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LOS                      40
PRINCIPALES



POR: DIEGO GALLARDO MORGADO
CURSO: 1º EDUCACIÓN PRIMARIA
20
PINTORES

Tiziano Vecellio o Vecelli,                    conocido tradicionalmente en español
como Tiziano o Ticiano (Pieve di Cadore, Belluno, 1477 - Venecia, 27 de agosto de
1576), fue un pintor italiano del Renacimiento, uno de los mayores exponentes de la
Escuela veneciana.

Reconocido por sus contemporáneos como "el sol entre las estrellas", Tiziano es uno de
los más versátiles pintores italianos, igualmente capacitado para ejecutar retratos,
paisajes (dos de los temas que le lanzaron a la fama), escenas mitológicas o cuadros de
temática religiosa. Si hubiese fallecido a los cuarenta años, seguiría considerándosele el
artista más influyente de su época. Sin embargo, tuvo una larga y dilatada carrera, y su
obra atravesó muchas y diferentes etapas, en las que su estilo cambió tan drásticamente
que algunos críticos tienen problemas para creer que los cuadros de su primera etapa y
los de las posteriores hayan salido de la misma mano.

En cualquier caso, el conjunto de su obra se caracteriza por el uso del color, vívido y
luminoso, con una pincelada suelta y una delicadeza en las modulaciones cromáticas sin
precedentes en la Historia del Arte occidental.



La carrera artística de Tiziano fue muy dilatada, con una producción grandiosa, la mayoría por
encargo. En este pintor se puede comprobar perfectamente el cambio de status producido
durante el Renacimiento, pasando de ser artesanos a convertirse artistas, reconocidos
socialmente. La temática tizianesca es también amplia, retrató a la clase dirigente de su época,
recibió encargos de comunidades religiosas y de la nobleza, pintó paisajes, reflejó el clasicismo
renacentista y anticipó algunas cualidades del Barroco. En general, podemos dividir su
producción pictórica en tres grandes temas: la pintura religiosa, las escenas mitológicas y los
retratos. Estas categorías no son compartimentos estancos, debido a que se vieron entrelazadas
en muchas ocasiones, como los casos de los retratos de personajes reconocibles dentro de
escenas mitológicas o religiosas.




Autorretrato de Tiziano,                                              Flora




La Bacanal, (1518-19): Formó parte de la trilogía de las Bacanales encargada por Alfonso I de
Este para su castillo de Ferrara. En el pentagrama que aparece junto a las muchachas se puede
leer escrito en francés antiguo: "Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber"
(Museo del Prado).




Paolo Caliari o Paolo Cagliari (Verona, 1528 - Venecia, 1588),
conocido como el Veronés, fue un pintor italiano, es el gran decorador del manierismo
veneciano.

Hijo de un picapedrero, nació en Verona, donde se formó como pintor y ciudad de la
que toma su apelativo. En 1556 se estableció definitivamente en Venecia, donde
desarrolló su arte, siendo una de las figuras destacadas de la escuela veneciana. Desde
1541 fue discípulo y ayudante del veronés Antonio Badile, con cuya hija Elena contrajo
matrimonio.

En 1555 o 1556 recibe en Venecia su primer encargo representativo: la decoración de la
sacristía y los techos de la iglesia de San Sebastián. Allí crea un ciclo de pinturas con
perspectiva "sotto in sù".

En 1560 viaja a Roma para estudiar los techos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel,
cuya influencia se deja notar en las obras posteriores, como los frescos de la Villa
Barbaro, en Máser (principios de la década de 1560). Esta colaboración entre Veronés y
Palladio influyó en las arquitecturas que se representan en sus cuadros posteriores.

A principios de los años 1570, la familia Cuccina le encargó una serie de cuadros de
gran formato sobre tema bíblico: La Virgen y la familia Cuccina, Adoración de los
Reyes, Las bodas de Caná y Camino del Calvario, en los que Veronés representa un
estilo renovado, profundizando en el color e incrementándose el claroscuro. Los cuatro
se encuentran en la Galería de Dresde y no ha de confundirse estas Las bodas de Caná
con la versión anterior que del mismo tema se guarda en el Museo del Louvre.

En 1573 fue llevado ante el tribunal de la Inquisición, al entenderse que pintaba los
temas religiosos con una excesiva libertad que rozaba la irreverencia. Veronés
argumentó que añadía personajes, animales y otros elementos por exigencias creativas.

Estilo
Aprendió de los grandes venecianos, Tintoretto y Tiziano, así como los pintores de
Emilia, como Parmigianino. Se le considera creador, junto con Tiziano, de un gusto
suntuoso y colorista, que en Venecia se prolongó hasta el siglo XVIII.

Prefiere los grandes formatos. Su estilo se caracteriza por el lujo, la arquitectura clásica
que enmarca sus escenas y el rico aunque suave colorido. Amigo de Palladio y otros
grandes arquitectos de la época, enmarca sus escenas en amplias arquitecturas, rasgo
que lo hace precursor del barroco. En sus cuadros aparecen columnas, arcos y
escalinatas. Su tratamiento del color se anticipa a la pintura francesa del siglo XIX.
Prefiere los tonos fríos y claros: gris, plata, azules y amarillos.

Su temática es religiosa, pero representa las escenas bíblicas al modo de las grandes
fiestas venecianas, reflejando así la alegría de vivir y el esplendor de la república de los
dogos. Los trajes son fastuosos y el ambiente, suntuoso. Puebla sus obras de multitud de
personajes en grandilocuentes arquitecturas. Estos alardes creativos chocaban
frontalmente con la fidelidad histórica de los hechos bíblicos, lo que motivó las
fricciones entre el artista y la Iglesia.

En cuanto a su técnica, usa un empaste ligero, lo que permite innumerables
transparencias. Le interesa la perfección del dibujo.

Se considera uno de los artistas más destacados de la escuela veneciana, aunque de un
manierismo innegable. Su trascendencia en el estilo posterior permiten clasificar su obra
de prebarroca, en particular por la elegancia de la forma, su gusto por las atmósferas
diáfanas y el sentido decorativo de la composición.

Veronés influyó en pintores posteriores, como Rubens, Tiépolo y otros pintores del
barroco. Este pintor y Rubens son los grandes maestros del pasado que admiraba el
pintor romántico Eugène Delacroix.

Hijo de un picapedrero, nació en Verona, donde se formó como pintor y ciudad de la
que toma su apelativo. En 1556 se estableció definitivamente en Venecia, donde
desarrolló su arte, siendo una de las figuras destacadas de la escuela veneciana. Desde
1541 fue discípulo y ayudante del veronés Antonio Badile, con cuya hija Elena contrajo
matrimonio.




           Noli me tangere                                        La Batalla de Lepanto




Las bodas de Caná, 1563




Alberto Durero               (en alemán Albrecht Dürer) (Núremberg; 21 de mayo de 1471 -
Núremberg; 6 de abril de 1528) es el artista más famoso del Renacimiento alemán, conocido en
todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte, que ejercieron
una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de los Países Bajos.

Durero nació el 21 de mayo de 1471 en Núremberg, ciudad en la que estuvo
íntimamente unido. Su padre, Alberto Durero el Viejo, era un orfebre húngaro que
emigró a tierras germanas y posteriormente fue el primer maestro de su hijo. De su
primera formación, el joven Durero heredó el legado del arte alemán del siglo XV, en el
que estaba muy presente la pintura flamenca del gótico tardío. Los artistas alemanes no
tenían dificultad en adaptar su propia tradición gótica a la de artistas flamencos como
Robert Campin, Jan van Eyck y, sobre todo, Rogier van der Weyden.

El concepto empírico del mundo de la gente del norte (fundamentado más en la
observación que en la teoría) era el nexo común. Durante el siglo XVI, el
fortalecimiento de lazos con Italia a través del comercio y la difusión de las ideas de los
humanistas italianos por el norte de Europa infundieron nuevas ideas artísticas al mundo
del arte alemán, de tradición más conservadora.

Para los artistas alemanes resultaba difícil conciliar su imaginería medieval -
representada con ricas texturas, colores brillantes y figuras con gran lujo de detalle- con
el énfasis que los artistas italianos ponían en la antigüedad clásica, los temas
mitológicos y las figuras idealizadas. La tarea que Durero se planteó fue la de proveer a
sus compatriotas de un modelo con el que pudieran combinar el interés empírico por los
detalles naturalistas con los aspectos más teóricos del arte italiano.

En su abundante correspondencia -especialmente en las cartas al humanista Willibald
Pirckheimer, amigo suyo toda la vida- y en diversas publicaciones, Durero hacía
hincapié en que la geometría y las medidas eran la clave para el entendimiento del arte
renacentista italiano y, a través de él, del arte clásico.

En la lista de amigos de Durero estaba el austriaco Johann Stabius, autor que le
proporcionó los conocimientos y detalles sobre la construcción de relojes solares. Entre
las notas que dejó en su diario, cabe mencionar una descripción de una pesadilla que
tuvo una noche de Pentecostés en 1525 donde veía caer trombas de agua del cielo.
Marguerite Yourcenar hizo un interesante análisis en su libro El tiempo, gran escultor.

Desde aproximadamente 1507 hasta su muerte tomó notas y realizó dibujos para su
tratado más conocido, Vier Bücher von menschlicher Proportion (Cuatro libros sobre
las proporciones humanas, publicado póstumamente en 1528). Sin embargo, otros
artistas contemporáneos suyos, con una orientación de tipo más visual que literaria,
ponían mayor atención en los grabados en planchas de cobre y madera de Durero, que
en sus escritos dirigidos a orientarlos en la modernización de su arte con desnudos de
corte clásico y temas idealizados, propios del Renacimiento italiano.
Fiesta del rosario (1506). Museo Nacional, Praga.    Autorretrato.




Anciana con monedero (1507)                         Estudio de manos, 1508.




Doménikos                Theotokópoulos,                   en     griego     ∆οµήνικος
Θεοτοκόπουλος (Candía, 1541 – Toledo, 1614), conocido como el Greco («el
griego»), fue un pintor del final del Renacimiento que desarrolló un estilo muy personal
en sus obras de madurez.

Hasta los 26 años vivió en Creta, donde fue un apreciado maestro de iconos en el estilo
posbizantino vigente en la isla. Después residió diez años en Italia, donde se transformó
en un pintor renacentista, primero en Venecia, asumiendo plenamente el estilo de
Tiziano y Tintoretto, y después en Roma, estudiando el manierismo de Miguel Ángel.
En 1577 se estableció en Toledo (España), donde vivió y trabajó el resto de su vida.

Su formación pictórica fue compleja, obtenida en tres focos culturales muy distintos: su
primera formación bizantina fue la causante de importantes aspectos de su estilo que
florecieron en su madurez; la segunda la obtuvo en Venecia de los pintores del alto
renacimiento, especialmente de Tiziano, aprendiendo la pintura al óleo y su gama de
colores —él siempre se consideró parte de la escuela veneciana—; por último, su
estancia en Roma le permitió conocer la obra de Miguel Ángel y el manierismo, que se
convirtió en su estilo vital, interpretado de una forma autónoma.

Su obra la componen grandes lienzos para retablos de iglesias, numerosos cuadros de
devoción para instituciones religiosas -en los que a menudo participó su taller- y un
grupo de retratos considerados del máximo nivel. En sus primeras obras maestras
españolas se aprecia la influencia de sus maestros italianos. Sin embargo, pronto
evolucionó hacia un estilo personal caracterizado por sus figuras manieristas
extraordinariamente alargadas con iluminación propia, delgadas, fantasmales, muy
expresivas, en ambientes indefinidos y una gama de colores buscando los contrastes.
Este estilo se identificó con el espíritu de la Contrarreforma y se fue extremando en sus
últimos años.

Actualmente está considerado uno de los artistas más grandes de la civilización
occidental. Esta alta consideración es reciente y se ha ido formando en los últimos cien
años, cambiando la apreciación sobre su pintura formada en los dos siglos y medio que
siguieron a su muerte, en que llegó a considerarse un pintor excéntrico y marginal en la
historia del arte.




Retrato de un caballero anciano, considerado autorretrato (1595–1600)




En estas obras estilísticamente distintas, se aprecia como asumió el lenguaje del Renacimiento
veneciano. La primera, del Tríptico de Módena (Galería Estense), es una obra titubeante del
inicio de su estancia veneciana. La segunda (Thyssen-Bornemisza), (1573-1576), repite
iconografía y composición, recuerda al Veronés en las figuras y a Tiziano en el nítido
pavimento, en la composición equilibrada y en la serenidad de la escena. El manejo del color es
ya de un maestro.




El entierro del conde de Orgaz (1586–1588, Santo Tomé, Toledo), su obra más conocida.
Describe una leyenda local según la cual el conde fue enterrado por san Esteban y san Agustín.
En la parte inferior, realista, recreó un entierro con la pompa del siglo XVI; en la superior,
idealizada, representó la Gloria y la llegada del alma del conde.




Pablo Ruiz Picasso (n. Málaga, 25 de octubre de 1881 - † Mougins,
Francia, 8 de abril de 1973), conocido como Pablo Picasso, fue un pintor y escultor
español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del movimiento cubista.

Considerado uno de los mayores artistas del siglo XX, participó desde la génesis de
muchos movimientos artísticos que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran
influencia en otros grandes artistas de su tiempo. Incansable y prolífico, pintó más de
dos mil obras supervivientes en museos de toda Europa y el mundo.

En lo político, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido
Comunista Francés hasta su muerte, el 8 de abril de 1973 en Notre-Dame-de-Vie
(Mougins, Francia) a los 91 años. Está enterrado en el parque del castillo de
Vauvenargues (Bouches-du-Rhone).

«Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima
Trinidad Ruiz Picasso» (según su certificado de nacimiento) o «Pablo Diego José
Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la
Santísima Trinidad Ruiz Picasso» (según su partida de bautismo), fue el primer hijo de
José Ruiz Blasco y María Picasso López. Nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga,
España, en el seno de una familia pequeñoburguesa. Picasso tuvo dos hermanas,
Dolores (1884-1958) y Concepción (1887-1895).

De su padre se sabe que quiso ser pintor y fue profesor de dibujo en la escuela de
Málaga llamada San Telmo. De la madre se conoce poco; al parecer era de una
personalidad más fuerte que la de su marido, y Picasso tuvo siempre hacia ella mayor
respeto y ternura, lo que algunos creen ver en el retrato que le dibujó en 1923.

Picasso comenzó a pintar desde edad temprana. En 1889, a los ocho años, tras una
corrida de toros y bajo la dirección de su padre pintó El pequeño picador, su primera
pintura al óleo, de la que siempre se negó a separarse.

En 1891, la familia abandonó Málaga, cuando el padre fue nombrado profesor en el
Instituto de La Coruña. Allí, Pablo trabajó en sus dibujos y mostró una fuerte confianza
en sí y en sus dotes; tenía diez años. Sus primeros trabajos, de un realismo vigoroso y
casi feroz, mostraban una temprana predilección por los personajes populares.

El de 1895 fue un año de sucesos importantes en su infancia; en enero, falleció su
hermana Concepción, y en septiembre su padre obtuvo una cátedra en la Lonja, Escuela
de Artes y Oficios de Barcelona, donde el joven Pablo fue admitido como alumno y
cursó estudios durante dos años, lo que le condujo a pintar, quizás por complacer a su
padre, una serie de cuadros en los que el academicismo sentimental del estilo sorprendía
tras la vitalidad de los retratos que había realizado en La Coruña.

Estudiante brillante y precoz, Picasso superó en un solo día, a la edad de catorce años, el
examen de ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, y se le permitió saltarse
las dos primeras clases. De acuerdo con una de las muchas leyendas sobre el artista, su
padre, tras reconocer el extraordinario talento de su hijo al contemplar sus primeros
trabajos infantiles, le entregó sus pinceles y su paleta y prometió no volver a pintar en
su vida.

A diferencia de la música, no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente percibe como
genio prematuro es el genio de la infancia. No desaparece gradualmente a medida que envejece.
Es posible que ese niño se convierta en un verdadero pintor un día, quizás incluso un gran
pintor. Pero tendría que empezar desde el principio. Por lo tanto, por lo que a mí respecta, yo no
era un genio. Mis primeros dibujos nunca se han mostrado en una exposición de dibujos
infantiles. Me faltaba la torpeza de un niño, su ingenuidad. He hecho dibujos académicos a la
edad de siete años, con una precisión de la que me asusto.

Picasso


Primeras pinturas
Durante el invierno de 1895 realizó su primer gran lienzo académico, Primera
comunión, en Barcelona, ciudad en la que residió unos nueve años, salvo algunas
vacaciones de verano y estancias más o menos largas en Madrid y París.

En 1897 presentó el lienzo Ciencia y Caridad en la Exposición General de Bellas Artes
de Madrid. Durante el verano pasó, una vez más, sus vacaciones en Málaga, donde pintó
paisajes y corridas.

En septiembre, marchó a Madrid para iniciar estudios en la Academia de San Fernando,
pero pronto abandonó la Academia: la atmósfera intelectual de la capital, bastante
provinciana e impermeable al modernismo catalán que Picasso intentaba introducir
(fundó una pequeña revista en 1901, Arte Joven, que tuvo una existencia bastante breve)
no le convencía. No obstante, aprovechó sus frecuentes visitas al Museo del Prado para
conocer mejor la obra de El Greco, que era vindicada por artistas y estudiosos de finales
del siglo XIX.

Desde 1898 firmó sus obras como "Pablo Ruiz Picasso", luego como "Pablo R.
Picasso", y sólo como "Picasso" desde 1901. El cambio no implica un rechazo de la
figura paterna, sino que obedecía al deseo de Picasso de distinguirse como personaje,
iniciado por sus amigos catalanes, que tomaron la costumbre de llamarlo por el apellido
materno, mucho menos corriente que el Ruiz paterno.

Volvió a Barcelona en junio de 1898, enfermo de escarlatina y se trasladó a Horta de
Ebro (actual Horta de San Juan), el pueblo de su amigo Manuel Pallarés, situado al sur
del Ebro cerca de la ciudad de Gandesa (Terra Alta, Tarragona). En esta estancia,
Picasso se reencontró con las raíces primordiales del país y con un cierto retorno a la
naturaleza, más en consonancia con el ideario modernista, lo que constituyó uno de los
primeros episodios "primitivistas" de su carrera.

Abandonado el propósito de vivir en Madrid para dedicarse a copiar a los grandes
maestros, en febrero de 1899 estaba de vuelta en Barcelona, donde comenzó a
frecuentar la cervecería Els Quatre Gats, insignia de la bohemia modernista y lugar en el
que realizó su primera exposición individual e hizo amistad con Jaime Sabartés y Carlos
Casagemas. En este ambiente Picasso entró en contacto con el pensamiento anarquista,
implantado en Barcelona. La miseria reinante en los barrios bajos de Barcelona, los
soldados enfermos y heridos que volvían a España tras la desastrosa Guerra de Cuba,
crearon un caldo de cultivo de violencia social que sin duda marcó, a un nivel individual
y moral más que puramente político, la sensibilidad de Picasso, y que pueden ser
apreciados en ciertos dibujos realizados entre 1897 y 1901: El prisionero, Un miting
anarquista.

En octubre de 1900 visitó París con Casagemas para asistir a la Exposición Universal,
donde se exhibía una obra suya, Últimos momentos, actualmente desaparecida. En París
se instaló en el estudio de Isidre Nonell, artista catalán que Picasso conocía del grupo
Els Quatre Gats influenciado por el impresionismo y que reflejaba la situación social
catalana de principios de siglo mediante retratos de personajes marginados y miserables.
La obra de Nonell, junto a la de Toulouse-Lautrec, influyeron en gran medida en el
estilo de Picasso de esta época, lo que puede apreciarse en obras como La espera
(Margot), Bailarina enana y El final del número, ambas de 1901. También conoció al
que sería su primer marchante, Pere Mañach (quien le ofreció 150 francos mensuales
por toda su obra de un año) y entró en contacto con la galerista Berthe Weill. Regresó a
Barcelona el 20 o 23 de diciembre (según distintas fuentes) con Casagemas, al que
Picasso llevó consigo a celebrar el fin de año en Málaga.

Entre Barcelona y París. El período azul
Se conoce como período azul de Picasso al que discurre aproximadamente entre 1901
hasta 1904: este nombre proviene del color que domina la gama cromática de las
pinturas, y tiene su origen en el suicidio de su amigo Carlos Casagemas el 17 de febrero
de 1901, que lo dejó lleno de dolor y tristeza. Casagemas, después de haber tratado de
asesinar a su amante Germaine, una bailarina del Moulin Rouge que frecuentaba el
círculo de artistas españoles, se suicidó en París. Picasso, motivado y sensibilizado por
la muerte de su amigo, pintó un cuadro que nombró La muerte de Casagemas, cuadro
alegórico que empezaba a mostrar su paso al período azul. La división del espacio del
cuadro en dos partes, tierra y cielo, cuerpo y espíritu, recuerda la del Entierro del Conde
de Orgaz, de El Greco.

Otras influencias en la obra de Picasso en este periodo fueron las de Van Gogh y
Gauguin, el primero sobre todo a un nivel psicológico, como se refleja en la intensidad
emotiva de los cuadros de esta época, aunque también se aprecia una simplificación de
volúmenes y contornos definidos que hacen pensar en Gauguin, de quien también
tomaría una concepción universal de la sentimentalidad. Picasso manifestaba la soledad
de los personajes aislándolos en un entorno impreciso, con un uso casi exclusivo del
azul durante un período superior a dos años, hecho que prácticamente carecía de
precedentes en la historia del arte. Asimismo, el alargamiento de las figuras que se iba
introduciendo en sus obras recordaba de nuevo el estilo de El Greco.

Entre Barcelona y París
Picasso era un trabajador infatigable. A finales de abril de 1901 regresó a Barcelona,
donde exponía Mujer en azul en la Exposición General de Bellas Artes y luego en mayo
volvió a París, donde se estableció en el número 130 del bulevar de Clichy, en el lugar
en que Casagemas había tenido su estudio. Entre junio y julio del mismo año, Picasso e
Iturrino realizaron una exposición en la galería de Vollard en París. Sin dinero ni
trabajo, en junio conoció al poeta Max Jacob, con el que mantendría una cercana
relación hasta la muerte de Jacob en 1944. El poeta recordaría más tarde que descubrió
la obra de Picasso y, siendo crítico de arte, expresó su admiración por el talento del
pintor. Poco después recibió una invitación de Mañach para presentarle a su joven
representado (Picasso tenía por entonces unos dieciocho años); que estuvieron todo el
día viendo la ingente obra de Picasso, quien por aquella época pintaba uno o dos
cuadros por noche, y los vendía por ciento cincuenta francos en la Rue Laffite. Durante
el otoño pintó Los dos saltimbanquis (arlequín y su compañera) (Museo de Bellas Artes
Pushkin, Moscú), Arlequín apoyado (MoMA, Nueva York) y acabó La muerte de
Casagemas. En invierno pintó una serie de retratos en azul; el Retrato de Jaime Sabartés
(Museu Picasso, Barcelona), el Retrato de Mateu Fernández de Soto (Museo Picasso,
Málaga) y el Autorretrato azul (Museo Picasso, París).

A finales de enero de 1902 rompió su acuerdo con Mañach, y tras la liquidación
correspondiente volvió a Barcelona. Empezó a trabajar en el estudio de Ángel
Fernández de Soto, en el número 6 de la calle Nou de la Rambla, donde durante la
primavera el color azul empezó a dominar su obra. Con Fernández de Soto visitó los
burdeles de Barcelona, lo que quedó reflejado en una serie de dibujos eróticos entre los
que se encuentra un Autorretrato con desnudo (colección privada, Alemania); un dibujo
a la tinta y acuarela de Ángel Fernández de Soto con una mujer y La macarra
(composición alegórica), propiedad del Museu Picasso de Barcelona.

En París, Mañach arregló una exposición de pinturas y pasteles en la galería Berthe
Weill, del 1 al 15 de abril, con obras de Picasso y Lemaire, y otra en junio en la misma
galería con obras de Picasso y Matisse. En Barcelona Picasso recibió un aviso para
incorporarse al servicio militar en octubre. Para eludirlo, debió pagar dos mil pesetas,
cantidad que le fue proporcionada por su tío. Justo después volvió a París con Sébastien
Junyer, y mostró sus pinturas azules por primera vez del 15 de noviembre al 15 de
diciembre en una exposición colectiva organizada de nuevo por Mañach en la galería
Berthe Weill.

De esa fecha data un Retrato de Germaine que Acquavella Galleries adquirió por 18,6
millones de dólares en una subasta de Christie's en 2006. En diciembre de 1902 se mudó
un tiempo al apartamento de Max Jacob en el número 87 del Boulevard Voltaire; la
habitación sólo disponía de una cama, por lo que Picasso trabajaba de noche y dormía
de día, mientras Jacob trabajaba. En este tiempo no podía comprar lienzo, y debía
limitarse a dibujar.

La vida
En enero de 1903 Picasso volvió a Barcelona. En primavera comenzó el cuadro La vida
(Cleveland Museum of Fine Arts), uno de los mayores y más complejos lienzos de su
época azul, considerado su trabajo más importante de estos años, de un simbolismo
inusualmente oscuro en sus primeras obras y sujeto a múltiples interpretaciones
académicas, sobre las cuales el artista nunca se pronunció. Picasso realizó cuatro
bocetos preparatorios para el cuadro, variando la composición de las figuras al menos
dos veces; cabe destacar que la figura masculina, que empezó siendo un autorretrato,
acabó siendo una representación de su amigo Carlos Casagemas. La Vida resume la
mayor parte de los temas y la atmósfera de la época azul: el pesimismo nihilista
desarrollado en su época de formación en Barcelona, recrudecido bajo las dificultades
materiales que sufre en la época. «Cree que el Arte es hijo de la Tristeza y del Dolor»,
decía su amigo Jaime Sabartés. La soledad de los niños, la miseria de pobres, mendigos
y ciegos son a menudo descritos en los cuadros de ese momento: Las dos hermanas
(1902), Pobres a orillas del mar (1903), El viejo guitarrista ciego (1903), El asceta
(1903) y La Celestina (Carlota Valdivia) (1904) se cuentan entre las primeras obras
maestras de Picasso.

Hacia finales de 1903 Picasso empezó a pensar que sólo estableciéndose
permanentemente en Francia su reputación superaría las fronteras de España. Se
trasladó al estudio del escultor Pablo Gargallo (1881-1934), quien en aquel momento se
encontraba en París, en el número 28 del Carrer del Comerç de Barcelona, donde
finalizó La Celestina (Carlota Valdivia) y comenzó un nuevo Retrato de Jaime Sabartés
que finalizó en la primavera de 1904.
Foto de Picasso




Guernica




Ciencia y Caridad (1897)




Woblue (1902)
La Celestina (1904)




Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi (Florencia, 1 de
marzo de 1445 – Florencia, 17 de mayo de 1510), apodado Sandro Botticelli, fue un
pintor cuatrocentista italiano. Menos de cien años después, este movimiento, bajo el
mecenazgo de Lorenzo de Médicis, fue considerado por Giorgio Vasari como una "edad
de oro", un pensamiento que convenientemente encabezaba su Vita de Botticelli. Su
reputación póstuma disminuyó, siendo recuperada a finales del siglo XIX; desde
entonces, su obra se ha considerado representativa de la gracia lineal de la pintura del
primer Renacimiento, y El nacimiento de Venus y La primavera son, actualmente, dos
de las obras maestras florentinas más conocidas.




Juventud
Nació en Florencia, en un barrio de trabajadores en el arrabal de Ognissanti. A esta
misma parroquia de Ognissanti o Todos los Santos pertenecieron los Vespucci, aliados
de los Médicis, y de quienes recibiría encargos.

Era el menor de cuatro hijos del matrimonio formado por Mariano di Vanni di Amedeo
Filipepi, de oficio curtidor, y su esposa Smeralda. Cuando nació Sandro, su hermano
mayor Giovanni tenía 25 años, y se cree que lo adoptó y lo educó. Giovanni tenía el
apodo de «Botticello» («tonelete»), sin que se sepa si recibió el apodo por su gordura o
por gran bebedor; otras fuentes indican que era su hermano Antonio el que tenía este
mote. De él deriva el apodo de «Botticelli».

No se convirtió en aprendiz hasta alcanzar los catorce años de edad, lo que indicaría que
recibió una educación más completa que otros artistas del Renacimiento. Según Vasari,
fue primero aprendiz de orfebre con su hermano Antonio (en 1458). Accediendo a los
deseos del niño, el padre lo mandó al taller de Fray Filippo Lippi, en Prato (de 1464 a
1467). De este pintor recibe Botticelli sus mayores influencias: la síntesis entre el nuevo
control de formas tridimensionales, la delicadeza expresiva en los rostros y los gestos,
los detalles decorativos (herencia del estilo del Gótico tardío) y un estilo íntimo.
Muchas de las primeras obras de Botticelli se han atribuido a su maestro, y aún hoy la
autoría sigue siendo incierta. Curiosamente, años después, Botticelli acabaría siendo
maestro, y teniendo en su taller al hijo de Filippo, Filippino Lippi. En menor medida,
resultó influido por la monumentalidad de Masaccio. En 1467 Sandro vuelve a
Florencia, frecuentando el taller de Andrea del Verrocchio, donde trabajó al lado de
Leonardo da Vinci. De esta época datan toda una serie de Madonas influidas por Lippi.

Para el año 1470, Botticelli tendría taller propio. Ya entonces su obra se caracteriza por
una concepción de la figura como vista en bajorrelieve, pintada con contornos claros, y
minimizando los fuertes contrastes de luz y sombra que indicarían formas plenamente
modeladas. Recibió ese año un importante encargo: una de las pinturas sobre Virtudes
para la Sala del Tribunal de los Mercaderes, La fortaleza. Esto indica que para entonces,
con unos 30 años de edad, ya debía haber ejecutado obras destacadas.

En 1472 entró a formar parte de la Compañía de San Lucas, gremio de pintores. En los
años siguientes Botticelli se hizo muy famoso, hasta el punto de ser llamado a Pisa para
pintar un fresco en su catedral, hoy perdido.

Obras maestras




La primavera (1481-82): icono de la renovación primaveral del Renacimiento florentino.




El Nacimiento de Venus, 1484.
Se cree que, gracias a la Adoración de los Magos, que pintó en 1475 para Santa María
Novella, llamó la atención de los Médicis, que rápidamente emplearon su talento.
Comenzó a trabajar para ellos pintando un estandarte para el torneo de Juliano de
Médicis, ensalzado por Poliziano en sus Stanze. Sus contactos repetidos con esta familia
fueron sin duda alguna útiles para garantizarle protección política y crear las
condiciones ideales para la producción de sus numerosas obras maestras.

La primavera es obra realizada hacia 1478 para la casa de Lorenzo di Pierfrancesco de
Médici en la ciudad de Florencia. El nacimiento de Venus fue un encargo posterior, de
otra persona para un lugar diferente, aunque a fines de siglo estas dos pinturas
estuvieran juntas.

Se convirtió en el máximo intérprete del neoplatonismo de la época, con su fusión de
temas cristianos y paganos y su elevación del esteticismo como un elemento
trascendental en el arte. Para dar forma a esta nueva visión del mundo, Botticelli opta
por la gracia; esto es, la elegancia intelectual y exquisita representación de los
sentimientos.

En estas obras la influencia del realismo gótico está atemperada por el estudio que
Botticelli hace de la Antigüedad. Pero aunque pueda comprenderse desde el punto de
vista pictórico, los temas en sí siguen siendo fascinantes por su ambigüedad. Los
complejos significados de estas pinturas siguen recibiendo atención de los eruditos,
centrándose principalmente en la poesía y la filosofía de los humanistas
contemporáneos del artista. Las obras no ilustran un texto en particular; más bien, cada
una de ellas se basa en varios textos para su significado. Sobre su belleza, caracterizada
por Vasari como ejemplificadora de la "gracia" y por John Ruskin como poseedora de
ritmo lineal, no puede haber dudas.

En 1478 tuvo lugar la conjura de los Pazzi, en la que murió asesinado el hermano de
Lorenzo el Magnífico, Juliano de Médicis. Sandro pintó al fresco sobre la Puerta de la
Aduana los retratos de los conjurados Jacopo, Francesco y Renato de Pazzi y del
arzobispo Salviati, ahorcados; fueron borrados en 1494. De esta época datan varios
retratos conmemorativos del fallecido Juliano.

Madurez




Dibujo de Sandro Botticelli: "Los seis gigantes desnudos en torno al pozo", Divina Comedia,
Infierno, Canto XXXI, Gabinete de dibujos, Berlín.
En 1481, el Papa Sixto IV llamó a toda una serie de artistas prominentes florentinos y
umbríos, entre ellos a Botticelli, para que pintasen frescos en las paredes de la Capilla
Sixtina. El programa iconológico era la supremacía del papado. Para realizar la obra, los
pintores tuvieron que aceptar unas convenciones representativas comunes a todos, de
manera que la obra final resultara homogénea: usaban la misma escala de dimensiones,
la misma estructura rítmica y representación paisajística, una sola gama cromática con
adornos de oro que hiciera resplandecer las pinturas con la iluminación de las antorchas
y las velas. En esta obra común la contribución de Sandro fue moderadamente exitosa,
realizando tres recuadros: Castigo de Core, Datan y Abiram, Hechos de la vida de
Moisés y La tentación de Cristo.

Después de su estancia en Roma (1481-1482), Botticelli volvió a Florencia, y «siendo
de mente sofisticada, allí escribió un comentario sobre un pasaje de Dante e ilustró el
Infierno que él mismo imprimió, dedicándole mucho tiempo, y esta abstención al
trabajo condujo a serios desórdenes en su vida». Así hablaba Vasari del primer Dante
impreso (1481) con las decoraciones de Botticelli, no imaginándose que el nuevo arte de
la impresión pudiera interesarle a un artista.

A mediados de los años 1480 Botticelli trabajó en un gran ciclo de frescos con
Perugino, Ghirlandaio y Filippino Lippi para la villa de Lorenzo el Magnífico cerca de
Volterra; además, pintó muchos frescos en iglesias florentinas.

En 1491 Botticelli formó parte de un comité para decidir la fachada de la catedral de
Florencia.

Últimos años
Se dice que cayó en la pobreza, y que habría muerto de hambre si no hubiera sido por la
diligente ayuda de sus antiguos patrones. Lo cierto es que sigue produciendo obras, si
bien en un tono más dramático y con una consciente regresión estilística hacia modelos
antiguos, como puede verse en la serie sobre la Vida de san Cenobio y la Natividad
mística (1501), consideradas sus últimas obras.

No se conoce amor concreto de Botticelli, ni alusión a excesos sentimentales; tenía
«horror al matrimonio». No se casó nunca. Fue denunciado anónimamente en 1502 de
sodomía con uno de sus ayudantes, pero los cargos fueron más tarde desestimados. En
1504-1505 aparece como miembro del comité que iba a decidir la ubicación del David
de Miguel Ángel.

Del año 1502 es su famoso escrito relativo a la realización de una especie de periódico
conocido como beceri, de carácter satírico, destinado en su mayor parte a alegrar la
lectura de los nobles de la sociedad renacentista. Tal proyecto, sin embargo, quedó en
eso, no siendo nunca llevado a término.

Murió el 17 de mayo de 1510 y fue sepultado en su parroquia, la iglesia de Ognissanti,
en Florencia. A su muerte, el único heredero verdadero de su arte fue Filippino Lippi,
que comparte con él la inquietud presente en sus últimas obras.
Olvidado durante mucho tiempo, fue redescubierto a finales del siglo XIX, suscitando
una gran admiración, sobre todo en Inglaterra




Virgen con el Niño y un ángel (Virgen de la Eucaristía)




Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 7 de diciembre de 1598 - Roma, 28 de
noviembre de 1680) fue un escultor, arquitecto y pintor italiano, uno de los artistas más
destacados del Barroco.




Orígenes
Bernini nació en Nápoles, en el año 1598, ciudad en la que su padre Pietro, toscano,
trabajaba como escultor. Al poco tiempo se trasladó a Calabria junto con su mujer, la
napolitana Angelica Galante. En 1605 se instalan en Roma y Pietro obtiene la
protección del cardenal Scipione Caffarelli-Borghese y la ocasión de mostrar el precoz
talento de su hijo.

La Roma de inicios del siglo XVII era una ciudad de un fervor artístico excepcional,
novedoso y revolucionario, que acogía artistas de toda Europa, en una continua
confrontación de ideas y experiencias artísticas. En este ambiente surgen maestros como
Caravaggio, Annibale Carracci o Pedro Pablo Rubens, que abrieron la senda del
Barroco.

Aprendizaje
Pietro, el primer maestro del hijo, era un escultor manierista de cierto talento, y su
influencia se notaría en las primeras obras de Gian Lorenzo. A su lado el joven Bernini
aprendería la organización de un taller colectivo (en el futuro dirigirá muchos) y la
fusión interna de un proyecto arquitectónico con la iconografía, la escultura y la pintura.

Pietro Bernini, se instaló en Roma el año 1605 para trabajar en las obras de Pablo V.
Realizó, entre otras, el relieve de La Asunción de la Virgen en el baptisterio de la
basílica de Santa María la Mayor. También participó en la construcción de la Capilla
Paulina, proyectada por Flaminio Ponzio para albergar la tumba de los papas Pablo V y
Clemente VIII.

Primeras obras
Las obras de Bernini revelaron ya desde un principio su enorme talento. En su primera
fase estilística, Bernini demuestra un interés y un respeto absoluto por la escultura
helenística, en obras que imitaban a la perfección el estilo antiguo.

Son de este período el Ángel con el dragón y el Fauno che scherza con gli Amorini. En
cambio, obras creadas en solitario por Gian Lorenzo son La Cabra Amaltea en 1615, y
los dos retratos en busto de Santoni y de Giovani Vigevano para sendas iglesias.

Consagración del artista
Entre 1621 y 1625 Bernini realizaría cuatro obras que lo consagrarían como un maestro
de la escultura y le darían fama. Se trata de los cuatro Grupos Borghesianos, cuatro
grupos escultóricos basados en temas mitológicos y bíblicos encargados por el cardenal
Borghese.

Las obras en cuestión eran Eneas, Anquises y Ascanio, basado en la Eneida, el Rapto de
Proserpina, el David y Apolo y Dafne. Son obras monumentales que marcarían una
nueva dirección en la carrera de Bernini. Las cuatro permanecen actualmente en la
Galería Borghese de Roma.




Francesco Castelli, llamado Francesco Borromini, (Bissone, Suiza, 5 de
septiembre de 1599 - Roma, 3 de agosto de 1667) fue un arquitecto suizo, considerado
uno de los máximos exponentes del barroco romano.
Nació en Bissone, cantón del Tesino (Suiza), hijo del cantero Giovanni Domenico
Castelli y de Anastasia Garovo. Inició su carrera ayudando en la cantera a su padre, pero
pronto se trasladó a Milán para estudiar y perfeccionarse. Allí se lo empezó a llamar con
el sobrenombre de Bessone, en alusión a su pueblo natal, ubicado cerca de Lugano, en
la región de lengua italiana de Suiza. Francesco trabajó en las obras del "duomo", la
catedral de Milán.

En 1619 llega a Roma, donde cambia su apellido de Castelli a Borromini, y comienza a
trabajar para su pariente lejano, Carlo Maderno en las obras de la Basílica de San Pedro.
A la muerte de Maderno en 1629 se une al equipo de Gian Lorenzo Bernini en los
trabajos de ampliación y refacción de la fachada del Palazzo Barberini.

Borromini trabaja allí como asistente de Bernini, pero luego de unos pocos años se
produce entre ambos una enemistad que duraría toda la vida.

Durante el pontificado de Inocencio X (1644-1655), gana la confianza del Papa, lo que
le permite desplazar a su eterno rival en el puesto de arquitecto principal de Roma. Sin
embargo, con el siguiente Papa, Alejandro VII (1655-1657) nuevamente renace la
estrella de Bernini, acrecentando el enfrentamiento entre ambos arquitectos. A partir de
allí Borromini se dedica a completar los interiores de la iglesia de Sant'Ivo alla
Sapienza, de la actual Universidad romana, y a los trabajos en San Juan de Letrán.
Adicionalmente, completa el basamento de la fachada de su primera obra independiente,
la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane en el Quirinal.

Carácter
La genialidad siempre conlleva caracteres distintivos, circunstancia acentuada en este
caso por el trágico final del artista. Así como Leonardo y Miguel Angel han quedado
grabados en la historia como hombres del Renacimiento, Borromini puede ser definido
sin lugar a dudas como un hombre del Barroco.

Todos estos grandes artistas mostraron una motivación común por la investigación y la
innovación, y plasmaron su búsqueda en infinidad de bosquejos y borradores.
Borromini dejó a la posteridad su obra teórica "Opus Arquitectonicum", pero buena
parte de sus escritos fueron destruidos por él mismo antes de su muerte.

Tenía reputación de honesto y poco interesado en las riquezas materiales, aunque
posiblemente, como todo artista, sintiera necesidad de otras formas de reconocimiento.
Daba especial relevancia a la plena libertad de diseño, negándose a "copiar"
características u elementos estilísticos en sus proyectos, y llegando al extremo de
resignar toda remuneración a cambio de tal libertad expresiva. Religioso practicante y
devoto, transcurría su vida laica con votos de pobreza.

Se dice que su carácter era huraño y solitario, aunque cultivó amistad con el cardenal
Spada, el marqués de Castel Rodrigo y el pintor Nicolas Poussin. Su final, con un
suicidio similar al de Catón el Joven hicieron que la posteridad acentuara su estoicismo,
que en vida demostró mediante una rigurosa carrera profesional. Posiblemente esta
característica fue la que le granjeó enemistades y pérdida de encargos en una época
donde el respeto por el ordenamiento clásico limitaba en gran medida la innovación
artística.

Últimos días
Los últimos días de Borromini lo muestran inmerso en una profunda depresión, fruto de
desaires tardíos, posiblemente alguna enfermedad no diagnosticada, y un incremento en
el carácter melancólico que lo acompañó toda su vida. Martin Raspe recuerda los
principales acontecimientos de sus últimos días:

    •   1 de julio de 1667: se toma la decisión de encargar la tumba de Inocencio X a Bernini
    •   22 de julio: desde esta fecha Borromini se siente enfermo y no vuelve a salir de su casa.
        Entrega un testamento para su guarda al notario Olimpio Ricci.
    •   24 de julio: recibe la noticia de la repentina muerte de Fioravante Martinelli.
    •   24 de julio: sale a San Juan de Letrán para asistir al jubileo (entronización de Clemente
        IX)
    •   29 de julio: Borromini requiere al notario la devolución de su testamento, que
        posteriormente se pierde.
    •   30 de julio: Borromini quema sus escritos y diseños.
    •   1 de agosto: recibe a su sobrino Bernardo. A la noche comienza a escribir un nuevo
        testamento.
    •   2 de agosto: al amanecer tiene una pelea con su sirviente, Francesco Massari, por causa
        de una luz para escribir sus notas, y se arroja contra su propia espada, resultando
        malherido. Dicta su testamento en favor de su sobrino Bernardo, con la condición que
        contraiga matrimonio con la nieta de Carlo Maderno.
    •   3 de agosto: Borromini muere en su lecho alrededor de las 22.00.




Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán, 29 de septiembre
de 1571 - Porto Ércole, 18 de julio de 1610), fue un pintor italiano activo en Roma, Nápoles,
Malta y Sicilia, entre los años de 1593 y 1610. Es considerado como el primer gran exponente
de la pintura barroca.


Introducción
«Después de varios segundos de trabajo, Caravaggio pasó de una ciudad a otra sirviendo a
varios señores importantes. Es una persona trabajadora, pero a la vez orgullosa, terca y siempre
dispuesta a participar en una discusión o a enfrascarse en una pelea, por lo que es difícil llevarse
bien con él».
Floris Claes van Dijk.

Salvo en sus principios, Caravaggio produjo mayoritariamente pinturas religiosas. Sin
embargo, a menudo escandalizaba y sus lienzos eran rechazados por sus clientes. Dos
de los reproches habituales eran el realismo de sus figuras religiosas rozando el
naturalismo temprano, así como la elección de sus modelos entre la gente de más baja
condición.

En lugar de buscar bellas figuras etéreas para representar los actos y personajes de la
Biblia, Caravaggio prefería escoger a sus modelos de entre el pueblo: prostitutas, chicos
de la calle o mendigos posaron a menudo para los personajes de sus cuadros. Para La
Flagelación, compuso una coreografía de cuerpos en claroscuro con un Cristo en
movimiento de total abandono y de una belleza carismática. Para el San Juan Bautista
con el carnero, muestra a un jovenzuelo de mirada provocativa y en posición lasciva –se
decía que el modelo era uno de sus amantes.

La posición de la Iglesia al respecto da testimonio de cierta esquizofrenia: por una parte,
este tipo de vulgarización de la religión le interesa mucho en una época en la que la
contrarreforma se extiende por la Italia católica, con el fin de mostrarse bajo una
apariencia humana en contraste con la austeridad pregonada por el protestantismo: por
otra parte, la representación de los santos bajo rasgos vulgares de golfos salidos de los
bajos fondos fue juzgado incompatible con los valores de puridad y de santidad
quasiaristocráticos que vehiculaba la Iglesia de la época.

Este sentimiento se reforzó por la elección de Caravaggio de preocuparse enormemente
por el realismo en la ejecución de sus figuras: rechazaba corregir las imperfecciones de
sus modelos para representarlos más «bellos» o de un modo más acorde a las visiones
que la Iglesia tiene de sus santos. Por ejemplo, la primera versión de su San Mateo y el
ángel fue rechazada no sólo por la sensualidad del ángel, que fue juzgada como trivial,
sino también por la suciedad de los pies del santo, minuciosamente reproducida del
modelo.

La pintura de Caravaggio que causaría el mayor escándalo a los ojos de la Iglesia fue La
muerte de la Virgen, por la representación tan realista del cuerpo de la Virgen María con
el vientre hinchado -acompañado de sulfurosos rumores según los cuales el modelo
habría sido el cadáver de una prostituta encinta ahogada en el Tíber. Así, la
consideración de la Iglesia católica hacia Caravaggio y sus cuadros oscilará de un
extremo a otro de su carrera entre el acogimiento entusiasta y el rechazo absoluto. El
pintor encontrará en ella sus mayores protectores –como el cardenal Del Monte- así
como a sus más grandes enemigos.

En 1606 asesinó a un hombre durante una reyerta, por lo que huyó de Roma pues las
autoridades habían puesto precio a su cabeza. En 1608 se vio nuevamente envuelto en
otra riña, lo que se repitió más tarde en Nápoles hacia 1609, ocasionado posiblemente
por un atentado en su contra, realizado por sus enemigos. Tras estos incidentes, su
carrera fue decayendo, lo que le ocasionó una depresión que degeneró en su muerte dos
años más tarde.

La contrarreforma motivó la necesidad de crear más iglesias para difundir la doctrina,
por lo que las pinturas fueron imprescindibles para su decoración. La Contrarreforma
necesitaba buscar un nuevo arte que expresase de mejor forma la doctrina católica en
contraposición al protestantismo. Tomando como base las reglas del manierismo,
Caravaggio creó una nueva forma de naturalismo, en la que combinó figuras cerradas
con la observación física, dramática y teatral de los objetos, a lo que sumó el
aprovechamiento del claroscuro, es decir, el uso de luces y sombras.

En su tiempo Caravaggio fue famoso, apreciado, reconocido y además ejerció gran
influencia sobre sus contemporáneos. Sin embargo, en siglos posteriores su fama fue
eclipsada por otros pintores de su época como Poussin, Rubens o Rembrandt, si bien
todos ellos acusaron su influencia en mayor o menor medida. Fue hasta el siglo XX,
cuando su figura recobró importancia al estudiarse nuevamente el arte barroco italiano.
Desde el estudio del barroco, se pudo apreciar nuevamente al manierismo, y con él a
Caravaggio. Andre Berne-Joffroy, secretario de Paul Valéry, dijo acerca del artista
italiano: «Caravaggio comenzó con su arte algo simple, la pintura moderna».

Primeros años (1571–1592)
Caravaggio nació en Roma, donde su padre, Fermo Merisi, trabajaba como
administrador y arquitecto decorador del Marqués de Caravaggio, ciudad de la que más
tarde tomaría el nombre. Su madre Lucía Aratori provenía de una familia adinerada del
mismo lugar. En 1576 la familia se mudó a Caravaggio debido a la peste que azotó
Milán. El padre de Caravaggio falleció en 1577. La cercanía con las familias Colonna y
Sforza, ayudaron más tarde a Caravaggio en su carrera.

En 1584 entró a trabajar como aprendiz del pintor lombardo Simone Peterzano, quien
fue descrito en el contrato como pupilo de Tiziano. Tras concluir su aprendizaje
comenzó a moverse en el circuito Milán-Caravaggio, y probablemente visitó Venecia,
donde debió conocer las obras de Giorgione, (las que Caravaggio fue acusado de copiar)
y de Tiziano. Su familia le mostró el patrimonio artístico y cultural de Milán, su ciudad
natal, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra La última cena de Leonardo da
Vinci. El arte milanés, era, en sus propias palabras «un estilo en el que valoraba "la
simplicidad y la atención al detalle naturalista", y que estaba más próximo al
naturalismo de Alemania que a la formalidad y la grandeza del manierismo romano».




Niño con un cesto de frutas, h. 1593. Óleo sobre lienzo, 67 x 53 cm. Galería Borghese, Roma
La crucifixión de San Pedro', 1601. Capella Cerasi, Santa Maria del Popolo, Roma




La vocación de San Mateo. Óleo sobre lienzo, h. 1599-1600. Capilla Contarelli, San Luis de los
Franceses, Roma.
Retrato del pintor Caravaggio, dibujado por Ottavio Leoni




Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 6 de junio
de 1599 – Madrid, 6 de agosto de 1660) conocido como Diego Velázquez, fue un pintor
barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y figura
indiscutible de la pintura universal.

Pasó sus primeros años en Sevilla donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación
tenebrista por influencia de Caravaggio y sus seguidores. Se trasladó a Madrid y a los
24 años fue nombrado pintor del rey, y cuatro años después fue ascendido a pintor de
cámara, el cargo más importante entre los pintores del rey. A esta labor dedicó el resto
de su vida. Su trabajo a partir de entonces consistía en pintar retratos del rey, de su
familia, así como otros cuadros para decorar las mansiones reales. Su estilo evolucionó
hacia una pintura de gran luminosidad con pinceladas rápidas y sueltas. En esta
evolución tuvo mucho que ver el estudio de la colección real de pintura y su primer
viaje a Italia donde estudió tanto la pintura antigua como la contemporánea. En su
madurez, a partir de 1631, pintó grandes obras como La rendición de Breda. En su
última década su estilo se volvió más esquemático y abocetado alcanzando un dominio
extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el retrato del papa Inocencio X,
pintado en su segundo viaje a Italia y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras:
Las Meninas y Las Hilanderas.

Su catálogo consta de 120-125 obras. El reconocimiento como pintor universal se
produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920,
coincidiendo con los pintores impresionistas franceses para los que fue un referente.
Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el
más grande pintor que jamás ha existido».

Aprendizaje
Su talento afloró a edad muy temprana. Recién cumplidos los diez años comenzó su
formación en el taller de Francisco de Herrera el Viejo, pintor prestigioso en la Sevilla
del siglo XVII. Herrera tenía muy mal carácter y el joven alumno no pudo soportarlo,
así que unos meses después, en 1610, cambió de maestro y formalizó contrato de
aprendizaje con Francisco Pacheco con el que permaneció seis años.

En el taller de Pacheco, Velázquez adquirió su primera formación técnica y sus ideas
estéticas. El contrato de aprendizaje fijaba condiciones de servidumbre: el joven
aprendiz debía moler los colores, calentar las colas, decantar los barnices, tensar los
lienzos, armar bastidores, así como otras obligaciones.
Justi, el primer gran especialista sobre el pintor, señaló que se conviene en considerar
que en el breve tiempo que pasó con Herrera debió transmitirle el impulso inicial que le
dio grandeza y singularidad. Le debió enseñar la libertad de mano, aunque la ejecución
libre era ya un rasgo conocido en su tiempo y anteriormente se había encontrado en El
Greco, Velázquez no la alcanzaría hasta años más tarde en Madrid. Posiblemente su
primer maestro le sirviese de ejemplo en la búsqueda de su propio estilo. Las analogías
que se encuentran entre los dos son solo de carácter general. En sus primeras obras de
Diego se encuentra un dibujo estricto atento a percibir la exactitud de la realidad del
modelo, de plástica severa, totalmente opuesto a los contornos sueltos de la tumultuosa
fantasía de las figuras de Herrera. Continuó con un maestro totalmente diferente, así
como Herrera era un pintor nato muy temperamental, Pacheco era culto pero poco
pintor que lo que más valoraba era la ortodoxia. Justi concluye al comparar los cuadros
de Pacheco y Velázquez que poca influencia artística ejerció en su discípulo.




Vieja friendo huevos




La fragua de Vulcano (1630), Museo del Prado (Madrid).
La costurera (1640), uno de sus retratos más íntimos.




Venus del espejo (1650




Retratos de los infantes




Los dos primeros retratos corresponden a la infanta Margarita pintados en 1653 y 1659, el tercero es de la
infanta María Teresa (1652) y el cuarto es el príncipe Felipe Próspero (1659). Todos ellos se encuentran
en Kunsthistorisches Museum, Viena.




Las Meninas, nombre con el que es conocido popularmente este cuadro desde el siglo XIX, es
considerada la obra más importante del pintor.




José de Ribera (Játiva, 12 de enero de 1591 – Nápoles, 1652); pintor tenebrista
español del siglo XVII, también conocido como Giusepe de Ribera o con su nombre
italianizado: Giuseppe Ribera. Fue apodado por sus contemporáneos Lo Spagnoletto, «el
españolito», por su baja estatura y porque reivindicaba sus orígenes firmando sus obras como
«Jusepe de Ribera, español» o «setabense» (de Játiva). Ribera es un pintor destacado de la
escuela española, aunque su obra se hizo íntegramente en Italia y de hecho, no se conocen
ejemplos seguros de sus inicios en España.




Biografía
Se cree que José de Ribera inició su aprendizaje con Francisco Ribalta, que tenía un
taller muy frecuentado; pero al no conocerse obras de esta etapa, tal deducción es difícil
de comprobar.
Ribera decidió marchar a Italia y seguir las huellas de Caravaggio. Así inició con unos
17 años su viaje, primero al norte, a Cremona, Milán y a Parma, para ir luego a Roma,
donde el artista conoció tanto la pintura clasicista de Reni y Ludovico Carracci como el
áspero tenebrismo que desarrollaban los caravagistas holandeses residentes en la ciudad.




Sileno ebrio (Museo de Capodimonte, Nápoles).

Finalmente, Ribera decidió instalarse en Nápoles, acaso al intuir que allí captaría una
mayor clientela. En el verano de 1616 desembarcó Ribera en la famosa metrópoli a la
sombra del Vesubio. Pronto se asentó en la casa del anciano pintor Giovanni Bernardino
Azzolini, pintor que entonces no era muy conocido, al cual se atribuye una obra en la
iglesia de Sant'Antonio al Seggio en Aversa: La coronación de la Virgen entre los
santos Andrés y Pedro. Sólo tres meses después se casó Ribera con la hija de Azzolini,
de dieciséis años de edad.

Había acabado su viaje, pero comenzaba el apogeo de su arte. En pocos años, José de
Ribera, al que llamaron lo Spagnoletto, adquirió fama europea, gracias en gran parte a
sus grabados; se sabe que incluso Rembrandt los tenía.

El uso del dramatismo de Caravaggio fue su punto fuerte. Inició una intensa producción
que lo mantuvo alejado de su España, a donde nunca regresó, pero se sintió unido a su
país gracias a que Nápoles era un virreinato español y punto de encuentro entre dos
culturas figurativas, la ibérica y la italiana. Se cuenta que cuando preguntaron a Ribera
por qué no regresaba a su país, él contestó: «En Nápoles me siento bien apreciado y
pagado, por lo que sigo el adagio tan conocido: quien está bien, que no cambie». Y
explicó: «Mi gran deseo es volver a España, pero hombres sabios me han dicho que allí
se pierde el respeto a los artistas cuando están presentes, pues España es madre
amantísima para los forasteros y madrastra cruel para sus hijos».

El apoyo de los virreyes y de otros altos cargos de origen español explica que sus obras
llegasen en abundancia a la Península Ibérica; actualmente el Museo del Prado posee
más de cuarenta cuadros suyos. Ya en vida era famoso en su tierra natal y prueba de ello
es que Velázquez le visitó en Nápoles en 1630.

La fusión de influencias italianas y españolas dio lugar a obras como el Sileno Ebro
(1626, hoy en Capodimonte) y El martirio de san Andrés (1628, en el Museo de Bellas
Artes de Budapest). Comenzó entonces la rivalidad entre Ribera y el otro gran
protagonista del siglo XVII napolitano, Massimo Stanzione.

En siglos posteriores, la apreciación del arte de Ribera se vio condicionada por una
leyenda negra que le presentaba como un pintor fúnebre y desagradable, que pintaba
obsesivamente temas de martirios con un verismo truculento. Un escritor afirmó que
«Ribera empapaba el pincel en la sangre de los santos». Esta idea equivocada se impuso
en los siglos XVIII y XIX, en parte por escritores extranjeros que no conocieron toda su
producción. En realidad, Ribera evolucionó del tenebrismo inicial a un estilo más
luminoso y ecléctico, con influencias del renacimiento veneciano y de la escultura
antigua, y supo plasmar con igual acierto lo bello y lo terrible.

Su gama de colores se aclaró en la década de 1630, por influencia de Van Dyck y otros
pintores, y a pesar de serios problemas de salud en la década siguiente, continuó
produciendo obras importantes hasta su muerte.

José de Ribera está sepultado en la iglesia de Santa María del Parto en el barrio
Mergellina de Nápoles.




El Tacto, cuadro de la serie de Los sentidos (Museo Norton Simon, Pasadena (Estados Unidos).
El martirio de San Felipe (Museo del Prado).




Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Extremadura (España); 7
de noviembre de 1598 – Madrid, 27 de agosto de 1664), pintor del Siglo de Oro
español.

Contemporáneo y amigo de Velázquez, Zurbarán destacó en la pintura religiosa, en la
que su arte revela una gran fuerza visual y un profundo misticismo. Fue un artista
representativo de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, su
estilo fue evolucionando para aproximarse a los maestros manieristas italianos. Sus
representaciones se alejan del realismo de Velázquez y sus composiciones se
caracterizan por un modelado claroscuro con tonos más ácidos.

Un genio precoz
Francisco de Zurbarán nació el 7 de noviembre de 1598. Sus padres fueron Luis de
Zurbarán, comerciante acomodado, e Isabel Márquez. Otros dos importantes pintores
del Siglo de Oro nacerían poco después: Velázquez (1599-1660) y Alonso Cano (1601-
1667).

Probablemente se iniciara en el arte pictórico en la escuela de Juan de Roelas, en su
ciudad natal, antes de ingresar, en 1614, en el taller del pintor Pedro Díaz de Villanueva
(1564-1654), en Sevilla, donde Alonso Cano le conoció en 1616, probablemente
también trabó relación con Francisco Pacheco y sus alumnos, a más de tener cierto
influjo procedente de Sánchez Cotán tal cual puede observarse en la Naturaleza muerta
que pintara Zurbarán hacia 1633.

Su aprendizaje se terminó en 1617, año en el que Zurbarán se casó con María Páez. El
único cuadro que hoy se conoce y que corresponde a los comienzos de su carrera es el
de una Inmaculada de 1616.

En 1617 se estableció en Llerena, Extremadura, donde nacieron sus tres hijos: María,
Juan (Llerena 1620-Sevilla 1649), (que fue pintor, como su padre, y murió durante la
gran epidemia de peste ocurrida en Sevilla, en 1649), e Isabel Paula.

Tras el fallecimiento de su esposa, se volvió a casar en 1625 con Beatriz de Morales,
viuda y con una buena posición económica, aunque diez años mayor que él, como su
primera esposa. En 1622 era ya un pintor reconocido, por lo que fue contratado para
pintar un retablo para una iglesia de su ciudad natal.

En 1626 y ante un notario, firmó un nuevo contrato con la comunidad de predicadores
de la orden dominica de San Pablo el Real, en Sevilla: tenía que pintar 21 cuadros en
ocho meses. Fue entonces, en 1627, cuando pintó el Cristo en la Cruz, obra que fue tan
admirada por sus contemporáneos que el Consejo Municipal de Sevilla le propuso
oficialmente, en 1629, que fijara su residencia en esta ciudad hispalense. En este cuadro
la impresión de relieve es sorprendente: Cristo está clavado en una burda cruz de
madera. El lienzo blanco, luminoso, que le ciñe la cintura, con un hábil drapeado — ya
de estilo barroco —, contrasta dramáticamente con los músculos flexibles y bien
formados de su cuerpo. Su cara se inclina sobre el hombro derecho. El sufrimiento,
insoportable, da paso a un último deseo: la resurrección, último pensamiento hacia una
vida prometida en la que el cuerpo, torturado hasta la extenuación pero ya glorioso, lo
demuestra visualmente.

Igual que en La Crucifixión de Velázquez (pintado hacia 1630, más rígido y simétrico),
los pies están clavados por separado. En esa época, las obras, en ocasiones
monumentales, trataban de recrearse morbosamente en la crucifixión; de ahí el número
de clavos. Por ejemplo, en las Revelaciones de Santa Brígida se habla de cuatro clavos.
Por otra parte, y tras los decretos tridentinos, el espíritu de la Contrarreforma se opuso a
las grandes escenificaciones, orientando especialmente a los artistas hacia las
composiciones en las que se representara únicamente a Cristo. Muchos teólogos
sostenían que tanto el cuerpo de Jesús como el de María tenían que ser unos cuerpos
perfectos. Zurbarán aprendió bien estas lecciones, afirmándose, a los veintinueve años,
como un maestro incontestable.




Exposición del cuerpo de San Buenaventura, 1629 (250 x 225 cm.), Museo del Louvre, París




La       Anunciación        (detalle),      1638        (211        x       175        cm.),
Museo de Grenoble
Aparición de San Pedro a San Pedro Nolasco, 1629 (179 x 223 cm.), Museo del Prado, Madrid




Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 – Cádiz, 3 de abril de 1682)
fue un pintor español del siglo XVII. Es una de las figuras más importantes de la pintura barroca
española.


Vida y obra
Nació en 1617 en la ciudad de Sevilla. Fue bautizado en la parroquia de Santa María
Magdalena de la ciudad de Sevilla. Fue el menor de catorce hermanos. Su padre era un
cirujano barbero llamado Gaspar Esteban, siendo por tanto Esteban su primer apellido.
Su madre se llamaba María Pérez Murillo, de quien tomó el apellido para firmar su
obra, como hizo Velázquez. Al morir sus padres cuando tan sólo tenía 10 años, pasa al
cuidado de una de sus hermanas mayores, Ana, casada con un barbero cirujano, Juan
Agustín de Lagares, con quien el joven Bartolomé mantendría muy buena relación.

Primeros años
Murillo se formó en el taller de su pariente Juan del Castillo, respetado artista en
Sevilla, donde pronto comenzó a destacar de entre sus discípulos. Llegó a pasar allí
cinco años, siendo uno de sus compañeros de taller el pintor granadino Alonso Cano.
Para aportar algún dinero a la casa, a los 14 años de edad pintaba pequeños cuadros, o
bien hacía dibujos para las comunidades religiosas.

A los 22 años Murillo decidió establecer un taller de pintura barata que le permitía
vender cuadros sobre todo en las ferias de los pueblos, pero a pesar de que se vendían
bien, esto no terminaba de satisfacer al artista, tanto es así que tras conocer copias de
Antoon van Dyck, traídas a Sevilla por Pedro Moya, surgió en él un fuerte deseo de
perfeccionar su pintura. Aunque no se conoce que viajara al extranjero, conoció bien la
pintura flamenca, debido entre otras cosas a la posible relevancia de Sevilla como
importante ciudad comercial, ya que esto favoreció el conocimiento exterior. No
obstante, Murillo tomó la resolución de abandonar su ciudad al menos por un tiempo.
De gran realismo, aunque con un estilo que se estaba forjando a lo que sería después, su
pintura recogió asuntos de sentido social y de estética naturalista en sus grandes temas,
como los niños mendigos o las escenas de la infancia de Cristo. También cultivó una
pintura suave de gusto burgués y aristocrático, como demuestran sus obras religiosas.

Consolidación
En 1645 pintó trece lienzos para el claustro de San Francisco el Grande de Sevilla. Se
casó ese mismo año con Beatriz Cabrera, con la que tendrá nueve hijos, cuatro de los
cuales murieron en la epidemia de peste acaecida en Sevilla, en 1649. A raíz de un par
de cuadros que lleva a cabo para la Catedral de Sevilla, empezará a especializarse en los
dos temas que más fama le han proporcionado, las vírgenes con niño y las Inmaculadas.




El mendigo o Joven mendigo h. 1650.

Tras una estancia en Madrid entre 1658 y 1660, en este último año, intervino en la
fundación de la Academia de Pintura, cuya dirección compartió con Herrera el Mozo.
Allí trabó contacto con otros importantes pintores como Velázquez, Zurbarán y Alonso
Cano y debió de tener acceso a las colecciones de pintura del Palacio del Buen Retiro.
En esa época de máxima actividad recibió importantes encargos, como el retablo del
Monasterio de San Agustín; los cuadros para Santa María la Blanca, concluidos en
1665; las pinturas para el retablo mayor y los altares de las capillas laterales de la Iglesia
del Convento de Capuchinos de Sevilla, uno de sus más importantes conjuntos
pictórico, y Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna también para los
capuchinos de Sevilla; o los cuadros sobre las obras de misericordia para el Hospital de
la Caridad.

Las pinturas de la Iglesia de los Capuchinos de Sevilla fueron salvadas de la invasión
francesa y restauradas por el pintor sevillano Joaquín Bejarano. En agradecimiento, los
frailes le regalaron la pieza que presidía el retablo mayor, El Jubileo de la Porciúncula,
actualmente en el Museo Wallraff-Fichard de Colonia, escena que ha sido sustituida por
la Inmaculada llamada La Colosal, que Murillo realizara hacia 1650 para el convento
sevillano de San Francisco. En la zona inferior del retablo se situaba la Santa Faz y
sobre ésta La Virgen de la Servilleta. En los laterales del cuerpo bajo se encontraban a
la izquierda las Santas Justa y Rufina, prototipos de belleza popular sevillana, y a la
derecha San Leandro y Santa Buenaventura, patronos de Sevilla. En el segundo cuerpo
se situaban a la derecha San José con el Niño y a la izquierda San Juan Bautista. En el
ático figuraban San Antonio con el Niño y San Félix de Cantalicio con el Niño, ambas
en formato de medio luneto que posteriormente fue transformado a rectagular. El
retablo se halla actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Murillo destacó también como creador de tipos femeninos e infantiles: del candor de La
muchacha con flores al realismo vivo y directo de sus niños de la calle, pilluelos y
mendigos, que constituyen un prodigioso estudio de la vida popular. Después de una
serie dedicada a la Parábola del hijo pródigo, se le encomendó la decoración de la
iglesia del convento de los capuchinos de Cádiz, de la que sólo concluyó los
Desposorios de santa Catalina, ya que falleció mientras trabajaba en ella, a consecuencia
de una grave caída desde un andamio, aunque no en el acto, ya que sobrevivió al
accidente unos meses más.

A petición del propio pintor, el día 4 de abril de 1682 (un día después de su muerte) fue
enterrado en la primitiva Iglesia de Santa Cruz, iglesia que desapareció durante la
ocupación francesa; y aunque más tarde volvería a ser levantada una nueva, el solar de
la antigua es ocupado hoy día por la Plaza de Santa Cruz, bajo la cual, y en lugar
ignorado, descansan los restos de Bartolomé Esteban Murillo.




Vendedores      de                    Niños comiendo melón y
                     Mujeres   en   lauvas,   Alte  Pinakothek,Las dos trinidades
fruta (1670)         ventana          Múnich.




Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 15 de julio de
1606 – † Ámsterdam, 4 de octubre de 1669) fue un pintor y grabador holandés. La
historia del arte le considera uno de los mayores maestros barrocos de la pintura y el
grabado, siendo con seguridad el artista más importante de la historia de Holanda. Su
aportación a la pintura coincide con lo que los historiadores han dado en llamar la edad
de oro holandesa, el considerado momento álgido de su cultura, ciencia, comercio,
poderío e influencia política.
Habiendo alcanzado el éxito en la juventud, sus últimos años estuvieron marcados por
la tragedia personal y la ruina económica. Sus dibujos y pinturas fueron siempre muy
populares, gozando también de gran predicamento entre los artistas, y durante veinte
años se convirtió en el maestro de prácticamente todos los pintores holandeses. Entre
los mayores logros creativos de Rembrandt están los magistrales retratos que realizó
para sus contemporáneos, sus autorretratos y sus ilustraciones de escenas bíblicas. En
sus autorretratos, especialmente, encontramos siempre la mirada humilde y sincera de
un artista que trazó en ellos su propia biografía.

Rembrandt tenía un profundo conocimiento de la iconografía clásica, y en sus pinturas y
grabados solía interpretarla libremente para ajustarla a su propia experiencia. Así, en la
representación de una escena bíblica Rembrandt solía combinar su propio conocimiento
del texto con su particular concepto de la composición clásica y algunas observaciones
anecdóticas de la población judía de Ámsterdam. Por la empatía con que retrató la
condición humana, Rembrandt ha sido considerado "uno de los grandes profetas de la
civilización".

Vida




Autorretrato con capa y ojos muy abiertos, aguafuerte y buril, 1630.

Rembrandt Harmenszoon van Rijn nació el 15 de julio de 1606 en Leiden, Holanda.
Fue el noveno hijo del matrimonio de Harmen Gerritszoon van Rijn y Neeltgen
Willemsdochter van Zuytbrouck. De familia acomodada -su padre era molinero y su
madre la hija de un banquero-, Rembrandt recibió su educación básica en latín, y
posteriormente asistió a la Universidad de Leiden. Según sus coetáneos, el joven ya
manifestaba una marcada afición a la pintura, que le llevó a convertirse en aprendiz de
un pintor histórico de Leiden llamado Jacob van Swanenburgh, con quien estudiaría
durante 3 años. Tras un breve pero intenso aprendizaje de seis meses con el célebre
Pieter Lastman, en Ámsterdam, Rembrandt inauguró su propio estudio en Leiden en
1624 ó 1625 -las fechas difieren según cada fuente-, que compartía con su amigo y
colega Jan Lievens. En 1627, Rembrandt empezó a impartir clases de pintura, y entre
sus numerosos alumnos destacó Gerrit Dou. En 1629 Rembrandt fue descubierto por el
estadista Constantijn Huygens -padre del célebre matemático y físico Christiaan
Huygens-, quien le facilitaría importantes encargos de la corte de La Haya. Como
resultado de esta relación, el mismo príncipe Frederik Hendrik fue adquiriendo obras de
Rembrandt hasta 1646. A finales de 1631, Rembrandt se mudó a Ámsterdam, la capital
de negocios del país, que crecía vertiginosamente gracias al comercio. Rembrandt
empezó a trabajar como retratista profesional de creciente éxito. Alojado temporalmente
en casa de un marchante de arte llamado Hendrik van Uylenburg, en 1634 contrajo
matrimonio con su hija Saskia. Saskia era una joven de buena familia: su padre había
sido abogado y burgomaestre de Leeuwarden. Cuando Saskia quedó huérfana, siendo la
hermana menor tuvo que irse a vivir con su hermana en Het Bildt. El matrimonio,
celebrado en la iglesia local de St. Annaparochie, no contó con la asistencia de los
parientes de Rembrandt. Ese mismo año Rembrandt se convirtió en un miembro más de
la burguesía de Ámsterdam, así como de la sociedad local de pintores. Entre sus nuevos
alumnos figuraban Ferdinand Bol y Govert Flinck.

En 1635 el joven matrimonio se mudó a su nueva casa, situada en el elegante barrio de
Nieuwe Doelenstraat. En 1639 se volvieron a mudar a la Jodenbreestraat, en el
floreciente barrio judío, aún más caro. En realidad, Rembrandt podía haber pagado
sobradamente el piso, pero al parecer su nivel de gastos siempre se mantuvo equilibrado
con su nivel de ingresos, y también pudo haber realizado algunas inversiones poco
afortunadas. De cualquier modo, la presencia judía en el barrio le dio la oportunidad de
encontrar rostros y figuras muy apropiadas para las escenas del Antiguo Testamento que
entonces empezó a pintar. Pese a la inicial bonanza económica, con el paso del tiempo
la pareja atravesó numerosos reveses: así, su hijo Rumbartus murió a los dos meses de
su nacimiento, en 1635, y su hija Cornelia murió a las 3 semanas de edad, en 1638. En
1640 el matrimonio tuvo una segunda hija, a la que también llamaron Cornelia, y que
falleció al cabo de un mes. Sólo su cuarto hijo, Titus van Rijn (nacido en 1641) llegó a
alcanzar la madurez. Saskia falleció en 1642, al poco del parto de Titus, probablemente
por tuberculosis. Los dibujos de Rembrandt del lecho de muerte de su esposa son
imágenes profundamente conmovedoras. De cualquier modo, durante la enfermedad de
Saskia contrataron a Geertje Dircx como niñera de Titus, y probablemente pasó a ser
también la amante de Rembrandt. Posteriormente acusaría a Rembrandt de perjurio y
obtendría una indemnización de 200 florines al año. Enterado de que Geertje había
empeñado varias joyas que Rembrandt le había regalado a Saskia, el pintor hizo lo
posible para mantenerla durante 12 años en un hospicio para pobres en Gouda. A finales
de 1640 Rembrandt comenzó una relación con la mucho más joven Hendrickje Stoffels,
a quien había contratado inicialmente como asistenta doméstica. El nacimiento en 1654
de su hija Cornelia motivó el envío de una carta acusatoria de parte de su iglesia
reformada, en la que se le incriminaba "haber cometido los actos de una prostituta con
Rembrandt el pintor". Habiéndolo admitido públicamente, fue excomulgada.
Rembrandt, en cambio, no tuvo que enfrentar ningún cargo, puesto que no era miembro
de dicha iglesia. Aunque el matrimonio era válido a efectos legales, Rembrandt no se
casó con Henrickje para no hacer peligrar la herencia de Titus, hijo de su anterior
matrimonio.

Rembrandt siempre vivió por encima de sus posibilidades, invirtiendo en arte -a veces
pujando por sus propias pinturas-, grabados -que solía utilizar en sus pinturas- y todo
tipo de curiosidades. En 1656 ya se tomaron ciertas medidas en los juzgados para
impedir su declaración de bancarrota, y el artista tuvo que vender la mayoría de sus
pinturas y buena parte de su colección de antigüedades. La lista de objetos subastados se
ha conservado, y da una idea de las posesiones materiales del pintor: dibujos y pinturas
de los viejos maestros flamencos, bustos de emperadores romanos, fragmentos de
armaduras japonesas, curiosidades traídas de Extremo Oriente, y colecciones de rarezas
naturales y minerales. Los beneficios de estas ventas, realizadas entre 1657 y 1658,
resultaron decepcionantes, de modo que en 1660 no tuvo más remedio que vender su
casa y su taller de grabado y mudarse a un apartamento más modesto en Rozengracht.
Rembrandt aún gozaba de cierto prestigio, y tanto las autoridades como sus acreedores
solían mostrarse bastante tolerantes. Paradójicamente, la sociedad de pintores de
Ámsterdam lo consideró un escándalo, y adaptó sus reglamentos para que nadie que
estuviese en una situación económica como la de Rembrandt pudiese comerciar como
pintor. Para evitar esta medida, Hendrickje y el propio Titus abrieron su propio negocio
de arte en 1660, en el que Rembrandt trabajaba como empleado.

Así, en 1661, esta "agencia artística" recibió el encargo de realizar una pintura para el
recién construido ayuntamiento, pero sólo después de que Govert Flinck, el artista que
había recibido inicialmente el encargo falleciese sin haber dado una sola pincelada.
Desgraciadamente, la obra resultante -"La conspiración de Claudius Civilis"- fue
rechazada y devuelta al pintor; el único fragmento conservado es sólo parte de la obra
realizada. Fue por entonces cuando Rembrandt, gravemente afectado por la edad y la
pobreza, admitió a Aert de Gelder como su último alumno. Hacia 1662 aún recibía
encargos importantes de retratos de las personalidades de su entorno. El mismo Cosme
III de Médici, Gran Duque de Toscana visitó a Rembrandt en su domicilio, cuando llegó
a Ámsterdam en 1667.

Rembrandt sobrevivió tanto a Hendrickje -fallecida en 1663- como a su hijo Titus, que
murió en 1668, dejándole una nieta. Rembrandt murió un mes más tarde que su hijo, el
4 de octubre de 1669, y fue enterrado en una tumba sin nombre en el Westerkerk de
Ámsterdam.




"Cristo en la tormenta en el lago de Galilea", 1633. En paradero desconocido desde su
robo del museo Isabella Stewart Gardner en 1990.
El rapto de Europa, 1632. Óleo sobre tabla. Esta obra se ha considerado "un brillante ejemplo de
la Edad de Oro de la pintura barroca.




Aquí se aprecia la diferencia de estilos entre dos de sus obras maestras: su primer retrato colectivo, la
lección de anatomía del Doctor Tulp, pintado a los 26 años y una de sus obras tardías, los síndicos del
gremio de pañeros, pintada con 56 años en 1662.




Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 30 de
marzo de 1746 – Burdeos, Francia, 15 de abril de 1828) fue un pintor y grabador
español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas
estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone,
asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de las
vanguardias pictóricas del siglo XX.

Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y
las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente
neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto
con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor
de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en
esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el
pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya.

Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más
creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había
pintado para la decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a
los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra
del artista y la transición hacia la estética romántica.

Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que vive, particularmente la
Guerra de la Independencia, de la que la serie de estampas de Los desastres de la guerra
es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas y componen una visión
exenta de heroísmo donde las víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y
condición.
Gran popularidad tiene su Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada
en torno a la identidad de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también
otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del
conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del
levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como
temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad
que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal.

Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que
decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las Pinturas negras. En ellas Goya
anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que
marcarían el siglo XX.

Nacimiento y juventud




La Triple generación, 1760?-1769 (Jerez de la Frontera, colección particular).

Francisco Goya Lucientes nació en 1746 en el seno de una familia de mediana posición
social de Zaragoza, que ese año se había trasladado al pueblecito de Fuendetodos,
situado a unos cuarenta kilómetros al sur de la capital, en tanto se rehabilitaba la casa
donde vivían. Su padre era un artesano de cierto prestigio, maestro dorador, cuyas
relaciones laborales sin duda contribuyeron a la formación artística de Francisco. Al año
siguiente volvieron a Zaragoza, si bien los Goya mantuvieron siempre el contacto con el
pueblo natal del futuro pintor, como revela el que su hermano mayor, Tomás, que siguió
el oficio del padre, instalara allí su taller en 1789.

Cuando Francisco tenía poco más de diez años, ya comenzados sus estudios primarios
probablemente en los Escolapios de Zaragoza, la familia atravesó dificultades
económicas que pudieron obligar al jovencísimo Goya a ayudar con su trabajo a superar
la crisis. Quizá este hecho explique que su ingreso en la Academia de Dibujo de
Zaragoza, dirigida por José Luzán, no se produjera hasta 1759, una edad (trece años)
algo tardía para lo que era habitual. De su actividad durante el aprendizaje con Luzán,
que se prolongaría hasta 1763, se sabe poco, y, en palabras de Bozal, «nada [de la
pintura de Goya] se conserva de aquellos años». Sin embargo, se han atribuido a esta
etapa algunos cuadros de tema religioso que acusan el estilo barroco tardío napolitano
de su primer maestro, que se puede percibir en Sagrada Familia con San Joaquín y
Santa Ana ante el Eterno en gloria, datada, según José Manuel Arnaiz, entre 1760 y
1763.

Goya, en todo caso, es un pintor cuyo aprendizaje progresa lentamente, y su obra de
madurez se revelará tarde. No es extraño que no obtuviera el primer premio en el
concurso de pintura de tercera categoría convocado por la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando en 1763, en el que el jurado no le otorgó ningún voto en
competencia con Gregorio Ferro. Tres años más tarde, esta vez en la convocatoria de
primera clase, volvió a intentarlo a fin de obtener una beca de formación en Roma, de
nuevo sin éxito.

Esta decepción pudo motivar su acercamiento al pintor Francisco Bayeu —con cuya
familia tenían parentesco los Goya—, que había sido llamado a Madrid en 1763 por
Mengs para colaborar en la decoración del Palacio Real de Madrid. En diciembre de
1764 un primo de Bayeu casó con una tía de Goya. Es muy probable que el pintor de
Fuendetodos se trasladara a la capital de España por estas fechas en busca de protección
y nuevo maestro, como indica el hecho de que Goya se presentara en Italia en 1770
como discípulo de Francisco Bayeu.




Aníbal vencedor, 1770 (Cudillero, Asturias, Fundación Selgas-Fagalde).
El cacharrero, 1779.




Los duques de Osuna y sus hijos, 1788 (Museo del Prado).




Ferdinand-Victor-Eugène                                Delacroix               (Charenton-Saint-
Maurice, Francia, 26 de abril de 1798 - París, 13 de agosto de 1863) fue un pintor francés.


Familia
Según varias hipótesis, Delacroix pudo ser hijo biológico del político Talleyrand, al que
Delacroix se parece físicamente. Según esta teoría, su padre putativo habría quedado
estéril a causa de una enfermedad. De todas formas, Eugène fue registrado como hijo de
Charles Delacroix, político de profesión, Ministro de Exteriores del Directorio (Francia)
y de Victorie Oeben perteneciente a una familia de ebanistas, artesanos y dibujantes. Es
el cuarto y último hijo del matrimonio.

Charles Delacroix muere en 1805 siendo en ese momento prefecto de Gironda, la madre
del pintor, Victoire se instala en Paris en la casa de una de sus hijas Henriette de
Verninac. El joven Eugène acude al internado del Lycée Imperial (más tarde liceo
Louis-le-Grand ). En 1814 muere su madre quedando huérfano pero bajo la protección
de su hermana mayor Henriette.

Primeros años
En 1815 siguiendo la recomendación de su tio, el pintor Henri-Francois Riesener entra
en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore Géricault y el
Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre, estudiando y
copiando a los grandes pintores que admiraba: Rubens, Velázquez, Rembrandt, Paolo
Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las
apariencias, la realidad. El pintor paisajista Bonington le enseñó a pintar la naturaleza.
Raymond Soulier le inició en la acuarela.

En 1827 expone La muerte de Sardanápalo, un cuadro en el que hace gala de una de sus
más espléndidas combinaciones del color. Con un trazado lleno de vigor, tras un esbozo
al temple hizo una serie de estudios parciales al pastel y, después, al natural. El cuadro
fue vendido en 1847 a M. Wilson, que lo instala en su castillo de Brie, lo que provocó
un grave deterioro del cuadro, y requirió una difícil restauración.

El artista frecuenta los salones literarios donde conoce a Stendhal, Mérimée, Victor
Hugo, Alexandre Dumas, Baudelaire. Melómano apasionado, se relaciona con Paganini,
Frédéric Chopin, Franz Liszt, Franz Schubert, entre otros; Delacroix prefiere la amistad
de músicos, escritores (George Sand) y poetas a la de los pintores de su época.

En 1822 Delacroix expone por primera vez Dante y Virgilio en los infiernos, una obra
llena de fuerza, de una composición ambiciosa y colores muy trabajados; en ella la luz
se desliza sobre las musculaturas hinchadas, un incendio consume una ciudad (en
segundo plano), las capas ondean al viento. La fantasía, lo macabro y el erotismo se
entremezclan. Dos años más tarde pinta La matanza de Quíos, una obra enérgica y con
un colorido mucho más vivo. Ambos cuadros concretizan su ambivalencia interior que
se debate entre el romanticismo y el clasicismo, entre diseño y color, polémica interna
que le acompañará durante toda su vida.

En 1825, Delacroix se va a Inglaterra donde pasará tres meses estudiando a los pintores
ingleses, de manera especial a John Constable, el mayor paisajista europeo de la época.
Trata de desvelar la técnica y el uso de los colores, analizando los efectos psíquicos que
éstos provocan.

Según la historiadora Ruiz, Delacroix escogió a Dante para realizar varias de sus obras.
Fue el más emblemático pintor del movimiento romántico aparecido en el primer tercio
del siglo XIX, cuya influencia se extendió hasta los impresionistas. Etiquetado
inicialmente como neoclásico, aunque opuesto totalmente a Ingres, ambos son
criticados en los diferentes Salones en los que exponían. A partir de la exposición de
1855 Delacroix se convirtió en la figura que supo sobrepasar la formación clásica para
"renovar" la pintura. A su fallecimiento, los artistas contemporáneos le rindieron
sentidos homenajes, en especial Gustave Courbet. Auténtico genio, dejó numerosas
obras que tenían mucho que ver con la actualidad de su época (Las matanzas de Quío o
la Libertad guiando al pueblo). También destacó como pintor religioso pese a sus
continuas declaraciones de ateísmo. Sus obras manifiestan una gran maestría en la
utilización del color.

A sus 30 años logra provocar controversia en el publico con el cuadro La muerte de
Sardanápalo pintado en 1827 y expuesto en el Salón de Paris, la pintura es un buen
ejemplo de lo que era importante para los románticos franceses, el superhombre
desbocado en calidad de héroe, la combinación de erotismo y muerte, el decorado
oriental, los grandes movimientos en lugar de una composición equilibrada y apacible, y
el predominio del color sobre la línea. Delacroix la llamaría, "la Proeza asiática".
Página del álbum del norte de África y España, 1832, Musée du Louvre.




La libertad guiando al pueblo. Cuadro de Eugène Delacroix pintado en 1830.




Lucha entre Jacob y el ángel, fresco de la iglesia de Saint Sulpice (París), 1861.




Mariano Fortuny y Marsal, de nombre completo Mariano José María
Bernardo Fortuny y Marsal (11 de junio de 1838, Reus, España – 21 de noviembre de 1874,
Roma), fue un pintor español, considerado junto a Eduardo Rosales como uno de los pintores
españoles más importantes del siglo XIX después de Goya


Vida y carrera




Retrato de Mariano Fortuny y Marsal (grabado del año 1875 por Goupil et Cie—París
(Biblioteca Nacional de España).

Huérfano desde muy niño, su abuelo fue su tutor y su mejor valedor en sus primeros
años y en su juventud temprana, favoreciendo su formación artística con el pintor
reusense Domènec Soberano. También trabajó con el platero y orfebre miniaturista
reusense Antoni Bassa, quien influirá en la minuciosidad que caracterizará en el futuro
su pintura.

En 1852 se trasladó a Barcelona en compañía de su abuelo. Allí entró a trabajar en el
taller del escultor Domingo Talarn, quien, satisfecho con los avances de su joven
alumno, le gestionó una pequeña pensión de la Obra Pía y la matrícula gratuita en la
Escuela de Bellas Artes de La Llotja, donde recibirá por primera vez formación oficial.
Sus maestros en la Escuela serán Pablo Milà y Fontanals, Luis Rigalt y Claudio
Lorenzale, algunos muy influidos por el llamado «purismo nazareno».

En 1858 se trasladó por primera vez a Roma con una pensión de la Diputación de
Barcelona, donde entablará amistad con otros artistas españoles en la ciudad como
Eduardo Rosales o Dióscoro Puebla. En Roma conoció también varios artistas italianos,
entre todos Attilio Simonetti (1843-1925) se volvió su discípulo y amigo fraterno.

En 1860 estalló la guerra de España contra Marruecos, y la Diputación de Barcelona
encargó a Fortuny que viajara a este país con el ánimo de convertirse en cronista gráfico
de la contienda en compañía de Pedro Antonio de Alarcón. Allí se integraría como
pintor en el regimiento del general Juan Prim, también originario de Reus.

África va a suponer un descubrimiento para Fortuny, deslumbrado por la luz
norteafricana y encandilada por las planicies abiertas, las luces y los habitantes de
Marruecos, llegando incluso a aprender nociones de árabe para integrarse mejor en el
contexto. Se liberará desde este momento de convenciones y academicismos,
sintiéndose atraído intensamente por los temas orientales. Como consecuencia esa
estancia, Fortuny pintó algunas de las obras más significativas de su producción, como
La batalla de Tetuán (Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona).

Tras su regreso a Europa volvió a Roma. Contrajo matrimonio con Cecilia de Madrazo,
hija del pintor Federico de Madrazo y hermana del también pintor Raimundo de
Madrazo, con quien Mariano Fortuny llegaría a establecer una íntima amistad.


Poco después pintó uno de sus cuadros más famosos: La vicaría (Museu Nacional d'Art
de Catalunya, Barcelona), inspirado supuestamente en la vicaría de su parroquia en
Madrid, pero que muchos identifican como la vicaría de la prioral de Sant Pere de Reus.
Théophile Gautier lo alabó extraordinariamente, lo que contribuyó a incrementar su
fama. El marchante Goupil compró el cuadro por 70.000 francos y no lo quiso exponer
por miedo a estropearlo, hasta que lo revendió por 250.000 francos.

Hacia 1870 se trasladó a París, donde contempló las obras del Museo del Louvre, y del
Museo de Luxemburgo, interesándose especialmente por artistas como Horace Vernet,
Eugène Fromentin, Alexandre Decamps y, muy especialmente, Eugène Delacroix.

En 1868 los Fortuny se instalan en Granada, donde pintará diversas obras y hacia donde
atraerá a algunos de sus amigos de París, como Martín Rico, Jules Worms o el bilbaíno
Eduardo Zamacois (quien, finalmente, moriría en Madrid antes de llegar).

Viajó brevemente a Londres, y después a Nápoles y a la pequeña localidad de Portici,
en el sur de Italia. Finalmente el 9 de noviembre de 1874 volvió a Roma, donde murió
el 21 de noviembre.

En abril de 1875, los cuadros que aún se encontraban en su estudio y los diferentes
objetos que Fortuny había reunido en su colección privada fueron subastados en el
Hotel Drouot de París, alcanzando ya entonces precios desorbitados.

A pesar de su muerte a los 36 años, su estilo y su obra le definen como un auténtico
genio que marcó indeleblemente a toda una generación de pintores europeos, y que
pudo revolucionar la pintura española de haber seguido vivo, tal como se demuestra en
el estilo de sus últimas obras como Desnudo en la Playa de Portici o Los hijos del pintor
en un salón japonés (ambas obras en el Museo del Prado).
Su corazón fue enterrado en Reus, su localidad natal, en la prioral de Sant Pere. En
Reus, asimismo, se dio su nombre al teatro principal de la ciudad (el Teatro Fortuny,
aún existente), una plaza (la Plaza del Pintor Fortuny, más conocida como Plaza del
Condesito, personaje protagonista de una de las más populares acuarelas del maestro) y
más tarde a una avenida.

Su hijo Mariano Fortuny y Madrazo fue un notable pintor, escenógrafo y diseñador.




La batalla de Tetuán, 1863–73 (MNAC de Barcelona).




La vicaría (MNAC de Barcelona)                             La odalisca




Claude-Oscar Monet                    (París, Francia, 14 de noviembre de 1840 -
Giverny, 5 de diciembre de 1926) fue un pintor impresionista francés.

Biografía
Monet recibió sus primeras lecciones artísticas en la escuela de la mano de François-
Charles Ochard, alumno del pintor neoclásico Jacques-Louis David. Al estar más
interesado por los dibujos graciosos y caricaturas que por adquirir una formación
artística, a los 15 años ya tenía relativa fama como caricaturista, realizando un buen
número de caricaturas de ciudadanos de Le Havre por las que cobraba entre 10 y 20
francos, consiguiendo una pequeña fortuna de 2.000 francos. A los 17 años falleció su
madre, la única persona con cierto talento artístico de la familia. La pérdida supuso un
duro golpe para el joven, quien establecerá una estrecha relación con su tía, Marie-
Jeanne Lecadre, interesada por la pintura (era una pintora aficionada además de
compañera -tras enviudar- del pintor parisino Armand Gautier). Ese mismo año, Claude
decidió abandonar el instituto para dedicarse a la pintura. Tras conocer a Eugène
Boudin, con quien se inició en el paisaje y la pintura al aire libre, el padre de Claude no
admitió la decisión de su hijo, pero, gracias a la persuasión de la tía Marie-Jeanne,
aceptó a regañadientes. Para que la formación del joven en París no significara un peso
para la economía familiar solicitó, en dos ocasiones, una beca al ayuntamiento de Le
Havre, aunque Monet empleó sus ahorros para irse a la capital, a pesar de la negativa
paterna.

A principios de abril de 1859 llegó a París, donde visitó a Constant Troyon, quien le
aconsejó que tomara lecciones de dibujo y que acudiera a copiar al Louvre. También le
recomendó acudir al taller de Thomas Coiture, pero el joven artista eludió la enseñanza
académica y acudió a la Académie Suisse, taller propiedad del alumno de David,
Charles Suisse, quien ofrecía a sus alumnos absoluta libertad para trabajar ante modelos
vivos. Aquí conocería a Pissarro, entablando ambos una estrecha amistad. Durante esta
estancia empieza a tomar contacto con los realistas en la "Brasserie des Martyrs" donde
Monet acude a realizar caricaturas para ganarse la vida. Se interesará por Courbet, al
que poco después conocerá, sin renunciar a las enseñanzas de Delacroix o Daubigny.

En 1861 le toca hacer el servicio militar en Argelia, en la legión africana, durante un
periodo de un año. La delicada salud del joven -enfermó de tifus a comienzos de 1862-
motivó su regreso a Le Havre por un periodo de seis meses. En esta temporada continuó
trabajando con Boudin y conoció a Jongkind. Su tía Marie-Jeanne exoneró al joven del
servicio militar al pagar 3.000 francos pero le puso como condición continuar sus
estudios pictóricos en París. En el otoño de 1862 Monet regresaba a París, acudiendo al
taller de Auguste Toulmouche por indicación de la familia. Este le aconsejó que
acudiera al estudio de Charles Gleyre donde permaneció hasta 1864 cuando el maestro
cerró su taller por una dolencia ocular. Aquí conoció Monet a tres compañeros con los
que entabló estrecha amistad: Renoir, Sisley y Bazille, intimando especialmente con
este último. Junto con sus compañeros de estudios se dedicará a la pintura al aire libre
en Chailly, en el bosque de Fontainebleau. Tras una estancia en Normandía junto con
Bazille, en el verano de 1864 visita a su familia en Saint-Adresse, se ve desprovisto de
la manutención.

El éxito obtenido por Manet en el Salón de los Rechazados con su Desayuno en la
hierba motiva al joven Monet a realizar una obra con temática similar pero realizada al
aire libre. No llegó a concluir esta empresa pero trabajó en diversos estudios donde
aparece Camille Doncieux, una joven de 19 años con la que empieza a mantener
relaciones. Envía sus primeras obras al Salón oficial, realizadas al aire libre, siendo
recibidos con simpatía por la crítica. Sin embargo, su próxima experiencia en el Salón
será negativa. En 1867 envía Mujeres en el jardín que será rechazado y criticado
negativamente por Manet. A esta decepción tiene que añadir Monet el embarazo de
Camille por lo que se traslada a Saint-Adresse para comunicárselo a su familia, que
recibe la noticia con disgusto -a pesar de que el padre del pintor tenía un hijo de una
relación con su criada-. Durante este verano, Camille tendrá a su primer hijo, Jean, el 8
de agosto de 1867. Los problemas económicos serán una constante durante buena parte
de la vida de Monet. En 1868 intenta suicidarse sin éxito por esta razón pero en verano
las cosas parecen ir mejor y se traslada a la costa normanda con Camille y Jean,
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Trabajo 40 Principales

  • 1. LOS 40 PRINCIPALES POR: DIEGO GALLARDO MORGADO CURSO: 1º EDUCACIÓN PRIMARIA
  • 2. 20 PINTORES Tiziano Vecellio o Vecelli, conocido tradicionalmente en español como Tiziano o Ticiano (Pieve di Cadore, Belluno, 1477 - Venecia, 27 de agosto de 1576), fue un pintor italiano del Renacimiento, uno de los mayores exponentes de la Escuela veneciana. Reconocido por sus contemporáneos como "el sol entre las estrellas", Tiziano es uno de los más versátiles pintores italianos, igualmente capacitado para ejecutar retratos, paisajes (dos de los temas que le lanzaron a la fama), escenas mitológicas o cuadros de temática religiosa. Si hubiese fallecido a los cuarenta años, seguiría considerándosele el artista más influyente de su época. Sin embargo, tuvo una larga y dilatada carrera, y su obra atravesó muchas y diferentes etapas, en las que su estilo cambió tan drásticamente que algunos críticos tienen problemas para creer que los cuadros de su primera etapa y los de las posteriores hayan salido de la misma mano. En cualquier caso, el conjunto de su obra se caracteriza por el uso del color, vívido y luminoso, con una pincelada suelta y una delicadeza en las modulaciones cromáticas sin precedentes en la Historia del Arte occidental. La carrera artística de Tiziano fue muy dilatada, con una producción grandiosa, la mayoría por encargo. En este pintor se puede comprobar perfectamente el cambio de status producido durante el Renacimiento, pasando de ser artesanos a convertirse artistas, reconocidos socialmente. La temática tizianesca es también amplia, retrató a la clase dirigente de su época, recibió encargos de comunidades religiosas y de la nobleza, pintó paisajes, reflejó el clasicismo renacentista y anticipó algunas cualidades del Barroco. En general, podemos dividir su producción pictórica en tres grandes temas: la pintura religiosa, las escenas mitológicas y los
  • 3. retratos. Estas categorías no son compartimentos estancos, debido a que se vieron entrelazadas en muchas ocasiones, como los casos de los retratos de personajes reconocibles dentro de escenas mitológicas o religiosas. Autorretrato de Tiziano, Flora La Bacanal, (1518-19): Formó parte de la trilogía de las Bacanales encargada por Alfonso I de Este para su castillo de Ferrara. En el pentagrama que aparece junto a las muchachas se puede leer escrito en francés antiguo: "Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber" (Museo del Prado). Paolo Caliari o Paolo Cagliari (Verona, 1528 - Venecia, 1588), conocido como el Veronés, fue un pintor italiano, es el gran decorador del manierismo veneciano. Hijo de un picapedrero, nació en Verona, donde se formó como pintor y ciudad de la que toma su apelativo. En 1556 se estableció definitivamente en Venecia, donde desarrolló su arte, siendo una de las figuras destacadas de la escuela veneciana. Desde
  • 4. 1541 fue discípulo y ayudante del veronés Antonio Badile, con cuya hija Elena contrajo matrimonio. En 1555 o 1556 recibe en Venecia su primer encargo representativo: la decoración de la sacristía y los techos de la iglesia de San Sebastián. Allí crea un ciclo de pinturas con perspectiva "sotto in sù". En 1560 viaja a Roma para estudiar los techos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, cuya influencia se deja notar en las obras posteriores, como los frescos de la Villa Barbaro, en Máser (principios de la década de 1560). Esta colaboración entre Veronés y Palladio influyó en las arquitecturas que se representan en sus cuadros posteriores. A principios de los años 1570, la familia Cuccina le encargó una serie de cuadros de gran formato sobre tema bíblico: La Virgen y la familia Cuccina, Adoración de los Reyes, Las bodas de Caná y Camino del Calvario, en los que Veronés representa un estilo renovado, profundizando en el color e incrementándose el claroscuro. Los cuatro se encuentran en la Galería de Dresde y no ha de confundirse estas Las bodas de Caná con la versión anterior que del mismo tema se guarda en el Museo del Louvre. En 1573 fue llevado ante el tribunal de la Inquisición, al entenderse que pintaba los temas religiosos con una excesiva libertad que rozaba la irreverencia. Veronés argumentó que añadía personajes, animales y otros elementos por exigencias creativas. Estilo Aprendió de los grandes venecianos, Tintoretto y Tiziano, así como los pintores de Emilia, como Parmigianino. Se le considera creador, junto con Tiziano, de un gusto suntuoso y colorista, que en Venecia se prolongó hasta el siglo XVIII. Prefiere los grandes formatos. Su estilo se caracteriza por el lujo, la arquitectura clásica que enmarca sus escenas y el rico aunque suave colorido. Amigo de Palladio y otros grandes arquitectos de la época, enmarca sus escenas en amplias arquitecturas, rasgo que lo hace precursor del barroco. En sus cuadros aparecen columnas, arcos y escalinatas. Su tratamiento del color se anticipa a la pintura francesa del siglo XIX. Prefiere los tonos fríos y claros: gris, plata, azules y amarillos. Su temática es religiosa, pero representa las escenas bíblicas al modo de las grandes fiestas venecianas, reflejando así la alegría de vivir y el esplendor de la república de los dogos. Los trajes son fastuosos y el ambiente, suntuoso. Puebla sus obras de multitud de personajes en grandilocuentes arquitecturas. Estos alardes creativos chocaban frontalmente con la fidelidad histórica de los hechos bíblicos, lo que motivó las fricciones entre el artista y la Iglesia. En cuanto a su técnica, usa un empaste ligero, lo que permite innumerables transparencias. Le interesa la perfección del dibujo. Se considera uno de los artistas más destacados de la escuela veneciana, aunque de un manierismo innegable. Su trascendencia en el estilo posterior permiten clasificar su obra
  • 5. de prebarroca, en particular por la elegancia de la forma, su gusto por las atmósferas diáfanas y el sentido decorativo de la composición. Veronés influyó en pintores posteriores, como Rubens, Tiépolo y otros pintores del barroco. Este pintor y Rubens son los grandes maestros del pasado que admiraba el pintor romántico Eugène Delacroix. Hijo de un picapedrero, nació en Verona, donde se formó como pintor y ciudad de la que toma su apelativo. En 1556 se estableció definitivamente en Venecia, donde desarrolló su arte, siendo una de las figuras destacadas de la escuela veneciana. Desde 1541 fue discípulo y ayudante del veronés Antonio Badile, con cuya hija Elena contrajo matrimonio. Noli me tangere La Batalla de Lepanto Las bodas de Caná, 1563 Alberto Durero (en alemán Albrecht Dürer) (Núremberg; 21 de mayo de 1471 - Núremberg; 6 de abril de 1528) es el artista más famoso del Renacimiento alemán, conocido en
  • 6. todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte, que ejercieron una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de los Países Bajos. Durero nació el 21 de mayo de 1471 en Núremberg, ciudad en la que estuvo íntimamente unido. Su padre, Alberto Durero el Viejo, era un orfebre húngaro que emigró a tierras germanas y posteriormente fue el primer maestro de su hijo. De su primera formación, el joven Durero heredó el legado del arte alemán del siglo XV, en el que estaba muy presente la pintura flamenca del gótico tardío. Los artistas alemanes no tenían dificultad en adaptar su propia tradición gótica a la de artistas flamencos como Robert Campin, Jan van Eyck y, sobre todo, Rogier van der Weyden. El concepto empírico del mundo de la gente del norte (fundamentado más en la observación que en la teoría) era el nexo común. Durante el siglo XVI, el fortalecimiento de lazos con Italia a través del comercio y la difusión de las ideas de los humanistas italianos por el norte de Europa infundieron nuevas ideas artísticas al mundo del arte alemán, de tradición más conservadora. Para los artistas alemanes resultaba difícil conciliar su imaginería medieval - representada con ricas texturas, colores brillantes y figuras con gran lujo de detalle- con el énfasis que los artistas italianos ponían en la antigüedad clásica, los temas mitológicos y las figuras idealizadas. La tarea que Durero se planteó fue la de proveer a sus compatriotas de un modelo con el que pudieran combinar el interés empírico por los detalles naturalistas con los aspectos más teóricos del arte italiano. En su abundante correspondencia -especialmente en las cartas al humanista Willibald Pirckheimer, amigo suyo toda la vida- y en diversas publicaciones, Durero hacía hincapié en que la geometría y las medidas eran la clave para el entendimiento del arte renacentista italiano y, a través de él, del arte clásico. En la lista de amigos de Durero estaba el austriaco Johann Stabius, autor que le proporcionó los conocimientos y detalles sobre la construcción de relojes solares. Entre las notas que dejó en su diario, cabe mencionar una descripción de una pesadilla que tuvo una noche de Pentecostés en 1525 donde veía caer trombas de agua del cielo. Marguerite Yourcenar hizo un interesante análisis en su libro El tiempo, gran escultor. Desde aproximadamente 1507 hasta su muerte tomó notas y realizó dibujos para su tratado más conocido, Vier Bücher von menschlicher Proportion (Cuatro libros sobre las proporciones humanas, publicado póstumamente en 1528). Sin embargo, otros artistas contemporáneos suyos, con una orientación de tipo más visual que literaria, ponían mayor atención en los grabados en planchas de cobre y madera de Durero, que en sus escritos dirigidos a orientarlos en la modernización de su arte con desnudos de corte clásico y temas idealizados, propios del Renacimiento italiano.
  • 7. Fiesta del rosario (1506). Museo Nacional, Praga. Autorretrato. Anciana con monedero (1507) Estudio de manos, 1508. Doménikos Theotokópoulos, en griego ∆οµήνικος Θεοτοκόπουλος (Candía, 1541 – Toledo, 1614), conocido como el Greco («el griego»), fue un pintor del final del Renacimiento que desarrolló un estilo muy personal en sus obras de madurez. Hasta los 26 años vivió en Creta, donde fue un apreciado maestro de iconos en el estilo posbizantino vigente en la isla. Después residió diez años en Italia, donde se transformó en un pintor renacentista, primero en Venecia, asumiendo plenamente el estilo de Tiziano y Tintoretto, y después en Roma, estudiando el manierismo de Miguel Ángel. En 1577 se estableció en Toledo (España), donde vivió y trabajó el resto de su vida. Su formación pictórica fue compleja, obtenida en tres focos culturales muy distintos: su primera formación bizantina fue la causante de importantes aspectos de su estilo que florecieron en su madurez; la segunda la obtuvo en Venecia de los pintores del alto renacimiento, especialmente de Tiziano, aprendiendo la pintura al óleo y su gama de colores —él siempre se consideró parte de la escuela veneciana—; por último, su
  • 8. estancia en Roma le permitió conocer la obra de Miguel Ángel y el manierismo, que se convirtió en su estilo vital, interpretado de una forma autónoma. Su obra la componen grandes lienzos para retablos de iglesias, numerosos cuadros de devoción para instituciones religiosas -en los que a menudo participó su taller- y un grupo de retratos considerados del máximo nivel. En sus primeras obras maestras españolas se aprecia la influencia de sus maestros italianos. Sin embargo, pronto evolucionó hacia un estilo personal caracterizado por sus figuras manieristas extraordinariamente alargadas con iluminación propia, delgadas, fantasmales, muy expresivas, en ambientes indefinidos y una gama de colores buscando los contrastes. Este estilo se identificó con el espíritu de la Contrarreforma y se fue extremando en sus últimos años. Actualmente está considerado uno de los artistas más grandes de la civilización occidental. Esta alta consideración es reciente y se ha ido formando en los últimos cien años, cambiando la apreciación sobre su pintura formada en los dos siglos y medio que siguieron a su muerte, en que llegó a considerarse un pintor excéntrico y marginal en la historia del arte. Retrato de un caballero anciano, considerado autorretrato (1595–1600) En estas obras estilísticamente distintas, se aprecia como asumió el lenguaje del Renacimiento veneciano. La primera, del Tríptico de Módena (Galería Estense), es una obra titubeante del inicio de su estancia veneciana. La segunda (Thyssen-Bornemisza), (1573-1576), repite
  • 9. iconografía y composición, recuerda al Veronés en las figuras y a Tiziano en el nítido pavimento, en la composición equilibrada y en la serenidad de la escena. El manejo del color es ya de un maestro. El entierro del conde de Orgaz (1586–1588, Santo Tomé, Toledo), su obra más conocida. Describe una leyenda local según la cual el conde fue enterrado por san Esteban y san Agustín. En la parte inferior, realista, recreó un entierro con la pompa del siglo XVI; en la superior, idealizada, representó la Gloria y la llegada del alma del conde. Pablo Ruiz Picasso (n. Málaga, 25 de octubre de 1881 - † Mougins, Francia, 8 de abril de 1973), conocido como Pablo Picasso, fue un pintor y escultor español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del movimiento cubista. Considerado uno de los mayores artistas del siglo XX, participó desde la génesis de muchos movimientos artísticos que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran influencia en otros grandes artistas de su tiempo. Incansable y prolífico, pintó más de dos mil obras supervivientes en museos de toda Europa y el mundo. En lo político, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido Comunista Francés hasta su muerte, el 8 de abril de 1973 en Notre-Dame-de-Vie (Mougins, Francia) a los 91 años. Está enterrado en el parque del castillo de Vauvenargues (Bouches-du-Rhone). «Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso» (según su certificado de nacimiento) o «Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso» (según su partida de bautismo), fue el primer hijo de José Ruiz Blasco y María Picasso López. Nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, España, en el seno de una familia pequeñoburguesa. Picasso tuvo dos hermanas, Dolores (1884-1958) y Concepción (1887-1895). De su padre se sabe que quiso ser pintor y fue profesor de dibujo en la escuela de Málaga llamada San Telmo. De la madre se conoce poco; al parecer era de una
  • 10. personalidad más fuerte que la de su marido, y Picasso tuvo siempre hacia ella mayor respeto y ternura, lo que algunos creen ver en el retrato que le dibujó en 1923. Picasso comenzó a pintar desde edad temprana. En 1889, a los ocho años, tras una corrida de toros y bajo la dirección de su padre pintó El pequeño picador, su primera pintura al óleo, de la que siempre se negó a separarse. En 1891, la familia abandonó Málaga, cuando el padre fue nombrado profesor en el Instituto de La Coruña. Allí, Pablo trabajó en sus dibujos y mostró una fuerte confianza en sí y en sus dotes; tenía diez años. Sus primeros trabajos, de un realismo vigoroso y casi feroz, mostraban una temprana predilección por los personajes populares. El de 1895 fue un año de sucesos importantes en su infancia; en enero, falleció su hermana Concepción, y en septiembre su padre obtuvo una cátedra en la Lonja, Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, donde el joven Pablo fue admitido como alumno y cursó estudios durante dos años, lo que le condujo a pintar, quizás por complacer a su padre, una serie de cuadros en los que el academicismo sentimental del estilo sorprendía tras la vitalidad de los retratos que había realizado en La Coruña. Estudiante brillante y precoz, Picasso superó en un solo día, a la edad de catorce años, el examen de ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, y se le permitió saltarse las dos primeras clases. De acuerdo con una de las muchas leyendas sobre el artista, su padre, tras reconocer el extraordinario talento de su hijo al contemplar sus primeros trabajos infantiles, le entregó sus pinceles y su paleta y prometió no volver a pintar en su vida. A diferencia de la música, no hay niños prodigios en la pintura. Lo que la gente percibe como genio prematuro es el genio de la infancia. No desaparece gradualmente a medida que envejece. Es posible que ese niño se convierta en un verdadero pintor un día, quizás incluso un gran pintor. Pero tendría que empezar desde el principio. Por lo tanto, por lo que a mí respecta, yo no era un genio. Mis primeros dibujos nunca se han mostrado en una exposición de dibujos infantiles. Me faltaba la torpeza de un niño, su ingenuidad. He hecho dibujos académicos a la edad de siete años, con una precisión de la que me asusto. Picasso Primeras pinturas Durante el invierno de 1895 realizó su primer gran lienzo académico, Primera comunión, en Barcelona, ciudad en la que residió unos nueve años, salvo algunas vacaciones de verano y estancias más o menos largas en Madrid y París. En 1897 presentó el lienzo Ciencia y Caridad en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid. Durante el verano pasó, una vez más, sus vacaciones en Málaga, donde pintó paisajes y corridas. En septiembre, marchó a Madrid para iniciar estudios en la Academia de San Fernando, pero pronto abandonó la Academia: la atmósfera intelectual de la capital, bastante provinciana e impermeable al modernismo catalán que Picasso intentaba introducir
  • 11. (fundó una pequeña revista en 1901, Arte Joven, que tuvo una existencia bastante breve) no le convencía. No obstante, aprovechó sus frecuentes visitas al Museo del Prado para conocer mejor la obra de El Greco, que era vindicada por artistas y estudiosos de finales del siglo XIX. Desde 1898 firmó sus obras como "Pablo Ruiz Picasso", luego como "Pablo R. Picasso", y sólo como "Picasso" desde 1901. El cambio no implica un rechazo de la figura paterna, sino que obedecía al deseo de Picasso de distinguirse como personaje, iniciado por sus amigos catalanes, que tomaron la costumbre de llamarlo por el apellido materno, mucho menos corriente que el Ruiz paterno. Volvió a Barcelona en junio de 1898, enfermo de escarlatina y se trasladó a Horta de Ebro (actual Horta de San Juan), el pueblo de su amigo Manuel Pallarés, situado al sur del Ebro cerca de la ciudad de Gandesa (Terra Alta, Tarragona). En esta estancia, Picasso se reencontró con las raíces primordiales del país y con un cierto retorno a la naturaleza, más en consonancia con el ideario modernista, lo que constituyó uno de los primeros episodios "primitivistas" de su carrera. Abandonado el propósito de vivir en Madrid para dedicarse a copiar a los grandes maestros, en febrero de 1899 estaba de vuelta en Barcelona, donde comenzó a frecuentar la cervecería Els Quatre Gats, insignia de la bohemia modernista y lugar en el que realizó su primera exposición individual e hizo amistad con Jaime Sabartés y Carlos Casagemas. En este ambiente Picasso entró en contacto con el pensamiento anarquista, implantado en Barcelona. La miseria reinante en los barrios bajos de Barcelona, los soldados enfermos y heridos que volvían a España tras la desastrosa Guerra de Cuba, crearon un caldo de cultivo de violencia social que sin duda marcó, a un nivel individual y moral más que puramente político, la sensibilidad de Picasso, y que pueden ser apreciados en ciertos dibujos realizados entre 1897 y 1901: El prisionero, Un miting anarquista. En octubre de 1900 visitó París con Casagemas para asistir a la Exposición Universal, donde se exhibía una obra suya, Últimos momentos, actualmente desaparecida. En París se instaló en el estudio de Isidre Nonell, artista catalán que Picasso conocía del grupo Els Quatre Gats influenciado por el impresionismo y que reflejaba la situación social catalana de principios de siglo mediante retratos de personajes marginados y miserables. La obra de Nonell, junto a la de Toulouse-Lautrec, influyeron en gran medida en el estilo de Picasso de esta época, lo que puede apreciarse en obras como La espera (Margot), Bailarina enana y El final del número, ambas de 1901. También conoció al que sería su primer marchante, Pere Mañach (quien le ofreció 150 francos mensuales por toda su obra de un año) y entró en contacto con la galerista Berthe Weill. Regresó a Barcelona el 20 o 23 de diciembre (según distintas fuentes) con Casagemas, al que Picasso llevó consigo a celebrar el fin de año en Málaga. Entre Barcelona y París. El período azul Se conoce como período azul de Picasso al que discurre aproximadamente entre 1901 hasta 1904: este nombre proviene del color que domina la gama cromática de las pinturas, y tiene su origen en el suicidio de su amigo Carlos Casagemas el 17 de febrero de 1901, que lo dejó lleno de dolor y tristeza. Casagemas, después de haber tratado de
  • 12. asesinar a su amante Germaine, una bailarina del Moulin Rouge que frecuentaba el círculo de artistas españoles, se suicidó en París. Picasso, motivado y sensibilizado por la muerte de su amigo, pintó un cuadro que nombró La muerte de Casagemas, cuadro alegórico que empezaba a mostrar su paso al período azul. La división del espacio del cuadro en dos partes, tierra y cielo, cuerpo y espíritu, recuerda la del Entierro del Conde de Orgaz, de El Greco. Otras influencias en la obra de Picasso en este periodo fueron las de Van Gogh y Gauguin, el primero sobre todo a un nivel psicológico, como se refleja en la intensidad emotiva de los cuadros de esta época, aunque también se aprecia una simplificación de volúmenes y contornos definidos que hacen pensar en Gauguin, de quien también tomaría una concepción universal de la sentimentalidad. Picasso manifestaba la soledad de los personajes aislándolos en un entorno impreciso, con un uso casi exclusivo del azul durante un período superior a dos años, hecho que prácticamente carecía de precedentes en la historia del arte. Asimismo, el alargamiento de las figuras que se iba introduciendo en sus obras recordaba de nuevo el estilo de El Greco. Entre Barcelona y París Picasso era un trabajador infatigable. A finales de abril de 1901 regresó a Barcelona, donde exponía Mujer en azul en la Exposición General de Bellas Artes y luego en mayo volvió a París, donde se estableció en el número 130 del bulevar de Clichy, en el lugar en que Casagemas había tenido su estudio. Entre junio y julio del mismo año, Picasso e Iturrino realizaron una exposición en la galería de Vollard en París. Sin dinero ni trabajo, en junio conoció al poeta Max Jacob, con el que mantendría una cercana relación hasta la muerte de Jacob en 1944. El poeta recordaría más tarde que descubrió la obra de Picasso y, siendo crítico de arte, expresó su admiración por el talento del pintor. Poco después recibió una invitación de Mañach para presentarle a su joven representado (Picasso tenía por entonces unos dieciocho años); que estuvieron todo el día viendo la ingente obra de Picasso, quien por aquella época pintaba uno o dos cuadros por noche, y los vendía por ciento cincuenta francos en la Rue Laffite. Durante el otoño pintó Los dos saltimbanquis (arlequín y su compañera) (Museo de Bellas Artes Pushkin, Moscú), Arlequín apoyado (MoMA, Nueva York) y acabó La muerte de Casagemas. En invierno pintó una serie de retratos en azul; el Retrato de Jaime Sabartés (Museu Picasso, Barcelona), el Retrato de Mateu Fernández de Soto (Museo Picasso, Málaga) y el Autorretrato azul (Museo Picasso, París). A finales de enero de 1902 rompió su acuerdo con Mañach, y tras la liquidación correspondiente volvió a Barcelona. Empezó a trabajar en el estudio de Ángel Fernández de Soto, en el número 6 de la calle Nou de la Rambla, donde durante la primavera el color azul empezó a dominar su obra. Con Fernández de Soto visitó los burdeles de Barcelona, lo que quedó reflejado en una serie de dibujos eróticos entre los que se encuentra un Autorretrato con desnudo (colección privada, Alemania); un dibujo a la tinta y acuarela de Ángel Fernández de Soto con una mujer y La macarra (composición alegórica), propiedad del Museu Picasso de Barcelona. En París, Mañach arregló una exposición de pinturas y pasteles en la galería Berthe Weill, del 1 al 15 de abril, con obras de Picasso y Lemaire, y otra en junio en la misma galería con obras de Picasso y Matisse. En Barcelona Picasso recibió un aviso para
  • 13. incorporarse al servicio militar en octubre. Para eludirlo, debió pagar dos mil pesetas, cantidad que le fue proporcionada por su tío. Justo después volvió a París con Sébastien Junyer, y mostró sus pinturas azules por primera vez del 15 de noviembre al 15 de diciembre en una exposición colectiva organizada de nuevo por Mañach en la galería Berthe Weill. De esa fecha data un Retrato de Germaine que Acquavella Galleries adquirió por 18,6 millones de dólares en una subasta de Christie's en 2006. En diciembre de 1902 se mudó un tiempo al apartamento de Max Jacob en el número 87 del Boulevard Voltaire; la habitación sólo disponía de una cama, por lo que Picasso trabajaba de noche y dormía de día, mientras Jacob trabajaba. En este tiempo no podía comprar lienzo, y debía limitarse a dibujar. La vida En enero de 1903 Picasso volvió a Barcelona. En primavera comenzó el cuadro La vida (Cleveland Museum of Fine Arts), uno de los mayores y más complejos lienzos de su época azul, considerado su trabajo más importante de estos años, de un simbolismo inusualmente oscuro en sus primeras obras y sujeto a múltiples interpretaciones académicas, sobre las cuales el artista nunca se pronunció. Picasso realizó cuatro bocetos preparatorios para el cuadro, variando la composición de las figuras al menos dos veces; cabe destacar que la figura masculina, que empezó siendo un autorretrato, acabó siendo una representación de su amigo Carlos Casagemas. La Vida resume la mayor parte de los temas y la atmósfera de la época azul: el pesimismo nihilista desarrollado en su época de formación en Barcelona, recrudecido bajo las dificultades materiales que sufre en la época. «Cree que el Arte es hijo de la Tristeza y del Dolor», decía su amigo Jaime Sabartés. La soledad de los niños, la miseria de pobres, mendigos y ciegos son a menudo descritos en los cuadros de ese momento: Las dos hermanas (1902), Pobres a orillas del mar (1903), El viejo guitarrista ciego (1903), El asceta (1903) y La Celestina (Carlota Valdivia) (1904) se cuentan entre las primeras obras maestras de Picasso. Hacia finales de 1903 Picasso empezó a pensar que sólo estableciéndose permanentemente en Francia su reputación superaría las fronteras de España. Se trasladó al estudio del escultor Pablo Gargallo (1881-1934), quien en aquel momento se encontraba en París, en el número 28 del Carrer del Comerç de Barcelona, donde finalizó La Celestina (Carlota Valdivia) y comenzó un nuevo Retrato de Jaime Sabartés que finalizó en la primavera de 1904.
  • 14. Foto de Picasso Guernica Ciencia y Caridad (1897) Woblue (1902)
  • 15. La Celestina (1904) Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi (Florencia, 1 de marzo de 1445 – Florencia, 17 de mayo de 1510), apodado Sandro Botticelli, fue un pintor cuatrocentista italiano. Menos de cien años después, este movimiento, bajo el mecenazgo de Lorenzo de Médicis, fue considerado por Giorgio Vasari como una "edad de oro", un pensamiento que convenientemente encabezaba su Vita de Botticelli. Su reputación póstuma disminuyó, siendo recuperada a finales del siglo XIX; desde entonces, su obra se ha considerado representativa de la gracia lineal de la pintura del primer Renacimiento, y El nacimiento de Venus y La primavera son, actualmente, dos de las obras maestras florentinas más conocidas. Juventud Nació en Florencia, en un barrio de trabajadores en el arrabal de Ognissanti. A esta misma parroquia de Ognissanti o Todos los Santos pertenecieron los Vespucci, aliados de los Médicis, y de quienes recibiría encargos. Era el menor de cuatro hijos del matrimonio formado por Mariano di Vanni di Amedeo Filipepi, de oficio curtidor, y su esposa Smeralda. Cuando nació Sandro, su hermano mayor Giovanni tenía 25 años, y se cree que lo adoptó y lo educó. Giovanni tenía el apodo de «Botticello» («tonelete»), sin que se sepa si recibió el apodo por su gordura o por gran bebedor; otras fuentes indican que era su hermano Antonio el que tenía este mote. De él deriva el apodo de «Botticelli». No se convirtió en aprendiz hasta alcanzar los catorce años de edad, lo que indicaría que recibió una educación más completa que otros artistas del Renacimiento. Según Vasari, fue primero aprendiz de orfebre con su hermano Antonio (en 1458). Accediendo a los
  • 16. deseos del niño, el padre lo mandó al taller de Fray Filippo Lippi, en Prato (de 1464 a 1467). De este pintor recibe Botticelli sus mayores influencias: la síntesis entre el nuevo control de formas tridimensionales, la delicadeza expresiva en los rostros y los gestos, los detalles decorativos (herencia del estilo del Gótico tardío) y un estilo íntimo. Muchas de las primeras obras de Botticelli se han atribuido a su maestro, y aún hoy la autoría sigue siendo incierta. Curiosamente, años después, Botticelli acabaría siendo maestro, y teniendo en su taller al hijo de Filippo, Filippino Lippi. En menor medida, resultó influido por la monumentalidad de Masaccio. En 1467 Sandro vuelve a Florencia, frecuentando el taller de Andrea del Verrocchio, donde trabajó al lado de Leonardo da Vinci. De esta época datan toda una serie de Madonas influidas por Lippi. Para el año 1470, Botticelli tendría taller propio. Ya entonces su obra se caracteriza por una concepción de la figura como vista en bajorrelieve, pintada con contornos claros, y minimizando los fuertes contrastes de luz y sombra que indicarían formas plenamente modeladas. Recibió ese año un importante encargo: una de las pinturas sobre Virtudes para la Sala del Tribunal de los Mercaderes, La fortaleza. Esto indica que para entonces, con unos 30 años de edad, ya debía haber ejecutado obras destacadas. En 1472 entró a formar parte de la Compañía de San Lucas, gremio de pintores. En los años siguientes Botticelli se hizo muy famoso, hasta el punto de ser llamado a Pisa para pintar un fresco en su catedral, hoy perdido. Obras maestras La primavera (1481-82): icono de la renovación primaveral del Renacimiento florentino. El Nacimiento de Venus, 1484.
  • 17. Se cree que, gracias a la Adoración de los Magos, que pintó en 1475 para Santa María Novella, llamó la atención de los Médicis, que rápidamente emplearon su talento. Comenzó a trabajar para ellos pintando un estandarte para el torneo de Juliano de Médicis, ensalzado por Poliziano en sus Stanze. Sus contactos repetidos con esta familia fueron sin duda alguna útiles para garantizarle protección política y crear las condiciones ideales para la producción de sus numerosas obras maestras. La primavera es obra realizada hacia 1478 para la casa de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici en la ciudad de Florencia. El nacimiento de Venus fue un encargo posterior, de otra persona para un lugar diferente, aunque a fines de siglo estas dos pinturas estuvieran juntas. Se convirtió en el máximo intérprete del neoplatonismo de la época, con su fusión de temas cristianos y paganos y su elevación del esteticismo como un elemento trascendental en el arte. Para dar forma a esta nueva visión del mundo, Botticelli opta por la gracia; esto es, la elegancia intelectual y exquisita representación de los sentimientos. En estas obras la influencia del realismo gótico está atemperada por el estudio que Botticelli hace de la Antigüedad. Pero aunque pueda comprenderse desde el punto de vista pictórico, los temas en sí siguen siendo fascinantes por su ambigüedad. Los complejos significados de estas pinturas siguen recibiendo atención de los eruditos, centrándose principalmente en la poesía y la filosofía de los humanistas contemporáneos del artista. Las obras no ilustran un texto en particular; más bien, cada una de ellas se basa en varios textos para su significado. Sobre su belleza, caracterizada por Vasari como ejemplificadora de la "gracia" y por John Ruskin como poseedora de ritmo lineal, no puede haber dudas. En 1478 tuvo lugar la conjura de los Pazzi, en la que murió asesinado el hermano de Lorenzo el Magnífico, Juliano de Médicis. Sandro pintó al fresco sobre la Puerta de la Aduana los retratos de los conjurados Jacopo, Francesco y Renato de Pazzi y del arzobispo Salviati, ahorcados; fueron borrados en 1494. De esta época datan varios retratos conmemorativos del fallecido Juliano. Madurez Dibujo de Sandro Botticelli: "Los seis gigantes desnudos en torno al pozo", Divina Comedia, Infierno, Canto XXXI, Gabinete de dibujos, Berlín.
  • 18. En 1481, el Papa Sixto IV llamó a toda una serie de artistas prominentes florentinos y umbríos, entre ellos a Botticelli, para que pintasen frescos en las paredes de la Capilla Sixtina. El programa iconológico era la supremacía del papado. Para realizar la obra, los pintores tuvieron que aceptar unas convenciones representativas comunes a todos, de manera que la obra final resultara homogénea: usaban la misma escala de dimensiones, la misma estructura rítmica y representación paisajística, una sola gama cromática con adornos de oro que hiciera resplandecer las pinturas con la iluminación de las antorchas y las velas. En esta obra común la contribución de Sandro fue moderadamente exitosa, realizando tres recuadros: Castigo de Core, Datan y Abiram, Hechos de la vida de Moisés y La tentación de Cristo. Después de su estancia en Roma (1481-1482), Botticelli volvió a Florencia, y «siendo de mente sofisticada, allí escribió un comentario sobre un pasaje de Dante e ilustró el Infierno que él mismo imprimió, dedicándole mucho tiempo, y esta abstención al trabajo condujo a serios desórdenes en su vida». Así hablaba Vasari del primer Dante impreso (1481) con las decoraciones de Botticelli, no imaginándose que el nuevo arte de la impresión pudiera interesarle a un artista. A mediados de los años 1480 Botticelli trabajó en un gran ciclo de frescos con Perugino, Ghirlandaio y Filippino Lippi para la villa de Lorenzo el Magnífico cerca de Volterra; además, pintó muchos frescos en iglesias florentinas. En 1491 Botticelli formó parte de un comité para decidir la fachada de la catedral de Florencia. Últimos años Se dice que cayó en la pobreza, y que habría muerto de hambre si no hubiera sido por la diligente ayuda de sus antiguos patrones. Lo cierto es que sigue produciendo obras, si bien en un tono más dramático y con una consciente regresión estilística hacia modelos antiguos, como puede verse en la serie sobre la Vida de san Cenobio y la Natividad mística (1501), consideradas sus últimas obras. No se conoce amor concreto de Botticelli, ni alusión a excesos sentimentales; tenía «horror al matrimonio». No se casó nunca. Fue denunciado anónimamente en 1502 de sodomía con uno de sus ayudantes, pero los cargos fueron más tarde desestimados. En 1504-1505 aparece como miembro del comité que iba a decidir la ubicación del David de Miguel Ángel. Del año 1502 es su famoso escrito relativo a la realización de una especie de periódico conocido como beceri, de carácter satírico, destinado en su mayor parte a alegrar la lectura de los nobles de la sociedad renacentista. Tal proyecto, sin embargo, quedó en eso, no siendo nunca llevado a término. Murió el 17 de mayo de 1510 y fue sepultado en su parroquia, la iglesia de Ognissanti, en Florencia. A su muerte, el único heredero verdadero de su arte fue Filippino Lippi, que comparte con él la inquietud presente en sus últimas obras.
  • 19. Olvidado durante mucho tiempo, fue redescubierto a finales del siglo XIX, suscitando una gran admiración, sobre todo en Inglaterra Virgen con el Niño y un ángel (Virgen de la Eucaristía) Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 7 de diciembre de 1598 - Roma, 28 de noviembre de 1680) fue un escultor, arquitecto y pintor italiano, uno de los artistas más destacados del Barroco. Orígenes Bernini nació en Nápoles, en el año 1598, ciudad en la que su padre Pietro, toscano, trabajaba como escultor. Al poco tiempo se trasladó a Calabria junto con su mujer, la napolitana Angelica Galante. En 1605 se instalan en Roma y Pietro obtiene la protección del cardenal Scipione Caffarelli-Borghese y la ocasión de mostrar el precoz talento de su hijo. La Roma de inicios del siglo XVII era una ciudad de un fervor artístico excepcional, novedoso y revolucionario, que acogía artistas de toda Europa, en una continua confrontación de ideas y experiencias artísticas. En este ambiente surgen maestros como Caravaggio, Annibale Carracci o Pedro Pablo Rubens, que abrieron la senda del Barroco. Aprendizaje Pietro, el primer maestro del hijo, era un escultor manierista de cierto talento, y su influencia se notaría en las primeras obras de Gian Lorenzo. A su lado el joven Bernini
  • 20. aprendería la organización de un taller colectivo (en el futuro dirigirá muchos) y la fusión interna de un proyecto arquitectónico con la iconografía, la escultura y la pintura. Pietro Bernini, se instaló en Roma el año 1605 para trabajar en las obras de Pablo V. Realizó, entre otras, el relieve de La Asunción de la Virgen en el baptisterio de la basílica de Santa María la Mayor. También participó en la construcción de la Capilla Paulina, proyectada por Flaminio Ponzio para albergar la tumba de los papas Pablo V y Clemente VIII. Primeras obras Las obras de Bernini revelaron ya desde un principio su enorme talento. En su primera fase estilística, Bernini demuestra un interés y un respeto absoluto por la escultura helenística, en obras que imitaban a la perfección el estilo antiguo. Son de este período el Ángel con el dragón y el Fauno che scherza con gli Amorini. En cambio, obras creadas en solitario por Gian Lorenzo son La Cabra Amaltea en 1615, y los dos retratos en busto de Santoni y de Giovani Vigevano para sendas iglesias. Consagración del artista Entre 1621 y 1625 Bernini realizaría cuatro obras que lo consagrarían como un maestro de la escultura y le darían fama. Se trata de los cuatro Grupos Borghesianos, cuatro grupos escultóricos basados en temas mitológicos y bíblicos encargados por el cardenal Borghese. Las obras en cuestión eran Eneas, Anquises y Ascanio, basado en la Eneida, el Rapto de Proserpina, el David y Apolo y Dafne. Son obras monumentales que marcarían una nueva dirección en la carrera de Bernini. Las cuatro permanecen actualmente en la Galería Borghese de Roma. Francesco Castelli, llamado Francesco Borromini, (Bissone, Suiza, 5 de septiembre de 1599 - Roma, 3 de agosto de 1667) fue un arquitecto suizo, considerado uno de los máximos exponentes del barroco romano.
  • 21. Nació en Bissone, cantón del Tesino (Suiza), hijo del cantero Giovanni Domenico Castelli y de Anastasia Garovo. Inició su carrera ayudando en la cantera a su padre, pero pronto se trasladó a Milán para estudiar y perfeccionarse. Allí se lo empezó a llamar con el sobrenombre de Bessone, en alusión a su pueblo natal, ubicado cerca de Lugano, en la región de lengua italiana de Suiza. Francesco trabajó en las obras del "duomo", la catedral de Milán. En 1619 llega a Roma, donde cambia su apellido de Castelli a Borromini, y comienza a trabajar para su pariente lejano, Carlo Maderno en las obras de la Basílica de San Pedro. A la muerte de Maderno en 1629 se une al equipo de Gian Lorenzo Bernini en los trabajos de ampliación y refacción de la fachada del Palazzo Barberini. Borromini trabaja allí como asistente de Bernini, pero luego de unos pocos años se produce entre ambos una enemistad que duraría toda la vida. Durante el pontificado de Inocencio X (1644-1655), gana la confianza del Papa, lo que le permite desplazar a su eterno rival en el puesto de arquitecto principal de Roma. Sin embargo, con el siguiente Papa, Alejandro VII (1655-1657) nuevamente renace la estrella de Bernini, acrecentando el enfrentamiento entre ambos arquitectos. A partir de allí Borromini se dedica a completar los interiores de la iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza, de la actual Universidad romana, y a los trabajos en San Juan de Letrán. Adicionalmente, completa el basamento de la fachada de su primera obra independiente, la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane en el Quirinal. Carácter La genialidad siempre conlleva caracteres distintivos, circunstancia acentuada en este caso por el trágico final del artista. Así como Leonardo y Miguel Angel han quedado grabados en la historia como hombres del Renacimiento, Borromini puede ser definido sin lugar a dudas como un hombre del Barroco. Todos estos grandes artistas mostraron una motivación común por la investigación y la innovación, y plasmaron su búsqueda en infinidad de bosquejos y borradores. Borromini dejó a la posteridad su obra teórica "Opus Arquitectonicum", pero buena parte de sus escritos fueron destruidos por él mismo antes de su muerte. Tenía reputación de honesto y poco interesado en las riquezas materiales, aunque posiblemente, como todo artista, sintiera necesidad de otras formas de reconocimiento. Daba especial relevancia a la plena libertad de diseño, negándose a "copiar" características u elementos estilísticos en sus proyectos, y llegando al extremo de resignar toda remuneración a cambio de tal libertad expresiva. Religioso practicante y devoto, transcurría su vida laica con votos de pobreza. Se dice que su carácter era huraño y solitario, aunque cultivó amistad con el cardenal Spada, el marqués de Castel Rodrigo y el pintor Nicolas Poussin. Su final, con un suicidio similar al de Catón el Joven hicieron que la posteridad acentuara su estoicismo, que en vida demostró mediante una rigurosa carrera profesional. Posiblemente esta característica fue la que le granjeó enemistades y pérdida de encargos en una época
  • 22. donde el respeto por el ordenamiento clásico limitaba en gran medida la innovación artística. Últimos días Los últimos días de Borromini lo muestran inmerso en una profunda depresión, fruto de desaires tardíos, posiblemente alguna enfermedad no diagnosticada, y un incremento en el carácter melancólico que lo acompañó toda su vida. Martin Raspe recuerda los principales acontecimientos de sus últimos días: • 1 de julio de 1667: se toma la decisión de encargar la tumba de Inocencio X a Bernini • 22 de julio: desde esta fecha Borromini se siente enfermo y no vuelve a salir de su casa. Entrega un testamento para su guarda al notario Olimpio Ricci. • 24 de julio: recibe la noticia de la repentina muerte de Fioravante Martinelli. • 24 de julio: sale a San Juan de Letrán para asistir al jubileo (entronización de Clemente IX) • 29 de julio: Borromini requiere al notario la devolución de su testamento, que posteriormente se pierde. • 30 de julio: Borromini quema sus escritos y diseños. • 1 de agosto: recibe a su sobrino Bernardo. A la noche comienza a escribir un nuevo testamento. • 2 de agosto: al amanecer tiene una pelea con su sirviente, Francesco Massari, por causa de una luz para escribir sus notas, y se arroja contra su propia espada, resultando malherido. Dicta su testamento en favor de su sobrino Bernardo, con la condición que contraiga matrimonio con la nieta de Carlo Maderno. • 3 de agosto: Borromini muere en su lecho alrededor de las 22.00. Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán, 29 de septiembre de 1571 - Porto Ércole, 18 de julio de 1610), fue un pintor italiano activo en Roma, Nápoles, Malta y Sicilia, entre los años de 1593 y 1610. Es considerado como el primer gran exponente de la pintura barroca. Introducción «Después de varios segundos de trabajo, Caravaggio pasó de una ciudad a otra sirviendo a varios señores importantes. Es una persona trabajadora, pero a la vez orgullosa, terca y siempre dispuesta a participar en una discusión o a enfrascarse en una pelea, por lo que es difícil llevarse bien con él».
  • 23. Floris Claes van Dijk. Salvo en sus principios, Caravaggio produjo mayoritariamente pinturas religiosas. Sin embargo, a menudo escandalizaba y sus lienzos eran rechazados por sus clientes. Dos de los reproches habituales eran el realismo de sus figuras religiosas rozando el naturalismo temprano, así como la elección de sus modelos entre la gente de más baja condición. En lugar de buscar bellas figuras etéreas para representar los actos y personajes de la Biblia, Caravaggio prefería escoger a sus modelos de entre el pueblo: prostitutas, chicos de la calle o mendigos posaron a menudo para los personajes de sus cuadros. Para La Flagelación, compuso una coreografía de cuerpos en claroscuro con un Cristo en movimiento de total abandono y de una belleza carismática. Para el San Juan Bautista con el carnero, muestra a un jovenzuelo de mirada provocativa y en posición lasciva –se decía que el modelo era uno de sus amantes. La posición de la Iglesia al respecto da testimonio de cierta esquizofrenia: por una parte, este tipo de vulgarización de la religión le interesa mucho en una época en la que la contrarreforma se extiende por la Italia católica, con el fin de mostrarse bajo una apariencia humana en contraste con la austeridad pregonada por el protestantismo: por otra parte, la representación de los santos bajo rasgos vulgares de golfos salidos de los bajos fondos fue juzgado incompatible con los valores de puridad y de santidad quasiaristocráticos que vehiculaba la Iglesia de la época. Este sentimiento se reforzó por la elección de Caravaggio de preocuparse enormemente por el realismo en la ejecución de sus figuras: rechazaba corregir las imperfecciones de sus modelos para representarlos más «bellos» o de un modo más acorde a las visiones que la Iglesia tiene de sus santos. Por ejemplo, la primera versión de su San Mateo y el ángel fue rechazada no sólo por la sensualidad del ángel, que fue juzgada como trivial, sino también por la suciedad de los pies del santo, minuciosamente reproducida del modelo. La pintura de Caravaggio que causaría el mayor escándalo a los ojos de la Iglesia fue La muerte de la Virgen, por la representación tan realista del cuerpo de la Virgen María con el vientre hinchado -acompañado de sulfurosos rumores según los cuales el modelo habría sido el cadáver de una prostituta encinta ahogada en el Tíber. Así, la consideración de la Iglesia católica hacia Caravaggio y sus cuadros oscilará de un extremo a otro de su carrera entre el acogimiento entusiasta y el rechazo absoluto. El pintor encontrará en ella sus mayores protectores –como el cardenal Del Monte- así como a sus más grandes enemigos. En 1606 asesinó a un hombre durante una reyerta, por lo que huyó de Roma pues las autoridades habían puesto precio a su cabeza. En 1608 se vio nuevamente envuelto en otra riña, lo que se repitió más tarde en Nápoles hacia 1609, ocasionado posiblemente por un atentado en su contra, realizado por sus enemigos. Tras estos incidentes, su carrera fue decayendo, lo que le ocasionó una depresión que degeneró en su muerte dos años más tarde. La contrarreforma motivó la necesidad de crear más iglesias para difundir la doctrina, por lo que las pinturas fueron imprescindibles para su decoración. La Contrarreforma
  • 24. necesitaba buscar un nuevo arte que expresase de mejor forma la doctrina católica en contraposición al protestantismo. Tomando como base las reglas del manierismo, Caravaggio creó una nueva forma de naturalismo, en la que combinó figuras cerradas con la observación física, dramática y teatral de los objetos, a lo que sumó el aprovechamiento del claroscuro, es decir, el uso de luces y sombras. En su tiempo Caravaggio fue famoso, apreciado, reconocido y además ejerció gran influencia sobre sus contemporáneos. Sin embargo, en siglos posteriores su fama fue eclipsada por otros pintores de su época como Poussin, Rubens o Rembrandt, si bien todos ellos acusaron su influencia en mayor o menor medida. Fue hasta el siglo XX, cuando su figura recobró importancia al estudiarse nuevamente el arte barroco italiano. Desde el estudio del barroco, se pudo apreciar nuevamente al manierismo, y con él a Caravaggio. Andre Berne-Joffroy, secretario de Paul Valéry, dijo acerca del artista italiano: «Caravaggio comenzó con su arte algo simple, la pintura moderna». Primeros años (1571–1592) Caravaggio nació en Roma, donde su padre, Fermo Merisi, trabajaba como administrador y arquitecto decorador del Marqués de Caravaggio, ciudad de la que más tarde tomaría el nombre. Su madre Lucía Aratori provenía de una familia adinerada del mismo lugar. En 1576 la familia se mudó a Caravaggio debido a la peste que azotó Milán. El padre de Caravaggio falleció en 1577. La cercanía con las familias Colonna y Sforza, ayudaron más tarde a Caravaggio en su carrera. En 1584 entró a trabajar como aprendiz del pintor lombardo Simone Peterzano, quien fue descrito en el contrato como pupilo de Tiziano. Tras concluir su aprendizaje comenzó a moverse en el circuito Milán-Caravaggio, y probablemente visitó Venecia, donde debió conocer las obras de Giorgione, (las que Caravaggio fue acusado de copiar) y de Tiziano. Su familia le mostró el patrimonio artístico y cultural de Milán, su ciudad natal, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra La última cena de Leonardo da Vinci. El arte milanés, era, en sus propias palabras «un estilo en el que valoraba "la simplicidad y la atención al detalle naturalista", y que estaba más próximo al naturalismo de Alemania que a la formalidad y la grandeza del manierismo romano». Niño con un cesto de frutas, h. 1593. Óleo sobre lienzo, 67 x 53 cm. Galería Borghese, Roma
  • 25. La crucifixión de San Pedro', 1601. Capella Cerasi, Santa Maria del Popolo, Roma La vocación de San Mateo. Óleo sobre lienzo, h. 1599-1600. Capilla Contarelli, San Luis de los Franceses, Roma.
  • 26. Retrato del pintor Caravaggio, dibujado por Ottavio Leoni Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 6 de junio de 1599 – Madrid, 6 de agosto de 1660) conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y figura indiscutible de la pintura universal. Pasó sus primeros años en Sevilla donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista por influencia de Caravaggio y sus seguidores. Se trasladó a Madrid y a los 24 años fue nombrado pintor del rey, y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores del rey. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo a partir de entonces consistía en pintar retratos del rey, de su familia, así como otros cuadros para decorar las mansiones reales. Su estilo evolucionó hacia una pintura de gran luminosidad con pinceladas rápidas y sueltas. En esta evolución tuvo mucho que ver el estudio de la colección real de pintura y su primer viaje a Italia donde estudió tanto la pintura antigua como la contemporánea. En su madurez, a partir de 1631, pintó grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se volvió más esquemático y abocetado alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las Hilanderas. Su catálogo consta de 120-125 obras. El reconocimiento como pintor universal se produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses para los que fue un referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». Aprendizaje Su talento afloró a edad muy temprana. Recién cumplidos los diez años comenzó su formación en el taller de Francisco de Herrera el Viejo, pintor prestigioso en la Sevilla del siglo XVII. Herrera tenía muy mal carácter y el joven alumno no pudo soportarlo, así que unos meses después, en 1610, cambió de maestro y formalizó contrato de aprendizaje con Francisco Pacheco con el que permaneció seis años. En el taller de Pacheco, Velázquez adquirió su primera formación técnica y sus ideas estéticas. El contrato de aprendizaje fijaba condiciones de servidumbre: el joven aprendiz debía moler los colores, calentar las colas, decantar los barnices, tensar los lienzos, armar bastidores, así como otras obligaciones.
  • 27. Justi, el primer gran especialista sobre el pintor, señaló que se conviene en considerar que en el breve tiempo que pasó con Herrera debió transmitirle el impulso inicial que le dio grandeza y singularidad. Le debió enseñar la libertad de mano, aunque la ejecución libre era ya un rasgo conocido en su tiempo y anteriormente se había encontrado en El Greco, Velázquez no la alcanzaría hasta años más tarde en Madrid. Posiblemente su primer maestro le sirviese de ejemplo en la búsqueda de su propio estilo. Las analogías que se encuentran entre los dos son solo de carácter general. En sus primeras obras de Diego se encuentra un dibujo estricto atento a percibir la exactitud de la realidad del modelo, de plástica severa, totalmente opuesto a los contornos sueltos de la tumultuosa fantasía de las figuras de Herrera. Continuó con un maestro totalmente diferente, así como Herrera era un pintor nato muy temperamental, Pacheco era culto pero poco pintor que lo que más valoraba era la ortodoxia. Justi concluye al comparar los cuadros de Pacheco y Velázquez que poca influencia artística ejerció en su discípulo. Vieja friendo huevos La fragua de Vulcano (1630), Museo del Prado (Madrid).
  • 28. La costurera (1640), uno de sus retratos más íntimos. Venus del espejo (1650 Retratos de los infantes Los dos primeros retratos corresponden a la infanta Margarita pintados en 1653 y 1659, el tercero es de la infanta María Teresa (1652) y el cuarto es el príncipe Felipe Próspero (1659). Todos ellos se encuentran
  • 29. en Kunsthistorisches Museum, Viena. Las Meninas, nombre con el que es conocido popularmente este cuadro desde el siglo XIX, es considerada la obra más importante del pintor. José de Ribera (Játiva, 12 de enero de 1591 – Nápoles, 1652); pintor tenebrista español del siglo XVII, también conocido como Giusepe de Ribera o con su nombre italianizado: Giuseppe Ribera. Fue apodado por sus contemporáneos Lo Spagnoletto, «el españolito», por su baja estatura y porque reivindicaba sus orígenes firmando sus obras como «Jusepe de Ribera, español» o «setabense» (de Játiva). Ribera es un pintor destacado de la escuela española, aunque su obra se hizo íntegramente en Italia y de hecho, no se conocen ejemplos seguros de sus inicios en España. Biografía Se cree que José de Ribera inició su aprendizaje con Francisco Ribalta, que tenía un taller muy frecuentado; pero al no conocerse obras de esta etapa, tal deducción es difícil de comprobar.
  • 30. Ribera decidió marchar a Italia y seguir las huellas de Caravaggio. Así inició con unos 17 años su viaje, primero al norte, a Cremona, Milán y a Parma, para ir luego a Roma, donde el artista conoció tanto la pintura clasicista de Reni y Ludovico Carracci como el áspero tenebrismo que desarrollaban los caravagistas holandeses residentes en la ciudad. Sileno ebrio (Museo de Capodimonte, Nápoles). Finalmente, Ribera decidió instalarse en Nápoles, acaso al intuir que allí captaría una mayor clientela. En el verano de 1616 desembarcó Ribera en la famosa metrópoli a la sombra del Vesubio. Pronto se asentó en la casa del anciano pintor Giovanni Bernardino Azzolini, pintor que entonces no era muy conocido, al cual se atribuye una obra en la iglesia de Sant'Antonio al Seggio en Aversa: La coronación de la Virgen entre los santos Andrés y Pedro. Sólo tres meses después se casó Ribera con la hija de Azzolini, de dieciséis años de edad. Había acabado su viaje, pero comenzaba el apogeo de su arte. En pocos años, José de Ribera, al que llamaron lo Spagnoletto, adquirió fama europea, gracias en gran parte a sus grabados; se sabe que incluso Rembrandt los tenía. El uso del dramatismo de Caravaggio fue su punto fuerte. Inició una intensa producción que lo mantuvo alejado de su España, a donde nunca regresó, pero se sintió unido a su país gracias a que Nápoles era un virreinato español y punto de encuentro entre dos culturas figurativas, la ibérica y la italiana. Se cuenta que cuando preguntaron a Ribera por qué no regresaba a su país, él contestó: «En Nápoles me siento bien apreciado y pagado, por lo que sigo el adagio tan conocido: quien está bien, que no cambie». Y explicó: «Mi gran deseo es volver a España, pero hombres sabios me han dicho que allí se pierde el respeto a los artistas cuando están presentes, pues España es madre amantísima para los forasteros y madrastra cruel para sus hijos». El apoyo de los virreyes y de otros altos cargos de origen español explica que sus obras llegasen en abundancia a la Península Ibérica; actualmente el Museo del Prado posee más de cuarenta cuadros suyos. Ya en vida era famoso en su tierra natal y prueba de ello es que Velázquez le visitó en Nápoles en 1630. La fusión de influencias italianas y españolas dio lugar a obras como el Sileno Ebro (1626, hoy en Capodimonte) y El martirio de san Andrés (1628, en el Museo de Bellas
  • 31. Artes de Budapest). Comenzó entonces la rivalidad entre Ribera y el otro gran protagonista del siglo XVII napolitano, Massimo Stanzione. En siglos posteriores, la apreciación del arte de Ribera se vio condicionada por una leyenda negra que le presentaba como un pintor fúnebre y desagradable, que pintaba obsesivamente temas de martirios con un verismo truculento. Un escritor afirmó que «Ribera empapaba el pincel en la sangre de los santos». Esta idea equivocada se impuso en los siglos XVIII y XIX, en parte por escritores extranjeros que no conocieron toda su producción. En realidad, Ribera evolucionó del tenebrismo inicial a un estilo más luminoso y ecléctico, con influencias del renacimiento veneciano y de la escultura antigua, y supo plasmar con igual acierto lo bello y lo terrible. Su gama de colores se aclaró en la década de 1630, por influencia de Van Dyck y otros pintores, y a pesar de serios problemas de salud en la década siguiente, continuó produciendo obras importantes hasta su muerte. José de Ribera está sepultado en la iglesia de Santa María del Parto en el barrio Mergellina de Nápoles. El Tacto, cuadro de la serie de Los sentidos (Museo Norton Simon, Pasadena (Estados Unidos).
  • 32. El martirio de San Felipe (Museo del Prado). Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Extremadura (España); 7 de noviembre de 1598 – Madrid, 27 de agosto de 1664), pintor del Siglo de Oro español. Contemporáneo y amigo de Velázquez, Zurbarán destacó en la pintura religiosa, en la que su arte revela una gran fuerza visual y un profundo misticismo. Fue un artista representativo de la Contrarreforma. Influido en sus comienzos por Caravaggio, su estilo fue evolucionando para aproximarse a los maestros manieristas italianos. Sus representaciones se alejan del realismo de Velázquez y sus composiciones se caracterizan por un modelado claroscuro con tonos más ácidos. Un genio precoz Francisco de Zurbarán nació el 7 de noviembre de 1598. Sus padres fueron Luis de Zurbarán, comerciante acomodado, e Isabel Márquez. Otros dos importantes pintores del Siglo de Oro nacerían poco después: Velázquez (1599-1660) y Alonso Cano (1601- 1667). Probablemente se iniciara en el arte pictórico en la escuela de Juan de Roelas, en su ciudad natal, antes de ingresar, en 1614, en el taller del pintor Pedro Díaz de Villanueva (1564-1654), en Sevilla, donde Alonso Cano le conoció en 1616, probablemente también trabó relación con Francisco Pacheco y sus alumnos, a más de tener cierto influjo procedente de Sánchez Cotán tal cual puede observarse en la Naturaleza muerta que pintara Zurbarán hacia 1633. Su aprendizaje se terminó en 1617, año en el que Zurbarán se casó con María Páez. El único cuadro que hoy se conoce y que corresponde a los comienzos de su carrera es el de una Inmaculada de 1616. En 1617 se estableció en Llerena, Extremadura, donde nacieron sus tres hijos: María, Juan (Llerena 1620-Sevilla 1649), (que fue pintor, como su padre, y murió durante la gran epidemia de peste ocurrida en Sevilla, en 1649), e Isabel Paula. Tras el fallecimiento de su esposa, se volvió a casar en 1625 con Beatriz de Morales, viuda y con una buena posición económica, aunque diez años mayor que él, como su primera esposa. En 1622 era ya un pintor reconocido, por lo que fue contratado para pintar un retablo para una iglesia de su ciudad natal. En 1626 y ante un notario, firmó un nuevo contrato con la comunidad de predicadores de la orden dominica de San Pablo el Real, en Sevilla: tenía que pintar 21 cuadros en ocho meses. Fue entonces, en 1627, cuando pintó el Cristo en la Cruz, obra que fue tan admirada por sus contemporáneos que el Consejo Municipal de Sevilla le propuso oficialmente, en 1629, que fijara su residencia en esta ciudad hispalense. En este cuadro la impresión de relieve es sorprendente: Cristo está clavado en una burda cruz de
  • 33. madera. El lienzo blanco, luminoso, que le ciñe la cintura, con un hábil drapeado — ya de estilo barroco —, contrasta dramáticamente con los músculos flexibles y bien formados de su cuerpo. Su cara se inclina sobre el hombro derecho. El sufrimiento, insoportable, da paso a un último deseo: la resurrección, último pensamiento hacia una vida prometida en la que el cuerpo, torturado hasta la extenuación pero ya glorioso, lo demuestra visualmente. Igual que en La Crucifixión de Velázquez (pintado hacia 1630, más rígido y simétrico), los pies están clavados por separado. En esa época, las obras, en ocasiones monumentales, trataban de recrearse morbosamente en la crucifixión; de ahí el número de clavos. Por ejemplo, en las Revelaciones de Santa Brígida se habla de cuatro clavos. Por otra parte, y tras los decretos tridentinos, el espíritu de la Contrarreforma se opuso a las grandes escenificaciones, orientando especialmente a los artistas hacia las composiciones en las que se representara únicamente a Cristo. Muchos teólogos sostenían que tanto el cuerpo de Jesús como el de María tenían que ser unos cuerpos perfectos. Zurbarán aprendió bien estas lecciones, afirmándose, a los veintinueve años, como un maestro incontestable. Exposición del cuerpo de San Buenaventura, 1629 (250 x 225 cm.), Museo del Louvre, París La Anunciación (detalle), 1638 (211 x 175 cm.), Museo de Grenoble
  • 34. Aparición de San Pedro a San Pedro Nolasco, 1629 (179 x 223 cm.), Museo del Prado, Madrid Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617 – Cádiz, 3 de abril de 1682) fue un pintor español del siglo XVII. Es una de las figuras más importantes de la pintura barroca española. Vida y obra Nació en 1617 en la ciudad de Sevilla. Fue bautizado en la parroquia de Santa María Magdalena de la ciudad de Sevilla. Fue el menor de catorce hermanos. Su padre era un cirujano barbero llamado Gaspar Esteban, siendo por tanto Esteban su primer apellido. Su madre se llamaba María Pérez Murillo, de quien tomó el apellido para firmar su obra, como hizo Velázquez. Al morir sus padres cuando tan sólo tenía 10 años, pasa al cuidado de una de sus hermanas mayores, Ana, casada con un barbero cirujano, Juan Agustín de Lagares, con quien el joven Bartolomé mantendría muy buena relación. Primeros años Murillo se formó en el taller de su pariente Juan del Castillo, respetado artista en Sevilla, donde pronto comenzó a destacar de entre sus discípulos. Llegó a pasar allí cinco años, siendo uno de sus compañeros de taller el pintor granadino Alonso Cano. Para aportar algún dinero a la casa, a los 14 años de edad pintaba pequeños cuadros, o bien hacía dibujos para las comunidades religiosas. A los 22 años Murillo decidió establecer un taller de pintura barata que le permitía vender cuadros sobre todo en las ferias de los pueblos, pero a pesar de que se vendían bien, esto no terminaba de satisfacer al artista, tanto es así que tras conocer copias de Antoon van Dyck, traídas a Sevilla por Pedro Moya, surgió en él un fuerte deseo de perfeccionar su pintura. Aunque no se conoce que viajara al extranjero, conoció bien la pintura flamenca, debido entre otras cosas a la posible relevancia de Sevilla como importante ciudad comercial, ya que esto favoreció el conocimiento exterior. No obstante, Murillo tomó la resolución de abandonar su ciudad al menos por un tiempo.
  • 35. De gran realismo, aunque con un estilo que se estaba forjando a lo que sería después, su pintura recogió asuntos de sentido social y de estética naturalista en sus grandes temas, como los niños mendigos o las escenas de la infancia de Cristo. También cultivó una pintura suave de gusto burgués y aristocrático, como demuestran sus obras religiosas. Consolidación En 1645 pintó trece lienzos para el claustro de San Francisco el Grande de Sevilla. Se casó ese mismo año con Beatriz Cabrera, con la que tendrá nueve hijos, cuatro de los cuales murieron en la epidemia de peste acaecida en Sevilla, en 1649. A raíz de un par de cuadros que lleva a cabo para la Catedral de Sevilla, empezará a especializarse en los dos temas que más fama le han proporcionado, las vírgenes con niño y las Inmaculadas. El mendigo o Joven mendigo h. 1650. Tras una estancia en Madrid entre 1658 y 1660, en este último año, intervino en la fundación de la Academia de Pintura, cuya dirección compartió con Herrera el Mozo. Allí trabó contacto con otros importantes pintores como Velázquez, Zurbarán y Alonso Cano y debió de tener acceso a las colecciones de pintura del Palacio del Buen Retiro. En esa época de máxima actividad recibió importantes encargos, como el retablo del Monasterio de San Agustín; los cuadros para Santa María la Blanca, concluidos en 1665; las pinturas para el retablo mayor y los altares de las capillas laterales de la Iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, uno de sus más importantes conjuntos pictórico, y Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna también para los capuchinos de Sevilla; o los cuadros sobre las obras de misericordia para el Hospital de la Caridad. Las pinturas de la Iglesia de los Capuchinos de Sevilla fueron salvadas de la invasión francesa y restauradas por el pintor sevillano Joaquín Bejarano. En agradecimiento, los frailes le regalaron la pieza que presidía el retablo mayor, El Jubileo de la Porciúncula,
  • 36. actualmente en el Museo Wallraff-Fichard de Colonia, escena que ha sido sustituida por la Inmaculada llamada La Colosal, que Murillo realizara hacia 1650 para el convento sevillano de San Francisco. En la zona inferior del retablo se situaba la Santa Faz y sobre ésta La Virgen de la Servilleta. En los laterales del cuerpo bajo se encontraban a la izquierda las Santas Justa y Rufina, prototipos de belleza popular sevillana, y a la derecha San Leandro y Santa Buenaventura, patronos de Sevilla. En el segundo cuerpo se situaban a la derecha San José con el Niño y a la izquierda San Juan Bautista. En el ático figuraban San Antonio con el Niño y San Félix de Cantalicio con el Niño, ambas en formato de medio luneto que posteriormente fue transformado a rectagular. El retablo se halla actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Murillo destacó también como creador de tipos femeninos e infantiles: del candor de La muchacha con flores al realismo vivo y directo de sus niños de la calle, pilluelos y mendigos, que constituyen un prodigioso estudio de la vida popular. Después de una serie dedicada a la Parábola del hijo pródigo, se le encomendó la decoración de la iglesia del convento de los capuchinos de Cádiz, de la que sólo concluyó los Desposorios de santa Catalina, ya que falleció mientras trabajaba en ella, a consecuencia de una grave caída desde un andamio, aunque no en el acto, ya que sobrevivió al accidente unos meses más. A petición del propio pintor, el día 4 de abril de 1682 (un día después de su muerte) fue enterrado en la primitiva Iglesia de Santa Cruz, iglesia que desapareció durante la ocupación francesa; y aunque más tarde volvería a ser levantada una nueva, el solar de la antigua es ocupado hoy día por la Plaza de Santa Cruz, bajo la cual, y en lugar ignorado, descansan los restos de Bartolomé Esteban Murillo. Vendedores de Niños comiendo melón y Mujeres en lauvas, Alte Pinakothek,Las dos trinidades fruta (1670) ventana Múnich. Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 15 de julio de 1606 – † Ámsterdam, 4 de octubre de 1669) fue un pintor y grabador holandés. La historia del arte le considera uno de los mayores maestros barrocos de la pintura y el grabado, siendo con seguridad el artista más importante de la historia de Holanda. Su aportación a la pintura coincide con lo que los historiadores han dado en llamar la edad de oro holandesa, el considerado momento álgido de su cultura, ciencia, comercio, poderío e influencia política.
  • 37. Habiendo alcanzado el éxito en la juventud, sus últimos años estuvieron marcados por la tragedia personal y la ruina económica. Sus dibujos y pinturas fueron siempre muy populares, gozando también de gran predicamento entre los artistas, y durante veinte años se convirtió en el maestro de prácticamente todos los pintores holandeses. Entre los mayores logros creativos de Rembrandt están los magistrales retratos que realizó para sus contemporáneos, sus autorretratos y sus ilustraciones de escenas bíblicas. En sus autorretratos, especialmente, encontramos siempre la mirada humilde y sincera de un artista que trazó en ellos su propia biografía. Rembrandt tenía un profundo conocimiento de la iconografía clásica, y en sus pinturas y grabados solía interpretarla libremente para ajustarla a su propia experiencia. Así, en la representación de una escena bíblica Rembrandt solía combinar su propio conocimiento del texto con su particular concepto de la composición clásica y algunas observaciones anecdóticas de la población judía de Ámsterdam. Por la empatía con que retrató la condición humana, Rembrandt ha sido considerado "uno de los grandes profetas de la civilización". Vida Autorretrato con capa y ojos muy abiertos, aguafuerte y buril, 1630. Rembrandt Harmenszoon van Rijn nació el 15 de julio de 1606 en Leiden, Holanda. Fue el noveno hijo del matrimonio de Harmen Gerritszoon van Rijn y Neeltgen Willemsdochter van Zuytbrouck. De familia acomodada -su padre era molinero y su madre la hija de un banquero-, Rembrandt recibió su educación básica en latín, y posteriormente asistió a la Universidad de Leiden. Según sus coetáneos, el joven ya manifestaba una marcada afición a la pintura, que le llevó a convertirse en aprendiz de un pintor histórico de Leiden llamado Jacob van Swanenburgh, con quien estudiaría durante 3 años. Tras un breve pero intenso aprendizaje de seis meses con el célebre Pieter Lastman, en Ámsterdam, Rembrandt inauguró su propio estudio en Leiden en 1624 ó 1625 -las fechas difieren según cada fuente-, que compartía con su amigo y colega Jan Lievens. En 1627, Rembrandt empezó a impartir clases de pintura, y entre sus numerosos alumnos destacó Gerrit Dou. En 1629 Rembrandt fue descubierto por el estadista Constantijn Huygens -padre del célebre matemático y físico Christiaan Huygens-, quien le facilitaría importantes encargos de la corte de La Haya. Como resultado de esta relación, el mismo príncipe Frederik Hendrik fue adquiriendo obras de Rembrandt hasta 1646. A finales de 1631, Rembrandt se mudó a Ámsterdam, la capital de negocios del país, que crecía vertiginosamente gracias al comercio. Rembrandt
  • 38. empezó a trabajar como retratista profesional de creciente éxito. Alojado temporalmente en casa de un marchante de arte llamado Hendrik van Uylenburg, en 1634 contrajo matrimonio con su hija Saskia. Saskia era una joven de buena familia: su padre había sido abogado y burgomaestre de Leeuwarden. Cuando Saskia quedó huérfana, siendo la hermana menor tuvo que irse a vivir con su hermana en Het Bildt. El matrimonio, celebrado en la iglesia local de St. Annaparochie, no contó con la asistencia de los parientes de Rembrandt. Ese mismo año Rembrandt se convirtió en un miembro más de la burguesía de Ámsterdam, así como de la sociedad local de pintores. Entre sus nuevos alumnos figuraban Ferdinand Bol y Govert Flinck. En 1635 el joven matrimonio se mudó a su nueva casa, situada en el elegante barrio de Nieuwe Doelenstraat. En 1639 se volvieron a mudar a la Jodenbreestraat, en el floreciente barrio judío, aún más caro. En realidad, Rembrandt podía haber pagado sobradamente el piso, pero al parecer su nivel de gastos siempre se mantuvo equilibrado con su nivel de ingresos, y también pudo haber realizado algunas inversiones poco afortunadas. De cualquier modo, la presencia judía en el barrio le dio la oportunidad de encontrar rostros y figuras muy apropiadas para las escenas del Antiguo Testamento que entonces empezó a pintar. Pese a la inicial bonanza económica, con el paso del tiempo la pareja atravesó numerosos reveses: así, su hijo Rumbartus murió a los dos meses de su nacimiento, en 1635, y su hija Cornelia murió a las 3 semanas de edad, en 1638. En 1640 el matrimonio tuvo una segunda hija, a la que también llamaron Cornelia, y que falleció al cabo de un mes. Sólo su cuarto hijo, Titus van Rijn (nacido en 1641) llegó a alcanzar la madurez. Saskia falleció en 1642, al poco del parto de Titus, probablemente por tuberculosis. Los dibujos de Rembrandt del lecho de muerte de su esposa son imágenes profundamente conmovedoras. De cualquier modo, durante la enfermedad de Saskia contrataron a Geertje Dircx como niñera de Titus, y probablemente pasó a ser también la amante de Rembrandt. Posteriormente acusaría a Rembrandt de perjurio y obtendría una indemnización de 200 florines al año. Enterado de que Geertje había empeñado varias joyas que Rembrandt le había regalado a Saskia, el pintor hizo lo posible para mantenerla durante 12 años en un hospicio para pobres en Gouda. A finales de 1640 Rembrandt comenzó una relación con la mucho más joven Hendrickje Stoffels, a quien había contratado inicialmente como asistenta doméstica. El nacimiento en 1654 de su hija Cornelia motivó el envío de una carta acusatoria de parte de su iglesia reformada, en la que se le incriminaba "haber cometido los actos de una prostituta con Rembrandt el pintor". Habiéndolo admitido públicamente, fue excomulgada. Rembrandt, en cambio, no tuvo que enfrentar ningún cargo, puesto que no era miembro de dicha iglesia. Aunque el matrimonio era válido a efectos legales, Rembrandt no se casó con Henrickje para no hacer peligrar la herencia de Titus, hijo de su anterior matrimonio. Rembrandt siempre vivió por encima de sus posibilidades, invirtiendo en arte -a veces pujando por sus propias pinturas-, grabados -que solía utilizar en sus pinturas- y todo tipo de curiosidades. En 1656 ya se tomaron ciertas medidas en los juzgados para impedir su declaración de bancarrota, y el artista tuvo que vender la mayoría de sus pinturas y buena parte de su colección de antigüedades. La lista de objetos subastados se ha conservado, y da una idea de las posesiones materiales del pintor: dibujos y pinturas de los viejos maestros flamencos, bustos de emperadores romanos, fragmentos de armaduras japonesas, curiosidades traídas de Extremo Oriente, y colecciones de rarezas naturales y minerales. Los beneficios de estas ventas, realizadas entre 1657 y 1658, resultaron decepcionantes, de modo que en 1660 no tuvo más remedio que vender su
  • 39. casa y su taller de grabado y mudarse a un apartamento más modesto en Rozengracht. Rembrandt aún gozaba de cierto prestigio, y tanto las autoridades como sus acreedores solían mostrarse bastante tolerantes. Paradójicamente, la sociedad de pintores de Ámsterdam lo consideró un escándalo, y adaptó sus reglamentos para que nadie que estuviese en una situación económica como la de Rembrandt pudiese comerciar como pintor. Para evitar esta medida, Hendrickje y el propio Titus abrieron su propio negocio de arte en 1660, en el que Rembrandt trabajaba como empleado. Así, en 1661, esta "agencia artística" recibió el encargo de realizar una pintura para el recién construido ayuntamiento, pero sólo después de que Govert Flinck, el artista que había recibido inicialmente el encargo falleciese sin haber dado una sola pincelada. Desgraciadamente, la obra resultante -"La conspiración de Claudius Civilis"- fue rechazada y devuelta al pintor; el único fragmento conservado es sólo parte de la obra realizada. Fue por entonces cuando Rembrandt, gravemente afectado por la edad y la pobreza, admitió a Aert de Gelder como su último alumno. Hacia 1662 aún recibía encargos importantes de retratos de las personalidades de su entorno. El mismo Cosme III de Médici, Gran Duque de Toscana visitó a Rembrandt en su domicilio, cuando llegó a Ámsterdam en 1667. Rembrandt sobrevivió tanto a Hendrickje -fallecida en 1663- como a su hijo Titus, que murió en 1668, dejándole una nieta. Rembrandt murió un mes más tarde que su hijo, el 4 de octubre de 1669, y fue enterrado en una tumba sin nombre en el Westerkerk de Ámsterdam. "Cristo en la tormenta en el lago de Galilea", 1633. En paradero desconocido desde su robo del museo Isabella Stewart Gardner en 1990.
  • 40. El rapto de Europa, 1632. Óleo sobre tabla. Esta obra se ha considerado "un brillante ejemplo de la Edad de Oro de la pintura barroca. Aquí se aprecia la diferencia de estilos entre dos de sus obras maestras: su primer retrato colectivo, la lección de anatomía del Doctor Tulp, pintado a los 26 años y una de sus obras tardías, los síndicos del gremio de pañeros, pintada con 56 años en 1662. Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 30 de marzo de 1746 – Burdeos, Francia, 15 de abril de 1828) fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. En todas estas facetas desarrolló un estilo que inaugura el Romanticismo. El arte goyesco supone, asimismo, el comienzo de la Pintura contemporánea, y se considera precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX. Tras un lento aprendizaje en su tierra natal, en el ámbito estilístico del barroco tardío y las estampas devotas, viaja a Italia en 1770, donde traba contacto con el incipiente neoclasicismo, que adopta cuando marcha a Madrid a mediados de esa década, junto con un pintoresquismo costumbrista rococó derivado de su nuevo trabajo como pintor de cartones para los tapices de la manufactura real de Santa Bárbara. El magisterio en esta actividad y en otras relacionadas con la pintura de corte lo imponía Mengs, y el pintor español más reputado era Francisco Bayeu, que fue cuñado de Goya. Una grave enfermedad que le aqueja en 1793 le lleva a acercarse a una pintura más creativa y original, que expresa temáticas menos amables que los modelos que había pintado para la decoración de los palacios reales. Una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina de capricho e invención, inician la fase madura de la obra del artista y la transición hacia la estética romántica. Además, su obra refleja el convulso periodo histórico en que vive, particularmente la Guerra de la Independencia, de la que la serie de estampas de Los desastres de la guerra es casi un reportaje moderno de las atrocidades cometidas y componen una visión exenta de heroísmo donde las víctimas son siempre los individuos de cualquier clase y condición.
  • 41. Gran popularidad tiene su Maja desnuda, en parte favorecida por la polémica generada en torno a la identidad de la bella retratada. De comienzos del siglo XIX datan también otros retratos que emprenden el camino hacia el nuevo arte burgués. Al final del conflicto hispano-francés pinta dos grandes cuadros a propósito de los sucesos del levantamiento del dos de mayo de 1808, que sientan un precedente tanto estético como temático para el cuadro de historia, que no solo comenta sucesos próximos a la realidad que vive el artista, sino que alcanza un mensaje universal. Pero su obra culminante es la serie de pinturas al óleo sobre el muro seco con que decoró su casa de campo (la Quinta del Sordo), las Pinturas negras. En ellas Goya anticipa la pintura contemporánea y los variados movimientos de vanguardia que marcarían el siglo XX. Nacimiento y juventud La Triple generación, 1760?-1769 (Jerez de la Frontera, colección particular). Francisco Goya Lucientes nació en 1746 en el seno de una familia de mediana posición social de Zaragoza, que ese año se había trasladado al pueblecito de Fuendetodos, situado a unos cuarenta kilómetros al sur de la capital, en tanto se rehabilitaba la casa donde vivían. Su padre era un artesano de cierto prestigio, maestro dorador, cuyas relaciones laborales sin duda contribuyeron a la formación artística de Francisco. Al año siguiente volvieron a Zaragoza, si bien los Goya mantuvieron siempre el contacto con el pueblo natal del futuro pintor, como revela el que su hermano mayor, Tomás, que siguió el oficio del padre, instalara allí su taller en 1789. Cuando Francisco tenía poco más de diez años, ya comenzados sus estudios primarios probablemente en los Escolapios de Zaragoza, la familia atravesó dificultades económicas que pudieron obligar al jovencísimo Goya a ayudar con su trabajo a superar la crisis. Quizá este hecho explique que su ingreso en la Academia de Dibujo de
  • 42. Zaragoza, dirigida por José Luzán, no se produjera hasta 1759, una edad (trece años) algo tardía para lo que era habitual. De su actividad durante el aprendizaje con Luzán, que se prolongaría hasta 1763, se sabe poco, y, en palabras de Bozal, «nada [de la pintura de Goya] se conserva de aquellos años». Sin embargo, se han atribuido a esta etapa algunos cuadros de tema religioso que acusan el estilo barroco tardío napolitano de su primer maestro, que se puede percibir en Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana ante el Eterno en gloria, datada, según José Manuel Arnaiz, entre 1760 y 1763. Goya, en todo caso, es un pintor cuyo aprendizaje progresa lentamente, y su obra de madurez se revelará tarde. No es extraño que no obtuviera el primer premio en el concurso de pintura de tercera categoría convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1763, en el que el jurado no le otorgó ningún voto en competencia con Gregorio Ferro. Tres años más tarde, esta vez en la convocatoria de primera clase, volvió a intentarlo a fin de obtener una beca de formación en Roma, de nuevo sin éxito. Esta decepción pudo motivar su acercamiento al pintor Francisco Bayeu —con cuya familia tenían parentesco los Goya—, que había sido llamado a Madrid en 1763 por Mengs para colaborar en la decoración del Palacio Real de Madrid. En diciembre de 1764 un primo de Bayeu casó con una tía de Goya. Es muy probable que el pintor de Fuendetodos se trasladara a la capital de España por estas fechas en busca de protección y nuevo maestro, como indica el hecho de que Goya se presentara en Italia en 1770 como discípulo de Francisco Bayeu. Aníbal vencedor, 1770 (Cudillero, Asturias, Fundación Selgas-Fagalde).
  • 43. El cacharrero, 1779. Los duques de Osuna y sus hijos, 1788 (Museo del Prado). Ferdinand-Victor-Eugène Delacroix (Charenton-Saint- Maurice, Francia, 26 de abril de 1798 - París, 13 de agosto de 1863) fue un pintor francés. Familia Según varias hipótesis, Delacroix pudo ser hijo biológico del político Talleyrand, al que Delacroix se parece físicamente. Según esta teoría, su padre putativo habría quedado estéril a causa de una enfermedad. De todas formas, Eugène fue registrado como hijo de Charles Delacroix, político de profesión, Ministro de Exteriores del Directorio (Francia) y de Victorie Oeben perteneciente a una familia de ebanistas, artesanos y dibujantes. Es el cuarto y último hijo del matrimonio. Charles Delacroix muere en 1805 siendo en ese momento prefecto de Gironda, la madre del pintor, Victoire se instala en Paris en la casa de una de sus hijas Henriette de Verninac. El joven Eugène acude al internado del Lycée Imperial (más tarde liceo Louis-le-Grand ). En 1814 muere su madre quedando huérfano pero bajo la protección de su hermana mayor Henriette. Primeros años En 1815 siguiendo la recomendación de su tio, el pintor Henri-Francois Riesener entra en el taller del pintor neoclásico Pierre Narcisse Guérin, donde Théodore Géricault y el Barón Gros fueron sus maestros. Visitaba frecuentemente el Louvre, estudiando y
  • 44. copiando a los grandes pintores que admiraba: Rubens, Velázquez, Rembrandt, Paolo Veronese, y se debatió entre la tradición y el clasicismo y el deseo de hallar, tras las apariencias, la realidad. El pintor paisajista Bonington le enseñó a pintar la naturaleza. Raymond Soulier le inició en la acuarela. En 1827 expone La muerte de Sardanápalo, un cuadro en el que hace gala de una de sus más espléndidas combinaciones del color. Con un trazado lleno de vigor, tras un esbozo al temple hizo una serie de estudios parciales al pastel y, después, al natural. El cuadro fue vendido en 1847 a M. Wilson, que lo instala en su castillo de Brie, lo que provocó un grave deterioro del cuadro, y requirió una difícil restauración. El artista frecuenta los salones literarios donde conoce a Stendhal, Mérimée, Victor Hugo, Alexandre Dumas, Baudelaire. Melómano apasionado, se relaciona con Paganini, Frédéric Chopin, Franz Liszt, Franz Schubert, entre otros; Delacroix prefiere la amistad de músicos, escritores (George Sand) y poetas a la de los pintores de su época. En 1822 Delacroix expone por primera vez Dante y Virgilio en los infiernos, una obra llena de fuerza, de una composición ambiciosa y colores muy trabajados; en ella la luz se desliza sobre las musculaturas hinchadas, un incendio consume una ciudad (en segundo plano), las capas ondean al viento. La fantasía, lo macabro y el erotismo se entremezclan. Dos años más tarde pinta La matanza de Quíos, una obra enérgica y con un colorido mucho más vivo. Ambos cuadros concretizan su ambivalencia interior que se debate entre el romanticismo y el clasicismo, entre diseño y color, polémica interna que le acompañará durante toda su vida. En 1825, Delacroix se va a Inglaterra donde pasará tres meses estudiando a los pintores ingleses, de manera especial a John Constable, el mayor paisajista europeo de la época. Trata de desvelar la técnica y el uso de los colores, analizando los efectos psíquicos que éstos provocan. Según la historiadora Ruiz, Delacroix escogió a Dante para realizar varias de sus obras. Fue el más emblemático pintor del movimiento romántico aparecido en el primer tercio del siglo XIX, cuya influencia se extendió hasta los impresionistas. Etiquetado inicialmente como neoclásico, aunque opuesto totalmente a Ingres, ambos son criticados en los diferentes Salones en los que exponían. A partir de la exposición de 1855 Delacroix se convirtió en la figura que supo sobrepasar la formación clásica para "renovar" la pintura. A su fallecimiento, los artistas contemporáneos le rindieron sentidos homenajes, en especial Gustave Courbet. Auténtico genio, dejó numerosas obras que tenían mucho que ver con la actualidad de su época (Las matanzas de Quío o la Libertad guiando al pueblo). También destacó como pintor religioso pese a sus continuas declaraciones de ateísmo. Sus obras manifiestan una gran maestría en la utilización del color. A sus 30 años logra provocar controversia en el publico con el cuadro La muerte de Sardanápalo pintado en 1827 y expuesto en el Salón de Paris, la pintura es un buen ejemplo de lo que era importante para los románticos franceses, el superhombre desbocado en calidad de héroe, la combinación de erotismo y muerte, el decorado oriental, los grandes movimientos en lugar de una composición equilibrada y apacible, y el predominio del color sobre la línea. Delacroix la llamaría, "la Proeza asiática".
  • 45. Página del álbum del norte de África y España, 1832, Musée du Louvre. La libertad guiando al pueblo. Cuadro de Eugène Delacroix pintado en 1830. Lucha entre Jacob y el ángel, fresco de la iglesia de Saint Sulpice (París), 1861. Mariano Fortuny y Marsal, de nombre completo Mariano José María Bernardo Fortuny y Marsal (11 de junio de 1838, Reus, España – 21 de noviembre de 1874,
  • 46. Roma), fue un pintor español, considerado junto a Eduardo Rosales como uno de los pintores españoles más importantes del siglo XIX después de Goya Vida y carrera Retrato de Mariano Fortuny y Marsal (grabado del año 1875 por Goupil et Cie—París (Biblioteca Nacional de España). Huérfano desde muy niño, su abuelo fue su tutor y su mejor valedor en sus primeros años y en su juventud temprana, favoreciendo su formación artística con el pintor reusense Domènec Soberano. También trabajó con el platero y orfebre miniaturista reusense Antoni Bassa, quien influirá en la minuciosidad que caracterizará en el futuro su pintura. En 1852 se trasladó a Barcelona en compañía de su abuelo. Allí entró a trabajar en el taller del escultor Domingo Talarn, quien, satisfecho con los avances de su joven alumno, le gestionó una pequeña pensión de la Obra Pía y la matrícula gratuita en la Escuela de Bellas Artes de La Llotja, donde recibirá por primera vez formación oficial. Sus maestros en la Escuela serán Pablo Milà y Fontanals, Luis Rigalt y Claudio Lorenzale, algunos muy influidos por el llamado «purismo nazareno». En 1858 se trasladó por primera vez a Roma con una pensión de la Diputación de Barcelona, donde entablará amistad con otros artistas españoles en la ciudad como
  • 47. Eduardo Rosales o Dióscoro Puebla. En Roma conoció también varios artistas italianos, entre todos Attilio Simonetti (1843-1925) se volvió su discípulo y amigo fraterno. En 1860 estalló la guerra de España contra Marruecos, y la Diputación de Barcelona encargó a Fortuny que viajara a este país con el ánimo de convertirse en cronista gráfico de la contienda en compañía de Pedro Antonio de Alarcón. Allí se integraría como pintor en el regimiento del general Juan Prim, también originario de Reus. África va a suponer un descubrimiento para Fortuny, deslumbrado por la luz norteafricana y encandilada por las planicies abiertas, las luces y los habitantes de Marruecos, llegando incluso a aprender nociones de árabe para integrarse mejor en el contexto. Se liberará desde este momento de convenciones y academicismos, sintiéndose atraído intensamente por los temas orientales. Como consecuencia esa estancia, Fortuny pintó algunas de las obras más significativas de su producción, como La batalla de Tetuán (Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona). Tras su regreso a Europa volvió a Roma. Contrajo matrimonio con Cecilia de Madrazo, hija del pintor Federico de Madrazo y hermana del también pintor Raimundo de Madrazo, con quien Mariano Fortuny llegaría a establecer una íntima amistad. Poco después pintó uno de sus cuadros más famosos: La vicaría (Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona), inspirado supuestamente en la vicaría de su parroquia en Madrid, pero que muchos identifican como la vicaría de la prioral de Sant Pere de Reus. Théophile Gautier lo alabó extraordinariamente, lo que contribuyó a incrementar su fama. El marchante Goupil compró el cuadro por 70.000 francos y no lo quiso exponer por miedo a estropearlo, hasta que lo revendió por 250.000 francos. Hacia 1870 se trasladó a París, donde contempló las obras del Museo del Louvre, y del Museo de Luxemburgo, interesándose especialmente por artistas como Horace Vernet, Eugène Fromentin, Alexandre Decamps y, muy especialmente, Eugène Delacroix. En 1868 los Fortuny se instalan en Granada, donde pintará diversas obras y hacia donde atraerá a algunos de sus amigos de París, como Martín Rico, Jules Worms o el bilbaíno Eduardo Zamacois (quien, finalmente, moriría en Madrid antes de llegar). Viajó brevemente a Londres, y después a Nápoles y a la pequeña localidad de Portici, en el sur de Italia. Finalmente el 9 de noviembre de 1874 volvió a Roma, donde murió el 21 de noviembre. En abril de 1875, los cuadros que aún se encontraban en su estudio y los diferentes objetos que Fortuny había reunido en su colección privada fueron subastados en el Hotel Drouot de París, alcanzando ya entonces precios desorbitados. A pesar de su muerte a los 36 años, su estilo y su obra le definen como un auténtico genio que marcó indeleblemente a toda una generación de pintores europeos, y que pudo revolucionar la pintura española de haber seguido vivo, tal como se demuestra en el estilo de sus últimas obras como Desnudo en la Playa de Portici o Los hijos del pintor en un salón japonés (ambas obras en el Museo del Prado).
  • 48. Su corazón fue enterrado en Reus, su localidad natal, en la prioral de Sant Pere. En Reus, asimismo, se dio su nombre al teatro principal de la ciudad (el Teatro Fortuny, aún existente), una plaza (la Plaza del Pintor Fortuny, más conocida como Plaza del Condesito, personaje protagonista de una de las más populares acuarelas del maestro) y más tarde a una avenida. Su hijo Mariano Fortuny y Madrazo fue un notable pintor, escenógrafo y diseñador. La batalla de Tetuán, 1863–73 (MNAC de Barcelona). La vicaría (MNAC de Barcelona) La odalisca Claude-Oscar Monet (París, Francia, 14 de noviembre de 1840 - Giverny, 5 de diciembre de 1926) fue un pintor impresionista francés. Biografía Monet recibió sus primeras lecciones artísticas en la escuela de la mano de François- Charles Ochard, alumno del pintor neoclásico Jacques-Louis David. Al estar más interesado por los dibujos graciosos y caricaturas que por adquirir una formación artística, a los 15 años ya tenía relativa fama como caricaturista, realizando un buen número de caricaturas de ciudadanos de Le Havre por las que cobraba entre 10 y 20 francos, consiguiendo una pequeña fortuna de 2.000 francos. A los 17 años falleció su madre, la única persona con cierto talento artístico de la familia. La pérdida supuso un
  • 49. duro golpe para el joven, quien establecerá una estrecha relación con su tía, Marie- Jeanne Lecadre, interesada por la pintura (era una pintora aficionada además de compañera -tras enviudar- del pintor parisino Armand Gautier). Ese mismo año, Claude decidió abandonar el instituto para dedicarse a la pintura. Tras conocer a Eugène Boudin, con quien se inició en el paisaje y la pintura al aire libre, el padre de Claude no admitió la decisión de su hijo, pero, gracias a la persuasión de la tía Marie-Jeanne, aceptó a regañadientes. Para que la formación del joven en París no significara un peso para la economía familiar solicitó, en dos ocasiones, una beca al ayuntamiento de Le Havre, aunque Monet empleó sus ahorros para irse a la capital, a pesar de la negativa paterna. A principios de abril de 1859 llegó a París, donde visitó a Constant Troyon, quien le aconsejó que tomara lecciones de dibujo y que acudiera a copiar al Louvre. También le recomendó acudir al taller de Thomas Coiture, pero el joven artista eludió la enseñanza académica y acudió a la Académie Suisse, taller propiedad del alumno de David, Charles Suisse, quien ofrecía a sus alumnos absoluta libertad para trabajar ante modelos vivos. Aquí conocería a Pissarro, entablando ambos una estrecha amistad. Durante esta estancia empieza a tomar contacto con los realistas en la "Brasserie des Martyrs" donde Monet acude a realizar caricaturas para ganarse la vida. Se interesará por Courbet, al que poco después conocerá, sin renunciar a las enseñanzas de Delacroix o Daubigny. En 1861 le toca hacer el servicio militar en Argelia, en la legión africana, durante un periodo de un año. La delicada salud del joven -enfermó de tifus a comienzos de 1862- motivó su regreso a Le Havre por un periodo de seis meses. En esta temporada continuó trabajando con Boudin y conoció a Jongkind. Su tía Marie-Jeanne exoneró al joven del servicio militar al pagar 3.000 francos pero le puso como condición continuar sus estudios pictóricos en París. En el otoño de 1862 Monet regresaba a París, acudiendo al taller de Auguste Toulmouche por indicación de la familia. Este le aconsejó que acudiera al estudio de Charles Gleyre donde permaneció hasta 1864 cuando el maestro cerró su taller por una dolencia ocular. Aquí conoció Monet a tres compañeros con los que entabló estrecha amistad: Renoir, Sisley y Bazille, intimando especialmente con este último. Junto con sus compañeros de estudios se dedicará a la pintura al aire libre en Chailly, en el bosque de Fontainebleau. Tras una estancia en Normandía junto con Bazille, en el verano de 1864 visita a su familia en Saint-Adresse, se ve desprovisto de la manutención. El éxito obtenido por Manet en el Salón de los Rechazados con su Desayuno en la hierba motiva al joven Monet a realizar una obra con temática similar pero realizada al aire libre. No llegó a concluir esta empresa pero trabajó en diversos estudios donde aparece Camille Doncieux, una joven de 19 años con la que empieza a mantener relaciones. Envía sus primeras obras al Salón oficial, realizadas al aire libre, siendo recibidos con simpatía por la crítica. Sin embargo, su próxima experiencia en el Salón será negativa. En 1867 envía Mujeres en el jardín que será rechazado y criticado negativamente por Manet. A esta decepción tiene que añadir Monet el embarazo de Camille por lo que se traslada a Saint-Adresse para comunicárselo a su familia, que recibe la noticia con disgusto -a pesar de que el padre del pintor tenía un hijo de una relación con su criada-. Durante este verano, Camille tendrá a su primer hijo, Jean, el 8 de agosto de 1867. Los problemas económicos serán una constante durante buena parte de la vida de Monet. En 1868 intenta suicidarse sin éxito por esta razón pero en verano las cosas parecen ir mejor y se traslada a la costa normanda con Camille y Jean,