El activista indígena Eriberto Gualinga visita España para mostrar que es posible el triunfo de la selva ecuatoriana frente a la explotación petrolera a través de su documental 'Los descendientes del Jaguar'
En plena polémica por la aprobación de la explotación del Parque Nacional Yasuní de Ecuador, Gualinga recuerda la victoria de los sarayaku, población indígena que logró expulsar a la empresa argentina CGC de sus tierras en 2003
"El petróleo no ha sacado aún a Ecuador de la pobreza, pero sin tierra nosotros sí somos pobres"
1. "El petróleo no ha sacado aún a Ecuador de la pobreza, pero sin
tierra nosotros sí somos pobres"
El activista indígena Eriberto Gualinga visita España para mostrar que
es posible el triunfo de la selva ecuatoriana frente a la explotación
petrolera a través de su documental 'Los descendientes del Jaguar'
En plena polémica por la aprobación de la explotación del Parque
Nacional Yasuní de Ecuador, Gualinga recuerda la victoria de los
sarayaku, población indígena que logró expulsar a la empresa
argentina CGC de sus tierras en 2003
Gabriela Sánchez 02/11/2013
Heriberto Gualinga, cámara y activista indígena Sarayaku, creador del
documental 'Los Descendientes del Jaguar'. Fotografía: AI
Dejaron Quito sin ser recibidas por nadie del Gobierno. No callaron,
hablaron, pero se sienten ignoradas. Tras 220 kilómetros recorridos
desde la ciudad amazónica de El Puyo hasta la capital ecuatoriana,
después de permanecer a la espera durante diez días, las mujeres
amazónicas que pretendían dialogar con el presidente ecuatoriano
sobre la explotación petrolera que pende de forma constante sobre
sus tierras, regresaron.
Llegaron el 12 de octubre para hacer una propuesta: un cambio de
modelo a nivel energético pero también social que modifique la
concepción de la Amazonía. "Podemos conseguir que se conserve
como lo que es. Apostamos por la vida, no solamente por dinero, no
2. solamente por los recursos, sino por la vida de las futuras
generaciones”, advirtió la representante de la comunidad kichwa
sarayaku Patricia Gualinga ante la Asamblea Nacional del país. No
pararán, dice, continuarán su lucha en su territorio. En su mente se
mantiene vivo el ejemplo: la victoria de los sarayaku.
Eriberto Gualinga estaba a 8.755 kilómetros de Quito aunque,
mientras charlaba con nosotros, su cabeza estaba allí, con su
hermana Patricia, y las mujeres indígenas que la acompañaban. Su
mente también se desplaza en el tiempo: retorna a 2002, cuando la
empresa petrolera argentina CGC llegó a su localidad sin consulta
previa. Recuerda su lucha y la victoria posterior. El activista visita
Madrid con la intención de dar a conocer, bajo el impulso de Amnistía
Internacional, el documental que muestra ese triunfo, cuando la
Corte Interamericana de los Derechos Humanos les dio la razón. Su
objetivo ahora es la aplicación de la sentencia, piden que el Gobierno
reconozca y garantice su derecho a ser consultados cuando sus
territorios están en juego.
En 1996, el Gobierno dio permiso a la petrolera CGC para que
realizara perforaciones en las tierras del pueblo indígena sarayaku,
un territorio en el que esta comunidad ha vivido desde hacía siglos.
Ellos poseen los títulos de las tierras desde 1992.
"Los helicópteros aparecieron en 2002", comienza a explicar Gualinga
en tono pausado. "Los técnicos de la empresa vinieron con seguridad
armada, con militares que les protegían, y empezaron a entrar en el
territorio. No lo podíamos consentir y nos organizamos. Levantamos
campamentos por los caminos a través de los cuales la petrolera
pretendía acceder por tierra a nuestra localidad. Como éramos pocos
y entraban por varios recorridos, teníamos que ir corriendo de camino
a camino". Y, así, de asentamiento en asentamiento, transcurrió un
año.
Las tentaciones por la lucha hermana surgieron, reconoce, pero
abandonaron la idea. "Las mujeres frenaron a los hombres que
apostaban por las armas", apunta el entrevistado. Defendieron la
estrategia a través del diálogo y recordaron el potencial de los medios
de comunicación, hasta ese momento monopolizados por el Gobierno
de turno que los utilizaba en su contra, según indica Gualinga.
"Daban la versión de la empresa petrolera y la oficial. Éramos el
punto rojo de la Amazonía, nos llamaban terroristas", continúa. Fue
entonces cuando Eriberto, cámara en mano, comenzó a documentar
lo que ocurría en Sarayaku. Los medios se interesaron y encontraron
su hueco.
"Sarayaku hizo la vida imposible a la empresa petrolera para
conseguir que abandonase el terreno. Su constancia les obligó a
retirarse. Aunque estaban militarizados, no pudieron avanzar",
3. celebra manteniendo la tranquilidad en sus palabras. "En 2003 la
petrolera se retiró, pero siguió intentando acceder de diferentes
formas, incluso hubo amenazas telefónicas. Finalmente la empresa
denunció al Estado de Ecuador por no poder realizar su actividad".
La sentencia de la Corte Interamericana
Necesitaban garantías de que aquella situación no se volvería a
repetir. Abrieron otra línea de acción en su batalla pacífica: la justicia.
Mientras agotaban las vías judiciales de su país sin cosechar ningún
éxito y acumulando sendos fracasos, optaron por acudir a la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos. "No queríamos que se
quedase así. El Gobierno se negaba a admitir lo que había hecho y
nos fuimos a Costa Rica –sede de la Corte– para acabar con la
impunidad del acoso a las comunidades indígenas”.
El tribunal internacional falló a su favor y pidió al Gobierno de
Ecuador que adoptase una legislación para garantizar la consulta a
los pueblos indígenas. Ahora exigen su cumplimiento. "El Gobierno
tiene que dialogar con las comunidades, ellos son los dueños de los
territorios donde se encuentra la deseada oferta petrolera. Saben que
nos opondremos y el discurso de Rafael Correa se aferra a que unos
pocos no podemos perjudicar al resto de población ecuatoriana",
denuncia.
"Ecuador es un país petrolero desde toda su historia. Correa está al
frente del poder desde 2006. Es verdad que en esta época han subido
los precios del petróleo, lo que ha aportado grandes beneficios. Pero
no hemos visto un beneficio real de la extracción. Hemos visto mucha
publicidad y hasta ahora no hemos salido de la pobreza, mientras que
hemos sido petroleros durante todo este tiempo", explica el cámara
quien se niega a pensar que las poblaciones indígenas deban
prescindir de su tierra por un bien común promulgado por el
Gobierno: "Sin embargo, si nos quitan la tierra nosotros sí somos
pobres. El mantenimiento de la Amazonía es aportar algo que no es
dinero, es aportar vida".
El ejemplo más reciente del incumplimiento de esta sentencia es
la aprobación por la Asamblea Nacional de Ecuador de la explotación
petrolera en el Parque Nacional Yasuní al este de la Amazonía
ecuatoriana. En un principio, a través de la iniciativa ambiental
Yasuní-ITT impulsada por el gobierno de Correa, se pretendía no
tocar las reservas de crudo del parque a cambio de un fondo
internacional de 3.200 millones de dólares que compensaría la
pérdida de ingresos. Pero la cifra recaudada se quedó en los 13
millones, por lo que el plan fue suspendido y la extracción sigue
adelante. "Allí viven pueblos en aislamiento voluntario. Si llegan las
petroleras, seguramente los más afectados serán ellos", lamenta
Gualinga. No afectaría a los sarayaku pero su lucha, como la de las
4. mujeres indígenas, es conjunta. "Es una batalla de todos. La victoria
de Sarayaku ha tenido mucho que ver en la unión de los pueblos.
Ahora tenemos mucha más experiencia de cómo se puede resistir.
Con idiomas y culturas diferentes, nos hemos unido y esperamos la
victoria", concluye.