3. Se celebro por primera vez en el año 2011 y
tuvo iniciativa en las redes sociales en
especial en facebook, donde se promovió
seleccionar como fecha emblemática el
día del fallecimiento de Socks (1989-
2009), el gato mascota de la casa blanca
durante el gobierno de Bill Clinton.
Socks continua siendo una figura
importante, le dio voz a los gaticos que
como él un día vivieron en las
calles, dejando el mensaje de que “todos
los gatos, sean famosos o no, merecen la
oportunidad de vivir en un hogar con amor
y respeto”.
4. No es un montaje este gato
montado en el podio de la casa
blanca, su nombre era Socks
(calcetines), y su historia vale la
pena ser contada.
Socks fue por años la mascota de
los Clinton en la casa
blanca, por lo que no era
extraño verle caminar por
encima del presidente y la
primera dama, cazar, emboscar
y hacer travesuras, también
recorría el edificio presidencial y
los jardines, y tras el los
periodistas atentos a sus
travesuras.
Socks llego a la vida de los Clinton
siendo un gato adulto ya que
fue adoptado por Chelsea (la
hija) y los acompaño en el
periodo de gobernador de
Arkansas y luego ya como
presidente de los Estados Unidos
5. Sin embargo, el merito principal de Socks esta en ser la imagen
de los gatos abandonados y el apoyo a las campañas de
adopción, su firma (impresión de su huellita) sirvió para
recaudar fondos que salvaron de la calle a miles de mininos.
En el 2011 especialmente en facebook se lanzo una
campaña para conmemorar el 20 de febrero el día de su
fallecimiento como el día internacional del gato. La iniciativa
tuvo éxito y desde entonces esta es la fecha
internacionalmente reconocida para celebrar el día de
nuestros preciados amigos.
6. Seria injusto dejar fuera de esta breve historia a la secretaria Bettie
Currie.
El micho quedó a cargo de la secretaria de la presidencia, Bettie
Currie, a la cual la función de “cuidar del gato presidencial” le
fue agregada a su labor, lo que la ella hizo con dedicación y
cariño sincero pues era amiga de la familia Clinton. A decir
verdad, los Clinton durante un tiempo se negaron a dejar al
gato, era su gato después de todo, pero al final cedieron para
que siguiera cumpliendo “sus importantes labores de gobierno”
según el comunicado oficial que dieron. Pero el 20 de febrero
de 2009, y luego de batallar con un cáncer de garganta
felino, los veterinarios que lo atendían tomaron la decisión de
dejarlo partir en paz y evitar que siga sufriendo. Betty y su
esposo Bob (pues Socks fue movido a la residencia de los Currie
en sus últimos días) no pudieron seguir soportando el dolor que
les causaba ver lo reducida de la calidad de vida que Socks
tenía, ya sin poder comer por la boca o moverse y tomaron esa
difícil decisión (es muy difícil en verdad “dormir” a un animal que
es miembro de tu familia, me consta). La vida de Socks duró 20
años, lo que es un montón en términos de expectativa de vida
felina. La noticia le sentó como bomba al ciudadano común
gringo y todos los medios le dedicaron notas necrológicas y
pequeños reportajes, que no llegaron hasta nosotros porque
como ya dije era un tema muy casero de la sociedad
estadounidense.