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Año XL – Número 52 – Ciclo A – 28 de septiembre de 2014 
DOMINGO XXVI ORDINARIO 
PRIMERA PAGINA 
Lo que va de un hijo a otro 
Somos muchos los cristianos afianzados en la seguridad que nos da cumplir: cumplir con Dios, 
cumplir con la Iglesia, cumplir las normas, cumplir con el cura, cumplir con la imagen de mí que 
proyecto hacia otros,... Pero cumplir es demasiadas veces aparentar, expresar obediencia a los ritos, 
preocuparse por las formas, atenerse a los comportamientos visibles, realizar acciones para hacer lo 
que, según me dicen los míos, tengo que hacer: para algunos será ir a misa, para otros ser servicial y 
ofrecerme para participar en no sé qué momento, para otros estar en una asociación u ONG, o asumir 
un compromiso que me hace responsable ante otros o de otros… Cumplir, cumplir con lo que se debe 
hacer, los deberes son diversos pero el mecanismo es el mismo: sepulcros blanqueados que, en mayor
o menor medida, andan muertos por dentro. Dicen sí, porque es la respuesta correcta, pero no hacen 
nada aunque la brisa sople con fuerza y en dirección buena. Dicen sí, pero aunque lo hagan no lo hacen 
de corazón. Creen que basta con decir “Señor, Señor”, sin dejarle entrar en mi vida interior, sin 
entender que decirlo supone dejar que sea Él quien gobierne mi vida, mis criterios, para dejar de actuar 
por cumplir y abrirse a una transformación personal que le dé sentido, vida y horizontes a todo mi ser y 
mi hacer. 
Es posible que en apariencia haga lo mismo, pero no será igual porque las motivaciones son distintas, 
porque siento alegría al hacerlo y no un pesado yugo que soportar para ganarme el cielo, porque como 
no quiero lo mismo haciéndolo me dará igual que nadie me vea o se entere y dejaré de buscarme a mí 
mismo para encontrarme con Dios en la búsqueda del bien de otros. 
No digo que sea fácil, es seguro una de las tareas de nuestra vida, pero es una que tenemos que hacer. 
Y no vale apuntarse desde ya en el bando de los rebeldes, porque tampoco éstos son del agrado de 
Jesús, sólo son menos malos o mejor dicho es más fácil que se conviertan, puesto que al saberse 
pecadores, huidizos a la llamada a la conversión, tendentes al miedo, a la comodidad,… conocedores 
de sus resistencias pueden dejar que Dios actúe en ellas. Dichosos estos no porque sean ningún modelo 
a seguir, sino porque saben recapacitar para encontrar el camino que puede llevar a trabajar la viña y 
vivir como hijos. Padre, no sé lo que dije hace un instante, pero he cambiado de opinión, he venido a 
trabajar tu viña, sediento de algo nuevo a lo que tampoco me lleva mi negación, mi rebeldía, mis 
búsquedas en soledad, mis intentos sin éxito, mis empecinamientos en que sea como yo creo, buscando 
atajos,…, quizás tengas razón y no queda otra que vivir trabajando por la viña, así que he venido, he 
venido y me has acogido y extrañamente a lo que esperaba, contrariamente a lo que pensé cuando dije 
que no, siento en mí una alegría que es nueva, una alegría que no sé bien de dónde proviene, que no 
había sentido antes; estoy contento, contento de haber venido. 
En cambio los seguros de su fe y su hacer no vacilan, los que se alimentan del aplauso de sus 
comunidades no andan preocupados por discernir por dónde andará construyendo el Espíritu y cómo se 
podrán encontrar con el Resucitado, no identificarán el profundo vacío, de amor y vida, que crece en 
ellos, porque andan preocupados de la imagen de servicio que quieren dar, no huelen el camino del 
bien ni aunque lo tengan ante sus mismas narices,… De estos hijos anuncia Jesús, con pesar, qué 
difícil lo tienen, pueden colársela a muchos, que creerán en vuestra bondad y disponibilidad, pero para 
Dios no basta con decir sí, no basta con aparentar, con que por mis actos parezca que le sigo. Dios, que 
ve lo oculto, conoce los corazones y las distancias que hay entre el de cada uno y el de Jesús. 
ELENA GASCÓN 
elena@dabar.net 
DIOS HABLA 
EZEQUIEL 18, 25-28 
Así dice el Señor: «Comentáis: “No es justo el proceder del Señor”. Escuchad, casa de Israel: ¿es 
injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su 
justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se 
convierte de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si 
recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá. 
FILIPENSES 2, 1-5
Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo 
Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con 
un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la 
humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino 
buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. 
Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de 
su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre 
cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo 
levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús 
toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es 
Señor, para gloria de Dios Padre. 
MATEO 21, 28-32 
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un 
hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le 
contestó: “No quiero”. Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le 
contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El 
primero». Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el 
camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le 
creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no 
os arrepentisteis ni le creísteis». 
EXEGESIS 
PRIMERA LECTURA 
Dos temas preocupan en particular a Ezequiel en estos versos y en todo el cap.18: la posibilidad de 
conversión (o perversión), es decir, de cambiar el corazón y la vida, y la culpabilidad personal. Dos 
constantes en la vida de cada persona.: fidelidad y responsabilidad. 
La primera incluye que quien persevera en el bien es justo; quien persevera en el mal, es injusto; quien 
se convierte del mal al bien será juzgado como justo; y quien se pervierta abandonado el bien y obrando 
el mal, será juzgado como impío. 
Es el corolario que se sigue de la responsabilidad personal y de la posibilidad de ejercer nuestra libertad 
para la conversión de nuestra vida: cada uno se hace responsable de su proceder, y no depende del de 
sus padres o del ambiente social que le rodea. 
Un tema de plena actualidad ya que está muy arraigada en el ser humano la auto justificación personal 
echando la culpa o responsabilidad a la historia, al ambiente, o a los padres que nos educaron mal. 
Y es muy propio de este nuestro proceder seguir en nuestras trece cuando lo más sencillo como repiten 
mil veces los profetas es la conversión, 
Podríamos haber comenzado este comentario leyendo primero el salmo responsorial que sigue a esta 
primera lectura. Ahí tenemos un buen ejemplo de la actitud del creyente en Dios y que desconfía de sí 
mismo. Comienza confesando su deseo de conocer el camino del Señor (esos caminos que distan de 
nosotros lo que el cielo de la tierra, que comentaba Jeremías la pasada semana); deseo de poseer una fe 
verdadera y no engañosa ‘enséñame que tú eres mi Dios y Salvador’; y reconoce que el punto de 
partida puede ser el pecado, pero desde la humildad se conocen también los caminos del Señor.
Lo contrario de quien se rebela contra Dios que perdona y acoge al pecador. Partimos de la soberbia 
con que juzgamos (condenamos) al prójimo y no le concedemos el beneficio de la duda. Es mala 
persona; está empecatado. Ya está condenado. Y damos por supuesta nuestra presunta justicia co. 
“Hemos mido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas” (Lc 13,26). “Señor, Señor, ¿no 
profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre hicimos milagros’ (Mt 
7,22). (¡Qué manera tan sutil de creernos justos creyéndonos sustitutos de Dios ¡en tu nombre!). Con 
demasiada frecuencia y naturalidad decimos: “Nosotros los cristianos” en contraposición a los que ‘no 
lo son’. ¿De veras? ¿Quién somos para juzgar?. 
Deberíamos una vez más recordar con Ezequiel que ese ser hay que sostenerlo cada día y mantenerlo 
hasta el fin. “Estás en pie, por la fe. No te engrías; más bien, teme” (Rom 11,20). Y permanece 
siempre atento al Señor: “Buscad al Señor mientras se le encuentra….” que nos dijo Jeremías la 
pasada semana. 
TOMÁS RAMÍREZ 
tomas@dabar.net 
SEGUNDA LECTURA 
La comunidad debe fortalecerse para hacer frente a los enemigos, y esto se hace si hay armonía entre 
sus miembros. Pablo concede mucha importancia a este aspecto, por lo que utiliza palabras cordiales 
para hablar de él. Nombra los vínculos que los unen como comunidad y recuerda que deben tener un 
mismo sentir, un amor recíproco y un gran interés por la unidad. Resulta contrario a todo esto la 
búsqueda egoísta del propio provecho y la rivalidad. Quien se deja llevar por estos sentimientos, 
busca dejar en mal lugar a su hermano. Pablo condena estas formas de obrar y pide humildad, 
porque quien es humilde, reconoce el bien del prójimo y no olvida las debilidades propias, llevándole 
esto a estar dispuesto para servir a la comunidad. El egoísmo destruye la unidad, mientras que el 
amor la construye (vv. 1-4). 
El mejor ejemplo, y de imitación obligada, que puede presentar Pablo a los filipenses es Cristo. Hay 
que tener la misma actitud que Cristo. De aquí sale el pasaje de los vv. 6-11 que parecen ser un 
himno con una gran solemnidad en su lenguaje cuyo tema es la obra de la salvación llevada a cabo 
por Cristo y presentada aquí en varias etapas. Podría ser un himno que ya existía en la liturgia 
antigua y que Pablo incluyó en la carta a los Filipenses, como ya hizo en otras cartas (v. 5). 
El himno comienza presentando al Salvador en su preexistencia, donde vive “en forma de Dios”, es 
decir “en gloria de Dios”. Así es, en dignidad divina “igual a Dios.” Pero ese ser igual a Dios no era 
algo que debía conquistar, sino que Cristo había considerado el ser igual a Dios como algo que no 
debía retener. De esta forma, se despojó (“se vació”) y tomó la forma de esclavo. Cambió su gloria 
por la forma de esclavo, pero no hay que entender esclavo en su forma social, sino como el hombre 
en su absoluta dependencia, en contraste con la gloria y el poder de Dios. Adoptó una forma de 
existencia más humilde y quiso renunciar al honor y a la gloria para llevar una vida igual a la de los 
hombres para ser uno de ellos (vv. 6-7). 
A través de la encarnación, Cristo había renunciado a la gloria y recorrió su vida terrena hasta el 
último extremo, la muerte en la cruz. Su camino fue el de la obediencia, sujeto a la voluntad de otros 
y que terminó en una muerte vergonzosa en la cruz, pena para esclavos. Pablo subraya el hecho de 
que fue obediente (v. 8). 
Pero Dios lo sacó de donde había caído y lo exaltó, dándole la recompensa merecida por su 
humillación voluntaria. Literalmente dice “lo superexaltó”, es decir, lo puso a la derecha de Dios. 
La exaltación a la derecha de Dios presupone la resurrección y la ascensión, aunque el himno no las 
menciona expresamente porque le interesa más el contraste entre humillación y exaltación (v. 9).
Así, al Cristo glorificado se le da un nuevo nombre que está por encima de todo nombre, es decir, un 
lugar y una dignidad superiores a las de los demás seres. No se dice aún cuál es ese nombre, pero ya 
expresa la naturaleza y la dignidad de quien lo lleva, ya que ante él se dobla toda rodilla en el 
universo (“en el cielo, en la tierra, en el abismo”) (v. 10). 
En el v. 11 ya se da a conocer este nombre en medio de una fórmula de aclamación que comienza con 
las palabras tomadas de Isaías (45,23): “y toda lengua confiese”. Es decir, todos los seres nombrados 
anteriormente (del cielo, de la tierra y del abismo), deben hacer esta confesión: “Señor, Jesús, 
Cristo”. Estos tres términos tienen el valor de títulos de dignidad. Pablo termina el himno con las 
palabras “para gloria de Dios Padre”. El honor de Dios viene a ser el fin de toda la historia de la 
salvación, ya que él es al autor de esta salvación (v. 11). 
RAFA FLETA 
rafa@dabar.net 
EVANGELIO 
1. Aclaraciones al texto 
V.28 Sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. Dos de los tres estamentos de los que procedían los 
miembros componentes del Sanedrín o Tribunal Supremo judío. 
V.31 El primero. En referencia al hijo que, no obstante haber dicho no a su padre, termina yendo a 
trabajar. Os aseguro. Expresión enfática para realzar la importancia de lo que se va a decir. Su uso 
antepuesto es propio y exclusivo de Jesús en los evangelios. Publicanos y prostitutas. Pecadores 
notoriamente públicos. 
V.32 Juan. El Bautista. La referencia de Jesús a Juan el Bautista en el texto de hoy se explica como 
continuación del argumentario usado ya por Jesús en Mt 21, 23-32, conjunto del que forman parte los 
versículos de hoy. El camino de la justicia. La voluntad de Dios manifestada en la Escritura Santa o 
Antiguo Testamento. 
2. Texto. ¿Qué dice en sí mismo? 
De una parábola a discípulos (domingo pasado) a una parábola a miembros del Sanedrín (hoy); de un 
ámbito de aceptación de la autoridad de Jesús (discípulos) a otro de cuestionamiento de su autoridad 
(miembros del Sanedrín). Ello explica las diferencias de forma y fondo entre ambas parábolas. 
En la parábola de hoy, Jesús involucra expresamente a sus demandantes pidiéndoles su parecer acerca 
del comportamiento de dos hijos. ¿Qué os parece? ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su 
padre? Respuesta de los demandantes: El primero. El que, después de haber dicho no a su padre, va 
luego a trabajar. (Leer con detención Mt.21, 28-31) 
Jesús recoge esta respuesta de sus demandantes y en Mt.21,31-32 la traslada a lo sucedido con ellos y 
con pecadores públicos en lo tocante al mensaje de Juan Bautista, sobre el que les ha acabado de hablar y 
preguntar inmediatamente antes, pero que han declinado responder a su pregunta (leer Mt. 21, 23-27). 
Con énfasis, autoridad y claridad Jesús les hace ver que en lo tocante al mensaje de Juan Bautista ellos 
son equiparables al segundo hijo de la parábola, al hijo que dice sí, pero luego no va a trabajar; en 
cambio, pecadores notoriamente públicos son equiparables al primer hijo de la parábola, al hijo que dice 
no, pero luego va a trabajar. 
3. Texto. ¿Qué dice para mí?
Invitación al juicio crítico sobre obras o comportamientos propios. ¿Me quedo solo en las palabras o 
ratifico las palabras con las obras? Este ejercicio de autocrítica es extensible a todos sin excepción. 
Obras son amores y no buenas razones. Una doble vida religiosa, la de las palabras por un lado y la de 
las obras por otro, es un fraude a Dios y a los hombres y una dicotomía inasumible por uno mismo. 
No basta aceptar de palabra la voluntad de Dios. La aceptación de palabra debe ser simultáneamente 
confirmada con obras acordes con la voluntad de Dios. 
ALBERTO BENITO 
alberto@dabar.net 
NOTAS PARA LA HOMILIA 
Decir sí, “hacer” sí 
Estamos aquí reunidos en nombre de Jesús, el Señor. Sabemos que separados de Él no podemos hacer 
nada. Él es la vid, y nosotros los sarmientos. Él nos habla, y nos da a comer su Cuerpo y a beber su 
Sangre. Nos llama a seguirle cada día, y todos los días. 
Escuchar a Jesús nos lleva a sintonizar con sus sentimientos, con su proyecto, con su entrega a toda la 
humanidad, con su fidelidad a Dios Padre. Queremos tener “los mismos sentimientos de Jesús”. En el 
día a día de nuestro seguimiento de Cristo vamos experimentando nuestras flaquezas, nuestros olvidos 
intencionados de su Palabra, y también nuestros rechazos en ocasiones a los valores de su Reino. 
Hemos escuchado como el profeta Ezequiel le recordaba a los deportados en Babilonia que cada uno 
es responsable de sus acciones. Frente a la concepción tradicional de que Dios castigaba el pecado de 
los padres en los hijos, y de que el sufrimiento era consecuencia del pecado personal y colectivo, el 
profeta señala como cada uno es libre de elegir el camino a seguir. Pero esta elección conlleva una 
serie de consecuencias sobre nosotros, al elegir actuar de tal o cual manera. Este don de la libertad que 
Dios nos hace es un regalo que hay que abrir y usar de forma responsable, humanizadora y fraterna, en 
fidelidad a Quien nos ha hecho tan hermoso obsequio. 
Somos libres para acoger el don de la fe, o para rechazar este regalo. Sabemos que Dios está dispuesto 
a la misericordia y al perdón. Él nos espera, sale a los caminos de la vida para abrazarnos en nuestra 
vuelta a Él. Dios nos concede una nueva oportunidad. Él no cierra la puerta de su “corazón maternal” a 
todos aquellos que a causa del pecado se alejan de Él. Si de humanos es equivocarse, de cristianos es el 
reconocer nuestros fallos y flaquezas, y querer convertirnos al Señor, gozando con su perdón. 
El Dios de Jesucristo, que Él anuncia con signos y palabras, es el “Dios de la segunda oportunidad”. 
Para Él nadie está totalmente perdido. Aquello que han dicho no a Dios, pueden experimentar de 
nuevo el amor de Dios. Sólo basta querer volver a Él, reconocer nuestras huidas de Dios, y 
convertirnos a Él con sinceridad de corazón. Dios no impone su salvación, ni su amor. Él sólo espera 
nuestro sí, aunque en algunas ocasiones, antes hayamos dicho no. 
El ejemplo de Jesús nos ayuda a vivir en constante fidelidad a Dios Padre, y nos muestra el camino de 
la entrega, del “abajamiento”, de la “encarnación” en cualquier situación humana, para hacer posible 
su regeneración, su liberación, la vuelta a una vida plena. 
El evangelio nos muestra que el amor de Dios es universal, para todos. Existen personas que se creen 
tan seguros de su piedad religiosa que piensan que no necesitan ni del perdón de Dios, ni de la escucha 
de su Palabra, pues creen que ya han llegado a la meta de su camino de fe. Incluso cierran a otros el 
camino de acceso al perdón y la salvación de Dios. Para ellos, Dios no da nuevas oportunidades para
volver a Él. Pero esta actitud no es la de Jesús, no es la de Dios. Éste se alegra con la vuelta a casa de 
sus hijos, que habían abandonado el hogar. Quiere a todos sus hijos, se desvive por ellos, para que al 
final nuestra actitud y respuesta al don de la salvación sea un SÍ autentico, aunque vaya precedido de 
algunos o muchos NO. 
Dios nos ayuda, con la fuerza de su Espíritu, para que este SÍ lo vivamos de forma coherente y 
continuada, y no como algo esporádico o ilusorio. El “termómetro” de la vida diaria, en cuanto a 
nuestro trato con Dios, y nuestra relación con los demás, nos indica la “calidad” y autenticidad de 
nuestro Sí. 
Que esta Eucaristía nos ayude a decirle SÍ a Dios, y a “hacer” Sí. Que nuestros “hechos y dichos” 
muestren el rostro misericordioso de Dios, y testimonien nuestra condición de discípulos y seguidores 
de Jesús el Señor. 
JESÚS GRACIA LOSILLA 
jesus@dabar.net 
PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS 
Son numerosas las parroquias y comunidades que semanalmente se reúnen para compartir la Palabra utilizando dabar, 
permitidme recordaros que el precio de suscripción se reduce en función del número de ejemplares que se envían (y que 
resulta más económico que la fotocopia), y pensamos que podrían ser muchas más. Gracias. 
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? (Mt 21, 31a) 
Preguntas y cuestiones 
Muchas veces sabemos cuál es la voluntad de Dios y nuestra naturaleza humana nos lleva a 
tener una primera reacción impulsiva que no coincide con esa voluntad. Sin embargo, al 
recapacitar, nos damos cuenta de lo que realmente tenemos que hacer. 
Es cierto que muchas veces quien se llevará los premios y los halagos será el que dice lo que el 
padre quiere oír aunque luego no lo haga. Pero nosotros debemos hacer las cosas no por esos 
reconocimientos, sino porque al final es lo que sale de nuestros corazones. 
¿Qué nos mueve, hacer la voluntad del padre o que se nos reconozca? 
PARA LA ORACION 
Dios y Padre nuestro, Tú eres compasivo y misericordioso con nosotros. Ilumínanos con tu Palabra 
para que hagamos cada uno de tus hijos un uso fraterno y responsable del don de la libertad que en 
Cristo Tú nos has dado. Por Él que vive y reina… 
------------------------------------------------- 
Dios rico en misericordia, Tú nos guías en el seguimiento de tu Hijo Jesús. Recibe estos dones que 
ponemos ante Ti, para que Tú los santifiques y sean para nosotros alimento que fortalece nuestra fe, 
aviva nuestra esperanza y hace constante y entrañable nuestra caridad. 
------------------------------------------------- 
Te damos gracias, Señor porque, en Jesús, Tu Hijo y Hermano nuestro, nos muestras el Camino, nos 
educas en tus sendas, y nos ayudas para que vivamos en fidelidad a Ti. 
Padre bueno y justo, sabemos que, en muchas ocasiones, nos alejamos de Ti. Preferimos vivir al 
margen de tu Palabra que da Vida. Rechazamos tu compañía, pensando que así somos más libres. 
No faltan momentos, Señor, en los que nos desentendemos de los que nos necesitan, dejándolos a su 
suerte, a su incierto y trágico futuro. Incluso impedimos, por medio de nuestras ideas equivocadas 
sobre Ti, que otros te conozcan, se encuentren contigo, y experimenten tu amor personal y concreto, 
universal y fiel. 
Pero Tú, Señor, no quieres que nadie se pierda, sino que vivamos en tu presencia y gocemos de tu 
salvación. Por eso nos invitas al arrepentimiento, nos llamas a volver junto a Ti.
Gracias, Padre, porque siempre nos das una nueva oportunidad para convertirnos a Ti. Que podamos 
vivir desde tu amor siendo signo constante y creíble de tu misericordia inagotable. 
Ayúdanos a decirte cada día Sí, a acoger con docilidad tu Palabra, y a existir en favor de los demás. 
Que la caridad fraterna y la fidelidad a Ti, Marquen y orienten nuestras palabras, acciones y 
sentimientos. 
Señor, que tu amor generoso a todos, nos lleve a practicar la autentica libertad, la libertad de tus hijos, 
siguiendo el ejemplo de Cristo, nuestro hermano y Señor, El que nos hace plenamente libres, y nos 
llama a la entrega y a la unidad, a la humildad y el servicio. 
------------------------------------------------- 
Padre Nuestro, tu amas a tus hijos, y deseas lo mejor para ellos. Te damos gracias porque nos has 
sentado a la mesa de tu Familia y nos has alimentado con el Pan de la Palabra y de la Eucaristía. 
Enséñanos cada día tus caminos, para que sigamos con gozo y fidelidad a Cristo, Tu Hijo. Él que vive 
y reina por los siglos de los siglos. 
LA MISA DE HOY 
MONICIÓN DE ENTRADA 
Somos bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. El Señor Jesús nos invita a la doble mesa donde 
nos da su Cuerpo y su Palabra. Nuestra vida es tiempo de oportunidad para que a través de nuestros 
hechos y dichos expresemos y testimoniemos nuestra fe en Jesús. 
En cada Eucaristía el encuentro con Jesús, el Señor resucitado, nos empuja a colaborar de forma 
generosa en el anuncio, y en la presencia de su Reino, en el proyecto de la salvación que Dios ofrece 
para todos. Comuniquemos el gozo del Evangelio a través de una vida de fe coherente, enraizada en 
Cristo, el Señor. 
SALUDO 
Que Dios Padre, que en Cristo, su Hijo, nos llama a decirle sí con nuestros sentimientos, palabras y 
acciones, esté con vosotros. 
ACTO PENITENCIAL 
A veces no vivimos de acuerdo a su Evangelio. Dios nos ayuda a volver a Él. Nos concede nuevas 
oportunidades para convertirnos a Él, para experimentar su misericordia y su perdón como respuesta a 
nuestra infidelidad. Reconocemos nuestros pecados. 
- Porque usamos mal del don de la libertad que Dios Padre nos ha regalado. Señor, ten piedad 
- Porque no hacemos nuestros los sentimientos de Cristo: misericordia, humildad y actitud de 
servicio. Cristo, ten piedad. 
- Porque no somos coherentes en nuestra respuesta a la vocación a la que Dios nos ha llamado. 
Señor, ten piedad 
MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA 
El profeta Ezequiel habla, en nombre de Dios, al pueblo de Israel que vive la deportación en Babilonia. 
Los deportados se quejan a Dios por su situación. Ellos piensan que Dios castiga los pecados de los 
padres en los hijos. Frente a esta la teología tradicional de la responsabilidad colectiva, Ezequiel 
subraya la importancia de la responsabilidad personal de cara las acciones tanto hacia Dios, como 
hacia el prójimo. Dios respeta la libertad humana, ofrece a los pecadores oportunidades para su 
conversión, y “advierte y ayuda a los justos para que no desfallezcan y caigan”. 
SALMO RESPONSORIAL (Sal. 24) 
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, 
porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando.. 
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna. 
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las 
maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. 
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna. 
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con 
rectitud, enseña su camino a los humildes. 
Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna. 
MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA 
San Pablo escribe desde la cárcel, a la espera de una sentencia que puede acabar con su vida. La 
comunidad de Filipos estaba pasando por una situación de discordia, egoísmo y vanagloria. Frente a 
esta situación el Apóstol apela al testimonio de Cristo: su encarnación, su entrega fiel hasta la muerte, 
su resurrección. De esta manera hace un llamamiento a los filipenses a la unidad, al servicio mutuo, a 
la concordia. En definitiva Pablo les exhorta de forma vehemente a superar el orgullo e interés propio, 
y elegir el camino de los sentimientos y acciones de Cristo. 
MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA 
Con esta parábola Jesús quiere mostrar como su Padre Dios está dispuesto a la misericordia y al 
perdón para todos aquellos que aunque han pecado se han arrepentido y han escuchado y acogido su 
Palabra de Salvación. En contraste con estos pecadores que se convierten a Dios, están aquellas 
personas que teniéndose ya por convertidos y salvados, están tan llenos de sí mismos que piensan que 
no necesitan ya ni recibir el perdón de Dios, ni obedecer su Palabra, ni tampoco preocuparse por los 
demás. Creer en Jesús conlleva una conversión de vida hacia los valores del Reino. La propia vida 
debe ser signo y testimonio auténtico y permanente de Jesús el Señor. 
ORACIÓN DE LOS FIELES 
Dios Padre desea que nos convirtamos y vivamos. Quiere que disfrutemos de la vida nueva que en 
Cristo nos da. Con la confianza que nos da el ser hijos suyos, le presentamos nuestras súplicas. 
Diremos: Ilumina, Señor, nuestras acciones. 
- Por la Iglesia de Dios para que en medio de la sociedad sea presencia y testimonio del amor 
universal y fiel de Dios. Oremos al Señor. 
- Por todos los hombres y mujeres de la tierra, para que descubramos la llamada que Dios nos 
hace a usar el don de libertad de forma responsable y fraterna. Oremos al Señor. 
- Por los que sufren la persecución y el rechazo por causa de sus creencias o de su origen para 
que experimenten la cercanía de Dios, y la acogida y la ayuda de personas, instituciones 
nacionales y organismos mundiales. Oremos al Señor. 
- Por todos los que formamos esta comunidad (parroquial) para que hagamos nuestros los 
sentimientos y actitudes a los que nos llama Cristo: humildad, unidad, entrega y servicio, 
misericordia, caridad… Oremos al Señor. 
Padre Dios, escucha los deseos y necesidades de tus hijos. Conviértenos a ti, y ayúdanos a vivir de 
acuerdo a tu voluntad de Salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
DESPEDIDA 
Que esta semana el Señor nos ayude a anunciar con gozo la alegría de vivir el Evangelio, pasad una 
feliz semana.
CANTOS PARA LA CELEBRACION 
Entrada. En la fiesta del domingo (disco “Nuevos cantos para el año litúrgico”); Juntos como 
hermanos; Me adelantaré hasta el altar de Dios; Con nosotros está el Señor (disco “15 Nuevos 
cantos para la Misa”). 
Salmo. LdS. 
Aleluya. Gloria, gloria, aleluya. 
Ofertorio. Cristo se rebajó por nosotros (disco “Hoy vuelvo de lejos”); Bendito seas, Señor (2CLN-H 
6). 
Santo. 1CLN-I 4. 
Aclamación al embolismo. 1CLN-M 1. 
Comunión. Cerca está el Señor (disco “Cerca está el Señor”); Un mandamiento nuevo (popular); 
Donde hay caridad y amor (1CLN-O 26). 
Final. Vosotros sois la luz del mundo (1CLN-406). 
Director: Enrique Abad Continente ·Paricio Frontiñán, s/n· Tlf 976458529-Fax 976439635 · 50004 ZARAGOZA 
Tlf. del Evangelio: www.telefonodelevangelio.blogspot.com - Página web: www.dabar.net - Correo-e: 
dabar@dabar.net

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  • 1. Año XL – Número 52 – Ciclo A – 28 de septiembre de 2014 DOMINGO XXVI ORDINARIO PRIMERA PAGINA Lo que va de un hijo a otro Somos muchos los cristianos afianzados en la seguridad que nos da cumplir: cumplir con Dios, cumplir con la Iglesia, cumplir las normas, cumplir con el cura, cumplir con la imagen de mí que proyecto hacia otros,... Pero cumplir es demasiadas veces aparentar, expresar obediencia a los ritos, preocuparse por las formas, atenerse a los comportamientos visibles, realizar acciones para hacer lo que, según me dicen los míos, tengo que hacer: para algunos será ir a misa, para otros ser servicial y ofrecerme para participar en no sé qué momento, para otros estar en una asociación u ONG, o asumir un compromiso que me hace responsable ante otros o de otros… Cumplir, cumplir con lo que se debe hacer, los deberes son diversos pero el mecanismo es el mismo: sepulcros blanqueados que, en mayor
  • 2. o menor medida, andan muertos por dentro. Dicen sí, porque es la respuesta correcta, pero no hacen nada aunque la brisa sople con fuerza y en dirección buena. Dicen sí, pero aunque lo hagan no lo hacen de corazón. Creen que basta con decir “Señor, Señor”, sin dejarle entrar en mi vida interior, sin entender que decirlo supone dejar que sea Él quien gobierne mi vida, mis criterios, para dejar de actuar por cumplir y abrirse a una transformación personal que le dé sentido, vida y horizontes a todo mi ser y mi hacer. Es posible que en apariencia haga lo mismo, pero no será igual porque las motivaciones son distintas, porque siento alegría al hacerlo y no un pesado yugo que soportar para ganarme el cielo, porque como no quiero lo mismo haciéndolo me dará igual que nadie me vea o se entere y dejaré de buscarme a mí mismo para encontrarme con Dios en la búsqueda del bien de otros. No digo que sea fácil, es seguro una de las tareas de nuestra vida, pero es una que tenemos que hacer. Y no vale apuntarse desde ya en el bando de los rebeldes, porque tampoco éstos son del agrado de Jesús, sólo son menos malos o mejor dicho es más fácil que se conviertan, puesto que al saberse pecadores, huidizos a la llamada a la conversión, tendentes al miedo, a la comodidad,… conocedores de sus resistencias pueden dejar que Dios actúe en ellas. Dichosos estos no porque sean ningún modelo a seguir, sino porque saben recapacitar para encontrar el camino que puede llevar a trabajar la viña y vivir como hijos. Padre, no sé lo que dije hace un instante, pero he cambiado de opinión, he venido a trabajar tu viña, sediento de algo nuevo a lo que tampoco me lleva mi negación, mi rebeldía, mis búsquedas en soledad, mis intentos sin éxito, mis empecinamientos en que sea como yo creo, buscando atajos,…, quizás tengas razón y no queda otra que vivir trabajando por la viña, así que he venido, he venido y me has acogido y extrañamente a lo que esperaba, contrariamente a lo que pensé cuando dije que no, siento en mí una alegría que es nueva, una alegría que no sé bien de dónde proviene, que no había sentido antes; estoy contento, contento de haber venido. En cambio los seguros de su fe y su hacer no vacilan, los que se alimentan del aplauso de sus comunidades no andan preocupados por discernir por dónde andará construyendo el Espíritu y cómo se podrán encontrar con el Resucitado, no identificarán el profundo vacío, de amor y vida, que crece en ellos, porque andan preocupados de la imagen de servicio que quieren dar, no huelen el camino del bien ni aunque lo tengan ante sus mismas narices,… De estos hijos anuncia Jesús, con pesar, qué difícil lo tienen, pueden colársela a muchos, que creerán en vuestra bondad y disponibilidad, pero para Dios no basta con decir sí, no basta con aparentar, con que por mis actos parezca que le sigo. Dios, que ve lo oculto, conoce los corazones y las distancias que hay entre el de cada uno y el de Jesús. ELENA GASCÓN elena@dabar.net DIOS HABLA EZEQUIEL 18, 25-28 Así dice el Señor: «Comentáis: “No es justo el proceder del Señor”. Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá. FILIPENSES 2, 1-5
  • 3. Hermanos: Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. MATEO 21, 28-32 En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis». EXEGESIS PRIMERA LECTURA Dos temas preocupan en particular a Ezequiel en estos versos y en todo el cap.18: la posibilidad de conversión (o perversión), es decir, de cambiar el corazón y la vida, y la culpabilidad personal. Dos constantes en la vida de cada persona.: fidelidad y responsabilidad. La primera incluye que quien persevera en el bien es justo; quien persevera en el mal, es injusto; quien se convierte del mal al bien será juzgado como justo; y quien se pervierta abandonado el bien y obrando el mal, será juzgado como impío. Es el corolario que se sigue de la responsabilidad personal y de la posibilidad de ejercer nuestra libertad para la conversión de nuestra vida: cada uno se hace responsable de su proceder, y no depende del de sus padres o del ambiente social que le rodea. Un tema de plena actualidad ya que está muy arraigada en el ser humano la auto justificación personal echando la culpa o responsabilidad a la historia, al ambiente, o a los padres que nos educaron mal. Y es muy propio de este nuestro proceder seguir en nuestras trece cuando lo más sencillo como repiten mil veces los profetas es la conversión, Podríamos haber comenzado este comentario leyendo primero el salmo responsorial que sigue a esta primera lectura. Ahí tenemos un buen ejemplo de la actitud del creyente en Dios y que desconfía de sí mismo. Comienza confesando su deseo de conocer el camino del Señor (esos caminos que distan de nosotros lo que el cielo de la tierra, que comentaba Jeremías la pasada semana); deseo de poseer una fe verdadera y no engañosa ‘enséñame que tú eres mi Dios y Salvador’; y reconoce que el punto de partida puede ser el pecado, pero desde la humildad se conocen también los caminos del Señor.
  • 4. Lo contrario de quien se rebela contra Dios que perdona y acoge al pecador. Partimos de la soberbia con que juzgamos (condenamos) al prójimo y no le concedemos el beneficio de la duda. Es mala persona; está empecatado. Ya está condenado. Y damos por supuesta nuestra presunta justicia co. “Hemos mido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas” (Lc 13,26). “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre hicimos milagros’ (Mt 7,22). (¡Qué manera tan sutil de creernos justos creyéndonos sustitutos de Dios ¡en tu nombre!). Con demasiada frecuencia y naturalidad decimos: “Nosotros los cristianos” en contraposición a los que ‘no lo son’. ¿De veras? ¿Quién somos para juzgar?. Deberíamos una vez más recordar con Ezequiel que ese ser hay que sostenerlo cada día y mantenerlo hasta el fin. “Estás en pie, por la fe. No te engrías; más bien, teme” (Rom 11,20). Y permanece siempre atento al Señor: “Buscad al Señor mientras se le encuentra….” que nos dijo Jeremías la pasada semana. TOMÁS RAMÍREZ tomas@dabar.net SEGUNDA LECTURA La comunidad debe fortalecerse para hacer frente a los enemigos, y esto se hace si hay armonía entre sus miembros. Pablo concede mucha importancia a este aspecto, por lo que utiliza palabras cordiales para hablar de él. Nombra los vínculos que los unen como comunidad y recuerda que deben tener un mismo sentir, un amor recíproco y un gran interés por la unidad. Resulta contrario a todo esto la búsqueda egoísta del propio provecho y la rivalidad. Quien se deja llevar por estos sentimientos, busca dejar en mal lugar a su hermano. Pablo condena estas formas de obrar y pide humildad, porque quien es humilde, reconoce el bien del prójimo y no olvida las debilidades propias, llevándole esto a estar dispuesto para servir a la comunidad. El egoísmo destruye la unidad, mientras que el amor la construye (vv. 1-4). El mejor ejemplo, y de imitación obligada, que puede presentar Pablo a los filipenses es Cristo. Hay que tener la misma actitud que Cristo. De aquí sale el pasaje de los vv. 6-11 que parecen ser un himno con una gran solemnidad en su lenguaje cuyo tema es la obra de la salvación llevada a cabo por Cristo y presentada aquí en varias etapas. Podría ser un himno que ya existía en la liturgia antigua y que Pablo incluyó en la carta a los Filipenses, como ya hizo en otras cartas (v. 5). El himno comienza presentando al Salvador en su preexistencia, donde vive “en forma de Dios”, es decir “en gloria de Dios”. Así es, en dignidad divina “igual a Dios.” Pero ese ser igual a Dios no era algo que debía conquistar, sino que Cristo había considerado el ser igual a Dios como algo que no debía retener. De esta forma, se despojó (“se vació”) y tomó la forma de esclavo. Cambió su gloria por la forma de esclavo, pero no hay que entender esclavo en su forma social, sino como el hombre en su absoluta dependencia, en contraste con la gloria y el poder de Dios. Adoptó una forma de existencia más humilde y quiso renunciar al honor y a la gloria para llevar una vida igual a la de los hombres para ser uno de ellos (vv. 6-7). A través de la encarnación, Cristo había renunciado a la gloria y recorrió su vida terrena hasta el último extremo, la muerte en la cruz. Su camino fue el de la obediencia, sujeto a la voluntad de otros y que terminó en una muerte vergonzosa en la cruz, pena para esclavos. Pablo subraya el hecho de que fue obediente (v. 8). Pero Dios lo sacó de donde había caído y lo exaltó, dándole la recompensa merecida por su humillación voluntaria. Literalmente dice “lo superexaltó”, es decir, lo puso a la derecha de Dios. La exaltación a la derecha de Dios presupone la resurrección y la ascensión, aunque el himno no las menciona expresamente porque le interesa más el contraste entre humillación y exaltación (v. 9).
  • 5. Así, al Cristo glorificado se le da un nuevo nombre que está por encima de todo nombre, es decir, un lugar y una dignidad superiores a las de los demás seres. No se dice aún cuál es ese nombre, pero ya expresa la naturaleza y la dignidad de quien lo lleva, ya que ante él se dobla toda rodilla en el universo (“en el cielo, en la tierra, en el abismo”) (v. 10). En el v. 11 ya se da a conocer este nombre en medio de una fórmula de aclamación que comienza con las palabras tomadas de Isaías (45,23): “y toda lengua confiese”. Es decir, todos los seres nombrados anteriormente (del cielo, de la tierra y del abismo), deben hacer esta confesión: “Señor, Jesús, Cristo”. Estos tres términos tienen el valor de títulos de dignidad. Pablo termina el himno con las palabras “para gloria de Dios Padre”. El honor de Dios viene a ser el fin de toda la historia de la salvación, ya que él es al autor de esta salvación (v. 11). RAFA FLETA rafa@dabar.net EVANGELIO 1. Aclaraciones al texto V.28 Sumos sacerdotes y ancianos del pueblo. Dos de los tres estamentos de los que procedían los miembros componentes del Sanedrín o Tribunal Supremo judío. V.31 El primero. En referencia al hijo que, no obstante haber dicho no a su padre, termina yendo a trabajar. Os aseguro. Expresión enfática para realzar la importancia de lo que se va a decir. Su uso antepuesto es propio y exclusivo de Jesús en los evangelios. Publicanos y prostitutas. Pecadores notoriamente públicos. V.32 Juan. El Bautista. La referencia de Jesús a Juan el Bautista en el texto de hoy se explica como continuación del argumentario usado ya por Jesús en Mt 21, 23-32, conjunto del que forman parte los versículos de hoy. El camino de la justicia. La voluntad de Dios manifestada en la Escritura Santa o Antiguo Testamento. 2. Texto. ¿Qué dice en sí mismo? De una parábola a discípulos (domingo pasado) a una parábola a miembros del Sanedrín (hoy); de un ámbito de aceptación de la autoridad de Jesús (discípulos) a otro de cuestionamiento de su autoridad (miembros del Sanedrín). Ello explica las diferencias de forma y fondo entre ambas parábolas. En la parábola de hoy, Jesús involucra expresamente a sus demandantes pidiéndoles su parecer acerca del comportamiento de dos hijos. ¿Qué os parece? ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre? Respuesta de los demandantes: El primero. El que, después de haber dicho no a su padre, va luego a trabajar. (Leer con detención Mt.21, 28-31) Jesús recoge esta respuesta de sus demandantes y en Mt.21,31-32 la traslada a lo sucedido con ellos y con pecadores públicos en lo tocante al mensaje de Juan Bautista, sobre el que les ha acabado de hablar y preguntar inmediatamente antes, pero que han declinado responder a su pregunta (leer Mt. 21, 23-27). Con énfasis, autoridad y claridad Jesús les hace ver que en lo tocante al mensaje de Juan Bautista ellos son equiparables al segundo hijo de la parábola, al hijo que dice sí, pero luego no va a trabajar; en cambio, pecadores notoriamente públicos son equiparables al primer hijo de la parábola, al hijo que dice no, pero luego va a trabajar. 3. Texto. ¿Qué dice para mí?
  • 6. Invitación al juicio crítico sobre obras o comportamientos propios. ¿Me quedo solo en las palabras o ratifico las palabras con las obras? Este ejercicio de autocrítica es extensible a todos sin excepción. Obras son amores y no buenas razones. Una doble vida religiosa, la de las palabras por un lado y la de las obras por otro, es un fraude a Dios y a los hombres y una dicotomía inasumible por uno mismo. No basta aceptar de palabra la voluntad de Dios. La aceptación de palabra debe ser simultáneamente confirmada con obras acordes con la voluntad de Dios. ALBERTO BENITO alberto@dabar.net NOTAS PARA LA HOMILIA Decir sí, “hacer” sí Estamos aquí reunidos en nombre de Jesús, el Señor. Sabemos que separados de Él no podemos hacer nada. Él es la vid, y nosotros los sarmientos. Él nos habla, y nos da a comer su Cuerpo y a beber su Sangre. Nos llama a seguirle cada día, y todos los días. Escuchar a Jesús nos lleva a sintonizar con sus sentimientos, con su proyecto, con su entrega a toda la humanidad, con su fidelidad a Dios Padre. Queremos tener “los mismos sentimientos de Jesús”. En el día a día de nuestro seguimiento de Cristo vamos experimentando nuestras flaquezas, nuestros olvidos intencionados de su Palabra, y también nuestros rechazos en ocasiones a los valores de su Reino. Hemos escuchado como el profeta Ezequiel le recordaba a los deportados en Babilonia que cada uno es responsable de sus acciones. Frente a la concepción tradicional de que Dios castigaba el pecado de los padres en los hijos, y de que el sufrimiento era consecuencia del pecado personal y colectivo, el profeta señala como cada uno es libre de elegir el camino a seguir. Pero esta elección conlleva una serie de consecuencias sobre nosotros, al elegir actuar de tal o cual manera. Este don de la libertad que Dios nos hace es un regalo que hay que abrir y usar de forma responsable, humanizadora y fraterna, en fidelidad a Quien nos ha hecho tan hermoso obsequio. Somos libres para acoger el don de la fe, o para rechazar este regalo. Sabemos que Dios está dispuesto a la misericordia y al perdón. Él nos espera, sale a los caminos de la vida para abrazarnos en nuestra vuelta a Él. Dios nos concede una nueva oportunidad. Él no cierra la puerta de su “corazón maternal” a todos aquellos que a causa del pecado se alejan de Él. Si de humanos es equivocarse, de cristianos es el reconocer nuestros fallos y flaquezas, y querer convertirnos al Señor, gozando con su perdón. El Dios de Jesucristo, que Él anuncia con signos y palabras, es el “Dios de la segunda oportunidad”. Para Él nadie está totalmente perdido. Aquello que han dicho no a Dios, pueden experimentar de nuevo el amor de Dios. Sólo basta querer volver a Él, reconocer nuestras huidas de Dios, y convertirnos a Él con sinceridad de corazón. Dios no impone su salvación, ni su amor. Él sólo espera nuestro sí, aunque en algunas ocasiones, antes hayamos dicho no. El ejemplo de Jesús nos ayuda a vivir en constante fidelidad a Dios Padre, y nos muestra el camino de la entrega, del “abajamiento”, de la “encarnación” en cualquier situación humana, para hacer posible su regeneración, su liberación, la vuelta a una vida plena. El evangelio nos muestra que el amor de Dios es universal, para todos. Existen personas que se creen tan seguros de su piedad religiosa que piensan que no necesitan ni del perdón de Dios, ni de la escucha de su Palabra, pues creen que ya han llegado a la meta de su camino de fe. Incluso cierran a otros el camino de acceso al perdón y la salvación de Dios. Para ellos, Dios no da nuevas oportunidades para
  • 7. volver a Él. Pero esta actitud no es la de Jesús, no es la de Dios. Éste se alegra con la vuelta a casa de sus hijos, que habían abandonado el hogar. Quiere a todos sus hijos, se desvive por ellos, para que al final nuestra actitud y respuesta al don de la salvación sea un SÍ autentico, aunque vaya precedido de algunos o muchos NO. Dios nos ayuda, con la fuerza de su Espíritu, para que este SÍ lo vivamos de forma coherente y continuada, y no como algo esporádico o ilusorio. El “termómetro” de la vida diaria, en cuanto a nuestro trato con Dios, y nuestra relación con los demás, nos indica la “calidad” y autenticidad de nuestro Sí. Que esta Eucaristía nos ayude a decirle SÍ a Dios, y a “hacer” Sí. Que nuestros “hechos y dichos” muestren el rostro misericordioso de Dios, y testimonien nuestra condición de discípulos y seguidores de Jesús el Señor. JESÚS GRACIA LOSILLA jesus@dabar.net PARA CONSIDERAR Y REFLEXIONAR EN GRUPOS Son numerosas las parroquias y comunidades que semanalmente se reúnen para compartir la Palabra utilizando dabar, permitidme recordaros que el precio de suscripción se reduce en función del número de ejemplares que se envían (y que resulta más económico que la fotocopia), y pensamos que podrían ser muchas más. Gracias. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? (Mt 21, 31a) Preguntas y cuestiones Muchas veces sabemos cuál es la voluntad de Dios y nuestra naturaleza humana nos lleva a tener una primera reacción impulsiva que no coincide con esa voluntad. Sin embargo, al recapacitar, nos damos cuenta de lo que realmente tenemos que hacer. Es cierto que muchas veces quien se llevará los premios y los halagos será el que dice lo que el padre quiere oír aunque luego no lo haga. Pero nosotros debemos hacer las cosas no por esos reconocimientos, sino porque al final es lo que sale de nuestros corazones. ¿Qué nos mueve, hacer la voluntad del padre o que se nos reconozca? PARA LA ORACION Dios y Padre nuestro, Tú eres compasivo y misericordioso con nosotros. Ilumínanos con tu Palabra para que hagamos cada uno de tus hijos un uso fraterno y responsable del don de la libertad que en Cristo Tú nos has dado. Por Él que vive y reina… ------------------------------------------------- Dios rico en misericordia, Tú nos guías en el seguimiento de tu Hijo Jesús. Recibe estos dones que ponemos ante Ti, para que Tú los santifiques y sean para nosotros alimento que fortalece nuestra fe, aviva nuestra esperanza y hace constante y entrañable nuestra caridad. ------------------------------------------------- Te damos gracias, Señor porque, en Jesús, Tu Hijo y Hermano nuestro, nos muestras el Camino, nos educas en tus sendas, y nos ayudas para que vivamos en fidelidad a Ti. Padre bueno y justo, sabemos que, en muchas ocasiones, nos alejamos de Ti. Preferimos vivir al margen de tu Palabra que da Vida. Rechazamos tu compañía, pensando que así somos más libres. No faltan momentos, Señor, en los que nos desentendemos de los que nos necesitan, dejándolos a su suerte, a su incierto y trágico futuro. Incluso impedimos, por medio de nuestras ideas equivocadas sobre Ti, que otros te conozcan, se encuentren contigo, y experimenten tu amor personal y concreto, universal y fiel. Pero Tú, Señor, no quieres que nadie se pierda, sino que vivamos en tu presencia y gocemos de tu salvación. Por eso nos invitas al arrepentimiento, nos llamas a volver junto a Ti.
  • 8. Gracias, Padre, porque siempre nos das una nueva oportunidad para convertirnos a Ti. Que podamos vivir desde tu amor siendo signo constante y creíble de tu misericordia inagotable. Ayúdanos a decirte cada día Sí, a acoger con docilidad tu Palabra, y a existir en favor de los demás. Que la caridad fraterna y la fidelidad a Ti, Marquen y orienten nuestras palabras, acciones y sentimientos. Señor, que tu amor generoso a todos, nos lleve a practicar la autentica libertad, la libertad de tus hijos, siguiendo el ejemplo de Cristo, nuestro hermano y Señor, El que nos hace plenamente libres, y nos llama a la entrega y a la unidad, a la humildad y el servicio. ------------------------------------------------- Padre Nuestro, tu amas a tus hijos, y deseas lo mejor para ellos. Te damos gracias porque nos has sentado a la mesa de tu Familia y nos has alimentado con el Pan de la Palabra y de la Eucaristía. Enséñanos cada día tus caminos, para que sigamos con gozo y fidelidad a Cristo, Tu Hijo. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. LA MISA DE HOY MONICIÓN DE ENTRADA Somos bienvenidos a la celebración de la Eucaristía. El Señor Jesús nos invita a la doble mesa donde nos da su Cuerpo y su Palabra. Nuestra vida es tiempo de oportunidad para que a través de nuestros hechos y dichos expresemos y testimoniemos nuestra fe en Jesús. En cada Eucaristía el encuentro con Jesús, el Señor resucitado, nos empuja a colaborar de forma generosa en el anuncio, y en la presencia de su Reino, en el proyecto de la salvación que Dios ofrece para todos. Comuniquemos el gozo del Evangelio a través de una vida de fe coherente, enraizada en Cristo, el Señor. SALUDO Que Dios Padre, que en Cristo, su Hijo, nos llama a decirle sí con nuestros sentimientos, palabras y acciones, esté con vosotros. ACTO PENITENCIAL A veces no vivimos de acuerdo a su Evangelio. Dios nos ayuda a volver a Él. Nos concede nuevas oportunidades para convertirnos a Él, para experimentar su misericordia y su perdón como respuesta a nuestra infidelidad. Reconocemos nuestros pecados. - Porque usamos mal del don de la libertad que Dios Padre nos ha regalado. Señor, ten piedad - Porque no hacemos nuestros los sentimientos de Cristo: misericordia, humildad y actitud de servicio. Cristo, ten piedad. - Porque no somos coherentes en nuestra respuesta a la vocación a la que Dios nos ha llamado. Señor, ten piedad MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA El profeta Ezequiel habla, en nombre de Dios, al pueblo de Israel que vive la deportación en Babilonia. Los deportados se quejan a Dios por su situación. Ellos piensan que Dios castiga los pecados de los padres en los hijos. Frente a esta la teología tradicional de la responsabilidad colectiva, Ezequiel subraya la importancia de la responsabilidad personal de cara las acciones tanto hacia Dios, como hacia el prójimo. Dios respeta la libertad humana, ofrece a los pecadores oportunidades para su conversión, y “advierte y ayuda a los justos para que no desfallezcan y caigan”. SALMO RESPONSORIAL (Sal. 24) Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna.
  • 9. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando.. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna. MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA San Pablo escribe desde la cárcel, a la espera de una sentencia que puede acabar con su vida. La comunidad de Filipos estaba pasando por una situación de discordia, egoísmo y vanagloria. Frente a esta situación el Apóstol apela al testimonio de Cristo: su encarnación, su entrega fiel hasta la muerte, su resurrección. De esta manera hace un llamamiento a los filipenses a la unidad, al servicio mutuo, a la concordia. En definitiva Pablo les exhorta de forma vehemente a superar el orgullo e interés propio, y elegir el camino de los sentimientos y acciones de Cristo. MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA Con esta parábola Jesús quiere mostrar como su Padre Dios está dispuesto a la misericordia y al perdón para todos aquellos que aunque han pecado se han arrepentido y han escuchado y acogido su Palabra de Salvación. En contraste con estos pecadores que se convierten a Dios, están aquellas personas que teniéndose ya por convertidos y salvados, están tan llenos de sí mismos que piensan que no necesitan ya ni recibir el perdón de Dios, ni obedecer su Palabra, ni tampoco preocuparse por los demás. Creer en Jesús conlleva una conversión de vida hacia los valores del Reino. La propia vida debe ser signo y testimonio auténtico y permanente de Jesús el Señor. ORACIÓN DE LOS FIELES Dios Padre desea que nos convirtamos y vivamos. Quiere que disfrutemos de la vida nueva que en Cristo nos da. Con la confianza que nos da el ser hijos suyos, le presentamos nuestras súplicas. Diremos: Ilumina, Señor, nuestras acciones. - Por la Iglesia de Dios para que en medio de la sociedad sea presencia y testimonio del amor universal y fiel de Dios. Oremos al Señor. - Por todos los hombres y mujeres de la tierra, para que descubramos la llamada que Dios nos hace a usar el don de libertad de forma responsable y fraterna. Oremos al Señor. - Por los que sufren la persecución y el rechazo por causa de sus creencias o de su origen para que experimenten la cercanía de Dios, y la acogida y la ayuda de personas, instituciones nacionales y organismos mundiales. Oremos al Señor. - Por todos los que formamos esta comunidad (parroquial) para que hagamos nuestros los sentimientos y actitudes a los que nos llama Cristo: humildad, unidad, entrega y servicio, misericordia, caridad… Oremos al Señor. Padre Dios, escucha los deseos y necesidades de tus hijos. Conviértenos a ti, y ayúdanos a vivir de acuerdo a tu voluntad de Salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. DESPEDIDA Que esta semana el Señor nos ayude a anunciar con gozo la alegría de vivir el Evangelio, pasad una feliz semana.
  • 10. CANTOS PARA LA CELEBRACION Entrada. En la fiesta del domingo (disco “Nuevos cantos para el año litúrgico”); Juntos como hermanos; Me adelantaré hasta el altar de Dios; Con nosotros está el Señor (disco “15 Nuevos cantos para la Misa”). Salmo. LdS. Aleluya. Gloria, gloria, aleluya. Ofertorio. Cristo se rebajó por nosotros (disco “Hoy vuelvo de lejos”); Bendito seas, Señor (2CLN-H 6). Santo. 1CLN-I 4. Aclamación al embolismo. 1CLN-M 1. Comunión. Cerca está el Señor (disco “Cerca está el Señor”); Un mandamiento nuevo (popular); Donde hay caridad y amor (1CLN-O 26). Final. Vosotros sois la luz del mundo (1CLN-406). Director: Enrique Abad Continente ·Paricio Frontiñán, s/n· Tlf 976458529-Fax 976439635 · 50004 ZARAGOZA Tlf. del Evangelio: www.telefonodelevangelio.blogspot.com - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net