse deja de ser paz. La paz
simplemente se recibe y se recibe para gozarla,
para hacerla florecer, para hacerla madurar.
La paz por ser don es gracia.
Ahora bien, si la paz es "don" ¿Quién nos la
da? ¿Quién es el dador de la paz? Podemos
responder que la Paz nadie nos la da, nadie
nos la otorga como un favor, porque simple-
mente es fruto de la realidad, es exigencia de
la realidad misma. Para decirlo de otra ma-
nera: Quien cultiva una flor no hace la flor,
ésta brota como fruto de la tierra, como fruto
de la semilla sembrada y cultivada. Así, quien
cultiva prepara todos los elementos para que
la naturaleza haga su trabajo. Así como la flor
es un don lo es igualmente la paz. La "semi-
lla" de la Paz está, por así decirlo, en la natu-
raleza misma de las cosas, pero hay que cul-
tivarla para que brote como una flor. Cuando
hablamos de la realidad estamos hablando de
Dios (de lo trascendente), del ser humano (con
su talante ético) y de las cosas (de seres ani-
mados e inanimados) y cuando no tratamos
adecuadamente esa realidad la distorsionamos
y, por consiguiente, no obtenemos de ella la
maravillosa flor de la paz.
Por consiguiente, la pregunta es ¿cómo se trata
adecuadamente la realidad, de la que tam-
bién nosotros formamos parte, para recibir el
don de la Paz?
Podemos responder que son cinco los elemen-
tos que nos ayudan para tratar adecuadamente
la realidad: la libertad, la justicia, la verdad y
el amor. Podemos imaginarnos que estos cua-
tro elementos son los cuatro pétalos de la flor
de la paz, todos ellos confluyen y dan como
resultado el centro, el botón de la flor: La ar-
monía. Así pues, todos estos elementos dan
como fruto la flor de la paz y son los que ca-
23
Hacia una espiritualidad para la paz
racterizan a la espiritualidad para la paz. Bre-
vemente hablamos de cada uno de ellos.
1º. La armonía
Todo debe estar integrado, nada puede ser
arrojado fuera. Siguiendo con el ejemplo de la
flor de la paz, la armonía es el resultado, es la
razón de ser, es la consecuencia de los cuatro
pétalos que conforman el maravilloso don de
la paz. De la armonía brotan los pétalos y, a
su vez, ellos la construyen en un ir y venir de
"la savia" que alimenta la flor.
La armonía se da cuando se acepta al OTRO
como diferente. Hay capacidad de diálogo en
la pluralidad de culturas, de religiones y de
política. En este sentido deberemos tomar en
cuenta tres conceptos para distinguirlos: La
tolerancia, el respeto y la aceptación.
La tolerancia es simplemente dejar las cosas
como están por un tiempo porque no puedo o
no quiero, en esos momentos, combatirlas,
rechazarlas o adueñarme de ellas dominán-
dolas. Tolerar es soportar sin claudicar, sin
escuchar ni dialogar.
El respeto, en cambio, presupone una valora-
ción mediante la escucha y mirada atenta de
lo que el otro es, de lo que propone y de los
alcances que tiene. De esta manera se podrá
tomar una opción consciente y definida de cómo
actuar ante la presencia del otro con el único
objetivo de no ser agredido en mi propia iden-
tidad y, si fuere necesario, de defenderla.
Finalmente, la aceptación del otro como dife-
rente es abrir espacios de convivencia, de
interrelación y, en su momento, de enrique-
cimientos mutuos. Sin dejar de ser diferentes
se reafirma y profundiza la identidad y se lo-
gra la armonía, palabra griega que viene de
"armós": ajustamiento, combinación como lo
es la grata y bien concertada variedad de so-
nidos en conveniente proporción y correspon-
dencia lo que hace una hermosa polifonía.
Cada sonido y cada instrumento tienen su pro-
pia peculiaridad y, por ello, enriquecen al con-
junto resultando una bella melodía.
Indudablemente que el mejor instrumento y,
tal vez único, en las situaciones de conflicto
que tenemos los seres humanos para la
construcción de la paz es el diálogo que bro-
ta de una actitud fuerte y obstinada en el es-
fuerzo por hacer posible la paz. Acabamos de
hacer una sencilla descripción sobre lo que
es la tolerancia, el respeto y la aceptación
del otro. Debo aclarar que desde el momen-
to que se da la tolerancia ya hay la disposi-
ción al diálogo y, por consiguiente, ya es-
tán, al menos en ciernes, el respeto y la acep-
tación del otro.
Sin entrar en las cualidades y técnicas que se
requieren para un verdadero diálogo, me per-
mito citar un párrafo del mensaje para la jor-
nada mundial de la paz de Juan Pablo II del
1º de enero de 1983, titulado: "El diálogo por
la paz, una urgencia de nuestro tiempo": "El
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
24
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
verdadero diálogo es la búsqueda del bien por
medios pacíficos; es voluntad obstinada de
recurrir a todas las fórmulas posibles de ne-
gociación, de mediación, de arbitraje, esfor-
zándose siempre para que los factores de acer-
camiento prevalezcan sobre los de división y
de odio. Es un reconocimiento de la dignidad
inalienable del hombre. Tal diálogo se funda-
menta en el respeto a la vida humana. Es una
apuesta a favor de la sociabilidad de los hom-
bres, de su vocación a caminar juntos de ma-
nera estable, mediante un encuentro conver-
gente de inteligencias, voluntades y corazo-
nes hacia el objetivo que les ha fijado el
Creador: el de hacer la tierra verdaderamente
habitable para todos y digna de todos". Hacer
habitable la tierra es el sentido profundo de la
palabra griega "ecumenismo".
Una de las causas sobresalientes de la pérdi-
da de la armonía es el fanatismo en todos los
aspectos y en todos los niveles, en el políti-
co, social, religioso o moral... El fanatismo
(apasionamiento ciego por una idea) se da
cuando absolutizamos lo que somos y re-
presentamos, de tal manera que el otro o
los otros los consideramos agresores y que,
por lo tanto, tenemos el derecho de comba-
tirlos y, si fuere necesario, de suprimirlos. A
esta postura ideológica le llamamos "funda-
mentalismo".
2º. La libertad
Se reconoce la dignidad de las personas, el
valor intrínseco de la naturaleza y que cada
cual puede manifestarse como es. Sin mayor
profundización, nos interesa señalar dos ma-
neras de hablar de la libertad:
Libertad negativa cuando hay ausencia de
coacción, de oposición, es decir, ausencia de
impedimentos para ejercer la acción elegida
como expresión de la voluntad. Por ejemplo,
libertad negativa se da cuando no hay ame-
nazas para expresar las ideas.
Libertad positiva en el sentido de auto-reali-
zación de acuerdo a la propia naturaleza y a
la capacidad o habilidad que se tenga para
asumir una libre determinación sin lesionar el
bien de los demás. De ahí que la libertad es
fuente de responsabilidad personal y social
como consecuencia de los actos elegidos. Por
ejemplo, libertad positiva se da cuando un jo-
ven elige su carrera sin presiones de nadie. Lo
importante en el uso de la libertad es la auto-
determinación, es decir, qué tipo de persona
quiero ser.
El más grande reto que actualmente se tiene
para el ejercicio de la libertad es la manipula-
ción que se da, sobre todo, en el campo de la
informática a través de los diversos medios
de comunicación por intereses particulares de
quienes tienen el poder y la influencia sobre
los mismos. De ahí que es indispensable la
educación del sentido crítico desde temprana
edad. Ésta sería una de las mejores contribu-
ciones a favor de la paz.
3º. La justicia
Reconocer a cada ser aquello que le corres-
ponde, lo que le es propio y debido. Nos inte-
resa asumir el término amplio de "justicia so-
cial". Ésta se da cuando la sociedad posibilita
que cada persona, asociación o pueblo, dis-
ponga de los medios necesarios según su na-
turaleza y condición, para poder desarrollarse
plenamente; a esto se le denomina bien co-
mún. (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica 1928-1948)
Se trata, pues, de un reparto equitativo de los
bienes sociales:
• tomando en cuenta el respeto a los
derechos humanos,
25
Hacia una espiritualidad para la paz
• atendiendo a las clases sociales más
desfavorecidas,
• y saldando la "deuda ecológica" por el uso
distorsionado y la expoliación que se ha
hecho de la naturaleza.
Hay tres aspectos de la justicia social de don-
de se derivan tres tipos de la misma, de acuer-
do a la relación de los diversos sujetos. Así
podemos hablar de:
Justicia conmutativa cuando se trata de la re-
lación de individuos entre sí: Por ejemplo,
respetar el patrimonio de un ciudadano (no
robar).
Justicia distributiva cuando se trata de la re-
lación de la sociedad en general y del Estado
mismo con los individuos: Por ejemplo, que
todos tengan acceso a la vivienda, a la salud,
a la alimentación, al trabajo, etc.
Justicia legal (o general) cuando se trata de
la relación del individuo con la sociedad acep-
tando y respetando los valores, leyes y cos-
tumbres de la misma.
El reconocimiento de que todos los seres vi-
vientes de todas las especies y los seres in-
animados que forman parte del planeta tierra
tienen consistencia por sí solos, es el punto
de partida para la justicia social, de tal mane-
ra que gozan del derecho primigenio para ser
integrados en la armonía cósmica de acuerdo
a su propia naturaleza. Esto significa que to-
dos los seres somos partes de un todo y la
suerte de uno (por ejemplo, la crueldad con
los animales) lesiona indefectiblemente al
todo.
Hasta aquí hemos hablado de la justicia so-
cial en el sentido objetivo, pero también se
puede hablar de la justicia social en el senti-
do subjetivo, la cual consiste en que cada
persona aporte lo mejor de sí misma, hasta
donde le sea posible, a favor de los demás,
tomando en cuenta sus capacidades y habili-
dades. Esto significa que antes de cuestionar
lo que se me debe en justicia, tengo que pre-
guntarme sobre lo que estoy obligado y puedo
aportar a favor de la comunidad o de las per-
sonas en particular. Éste es un deber moral y
de una gran responsabilidad social. Para de-
cirlo en cristiano sería una actitud injusta la
de esconder el "talento" que Dios nos ha dado,
como sucede con el "sirviente indigno y pe-
rezoso" en la llamada "parábola de los ta-
lentos" y que Dios acremente reprueba (Ver.
Mt. 25, 14-30).
El más grande reto que se tiene para el ejerci-
cio de la justicia social es el antropocentrismo
y la ambición. El antropocentrismo se da cuan-
do se tiene la idea distorsionada de que todo
el universo le pertenece sin más al ser huma-
no y todo gira en torno a él y puede, por tanto,
disponer indiscriminadamente y a su antojo
de todos los bienes de la tierra sin miramien-
to alguno. La ambición, por su parte, lleva a
unos seres humanos al acaparamiento de bie-
nes a costa de la pobreza y necesidad de los
demás. Obviamente esto rompe la armonía de
la creación.
Cuando se llega a romper el equilibrio que
busca la justicia social, entonces hay que re-
currir a lo que se le ha llamado la "justicia
restaurativa" y la "justicia transformadora". De
ellas hablaremos en otro apartado.
4º. La verdad
Es admirar la armónica belleza de la realidad,
actuando ante ella y en ella con objetividad,
congruencia, transparencia y participación.
Hacemos una reflexión sobre cada uno de los
términos.
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
26
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
Cuando hablamos de objetividad nos referi-
mos a la aceptación responsable de los he-
chos, de los eventos y de las consecuencias
de los actos realizados sobre determinado
asunto. Por ejemplo, la aceptación de los crí-
menes de Estado o el exceso de fuerza en la
actuación de la policía o la negligencia y co-
rrupción en la procuración de justicia, etc. Lo
contrario de la verdad objetiva es el oculta-
miento, la desinformación y la negación de
los hechos.
Cuando hablamos de congruencia nos referi-
mos a que la actuación de los implicados en
determinado asunto se da conforme a lo di-
cho, lo acordado y prometido. Por ejemplo,
las prestaciones conseguidas por los trabaja-
dores en una negociación con el consiguiente
levantamiento de la huelga. Lo contrario de la
verdad congruente es el engaño y la falta de
cumplimiento en lo acordado.
Cuando hablamos de transparencia nos refe-
rimos a la rectitud de intención, a la honesti-
dad y lealtad, de tal manera que se busca con
sinceridad el bien de todos los implicados en
determinado asunto. Por ejemplo, la rea-
lización de un convenio sin frases equí-
vocas o letras pequeñas. Lo contrario de
la verdad transparente es la doble in-
tención con la voluntad de hacer daño.
Cuando hablamos de participación lo
hacemos en una doble vertiente:
a) En la necesidad de manifestarse con-
juntamente, de una u otra forma, para
exigir que se actúe conforme a la ver-
dad y la justicia en determinado asun-
to. Lo contrario a esta verdad participa-
da es la represión oculta o manifiesta
del poder establecido.
b) En la necesidad innata de eregir un memorial
para los implicados en determinado asunto,
para todos y para la posteridad que nos recuer-
de siempre la identidad, los compromisos con-
traídos e incluso los errores cometidos para
subsanarlos. Por ejemplo, el monumento del
holocausto judío, la pipa de la paz, el memorial
y los nombres de los caídos, asesinados, des-
aparecidos, así como las celebraciones de la
libertad e independencia de un pueblo, los li-
bros de historia, etc. Lo contrario de esta ver-
dad simbólica es la distorsión que de ella se
haga evitando o destruyendo memoriales, o bien,
distorsionando con la historia "oficial" la historia
verdadera de los pueblos y comunidades.
5º. El amor
Es el fundamento de todo lo anterior. Es de
donde brota la confianza, la amistad, la soli-
daridad ante los desequilibrios y la falta de
libertad y justicia. El amor motiva e impulsa
al sacrificio por los demás. Es la fuente del
perdón y la reconciliación. Es la ternura que
contradice todo acto violento.
Es importante señalar que el amor, refiriéndo-
27
Hacia una espiritualidad para la paz
nos concretamente al "amor benevolentiae"
(amor de benevolencia que está dispuesto a
dar la vida por los demás) como lo llama To-
más de Aquino, no se queda en el ámbito pri-
vado (de la pareja, de la familia...) sino que
es la base y fundamento de la "polis", es decir,
de toda relación política y social.
Efectivamente Santo Tomás de Aquino ya plan-
teaba que la convivencia civil y política sola-
mente adquiere todo su significado si está
basada en la amistad civil y en la fraternidad
que brotan del amor. "De donde los legislado-
res deberán procurar tener la misma o más
atención en conservar la amistad entre los ciu-
dadanos que en aplicar la justicia, sobre todo
cuando, al penalizar, pueda surgir la discor-
dia", dice Santo Tomás. Hay que buscar más
la concordia en la amistad que en la repre-
sión, enemiga siempre de la "salud civil", ex-
presión del mismo teólogo. Recordemos que
el lema de la Revolución Francesa era "Liber-
tad, Igualdad, Fraternidad", ninguno de estos
valores riñen entre sí, antes, al contrario, se
complementan mutuamente. Por todo ello se
llega a decir que el amor (la caridad en cris-
tiano) es como el criterio supremo y universal
de toda ética social.
Ahora bien, en este apartado nos interesa re-
flexionar concretamente sobre esa expresión
fina y delicada del amor a la que llamamos
"ternura". Antes de dar una descripción de la
ternura como cultivadora de la paz queremos
liberar el término de algunos "prejuicios":
a) La feminización de la ternura se da cuando
se piensa que ésta es solamente expresión de
las mujeres y, en los hombres, es síntoma de
debilidad y, por tanto, va en contra de la mas-
culinidad. Esta concepción machista y patriar-
cal responde a la idea de que al hombre le
corresponde por naturaleza ser violento. Hay
una confusión de ideas, pues ternura no es
sinónimo de debilidad, sino que es una de las
expresiones más profundas y vigorosas del
amor, es la "savia" misma del amor sin la cual
éste se apaga.
b) La infantilización de la ternura se da cuan-
do a los niños se les ve como "personitas" que
son "todo ternura" por su delicadeza y su ino-
cencia. Por tanto, la ternura sólo es para ellos.
Imposible hablar en esta concepción de la ter-
nura social y política, pues se confunde sin
más la ternura con "lo tierno", lo inmaduro, lo
banal y la simple caricia de autosatisfacción.
c) La emotividad o sentimentalismo de la ter-
nura cuando se piensa que ésta solamente es
una mera excitación sentimental, una sensa-
ción momentánea y pasajera que nos suscita
la presencia del otro. Es obvio que en esta
concepción de la ternura se le tiene como un
repliegue sobre uno mismo y no como un en-
cuentro y valoración del otro.
La ternura, contrario a todos estos "prejuicios",
es la expresión profunda y gratificante del amor
que siente al otro como otro, que se demora
en él por el profundo aprecio a su persona, lo
valora en todo lo que él es, lo admira con in-
tuición y fina sensibilidad. Ésta es la ternura
esencial, como la llama Leonardo Boff, y no
mero sentimentalismo.
Desde el aspecto social, podemos decir que
la ternura es una fuerza capaz de transformar
los más pesados ambientes porque en el de-
talle del abrazo, del apretón de manos, de la
frase conciliadora, de ofrecer el asiento inclu-
so al enemigo... se insinúa aceptación, tole-
rancia, respeto, dignidad y una gran calidad
humana. Con razón se dice que la montaña
nos sobrecoge y lo grandioso nos intimida, pero
el detalle, la delicadeza y la insignificancia nos
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
28
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
doblega. Así pues, la ternura en lo político y
en lo social nos ayuda a construir colectiva-
mente y a cosechar el fruto de la paz. Con
razón decía Tomás Borges que la solidaridad
es la ternura de los pueblos.
Lo contrario de la ternura es precisamente la
violencia, la crueldad, el ensañamiento que
sólo pueden brotar del odio, del deseo de ven-
ganza y, en todo caso, del resentimiento ha-
cia la sociedad embriagado por el alcohol y
embrutecido por la droga. Más de uno podrá
pensar que es una utopía la ternura en am-
bientes tan crueles y embrutecidos como se
han vivido en estos últimos años en México.
Tal vez haya algo de razón en ello, pero tam-
bién se tiene la experiencia de que en la más
terrible aridez que dejó la bomba atómica en
Hiroshima surgió una pequeña plantita que,
al ser plasmada en una foto, alentó en el pue-
blo japonés la esperanza de una nueva vida.
"El ser humano sabe hacer de los obstáculos
nuevos caminos porque a la vida le basta el
espacio de una grieta para renacer." (Ernesto
Sábato, en su obra La resistencia, 2001). De esto
es capaz la "revolución de la ternura", como lo
ha expresado el Papa Francisco.
Hasta aquí hemos delineado la flor de la paz
y, con ello, hemos querido explicitar lo que
serían los valores, las actitudes, las habilida-
des, la visión que conforman una espirituali-
dad para la paz, en el entendido de que todos
los seres humanos somos cultivadores, arte-
sanos de la paz por el simple hecho de ser
humanos. Es nuestra vocación y de nosotros
mismos depende que respondamos a ella o la
sofoquemos.
LA ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ DESDE
UNA PERSPECTIVA CRISTIANA
Todo lo expuesto anteriormente sobre la Espi-
ritualidad para la Paz es asumido perfecta-
mente desde la fe cristiana. Aquí cabe plena-
mente el dicho de que la gracia de Dios supo-
29
Hacia una espiritualidad para la paz
ne la naturaleza. Precisamente la Doctrina
Social de la Iglesia asume como los valores
fundamentales de la vida social la verdad, la
libertad, la justicia y el amor, ya tratados ex-
plícitamente en la Encíclica Pacem in Terris
del Papa Juan XXIII y asumidos por el Conci-
lio Vaticano II. Así pues, no insistiremos en
los valores ya arriba reflexionados, pero sí ha-
remos un par de reflexiones que nos ayuda-
rán a fundamentar lo dicho sobre la Espiritua-
lidad para la Paz.
Primera Reflexión
La creación en la Biblia por parte de Dios no
es sacar de la nada las cosas (Ex nihilo sui et
subjecti, decían los escolásticos), sino más
bien ordenarlas, armonizarlas, pues "la tierra
era caos, confusión y oscuridad por encima
del abismo y el espíritu de Dios aleteaba por
encima de las aguas". (Gen. 1, 2)
Sacar, pues, del caos, del desorden es fruto
del espíritu de Dios quien "armoniza" a todas
las creaturas para que se realicen libremente,
con justicia y muestren la belleza de su ver-
dad. En otras palabras, el acto creador de Dios
hace brotar como fruto de las creaturas la flor
de la paz, de la cual ya hemos hablado. Del
caos surge el "cosmos", palabra griega que
significa armonía, orden, equilibrio. Una vez
realizada su obra, Dios descansa para con-
templarla y disfrutarla, pues "todo está muy
bien hecho".
Presentando a Dios haciendo el mundo en el
transcurso de una semana, el autor del relato
nos está haciendo ver que la creación debe
ser un acontecimiento cotidiano, llevado a
cabo en nuestras semanas ordinarias de tra-
bajo. Re-crear cada día el mundo es sacarlo
del caos para que brille con intensidad la ar-
monía, es decir, la paz y la podamos disfrutar
porque al final del día "está todo bien hecho".
Tal vez nos podrá desanimar el ver un mundo
tan problematizado, tan lleno de angustias,
sufrimientos, luchas y violencias; sin embar-
go, decir cada día que el mundo es "bueno" o
"bello" es proclamar que un día lo será. Decir
que todo está muy bien no es para adormecer
la conciencia, sino para darnos un programa
de vida.
Segunda Reflexión
Jesucristo les dice a sus Apóstoles: "La paz
les dejo, mi paz les doy, y no como la da el
mundo" (Jn. 14, 27) no porque nos "otorgue"
la paz sino porque nos da el instrumento que
la hace fructificar de la realidad como una flor
de primavera: El Reino de Dios. "Conviértan-
se porque el Reino de Dios ya está cerca, está
entre ustedes". (Mt. 4, 17; Mc. 1, 14)
El mensaje central de Jesús es el Reino de
Dios. Aunque habla de él de muchas mane-
ras y especialmente por medio de parábolas,
nunca dice en qué consiste concretamente el
Reino de Dios; sin embargo, lo podemos cla-
rificar con toda la vida de Jesús y con su men-
saje. Así, podemos decir que la preocupación
más grande de Jesús es ofrecer y alcanzar una
vida más digna y mejor para todos, así como
la atención a las necesidades más apremian-
tes del pueblo y, de entre ellos, de los más
necesitados. Dios es un Padre para todos y el
mensaje de Jesús es que nos realicemos to-
dos como hermanos atendiendo de manera
privilegiada a los más pobres y desheredados.
Por consiguiente el Reino de Dios es un reino
para cultivar la paz a partir de la misericordia
y de la justicia social para los más des-
favorecidos.
Las actitudes para hacer presente ese Reino
de Dios, Jesús las plasma de una manera
magistral en la proclamación de las biena-
venturanzas que han quedado consignadas en
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
30
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
el Evangelio de Mateo (5,3-11). He aquí una
reflexión a partir de las bienaventuranzas con
el fin de descubrir en ellas las actitudes del
cultivador de la paz:
1.- Los pobres de espíritu, es decir, los que no
están llenos de sí mismo y están totalmente
libres para llenarse de los demás.
2.- Los mansos, es decir, los que hacen de la
no-violencia activa el arma de la paz.
3.- Los que lloran, es decir, los que limpian
sus ojos con lágrimas de compasión para
ver y sentir a los que sufren haciendo de la
ternura un bálsamo de paz.
4.- Los que tienen hambre y sed de justicia,
es decir, los que luchan apasionadamente
porque el hombre se levante, porque el
hombre triunfe y no se les niegue su lugar
en la armonía del mundo.
5.- Los misericordiosos, es decir, los que no
llevan cuenta de las ofensas, los que van
hasta el fondo del amor y se revisten del
perdón al enemigo despojándose del re-
sentimiento y de la venganza.
6.- Los limpios de corazón, es decir, los que
hacen de su corazón un manantial trans-
parente de amistad y hacen que la verdad
brille en todo su esplendor.
7.- Los artesanos de la paz, es decir, los que
hasta en su combate son inspiradores de
la reconciliación.
8.- Los perseguidos por causa de la justicia,
es decir, los que aceptan ser incompren-
didos e incluso traicionados por defender
la dignidad de todo hombre y, a pesar de
todo, se mantienen firmes en su denuncia
y en la búsqueda de la verdad.
¿DE QUÉ PAZ ESTAMOS HABLANDO?
Tenemos que partir del hecho de que la paz
no es un término unívoco, sino que coexisten
diversas concepciones. Será muy importante
clarificar de qué paz estamos hablando y, so-
bre todo, denunciar lo que, a nuestro parecer,
son falsas concepciones de la paz.
Paz negativa y paz positiva
Hablamos de paz negativa cuando hablamos
de ausencia de guerra entre estados, de au-
sencia de toda violencia en las relaciones per-
sonales y sociales o cuando simplemente no
hay tensiones y se tiene tranquilidad y sosiego.
Expresiones como "yo no me meto con nadie",
"viva la paz", "déjame tranquilo", "no veo, no
oigo"... son expresiones de algo no deseado y
esta concepción de la paz negativa está en
relación a lo estático, a la inmovilidad y, en el
fondo, a la negación de una realidad violenta.
Hablamos de paz positiva cuando la asocia-
mos a los conceptos de justicia, de desarrollo
humano, de cooperación, de igualdad en las
relaciones, de respeto a los derechos huma-
nos, de cooperación, de resolución pacífica del
conflicto, etc. Podemos decir que esta con-
cepción de la paz se asocia al dinamismo per-
sonal y/o comunitario, a la búsqueda del bien
común y a una toma de conciencia para des-
cubrir los diversos tipos de violencia que se
pueden anidar en las diversas relaciones hu-
manas (violencias estructurales, institu-
cionales, ambientales, personales, etc.).
Paz interior (personal) y paz social
(comunitaria)
Paz interior es aquella paz del corazón que se
busca y anhela mediante algunas terapias
sicosociales y de relaciones humanas (diná-
micas, conferencias, procesos de duelo, aten-
ción especializada a víctimas de la violencia,
atención espiritual, tanatología, etc.), así como
en la profundización de las motivaciones es-
pirituales y de fe para lograr el equilibrio
emocional, sicológico, físico y espiritual de
las personas.
31
Hacia una espiritualidad para la paz
Paz social, por su parte, busca, mediante el
perdón, la reconciliación, la justicia, la ver-
dad, la solidaridad, la resolución pacífica de
los conflictos, etc. una convivencia armonio-
sa y de colaboración ya sea entre grupos, pue-
blos, comunidades o naciones para la cons-
trucción del bien común y del goce universal
de los bienes de la tierra. Para ello se tienen
los convenios, protocolos, el derecho interna-
cional humanitario, tratados e instituciones a
nivel mundial, como la ONU, la OEA, La Cor-
te Interamericana de Derechos Humanos, La
Corte Penal Internacional, etc.
Es importante nunca desligar la búsqueda de
la paz interior con la toma de conciencia y la
participación de alguna manera en los esfuer-
zos por la paz social, ni ésta desligarla de aque-
lla, pues no habrá paz social sin corazones
nuevos y, a su vez, de muy poco servirá una
paz interior en un entorno de violencia. Sim-
plemente sería una "paz farisaica".
Otro aspecto a considerar en el concepto de
paz es que éste varía de acuerdo a la diversi-
dad de culturas y a las situaciones concretas
que están viviendo las colectividades. Por
ejemplo, el concepto de paz entre las culturas
indígenas está en íntima conexión con el arrai-
go a su tierra, con su cosmovisión y, por tan-
to, con la manera de realizar su propia vida,
de acuerdo a sus usos y costumbres.
Falsas concepciones de paz
Solamente queremos advertir que hay algu-
nas maneras de concebir la paz que, en el
fondo, ocultan la violencia misma. Una de ellas
es la llamada "pax romana" cuyo lema era "Si
quieres la paz, prepárate para la guerra" (Si
vis pacem, para bellum). Ésta es la paz fincada
en la ley del más fuerte, en la intimidación al
mostrar las armas, en la represión, en la ca-
rrera armamentista, en guardar el orden esta-
blecido por las fuerzas dominantes (propia de
las dictaduras), en la práctica de la tortura,
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
32
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
en el silencio obligado, en la "paz de los se-
pulcros"...
Tampoco se debe confundir la paz con la se-
guridad que, en determinado momento, pue-
den dar las fuerzas de seguridad, sea la poli-
cía o el ejército. Tampoco hay que confundir
la paz con algunas medidas de seguridad como
no transitar por senderos peligrosos, recluirse
temprano en la casa, etc. Este tipo de seguri-
dades en todo caso logra contener la violencia
pero no erradicarla. Es más, éstas son medi-
das para ambientes de guerra y no de paz.
Finalmente, cuando se dice que todo es edu-
car para la paz es como no decir nada y diluir
el concepto de paz en una serie de recomen-
daciones y de consejos moralizantes. De ahí
que es importante partir de lo que entende-
mos por una espiritualidad para la paz, objeto
de nuestra exposición y complementarla con
una actitud abierta y crítica que ayude a ir
derrotando la violencia espiritual y cultural-
mente hablando.
33
III. HACIA UN DESARME
CULTURAL DE LA VIOLENCIA
Pbro. Camilo Daniel Pérez
¿Qué es la violencia?
Es el acto mediante el cual una persona, un grupo social, un
Estado o un conjunto de Estados ejercen medios de coerción
(presión) física, sicológica o espiritual para obligar a otro u
otros que dejen de hacer o hagan, contra su voluntad, lo que
los primeros desean, o para despojarlos de sus bienes o lesio-
narlos en su integridad. La violencia se genera cuando hay
una situación de desigualdad, de asimetría entre las perso-
nas o colectividades y quien o quienes están en situación
favorable buscan reforzar, profundizar o ampliar dicha situa-
ción para sacar provecho de ella.
Esta descripción de la violencia nos ayuda a darnos cuenta
que no todo uso de la fuerza es violenta, ni toda manifesta-
ción de coraje o agresividad conlleva una carga violenta, to-
mando en cuenta la proporcionalidad de la fuerza que se
utilice, la intencionalidad de la acción y, sobre todo, el cuida-
do de preservar la integridad física, sicológica y moral sobre
quienes se ejerce determinada fuerza.
La cultura de la violencia.
Entendemos por cultura de la violencia la justificación que,
consciente o inconscientemente, se hace de ella en cualquie-
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
34
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
ra de sus manifestaciones. Tan perniciosa es la
carta de ciudadanía que se le da a la violencia
como la violencia misma. Esto hace que se
vea cualquier acto violento como algo "natu-
ral", algo "normal" e, incluso, que así debe ser.
Podemos decir que a la violencia se le da car-
ta de ciudadanía:
• Cuando se le justifica e incluso se le enaltece:
Si nosotros revisamos la historia de los pue-
blos y naciones ésta se compone principal-
mente de sus guerras, las cuales siempre se
les da una justificación y se enaltecen como
gestas heroicas. En lo personal cuando gol-
peamos o castigamos a una persona decimos
que lo hemos hecho "porque se lo merecía".
• Cuando se invisibiliza la violencia invisi-
bilizando a las víctimas: Esto sucede con
mucha frecuencia en la violencia intrafa-
miliar. Se dice que "la ropa se lava en casa"
y, por tanto, las acciones violentas en casa
(violaciones, acosos sexuales, golpes, ame-
nazas, castigos, etc.) no tienen por qué
dirimirse en público, ni denunciarse ante las
autoridades. La violencia contra la mujer por
el hecho de ser mujer se le minimiza e in-
cluso se exalta, con ello, la masculinidad.
• Cuando el sistema social de convivencia se
pervierte dando por hecho que las relacio-
nes en la comunidad "tienen que ser así y
no de otro modo". Por ejemplo, los contra-
tos matrimoniales hechos por los padres de
los contrayentes sin su consentimiento.
• Cuando la violencia es estructural e insti-
tucional, de tal manera que ésta se justifica
por el bien de la nación cuando en realidad
se privilegian intereses particulares e inclu-
so se ejerce la violencia contra la oposición
para "resguardar el orden establecido".
• Cuando el sistema político mismo se ha co-
rrompido y los funcionarios públicos bus-
can el respaldo a sus actos de poder por
medio de prebendas y favores para deter-
minados sectores de la sociedad.
• Cuando nos acostumbramos a la violencia
del crimen organizado y "revictimizamos a
las víctimas" pensando que tal vez "se lo
merecían por andar en malos pasos" o por-
que "se encontraban en el lugar equivocado".
• Cuando se da culto a las armas, se les ad-
mira y hasta se les bendice y, entre más
sofisticadas y letales sean, se piensa que
será mayor la seguridad de una nación.
• Cuando a la violencia misma se le disfraza
para no mostrarla en toda su crudeza como
los hornos crematorios donde se incinera-
ban a los presos judíos o como la trata de
personas que se realiza con halagos, enga-
ños e incentivos para las víctimas.
• Cuando se invoca el nombre de Dios para
legitimar las guerras con la pretensión de ter-
minar con la guerra o para actuar como terro-
ristas con el fin de acabar con el terrorismo.
• Cuando se utiliza el sentido religioso del ser
humano para amenazar, cargar la concien-
cia, secuestrar y manipular moralmente a
las personas para beneficiarse de ellas. La
violencia ocasionada por el fundamen-
35
Hacia un desarme cultural de la violencia
talismo religioso se justifica porque, según
sus perpetradores, están defendiendo la
verdad absoluta de Dios.
Nos hemos permitido exponer algunas de las
muchas formas que existen para justificar la
violencia. De ahí surge una verdadera cultura
de la violencia que se va introyectando en cada
uno de nosotros y que se vuelve el ambiente
social, justificado incluso por planteamientos
éticos, en el que se desenvuelve nuestra vida.
CUATRO ELEMENTOS GENERADORES DE
VIOLENCIA
1.- El colonialismo y la colonialidad.
Ante todo, nos ha parecido muy pertinente y,
por ello, asumimos la distinción que hacen
algunos autores entre lo que es el colonialis-
mo y la colonialidad.
El colonialismo lo podemos describir como la
conquista o la expansión u ocupación territo-
rial, militar y administrativa en lo político, en
lo económico, en lo cultural, etc. en base al
poder de dominación que un pueblo o una
nación ejerce sobre otra.
Algunos modelos de colonización son preci-
samente las colonias territoriales, los protec-
torados, los dominios preponderantes, las con-
cesiones, etc. que, como todas las violencias,
tienen sus propias "justificaciones". Por ejem-
plo, los europeos se escudaban en la sagrada
misión de civilizar a los indígenas bárbaros y
llevarlos al progreso. Las iglesias cristianas se
sentían con el deber de cristianizar, incluso a
la fuerza, a los indígenas paganos para salvar
sus almas...
Ahora bien, la colonialidad la describimos
como una mentalidad, como el espíritu de
dominación que persiste hasta nuestros días
basado precisamente en la creencia de la su-
perioridad de unos pueblos y naciones sobre
otras, de tal manera que aquellas van al res-
cate (con sentido mesiánico) o a la supresión
(para la limpieza social y humana) de éstas.
La colonialidad es un espíritu capaz de inva-
dir las culturas, el conocimiento y hasta las
actitudes más profundas del ser humano, lle-
gando a introyectar y a justificar las acciones
colonizadoras.
El punto clave de la colonialidad está en la
supresión del "otro", "distinto, diferente de mí
y totalmente ajeno a mi manera de ser y de
actuar." No acepto "la alteridad" y, por tanto,
se construyen dicotomías (división en dos)
prácticamente excluyentes, como lo señalan
algunos autores: División entre lo masculino
y lo femenino, entre el alma y el cuerpo, entre
el mundo cristiano y el mundo pagano, entre
la razón y la afectividad, entre la raza blanca
y la raza negra, entre una cosmovisión y otra,
una cultura y otra, entre la naturaleza y el pro-
greso, etc. Lógicamente en estas dicotomías
se privilegia a la que social e históricamente
ha tenido y tiene el poder de dominación. "El
poder imperial", por llamarlo de alguna ma-
nera, es la matriz del colonialismo y la
colonialidad. La colonialidad se da en diver-
sos campos: en las culturas, en el lenguaje,...
2.- El patriarcalismo y el sistema
patriarcal.
Sistema Patriarcal.
Sistema Patriarcal: Es un conjunto de creen-
cias, "verdades rectoras" de la conducta indi-
vidual y colectiva que están basadas en "la
fascinación de la masculinidad", de tal mane-
ra que se considera a los hombres superiores
en todo con respecto a las mujeres y a todos
los demás seres de la naturaleza. Es todo un
imaginario social y simbólico donde prevale-
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
36
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
ce el dominio del hombre por ser hombre (ma-
cho) y la subordinación de la mujer por ser
mujer (hembra). Es una contraposición entre
lo que el sistema considera masculino y lo
que considera propio de lo femenino.
Me parece pertinente en estos momentos dis-
tinguir entre lo que entendemos por "sexo" y
lo que entendemos por "género". El sexo son
todas aquellas características universales e
inmodificables con las que nace el ser huma-
no. Son diferencias biológicas que no cam-
bian. Por ejemplo, sólo los hombres tienen la
capacidad de producir espermatozoides. Úni-
camente las mujeres tienen ovarios y matriz.
Sólo ellas amamantan a los bebés, etc.
En cambio, género son todas aquellas cons-
trucciones socioculturales que se atribuyen
exclusiva o preponderantemente al hombre o
a la mujer. Son, pues, todas aquellas formas
de relación entre el hombre y la mujer que
pueden cambiar. Por ejemplo, antes las muje-
res no usaban pantalón. Los hombres no se
dedicaban a las labores domésticas conside-
radas propias de la mujer, etc.
El patriarcalismo o machismo.
El patriarcalismo o machismo son todas aque-
llas actitudes, conductas, acciones, discursos
y valoraciones que tienen su sustento en el
sistema patriarcal llegando a ser injustas, dis-
criminatorias, prepotentes y agresivas a todo
lo que se considera femenino. Desgraciada-
mente el patriarcalismo o machismo no tiene
fronteras y puede ser ejercido por hombres y
mujeres sin importar raza o condición social.
En el fondo de estas posturas está anidado el
menosprecio de lo femenino que se manifies-
ta en la idea de que el varón llega a concebir-
se como lo más auténtico y perfectamente hu-
mano. Por consiguiente lo femenino es una
degradación del ser humano, es inconsistente
y accidental al ser humano. Por diferentes
explicaciones o deficiencias nace la mujer que
no viene a ser sino un varón frustrado, un va-
rón que, por diversas causas, no llega a su
plenitud. Al varón se le considera como el
único transmisor de la vida. La mujer es un
simple receptáculo de la vida. Toda esta men-
talidad es discriminadora de las mujeres y
misógina.
Con esta mentalidad de fondo ya nos pode-
mos explicar toda la serie de comportamien-
tos y actitudes que lesionan profundamente
la dignidad femenina. Así, por ejemplo, la
mujer es el "sexo débil", no puede asumir ta-
reas de responsabilidad pública, no es apta
para el estudio, tampoco es hábil para cargos
directivos. Los afectos, ya sean emociones o
sentimientos, son preponderantemente feme-
ninos y, por tanto, son signos de debilidad. El
varón debe reprimirlos ("Los hombres no llo-
ran") porque su grandeza radica en su fuerza
y en ser el vencedor de todas las batallas.
Lo propio de la mujer, en todo caso, serán las
labores domésticas. Incluso con una mentali-
dad antifeminista se exalta "la hermosa, ma-
ravillosa y nobilísima tarea de la maternidad"
como sinónimo de reclusión en el hogar. Este
solo hecho deberá quitarle "la tentación" de
querer competir con el varón en áreas de la
vida pública, de quitarle el "ansia" de ser como
el varón debido a su "deficiente naturaleza".
Entonces, ¿la mujer es un estorbo para el hom-
bre? ¡Claro que no! En una actitud antife-
minista se dice que la mujer enriquece y com-
plementa al hombre. Es su "media naranja".
Por tanto, solamente vale en referencia al va-
rón, tanto cuanto le ayude en su realización y
misión de dominio. De esta manera se exalta
la tarea de la mujer, pero sin dejar de ser una
esclava.
37
Hacia un desarme cultural de la violencia
Descalificación de la mujer.
Todavía más. La actitud misógina, de aver-
sión contra la mujer, lleva a la sociedad mis-
ma a descalificarla moralmente hablando
como "peligrosa" por seductora, coqueta y débil
por sus inclinaciones sexuales, dotada de una
gran disposición para el erotismo y el placer.
Se le considera "impura" por sus menstrua-
ciones; sin embargo, se da una doble moral
para el varón y para la mujer. Se exhibe la
sexualidad y el cuerpo femenino, pero con re-
ferencia al varón para que se complazca en
ella, admire su belleza y la disfrute. También
se da una cosificación de la mujer mediante
la prostitución, consecuencia de una estruc-
tura social moralizante que denigra a la mujer
como "sexoservidora".
A todo esto, tenemos que añadir que la exa-
cerbación de la violencia contra la mujer lleva
al extremo de los feminicidios, es decir, al ase-
sinato de las mujeres por el sólo hecho de ser
mujeres. Incluso se da el hecho de revictimizar
a las mujeres asesinadas diciendo que lleva-
ban una doble vida, que frecuentaban lugares
peligrosos o que se vestían provocativamente.
Feminización de la naturaleza.
El hombre, en su afán de dominio, hasta cier-
to punto ha "feminizado la naturaleza", conci-
biendo a la tierra como nuestra madre, nodri-
za, doncella, fecunda, etc. que necesita de la
intervención y del poder del hombre para que
fructifique y, lógicamente, éste puede dispo-
ner de ella a su antojo. Se da, pues, una rela-
ción distorsionada, injusta y depradadora de
la naturaleza. Los movimientos "ecofeministas"
se esfuerzan en ayudarnos a tomar concien-
cia de este problema.
Es indudable que la mujer actualmente ha
ganado espacios muy importantes en la so-
ciedad tanto en la política, en la cultura, en lo
social, en el mundo del trabajo, en lo religio-
so, en la investigación, etc. todo lo cual ha
derribado atavismos, tabúes, discriminaciones
y van despejando poco a poco el panorama
para una recta comprensión del ser humano
como persona con su especificidad tanto mas-
culina como femenina. Creo que se está en el
camino correcto para lograr la igualdad de
derechos y responsabilidades, aunque debe-
remos reconocer que existe un buen trecho
por recorrer y el camino es escabroso. Es im-
portante reconocer que una auténtica libera-
ción del ser humano, hombre y mujer, deberá
pasar por la liberación femenina.
3.- El economicismo y la economía
neoliberal.
La economía neoliberal.
Por economía neoliberal se entiende el mode-
lo económico que considera el libre mercado
como el mejor instrumento para potenciar
eficientemente los recursos de la sociedad,
dejando el Estado la rectoría de la economía
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
38
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
para fungir más bien como un vigilante de la
misma y con una cierta intervención como
benefactor de la sociedad.
Al poner en práctica este modelo económico,
hay una fuerte tendencia privatizadora de las
empresas públicas y paraestatales, se busca
una disminución significativa de impuestos a
mercancías y capitales extranjeros, una flexi-
bilización laboral (desaparición de sindicatos,
menos compromisos en prestaciones, pagos
por hora-trabajo), recortes al gasto público en
bienestar social (eliminación de subsidios),
apertura comercial, libre tránsito de produc-
tos, atención a la macroeconomía más que a
la micro, etc.
Economicismo.
Este modelo económico absolutiza la relación
mercantilista con una visión exclusivamente
economicista que se basa en la competencia
despiadada sin atender al bienestar social,
privilegia al capital sin tomar en cuenta los
derechos humanos (capitalismo salvaje), su
afán es el acaparamiento de bienes sin im-
portar el impacto ambiental, concentra la ri-
queza en grandes emporios de producción y
de consumo que obliga a la migración de gran-
des masas de mano de obra. A todo este fe-
nómeno le llamamos "economicismo". El Papa
Juan Pablo II se expresaba así de este fenó-
meno: "Cada vez más, en muchos países ame-
ricanos impera un sistema conocido como
neoliberalismo; sistema que haciendo referen-
cia a una concepción economicista del hom-
bre, considera las ganancias y las leyes del
mercado como parámetros absolutos en de-
trimento de la dignidad del respeto de las per-
sonas y los pueblos. Dicho sistema se ha con-
vertido, a veces, en una justificación ideológi-
ca de algunas actitudes y modos de obrar en
el campo social y político que causan la
marginación de los más débiles". (EA 56).
Economía narcotizada.
Si bien es cierto que los capitales no tienen
patria, este modelo propició los llamados "ca-
pitales peregrinos" que de la noche a la ma-
ñana pueden estar en una nación o en otra
causando perjuicios económicos en su movi-
lidad. También ha propiciado la especulación
en la bolsa de valores (ganancias de capitales
improductivos), así como el "monetarismo"
(dolarismo) sustentado no en la producción
de bienes y servicios, sino en el poder político
y militar. Hay que recordar que desde 1972
el dólar no se sustenta en las reservas de oro
que se tengan.
Por otro lado, aunque la intención del modelo
neoliberal no haya sido la de propiciar el lava-
do de dinero por parte de la delincuencia or-
ganizada, sí ha facilitado dicha operación. De
acuerdo con un informe de la oficina de las
Naciones Unidas contra el narcotráfico y la
delincuencia (UNOCD) la criminalidad organi-
zada mueve de 800 a 900 mil millones de
dólares al año en el mundo. Esto es indicativo
del poderío que han alcanzado los grupos cri-
minales en el mundo regido por el neolibe-
ralismo y sus imperativos como lo es la des-
regulación generalizada y la apertura comer-
cial. De ahí que podemos afirmar que las
estrategias oficiales contra el trasiego de dro-
gas son actos de simulación, pues seguramen-
te en lo económico habría un enorme desajuste
financiero global si dejara de circular el dine-
ro ilícito y manchado de sangre.
Hay economistas que afirman que con un cre-
cimiento económico prolongado se consegui-
ría reducir la pobreza y la desigualdad con el
fenómeno del "derrame" (trickle down) a ca-
pas sociales bajas. Esto se da en la naturale-
za automáticamente por la ley de la grave-
dad, pero socialmente hablando nunca se ha
dado. Por ello es falso afirmar que "la abun-
39
Hacia un desarme cultural de la violencia
dancia de los ricos es el salario de los po-
bres". Además, en esta economía de mercado
en la que se privilegia el capital, la "abundan-
cia" se consigue en base de la precariedad y
hambre de los trabajadores. De ahí que los
mismos creadores del modelo neoliberal ins-
pirado en lo que se ha llamado "el consenso
de Washington" han buscado maneras de co-
rregirlo, pues la realidad ha traído persisten-
temente altas tasas de desempleo, estanca-
miento de ingresos, aumento de pobreza, cre-
ciente desigualdad y la violencia del crimen
organizado.
El Papa Francisco ha escrito lo siguiente refi-
riéndose a este modelo económico: "Algunos
todavía defienden las teorías del derrame...
Esta opinión, que jamás ha sido confirmada
por los hechos, expresa una confianza burda
e ingenua en la bondad de quienes detentan
el poder económico y en los mecanismos sa-
cralizados del sistema económico imperante"
(EG 54). "Ya no podemos confiar en las fuer-
zas ciegas y en la mano invisible del merca-
do" (EG 204).
4.- El mito de la violencia redentora y del
"chivo expiatorio". (Walter Wink).
El mito de la violencia redentora.
En este apartado, asumo el interesante plan-
teamiento que hace en su libro Walter Wink,
"Paz, Teología para un nuevo milenio" (Edito-
rial Lumen, Buenos Aires-México, 2005). El
autor se expresa así del mito de la violencia
redentora: "Este mito ensalza la creencia de
que la violencia salva, que la guerra trae la
paz, que la fuerza hace al derecho. Es una de
las historias más viejas y repetidas del mundo."
"Este mito de la violencia redentora –señala el
autor– es un mito real del mundo moderno.
Es él y no el judaísmo o el cristianismo o el
islamismo, la religión dominante en nuestra
sociedad actual."
Luego el autor hace referencia a los progra-
mas televisivos y de salas de cine (los cuales
replican mitos ancestrales de dioses en dis-
puta) en los que "los malos", "los villanos" de
la película, violentos y artífices del mal, son
vencidos por héroes igualmente violentos que,
además, actúan al margen de la ley con la
misma saña y crueldad de los villanos. Algu-
nos incluso haciendo justicia por su propia
mano. Recordemos películas como las de
Rambo, X-Men, Harry el sucio, James Bond,
Spiderman, Superman, Batman, etc. incluyen-
do los dibujos animados y las viejas películas
del Oeste (Western) en las que todo se arre-
glaba a tiros. Los videojuegos mismos tienen
una gran carga de violencia: El niño compite
logrando vencer y suprimir al mayor número
de sus adversarios antes de caer vencido por
una bomba o por ráfagas de metralleta.
El mito de la violencia redentora y del estado
de seguridad nacional.
El autor, además, denuncia que el mito de la
violencia redentora llega a ser la espirituali-
dad que sustenta al sistema de seguridad na-
cional: "El mito de la violencia redentora sirve
como la espiritualidad interna del Estado na-
cional de seguridad". Se establece "una reli-
gión patriótica en el corazón del Estado" y el
mito mismo "sirve a la espiritualidad del mili-
tarismo". "La ideología de la seguridad nacio-
nal convierte al nacionalismo en algo supre-
mo. La gente es prescindible. El Estado no".
En mi opinión esta mentalidad de la seguri-
dad nacional permea, de alguna manera, la
lucha contra el crimen organizado en nuestro
País. El combate al crimen organizado por
parte de las fuerzas de seguridad (policías y
ejército) tiene como objetivo principal la se-
P
R
I
M
E
R
A
P
A
R
T
E
40
UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ
guridad del Estado más que la seguridad ciu-
dadana y, en general, la seguridad humana.
Por lo mismo, escuchamos con frecuencia
declaraciones en las que se habla de "daños
colaterales" para referirse a ciudadanos ino-
centes que cayeron en el fuego cruzado, como
también en el argot periodístico la muy soco-
rrida y mal usada frase de que "se encontra-
ban en el lugar equivocado", siendo que quie-
nes están en el lugar equivocado son quienes
han traído la guerra a nuestras calles que nos
pertenecen como ciudadanos.
Otro aspecto que me parece importante seña-
lar es que los niños y jóvenes no sólo llegan a
identificarse con el "héroe" que "redime vio-
lentamente", sino con los mismos "villanos"
dando rienda suelta a la imaginación para mi-
metizarlos. Muchos de nuestros niños y jóve-
nes anhelan ser sicarios ante la exaltación de
la violencia y de las armas que, en esta socie-
dad violenta, les da un status de poder. Para
ellos los narcos son sus "villanos favoritos".
Sólo como un ejemplo de dicho mimetismo
llevado hasta el extremo, reproducimos una
nota periodística del 17 de mayo del 2015,
del "Informador": "La fiscalía de Chihuahua
informó este fin de semana que un grupo de
niños (dos niñas de 13 años, un niño de 11 y
dos adolescentes de 15) secuestraron, tortu-
raron, asesinaron y sepultaron a otro menor,
éste de seis años, cuando estaban "jugando".
Éste suceso evidencia que hay "una reproduc-
ción cultural de la violencia... Se ha normali-
zado la violencia, incorporándola a los juegos
infantiles y esto no es nuevo, ha habido mu-
chos señalamientos de niños que juegan a ser
narcos, a los secuestros" (Declaraciones de Juan
Martín Pérez García, director de la Red por los Dere-
chos de la Infancia).
"Los cinco niños y niñas que asesinaron a
Christopher Márquez Mora fueron asesinados
primero... un homicidio espiritual que fue ma-
tando la humanidad de sus victimarios-vícti-
mas... Porque en la colonia donde viven... es
de los espacios donde claro se ve la produc-
ción y reproducción ampliada de la violencia
que padecemos... Los autores intelectuales del
infanticidio son quienes llenan la televisión y
el cine de contenidos violentos, quienes fabri-
can videojuegos donde la meta es matar." (Dr.
Víctor Quintana Silveyra)
El mito del "chivo expiatorio".
También Walter Wink nos advierte en su libro
sobre el mito del "chivo expiatorio". Nos dice
lo siguiente: "Una vez que los niños han sido
adoctrinados dentro de las expectativas de una
sociedad dominante, nunca dejarán de tener
la necesidad de ubicar el mal fuera de ellos
mismos. Aun siendo adultos, tenderán a bus-
car chivos expiatorios".
"Chivo expiatorio" es la denominación que se
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA
CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA

Más contenido relacionado

Similar a CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA

cartilla-desmopaz-Catedra de paz
cartilla-desmopaz-Catedra de pazcartilla-desmopaz-Catedra de paz
cartilla-desmopaz-Catedra de pazHARVEYVELANDIA
 
Noviolencia, la transformación creativa del conflicto social
Noviolencia, la transformación creativa del conflicto socialNoviolencia, la transformación creativa del conflicto social
Noviolencia, la transformación creativa del conflicto socialCarlos Vidal Ojea
 
N20160726 al 0802 especial
N20160726 al 0802 especialN20160726 al 0802 especial
N20160726 al 0802 especialRsm San Martín
 
Cultura de Paz, Derechos Humanos.pptx
Cultura de Paz, Derechos Humanos.pptxCultura de Paz, Derechos Humanos.pptx
Cultura de Paz, Derechos Humanos.pptxNorma Gantenbein
 
Cultura de paz, derechos humanos
Cultura de paz, derechos humanosCultura de paz, derechos humanos
Cultura de paz, derechos humanosNorma Gantenbein
 
Día de la paz.
Día de la paz.Día de la paz.
Día de la paz.Celia
 
Monografia obstáculos que impiden la denuncia en bolivia
Monografia obstáculos que impiden la denuncia en boliviaMonografia obstáculos que impiden la denuncia en bolivia
Monografia obstáculos que impiden la denuncia en boliviaLeoZang2
 
Presentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdf
Presentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdfPresentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdf
Presentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdflsanmo
 
Psicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdf
Psicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdfPsicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdf
Psicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdfMartinaAmador
 
Clase 1 cultura de paz
Clase 1 cultura de pazClase 1 cultura de paz
Clase 1 cultura de pazoswaldo90210
 
Dia de la paz
Dia de la pazDia de la paz
Dia de la pazcolegios
 

Similar a CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA (20)

cartilla-desmopaz-Catedra de paz
cartilla-desmopaz-Catedra de pazcartilla-desmopaz-Catedra de paz
cartilla-desmopaz-Catedra de paz
 
Paz..pdf
Paz..pdfPaz..pdf
Paz..pdf
 
78.pdf
78.pdf78.pdf
78.pdf
 
Noviolencia, la transformación creativa del conflicto social
Noviolencia, la transformación creativa del conflicto socialNoviolencia, la transformación creativa del conflicto social
Noviolencia, la transformación creativa del conflicto social
 
Ensayo de cultura
Ensayo de culturaEnsayo de cultura
Ensayo de cultura
 
N20160726 al 0802 especial
N20160726 al 0802 especialN20160726 al 0802 especial
N20160726 al 0802 especial
 
seguridad.ciudadana.pdf
seguridad.ciudadana.pdfseguridad.ciudadana.pdf
seguridad.ciudadana.pdf
 
Declaración cultura de paz
Declaración cultura de pazDeclaración cultura de paz
Declaración cultura de paz
 
Cultura de Paz, Derechos Humanos.pptx
Cultura de Paz, Derechos Humanos.pptxCultura de Paz, Derechos Humanos.pptx
Cultura de Paz, Derechos Humanos.pptx
 
Cultura de paz, derechos humanos
Cultura de paz, derechos humanosCultura de paz, derechos humanos
Cultura de paz, derechos humanos
 
Día de la paz.
Día de la paz.Día de la paz.
Día de la paz.
 
5° semana 32 (1)
5° semana 32 (1)5° semana 32 (1)
5° semana 32 (1)
 
Monografia obstáculos que impiden la denuncia en bolivia
Monografia obstáculos que impiden la denuncia en boliviaMonografia obstáculos que impiden la denuncia en bolivia
Monografia obstáculos que impiden la denuncia en bolivia
 
Presentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdf
Presentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdfPresentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdf
Presentación Declaracion-CulturadePaz-FacilLectura.pdf
 
Psicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdf
Psicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdfPsicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdf
Psicología social. Perspectivas y aportaciones hacia un mundo posible.pdf
 
Etica mundial
Etica mundialEtica mundial
Etica mundial
 
Clase 1 cultura de paz
Clase 1 cultura de pazClase 1 cultura de paz
Clase 1 cultura de paz
 
Dia de la paz
Dia de la pazDia de la paz
Dia de la paz
 
Que es paz
Que es pazQue es paz
Que es paz
 
Que es paz
Que es pazQue es paz
Que es paz
 

Más de Caritas Mexicana IAP

Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019
Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019
Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019Caritas Mexicana IAP
 
Reflexión La Alegría de la Caridad 10 marzo
Reflexión La Alegría de la Caridad 10 marzoReflexión La Alegría de la Caridad 10 marzo
Reflexión La Alegría de la Caridad 10 marzoCaritas Mexicana IAP
 
Día Internacional de la Mujer 2019
Día Internacional de la Mujer 2019 Día Internacional de la Mujer 2019
Día Internacional de la Mujer 2019 Caritas Mexicana IAP
 
Mensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la Mujer
Mensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la MujerMensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la Mujer
Mensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la MujerCaritas Mexicana IAP
 
Jornada mundial del enfermo 2019 ceps
Jornada mundial del enfermo 2019 cepsJornada mundial del enfermo 2019 ceps
Jornada mundial del enfermo 2019 cepsCaritas Mexicana IAP
 
Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe
Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe
Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe Caritas Mexicana IAP
 
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019Caritas Mexicana IAP
 
PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...
PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...
PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...Caritas Mexicana IAP
 
Quinto boletín informativo - Instrucciones generales
Quinto boletín informativo - Instrucciones generales Quinto boletín informativo - Instrucciones generales
Quinto boletín informativo - Instrucciones generales Caritas Mexicana IAP
 
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana
Comunicado de la Conferencia Episcopal VenezolanaComunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana
Comunicado de la Conferencia Episcopal VenezolanaCaritas Mexicana IAP
 
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 52 JORNADA MUNDI...
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA  52 JORNADA MUNDI...MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA  52 JORNADA MUNDI...
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 52 JORNADA MUNDI...Caritas Mexicana IAP
 
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIEN
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIENReflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIEN
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIENCaritas Mexicana IAP
 
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019
Reflexión  “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019Reflexión  “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019Caritas Mexicana IAP
 
Mensaje de Adviento 2018 del Cardenal Tagle
Mensaje de Adviento 2018 del Cardenal TagleMensaje de Adviento 2018 del Cardenal Tagle
Mensaje de Adviento 2018 del Cardenal TagleCaritas Mexicana IAP
 
La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018
La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018
La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018Caritas Mexicana IAP
 
Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018
Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018
Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018Caritas Mexicana IAP
 
Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018
Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018
Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018Caritas Mexicana IAP
 

Más de Caritas Mexicana IAP (20)

Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019
Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019
Reflexión La Alegría de la Caridad 31 marzo 2019
 
Reflexión La Alegría de la Caridad 10 marzo
Reflexión La Alegría de la Caridad 10 marzoReflexión La Alegría de la Caridad 10 marzo
Reflexión La Alegría de la Caridad 10 marzo
 
Día Internacional de la Mujer 2019
Día Internacional de la Mujer 2019 Día Internacional de la Mujer 2019
Día Internacional de la Mujer 2019
 
Mensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la Mujer
Mensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la MujerMensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la Mujer
Mensaje del 8 de marzo de 2019 Día Internacional de la Mujer
 
Jornada mundial del enfermo 2019 ceps
Jornada mundial del enfermo 2019 cepsJornada mundial del enfermo 2019 ceps
Jornada mundial del enfermo 2019 ceps
 
Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe
Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe
Mensaje final del XIX Congreso Latinoamericano y el Caribe
 
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana 2019
 
PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...
PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...
PALABRAS DE MONS. JOSÉ LUIS AZUAJE AYALA, PRESIDENTE DE CARITAS A-L Y C EN LA...
 
Quinto boletín informativo - Instrucciones generales
Quinto boletín informativo - Instrucciones generales Quinto boletín informativo - Instrucciones generales
Quinto boletín informativo - Instrucciones generales
 
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana
Comunicado de la Conferencia Episcopal VenezolanaComunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana
Comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana
 
Infografía Laudato Si
Infografía Laudato SiInfografía Laudato Si
Infografía Laudato Si
 
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 52 JORNADA MUNDI...
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA  52 JORNADA MUNDI...MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA  52 JORNADA MUNDI...
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 52 JORNADA MUNDI...
 
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIEN
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIENReflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIEN
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019-BIEN
 
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019
Reflexión  “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019Reflexión  “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019
Reflexión “La Alegría de la Caridad” 04 enero 2019
 
Mensaje de Adviento 2018 del Cardenal Tagle
Mensaje de Adviento 2018 del Cardenal TagleMensaje de Adviento 2018 del Cardenal Tagle
Mensaje de Adviento 2018 del Cardenal Tagle
 
Programa de ecología integral
Programa de ecología integral Programa de ecología integral
Programa de ecología integral
 
La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018
La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018
La Alegría de la Caridad 11 noviembre 2018
 
Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018
Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018
Temario Jornada Mundial de los Pobres 2018
 
REPAM al Papa Francisco
REPAM al Papa Francisco REPAM al Papa Francisco
REPAM al Papa Francisco
 
Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018
Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018
Comunicado RED CLAMOR Caravana 2018
 

Último

Discipulado cristiano para jóvenes jni!.
Discipulado cristiano para jóvenes jni!.Discipulado cristiano para jóvenes jni!.
Discipulado cristiano para jóvenes jni!.PubliCidad7
 
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptxRecuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptxjenune
 
Visita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-Salem
Visita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-SalemVisita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-Salem
Visita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-SalemSergio Lopez
 
Lista de peticiones para orar en una vigilia.pptx
Lista de peticiones para orar en una vigilia.pptxLista de peticiones para orar en una vigilia.pptx
Lista de peticiones para orar en una vigilia.pptxMariaIsabelGonzalezM6
 
como ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicas
como ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicascomo ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicas
como ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicasGuadalupeVZQUEZ40
 
El Santo Rosario para NIÑOS medita .pdf
El Santo Rosario para NIÑOS medita .pdfEl Santo Rosario para NIÑOS medita .pdf
El Santo Rosario para NIÑOS medita .pdfYndiraRocaMolina1
 
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptxDiscernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptxwindergalindez1
 
2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT
2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT
2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPTLuzOneidaMariaMoreno
 
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazón
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazónLa mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazón
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazónjuancarlos581856
 
la revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsis
la revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsisla revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsis
la revelacion de jesucristo, estudio del libro ApocalipsisDANIEL387046
 
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptx
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptxLA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptx
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptxssuserc1e7cc
 
advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importante
advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importanteadvertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importante
advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importanteLARRYPEREZ17
 
SANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRH
SANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRHSANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRH
SANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRHBayronPerez17
 

Último (14)

Discipulado cristiano para jóvenes jni!.
Discipulado cristiano para jóvenes jni!.Discipulado cristiano para jóvenes jni!.
Discipulado cristiano para jóvenes jni!.
 
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptxRecuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #3.pptx
 
Visita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-Salem
Visita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-SalemVisita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-Salem
Visita Pastoral 2024, Vicaria de Winston-Salem
 
Lista de peticiones para orar en una vigilia.pptx
Lista de peticiones para orar en una vigilia.pptxLista de peticiones para orar en una vigilia.pptx
Lista de peticiones para orar en una vigilia.pptx
 
como ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicas
como ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicascomo ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicas
como ser una HIJA DE DIOS, enseñanzas bíblicas
 
El Santo Rosario para NIÑOS medita .pdf
El Santo Rosario para NIÑOS medita .pdfEl Santo Rosario para NIÑOS medita .pdf
El Santo Rosario para NIÑOS medita .pdf
 
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptxDiscernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
 
2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT
2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT
2024t203.pptx Leccion de Escuela Sabatica 20/4/24 PPT
 
Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la CaridadLuisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
 
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazón
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazónLa mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazón
La mirada de Jesús: Una mirada que traspasa el corazón
 
la revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsis
la revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsisla revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsis
la revelacion de jesucristo, estudio del libro Apocalipsis
 
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptx
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptxLA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptx
LA MISIÓN DE LA IGLESIA ADVENTISTA DEL DÉPTIMO DIA.pptx
 
advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importante
advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importanteadvertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importante
advertencia en mateo 24. esta profecia de jesus es importante
 
SANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRH
SANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRHSANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRH
SANIDAD INTERIOR. Iglesia Cristiana AYRH
 

CULTIVAR LA FLOR DE LA PAZ EN STUACIONES DE VIOLENCIA

  • 1. Equipo promotor de educación para la paz de la Parroquia de San Antonio de Padua, Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua Coordinación: Pbro. Camilo Daniel Pérez Motivaciones para la paz y Talleres de educación para la paz
  • 2. conforma@prodigy.net.mx Sra. Lic. Hilda De la Vega Cobos (Sicóloga) Sra. Lic. Graciela Ramos Carrasco (Terapeuta) Srta. Lucero Espíndola De la Vega (Pasante en Ciencias Políticas) Dr. Víctor Manuel Quintana Silveyra (Sociólogo y Comunicador) Pbro. Camilo Daniel Pérez (Párroco, Biblista y derechohumanista) Equipo Promotor de la educación para la paz Pbro. Camilo Daniel Pérez Coordinador y Editor responsable Diseño y formación LDG Dora Orozco Ilustraciones Parroquia de San Antonio de Padua (Catedral) Ciudad Cuauhtémoc, CHIH. Oficina: (625) 582.1197 Cel: (625) 589.1471 Cultivar la flor de la paz en situaciones de violencia (Motivaciones para la paz y Talleres de educación para la paz) Agradecimientos para el aparAgradecimientos para el aparAgradecimientos para el aparAgradecimientos para el aparAgradecimientos para el apartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitartado de las Herramientas de Capacitar............... Gracias a Benji Smith Pérez por asesoría técnica y fotos digitales; a Benji y Lucas Smith Pérez, Karen Woehler y Maribel Pérez por aparecer en las fotos de Guatemala. Gracias a los modelos, Barbara, Wilander, Imelda, José, Cristian, y Miryan de Sud Africa, Honduras y Tejas por aparecer en otras fotos. www.capacitar.org © 2005
  • 3. Prólogo PRIMERA PARTE: UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ I. Presentación de la Exhortación Pastoral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II. Hacia una espiritualidad para la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . III. Hacia un desarme cultural de la violencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IV. Justicia restaurativa y justicia transformadora, constructoras de la paz V. Des-velar la violencia institucionalizada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1) Casos Ayotzinapa y Tlatlaya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2) Políticas públicas, generadoras de violencia en las familias . . . . . . . VI. El "calentamiento social" y la "desinstitucionalización" . . . . . . . . . . . VII. La Parroquia como espacio y signo de reconciliación . . . . . . . . . . . . VIII. Las víctimas de la violencia y su atención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Anexo: Herramientas que nos pueden ayudar en casos de emergencia SEGUNDA PARTE: TALLERES DE EDUCACIÓN PARA LA PAZ Introducción al método del ver, pensar y actuar . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.- Raíces sociales de las violencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.- Diferentes concepciones de paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.- La paz y la no-violencia activa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.- La tolerancia, umbral de la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5.- La violencia ¿Es natural o aprendida? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.- La violencia de género y cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.- La paz y el miedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8.- Perdón y reconciliación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9.- El perdón y la reconciliación, camino de liberación . . . . . . . . . . . . . . 10.- Perdón y reconciliación a nivel social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11.- Nosotros como constructores de comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 12.- "La reserva moral", un instrumento valioso para recuperar la paz 13.- La autoestima para la paz personal y comunitaria . . . . . . . . . . . . . 14.- ¿Por qué quiero mi vida? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15.- La defensa de los derechos humanos al servicio de la paz . . . . . . . 16.- La paz social se construye con participación ciudadana . . . . . . . . . 17.- Raíces sociales y culturales del feminicidio . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18.- Hacia una espiritualidad a favor de la paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Anexos 7 11 21 33 49 55 55 58 61 73 79 93 115 119 120 122 124 126 128 129 132 134 137 139 141 143 147 149 150 153 156 157 Índice
  • 4.
  • 5. 01 Derechos humanos y seguridad humana. Lic. Graciela Ramos 02 La violencia generada por la cultura patriarcal. Lic. Graciela Ramos 03 Diversos conceptos de paz y de seguridad. Lic. Graciela Ramos 04 Los contextos sociales definen el contexto de paz. David Bermúdez 05 La paz se construye en la verdad de los pobres. David Bermúdez 06 De qué seguridad nacional estamos hablando. David Bermúdez 07 Develar la verdad para construir la paz. David Bermúdez 08 Construyendo la paz desde la cultura rarámuri. Felipe Ruiz 09 Cinco ámbitos donde se desarrolla la persona. Lic. Clarita Jusidman 10 La naturalización de la violencia. Lic. Clarita Jusidman 11 Crisis del modelo civilizatorio. Dr. Víctor Quintana S. 12 Reacciones de la sociedad civil ante la violencia. Dr. Víctor Quintana S. 13 Qué puede hacer la sociedad civil ante la violencia. Dr. Víctor Quintana S. 14 Posibles acciones masivas de la sociedad a favor de la paz. Dr. Víctor Quintana S. 15 Crisis de la estructura policial. Lic. Ma. Eugenia Suárez 16 Hacia una policía democrática y de proximidad. Lic. Ma. Eugenia Suárez 17 Necesidad de una relación asociativa policía y ciudadanía. Lic. Ma. Eugenia Suárez Tema 1 Unidos por la paz desde nuestras propias convicciones. Mons. Gustavo Rodríguez Tema 2 Conceptualizando la paz, el miedo y la seguridad. Dr. Pietro Ameglio Tema 3 Parte 1ª Cómo parar la guerra. Punto de partida. Dr. Pietro Ameglio Tema 4 Parte 2ª Cómo parar la guerra. Reserva moral. Dr. Pietro Ameglio Tema 5 Parte 3ª Cómo parar la guerra. En defensa de la vida. Dr. Pietro Ameglio Tema 6 Parte 1ª El mercado de las drogas. Dr. Hugo Almada Tema 7 Parte 2ª Drogas y la cultura de la simulación. Dr. Hugo Almada Tema 8 Parte 3ª El narco y la violencia. Dr. Hugo Almada Tema 9 Parte 1ª Consecuencias invisibles de la violencia. Lic. Alma Gómez Tema 10 Parte 2ª Consecuencias invisibles de la violencia. Lic. Alma Gómez Índice de Disco I Foro Ciudadano para una Cultura de Paz Carpeta Materiales Audios del Foro Ciudadano Videos del foro ciudadano II Talleres de Educación para la Paz Carpeta Materiales 00 Proyecto pastoral y ciudadano 0 Introducción. Método de los talleres 01 Taller preliminar 1. Perfil del Educador 02 Taller preliminar 2. Qué es educar para la paz Taller 1. Las raíces sociales de la violencia Taller 2. Diferentes concepciones de paz Proyecto pastoral y ciudadano Introducción método del ver, pensar y actuar Texto Boletín del perfil de un educador para la paz Presentación Taller perfil del educador Texto Educar para la paz Presentación Apoyo Educar para la paz Presentación Educar para la paz carta Pastoral Texto apoyo Las raíces sociales de la violencia Texto apoyo Lo que nos dicen los obispos sobre la violencia en su carta Texto apoyo Resumen del pensar sobre raíces de la violencia Canción por la paz Canción La paz, justicia y dignidad Letra canción paz, justicia y dignidad Presentación Diferentes concepciones de paz
  • 6. Taller 3. La paz y la no violencia activa Taller 4. La tolerancia, umbral para la paz Taller 5. La violencia es algo natural o cultural Taller 6. Violencia de género y cultura Taller 7. Cómo manejar el miedo Taller 8. El perdón y la reconciliación a nivel personal Taller 9. El perdón nos libera de ataduras personales Taller 10. Perdón y reconciliación a nivel social Taller 11. Nosotros como constructores de comunidad Taller 12. La reserva moral un valioso instrumento para recuperar la paz Taller 13. La autoestima para la paz personal y comunitaria Taller 14. Por qué quiero mi vida Taller 15. Los derechos humanos un camino indispensable para la paz Taller 16. La paz se construye con participación ciudadana Taller 17. Raíces sociales y culturales del feminicidio Taller 18. Hacia una espiritualidad para la paz Video La Ira Video Manejo de Coraje Imágenes de no violencia activa Texto La tolerancia, umbral para la paz versión niños Figuras para el taller 4 Figura 1 Figura 2 Figura 3 Paisaje 1 Paisaje 2 Paisaje 3 Paisaje 4 Paisaje 5 Paisaje 6 Presentación Violencia intrafamiliar Presentación Violencia de género y cultura Presentación El miedo Presentación El perdón y la reconciliación a nivel personal Presentación Tejido social Presentación Abrazo Salvador Presentación Lo que hay detrás de las personas Video Abuelita cuida a su nieto Video Él mismo es un canto a la vida Video Canción Gracias a la vida Presentación Derechos Humanos Video Estadística sobre feminicidios
  • 7. 7 A l presente libro le hemos titulado: "Para cultivar la Paz en situaciones de violencia", pues nuestra pretensión es ofrecerles una reflexión abierta sobre algunos temas que nos parecen dig- nos de tomarse en cuenta para la construcción de la paz y, al mismo tiempo, un instrumento de trabajo para la importante tarea de la educa- ción para la paz. Por ello, el libro está dividido en dos partes: La primera, "Una visión del trabajo por la paz", en la que expresamos las motivaciones y las urgencias que se nos presentan en la ardua tarea de cultivar el indis- pensable y maravilloso don de la paz. La segunda, "Talleres de educación para la paz", una especie de manual que esperamos les sea útil en sus comunidades y grupos, como nos ha sido útil para nuestros grupos parroquiales, para algunos centros educativos y para la comunidad en general. Este libro simplemente recoge el esfuerzo de un pequeño equipo de pasto- ral que, ante las situaciones de violencia en el País y en nuestra región, nos dimos a la tarea durante dos años de reflexionar, elaborar y poner en práctica, de acuerdo a las circunstancias, el material que ahora publica- mos con la finalidad que pueda servir a más gente interesada en el tema de la paz. Nuestro proyecto pastoral y ciudadano lo pensamos en tres dimensiones: La de prevención dándonos a la tarea de resignificar los valores para la paz y que forma parte del contenido de este libro, especialmente en lo que se refiere a los Talleres por la Paz. La del acompañamiento a personas y comunidades en procesos de perdón, de reconciliación personal y social y la de promoción y animación para la participación ciudadana en la cons- trucción de la paz. Prólogo
  • 8. 8 Este proyecto ha sido inspirado, motivado y ha querido ser una res- puesta a la Exhortación Pastoral de los Obispos Mexicanos: "Que en Cristo nuestra Paz, México tenga vida digna" (febrero 10 del 2010). Por otra parte, las diversas manifestaciones de la violencia que se han recrudecido en nuestro País nos han hecho tomar conciencia de que la violencia misma se ha transformado en una forma de sociabilidad, un hecho que se ha hecho habitual y estructural en la convivencia social. De ahí la urgencia de hacer una propuesta educativa que contribuya, al menos en parte, a pasar de una cultura de violencia a una cultura de paz y que, por tanto, sea resignificadora de la vida misma impulsando y promoviendo nuevas actitudes ante la vida, ante la realidad y ante nosotros mismos. Ojalá que sanando las heridas del corazón y de nues- tra sociedad y liberados de nuestros temores, logremos transformar, al menos en parte, nuestra sociedad. Estamos convencidos de que la mejor manera de desarmar a la violencia es derrotándola en lo espiri- tual y en lo cultural. Todo el material de los talleres que les ofrecemos está digitalizado en un CD que acompaña la edición de este libro, además de ofrecer algu- nos apoyos didácticos. Además, en el mismo CD encontrará en peque- ñas cápsulas (videos y audios) las ponencias de un Foro Ciudadano que hace tiempo se llevó a cabo en la Cd. de Chihuahua pero que sus conceptos y propuestas tienen plena vigencia. Es un material que les puede servir para complementar los talleres, o bien, para escucharlos y reflexionar en grupos sobre ellos. Este libro es una edición conjunta realizada por CEPS-Cáritas Mexica- na (Comisión Episcopal de Pastoral Social) a través de la dimensión Justicia, Paz y Reconciliación, Fe y Política, por el Centro Lindavista, A.C. y la Parroquia de San Antonio de Padua de Cd. Cuauhtémoc, Chihuahua auspiciada en parte por estos organismos y la Organización Católica de Adveniat, Alemania.
  • 9. Primera Parte Una Visión del Trabajo por la Paz
  • 10.
  • 11. 11 E sta presentación de la Exhortación más que ser un resumen de la misma es una selección de textos que, a nuestro parecer, son claves en la propuesta que nos hacen los Obispos Mexicanos para asumir el pro- blema de la violencia desde nuestra fe cristiana. Considera- mos que este documento tiene la característica de ser proactivo y, por tanto, nos invita a reflexionarlo, comple- mentarlo y, sobre todo, a ponerlo en práctica. Ésta es la razón por la que intercalamos a su lectura algunas indica- ciones o preguntas que nos ayuden a proyectarlo en nues- tras propias realidades. Además, desde su publicación, en febrero 15 del 2010, ha sido inspiración de esfuerzos muy significativos que se han hecho en algunas partes de la República tanto en la pastoral de la Iglesia como por algu- nas agrupaciones de la sociedad civil. Sugerimos que esta presentación se lea por partes y se reflexione en grupos para que su lectura sea más fructífera; sin embargo, esta- mos conscientes que no hay como la lectura completa del documento en sus 258 números. INTRODUCCIÓN GENERAL. (NOS. 1-9) Con esta Exhortación Pastoral queremos compartir nuestro I. PRESENTACIÓN DE LA EXHORTACIÓN PASTORAL: "QUE EN CRISTO NUESTRA PAZ MÉXICO TENGA VIDA DIGNA" Pbro. Camilo Daniel Pérez
  • 12. P R I M E R A P A R T E 12 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ discernimiento sobre la misión de la Iglesia en la realidad de inseguridad y violencia que se vive en nuestro país y alentar la esperanza de quienes por esta razón viven con miedo, con dolor e incertidumbre. (No. 1) I. LA INSEGURIDAD Y LA VIOLENCIA EN MÉXICO. (VER) (NOS. 10-106) Introducción. (Nos. 10-11) En México, al igual que en varios países de América Latina y del Caribe, se está deterio- rando, en la vida social, la convivencia armó- nica y pacífica. Esto sucede por el crecimien- to de la violencia, que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros y, lo que es más grave, en asesinatos que cada día destruyen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera. No se trata de hechos aisla- dos o infrecuentes, sino de una situación que se ha vuelto habitual, estructural... (No. 10) Diga dos o tres cosas que están deteriorando la vida de su comunidad. 1.- La escalada del crimen organizado. (Nos. 12-26) El crimen organizado, para extender el alcan- ce de su influencia, ha corrompido personas y grupos de la sociedad, lo mismo que a gran- des y pequeñas empresas. Para neutralizar la intervención de la autoridad, evitándola, anti- cipándose a ella, o distrayéndola, han corrom- pido también a servidores públicos, se han infiltrado en la estructura de los distintos ni- veles de gobierno, de procuración de justicia y del sistema judicial, convirtiéndose en una amenaza para la seguridad nacional y la de- mocracia y, por tanto, en un abierto desafío al Estado. (No. 16) Es necesario ir a la raíz de los graves males que aquejan a la sociedad. (No. 26) ¿Cuáles piensa que son las raíces que propician la delincuencia organizada? 2.- Factores que contribuyen a la inseguridad y violencia. (Nos. 27-98) 2.1.- En la actividad económica. (28-40) Modelo globalizado de la economía del mer- cado con mayor pobreza, desigualdad, des- empleo, subempleo, migración forzada, nive- les inhumanos de vida, jóvenes "ninis" (Que no estudian ni trabajan). 2.2.- En la vida política. (41-58) Mala administración en la gestión de políticas públicas, corrupción e impunidad, inseguri- dad ciudadana, miedo y autoritarismo guber- namental, el sistema carcelario como univer- sidades del crimen organizado, violencia ins- titucionalizada que inhibe la protesta social, desconfianza e incertidumbre con la presen- cia de militares... 2.3.- En la vida social. (59-80) Descomposición del tejido social, caldo de cultivo para toda clase de violencias (por ra- zones políticas, en las relaciones laborales, por actitudes discriminatorias, delitos comunes, en el tránsito vehicular, en especial se men- cionan la violencia intrafamiliar, la violencia contra las mujeres, la violencia infantil y la que sufren los jóvenes y adolescentes, etc.) desconfianzas, pérdida del sentido comunita- rio y de espacios públicos. 2.4.- En la cultura. (81-97) El comportamiento violento no es innato, pero
  • 13. 13 Exhortación Pastoral se dan elementos culturales que lo legitiman. Por ejemplo, el machismo, la discriminación, los fanatismos, una educación meramente fun- cional, la influencia de los medios de comuni- cación, una religión concentrada en lo ritual... ¿En cuáles de estos factores hay que poner más atención para que haya menos inseguridad y violencia? 3.- Un enfoque para abordar la compleja realidad de la violencia. (Nos. 99-101) La realidad de la inseguridad y violencia es compleja y multidimensional. No podemos, sin más, atribuirla a una sola causa, hacerlo sería ingenuo y nos llevaría a pretender, tam- bién con ingenuidad, tener una única solu- ción a una problemática tan vasta y compli- cada. Por ello, consideramos que convendría abordar la compleja realidad de la violencia que se vive en México desde un enfoque de salud pública que permita asegurar para el mayor número de personas el beneficio de la seguridad y de la paz. (No. 99) Ver la violencia como problema de salud públi- ca implica reconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional; que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que iden- tifique los principales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violen- cia mediante la acción colectiva, con estrate- gias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia. (No. 100) La salud pública se caracteriza sobre todo por la importancia que concede a la prevención para inhibir los factores de riesgo en las perso- nas, en las relaciones humanas, en la vida co- munitaria y en el entramado de relaciones e ins- tituciones que conforman la sociedad. (No. 101) ¿Por qué es importante que la violencia no se vea nada más como un problema de la policía, sino como un problema de salud pública? 4.- Tres factores sobre los que urge intervenir. (Nos. 102-106) En primer lugar, vivimos una crisis de legali- dad... Se ha extendido la actitud de conside- rar la ley no como norma para cumplirse sino para negociarse... El signo más elocuente de esto es la corrupción generalizada que se vive en todos los ámbitos. (No. 103) En segundo lugar, se ha debilitado el tejido social, se han relajado las normas sociales, así como las reglas no escritas de la convi- vencia... que tolera que cualquier persona haga lo que le venga en gana, con la certeza de que nadie dirá nada. (No. 104) En tercer lugar, vivimos una crisis de morali- dad. Cuando la falta de respeto a la integri- dad de las personas, la mentira y la corrup- ción campean, no podemos menos que pen- sar que hay una crisis de moralidad. (No. 105) Al concluir este acercamiento a la realidad de inseguridad y violencia que se vive en Méxi- co, caemos en la cuenta que estamos ante una problemática compleja y que la respon- sabilidad de responder a los desafíos que re- presenta es de todos los mexicanos. (No. 106) Ponga ejemplos en los que se manifiesta la crisis de legalidad, la descomposición del tejido social y la falta de moralidad.
  • 14. P R I M E R A P A R T E 14 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ II. CON LA LUZ DEL EVANGELIO Y DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA. (JUZGAR) (NOS. 107-184) Introducción. (Nos. 107-113) Es muy claro que el ambiente de violencia e inseguridad en que vivimos denota una pérdi- da del sentido de Dios que lleva al desprecio de la vida del hombre, un ambiente que influ- ye negativamente en la formación de la con- ciencia y de los valores, donde encontramos modelos de realización equivocados, metas y aspiraciones intrascendentes, fruto de una cultura consumista, marcada por el materia- lismo imperante a nivel global. La corrupción de las costumbres y de las instituciones, la distorsión de las leyes que afectan el sentido de la vida y la dignidad de la persona, son el marco perfecto para llegar hasta donde esta- mos en una sociedad con claros signos de decadencia. (No. 108) ¿De qué manera se manifiesta en nuestras comunidades la pérdida del sentido de Dios? 1.- Dios Padre, Creador, nos ama con amor misericordioso. (Nos. 114-115) Conocemos a Dios y su proyecto de amor para nosotros por medio de Jesucristo. 2.- "El pecado acecha a tu puerta... Tú puedes dominarlo". (Gn 4, 7) (Nos. 116-129) El mal es siempre un engaño. Para contra- rrestarlo, hay que desenmascararlo haciendo evidente que es enemigo de la naturaleza hu- mana. Uno de los síntomas básicos de vivir en el pecado es la malicia, o padecer, como la llaman los Padres, la ceguera del malicioso. Quien vive en la gracia de Dios tiene la mira- da de la inocencia, ve el mundo como Dios lo ve, es decir, desde el bien que hay en él y encuentra los rastros de ese bien en todas las personas y en toda la creación. La inocencia no se identifica con la ingenuidad. El inocen- te distingue perfectamente el bien del mal y no cae en sus redes; el ingenuo, por el contra- rio, los confunde. (No. 118) ¿Cuáles son los engaños del mal que se le presentan en el mundo actual al pueblo, a los jóvenes y niños? Con la malicia se ve al otro con desconfian- za, porque presume que el mal es quien lo gobierna. Surge también una imagen distor- sionada de sí mismo; el malicioso ya no se ve como "persona", es decir, como identi- dad en comunidad, sino que se ve como "ego", como un individuo aislado y en per- manente oposición a su entorno, al que con- sidera amenazante y del que debe defen- derse. El otro ya no es "hermano", parte imprescindible de mi propio ser, sino un competidor y enemigo. De hecho, la violen- cia crece cuando olvidamos que somos res- ponsables de nuestros hermanos. (Cf. Gn 4,1- 16) (No. 123) ¿Qué manifestaciones de desconfianza se dan en nuestras comunidades? 3.- La promesa de Dios: El príncipe de la paz. (Cf. Is. 9, 5) (Nos. 130-131) La respuesta de Dios a la humanidad que se ha dejado seducir por la fuerza del mal es la promesa del Mesías, Príncipe de la Paz.
  • 15. 15 Exhortación Pastoral 4.- En Cristo, no hay lugar para la violencia. (Nos. 132-139) Jesús rechazó la violencia como forma de sociabilidad y lo mismo pide a sus discípu- los al invitarlos a aprender de su humildad y mansedumbre (Cf. Mt 11, 29). Para romper la espiral de la violencia, recomienda poner la otra mejilla (Cf. Mt 5, 39), perdonar siempre (Cf. Mt 18, 22) y amar a los enemigos (Cf. Lc 6, 35), paradoja incomprensible para quienes no conocen a Dios o no lo aceptan en sus vidas. La motivación evangélica que justifi- ca esta recomendación es clara: imitar a Dios (Cf. Mt 5, 45); el amor a los enemigos hace al ser humano semejante a Dios y, en este sen- tido, lo eleva, no lo rebaja. Así, el discípulo se incorpora en la corriente perfecta del amor divino para salir de sí mismo y cons- truir una humanidad solidaria y fraterna. El discípulo de Jesús debe amar gratuita- mente y sin interés, como ama Dios, con un amor por encima de todo cálculo y reci- procidad. (No. 133) El amor al enemigo es expresión de la regla de oro, no es masoquismo; es señal de una reciprocidad fundamental en el comporta- miento de las personas. Con el amor al ene- migo se espera que éste cambie de actitud, que alcance a captar la diferencia entre su comportamiento destructor y la actitud sanante de quien más allá del resentimien- to es capaz de responder con la fuerza del amor y del perdón. Quien perdona no cierra el futuro al adversario o al enemigo; confía en que la persona puede cambiar. Y si no hay cambio, por lo menos se cierra al paso de la violencia. Quien perdona al enemigo expresa también su esperanza de la salva- ción; si el agresor no corresponde al per- dón, el gesto no pasará inadvertido para Dios. (Cf. Eclo 12,2) (No. 134) ¿Cómo predicar lo que dice Jesús y se comenta en estos números en las situaciones de violencia que vivimos? El Reino de Dios no se impone por la fuerza ni con la violencia; es una realidad sobrenatu- ral, presente en el corazón y en el testimonio de los discípulos, que critica y desenmascara las falsas paces y las estructuras que hacen imposible la paz. Jesús alienta a quienes le siguen a trabajar por la paz, que es don de Dios y tarea del hombre. Quienes se compro- meten en construirla son llamados "hijos de Dios" (Mt 5, 9). Ya en el Antiguo Testamento encontramos la concepción del ser humano como artífice de la paz (Cf. 1 Mac 6, 58-59) y ello no se refiere a quienes tienen ánimo pacífico, de quietud o sosiego, sino a quienes se com- prometen en "hacer" la paz, en tomar la ini- ciativa, en trabajar, en esforzarse por conse- guirla. Tampoco se refiere a los que cultivan la paz para sí mismos, sino a quienes se em- peñan activamente por establecerla, allí don- de los hombres la han roto y se encuentran enemistados, al grado de no tener miedo de arriesgar la propia tranquilidad, con tal de pro- curar la auténtica solución de los conflictos, aun cuando éstos no le estén afectando direc- tamente. (No. 136) ¿Cuáles son las características de la paz que el Reino de Dios nos propone? 5.- Iniciación a la vida cristiana. (Nos. 140-142) Este proceso de iniciación cristiana comienza con el anuncio del kerygma... por la conver- sión se va recuperando la inocencia de la mi- rada y, con ello, la confianza y la disposición para vivir en comunión con Dios y con el pró-
  • 16. P R I M E R A P A R T E 16 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ jimo, para ser testigos y servidores de la re- conciliación, con la misión de ser constructo- res de la paz... 6.- Llamados a formar una humanidad nueva. (Nos. 143-145) El amor es la principal fuerza impulsora del crecimiento pleno de cada persona y de toda la humanidad... Esta experiencia nos hace des- cubrirnos hijos amados de Dios y nos llama a la conversión, es decir, a orientar la vida por el amor y la misericordia... 7.- Al servicio de la unidad. (Nos. 146-153) No es posible ser cristianos sin Iglesia, ni vivir la fe de manera individualista sacando del ho- rizonte de la vida y de nuestras preocupacio- nes cotidianas a los hombres y mujeres con quienes compartimos nuestro caminar por la historia; por ello la vocación cristiana incluye el llamado a construir comunidades fraternas y justas; el compromiso de servir al herma- no y de buscar juntos caminos de justicia y ser así constructores de paz. De esta mane- ra la Iglesia es fiel a su esencia misma que es ser sacramento de unidad entre Dios y la persona humana, de los hombres y mujeres entre sí. (No. 148) ¿Qué obstáculos tenemos para construir comunidades fraternas y justas? Los fieles laicos, incorporados a Cristo por el bautismo, son hombres y mujeres de la Igle- sia en el corazón del mundo y, al mismo tiem- po, hombres y mujeres del mundo en el cora- zón de la Iglesia. Su misión propia y específi- ca es contribuir a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del evangelio. Están llama- dos, sin esperar u obedecer consignas y en fidelidad a su conciencia, a comprometerse como ciudadanos y participar activamente en los procesos y movimientos de la vida social, política, económica y cultural, aportando en ellos su testimonio de vida y su competencia profesional para la vida digna y pacífica de sus familias y comunidades. (No. 151) ¿Cómo animar y apoyar a los fieles laicos para que participen activamente en la construcción de la paz? 8.- Por la reconciliación a la paz. (Nos. 154-156) Acoger el don del perdón que Dios nos ofrece de manera gratuita en su Hijo Jesucristo, nos dispone a la reconciliación... La reconciliación está en el corazón de la vida cristiana... 9.- Enviados a dar frutos de paz. (Nos. 157-184) Esta misión, por la que nos apropiamos el de- seo del Padre de construir el Reino y de anun- ciar la Buena Nueva a los pobres y a todos los que sufren, exige de nosotros una mirada ino- cente que nos permita desenmascarar la obra del mal, denunciar con valentía las situacio- nes de pecado, evidenciar las estructuras de muerte, de violencia y de injusticia, con la consigna de vencer el mal con la fuerza del bien (Cf. Rom 12, 21). Nos exige además un esti- lo de vida pobre, siguiendo a Jesús pobre (Cf. Lc 6, 20; 9, 58) y anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni alforja, sin poner la confianza en el dinero ni en el poder de este mundo (Cf. Lc 10, 4ss). La Iglesia, sacramento de reconcilia- ción y de paz, desea que los discípulos y mi- sioneros de Cristo sean también, ahí donde se encuentren, "constructores de paz". (No. 159)
  • 17. 17 Exhortación Pastoral ¿Qué implicaciones concretas tiene la misión como se describe en este número? El cambio de las estructuras injustas es im- portante para disminuir la hiriente desigual- dad que hay en México. Es necesaria una in- cidencia significativa de los cristianos en la política, en la economía, en la cultura y en todos los campos de la vida social abiertos a la evangelización; entre ellos, un lugar impor- tante tienen los medios de comunicación. Esta tarea la realizan los cristianos, bajo su propia responsabilidad, en su condición de ciudada- nos, por la que pueden incidir en las políticas públicas del Estado. (No. 166) El mejor camino para alcanzar los consensos que son necesarios para la creación de es- tructuras sociales justas, es colaborar con los hombres y mujeres de buena voluntad y en- contrar juntos caminos para dialogar, con un lenguaje común y comprensible, sobre los pro- blemas del ser humano en lo concreto de las circunstancias de la nación mexicana. Para ello, es necesario educar y favorecer en nues- tros pueblos todos los gestos, obras y cami- nos de reconciliación y amistad social, de co- operación e integración. (No. 167) El punto de partida, sin duda alguna, es la pre- servación de los fundamentos de la convivencia humana: verdad, justicia y libertad, que los dis- cípulos de Cristo asumen desde la fuerza que los mueve, que es la fuerza de la Caridad. (No. 168) ¿Con quiénes (grupos, personas) podemos dia- logar y colaborar sobre los problemas de México? El desarrollo humano es ante todo una voca- ción: cada hombre está llamado a promover su propio progreso; es una llamada trascen- dente que requiere una respuesta libre y res- ponsable, pues se trata de una llamada a hom- bres libres para asumir una responsabilidad común: impulsar a los hombres a "hacer, co- nocer y tener más para ser más". Esto impli- ca que el desarrollo humano sea integral, es decir, que promueva a todos los hombres y a todo el hombre; que afirme y justifique el valor incondicional de la persona humana y el senti- do de su crecimiento. La verdad del desarrollo consiste en su totalidad: si no es de todo el hom- bre y de todos los hombres, no es el verdade- ro desarrollo. La visión del desarrollo como vo- cación comporta que su centro sea la caridad; por tanto, sus criterios de verificación son la so- lidaridad y la fraternidad, necesarias para cons- truir la paz. "El desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratui- dad como expresión de fraternidad." (No. 184) ¿Cuáles son las características de un verdadero desarrollo humano integral? III. PROMOVER EL DESARROLLO- CONSTRUIR LA PAZ. (ACTUAR) (NOS. 185-239) Introducción. (Nos. 185-188) Los discípulos misioneros de Jesucristo pode- mos colaborar principalmente en la preven- ción, en el acompañamiento y en la anima- ción de la sociedad civil responsable… 1.- Formar mujeres y hombres nuevos en Cristo. (Nos. 189-197) 1.1.- Transmisión en la fe. Desarrollar en nuestras comunidades un pro- ceso de iniciación cristiana, con base en el
  • 18. P R I M E R A P A R T E 18 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ kerygma para un Encuentro Personal con Je- sucristo, implementando un proceso catequé- tico permanente que sea una verdadera es- cuela de formación integral. Aprovechar la riqueza de la Doctrina social de la Iglesia como instrumento de evangelización insistiendo en los valores evangélicos de la libertad, el amor, la justicia y la verdad. 1.2.- La Tarea educativa en las escuelas. La educación escolar deberá formar para te- ner capacidad de orientarse en la vida, habili- dad para un discernimiento del bien y del mal. Además, deberá velar por educar humanamen- te y no sólo dar capacitación tecnológica… 1.3.- La familia. Potenciarla para la construcción de la paz. Hacerla eje transversal de la evangelización. Alentar el trato digno y respetuoso hacia las mujeres y atender eficazmente a niños, niñas y jóvenes. Acciones preventivas y curativas para las víctimas de la trata de personas. 1.4.- La vida comunitaria. Es el escenario concreto de la sociabilidad, donde se fortalece el tejido social y se ejercen mecanismos de control social. Por tanto, hay que dinamizar la dimensión comunitaria de las parroquias, hacerlas espacio y signo de reconciliación y hay que contribuir a la recu- peración de espacios comunitarios para el for- talecimiento del tejido social... Compartir experiencias que se han tenido del encuentro personal con Jesucristo N.S. 2.- Educación para la paz. (Nos. 198-204) Si queremos responder al mal con la fuerza del bien, tenemos que educarnos para la paz; esto significa sacar desde dentro, desde lo más íntimo, desde nuestra mente y desde nuestro corazón, pensamientos y sentimientos de paz que se expresen a través de un lenguaje y ges- tos de paz. Que los medios de comunicación estén al servicio de la paz. Hay que educar para la legalidad y aprender de la historia. 2.1.- Difundir pensamientos de paz. Motivar con creatividad para que la sinrazón de la violencia, de la venganza sea sustituida por la lógica de la paz. Crear círculos de reflexión a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Ofrecer una alternativa cultural diversa para: Humani- zar la carga pasional, fomentar la cultura hospi- talaria, acogedora, democrática y cooperativa. 2.2.- Fomentar sentimientos de paz. Serenar el mundo de los sentimientos. Desa- rrollar la indignación contra toda violencia. Fo- mentar el sentido de pertenencia a la Nación. 2.3.- Impulsar gestos de paz. La práctica de la paz arrastra la paz. Reconci- liación social y perdón como alternativa a la violencia. Promover la no-violencia (activa) como alternativa en la vida civil y política. 2.4.- Promover un lenguaje de paz. Alentar el lenguaje para la comunión y recon- ciliación. Despojar de su carga bélica las for- mas ordinarias de expresión: Palabras, signos, gestos... Desterrar la agresividad verbal en la manifestación de inconformidades... Promo- ver el diálogo y la escucha para superar con- frontaciones. Hagamos una lista de gestos y expresiones más comunes que tienen una carga violenta y una lista de gestos y expresiones que promueven la paz. Reflexionemos y saquemos conclusiones.
  • 19. 19 Exhortación Pastoral 3.- Ciudadanía para la paz. (Nos. 209-216) Por una sociedad civil responsable, vigilante y propositiva para que tengan una incidencia significativa en lo social, en lo cultural y en lo político. 3.1.- Incidencia en lo social. Procurar apoyo a las comunidades en sus pro- yectos y gestión. Promover la planificación del desarrollo comunitario y local en forma participativa. 3.2.- Incidencia política. Impulsar la educación de la ciudadanía y del sentido de pertenencia al Estado. Promover la participación en la definición de políticas pú- blicas en el ejercicio de gobierno. Participar en las decisiones que afectan a la vida comu- nitaria y a la Nación. Hacer que se respeten y promuevan los Derechos Humanos. 3.3.- Incidencia cultural. Renovar las relaciones en la sociedad huma- na. En las escuelas particulares dar formación para la construcción de la paz y la justicia. Impulsar la formación cívica y ética. 3.4.- Incidencia para la paz. Prevenir la violencia. Abordar los conflictos desde la ética y de un compromiso por la paz. Atención a víctimas de la violencia. Divulgar los valores de la Doctrina Social de la Iglesia. Exigir a autoridades atender integralmente el problema de la violencia. Invitar a expertos, universidades, etc. a estudiar el tema de la violencia en México. ¿Cuáles son los retos que tenemos para lograr una ciudadanía participativa y qué podemos hacer desde la Iglesia para ello? 4.- Construcción de la paz. (Nos. 217-239) 4.1.- Impulsar el desarrollo humano integral. Promover una economía solidaria. El cuidado de la creación. Comercio justo. Respeto a los Derechos Humanos y atención a los pobres. Desarrollar iniciativas que coadyuven a la aten- ción de la grave situación de desempleo y subempleo. 4.2.- Promover los derechos y deberes humanos. Impulsar la colaboración de los ciudadanos para erradicar la impunidad y la corrupción que socavan el desarrollo social y político de nuestro pueblo. 4.3.- Impulsar la reconciliación social. La reconciliación social no está reñida ni con la justicia, ni con la verdad, ni con la repara- ción del daño. Al contrario son necesarias para una auténtica reconciliación. 4.4.- La misión reconciliadora de la Iglesia. Todo bautizado debe sentirse ministro de la reconciliación. Anunciar el mensaje de la re- conciliación y celebrarla sacramentalmente y curar las heridas de los que sufren con el aceite y el vino de la misericordia. Ejercer la pastoral de atención a víctimas y capacitar para la mediación. 4.5.- Ecumenismo por la paz. Intercolaboración y diálogo ecuménico e inter- religioso respetuoso de tal manera que favo- rezca la convivencia de todos los pueblos y credos y fortalezca la libertad religiosa y la paz de toda la familia humana. 4.6. Oración por la paz. La oración infunde valor y sostiene a los ver- daderos amigos de la paz. Promover la Lectio
  • 20. P R I M E R A P A R T E 20 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ Divina, la Liturgia de las Horas, la Eucaristía y el Santo Rosario. ¿De qué manera podríamos impulsar el perdón y la reconciliación en nuestra comunidad? Dar algunas sugerencias. Llamamiento Final. (Nos. 240-256) La exhortación, como su nombre lo indica, hace precisamente algunas exhortaciones o lla- mados muy concretos a los diferentes grupos de la sociedad mexicana para que todos nos sintamos involucrados y comprometidos en la construcción de la paz: A los gobernantes, A las fuerzas armadas y de seguridad pública, a hombres y mujeres comprometidos con el bien común, a quienes dirigen y militan en parti- dos políticos, a la sociedad civil responsable, a los padres de familia, a los educadores, a los jóvenes, a quienes han vivido en carne propia cualquier tipo de violencia, a quienes trabajan en los medios de comunicación so- cial, a todos los discípulos misioneros de Je- sucristo, a los sacerdotes, a quienes practi- can la violencia, a quienes se han involucrado en las diversas formas del crimen organizado, a quienes producen la droga y la transportan, a los que se prestan al comercio del nar- comenudeo, a los que la consumen, a los si- carios y a todos los implicados en este nefas- to negocio... Conclusión. (Nos. 257-258) Con esta exhortación pastoral nos ponemos al servicio de la reconciliación. ¿Qué mensaje daría usted a los Obispos Mexicanos que nos dan a conocer esta Exhortación?
  • 21. 21 II. HACIA UNA ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ Pbro. Camilo Daniel Pérez ¿QUÉ ES LA ESPIRITUALIDAD EN GENERAL? Aquí entendemos por espiritualidad como la motivación más profunda de nuestra vida, la causa o las causas por las que trabajamos día con día e, incluso, estamos dispuestos a dar la vida por ellas. Espiritualidad es, en otras palabras, el sen- tido que le damos a nuestra vida, el porqué de nuestra exis- tencia o, como dicen los teólogos moralistas, es la opción fundamental que dirige todos nuestros actos. Es la pasión, la mística, el ideal de una persona o de una colectividad. Así podemos hablar de espiritualidad cristiana, budista, musul- mana, como también podemos hablar de la espiritualidad del profesionista, del investigador, etc. En este mismo sentido, podemos decir que hay espiritua- lidades diferentes, buenas o malas. Por ejemplo, se puede hablar de la espiritualidad del capitalismo, del mercado neoliberal, "del sistema de dominación". Lo que nos ayuda a distinguir una espiritualidad buena de una mala es el "talan- te ético" que brota de la misma naturaleza humana. De ahí que una espiritualidad buena será aquella que es más "hu- mana", más "humanitaria", más "humanizada". En resumen: que nos hace más y mejores humanos y que nos lleva a
  • 22. P R I M E R A P A R T E 22 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ respetar a todos los seres de la creación reco- nociendo el valor intrínseco de todos ellos. En contrapartida lo que nos degrada como seres humanos, lo que nos vuelve manipuladores y dominadores, lo que nos divide, nos hace vio- lentos, nos destruye... no puede provenir de una buena espiritualidad. Una importante aclaración: La espiritualidad no se contrapone a lo material, sino a la falta de motivación. Cuando escuchamos que una persona es muy espiritual pensamos que no le interesan las cosas del mundo como son la política, la economía, la cultura e incluso los problemas cotidianos de la vida. Ésta es una manera de distorsionar la palabra espirituali- dad. Al contrario, una persona espiritual es una persona que "tiene garra", que tiene tem- ple, que tiene opciones muy definidas ante las realidades del mundo. Finalmente, la espiritualidad nos hace ver que el ser humano tiene consigo la dimensión de la trascendencia, del más allá, lo cual le hace referirse de alguna manera a Dios y a los valo- res que trascienden en el tiempo y en el espa- cio como el amor, la verdad, la disponibilidad al sacrificio, etc. En este momento no pro- fundizaremos en el tema de la trascenden- cia del ser humano. Sólo aclaramos que la trascendencia dice referencia a que "el hom- bre es también espíritu y que vive en cons- tante apertura hacia lo absoluto", ya lo defi- na desde una perspectiva "egoísta" (trascen- dencia del yo), ya de una manera "filantrópica" (buscar la felicidad de los otros) o de una manera "teocéntrica" (con una clara referen- cia a Dios). ¿QUÉ ES ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ? Para hablar específicamente de la Espirituali- dad para la Paz conviene aclarar que la Paz es, ante todo, UN DON, es decir, la paz no se impone. Al imponerse deja de ser paz. La paz simplemente se recibe y se recibe para gozarla, para hacerla florecer, para hacerla madurar. La paz por ser don es gracia. Ahora bien, si la paz es "don" ¿Quién nos la da? ¿Quién es el dador de la paz? Podemos responder que la Paz nadie nos la da, nadie nos la otorga como un favor, porque simple- mente es fruto de la realidad, es exigencia de la realidad misma. Para decirlo de otra ma- nera: Quien cultiva una flor no hace la flor, ésta brota como fruto de la tierra, como fruto de la semilla sembrada y cultivada. Así, quien cultiva prepara todos los elementos para que la naturaleza haga su trabajo. Así como la flor es un don lo es igualmente la paz. La "semi- lla" de la Paz está, por así decirlo, en la natu- raleza misma de las cosas, pero hay que cul- tivarla para que brote como una flor. Cuando hablamos de la realidad estamos hablando de Dios (de lo trascendente), del ser humano (con su talante ético) y de las cosas (de seres ani- mados e inanimados) y cuando no tratamos adecuadamente esa realidad la distorsionamos y, por consiguiente, no obtenemos de ella la maravillosa flor de la paz. Por consiguiente, la pregunta es ¿cómo se trata adecuadamente la realidad, de la que tam- bién nosotros formamos parte, para recibir el don de la Paz? Podemos responder que son cinco los elemen- tos que nos ayudan para tratar adecuadamente la realidad: la libertad, la justicia, la verdad y el amor. Podemos imaginarnos que estos cua- tro elementos son los cuatro pétalos de la flor de la paz, todos ellos confluyen y dan como resultado el centro, el botón de la flor: La ar- monía. Así pues, todos estos elementos dan como fruto la flor de la paz y son los que ca-
  • 23. 23 Hacia una espiritualidad para la paz racterizan a la espiritualidad para la paz. Bre- vemente hablamos de cada uno de ellos. 1º. La armonía Todo debe estar integrado, nada puede ser arrojado fuera. Siguiendo con el ejemplo de la flor de la paz, la armonía es el resultado, es la razón de ser, es la consecuencia de los cuatro pétalos que conforman el maravilloso don de la paz. De la armonía brotan los pétalos y, a su vez, ellos la construyen en un ir y venir de "la savia" que alimenta la flor. La armonía se da cuando se acepta al OTRO como diferente. Hay capacidad de diálogo en la pluralidad de culturas, de religiones y de política. En este sentido deberemos tomar en cuenta tres conceptos para distinguirlos: La tolerancia, el respeto y la aceptación. La tolerancia es simplemente dejar las cosas como están por un tiempo porque no puedo o no quiero, en esos momentos, combatirlas, rechazarlas o adueñarme de ellas dominán- dolas. Tolerar es soportar sin claudicar, sin escuchar ni dialogar. El respeto, en cambio, presupone una valora- ción mediante la escucha y mirada atenta de lo que el otro es, de lo que propone y de los alcances que tiene. De esta manera se podrá tomar una opción consciente y definida de cómo actuar ante la presencia del otro con el único objetivo de no ser agredido en mi propia iden- tidad y, si fuere necesario, de defenderla. Finalmente, la aceptación del otro como dife- rente es abrir espacios de convivencia, de interrelación y, en su momento, de enrique- cimientos mutuos. Sin dejar de ser diferentes se reafirma y profundiza la identidad y se lo- gra la armonía, palabra griega que viene de "armós": ajustamiento, combinación como lo es la grata y bien concertada variedad de so- nidos en conveniente proporción y correspon- dencia lo que hace una hermosa polifonía. Cada sonido y cada instrumento tienen su pro- pia peculiaridad y, por ello, enriquecen al con- junto resultando una bella melodía. Indudablemente que el mejor instrumento y, tal vez único, en las situaciones de conflicto que tenemos los seres humanos para la construcción de la paz es el diálogo que bro- ta de una actitud fuerte y obstinada en el es- fuerzo por hacer posible la paz. Acabamos de hacer una sencilla descripción sobre lo que es la tolerancia, el respeto y la aceptación del otro. Debo aclarar que desde el momen- to que se da la tolerancia ya hay la disposi- ción al diálogo y, por consiguiente, ya es- tán, al menos en ciernes, el respeto y la acep- tación del otro. Sin entrar en las cualidades y técnicas que se requieren para un verdadero diálogo, me per- mito citar un párrafo del mensaje para la jor- nada mundial de la paz de Juan Pablo II del 1º de enero de 1983, titulado: "El diálogo por la paz, una urgencia de nuestro tiempo": "El
  • 24. P R I M E R A P A R T E 24 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ verdadero diálogo es la búsqueda del bien por medios pacíficos; es voluntad obstinada de recurrir a todas las fórmulas posibles de ne- gociación, de mediación, de arbitraje, esfor- zándose siempre para que los factores de acer- camiento prevalezcan sobre los de división y de odio. Es un reconocimiento de la dignidad inalienable del hombre. Tal diálogo se funda- menta en el respeto a la vida humana. Es una apuesta a favor de la sociabilidad de los hom- bres, de su vocación a caminar juntos de ma- nera estable, mediante un encuentro conver- gente de inteligencias, voluntades y corazo- nes hacia el objetivo que les ha fijado el Creador: el de hacer la tierra verdaderamente habitable para todos y digna de todos". Hacer habitable la tierra es el sentido profundo de la palabra griega "ecumenismo". Una de las causas sobresalientes de la pérdi- da de la armonía es el fanatismo en todos los aspectos y en todos los niveles, en el políti- co, social, religioso o moral... El fanatismo (apasionamiento ciego por una idea) se da cuando absolutizamos lo que somos y re- presentamos, de tal manera que el otro o los otros los consideramos agresores y que, por lo tanto, tenemos el derecho de comba- tirlos y, si fuere necesario, de suprimirlos. A esta postura ideológica le llamamos "funda- mentalismo". 2º. La libertad Se reconoce la dignidad de las personas, el valor intrínseco de la naturaleza y que cada cual puede manifestarse como es. Sin mayor profundización, nos interesa señalar dos ma- neras de hablar de la libertad: Libertad negativa cuando hay ausencia de coacción, de oposición, es decir, ausencia de impedimentos para ejercer la acción elegida como expresión de la voluntad. Por ejemplo, libertad negativa se da cuando no hay ame- nazas para expresar las ideas. Libertad positiva en el sentido de auto-reali- zación de acuerdo a la propia naturaleza y a la capacidad o habilidad que se tenga para asumir una libre determinación sin lesionar el bien de los demás. De ahí que la libertad es fuente de responsabilidad personal y social como consecuencia de los actos elegidos. Por ejemplo, libertad positiva se da cuando un jo- ven elige su carrera sin presiones de nadie. Lo importante en el uso de la libertad es la auto- determinación, es decir, qué tipo de persona quiero ser. El más grande reto que actualmente se tiene para el ejercicio de la libertad es la manipula- ción que se da, sobre todo, en el campo de la informática a través de los diversos medios de comunicación por intereses particulares de quienes tienen el poder y la influencia sobre los mismos. De ahí que es indispensable la educación del sentido crítico desde temprana edad. Ésta sería una de las mejores contribu- ciones a favor de la paz. 3º. La justicia Reconocer a cada ser aquello que le corres- ponde, lo que le es propio y debido. Nos inte- resa asumir el término amplio de "justicia so- cial". Ésta se da cuando la sociedad posibilita que cada persona, asociación o pueblo, dis- ponga de los medios necesarios según su na- turaleza y condición, para poder desarrollarse plenamente; a esto se le denomina bien co- mún. (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica 1928-1948) Se trata, pues, de un reparto equitativo de los bienes sociales: • tomando en cuenta el respeto a los derechos humanos,
  • 25. 25 Hacia una espiritualidad para la paz • atendiendo a las clases sociales más desfavorecidas, • y saldando la "deuda ecológica" por el uso distorsionado y la expoliación que se ha hecho de la naturaleza. Hay tres aspectos de la justicia social de don- de se derivan tres tipos de la misma, de acuer- do a la relación de los diversos sujetos. Así podemos hablar de: Justicia conmutativa cuando se trata de la re- lación de individuos entre sí: Por ejemplo, respetar el patrimonio de un ciudadano (no robar). Justicia distributiva cuando se trata de la re- lación de la sociedad en general y del Estado mismo con los individuos: Por ejemplo, que todos tengan acceso a la vivienda, a la salud, a la alimentación, al trabajo, etc. Justicia legal (o general) cuando se trata de la relación del individuo con la sociedad acep- tando y respetando los valores, leyes y cos- tumbres de la misma. El reconocimiento de que todos los seres vi- vientes de todas las especies y los seres in- animados que forman parte del planeta tierra tienen consistencia por sí solos, es el punto de partida para la justicia social, de tal mane- ra que gozan del derecho primigenio para ser integrados en la armonía cósmica de acuerdo a su propia naturaleza. Esto significa que to- dos los seres somos partes de un todo y la suerte de uno (por ejemplo, la crueldad con los animales) lesiona indefectiblemente al todo. Hasta aquí hemos hablado de la justicia so- cial en el sentido objetivo, pero también se puede hablar de la justicia social en el senti- do subjetivo, la cual consiste en que cada persona aporte lo mejor de sí misma, hasta donde le sea posible, a favor de los demás, tomando en cuenta sus capacidades y habili- dades. Esto significa que antes de cuestionar lo que se me debe en justicia, tengo que pre- guntarme sobre lo que estoy obligado y puedo aportar a favor de la comunidad o de las per- sonas en particular. Éste es un deber moral y de una gran responsabilidad social. Para de- cirlo en cristiano sería una actitud injusta la de esconder el "talento" que Dios nos ha dado, como sucede con el "sirviente indigno y pe- rezoso" en la llamada "parábola de los ta- lentos" y que Dios acremente reprueba (Ver. Mt. 25, 14-30). El más grande reto que se tiene para el ejerci- cio de la justicia social es el antropocentrismo y la ambición. El antropocentrismo se da cuan- do se tiene la idea distorsionada de que todo el universo le pertenece sin más al ser huma- no y todo gira en torno a él y puede, por tanto, disponer indiscriminadamente y a su antojo de todos los bienes de la tierra sin miramien- to alguno. La ambición, por su parte, lleva a unos seres humanos al acaparamiento de bie- nes a costa de la pobreza y necesidad de los demás. Obviamente esto rompe la armonía de la creación. Cuando se llega a romper el equilibrio que busca la justicia social, entonces hay que re- currir a lo que se le ha llamado la "justicia restaurativa" y la "justicia transformadora". De ellas hablaremos en otro apartado. 4º. La verdad Es admirar la armónica belleza de la realidad, actuando ante ella y en ella con objetividad, congruencia, transparencia y participación. Hacemos una reflexión sobre cada uno de los términos.
  • 26. P R I M E R A P A R T E 26 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ Cuando hablamos de objetividad nos referi- mos a la aceptación responsable de los he- chos, de los eventos y de las consecuencias de los actos realizados sobre determinado asunto. Por ejemplo, la aceptación de los crí- menes de Estado o el exceso de fuerza en la actuación de la policía o la negligencia y co- rrupción en la procuración de justicia, etc. Lo contrario de la verdad objetiva es el oculta- miento, la desinformación y la negación de los hechos. Cuando hablamos de congruencia nos referi- mos a que la actuación de los implicados en determinado asunto se da conforme a lo di- cho, lo acordado y prometido. Por ejemplo, las prestaciones conseguidas por los trabaja- dores en una negociación con el consiguiente levantamiento de la huelga. Lo contrario de la verdad congruente es el engaño y la falta de cumplimiento en lo acordado. Cuando hablamos de transparencia nos refe- rimos a la rectitud de intención, a la honesti- dad y lealtad, de tal manera que se busca con sinceridad el bien de todos los implicados en determinado asunto. Por ejemplo, la rea- lización de un convenio sin frases equí- vocas o letras pequeñas. Lo contrario de la verdad transparente es la doble in- tención con la voluntad de hacer daño. Cuando hablamos de participación lo hacemos en una doble vertiente: a) En la necesidad de manifestarse con- juntamente, de una u otra forma, para exigir que se actúe conforme a la ver- dad y la justicia en determinado asun- to. Lo contrario a esta verdad participa- da es la represión oculta o manifiesta del poder establecido. b) En la necesidad innata de eregir un memorial para los implicados en determinado asunto, para todos y para la posteridad que nos recuer- de siempre la identidad, los compromisos con- traídos e incluso los errores cometidos para subsanarlos. Por ejemplo, el monumento del holocausto judío, la pipa de la paz, el memorial y los nombres de los caídos, asesinados, des- aparecidos, así como las celebraciones de la libertad e independencia de un pueblo, los li- bros de historia, etc. Lo contrario de esta ver- dad simbólica es la distorsión que de ella se haga evitando o destruyendo memoriales, o bien, distorsionando con la historia "oficial" la historia verdadera de los pueblos y comunidades. 5º. El amor Es el fundamento de todo lo anterior. Es de donde brota la confianza, la amistad, la soli- daridad ante los desequilibrios y la falta de libertad y justicia. El amor motiva e impulsa al sacrificio por los demás. Es la fuente del perdón y la reconciliación. Es la ternura que contradice todo acto violento. Es importante señalar que el amor, refiriéndo-
  • 27. 27 Hacia una espiritualidad para la paz nos concretamente al "amor benevolentiae" (amor de benevolencia que está dispuesto a dar la vida por los demás) como lo llama To- más de Aquino, no se queda en el ámbito pri- vado (de la pareja, de la familia...) sino que es la base y fundamento de la "polis", es decir, de toda relación política y social. Efectivamente Santo Tomás de Aquino ya plan- teaba que la convivencia civil y política sola- mente adquiere todo su significado si está basada en la amistad civil y en la fraternidad que brotan del amor. "De donde los legislado- res deberán procurar tener la misma o más atención en conservar la amistad entre los ciu- dadanos que en aplicar la justicia, sobre todo cuando, al penalizar, pueda surgir la discor- dia", dice Santo Tomás. Hay que buscar más la concordia en la amistad que en la repre- sión, enemiga siempre de la "salud civil", ex- presión del mismo teólogo. Recordemos que el lema de la Revolución Francesa era "Liber- tad, Igualdad, Fraternidad", ninguno de estos valores riñen entre sí, antes, al contrario, se complementan mutuamente. Por todo ello se llega a decir que el amor (la caridad en cris- tiano) es como el criterio supremo y universal de toda ética social. Ahora bien, en este apartado nos interesa re- flexionar concretamente sobre esa expresión fina y delicada del amor a la que llamamos "ternura". Antes de dar una descripción de la ternura como cultivadora de la paz queremos liberar el término de algunos "prejuicios": a) La feminización de la ternura se da cuando se piensa que ésta es solamente expresión de las mujeres y, en los hombres, es síntoma de debilidad y, por tanto, va en contra de la mas- culinidad. Esta concepción machista y patriar- cal responde a la idea de que al hombre le corresponde por naturaleza ser violento. Hay una confusión de ideas, pues ternura no es sinónimo de debilidad, sino que es una de las expresiones más profundas y vigorosas del amor, es la "savia" misma del amor sin la cual éste se apaga. b) La infantilización de la ternura se da cuan- do a los niños se les ve como "personitas" que son "todo ternura" por su delicadeza y su ino- cencia. Por tanto, la ternura sólo es para ellos. Imposible hablar en esta concepción de la ter- nura social y política, pues se confunde sin más la ternura con "lo tierno", lo inmaduro, lo banal y la simple caricia de autosatisfacción. c) La emotividad o sentimentalismo de la ter- nura cuando se piensa que ésta solamente es una mera excitación sentimental, una sensa- ción momentánea y pasajera que nos suscita la presencia del otro. Es obvio que en esta concepción de la ternura se le tiene como un repliegue sobre uno mismo y no como un en- cuentro y valoración del otro. La ternura, contrario a todos estos "prejuicios", es la expresión profunda y gratificante del amor que siente al otro como otro, que se demora en él por el profundo aprecio a su persona, lo valora en todo lo que él es, lo admira con in- tuición y fina sensibilidad. Ésta es la ternura esencial, como la llama Leonardo Boff, y no mero sentimentalismo. Desde el aspecto social, podemos decir que la ternura es una fuerza capaz de transformar los más pesados ambientes porque en el de- talle del abrazo, del apretón de manos, de la frase conciliadora, de ofrecer el asiento inclu- so al enemigo... se insinúa aceptación, tole- rancia, respeto, dignidad y una gran calidad humana. Con razón se dice que la montaña nos sobrecoge y lo grandioso nos intimida, pero el detalle, la delicadeza y la insignificancia nos
  • 28. P R I M E R A P A R T E 28 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ doblega. Así pues, la ternura en lo político y en lo social nos ayuda a construir colectiva- mente y a cosechar el fruto de la paz. Con razón decía Tomás Borges que la solidaridad es la ternura de los pueblos. Lo contrario de la ternura es precisamente la violencia, la crueldad, el ensañamiento que sólo pueden brotar del odio, del deseo de ven- ganza y, en todo caso, del resentimiento ha- cia la sociedad embriagado por el alcohol y embrutecido por la droga. Más de uno podrá pensar que es una utopía la ternura en am- bientes tan crueles y embrutecidos como se han vivido en estos últimos años en México. Tal vez haya algo de razón en ello, pero tam- bién se tiene la experiencia de que en la más terrible aridez que dejó la bomba atómica en Hiroshima surgió una pequeña plantita que, al ser plasmada en una foto, alentó en el pue- blo japonés la esperanza de una nueva vida. "El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer." (Ernesto Sábato, en su obra La resistencia, 2001). De esto es capaz la "revolución de la ternura", como lo ha expresado el Papa Francisco. Hasta aquí hemos delineado la flor de la paz y, con ello, hemos querido explicitar lo que serían los valores, las actitudes, las habilida- des, la visión que conforman una espirituali- dad para la paz, en el entendido de que todos los seres humanos somos cultivadores, arte- sanos de la paz por el simple hecho de ser humanos. Es nuestra vocación y de nosotros mismos depende que respondamos a ella o la sofoquemos. LA ESPIRITUALIDAD PARA LA PAZ DESDE UNA PERSPECTIVA CRISTIANA Todo lo expuesto anteriormente sobre la Espi- ritualidad para la Paz es asumido perfecta- mente desde la fe cristiana. Aquí cabe plena- mente el dicho de que la gracia de Dios supo-
  • 29. 29 Hacia una espiritualidad para la paz ne la naturaleza. Precisamente la Doctrina Social de la Iglesia asume como los valores fundamentales de la vida social la verdad, la libertad, la justicia y el amor, ya tratados ex- plícitamente en la Encíclica Pacem in Terris del Papa Juan XXIII y asumidos por el Conci- lio Vaticano II. Así pues, no insistiremos en los valores ya arriba reflexionados, pero sí ha- remos un par de reflexiones que nos ayuda- rán a fundamentar lo dicho sobre la Espiritua- lidad para la Paz. Primera Reflexión La creación en la Biblia por parte de Dios no es sacar de la nada las cosas (Ex nihilo sui et subjecti, decían los escolásticos), sino más bien ordenarlas, armonizarlas, pues "la tierra era caos, confusión y oscuridad por encima del abismo y el espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas". (Gen. 1, 2) Sacar, pues, del caos, del desorden es fruto del espíritu de Dios quien "armoniza" a todas las creaturas para que se realicen libremente, con justicia y muestren la belleza de su ver- dad. En otras palabras, el acto creador de Dios hace brotar como fruto de las creaturas la flor de la paz, de la cual ya hemos hablado. Del caos surge el "cosmos", palabra griega que significa armonía, orden, equilibrio. Una vez realizada su obra, Dios descansa para con- templarla y disfrutarla, pues "todo está muy bien hecho". Presentando a Dios haciendo el mundo en el transcurso de una semana, el autor del relato nos está haciendo ver que la creación debe ser un acontecimiento cotidiano, llevado a cabo en nuestras semanas ordinarias de tra- bajo. Re-crear cada día el mundo es sacarlo del caos para que brille con intensidad la ar- monía, es decir, la paz y la podamos disfrutar porque al final del día "está todo bien hecho". Tal vez nos podrá desanimar el ver un mundo tan problematizado, tan lleno de angustias, sufrimientos, luchas y violencias; sin embar- go, decir cada día que el mundo es "bueno" o "bello" es proclamar que un día lo será. Decir que todo está muy bien no es para adormecer la conciencia, sino para darnos un programa de vida. Segunda Reflexión Jesucristo les dice a sus Apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy, y no como la da el mundo" (Jn. 14, 27) no porque nos "otorgue" la paz sino porque nos da el instrumento que la hace fructificar de la realidad como una flor de primavera: El Reino de Dios. "Conviértan- se porque el Reino de Dios ya está cerca, está entre ustedes". (Mt. 4, 17; Mc. 1, 14) El mensaje central de Jesús es el Reino de Dios. Aunque habla de él de muchas mane- ras y especialmente por medio de parábolas, nunca dice en qué consiste concretamente el Reino de Dios; sin embargo, lo podemos cla- rificar con toda la vida de Jesús y con su men- saje. Así, podemos decir que la preocupación más grande de Jesús es ofrecer y alcanzar una vida más digna y mejor para todos, así como la atención a las necesidades más apremian- tes del pueblo y, de entre ellos, de los más necesitados. Dios es un Padre para todos y el mensaje de Jesús es que nos realicemos to- dos como hermanos atendiendo de manera privilegiada a los más pobres y desheredados. Por consiguiente el Reino de Dios es un reino para cultivar la paz a partir de la misericordia y de la justicia social para los más des- favorecidos. Las actitudes para hacer presente ese Reino de Dios, Jesús las plasma de una manera magistral en la proclamación de las biena- venturanzas que han quedado consignadas en
  • 30. P R I M E R A P A R T E 30 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ el Evangelio de Mateo (5,3-11). He aquí una reflexión a partir de las bienaventuranzas con el fin de descubrir en ellas las actitudes del cultivador de la paz: 1.- Los pobres de espíritu, es decir, los que no están llenos de sí mismo y están totalmente libres para llenarse de los demás. 2.- Los mansos, es decir, los que hacen de la no-violencia activa el arma de la paz. 3.- Los que lloran, es decir, los que limpian sus ojos con lágrimas de compasión para ver y sentir a los que sufren haciendo de la ternura un bálsamo de paz. 4.- Los que tienen hambre y sed de justicia, es decir, los que luchan apasionadamente porque el hombre se levante, porque el hombre triunfe y no se les niegue su lugar en la armonía del mundo. 5.- Los misericordiosos, es decir, los que no llevan cuenta de las ofensas, los que van hasta el fondo del amor y se revisten del perdón al enemigo despojándose del re- sentimiento y de la venganza. 6.- Los limpios de corazón, es decir, los que hacen de su corazón un manantial trans- parente de amistad y hacen que la verdad brille en todo su esplendor. 7.- Los artesanos de la paz, es decir, los que hasta en su combate son inspiradores de la reconciliación. 8.- Los perseguidos por causa de la justicia, es decir, los que aceptan ser incompren- didos e incluso traicionados por defender la dignidad de todo hombre y, a pesar de todo, se mantienen firmes en su denuncia y en la búsqueda de la verdad. ¿DE QUÉ PAZ ESTAMOS HABLANDO? Tenemos que partir del hecho de que la paz no es un término unívoco, sino que coexisten diversas concepciones. Será muy importante clarificar de qué paz estamos hablando y, so- bre todo, denunciar lo que, a nuestro parecer, son falsas concepciones de la paz. Paz negativa y paz positiva Hablamos de paz negativa cuando hablamos de ausencia de guerra entre estados, de au- sencia de toda violencia en las relaciones per- sonales y sociales o cuando simplemente no hay tensiones y se tiene tranquilidad y sosiego. Expresiones como "yo no me meto con nadie", "viva la paz", "déjame tranquilo", "no veo, no oigo"... son expresiones de algo no deseado y esta concepción de la paz negativa está en relación a lo estático, a la inmovilidad y, en el fondo, a la negación de una realidad violenta. Hablamos de paz positiva cuando la asocia- mos a los conceptos de justicia, de desarrollo humano, de cooperación, de igualdad en las relaciones, de respeto a los derechos huma- nos, de cooperación, de resolución pacífica del conflicto, etc. Podemos decir que esta con- cepción de la paz se asocia al dinamismo per- sonal y/o comunitario, a la búsqueda del bien común y a una toma de conciencia para des- cubrir los diversos tipos de violencia que se pueden anidar en las diversas relaciones hu- manas (violencias estructurales, institu- cionales, ambientales, personales, etc.). Paz interior (personal) y paz social (comunitaria) Paz interior es aquella paz del corazón que se busca y anhela mediante algunas terapias sicosociales y de relaciones humanas (diná- micas, conferencias, procesos de duelo, aten- ción especializada a víctimas de la violencia, atención espiritual, tanatología, etc.), así como en la profundización de las motivaciones es- pirituales y de fe para lograr el equilibrio emocional, sicológico, físico y espiritual de las personas.
  • 31. 31 Hacia una espiritualidad para la paz Paz social, por su parte, busca, mediante el perdón, la reconciliación, la justicia, la ver- dad, la solidaridad, la resolución pacífica de los conflictos, etc. una convivencia armonio- sa y de colaboración ya sea entre grupos, pue- blos, comunidades o naciones para la cons- trucción del bien común y del goce universal de los bienes de la tierra. Para ello se tienen los convenios, protocolos, el derecho interna- cional humanitario, tratados e instituciones a nivel mundial, como la ONU, la OEA, La Cor- te Interamericana de Derechos Humanos, La Corte Penal Internacional, etc. Es importante nunca desligar la búsqueda de la paz interior con la toma de conciencia y la participación de alguna manera en los esfuer- zos por la paz social, ni ésta desligarla de aque- lla, pues no habrá paz social sin corazones nuevos y, a su vez, de muy poco servirá una paz interior en un entorno de violencia. Sim- plemente sería una "paz farisaica". Otro aspecto a considerar en el concepto de paz es que éste varía de acuerdo a la diversi- dad de culturas y a las situaciones concretas que están viviendo las colectividades. Por ejemplo, el concepto de paz entre las culturas indígenas está en íntima conexión con el arrai- go a su tierra, con su cosmovisión y, por tan- to, con la manera de realizar su propia vida, de acuerdo a sus usos y costumbres. Falsas concepciones de paz Solamente queremos advertir que hay algu- nas maneras de concebir la paz que, en el fondo, ocultan la violencia misma. Una de ellas es la llamada "pax romana" cuyo lema era "Si quieres la paz, prepárate para la guerra" (Si vis pacem, para bellum). Ésta es la paz fincada en la ley del más fuerte, en la intimidación al mostrar las armas, en la represión, en la ca- rrera armamentista, en guardar el orden esta- blecido por las fuerzas dominantes (propia de las dictaduras), en la práctica de la tortura,
  • 32. P R I M E R A P A R T E 32 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ en el silencio obligado, en la "paz de los se- pulcros"... Tampoco se debe confundir la paz con la se- guridad que, en determinado momento, pue- den dar las fuerzas de seguridad, sea la poli- cía o el ejército. Tampoco hay que confundir la paz con algunas medidas de seguridad como no transitar por senderos peligrosos, recluirse temprano en la casa, etc. Este tipo de seguri- dades en todo caso logra contener la violencia pero no erradicarla. Es más, éstas son medi- das para ambientes de guerra y no de paz. Finalmente, cuando se dice que todo es edu- car para la paz es como no decir nada y diluir el concepto de paz en una serie de recomen- daciones y de consejos moralizantes. De ahí que es importante partir de lo que entende- mos por una espiritualidad para la paz, objeto de nuestra exposición y complementarla con una actitud abierta y crítica que ayude a ir derrotando la violencia espiritual y cultural- mente hablando.
  • 33. 33 III. HACIA UN DESARME CULTURAL DE LA VIOLENCIA Pbro. Camilo Daniel Pérez ¿Qué es la violencia? Es el acto mediante el cual una persona, un grupo social, un Estado o un conjunto de Estados ejercen medios de coerción (presión) física, sicológica o espiritual para obligar a otro u otros que dejen de hacer o hagan, contra su voluntad, lo que los primeros desean, o para despojarlos de sus bienes o lesio- narlos en su integridad. La violencia se genera cuando hay una situación de desigualdad, de asimetría entre las perso- nas o colectividades y quien o quienes están en situación favorable buscan reforzar, profundizar o ampliar dicha situa- ción para sacar provecho de ella. Esta descripción de la violencia nos ayuda a darnos cuenta que no todo uso de la fuerza es violenta, ni toda manifesta- ción de coraje o agresividad conlleva una carga violenta, to- mando en cuenta la proporcionalidad de la fuerza que se utilice, la intencionalidad de la acción y, sobre todo, el cuida- do de preservar la integridad física, sicológica y moral sobre quienes se ejerce determinada fuerza. La cultura de la violencia. Entendemos por cultura de la violencia la justificación que, consciente o inconscientemente, se hace de ella en cualquie-
  • 34. P R I M E R A P A R T E 34 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ ra de sus manifestaciones. Tan perniciosa es la carta de ciudadanía que se le da a la violencia como la violencia misma. Esto hace que se vea cualquier acto violento como algo "natu- ral", algo "normal" e, incluso, que así debe ser. Podemos decir que a la violencia se le da car- ta de ciudadanía: • Cuando se le justifica e incluso se le enaltece: Si nosotros revisamos la historia de los pue- blos y naciones ésta se compone principal- mente de sus guerras, las cuales siempre se les da una justificación y se enaltecen como gestas heroicas. En lo personal cuando gol- peamos o castigamos a una persona decimos que lo hemos hecho "porque se lo merecía". • Cuando se invisibiliza la violencia invisi- bilizando a las víctimas: Esto sucede con mucha frecuencia en la violencia intrafa- miliar. Se dice que "la ropa se lava en casa" y, por tanto, las acciones violentas en casa (violaciones, acosos sexuales, golpes, ame- nazas, castigos, etc.) no tienen por qué dirimirse en público, ni denunciarse ante las autoridades. La violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer se le minimiza e in- cluso se exalta, con ello, la masculinidad. • Cuando el sistema social de convivencia se pervierte dando por hecho que las relacio- nes en la comunidad "tienen que ser así y no de otro modo". Por ejemplo, los contra- tos matrimoniales hechos por los padres de los contrayentes sin su consentimiento. • Cuando la violencia es estructural e insti- tucional, de tal manera que ésta se justifica por el bien de la nación cuando en realidad se privilegian intereses particulares e inclu- so se ejerce la violencia contra la oposición para "resguardar el orden establecido". • Cuando el sistema político mismo se ha co- rrompido y los funcionarios públicos bus- can el respaldo a sus actos de poder por medio de prebendas y favores para deter- minados sectores de la sociedad. • Cuando nos acostumbramos a la violencia del crimen organizado y "revictimizamos a las víctimas" pensando que tal vez "se lo merecían por andar en malos pasos" o por- que "se encontraban en el lugar equivocado". • Cuando se da culto a las armas, se les ad- mira y hasta se les bendice y, entre más sofisticadas y letales sean, se piensa que será mayor la seguridad de una nación. • Cuando a la violencia misma se le disfraza para no mostrarla en toda su crudeza como los hornos crematorios donde se incinera- ban a los presos judíos o como la trata de personas que se realiza con halagos, enga- ños e incentivos para las víctimas. • Cuando se invoca el nombre de Dios para legitimar las guerras con la pretensión de ter- minar con la guerra o para actuar como terro- ristas con el fin de acabar con el terrorismo. • Cuando se utiliza el sentido religioso del ser humano para amenazar, cargar la concien- cia, secuestrar y manipular moralmente a las personas para beneficiarse de ellas. La violencia ocasionada por el fundamen-
  • 35. 35 Hacia un desarme cultural de la violencia talismo religioso se justifica porque, según sus perpetradores, están defendiendo la verdad absoluta de Dios. Nos hemos permitido exponer algunas de las muchas formas que existen para justificar la violencia. De ahí surge una verdadera cultura de la violencia que se va introyectando en cada uno de nosotros y que se vuelve el ambiente social, justificado incluso por planteamientos éticos, en el que se desenvuelve nuestra vida. CUATRO ELEMENTOS GENERADORES DE VIOLENCIA 1.- El colonialismo y la colonialidad. Ante todo, nos ha parecido muy pertinente y, por ello, asumimos la distinción que hacen algunos autores entre lo que es el colonialis- mo y la colonialidad. El colonialismo lo podemos describir como la conquista o la expansión u ocupación territo- rial, militar y administrativa en lo político, en lo económico, en lo cultural, etc. en base al poder de dominación que un pueblo o una nación ejerce sobre otra. Algunos modelos de colonización son preci- samente las colonias territoriales, los protec- torados, los dominios preponderantes, las con- cesiones, etc. que, como todas las violencias, tienen sus propias "justificaciones". Por ejem- plo, los europeos se escudaban en la sagrada misión de civilizar a los indígenas bárbaros y llevarlos al progreso. Las iglesias cristianas se sentían con el deber de cristianizar, incluso a la fuerza, a los indígenas paganos para salvar sus almas... Ahora bien, la colonialidad la describimos como una mentalidad, como el espíritu de dominación que persiste hasta nuestros días basado precisamente en la creencia de la su- perioridad de unos pueblos y naciones sobre otras, de tal manera que aquellas van al res- cate (con sentido mesiánico) o a la supresión (para la limpieza social y humana) de éstas. La colonialidad es un espíritu capaz de inva- dir las culturas, el conocimiento y hasta las actitudes más profundas del ser humano, lle- gando a introyectar y a justificar las acciones colonizadoras. El punto clave de la colonialidad está en la supresión del "otro", "distinto, diferente de mí y totalmente ajeno a mi manera de ser y de actuar." No acepto "la alteridad" y, por tanto, se construyen dicotomías (división en dos) prácticamente excluyentes, como lo señalan algunos autores: División entre lo masculino y lo femenino, entre el alma y el cuerpo, entre el mundo cristiano y el mundo pagano, entre la razón y la afectividad, entre la raza blanca y la raza negra, entre una cosmovisión y otra, una cultura y otra, entre la naturaleza y el pro- greso, etc. Lógicamente en estas dicotomías se privilegia a la que social e históricamente ha tenido y tiene el poder de dominación. "El poder imperial", por llamarlo de alguna ma- nera, es la matriz del colonialismo y la colonialidad. La colonialidad se da en diver- sos campos: en las culturas, en el lenguaje,... 2.- El patriarcalismo y el sistema patriarcal. Sistema Patriarcal. Sistema Patriarcal: Es un conjunto de creen- cias, "verdades rectoras" de la conducta indi- vidual y colectiva que están basadas en "la fascinación de la masculinidad", de tal mane- ra que se considera a los hombres superiores en todo con respecto a las mujeres y a todos los demás seres de la naturaleza. Es todo un imaginario social y simbólico donde prevale-
  • 36. P R I M E R A P A R T E 36 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ ce el dominio del hombre por ser hombre (ma- cho) y la subordinación de la mujer por ser mujer (hembra). Es una contraposición entre lo que el sistema considera masculino y lo que considera propio de lo femenino. Me parece pertinente en estos momentos dis- tinguir entre lo que entendemos por "sexo" y lo que entendemos por "género". El sexo son todas aquellas características universales e inmodificables con las que nace el ser huma- no. Son diferencias biológicas que no cam- bian. Por ejemplo, sólo los hombres tienen la capacidad de producir espermatozoides. Úni- camente las mujeres tienen ovarios y matriz. Sólo ellas amamantan a los bebés, etc. En cambio, género son todas aquellas cons- trucciones socioculturales que se atribuyen exclusiva o preponderantemente al hombre o a la mujer. Son, pues, todas aquellas formas de relación entre el hombre y la mujer que pueden cambiar. Por ejemplo, antes las muje- res no usaban pantalón. Los hombres no se dedicaban a las labores domésticas conside- radas propias de la mujer, etc. El patriarcalismo o machismo. El patriarcalismo o machismo son todas aque- llas actitudes, conductas, acciones, discursos y valoraciones que tienen su sustento en el sistema patriarcal llegando a ser injustas, dis- criminatorias, prepotentes y agresivas a todo lo que se considera femenino. Desgraciada- mente el patriarcalismo o machismo no tiene fronteras y puede ser ejercido por hombres y mujeres sin importar raza o condición social. En el fondo de estas posturas está anidado el menosprecio de lo femenino que se manifies- ta en la idea de que el varón llega a concebir- se como lo más auténtico y perfectamente hu- mano. Por consiguiente lo femenino es una degradación del ser humano, es inconsistente y accidental al ser humano. Por diferentes explicaciones o deficiencias nace la mujer que no viene a ser sino un varón frustrado, un va- rón que, por diversas causas, no llega a su plenitud. Al varón se le considera como el único transmisor de la vida. La mujer es un simple receptáculo de la vida. Toda esta men- talidad es discriminadora de las mujeres y misógina. Con esta mentalidad de fondo ya nos pode- mos explicar toda la serie de comportamien- tos y actitudes que lesionan profundamente la dignidad femenina. Así, por ejemplo, la mujer es el "sexo débil", no puede asumir ta- reas de responsabilidad pública, no es apta para el estudio, tampoco es hábil para cargos directivos. Los afectos, ya sean emociones o sentimientos, son preponderantemente feme- ninos y, por tanto, son signos de debilidad. El varón debe reprimirlos ("Los hombres no llo- ran") porque su grandeza radica en su fuerza y en ser el vencedor de todas las batallas. Lo propio de la mujer, en todo caso, serán las labores domésticas. Incluso con una mentali- dad antifeminista se exalta "la hermosa, ma- ravillosa y nobilísima tarea de la maternidad" como sinónimo de reclusión en el hogar. Este solo hecho deberá quitarle "la tentación" de querer competir con el varón en áreas de la vida pública, de quitarle el "ansia" de ser como el varón debido a su "deficiente naturaleza". Entonces, ¿la mujer es un estorbo para el hom- bre? ¡Claro que no! En una actitud antife- minista se dice que la mujer enriquece y com- plementa al hombre. Es su "media naranja". Por tanto, solamente vale en referencia al va- rón, tanto cuanto le ayude en su realización y misión de dominio. De esta manera se exalta la tarea de la mujer, pero sin dejar de ser una esclava.
  • 37. 37 Hacia un desarme cultural de la violencia Descalificación de la mujer. Todavía más. La actitud misógina, de aver- sión contra la mujer, lleva a la sociedad mis- ma a descalificarla moralmente hablando como "peligrosa" por seductora, coqueta y débil por sus inclinaciones sexuales, dotada de una gran disposición para el erotismo y el placer. Se le considera "impura" por sus menstrua- ciones; sin embargo, se da una doble moral para el varón y para la mujer. Se exhibe la sexualidad y el cuerpo femenino, pero con re- ferencia al varón para que se complazca en ella, admire su belleza y la disfrute. También se da una cosificación de la mujer mediante la prostitución, consecuencia de una estruc- tura social moralizante que denigra a la mujer como "sexoservidora". A todo esto, tenemos que añadir que la exa- cerbación de la violencia contra la mujer lleva al extremo de los feminicidios, es decir, al ase- sinato de las mujeres por el sólo hecho de ser mujeres. Incluso se da el hecho de revictimizar a las mujeres asesinadas diciendo que lleva- ban una doble vida, que frecuentaban lugares peligrosos o que se vestían provocativamente. Feminización de la naturaleza. El hombre, en su afán de dominio, hasta cier- to punto ha "feminizado la naturaleza", conci- biendo a la tierra como nuestra madre, nodri- za, doncella, fecunda, etc. que necesita de la intervención y del poder del hombre para que fructifique y, lógicamente, éste puede dispo- ner de ella a su antojo. Se da, pues, una rela- ción distorsionada, injusta y depradadora de la naturaleza. Los movimientos "ecofeministas" se esfuerzan en ayudarnos a tomar concien- cia de este problema. Es indudable que la mujer actualmente ha ganado espacios muy importantes en la so- ciedad tanto en la política, en la cultura, en lo social, en el mundo del trabajo, en lo religio- so, en la investigación, etc. todo lo cual ha derribado atavismos, tabúes, discriminaciones y van despejando poco a poco el panorama para una recta comprensión del ser humano como persona con su especificidad tanto mas- culina como femenina. Creo que se está en el camino correcto para lograr la igualdad de derechos y responsabilidades, aunque debe- remos reconocer que existe un buen trecho por recorrer y el camino es escabroso. Es im- portante reconocer que una auténtica libera- ción del ser humano, hombre y mujer, deberá pasar por la liberación femenina. 3.- El economicismo y la economía neoliberal. La economía neoliberal. Por economía neoliberal se entiende el mode- lo económico que considera el libre mercado como el mejor instrumento para potenciar eficientemente los recursos de la sociedad, dejando el Estado la rectoría de la economía
  • 38. P R I M E R A P A R T E 38 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ para fungir más bien como un vigilante de la misma y con una cierta intervención como benefactor de la sociedad. Al poner en práctica este modelo económico, hay una fuerte tendencia privatizadora de las empresas públicas y paraestatales, se busca una disminución significativa de impuestos a mercancías y capitales extranjeros, una flexi- bilización laboral (desaparición de sindicatos, menos compromisos en prestaciones, pagos por hora-trabajo), recortes al gasto público en bienestar social (eliminación de subsidios), apertura comercial, libre tránsito de produc- tos, atención a la macroeconomía más que a la micro, etc. Economicismo. Este modelo económico absolutiza la relación mercantilista con una visión exclusivamente economicista que se basa en la competencia despiadada sin atender al bienestar social, privilegia al capital sin tomar en cuenta los derechos humanos (capitalismo salvaje), su afán es el acaparamiento de bienes sin im- portar el impacto ambiental, concentra la ri- queza en grandes emporios de producción y de consumo que obliga a la migración de gran- des masas de mano de obra. A todo este fe- nómeno le llamamos "economicismo". El Papa Juan Pablo II se expresaba así de este fenó- meno: "Cada vez más, en muchos países ame- ricanos impera un sistema conocido como neoliberalismo; sistema que haciendo referen- cia a una concepción economicista del hom- bre, considera las ganancias y las leyes del mercado como parámetros absolutos en de- trimento de la dignidad del respeto de las per- sonas y los pueblos. Dicho sistema se ha con- vertido, a veces, en una justificación ideológi- ca de algunas actitudes y modos de obrar en el campo social y político que causan la marginación de los más débiles". (EA 56). Economía narcotizada. Si bien es cierto que los capitales no tienen patria, este modelo propició los llamados "ca- pitales peregrinos" que de la noche a la ma- ñana pueden estar en una nación o en otra causando perjuicios económicos en su movi- lidad. También ha propiciado la especulación en la bolsa de valores (ganancias de capitales improductivos), así como el "monetarismo" (dolarismo) sustentado no en la producción de bienes y servicios, sino en el poder político y militar. Hay que recordar que desde 1972 el dólar no se sustenta en las reservas de oro que se tengan. Por otro lado, aunque la intención del modelo neoliberal no haya sido la de propiciar el lava- do de dinero por parte de la delincuencia or- ganizada, sí ha facilitado dicha operación. De acuerdo con un informe de la oficina de las Naciones Unidas contra el narcotráfico y la delincuencia (UNOCD) la criminalidad organi- zada mueve de 800 a 900 mil millones de dólares al año en el mundo. Esto es indicativo del poderío que han alcanzado los grupos cri- minales en el mundo regido por el neolibe- ralismo y sus imperativos como lo es la des- regulación generalizada y la apertura comer- cial. De ahí que podemos afirmar que las estrategias oficiales contra el trasiego de dro- gas son actos de simulación, pues seguramen- te en lo económico habría un enorme desajuste financiero global si dejara de circular el dine- ro ilícito y manchado de sangre. Hay economistas que afirman que con un cre- cimiento económico prolongado se consegui- ría reducir la pobreza y la desigualdad con el fenómeno del "derrame" (trickle down) a ca- pas sociales bajas. Esto se da en la naturale- za automáticamente por la ley de la grave- dad, pero socialmente hablando nunca se ha dado. Por ello es falso afirmar que "la abun-
  • 39. 39 Hacia un desarme cultural de la violencia dancia de los ricos es el salario de los po- bres". Además, en esta economía de mercado en la que se privilegia el capital, la "abundan- cia" se consigue en base de la precariedad y hambre de los trabajadores. De ahí que los mismos creadores del modelo neoliberal ins- pirado en lo que se ha llamado "el consenso de Washington" han buscado maneras de co- rregirlo, pues la realidad ha traído persisten- temente altas tasas de desempleo, estanca- miento de ingresos, aumento de pobreza, cre- ciente desigualdad y la violencia del crimen organizado. El Papa Francisco ha escrito lo siguiente refi- riéndose a este modelo económico: "Algunos todavía defienden las teorías del derrame... Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sa- cralizados del sistema económico imperante" (EG 54). "Ya no podemos confiar en las fuer- zas ciegas y en la mano invisible del merca- do" (EG 204). 4.- El mito de la violencia redentora y del "chivo expiatorio". (Walter Wink). El mito de la violencia redentora. En este apartado, asumo el interesante plan- teamiento que hace en su libro Walter Wink, "Paz, Teología para un nuevo milenio" (Edito- rial Lumen, Buenos Aires-México, 2005). El autor se expresa así del mito de la violencia redentora: "Este mito ensalza la creencia de que la violencia salva, que la guerra trae la paz, que la fuerza hace al derecho. Es una de las historias más viejas y repetidas del mundo." "Este mito de la violencia redentora –señala el autor– es un mito real del mundo moderno. Es él y no el judaísmo o el cristianismo o el islamismo, la religión dominante en nuestra sociedad actual." Luego el autor hace referencia a los progra- mas televisivos y de salas de cine (los cuales replican mitos ancestrales de dioses en dis- puta) en los que "los malos", "los villanos" de la película, violentos y artífices del mal, son vencidos por héroes igualmente violentos que, además, actúan al margen de la ley con la misma saña y crueldad de los villanos. Algu- nos incluso haciendo justicia por su propia mano. Recordemos películas como las de Rambo, X-Men, Harry el sucio, James Bond, Spiderman, Superman, Batman, etc. incluyen- do los dibujos animados y las viejas películas del Oeste (Western) en las que todo se arre- glaba a tiros. Los videojuegos mismos tienen una gran carga de violencia: El niño compite logrando vencer y suprimir al mayor número de sus adversarios antes de caer vencido por una bomba o por ráfagas de metralleta. El mito de la violencia redentora y del estado de seguridad nacional. El autor, además, denuncia que el mito de la violencia redentora llega a ser la espirituali- dad que sustenta al sistema de seguridad na- cional: "El mito de la violencia redentora sirve como la espiritualidad interna del Estado na- cional de seguridad". Se establece "una reli- gión patriótica en el corazón del Estado" y el mito mismo "sirve a la espiritualidad del mili- tarismo". "La ideología de la seguridad nacio- nal convierte al nacionalismo en algo supre- mo. La gente es prescindible. El Estado no". En mi opinión esta mentalidad de la seguri- dad nacional permea, de alguna manera, la lucha contra el crimen organizado en nuestro País. El combate al crimen organizado por parte de las fuerzas de seguridad (policías y ejército) tiene como objetivo principal la se-
  • 40. P R I M E R A P A R T E 40 UNA VISIÓN DEL TRABAJO POR LA PAZ guridad del Estado más que la seguridad ciu- dadana y, en general, la seguridad humana. Por lo mismo, escuchamos con frecuencia declaraciones en las que se habla de "daños colaterales" para referirse a ciudadanos ino- centes que cayeron en el fuego cruzado, como también en el argot periodístico la muy soco- rrida y mal usada frase de que "se encontra- ban en el lugar equivocado", siendo que quie- nes están en el lugar equivocado son quienes han traído la guerra a nuestras calles que nos pertenecen como ciudadanos. Otro aspecto que me parece importante seña- lar es que los niños y jóvenes no sólo llegan a identificarse con el "héroe" que "redime vio- lentamente", sino con los mismos "villanos" dando rienda suelta a la imaginación para mi- metizarlos. Muchos de nuestros niños y jóve- nes anhelan ser sicarios ante la exaltación de la violencia y de las armas que, en esta socie- dad violenta, les da un status de poder. Para ellos los narcos son sus "villanos favoritos". Sólo como un ejemplo de dicho mimetismo llevado hasta el extremo, reproducimos una nota periodística del 17 de mayo del 2015, del "Informador": "La fiscalía de Chihuahua informó este fin de semana que un grupo de niños (dos niñas de 13 años, un niño de 11 y dos adolescentes de 15) secuestraron, tortu- raron, asesinaron y sepultaron a otro menor, éste de seis años, cuando estaban "jugando". Éste suceso evidencia que hay "una reproduc- ción cultural de la violencia... Se ha normali- zado la violencia, incorporándola a los juegos infantiles y esto no es nuevo, ha habido mu- chos señalamientos de niños que juegan a ser narcos, a los secuestros" (Declaraciones de Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Dere- chos de la Infancia). "Los cinco niños y niñas que asesinaron a Christopher Márquez Mora fueron asesinados primero... un homicidio espiritual que fue ma- tando la humanidad de sus victimarios-vícti- mas... Porque en la colonia donde viven... es de los espacios donde claro se ve la produc- ción y reproducción ampliada de la violencia que padecemos... Los autores intelectuales del infanticidio son quienes llenan la televisión y el cine de contenidos violentos, quienes fabri- can videojuegos donde la meta es matar." (Dr. Víctor Quintana Silveyra) El mito del "chivo expiatorio". También Walter Wink nos advierte en su libro sobre el mito del "chivo expiatorio". Nos dice lo siguiente: "Una vez que los niños han sido adoctrinados dentro de las expectativas de una sociedad dominante, nunca dejarán de tener la necesidad de ubicar el mal fuera de ellos mismos. Aun siendo adultos, tenderán a bus- car chivos expiatorios". "Chivo expiatorio" es la denominación que se