Ejemplo de trabajo de TIC´s CON VARIAS OPCIONES DE LAS TAREAS
Lecturas sobre la vendimia
1. Nombre:………………………………………………………………………
Fecha:……………………………..
UN RACIMO DE UVAS
Una vecina le regaló un racimo de uvas a la mamá de Eduardo. La mamá tenla
muchas ganas de comer uvas. Pero vio que Eduardo tenía ganas de comerse el racimo.
-Toma. Cómetelo tú --dijo la mamá, y le entregó el racimo a Eduardo.
Eduardo partió feliz a comerse su racimo en un lugar secreto que él tenla. Pero en el
lugar secreto estaba su hermana Luisa. A Luisa se le hizo agua la boca cuando vio el
racimo.
-Te lo regalo -dijo Eduardo.
Luisa se fue feliz a comerse su racimo al patio. Ahí estaba su papá arreglando una
llave de agua. Tenía mucho calor.
-Refréscate con este racimo--le dijo---Luisa a su papá.
El papá le agradeció mucho el racimo. Lo tomó y se lo ofreció a la mamá. La mamá se
sonrió.
-Vengan todos -dijo-: Eduardo, Luisa, papá. Vamos a comernos juntos este rico racimo
de uvas.
Actividades:
1.- nombra los personajes del cuento.
2.- Subraya la oración que mejor describe a la familia del cuento.
a.- Tenían ganas de comer uvas.
b.- Eran unidos y cariñosos.
c.- Tenían lugares secretos.
3.- ¿Qué estaba haciendo el papá?
2. EL RACIMO DE UVAS
Y porque vea vuestra merced a cuánto se extendía el ingenio de este astuto ciego,
contaré un caso de muchos que con él me acaecieron, en el cual me parece dio bien a
entender su gran astucia.
Cuando salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía ser
la gente más rica, aunque no muy limosnera; se arrimaba a este refrán: “más da el duro
que el desnudo”.
Y venimos a este camino por los mejores lugares; donde hallaba buena acogida y
ganancia, nos deteníamos; donde no, al tercero día marchábamos.
Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox al tiempo que cogían las uvas,
un vendimiador le dio un racimo de ellas en limosna, y como suelen ir los cestos mal
tratados, y también porque la uva en aquel tiempo está muy madura, se le desgranaba
el racimo en la mano; para echarlo en el mandil se tornaba mosto, y lo que a él se
llegaba. Acordó de hacer un banquete, así por no poderlo llevar, como por
contentarme, que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes.
–Y ahora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos de este
racimo de uvas, y hayas de él tanta parte como yo; hemos de partirlo de esta manera:
tú picarás una vez, y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una
uva; yo haré lo mismo hasta que lo acabemos, y de esta suerte no habrá engaño.
Hecho así el concierto, comenzamos; mas luego al segundo lance el traidor mudó
propósito, y comenzó a tomar de dos en dos, considerando que yo debería hacer lo
mismo. Como vi que él quebraba la postura, no me contenté ir a la par con él, mas aun
pasaba adelante, dos a dos, y tres a tres, y como podía las comía.
Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo en la mano, y meneando la cabeza,
dijo.
Lázaro, me has engañado; ¡juraré yo a Dios que tú has comido las uvas tres a tres!
–No comí –dije yo–, mas ¿por qué sospecháis eso?
Respondió el sagacísimo ciego:
–¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos, y callabas.