El documento describe las cuatro tareas del duelo: aceptar la realidad de la pérdida, elaborar las emociones y el dolor, adaptarse a un mundo sin la persona perdida, y recolocar emocionalmente el nuevo ideal. Estas tareas no siguen un orden secuencial y sus tiempos dependen de cada persona. La revaloración de los ideales y la reubicación psíquica permiten mejorar la calidad de vida y la dinámica familiar después de una pérdida.