1. La séptima, de Rosa Montero
Nos encontramos ante un texto periodístico de opinión, escrito por la periodista y escritora
Rosa Montero y publicado en el periódico “El País” el 4 de septiembre del año 2013.
Por su lenguaje sencillo, aunque sumamente cuidado y elaborado, con ausencia de tecnicismos
y coloquialismos, podemos confirmar que se destina a un amplio campo de lectores.
Como en todo texto periodístico, podemos encontrar diversas funciones del lenguaje con las
que la autora pretende alcanzar una serie de objetivos:
- Función apelativa: En primer lugar, cabe destacar los elementos apelativos que emplea la
autora para convencer de su posicionamiento. Entre esos elementos encontramos la segunda
persona (“Ya saben que…”) y la sencillez sintáctica con la que se espera poder llegar al lector.
- Función representativa: En segundo lugar y bastante frecuente en este caso, podemos
apreciar múltiples adjetivos especificativos (“situación delirante”, “datos catastróficos”), la
tercera persona (presente en todo el texto, salvo excepciones en las que se emplea la 1
persona), y abundantes oraciones enunciativas (“la Evaluación de la Competencia de los
Adultos…”, “En julio de 2012, el PP…”).
- Función expresiva: Por último, encontramos la función expresiva cuando la autora ha
utilizado oraciones exclamativas (“¡A por la octava!”) y la primera persona (“creo que…”,”aquí
tenemos…”) para posicionarse.
Ante el tema que se nos presenta, en este caso el sistema educativo en España, Montero
comienza destacando las múltiples leyes que se han promulgado hasta ahora en nuestro país,
fenómeno que da lugar al bajo nivel del sistema educativo español reflejado en los informes de
la OCDE. Entre todas ellas, se destaca la nueva Ley LOMCE, y la importancia que se dan los
partidos políticos, más preocupados por fastidiarse entre ellos que en formar a la sociedad.
Por tanto, podemos confirmar que la tesis fundamental es la postura reacia que muestra la
autora frente a los continuos cambios acontecidos hasta nuestros días en el sistema educativo,
y sus terribles consecuencias en el nivel educativo. Esta postura se manifiesta al comienzo del
texto, seguido de los diversos argumentos de los que se ha servido Montero. Por ende, nos
encontramos ante un texto de estructura deductiva.
Entre los múltiples argumentos encontrados, destacamos la presencia de algunos:
- Argumentos de autoridad: Presentes en oraciones como “según la Evaluación… llevada a
cabo por la OCDE”, con las que se menciona al portador de los datos.
- Argumentos de noticias: Nos aporta información sobre el tema planteado (“España saca la
peor nota de todos… y la segunda en comprensión lectora”).
-Argumentos de ejemplos: al nombrar un centro concreto (“Instituto Beatriz Galindo”).
2. - Argumentos legales: Podemos encontrarlos en la propia ley (“LOMCE”).
En lo que a las características de la lengua periodística se refiere, debemos centrarnos en tres
niveles:
-Nivel léxico-semántico: En este primer apartado, cabe mencionar el amplio campo semántico
referido a la enseñanza (“enseñanza”, “estudios”, “nivel de educación”…) que emplea la
autora para darle sentido y coherencia al texto. También emplea, con el fin de agilizar la
lectura para hacerla más amena, palabras sinónimas y sinónimos textuales (“enseñanza”,
“educación”/ suicidio educativo”/ “resultados catastróficos), que se encargan asimismo de
cohesionar las diferentes partes del texto.
- Nivel morfosintáctico: En este punto ha de tenerse en cuenta una serie de elementos que
aportan una morfología y sintaxis determinada, como los adjetivos explicativos, de un lado,
empleados para dar subjetividad (“bochornoso nivel educativo”,” míseras batallas”…) y, de
otro, los especificativos para precisar con objetividad (“situación delirante”, “datos
catastróficos”, “conflicto monumental”, “alumnos debilitados”….). A su vez, cabe destacar la
función llevada a cabo por los verbos puesto que, aunque el texto esté escrito en tercera
persona, la primera persona aparece en determinadas ocasiones para incluir al lector (“aquí
tenemos…”) y la opinión de la escritora (“creo que…”). Asimismo, el modo indicativo de los
mismos expresan objetividad. Señalamos el importante valor del presente por la
atemporalidad que tiene, es decir, el presente hace parecer que el texto ha sido escrito
simultáneamente al momento de su lectura. Por otra parte, las oraciones subordinadas
empleadas precisan con mayor exactitud las ideas que se plantean.
- Nivel textual: Para finalizar con este apartado, cabe mencionar el empleo de marcadores
textuales que entrelazan las distintas partes que componen al texto. Existen diversos tipos,
pero nosotros nos centraremos fundamentalmente en los marcadores de adición, empleados
para unir ideas sobre el desastre educativo (“y”, “además…”); los de causa, (“porque”)
necesario para expresar los motivos que han llevado a una mala gestión en la enseñanza; de
cierre discursivo, para concretar y resumir el tema planteado (“en suma”); y de constatación,
para demostrar los hechos anteriormente citados (“total”).
No resulta nada nuevo el intento de analfabetización por parte del Gobierno hacia nosotros,
ciudadanos civiles que intentan labrarse un futuro a través de los estudios, y digo “intento”
porque no lo han conseguido y no lo conseguirán. Desde tiempo inmemoriales, el pueblo
español ha luchado por su derecho a una educación de calidad, pues hasta hace bien poco
eran los grupos sociales más pudientes los únicos capaces de pagarse unos estudios. Pues bien,
esta nueva ley de educación, por mucho que lo niegue el Ministro de Educación y Cultura, lo
único que busca es eso: Volvernos más ignorantes, brutos y manipulables al no poder acceder
a una de esas escuelas privadas con sus altísimas cuotas mensuales. Podemos comprobarlo día
a día si encendemos la televisión o leemos el periódico, pues nos encontramos con noticias de
este calibre: “Nuevos recortes en la educación pública”, “Otro colegio más cierra a causa de los
continuos recortes”, “Los niños se llevan su propio almuerzo por los recortes en comedores
públicos”… “Y ya que les dificultamos el acceso por el lado económico, ¿por qué no ponemos
3. también una prueba al final de cada etapa escolar? ¡Seguro que así habrá menos fracaso
escolar!”. Debe ser este el ilógico planteamiento que el señor Wert tiene en mente, pero no
tiene en cuenta que posiblemente el pésimo sistema educativo que posee España, reflejado en
los informes de la OCDE, se deba a los continuos cambios en el sistema, tan efímeros que
apenas nos percatamos de que han existido. En definitiva, si seguimos así, llegará el día en el
que nos levantaremos y lo primero que haremos será mirar en que sistema educativo estamos,
no vaya a ser que haya cambiado de un momento a otro.
Alba Soto Ponce. 2º BACH B.